Es difícil resumir 800 años de Historia en tan poco espacio... Haremos lo que podamos:
En 711 se produjo en la Península Ibérica la primera invasión de los musulmanes procedentes de África del Norte. Entraron por Gibraltar (que precisamente debe su nombre actual a Tarik, general que desembarcó) y que el propio Roderic o Roderico (Don Rodrigo), uno de los últimos de los reyes visigodos, fue a rechazar, perdiendo la vida en la Batalla de Guadalete.
En el 713 cayó Toledo y en el 714 Zaragoza. Tarik fue llamado a Damasco, entonces capital del califato, para informar y nunca más volvió. Su lugar lo ocupó el gobernador Abdal-Aziz, comenzando el emirato independiente.
A partir de este momento comenzaron una política de tratados con los nobles visigodos que les permitió controlar el resto de la península. En el 716 Abdal-Aziz fue asesinado en Sevilla y comenzó una crisis tal que en los siguientes cuarenta años se sucedieron veinte gobernadores. En este año 716 los árabes comenzaron a dirigir sus fuerzas hacia los Pirineos, para tratar de entrar en el Reino Carolingio.
En el año 718 un noble llamado Pelayo se sublevó. Fracasó y fue hecho prisionero y enviado a Córdoba (Los escritos usan la palabra Córdoba, pero esto no implica que fuera la capital, ya que los árabes llamaban Córdoba a todo el califato).
Sin embargo, consiguió escapar y organizó una segunda revuelta en los montes de Asturias, que empezó con la batalla de Covadonga del 722. Esta batalla se considera el comienzo de la Reconquista y del primer reino cristiano, que fue el reino de Asturias. La interpretación es discutida: mientras que en las crónicas cristianas aparece como una gran victoria frente a los infieles, gracias a la ayuda de Dios, los cronistas árabes describen un enfrentamiento con un reducido grupo de cristianos, a los que tras vencer se desiste de perseguir al considerarlos inofensivos. Probablemente fuera una victoria cristiana sobre un pequeño contingente de exploración. La realidad es que esta victoria de Covadonga, por pequeñas que fueran las fuerzas contendientes, tuvo una importancia tal que polarizó en torno a Don Pelayo un foco de independencia del poder musulmán, que le permitió mantenerse independiente e ir incorporando nuevas tierras a sus dominios.
El reino de Asturias recibió desde el principio el apoyo del Ducado de Cantabria, que estaba en una situación de relativa independencia respecto de los musulmanes. En cualquier caso, los árabes desistieron de controlar la zona más septentrional de la península, dado que en su opinión, dominar una región montañosa de limitados recursos e inviernos extremos, no valía la pena el esfuerzo. Los cristianos de la zona no suponían peligro, y controlar el extremo más alejado supondría más costes que beneficios. De todas formas, la sorprendente expansión del minúsculo estado pronto preocupó a las autoridades califales. Hubo sucesivas incursiones (en tiempos de Alfonso II, se hizo una cada año en territorio asturiano), pero el reino sobrevivió y se siguió expandiendo, con sonoras victorias como la batalla de Lutos, Polvoraria y la toma de Lisboa en 798.
El reino de Asturias era inicialmente de carácter indígena y fue sometido en sus últimas décadas a una sucesiva gotificación debida a los inmigrantes de cultura hispanogoda huidos al reino cristiano del norte. Asimismo, fue un referente para parte del espacio cultural europeo con la batalla contra el adopcionismo. El reino estuvo por épocas muy vinculado al de los francos, sobre todo a raíz del "descubrimiento" del sepulcro del apóstol Santiago. Esta idea "propagandista" consiguió vincular a la Europa cristiana con el pequeño reino del norte, frente a un Sur islamizado.
El Reino de Asturias tuvo varias escisiones. La primera a la muerte del rey Alfonso III el Magno, que repartió sus dominios entre tres de sus cinco hijos, García, Ordoño y Fruela. Estos dominios incluían, además de Asturias, el condado de León, el de Castilla, el de Galicia, la marca de Álava y la de Portugal (que entonces era sólo la frontera sur de Galicia). García se quedó León, Álava y Castilla fundando el Reino de León. Ordoño se quedó Galicia y Portugal, y Fruela se quedó Asturias.
Se originó a partir de la resistencia carolingia (el caudillo franco Carlos Martel había rechazado la invasión musulmana de Aquitania en la Batalla de Poitiers en 732). Posteriormente su sucesor, Carlomagno, creó la Marca Hispánica (frontera militar del sur) origen de otros tres focos cristianos aparecieron en la Península: El Reino de Pamplona, los condados catalanes y el Reino de Aragón.
El Reino de Pamplona, posteriormente llamado Reino de Navarra, tuvo como origen la propia familia gobernante, que había pactado con los musulmanes (y hasta se habían convertido al Islam), y luego se rebeló contra ellos. Su primer rey fue Íñigo Arista. Navarra llegó a controlar lo que actualmente es Navarra (su origen) y Euskadi y a unir dinásticamente los condados de Castilla, dependiente de León pero muy independiente, y Aragón, Sobrarbe y Ribagorza en los Pirineos en tiempos de Sancho el Mayor. A su muerte dividió en tres su reino, quedando Navarra aislada y descolgada de la Reconquista. En 1512, Fernando el Católico la tomó, quedando así, Castilla, Aragón y Navarra bajo la misma corona.
El territorio situado entre el oriente de Navarra y el mar se dividió en condados sometidos a los francos. Los condados catalanes fueron divisiones de la zona occidental Marca Hispánica y los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza ocupaban la zona intermedia. Fue una zona de contención militar que tomaron los francos para frenar las incursiones sarracenas. Si bien la intención inicial de estos era llevar las fronteras hasta el Ebro, la Marca quedó delimitada por los Pirineos en el norte y por el Llobregat en el Sur. Con el tiempo se independizó del domino franco con condes como Wifredo el Velloso y Aznar Galindo.
En la zona de los condados catalanes, el Condado de Barcelona se convirtió muy pronto en el condado dominante de la zona. Con el tiempo, tras la unión dinástica entre el Condado y el Reino de Aragón, que daría origen a la Corona de Aragón, los dominios de esta corona se extendieron hacia el sur y el Mediterráneo.
El Reino de Aragón tiene su origen en un condado también dependiente de esta marca, que sería anexionado por uniones dinásticas por Navarra. Tras la muerte de Sancho III de Navarra su reino fue dividido, nombrándose a su hijo Ramiro rey de Aragón. La muerte de un hermano suyo, Gonzalo, hizo que Ramiro I, unió a los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza en el nuevo reino. Poco después, llegó a anexionarse Navarra, aunque tras la muerte de Alfonso I el conquistador la unión se deshizo. Por esa época, tras una dura lucha con las taifas de Zaragoza, el Reino aragonés llegó al Ebro, conquistando la capital en 1118.
Más tarde se produciría la unión dinástica, con el matrimonio de Petronila (hija única del rey de Aragón) y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona; Lo que conformó la Corona de Aragón confederación que agrupaba al Reino y a los Condados. Hay que destacar que sólo fue una unión dinástica: ambos territorios continuaron con sus instituciones.
La Corona acabaría por unificar con el tiempo lo que hoy es Cataluña, arrebatando a los árabes el resto de Cataluña, la Cataluña Nueva, y anexionándose los restantes territorios, aunque hay que destacar que los diversos condados siguieron disfrutando de cierta autonomía.
Castilla nació testimonialmente el 15 de septiembre del 800 en el hoy desaparecido monasterio de San Emeterio de Taranco de Mena, situado en el valle de Mena, en el norte de la actual provincia de Burgos. El nombre de Castilla aparece en un documento notarial por el que el abad Vitulo donaba unos terrenos. En ese documento aparece escrito «Bardulia quae nunc vocatur Castella» (Bardulia que desde ahora llamaremos Castilla). También hay que tener en cuenta la antiquísima documentación del obispado de Valpuesta, monasterio de la provincia de Burgos (804-1087), donde en sus viejos cartularios comienzan a redactarse palabras en el naciente romance castellano (futuro idioma castellano o español). La creencia popular dice que el nombre de Castilla proviene de la gran cantidad de castillos o fortalezas que había en estas tierras; sin embargo, el nombre puede tener otro origen.
Años más tarde se consolidaría como entidad política autónoma, aunque permaneciendo como condado vasallo del Reino de León. Esta tierra estaba habitada mayoritariamente por habitantes de origen cántabro y vasco con un dialecto romance propio, el castellano, y unas leyes diferenciadas, basadas en el libre albedrío, y administradas, según la tradición, por jueces populares, en contraste con el Fuero Juzgo romano-visigótico vigente en el reino leonés.
En el año 932 el condado de Castilla se independizó de facto de León con el conde Fernán González, siendo el primer rey de Castilla Fernando I. En el año 1037 muere Bermudo III, rey de León, en la batalla de Tamarón, mientras luchaba contra su cuñado, Fernando I. Al morir en 1037 sin descendencia Vermudo III, su cuñado consideró que era el sucesor y, por lo tanto, pasó a regir ambos reinos. En el año 1054 Fernando I luchó contra su hermano, García Sánchez III de Nájera, rey de Navarra, en la Batalla de Atapuerca, muriendo también el monarca navarro y anexionándose entre otras la comarca de los montes de Oca, cerca de la ciudad de Burgos.
A la muerte de Fernando I, ocurrida en 1065, los reinos son repartidos entre sus hijos, siendo para Sancho II el de Castilla y para Alfonso VI el de León. Sancho II es asesinado en 1072 y su hermano accede al trono de Castilla (siglos después los románticos inventaron el famoso juramento que tomó El Cid a Alfonso VI en Santa Gadea de Burgos, basado en la la inocencia o no del Monarca Leonés acerca del asesinato de su hermano). El que la misma persona rigiera en ambos reinos es un hecho que se mantendría durante varias generaciones.
A su muerte le sucedió en el trono su hija, Urraca. Esta se casó, en segundas nupcias, con Alfonso I de Aragón, pero al no lograr regir ambos reinos, y debido a los grandes enfrentamientos de clases entre ellos, Alfonso I repudió a Urraca en 1114, lo que agudizó los enfrentamientios. Si bien el papa Pascual II anuló el matrimonio anteriormente, ellos siguieron juntos hasta esa fecha. Urraca también tuvo que enfrentarse a su hijo, Rey de Galicia, para hacer valer sus derechos sobre ese reino, y a su muerte el mismo hijo le sucede como Alfonso VII, fruto de su primer matrimonio. Alfonso VII consiguió anexionarse tierras de los reinos de Navarra y Aragón (debido a la debilidad de estos reinos causados por su secesión a la muerte de Alfonso I de Aragón). Renuncia a su derecho a la conquista de la costa mediterránea a favor de la nueva unión de Aragón con el Condado de Barcelona (Petronila y Ramón Berenguer IV).
En su testamento vuelve a la tradición real de distintos monarcas para cada reino. Fernando II será rey de León, y Sancho III, rey de Castilla
En 1217 Fernando III el Santo recibió de su madre Berenguela el Reino de Castilla y de su padre Alfonso IX en 1230 el de León. Asimismo, aprovechó el declive del imperio almohade para conquistar el valle del Guadalquivir mientras que su hijo Alfonso tomaba el Reino de Murcia. Las Cortes de León y Castilla se fundieron, momento el que se considera que surge la Corona de Castilla, formada por los reinos de Castilla, León, Toledo y el resto de reinos taifas y señoríos conquistados a los árabes. Estos reinos conservaron instituciones y legislación diferenciadas. Por ejemplo, en los reinos de Galicia, León y Toledo se aplicaba un derecho de raíz romano-visigótica, diferente a la legislación basada principalmente en la costumbre que existía en el Reino de Castilla.
En los territorios dominados por los musulmanes continuaban existiendo separadas pero pacíficamente, comunidades cristianas (con religión, idioma y leyes propias). La tolerancia se perdió a medida que avanzaba la conquista de la península (la conquista de los territorios que antes pertenecían al dominio de los visigodos por los estados cristianos del norte, en buena parte herederos de los visigodos) y con la llegada de los almorávides y almohades del Norte de África.
También en los territorios que habían vuelto a pasar bajo el dominio de los reyes cristianos seguían viviendo musulmanes. Así se producía un intercambio cultural importante entre musulmanes y cristianos. Junto con estas dos culturas coexistía la judía. Sabían, además del hebreo, el árabe y el castellano, por lo que tenían un papel importante en la traducción de textos a diversos idiomas (junto con traductores cristianos en la Escuela de Traductores de Toledo). La figura cultural judía más importante es el filósofo Moisés Maimónides. Gracias a la traducción al latín, los textos árabes tendrían difusión en otros países europeos y no fue poco importante que los árabes habían conservado y traducido una inmensa cantidad de textos griegos y latinos, que por esta vía volvieron a ser parte de la cultura europea.
Los Reyes Católicos acabaron la reconquista de España a principios de 1492. Ese mismo año expulsaron al rey Boabdil, de la dinastía Nazarí, con la toma de Granada. La tolerancia religiosa que había habido hasta entonces dejó de serlo con la expulsión de los judíos en 1492. Acabó del todo un siglo después, con la expulsión de los moriscos, homogeneizando así toda la península en materia de religión.
Sin embargo todavía hoy en día quedan en España recuerdos de aquella época: unas 4000 palabras de origen árabe (muchos, nombres y sustantivos aunque muy pocos verbos), empleadas lógicamente con mayor profusión cuanto más al sur, monumentos de la época (fortalezas como La Alhambra, mezquitas como la de Córdoba) y elementos artísticos (ornamentos, mosaicos) en iglesias cristianas.
Espero que te sea útil :).
2007-03-10 00:21:46
·
answer #1
·
answered by Anonymous
·
3⤊
0⤋