Te adjunto un artículo, extenso, pero completo sobre la expresión "Salgansé de ella...". Te lo envío completo por que no he podido reducirlo ya que se pierde el significado de la expresión.
“Sálganse de ella, pueblo mío”
“Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas.”—Rev. 18:4.
“SÁLGANSE de ella, pueblo mío.” Esa llamada se ha estado proclamando desde 1919, año en que las naciones que estaban peleando en la guerra mundial de 1914 a 1918 firmaron el tratado de paz. La religión organizada del mundo había apoyado aquella lucha mundial. ¿Qué hay de aquellos a quienes el Dios de la Biblia llama “pueblo mío”? Estos cristianos pacíficos habían entrado en servidumbre, hasta el punto de encarcelamiento, a Babilonia la Grande y a sus amantes políticos que se envolvieron en la I Guerra Mundial.
2 La llamada para que ‘se salieran de ella’ se había puesto por escrito en Revelación 18:4. Una llamada parecida se había puesto por escrito más temprano en Jeremías 51:45, donde dice: “Sálganse de en medio de ella, oh pueblo mío, y provéale cada uno escape a su alma de la ardiente cólera de Jehová.”
3 ¿“Escape” de dónde? Jeremías 50:8-10 responde claramente con las siguientes palabras: “‘Emprendan su huida de en medio de Babilonia, y salgan aun de la tierra de los caldeos, y háganse como los animales que sirven de guías delante del rebaño. Porque aquí estoy suscitando y haciendo subir contra Babilonia una congregación de grandes naciones desde la tierra del norte, y ciertamente se dispondrán en orden contra ella. Desde allí será tomada. . . . Y Caldea tiene que llegar a ser un despojo. Todos los que la despojen se satisfarán,’ es la expresión de Jehová.”
4 Para el tiempo en que se cumplieran aquellas palabras proféticas, el rey Nabucodonosor de Babilonia habría muerto. Uno de sus sucesores reales, a saber, Belsasar, hijo de Nabonido, estaría rigiendo en el Imperio Babilonio, en 539 a. de la E.C. Así, para aquel entonces lo que Babilonia había simbolizado proféticamente desde el principio del régimen de Nabucodonosor en 625 a. de la E.C. habría cambiado. Jehová había llamado a Nabucodonosor “mi siervo.” (Jer. 27:6) Además, durante el tiempo en que el profeta judío Daniel había estado desterrado en Babilonia, Jehová había tenido tratos con el emperador Nabucodonosor respecto a dos importantes sueños proféticos. (Dan., caps. 2 y 4) Las hazañas del rey Nabucodonosor fueron predichas en las profecías hasta el año 592 a. de la E.C. (Eze. 29:17-20) Así, por lo menos durante aquellos años el Imperio Babilonio bajo Nabucodonosor fue el instrumento que Jehová utilizó para imponer Su venganza sobre el reino desleal de Judá y las naciones vecinas. El trabajo que Nabucodonosor hizo en armonía con la voluntad de Jehová prefiguró el trabajo que Jesucristo realiza durante este “tiempo del fin,” en el cual nos hallamos actualmente.
5 Según lo declarado en Isaías 44:28 a 45:7, durante el tiempo en que la caída de Babilonia era inminente, Ciro el Grande, el gobernante del Imperio Medopersa, asumió el trabajo que prefiguraba lo que el glorificado Jesucristo haría durante el “tiempo del fin.” En la mismísima noche en que cayó Babilonia en 539 a. de la E.C., el profeta Daniel interpretó con las siguientes palabras la escritura que le había aparecido en la pared al rey Belsasar: “PERES [la forma singular de la tercera palabra de la escritura enigmática], tu reino ha sido dividido y dado a los medos y los persas.” El relato del testigo ocular Daniel pasa a decir: “En aquella misma noche Belsasar el rey caldeo fue muerto, y Darío el medo mismo [como socio de Ciro] recibió el reino.”—Dan. 5:28-31; 9:1, 2.
6 Lo que la antigua Babilonia representó en sus últimos días como señora del mundo queda expuesto en el libro de Revelación escrito por el inspirado apóstol Juan alrededor de 96 E.C., cuando los restos de la antigua Babilonia todavía estaban en pie. De lo que Juan escribió en Revelación 16:12 a 19:3 se hace patente que la Babilonia del día de Belsasar condenada a destrucción representaba al imperio mundial de la religión falsa que todavía existe. Dicho imperio, que actualmente se compone de todas las religiones del mundo condenado a destrucción, recibió su comienzo de un “poderoso cazador en oposición a Jehová.” Este fue Nemrod, bisnieto de Noé, y él fundó la ciudad de Babel a orillas del río Éufrates. (Rev 16:12; Gén. 10:8-10) El imperio que actualmente se llama Babilonia la Grande abarca a todas las religiones que están “en oposición a Jehová,” y ahora está en su “tiempo del fin.”—Dan. 12:4.
7 Es de ese imperio religioso de alcance mundial de donde se llama al pueblo de Jehová para ‘que salga,’ y sin demora. Ese imperio es lo que fue prefigurado por la Babilonia acerca de la cual Jeremías habló en los capítulos 50 y 51. En el caso del antiguo Imperio Babilonio, los judíos que se hallaban desterrados allí y sus compañeros no podían ‘salir’ sino hasta después que ese Imperio cayera en manos de los medos y los persas en 539 a. de la E.C. (Isa. 14:12-17) Pero, ¿qué hay acerca de este siglo veinte? ¿Qué hay de aquellos a quienes Jehová hoy llama “pueblo mío”? A éstos se les manda ‘salir’ de la moderna Babilonia la Grande antes de que ésta sea destruida en la venidera “grande tribulación” predicha por Jesucristo. (Mat. 24:21, 22; Rev. 1:1; 7:14, 15) La razón por la cual se les manda salir es que estos que escapan tienen que evitar que les sobrevengan plagas y destrucción junto con Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa que todavía se mantiene en pie.—Rev. 18:4.
8 No habrá modo de salir de Babilonia la Grande después que sus antiguos amantes políticos se vuelvan en contra de ella y la eliminen de la existencia. (Rev. 17:15-18) El pueblo dedicado de Jehová se ha salido de ella desde el año posbélico de 1919 E.C. Esto denotó que en cierto sentido Babilonia la Grande ya había caído. ¿Cómo? De modo figurativo. En 1919 fue roto el poder esclavizador que ella tenía sobre el pueblo de Jehová. Desde entonces éstos nunca han vuelto a estar en servidumbre religiosa a Babilonia la Grande, como lo estuvieron durante la guerra mundial de 1914 a 1918. Su liberación debe atribuirse a Aquel que inspiró a Jeremías a predecir dicha liberación como parte de Su propósito. El que lo inspiró fue Jehová. Para efectuar dicha liberación Jehová se valió de su Ciro Mayor, el glorificado Señor Jesucristo. Este Ciro antitípico empezó a reinar en el reino celestial en 1914, después del fin de los “siete tiempos” predichos en el sueño de Nabucodonosor. (Dan. 4:1-37) Desde 1919 el Ciro Mayor reinante ha liberado de Babilonia la Grande a millones de personas que buscaban libertad religiosa. Si estas personas permanecen fieles a Su reino, él las mantendrá a salvo, bien protegidas. A estas personas no las controlan ni el clero de la cristiandad ni los líderes de las religiones no cristianas.
PREDICHO EL REGRESO A LA CAPITAL EN LA CIMA DE LA MONTAÑA
9 Que nadie ahora, más de 60 años después, vaya a imaginarse que la liberación religiosa de un pequeño y despreciado resto del pueblo de Jehová ha sido simplemente accidental. Esta vino en cumplimiento de las propias profecías bíblicas de Jehová. En su profecía, la cual dio por medio de Jeremías en 614 a. de la E.C. para predecir la caída de Babilonia en 539 a. de la E.C., leemos:
10 ‘En aquellos días y en aquel tiempo,’ es la expresión de Jehová, ‘los hijos de Israel, ellos y los hijos de Judá juntos, vendrán. Andarán, llorando al andar, y a Jehová su Dios buscarán. Seguirán preguntando el camino a Sión [el lugar de la capital en la cima de la montaña], con sus rostros en aquella dirección, diciendo: “Vengan y unámonos a Jehová en un pacto indefinidamente duradero que no será olvidado.” [¿Con qué propósito?] Hay el sonido de los que huyen y de los que escapan de la tierra de Babilonia para anunciar en Sión la venganza de Jehová nuestro Dios, la venganza por su templo.’”—Jer. 50:4, 5, 28.
11 Esto no se refiere de modo alguno al Movimiento Sionista organizado por el judío austriaco Teodoro Herzl en 1897. La Jerusalén que los judíos ocupan actualmente fue ganada por ellos por fuerza de armas en la Guerra de Seis Días de 1967, y el monte que el templo ocupaba está coronado por la “Cúpula de la Roca” islámica que no llama atención al nombre de Jehová. ¿A qué “Sión” ha regresado pacíficamente el resto desde 1919?
12 Es al monte Sión visto por el apóstol cristiano Juan en visión 26 años después que la Jerusalén judía sufrió destrucción total a manos de las legiones romanas en 70 E.C. Respecto a este monte Juan escribe: “Y vi, y, ¡miren! el Cordero de pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escrito en sus frentes el nombre de él y el nombre de su Padre. . . . y el sonido que oí fue como el de cantantes que se acompañan a sí mismos con el arpa tocando sus arpas. Y están cantando como si fuera una canción nueva delante del trono [de Dios] y delante de las cuatro criaturas vivientes y de los ancianos; y nadie pudo aprender esa canción sino los ciento cuarenta y cuatro mil, que han sido comprados de la tierra. . . . Estos son los que van siguiendo al Cordero no importa adónde vaya. Estos fueron comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero.”—Rev. 14:1-4.
13 Es de interés el hecho de que, solo unos cuantos versículos después de habernos dado esa descripción, el apóstol Juan escribe lo siguiente: “Y otro, un segundo ángel, siguió, diciendo: ‘¡Ha caído! ¡Babilonia la Grande ha caído, la que hizo que todas las naciones bebieran del vino de la cólera de su fornicación!’” (Rev. 14:8) A pesar de haber cometido fornicación religiosa con todos los políticos de las naciones, en 1919 Babilonia la Grande sufrió una caída, en lo que tiene que ver con influencia y poder, que la sacudió. Sufrió una sacudida cuando el Ciro Mayor, el Cordero Jesucristo, consiguió la liberación del resto de israelitas espirituales y los puso a trabajar en reconstrucción espiritual.
14 Los revolucionarios que para 1919 habían conseguido el ascendiente político en el este de Europa obraron en conformidad con su lema: “La religión es el opio de los pueblos.” Pero el camino de ellos no era el camino por el cual debería ir el resto de Jehová, que entonces había sido liberado de la religiosa Babilonia la Grande. Además, se había propuesto una Liga o Sociedad de las Naciones para que recibiera consideración y fuera adoptada en la Conferencia de Paz de 1919, y el Concilio Federal de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos la favoreció, llamándola “la expresión política del reino de Dios en la Tierra.” ¿Opinaba el resto de Jehová que ése era el camino que ellos deberían tomar? ¡No! Cuando éstos celebraron su asamblea general en Cedar Point, Ohio, E.U.A., del 1 al 8 de septiembre de 1919, desenmascararon aquella Sociedad como una falsificación del reino de Dios y declararon públicamente que fracasaría. Rechazando todos los sustitutos que los hombres proponían, los del resto se dirigieron al monte Sión celestial, porque allí veían por fe al Cordero de Dios, Jesucristo, puesto de pie como Rey reinante.—Rev. 14:1-3; Heb. 12:22.
15 Por eso, con lágrimas por estar “llorando” de gozo, el resto liberado se apartó de Babilonia la Grande y buscó el monte Sión espiritual, donde su Rey celestial había estado de pie reinando desde el fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914. En armonía con el propósito teocrático de ellos, estudiaron la Biblia desde un punto de vista nuevo, fresco, porque entonces podían ver el cumplimiento de una cantidad creciente de profecías bíblicas que estaban relacionadas con el reino de Dios mediante Cristo.
16 Con denuedo el resto restaurado empezó a declarar “la venganza de Jehová nuestro Dios, la venganza por su templo.” (Jer. 50:28) Ellos mismos formaban parte de un templo espiritual de Dios, un templo figurativo compuesto de Jesucristo, la Principal Piedra Angular, y de los 144.000 miembros de la clase del templo bajo él. (1 Cor. 3:16, 17; Efe. 2:19-22) Durante la I Guerra Mundial el resto de la clase del templo había recibido mucho maltrato, y ese esfuerzo malvado que se hizo por destruirlos suministró a Jehová razón válida para expresar a su debido tiempo su venganza contra Babilonia la Grande y sus amantes. En esa ocasión cumplirá a cabalidad la larga profecía de Jeremías contra Babilonia. Con fe dinámica en que de seguro los demás rasgos de la profecía de Jeremías se cumplirán, y como si en realidad ya se hubieran cumplido, el resto restaurado adopta las palabras de Jeremías 51:10 y dice: “Jehová ha sacado para nosotros hechos de justicia. Vengan y de veras relatemos en Sión la obra de Jehová nuestro Dios.”
17 Como Vengador, Jehová tiene a la mano su propia agencia, y, con las siguientes palabras de Jeremías 51:24, anuncia su propósito de utilizarla: “‘Y ciertamente le pagaré de vuelta a Babilonia y a todos los habitantes de Caldea toda su maldad que han cometido en Sión ante los ojos de ustedes,’ es la expresión de Jehová.”
18 Recordemos todo el oprobio que el sistema mundial de religión de características babilónicas le ha acarreado al nombre del único Dios vivo y verdadero, especialmente al perseguir a las personas dedicadas que llevan y honran el nombre de Dios. Entonces podemos comprender por qué es el propio propósito de Jehová obrar con justicia y eliminar la agencia terrestre que su principal adversario, Satanás el Diablo, ha utilizado de modo especial. Por eso, aquellos que en la Tierra representan a la Sión celestial simplemente adoptan el mismo punto de vista que Jehová tiene de los asuntos y convienen en el propósito que él ha declarado cuando dicen: “‘¡La violencia hecha a mí y a mi organismo venga sobre Babilonia!’ dirá la moradora de Sión. ‘¡Y venga mi sangre sobre los habitantes de Caldea!’ dirá Jerusalén.”—Jer. 51:35.
19 No vaya a imaginarse ningún objetante que impute crueldad a esas oraciones que hacen Sión y Jerusalén que Jehová Dios sería injusto si contestara esas oraciones contra Babilonia la Grande de hoy día. Él no pasa por alto el hecho histórico de que ella ha recurrido a la violencia contra los adoradores de Jehová, y que hasta ha vertido la sangre inocente de ellos. Que él hable por sí mismo en las siguientes palabras de Jeremías 51:36, 37: “Por lo tanto esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Aquí estoy conduciendo tu causa judicial, y ciertamente ejecutaré venganza para ti. Y realmente secaré el mar [de tráfico comercial] de ella, y de seguro haré que queden secos sus pozos. Y Babilonia tiene que llegar a ser montones de piedras.’”
20 Al tiempo de proclamarse esta profecía en 614 a. de la E.C., o 75 años antes de que Babilonia fuera tomada, su realización parecía imposible. En 614 a. de la E.C. Babilonia estaba ascendiendo al apogeo de su poder y gloria. Pero hoy día el lugar donde la antigua Babilonia estuvo plantada orgullosamente a orillas del río Éufrates da testimonio de que Jehová no se equivocó en lo que profetizó. Solo quedan allí unas cuantas de las piedras originales de Babilonia. Las palabras con que Jehová dio seguridad a Su pueblo maltratado se hicieron realidad. Ciertamente él se encargó de la “causa judicial” de ellos en el tribunal del universo; ciertamente ejecutó venganza divina para ellos. Con justicia se encargó de que se saldaran las cuentas.
21 En el futuro cercano el antitípico Ciro, el glorificado Jesucristo, tendrá la feliz función oficial de encargarse de que sean saldadas las cuentas con Babilonia la Grande de hoy día. Los adoradores de Jehová que han sufrido a manos de ella adoptan el punto de vista divino de la justicia y por eso pueden unirse al inspirado salmista al decir:
22 “Oh hija de Babilonia, que has de ser despojada violentamente, feliz será el que te recompense con tu propio tratamiento con que tú nos trataste. Feliz será el que agarre y de veras estrelle a tus hijos contra el peñasco.”—Sal. 137:8, 9.
23 Al debido tiempo se dará rienda suelta a agencias humanas terrestres para que arruinen a Babilonia la Grande. (Rev. 17:15-18) Pero Jesucristo se alegrará de aceptar la responsabilidad por eliminar a dicho imperio mundial de la religión falsa. La profecía bíblica le atribuye a él, en su papel del Ciro Mayor, el derrumbamiento merecido de Babilonia la Grande. Tanto él, cuando estuvo en la Tierra como hombre, como los que han seguido sus pisadas han sufrido violentamente a manos de ella.—Rev. 18:24.
24 Babilonia la Grande ha sido la Presunción personificada. (Jer. 50:31, 32) Lo que ella considera como su rival ahora no es la Jerusalén o Sión terrestre donde está la “Cúpula de la Roca” islámica, sino el monte Sión celestial, porque allí reina como Rey el Ciro Mayor. Para mostrar que existe esa rivalidad, ella dice: “Estoy sentada reina.” (Rev. 18:7) Si a ella se le ha de llamar “hija” como se le llamó a la antigua Babilonia, eso ella realmente lo es de Satanás el Diablo. (Juan 8:44; Jer. 50:42; 51:33) Se predice que dos cosas desastrosas han de sobrevenirle repentinamente a esta fornicadora religiosa, a saber: “Pérdida de hijos y viudez.” (Isa. 47:9; Rev. 18:7, 8; Jer. 50:9) O se dará muerte a los miembros de su organización religiosa en la venidera “grande tribulación,” o éstos se convertirán en muertos para con ella al abandonarla, al no confesar religión alguna. ¡Esto hará que ella se lamente!
25 ¿Hay alguien entre nosotros que quiera que se le cuente entre los “hijos” religiosos de Babilonia la Grande cuando llegue el tiempo señalado de Dios para que a éstos se les estrelle “contra el peñasco”? Si no queremos que se nos clasifique así, especialmente si afirmamos que somos de aquellos a quienes Dios llama “pueblo mío,” entonces ¿qué? Sin demora debemos valernos del tiempo que queda y obedecer el mandato misericordioso que Dios da por medio de su Palabra: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas.”—Rev. 18:4; Jer. 50:8.
2007-03-08 22:58:48
·
answer #1
·
answered by Anonymous
·
0⤊
1⤋