Existencia de Dios
La existencia de Dios es la verdad fundamental de la religión, el punto de partida. No tendría siquiera sentido hablar de la fe, de la religión o del dogma sin antes dejar sentada esta verdad.
1.1 VERDAD FUNDAMENTAL Y COMPROBABLE
La existencia de Dios es la verdad fundamental de la religión, el punto de partida. No tendría siquiera sentido hablar de la fe, de la religión o del dogma sin antes dejar sentada esta verdad. La razón humana, con su sola fuerza, sin ayuda de lo sobrenatural, puede llegar a demostrar la existencia de Dios, y a deducir muchas de sus perfecciones.
Ciertamente no podemos comprender a Dios, pues siendo infinito, no puede abarcarlo el limitado entendimiento humano; pero podemos conocerlo.
Lo anterior es, además, verdad de fe. El Concilio Vaticano I afirma que "La misma Santa Madre Iglesia sostiene y enseña que Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana partiendo de las cosas creadas" (Const. dogm. Dei Filius, c. 2, Dz. 1785).
1.1.1 Necesidad de querer conocer a Dios
El querer conocer a Dios es necesario para llegar a conocerlo. No basta tan sólo aplicar la inteligencia, sino que se requiere, además, de rectas disposiciones morales (buen comportamiento cara a Dios), pues de lo contrario es imposible conocer a Dios.
Aunque la existencia de Dios es una verdad que puede ser conocida por todos los hombres, sin embargo, en su conocimiento "el entendimiento humano encuentra dificultades, ya a causa de los sentidos o imaginación, ya por las concupiscencias derivadas del pecado original. Y así sucede que, en estas cosas, los hombres fácilmente se persuaden de que es falso o dudoso lo que no quieren que sea verdadero" (Pío XII, Enc. Humani Generis, 12-VIII-1950, Dz. 2305).
1.1.2 Conocimiento natural de Dios a partir de las criaturas
Por ser Dios infinito en toda perfección, no lo podemos conocer directamente, sino que deducimos su existencia por medio del mundo y de las cosas creadas, que nos llevan al conocimiento del Creador.
Así dice San Pablo: "En efecto, las perfecciones invisibles de Dios, (...) a saber: su eterno poder y su divinidad, se han hecho visibles a la inteligencia, después de la creación del mundo, a través de las cosas creadas" (Rom. 1, 20).
La fe confirma la existencia de Dios, y además nos lo propone como el autor del orden sobrenatural.
1.2 DEMOSTRACION RACIONAL DE LA EXISTENCIA DE DIOS
La existencia de Dios no es de evidencia inmediata para nosotros, sino que es fruto de un proceso discursivo, de un razonamiento.
En 1877 fue condenado el error de Antonio Rosmini -llamado ontologismo- que afirmaba que el conocimiento de Dios era el conocimiento más inmediato al entendimiento humano (cfr. Dz. 1891 ss.)
La mayoría de las pruebas tendientes a demostrar la existencia de Dios utilizan en su proceso demostrativo el principio de causalidad.
Santo Tomás de Aquino demuestra la existencia de Dios por cinco caminos o vías, que son:
1) Por la existencia del movimiento.
2) Por la causalidad eficiente.
3) Por los seres contingentes.
4) Por los diferentes grados de perfección, y
5) Por el orden del Universo.
A continuación señalamos sólo algunas de estas pruebas y otras que, en último término, se reducen a una de las vías de Santo Tomás.
1.2.1 Por la existencia del mundo
Enunciado: El mundo exige una causa de sí, a la que llamamos Dios.
Lo probamos por el principio de causalidad. Se enuncia así: "No hay efecto sin causa "; o bien: "Todo ser que comienza a existir tiene una causa de sí".
Este principio no se puede probar porque es evidente y se verifica de continuo en la vida cotidiana. Bastará un ejemplo: no podemos admitir que un edificio o un vestido se hayan hecho a sí mismos; nos reiríamos de quien nos dijera que aparecieron "de buenas a primeras", sin intervención de un arquitecto o un sastre.
Pues bien, el mundo es un efecto incomparablemente más complicado que un vestido o un edificio. Luego, no podemos admitir que haya aparecido sin que un ser le diera existencia. Este ser se llama Dios.
1.2.2 Por los seres contingentes
Enunciado: Existen seres contingentes, que exigen la existencia de un ser necesario, al que llamamos Dios.
Primero explicaremos qué es un ser contingente y un ser necesario. Luego veremos que los seres que hay en el mundo son contingentes. Y finalmente por medio de tres suposiciones comprobaremos que los seres contingentes comprueban la existencia del ser necesario.
lo. Ser contingente es el que es indiferente de por sí a existir, o no. Por ejemplo, una rosa que hoy es y mañana desaparece, o que pudo no haber sido, es un ser contingente.
2o. Ser necesario es el que no puede no existir, porque lleva en sí la razón de su existencia. Ser necesario no hay sino uno, que es Dios.
Los seres que hay en el mundo son contingentes. La experiencia nos enseña que aparecen, duran un poco y luego desaparecen.
Los seres contingentes aparecen de tres maneras: a) o de otro ser igual a ellos, por ejemplo, un árbol da nacimiento a otro árbol, un animal a otro animal; b) o de la reunión,de los elementos que los componen; el agua se produce por la combinación del hidrógeno con el oxígeno; la piedra aparece por agregación de las partículas que la integran, etc.; o c) por creación, como nuestra alma.
3o. Para explicar la existencia o aparición de los seres contingentes pueden hacerse tres hipótesis:
a) o proceden de la nada;
b) o proceden unos de otros en serie infinita;
c) o proceden de un primer ser necesario que les dio la existencia.
Examinemos estas tres hipótesis, o suposiciones.
a) La primera hipótesis: los seres proceden de la nada, es absurda, porque es imposible que la nada produzca el ser. Así, es imposible sacar del bolsillo un pañuelo que no tengo.
Esta verdad, elevada a la categoría de postulado científico la aceptan todos, incluso los científicos ateos que en el pasado pretendieron utilizarlo como argumento para dar una explicación de la realidad. Véanse al respecto las elocuentes palabras del biólogo Virchow, citadas en los ejercicios de este capítulo.
b) La segunda hipótesis: los seres proceden unos de otros en serie infinita, tampoco puede admitirse, porque la serie infinita no explica nada.
En efecto, la serie infinita o tiene a su cabeza un ser primero, y ya no es infinita; o no tiene a su cabeza un ser primero, y entonces ¿de dónde proceden los demás seres de la serie?
Así Por ejemplo: una cadena de eslabones infinitos es un imposible; porque si tiene un primer eslabón, ya no es infinita y si no tiene un primer eslabón, ¿de dónde cuelgan los demás?
Otro ejemplo: a veces se preguntan algunos: qué fue primero, el primer huevo , la primera gallina. Pudo ser cualquiera de las dos cosas. Lo que importa es. admitirla existencia del primer huevo o de la primera gallina, porque si no, no habría hoy ni huevos ni gallinas. Repugna en absoluto a nuestra mente una sucesión infinita de huevos y gallinas, sin que hubiera existido un primer huevo o una primera gallina que dieran nacimiento a los demás.
c) Luego nos queda por aceptar la tercera hipótesis: esto es, que los seres provienen de un ser necesario que les dio la existencia.
Porque si este primer ser fuera contingente, habría recibido la existencia de otro, y éste de otro; y así volveríamos a la serie infinita.
4o. Conclusión. La serie de los seres contingentes no se explica racionalmente sino mediante la existencia de un ser necesario, que no recibió el ser, porque lo tenía de sí mismo; y que lo comunicó a los demás. Á este ser lo llamamos Dios.
Este argumento de la necesidad de un ser necesario es el mas claro y convincente para probar la existencia de Dios. Su fuerza sólo puede ser desconocida por quien nunca ha meditado en él, o por quien se deja arrastrar por pasiones y prejuicios que ciegan la inteligencia.
1.2.3 Por el orden del universo
Enunciado: El orden admirable que hay en el mundo exige la existencia de una inteligencia ordenadora, a la cual llamamos Dios.
Probaremos que hay en el mundo un orden admirable; y luego que este orden exige una inteligencia ordenadora.
lo. Hay en el mundo un orden admirabilísimo en todos los seres:
a) En los infinitamente grandes. Millones de astros de masa gigantesca atraviesan el espacio a velocidades fantásticas; sus órbitas se entrecruzan en multitud de puntos; pero sus movimientos están regidos por un orden y disposición admirables.
b) En los más pequeños. Así, la planta más humilde tiene órganos complicados y diferentes para cada función: nutrición,. respiración, circulación, reproducción, etc. Todos ellos tienden a un fin preciso y determinado: la conservación del individuo y de la especie.
Werhner von Braun, el más importante físico del espacio, afirmaba que "los materialistas del siglo XIX y sus herederos, los marxistas del siglo XX, nos dicen que el creciente conocimiento científico de la creación permite rebajar la fe en un Creador. Pero, toda nueva respuesta ha suscitado nuevas preguntas. Cuanto más comprendemos la complejidad de la estructura atómica, la naturaleza de la vida, o el camino de las galaxias, tanto más encontramos nuevas razones para asombrarnos entre los esplendores de la creación divina" (cit. en LOBO, G., Ideología y fe cristiana, p. 163).
2o. Este orden supone una inteligencia ordenadora. En efecto:
a) Sólo una inteligencia puede disponer convenientemente los medios apropiados para la obtención de un fin. En lo cual, precisamente consiste el orden.
b) Es un absurdo atribuir al azar y a la casualidad el orden maravilloso del mundo, porque así como lo que caracteriza a la inteligencia es el orden, así lo que caracteriza al azar es el desorden.
Obrar al azar es tanto como obrar ciegamente, sin el conocimiento de los medios, o sin la acertada disposición de ellos para alcanzar el fin que uno se propone.
Pretender que el orden prodigioso del mundo es la obra ciega y caprichosa del azar, es un absurdo.
Sería ridículo pretender que al tirar al azar las doce letras de la palabra inteligencia, cayeran todas en línea recta y en el orden debido para la formación de la palabra. Mayor absurdo, pretender que esto sucediera cada vez que se tiraran. Pero el absurdo llegaría a su colmo si se pretendiera explicar de esa manera el orden de los miles de letras que componen este libro, sin que hubiera intervenido en lo mínimo una mano y una inteligencia ordenadora.
Pues bien, mucho más absurdo es admitir que el mundo se hizo al acaso, porque el orden que hay en él es inmensamente mis complicado que el de un libro; y un orden que en millones de siglos se ha mantenido
Conclusión: El orden admirabilísimo que hay en el mundo prueba la existencia de una inteligencia ordenadora, a quien llamamos Dios.
1.2.4 Por la ley moral
Enunciado: La ley moral exige un legislador superior al hombre. Este legislador es Dios.
lo. Se llama ley moral al conjunto de preceptos que el hombre descubre en su conciencia, que le hacen distinguir el bien del mal, y le impulsan a obrar el bien y a evitar el mal.
La ley moral tiene tres condiciones: a) obliga a todos los hombres, b) es superior al hombre y c) obliga a la conciencia.
a) La ley moral obliga a todos los hombres sin excepción alguna; les prescribe, por ejemplo, el respeto a la vida y a la propiedad ajena; y les prohibe el asesinato y el robo.
b) Es superior al hombre, quien no puede ni desconocerla, ni cambiaría. Así nadie podrá hacer que el asesinato sea bueno.
c) Obliga en conciencia. Cuando la observamos sentimos satisfacción; cuando la quebrantamos, aun, que sea ocultamente, remordimiento.
2o. La ley moral prueba la existencia de Dios, porque como no puede haber ley sin un legislador que la dé, es necesario que la ley moral haya sido impuesta por un legislador que tenga esas tres mismas condiciones, a saber: que sea superior a los hombres, los obligue a todos, y pueda leer en su conciencia. Este legislador no puede ser sino Dios.
1.3 POSIBILIDAD DE NEGAR A DIOS
1.3.1 Los ateos. Sus clases
Llámanse ateos los que ignoran o niegan la existencia de Dios.
Ateo viene de la palabra griega: a, sin; y Teos, Dios.
Es importante percatarse que en la raíz de muchas actitudes actuales que hallamos por todas partes -teatro, cine, novelas, artículos de periódico, canciones, ensayos, enseñanza universitaria, etc.- nos encontramos con abundantes puntos de pensamiento que fueron elaborados por ateos del siglo XIX, tales como Nietzsche, Feuerbach, Marx, Freud, etc. Herederos del racionalismo de Descartes y del idealismo de Hegel, el afán por someter todas las cosas a su razón les incapacitó para aceptar la realidad de Dios y pusieron al hombre como soberano del mundo y de la historia.
Se dividen en negativos, positivos y prácticos.
a) Negativos son los que no han tenido la idea de DI"OS;
b) Positivos los que teniendo la idea de Dios, niegan su existencia;
c)prácticos, los que admitiendo la existencia de Dios, la niegan con sus obras, porque viven como si Dios no existiera.
¿Pueden existir estas tres clases de ateos?
a.1 Puede haber ateos negativos, esto es, hombres que ignoren la existencia de Dios; pero no por largo tiempo, porque el universo y la conciencia despiertan pronto en la mente la idea de un Ser Supremo.
Cuando ya el hombre está en posesión de sus facultades, y reflexiona sobre sí mismo y sobre lo que le rodea, el espectáculo grandioso del universo despierta en él la idea de un Creador; y la voz de su conciencia le sugiere la idea de un ser que manda en ella y que puede premiarlo o castigarlo.
b) Respecto a los ateos positivos, podemos hacer una subdistinción:
b.1 Puede haber ateos positivos por convicción sectaria, que nieguen a Dios, al menos temporalmente, como fruto de una educación encaminada a fomentar la creencia de que Dios no existe.
Esto pasa cuando se enseña a un joven, en nombre de una falsa ciencia, que Dios es una mentira; y se le trata de convencer por toda clase de argumentos falsos, que él no puede refutar por la misma ignorancia en que está.
"Nunca olvidaré la impresión que me produjo un soldado ruso en 1945. Acababa apenas de terminar la guerra. A la puerta del seminario de Cracovia llamó un militar. Cuando le pregunté qué quería respondió que deseaba entrar en el seminario. Mantuvimos una larga conversación. Aunque no llegó nunca a entrar en el seminario (tenía, por lo demás, ideas bastante confusas respecto de la realidad del seminario mismo), yo personalmente saqué de nuestro encuentro una gran verdad: cómo Dios logra de forma maravillosa penetrar en la mente humana, aun en las condiciones sumamente desfavorables de su negación sistemática. Durante su vida adulta mi interlocutor no había entrado casi nunca en una iglesia. En la escuela, y luego en el trabajo, había oído afirmar continuamente: ¡No existe Dios! Y a pesar de todo repetía: ¡Pero yo siempre supe que Dios existe!... y ahora querría aprender algo sobre El. (K. Wojtyla, Signo de contradicción, p. 2 l).
b. 2 Pero no puede haber ateos por convicción científica. En otras palabras no se puede comprobar científicamente que Dios no exista.
Para ello sería necesario echar por tierra argumentos indestructibles; y admitir como ciertas, cosas tan absurdas como éstas: la serie infinita de los seres, la vida como brote natural de la materia (generación espontánea), y el orden maravilloso del universo como efecto del acaso.
Sería también preciso destruir la ley moral, tan íntimamente grabada en nuestra conciencia; y aceptar que puede haber efecto sin causa. Todo esto repugna a nuestra mente.
c) Los ateos prácticos son muchos desgraciadamente, aun entre los católicos. Son muchos los que viven tan olvidados de Dios, que obran a cada paso como si Dios no existiera.
Es éste uno de los mayores males de nuestra sociedad, y la causa de que ella se muestre tan indiferente y pagana.
El Documento de Puebla (1979), llama la atención sobre el ateísmo práctico del liberalismo capitalista y el sistemático del marxismo (cfr. nn. 535-561). Igualmente advierte los peligros del "secularismo ", en donde "Dios resultaría superfluo y hasta un obstáculo" (n. 43 5) de ahí la necesidad de conocer sus causas y motivos (n. 1113). Debe tenerse en cuenta también que no "raras veces los no creyentes se distinguen por el ejercicio de valores humanos que están en la línea del Evangelio", pero "la época no es extraña, sin embargo, a formas de ateísmo militante y a humanismos que obstruyen un desarrollo integral de la persona" (n. 1113).
1.4 NATURALEZA DE LA RELIGION
1.4.1 Sentido y origen de la palabra religión
La palabra religión engloba dos sentidos principales:
a) Como una ciencia que perfecciona nuestro entendimiento; y así decimos que la Religión es la más necesaria de las ciencias. Recibe también el nombre de Teología (de Teos, Dios; logos, tratado).
b) Como una virtud que perfecciona nuestra voluntad, y en este sentido decimos que una persona es muy religiosa. Santo Tomás la define como la virtud que inclina a rendir a Dios el respeto, el honor y el culto debidos (cft. S. Th. II-II, q. 81, a. 5).
Aquí trataremos tan sólo de la religión como ciencia; en cuanto a virtud se estudia en la Moral.
Conviene además advertir que del conocimiento de la Religión nace la virtud de la religión, porque no podemos amar, honrar y servir a Dios sin antes conocerlo.
La palabra Religión viene del verbo latino religare, que significa ligar, atar; pues la religión es el lazo que une al hombre con Dios mediante su amor y servicio.
1.4.2 Definición de la Religión
La Religión es la ciencia que nos enseña el conocimiento de Dios, de los deberes que nos ha impuesto, y los medios que nos llevan a El.
lo. Se dice que es la ciencia del conocimiento de Dios, porque lo primero que enseña son las verdades sobre Dios mismo. Enseña también cierto número de verdades que indirectamente se refieren a Dios, y que toman el nombre de verdades religiosas; por ejemplo, la existencia del alma humana, de otra vida después de la muerte, etc.
2o. La Religión es la ciencia de los deberes que Dios nos ha impuesto, porque siendo Dios el Ser Supremo, y también nuestro Creador y último fin, nos ha impuesto ciertos deberes que tenemos obligación de cumplir y que la Religión nos enseña;
De estos deberes unos miran directamente a Dios, otros al prójimo, y otros a nosotros mismos. Por ejemplo:
a) Para con Dios, tenemos el deber de adorarlo y servirlo.
b) Para con el prójimo, el de respetar su vida y sus bienes.
c) Para con nosotros mismos, el de procurar nuestra salvación.
3o. Se agrega que la Religión es la ciencia de los medios que llevan a Dios, porque Dios mismo se ha dignado manifestarnos ciertos medios muy a propósito para conducirnos a El, medios que la Religión estudia; por ejemplo, la oración y los sacramentos.
Dios en su bondad ha dispuesto que estos medios, al mismo tiempo que honran a Dios santifiquen nuestra alma. Por eso reciben el nombre de medios de santificación.
1.4.3 Elementos que encierra
De lo anterior se desprenden los tres elementos que integran a la Religión en cuanto ciencia: el Dogma, la Moral y el Culto.
El Dogma -o Teología dogmática- comprende las verdades que debemos creer. La Teología Moral, o simplemente Moral, enseña las obras que debemos practicar. Y el Culto, los medios de santificación con los cuales honramos a Dios y procuramos nuestra salvación. Estos medios se estudian en la ciencia llamada Teología Sacramentaria.
Los elementos de la religión están compendiados principalmente en: El Dogma en el Credo, la Moral en los mandamientos, y el Culto en la oración y los sacramentos. Pertenecen también al Culto las diversas ceremonias de la Iglesia, que llevan el nombre de Liturgia.
El Dogma es el elemento que constituye el punto de partida de la Religión. En. efecto, sin conocer a Dios, a la Religión revelada por El, y a la Iglesia por El fundada, mal podemos obedecer sus mandamientos, ni aprovechar los medios de santificación que nos brinda.
1.4.4 El fin de la Religión
En la Religión podemos distinguir un doble fin:
a) Su fin próximo, que ir es el conocimiento, amor y servicio de Dios en esta vida.
b) Y su fin remoto, que es el procurarnos la posesión de Dios en el cielo.
1.5 RELIGION NATURAL Y RELIGION REVELADA
1.5.1 Noción
Conocemos a Dios de dos modos: por la razón y por la revelación.
a) La razón es la luz natural que Dios ha dado a nuestro entendimiento para conocer las cosas.
Con la sola fuerza de la razón natural -es decir, sin intervención especial de Dios podemos conocer varias verdades religiosas, por ejemplo, que hay un solo Dios, que tenemos alma, que existe otra vida después de la muerte, etc. (cfr. Dz. 1785, 1806, 21451, etc.).
b) La Revelación es la manifestación hecha por Dios a los hombres de algunas verdades de orden religioso; por ejemplo, que Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre, y que murió para salvarnos; o que en Dios hay tres Personas distintas, etc.
El conjunto de verdades religiosas que el hombre puede conocer por la simple luz de la razón se llama Religión NATURAL.
El conjunto de verdades que Dios ha manifestado al hombre por conducto de la Revelación, se llama Religión REVELADA. Como lo veremos luego, la Religión revelada es la Religión Católica.
1.5.2 No basta la Religión natural
No basta para salvarnos la Religión natural; a saber, no basta con aceptar las verdades religiosas que nos puede enseñar la luz de la razón; es necesario que aceptemos la Religión revelada.
Dios por su Bondad infinita ha querido abrir otro camino que lleve directamente a El y con mayor facilidad: el de la religión sobrenatural: "Quiso su sabiduría y bondad revelarse a Sí mismo, al género humano, y revelar los decretos eternos de su voluntad por otro camino, y éste sobrenatural" (Con. Vaticano I., Const. dogm. Dei Filius, c. 2; Dz. 1785).
La razón es que no podemos ni conocer, ni amar, ni servir a Dios como El quiere y manda, sino aceptando las verdades, preceptos y medios de santificación que El se ha dignado manifestarnos.
Otra manera de actuar significaría desprecio de lo que Dios ha dicho, considerándolo inútil o indiferente. Están pues, en grave error quienes dicen: "Yo soy honrado: yo no robo ni mato. Con esto tengo para salvarme". Esto les bastará para evitar la cárcel y la deshonra humana. Pero no podrán salvarse si no cumplen las condiciones que Dios les ha impuesto para ello.
El es nuestro dueño y Señor, y nos ha creado para su servicio. En consecuencia estamos obligados a honrarlo y servirlo en la forma que se digne determinarlo.
Si Dios no hubiera hecho ninguna revelación, bastaría la Religión natural para salvarse. Desde el momento en que Dios revela, no cabe pensar que da lo mismo una religión que otra -indiferentismo religioso- sino que es preciso aceptar esa revelación divina que constituye la única religión verdadera.
1.5.3 Deberes que nos impone la Religión revelada
La Religión revelada nos impone, en especial, tres deberes:
El 1ro. es aceptarlas verdades que Dios nos ha manifestado.
El 2o. es cumplir los mandamientos que nos ha impuesto.
El 3o. es acudir a los medios de santificación con que El mismo ha querido ayudar nuestra debilidad.
Dios, en efecto, no ha querido dejar al hombre abandonado al error, al vicio y a su propia debilidad; sino que:
a) Para librarlo del error, El mismo le ha revelado las verdades que debe conocer y creer.
b) Para librarlo del vicio, El mismo le ha determinado las obras que debe practicar, y las que debe evitar.
c) Para ayudar su debilidad, le ofrece su gracia por conducto de los sacramentos, la oración, etc., obligándolo a recurrir a estos medios.
Corno conclusión, debemos decir que no podemos conocer, amar y servir a Dios, ni salvar nuestra alma, si no aceptamos y practicamos la Religión revelada Íntegramente.
Así Cristo no dijo solamente: "El que no creyere se condenará" (fe), sino también: "Si quieres alcanzar la vida, guarda los mandamientos" (moral) y, "Si uno no nace de agua y Espíritu Santo no puede ver el reino de Dios", y "Si no comiereis mi carne no tendréis vida en vosotros" (sacramentos) (cfr. Mc. 16, 16, Mt. 19, 17, Jn. 3, 5, jn. 6, 54).
"Con frecuencia, el hombre actual no sabe lo que lleva dentro, en lo profundo de su ánimo, de su coraz6n. Muchas veces se siente inseguro sobre el sentido de su vida en este mundo. Se siente invadido por la duda, que se transforma en desesperación. Permitid, pues -os lo ruego, os lo imploro con humildad y con confianza-, permitid que Cristo hable al hombre. ¡Sólo El tiene palabras de vida, sí, de vida eterna!" (Juan Pablo II, Homilía en la inauguración de su Pontificado, 22-XI-1978).
La revelación sobrenatural
La Revelación es absolutamente necesaria para conocer el orden sobrenatural, al que Dios se dignó elevarnos.
2.1 LA RELIGION REVELADA O REVELACION
2.1.1 Naturaleza de la Revelación
a) Noción
La Revelación es la manifestación que Dios hace a los hombres en forma extraordinaria, de algunas verdades religiosas, mponiéndoles la obligación de creerías.
Se dice: "en forma extraordinaria", para distinguirla del conocimiento natural y ordinario que alcanzamos por la razón.
Generalmente Dios revela así: manifiesta las verdades que desea se conozcan a algún hombreelegido por El, le manda que las enseñe a los demás, y comprueba con milagros que en verdad El las reveló.
"Sólo Dios puede otorgarnos un conocimiento recto y pleno de Sí mismo, revelándose a Sí mismo como Padre, Hijo y Espíritu Santo, de cuya vida eterna estamos llamados por la gracia a participar aquí, en la tierra, en la oscuridad de la fe, y, después de la muerte, en la luz sempiterna" (Pablo VI, El Credo del Pueblo de Dios, n. 9).
b) Revelaciones públicas y privadas
Hablando en un sentido general, podemos distinguir dos clases de revelaciones: la Revelación pública y las Revelaciones privadas.
lo. Revelación pública es la que ha hecho Dios directamente para la utilidad de todo el género humano. Por ejemplo, la hecha a Moisés en el Sinaí y la efectuada por Nuestro Señor Jesucristo.
2o. Revelaciones privadas son las que ha hecho a algunas personas para su utilidad particular.
Ejemplos: las hechas a Santa Gertrudis, a Santa Teresa de Jesús, a Santa Margarita María cuando Nuestro Señor le pidió el establecimiento de la fiesta del Sagrado Corazón y de la devoción de los primeros viernes, etc.
La Revelación pública ha sido hecha por Dios directamente para la utilidad de todo el género humano, e impone la obligación de aceptarla a todos los hombres.
Las revelaciones privadas directamente son hechas para la utilidad particular, y no imponen la obligación de aceptarlas sino a las personas a quienes fueron hechas, o a las personas que tienen plena certeza de ellas, lo que ocurre raras veces.
Respecto a las revelaciones privadas conviene advertir:
a) Las revelaciones privadas no forman parte de la fe, ni enseñan verdades nuevas; sino que han sido hechas para ilustrar las verdades ya reveladas, y hacernos adelantar en la perfección cristiana.
b) La Iglesia no las aprueba sino después de maduro examen; y al aprobarlas no pretende enseñar que cuanto de ellas se diga sea verdadero, ni mucho menos hacerlas obligatorias. Unicamente garantiza que en ellas no se dice nada contrario a la fe y a las buenas costumbres.
c) No podemos despreciar las revelaciones privadas, pues en general contienen enseñanzas de gran utilidad para la vida cristiana.
d) Algunas veces la aprobación de la Iglesia no es una simple certificación de que no hay en ellas nada contra la fe y la moral; sino una afirmación de su origen divino. Tal pasa, por ejemplo, con las revelaciones de¡ escapulario del Carmen a San Simón Stok, de la devoción al Sagrado Corazón a Santa Margarita María, etc.
Aunque en ningún caso llegan a ser artículo de fe.
Las demás revelaciones sólo nos merecen fe humana, de acuerdo con las condiciones intelectuales y morales de la persona que las tuvo.
La Revelación pública terminó con los Apóstoles: después de ellos Dios no ha revelado nuevas verdades que sean objeto de fe.
c) Contenido de la Revelación
"Por la divina Revelación Dios quiso comunicarse El mismo y también los decretos eternos de su voluntad acerca de la salvación de los hombres, para hacerles partícipes de los bienes divinos que sobrepasan de modo absoluto la inteligencia de la mente humana" (Conc. Vaticano II, Const. dogm. De¡ Verbum, núm. 6).
El contenido de la Revelación es el mismo Dios y sus decretos eternos de salvación.
De estas verdades:
a) unas no podía conocer nuestra razón;
b) otras podía conocerlas, pero con mucha dificultad e incertidumbre.
Así de ninguna manera podíamos conocer el misterio de la Santísima Trinidad. Podíamos conocer, pero con dificultad, incertidumbre y mezcla de error otras verdades; por ejemplo, que no hay sino un solo Dios, y que es Espíritu Puro Y Creador de cuanto existe, que el alma humana es inmortal, etc.
lo. Dios ha querido revelarnos verdades que de, ninguna manera podíamos conocer por la pura razón, con el objeto de darnos a conocer el orden sobrenatural.
El orden sobrenatural consiste en la elevación del hombre por la gracia santificante, de simple criatura a la dignidad de hijo de Dios y heredero del cielo. Y también en los medios que Dios eligió para devolvernos la grada y el derecho al cielo que perdimos por el pecado; principalmente los misterios de la Encarnación y Redención.
2o. Dios quiso manifestarnos verdades que nuestra razón podíaconocer pero con dificultad, incertidumbre y mezcla de error, para que todos los hombres pudieran conocerla con facilidad, con certeza y sin mezcla de error (cfr. Conc. Vaticano I, Const. dogm. Dei Filius, Dz. 1786).
2.2 NECESIDAD DE LA REVELACION
2.2.1 Necesidad absoluta y necesidad moral
Una cosa puede ser necesaria de dos modos:
a) Es absolutamente necesaria, cuando sin ella nos es de todo punto imposible conseguir lo que deseamos.
b) Es moralmente necesaria cuando sin ella podemos alcanzar lo que deseamos, pero con grave dificultad y deficiencias.
Así sin estudiar en alguna forma nos es absolutamente imposible aprender. Y sin maestro nos es muy difícil, esto es, casi imposible aprender una ciencia con alto grado de dificultad, como la física nuclear o la filosofía.
En efecto son muy pocos los que tienen la inteligencia y la constancia suficientes para coronar solos un estudio de esa naturaleza.
Además, los que estudian sin maestro están expuestos a graves deficiencias, por ejemplo errores, dudas, lagunas; a hacer un estudio errado. incompleto y poco firme:
2.2.2 En qué sentido es necesaria la Revelación
La Revelación es absolutamente necesaria en un sentido, y moralmente necesaria en otro.
lo. La Revelación es absolutamente necesaria para conocer el orden sobrenatural, al que Dios se dignó elevarnos.
"Puesto que nos elevó al orden sobrenatural, era indispensable que nos manifestara ese orden", dice Santo Tomás (S. Th., q. 1, a. l).
¿Qué gana un niño con que una persona muy rica lo acepte por hijo, y lo nombre heredero de una cuantiosa suma, si no le avisa que lo constituyó heredero, ni las condiciones necesarias para recibir la herencia? De la misma manera, ¿qué habríamos ganado con que Dios nos hubiera hecho sus hijos y herederos, si no nos hubiera revelado nuestra condición de hijos y los medios necesarios para alcanzar la herencia del cielo?
2o. La. Revelación es moralmente necesaria para que las verdades religiosas de orden natural puedan ser conocidas por todos con facilidad, con firme certeza y sin mezcla de error alguno (cfr. Dz. 1786, Conc. Vat. II, Const. Dei Verbum, n. 6).
En efecto, aunque no es imposible que los mejores dotados puedan llegar por sí solos a esos conocimientos, lo harán con dificultad e incertidumbre, y, para la generalidad de los hombres la Revelación seguiría siendo necesaria.
Ya Santo Tomás advertía que gran parte de los hombres por parecer de talento, o de tiempo, o de formación, o por hallarse dominados por pasiones e intereses personales, no llegarían por sí mismos a este conocimiento (cfr. C. G., 1, 4).
Por su parte, también la historia prueba esta necesidad: aun los más grandes filósofos de la antigüedad cayeron en graves errores de orden religioso y moral; y que los pueblos a quienes no ha llegado actualmente la luz de la Revelación viven aún hoy sumergidos en graves errores.
2.3 NOCION DE MISTERIO Y DOGMA
2.3.1 Los misterios
lo - Misterio en general es una verdad que no podemos comprender, por trascender a nuestro entendimiento.
La naturaleza está llena de misterios y vivimos rodeados de realidades que no podemos comprender.
Nadie sabe a ciencia cierta -al menos hoy en día- qué es exactamente la fuerza gravitacional y mucho menos si es susceptible de control. Aún hay muchos "misterios" en el organismo humano y no digamos en las realidades que están físicamente muy alejadas de nosotros, por ejemplo: ¿qué habrá en Aldebarán, que está a 55 años luz de la tierra y es 40 veces mayor que nuestro sol?
2o. Misterio en sentido estricto es una verdad que no podemos comprender, pero que conocemos y creemos porque Dios nos la ha revelado. Por ejemplo, el de la Santísima Trinidad.
No debe extrañarnos que en la Religión haya misterios, porque si a cada paso los encontramos en los seres limitados de la naturaleza, con mayor razón en Dios, Ser infinito, que sobrepasa inmensamente la capacidad de nuestro entendimiento.
"Nunca creería en la divinidad de una religión que no tiene misterios", dijo un célebre pensador. En efecto, un Dios que cabe dentro de mi entendimiento ya no es Dios; y una religión que en todo está al alcance de los hombres, no es divina.
Los misterios no son contrarios a la razón humana, sino que únicamente están por encima de ella.
Por ejemplo, las leyes de la electricidad, que son conocidas por un buen físico, son un misterio para el ignorante. Mas esto no quiere decir que vaya contra su razón, sino que le son superiores.
No puede haber contradicción entre la razón y los misterios revelados, porque siendo Dios a la vez autor de la razón y de la Revelación, cualquier contradicción entre la razón y los misterios revelados implicaría contradicción en el mismo Dios; lo que no es dado suponer.
2.3.2 Dogmas
Dogma en sentido amplio, es una verdad contenida en la Revelación divina.
Dogma en sentido estricto, son las verdades reveladas por Dios y propuestas como tales por el Magisterio de la Iglesia a los fieles, con la obligación de creer en ellas.
La palabra Dogma tiene dos sentidos: unas veces significa una verdad determinada y definida, por ejemplo, el dogma de la Asunción de la Virgen; otras, el conjunto de las verdades reveladas, como cuando decimos: el Dogma católico.
El dogma en sentido estricto es objeto de fe divina y católica. Es de fe divina por proceder de una revelación divina, y es objeto de fe católica por ser una verdad propuesta por el Magisterio infalible de la Iglesia. Quien niega opone en duda de un modo pertinaz las verdades que han de ser creídas, comete el pecado de herejía.
Como puede observarse en el dogma hay dos elementos:
1) Es una verdad revelada por Dios y se halla por tanto contenida ya en la Sagrada Escritura, ya en la Tradición o en ambas.
2) Es una verdad propuesta por el Magisterio de la Iglesia con obligación de creer en ella. Esa propuesta puede hacerla la Iglesia, bien de forma extraordinaria, por una solemne definición del Papa o de un Concilio Universal de acuerdo con el Papa, o por el magisterio ordinario y universal de toda la Iglesia.
2.4 EL DEPOSITO DE LA REVELACION
El conjunto de verdades reveladas por Dios, que se entregaron a la Iglesia y que el Magisterio eclesiástico custodia es el depósito de la Revelación.
La Revelación está contenida en la Sagrada Escritura y en la Tradición:
a) Una parte de las verdades reveladas fue escrita por aquéllos a quienes Dios las reveló, y se llama Sagrada Escritura;
b) La otra parte no fue escrita sino transmitida verbalmente y se llama Tradición
La Sagrada Escritura y la Tradición contienen, pues, toda la doctrina revelada; el Magisterio de la Iglesia custodia e interpreta esa doctrina.
Tanto la Escritura como la Tradición son la palabra de Dios, esto es, su enseñanza comprobada por milagros y profecías; con la diferencia de que la Tradición no fue escrita por aquéllos a quienes Dios la reveló; aunque después con el tiempo otras personas sí pudieron escribirla, para conservarla y transmitirla con mayor fidelidad.
El conjunto de las verdades de la Escritura y de la Tradición se llama "Depósito de la fe ", o "Depósito de la Revelación ".
El Concilio Vaticano II, en continuidad con el de Trento y con el Vaticano I, enseña: "Dios dispuso, con su gran bondad, que todo lo que había revelado para la salvación de toda la gente se conservara íntegro para siempre y se fuera trasmitiendo a todas las generaciones" (Conc. Vaticano II, Const. Dogm. Dei Verbum, núm. 7).
2.4.1 La Sagrada Escritura
a) Su naturaleza
La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo, por aquéllos a quienes Dios la reveló. En consecuencia, "tiene a Dios por autor", como dice el Concilio Vaticano I (Dz. 1 7 8 7).
La Sagrada Escritura se llama Biblia (del griego biblos, que significa libro), porque es el libro por excelencia.
A la Biblia se le llama también: Sagrada Escritura, Libros Sagrados, Libros Inspirados, Palabra de Dios.
Se llaman Versiones de la Sagrada Escritura a las traducciones que se han hecho de la Biblia a otras lenguas distintas de aquéllas en las que se escribieron originalmente, los libros que la forman (hebreo, griego y arameo).
Es célebre la traducción de los setenta, que se remonta más o menos al año 130 antes de Cristo. Es la versión de los libros del Antiguo Testamento, del hebreo al griego, hecha, según la tradición, por setenta sabios de Alejandría.
Las Versiones más importantes en la Iglesia son:
La Vulgata y la Neovulgata.
La Vulgata es la traducción al latín que hizo San Jerónimo a finales del siglo IV. Esta versión fue solemnemente declarada como auténtica por el Concilio de Trento (1546). Se llama Vulgata porque entonces el latín era reputado lengua vulgar o popular respecto al griego.
La Neovulgata es la misma versión Vulgata, a la que se han incorporado los avances y descubrimientos más recientes.
El Papa Juan Pablo la aprobó y promulgó como edición típica en 1979. El Papa lo hizo así para que esta nueva versión sirva como base segura para hacer traducciones de la Biblia a las lenguas modernas y para realizar estudios bíblicos.
b) Inspiración de la Sagrada Escritura
La inspiración divina de la Escritura consiste en tres cosas, a saber:
a) Dios indujo a los autores a que escribieran los libros santos;
b) les sugirió lo que debían decir;
c) los preservó de error.
No consiste pues en que la Iglesia hubiera aprobado con su autoridad libros escritos por industria humana; sino en las tres condiciones indicadas.
La Sagrada Escritura es a un tiempo obra de Dios y del hombre; de Dios, como causa principal; del hombre, como causa instrumental.
Cuando el músico se sirve de un instrumento para obtener sonidos, el artista es la causa principal del sonido, y el instrumento la causa instrumental. Así Dios, dicen los santos Padres, se valió del hombre como de un instrumento para escribir los libros sagrados.
Aunque el autor es un instrumento en las manos de Dios, no deja de ser un instrumento inteligente y libre, que usa conscientemente sus facultades: sentidos, inteligencia, memoria, voluntad.
En consecuencia, el escritor sagrado: a) Puede utilizar conocimientos adquiridos por él de antemano; b) Conserva su personalidad, su estilo y expresión peculiares, hasta incorrecciones de lenguaje; pues a estas cosas no se les extiende la inspiración.
La misma Escritura afirma el hecho de la inspiración. Así Cristo dice que "David habló inspirado por el Espíritu Santo" (Mc. 12, 3 6). Y S. Pablo declara que "Toda escritura es inspirada por Dios " (II Tm. 3, 16).
c) División de la Sagrada Escritura
La Sagrada Escritura se divide en Antiguo y Nuevo Testamento. El Antiguo comprende los libros escritos antes de Cristo. El Nuevo lo escrito después de El.
Testamento significa pacto o alianza. La Revelación, por las promesas que hace Dios en ella, y por las obligaciones que impone, es un verdadero pacto entre Dios y los Hombres.
c. 1 Antiguo Testamento
El Antiguo Testamento consta de 46 libros, que se dividen en 21 históricos, 7 didácticos y 18 proféticos.
a) Los históricos describen la historia de Israel, o de algunos de sus más célebres personajes.
b) Los didácticos (de didakein, enseñar) son libros de enseñanza religiosa y moral.
c) Los proféticos anuncian la venida del Mesías y reprenden al pueblo por sus infidelidades.
Los didácticos y parte de los proféticos están escritos en verso.
c.2 Nuevo Testamento
El Nuevo Testamento consta de 27 libros: 5 históricos, a saber: los 4 Evangelios y los Hechos de los Apóstoles; 21 doctrinales, que son las Epístolas; y uno Profético que es el Apocalipsis.
Mención especial a los Evangelios
Los 4 Evangelios de San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan nos refieren la vida y enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.
Ellos deben ser para el católico el libro de mayor estimación y estudio, porque contienen los ejemplos de¡ divino modelo y las enseñanzas del divino Maestro.
"Tanto enseña Cristo por sus palabras como por sus obras", dice San Agustín. Por eso todo el Evangelio merece ser atentamente meditado.
Digamos una palabra sobre los símbolos con que se representa a los evangelistas. Están tomados de los hechos narrados en el primer capítulo de cada Evangelio.
lo . San Mateo empieza su Evangelio por el origen de Cristo en cuanto hombre. Por eso se le dio por símbolo un rostro humano.
2o. San Marcos empieza por la predicación de San Juan Bautista en el desierto. Su símbolo es un león, animal del desierto.
3o. San Lucas empieza por el sacrificio de Zacarías, padre del Bautista. Su símbolo es un ternero, animal por excelencia de los sacrificios.
4o. San Juan empieza con una página sublirne sobre la generación eterna del Verbo. Su símbolo es un águila, animal que se cierne en las alturas.
El profeta Ezequiel (1, 4-12), tiene una visión, de la que también se han tomado esas figuras.
Veamos algunos datos de cada Evangelista:
SAN MATEO
- Era cobrador de impuestos.
- Uno de los Apóstoles.
- Cita 43 veces el Antiguo Testamento haciendo ver que en Cristo se cumplieron las profecías.
- Relata el Sermón de la Montaña
Convertir a los judíos, haciéndoles ver que Cristo era el Mesías.
- Escribe hacia el año 50-55; en Arameo quizá en Siria.
SAN MARCOS
- Era de Jerusalén.
- Fue secretario ycompañero de viajes de San Pedro.
- No fue de los 12.
- Se detiene mas en los hechos que en las palabras de Cristo.
- Escribió su Evangelio "a ruegos de los cristianos de Roma".
- Fue redactado hacia el año 60, en griego, en Roma.
SAN LUCAS
-Médico de Antioquía.
- Fue secretario ycompañero de viajes de San Pablo.
- No fue de los 12.
- Gran Narrador: es el que tiene mejores prendas literarias.
- Es el único que relata la infancia de Cristo.
- Se propone convertir a los paganos, como compañero que era de San Pablo. El mismo era pagano convertido.
- Escribió el Evangelio hacia el año 62, en griego, parece que en Roma.
SAN JUAN
- Pescador de Galilea.
- Fue uno de los 12. Es llamado "el discípulo amado" de Cristo.
- En su escrito da preferencia a la vida Divina de Cristo. Es quien mejor descubre los tesoros de su corazón. Narra los discursos de la promesa de la Eucaristía y el Sermón de la Ultima Cena.
- Quiere probar la Divinidad de Cristo, que empezaba a ser negada por los primero herejes.
- Intenta completar los otros Evangelios.
- Lo escribió hacia el año 100 en griego, en Efeso.
d) Libros "apócrifos" y biblias protestantes
Un Libro apócrifo es aquél que, teniendo un argumento o título semejante a los libros inspirados, no tiene un autor cierto y no está incluido en el Canon Bíblico fijado por la Iglesia, porque no fue divinamente inspirado y por contener algunos errores.
¿La Biblia católica y las protestantes son iguales?
¡No! Por desgracia No.
A las biblias protestantes les suprimieron algunos libros que están en la Biblia católica; por ejemplo: del Antiguo Testamento: Sabiduría, Judit, Tobías, Eclesiástico y 11 Macabeos y del Nuevo: Epístolas de Santiago, de San Pedro y San Juan. Además, en los libros que conservan, modifican algunas palabras para apoyar sus ideas
erróneas.
2.4.2 La Tradición
a) Su naturaleza
Se llama Tradición a la doctrina revelada por Dios que no está contenida en la Escritura, sino que se ha conservado por diversos medios.
Por eso se dice que la Tradición es "complemento" de la Sagrada Escritura; así, por ejemplo, no todo lo que Nuestro Señor Jesucristo hizo o dijo fue escrito, y sin embargo ha sido transmitido infaliblemente, gracias a la asistencia del Espíritu Santo.
La Tradición ha llegado hasta nosotros por la predicación, la vida misma de la Iglesia, los escritos de los Santos Padres, la liturgia y otras diferentes formas, como luego veremos.
b) Valor de la Tradición
La Tradición, acompañada de las debidas condiciones, tiene el mismo valor que la Sagrada Escritura, porque también es la palabra de Dios, fielmente transmitida hasta nosotros.
Los protestantes le niegan todo valor, y al hacerlo contradicen a un mismo tiempo la razón y la Escritura.
El Concilio Vaticano II, en continuidad con el de Trento y con el Vaticano I, enseña.- "Dios dispuso, con su gran bondad, que todo lo que había revelado para la salvación detodas las gentes se conservara integro para siempre y se fuera trasmitiendo a todas las generaciones " (Conc. Vaticano II, Const. dogm. Deí Verbum, núm. 7).
b. 1 Pruebas de razón
la. La Tradición, esto es, la predicación de los Apóstoles es anterior a la Sagrada Escritura, y durante muchos años fue la única regla de fe.
En efecto la predicación de los Apóstoles comenzó el mismo año de la muerte de Cristo (año 33). En cambio los libros de la Sagrada Escritura no fueron escritos sino desde el año 50 al 100; y sobre todo no fueron conocidos por la Iglesia universal, sino en el curso de los primeros siglos, porque al principio sólo fueron conocidos, por las Iglesias particulares a que iban destinados.
Luego, una de dos: o durante estos primeros años y siglos no había en la Iglesia fuente ninguna defe, lo que es inadmisible, pues equivale a decir que no hubo fe en ellos o hay que admitir una fuente de fe distinta de la Escritura, a saber la Tradición o enseñanza de los Apóstoles y sus sucesores.
2a. No se puede saber con certeza qué libros contengan en realidad la doctrina de Cristo, ni cuál sea su verdadero sentido, sino por la enseñanza de la Iglesia. Luego esta enseñanza es norma o regla importantísima de nuestra fe.
3a. Si la norma de fe fuera sólo la Escritura, y no la enseñanza de la Iglesia, sólo podrían salvarse los que leen la Escritura; conclusión inadmisible.
En efecto hay muchas personas que no saben leer, o no tienen facilidad de procurarse una Biblia. Y aquí debemos pensar no sólo en el gran número de personas ignorantes de nuestros días y países, sino sobre todo en la dificultad máxima de conseguir una Biblia antes de que se descubriera la imprenta: y en los cristianos convertidos en tierra de misiones, que no tienen Biblia en el único idioma que conocen.
b. 2 Pruebas de la Sagrada Escritura
Se prueba que la enseñanza de la Iglesia es fuente de la fe:
lo. Por las palabras de Cristo. Este dijo a los Apóstoles:
"Id y predicad el Evangelio a toda criatura" (Mc. 16, 15) y no "Id y escribid libros"; y "El que a vosotros oye, a mí me oye"; (Lc. 10,16) y no el que a vosotros lee.
2o. Por la enseñanza de San Pablo, que escribe así a los fieles de Tesalónica:
"Manteneos firmes en la fe, y conservad las tradiciones que habéis aprendido, ya por la predicación, ya por mi epístola" (II Tes. 2, 14). Aquí le da exactamente el mismo valor, como fuente de fe, a su Epístola (Escritura) y a su predicación (Tradición).
Dice también a Timoteo: "Lo que has oído de mí delante de muchos testigos, confíalo a otros hombres fieles, capaces de instruir a los demás" (II Tim. 2, 2). Confía, pues la fe a la enseñanza, ya a la suya propia, ya a la de sus discípulos.
3o - San Juan declara que si se escribiera todo lo que Cristo dijo no cabrían los libros en el mundo; lenguaje figurado que da a entender que deja sin escribir muchas cosas acerca de Cristo (cfr. Jn. 21, 25). Dice también en su 2a. carta: "Aunque tenía muchas cosas que escribimos, no he querido hacerlo por medio de tinta y papel, porque espero veros y hablaros de viva voz" (II Jn. 12).
Tanto la razón como la Escritura enseñan, pues, el valor de la Tradición como fuente de la fe. Y los protestantes deben aceptarla si en verdad respetan la enseñanza de la Escritura.
c) Fuentes de la Tradición
La Tradición se halla contenida principalmente:
lo. en los símbolos de la fe,
2o. en la liturgia y vida de la Iglesia,
3o. en los escritos de los Padres y Doctores de la Iglesia.
c. 1 Símbolos de fe
Símbolos de fe son ciertas fórmulas que compendian las principales verdades de ella. Los principales son:
a) El Símbolo de los Apóstoles, que remonta a la edad apostólica. Es el Credo.
b) El Símbolo de San Anastasio (Quicumque), que contiene una amplia declaración de los misterios de la Santísima Trinidad y la Encarnación.
A los símbolos deben agregarse las Profesiones de Fe, que son también formulas en que se confiesan los dogmas y se condenan los errores contrarios. La principal es la ordenada por el Concilio de Trento.
c.2 La liturgia y la vida de la Iglesia.
La Tradición se halla también contenida en los ritos de la liturgia, que muchas veces son unaconfesión implícita de la fe.
Así, el rito de difuntos es una confesión de la creencia en el Purgatorio, pues ni los bien aventurados necesitan ayuda, ni los condenados pueden recibirla. La Santa Misa es una confesión del dogma de la Redención, etc.
Por otra parte, como enseña el Concilio Vaticano II (cfr. Const. dogm. Dei Verbum), Cristo quiso que su Revelación incluyera no sólo sus enseñanzas orales sino también su vida y sus obras. Y este ejemplo suyo, continuado en la persona y ministerio de los póstoles y sus sucesores, plasmado en las instituciones y la vida y sentir del pueblo cristiano, forma también parte de la Tradición.
El Concilio Vaticano II viene pues a decirnos que, en el fondo, la Tradición no es otra cosa que la misma Iglesia, que en su doctrina, en su vida y en su culto, perpetúa y trasmite a todas las neraciones todo lo que ella es y todo lo que Ella cree (cfr. Dei Verbum, n. 8).
c.3 Padres y Doctores de la Iglesia
a) Padres de la Iglesia son los escritores de la antigüedad cristiana (anteriores al siglo VII) que se distinguieron por la pureza de su fe y por su santidad. Llámanse Padres apostólicos a los que conocieron a los Apóstoles, como San Ignacio de Antioquía, San Policarpo de Esmirna, San Clemente Romano, etc.
b) Doctores de la Iglesia son aquellos escritores que además de distinguirse por la pureza de su fe y la santidad, destacaron por su ciencia eminente.
Los cuatro grandes doctores en la Iglesia griega son: San Atanasio, San Basilio, San Gregorio Nacianceno y San Juan Crisóstomo.
Y los cuatro grandes doctores en ía Iglesia latina son: San Ambrosio, San Jerónimo, San Agustín y San Gregorio Magno .
Se distinguen también entre los doctores: San Bernardo, San Anselmo, San Buenaventura, San Isidoro de Sevilla, San Francisco de Sales, San Juan de la Cruz, San Alfonso María de Ligorio y sobre todo Santo Tomás de Aquino. Y entre las mujeres Santa Teresa de Jesús y Santa Teresa de Liseux.
Santo Tomás de Aquino es quizá la mayor luminaria de la Iglesia. Sobresalió especialmente en Sagrada Teología.
Su obra más conocida es la Suma Teológica. En muchos documentos los Papas han manifestado su voluntad de
que la doctrina de Santo Tomás oriente la enseñanza católica.
Sobre la legitimidad y valor de las diversas fuentes de la Tradición, le compete juzgar únicamente a la Iglesia Católica, que es Maestra de toda la verdad revelada, columna y fundamento de la verdad. En otras palabras, la Tradición es infalible sólo cuando está reconocida y sancionada por el Magisterio de la Iglesia.
2.4.3 El Magisterio de la Iglesia
El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado por Dios únicamente al Magisterio de la Iglesia. Ya hemos dicho cómo es el Magisterio quien sanciona la infalibilidad de una verdad contenida en la Tradición; ahora nos detendremos a hablar de su intervención respecto a la Biblia.
a) La Iglesia depositaria de la Palabra de Dios
Tres poderes corresponden a la Iglesia respecto a los libros sagrados: fijar su canon, determinar su sentido y velar por su integridad (cfr. Const. dogm. Dei Verbum, n. 10)
lo. Fijar el canon de las Escrituras significa determinar qué libros se deben tener por revelados, y cuáles no.
Canón significa aquí lista u orden de los libros revelados. Cristo, al dejar a su Iglesia la facultad de velar por su doctrina, tuvo que darle el poder de determinar en qué libros se hallaba esta doctrina.
De otra suerte los fieles no hubieran sabido a qué atenerse en materia de tanta trascendencia. Es de advertir que en los primeros siglos muchos libros no revelados trataron de pasar por revelados.
2o. Determinar el sentido significa interpretar cuál es la verdadera manera de entenderla, especialmente en los pasajes obscuros y difíciles.
La Sagrada Escritura es un libro divino y misterioso, en el cual, como dice San Pedro, "Hay cosas difíciles de entender, cuyo sentido falsean los indoctos para su propia perdición" (II Pe. 3, 16). Habrá muchos pseudoprofetas seguidos por muchedumbres dice el mismo apóstol (II Pe. 2, 1 y 2).
3o - Velar por su integridad quiere decir estar alerta, para que la Escritura no vaya a sufrir alteración o menoscabo.
Sólo la Iglesia tiene este triple poder, porque sólo a ella confió Cristo el depósito de la fe, y le dio la misión de enseñar.
b) Falsedad del libre examen
El libre examen de la Escritura, doctrina fundamental del Protestantismo, consiste en admitir que cada uno "tiene derecho" de interpretar a su gusto la Sagrada Escritura.
El libre examen no puede aceptarse, porque resultarían tantas doctrinas e Iglesias cuantas interpretaciones; y es evidente que Cristono quiso fundar sino una sola Iglesia con una sola doctrina.
Como consecuencia del libre examen el Protestantismo se halla dividido en innumerables sectas, que profesan doctrinas contradictorias.
Otra prueba de que el libre examen conduce al error, es que los herejes de todos los tiempos han preferido defender sus errores con falsas interpretaciones de la Escritura.
Así, en vista del peligro de interpretaciones subjetivas o heterodoxas, la Iglesia indica que las ediciones de la Sagrada Escritura "sólo pueden publicarse si sonaprobadas por la Sede Apostólica o por la Conferencia Episcopal" (CIC, c. 825 & l), con notas aclaratorias necesarias y suficientes, porque son muchos los pasajes difíciles.
2.5 INMUTABILIDAD DEL "DEPOSITO" DE LA REVELACION
La Revelación de Dios a los hombres tiene su culminación en Jesucristo. Ya no es un mensajero de Dios el que viene a revelar un aspecto del plan salvador: es Dios mismo el que, en su misma realidad personal, revela el Ser y el actuar divinos. "Dios últimamente nos ha hablado por medio de su Hijo" (Heb. 1, l). En Jesús culmina la Revelación, pues es la Palabra, el Verbo hecho carne (cfr. Jn.1,14).
Jesucristo, "con toda su presencia y manifestación, con sus palabras y obras, prodigios y milagros, y, ante todo, con su muerte y resurrección y, finalmente, enviando al Espíritu de verdad, culmina plenamente la Revelación" (Const, dogm. De¡ Verbum, n. 4).
De lo anterior se desprende que con la muerte del último Apóstol -testigo ocular cualificado-, se cerró el contenido del depósito revelado por Dios.
La Iglesia, que es depositaria de la Palabra de Dios que es inmutable, no puede quitar o añadir nada.
Puede hablarse, sin embargo, de un progreso en el modo de explicar esas verdades.
2.5.1 Cierto progreso
Todas las verdades enseñadas por Dios a los hombres están contenidas en la Escritura y en la Tradición. Pero no se han conocido y profundizado en toda su amplitud.
De acuerdo con estas dos ideas precisemos en qué sentido se puede admitir el progreso del dogma católico, y en qué sentido no.
Podemos sentar estos tres principios:
lo. Con la muerte de los Apóstoles quedó terminada la Revelación; y después de ellos Dios no ha revelado ninguna verdad nueva.
En consecuencia, cuando la Iglesia define solemnemente un nuevo dogma, no establece una verdad nueva, no contenida en la Escritura y en la Tradición; sino que por el contrario declara que esta verdad está contenida en la Sagrada Escritura y en la Tradición; y que por lo mismo hay que admitirla.
2o. Los dogmas no pueden cambiar de sentido; pero sí pueden cambiar los términos en que son expresados.
a) No pueden cambiar de sentido. Repugna que lo que la Iglesia aceptó ayer como verdadero, hoy lo rechace como falso; o el caso inverso. Ello equivaldría a negar la asistencia que Dios prometió.
b) Pero sí sucede que los dogmas se pueden expresar con palabras más claras y precisas.
Ejemplos: El dogma de la Santísima Trinidad se expresó al principio diciendo que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Fue Tertuliano quien empleó por primera vez la fórmula que después quedó definitiva: En Dios hay Tres Personas y una sola es su Naturaleza.
Desde un principio se admitió que por las palabras de la consagración el pan se cambia en el cuerpo de Cristo. Pero la palabra transubstanciación (cambio de una substancia a otra) la empleó por primera vez la Iglesia en el IV Concilio de Letrán 1215).
En consecuencia el dogma es invariable, pero las explicaciones y términos de los teólogos pueden cambiar. La Iglesia sólo los acepta como la mejor manera de expresar por el momento el Dogma de que se trata.
3o. El progreso del Dogma consiste en que la Iglesia enseña de modo claro y explícito, verdades que estaban contenidas en la Escritura y en la Tradición de modo velado e implícito.
Así el Dogma de la infalibilidad del Papa estaba contenida en forma implícita y velada en las palabras: "Tú eres Pedro, y sobre ti edificaré mí Iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" (Mt. 16, 18). O en estas otras, dirigidas también a San Pedro: "He rogado por ti para que tu fe no perezca, y tú confirmado en ella confirma a tus hermanos" (Lc. 22, 32).
Y el Concilio Vaticano I definió el dogma de una manera precisa y explícita, precisando que el Papa es infalible cuando habla de dogma o de moral a toda la Iglesia en calidad de maestro supremo.
No debe extrañarnos este progreso pues la Sagrada Escritura es un libro lleno de profunda y misteriosasabiduría, de suerte que no entrega de una vez todas las verdades que contiene, sino a medida que se estudia y se reflexiona sobre ellas.
2007-03-05 21:17:21
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answer #10
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answered by Conciencia 1
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