¡¡¡SALVEMOS A NUESTROS HIJOS!!!
Marco teórico:
Cualquiera sea la raza, religión, sexo, edad o nivel socioeconómico de las personas, nuestra sociedad se ha unido alrededor de la experiencia cultural compartida de la televisión(Levine, 1997). Según el reporte Nielson de 1985, los niños escolares pasan semanalmente veintiséis horas y veinte minutos, en promedio, viendo televisión. Singer y Singer señalaron que los niños pasan más tiempo viendo televisión que realizando cualquier otra actividad, excepto dormir(Rice, 1997)
Según datos de la UNESCO, América Latina muestra un aumento de la oferta de canales de televisión disponibles, y también un aumento de televisores en los hogares. En Chile, entre 1970 y 1990, la disponibilidad de televisores por mil habitantes aumentó de cincuenta y tres a doscientos cinco(Fuenzalida, 1994).
La influencia de la televisión en los niños, en su desarrollo, y sus relaciones son muy importantes(Rice, 1997), se ha planteado que la televisión, al mostrar las duras realidades de la vida a los niños, ha modificado la naturaleza de la infancia. Por otra parte, los medios de comunicación llevan a los hogares ideas y percepciones, las cuales, con frecuencia, riñen con los valores paternos(Levine, 1997).
De lo anterior podemos concluir que la televisión es, sin lugar a dudas, un importante agente de socialización(Fuenzalida, 1994), el cual afecta todos los aspectos de ésta(Hoffman, 1997).
Los padres ejercen menos control sobre los programas que el niño ve(la mayoría no van destinados a los niños)a medida que el niño se hace mayor (Hoffman, 1997), esto se suma al hecho que los padres están cada vez menos tiempo con los niños(Levine, 1997). Todo esto, ha llevado a investigar, debido a la preocupación de los padres, educadores y psicólogos, los efectos tanto negativos como positivos de la televisión en las diferentes áreas del desarrollo del niño(Hoffman, 1997).
Violencia televisiva y comportamiento agresivo
Actualmente, el tema de la violencia en la televisión ha generado gran preocupación, debido a que estimularía la conducta agresiva en los niños(Rice, 1997), los cuales pasan muchas horas frente al televisor viendo programas infantiles(tales como los Power Rangers o Dragon Ball Z), o para adultos, siendo los primeros seis veces más agresivos(Papalia, 1997). Entre los actos violentos que son vistos por los niños están: asesinatos, guerras, puñetazos, golpizas, cuchilladas, balaceras, patadas, accidentes violentos y destrucción de propiedades, entre otros. Los niños que ven violencia en la pantalla se comportan más agresivos sin importar su localización geográfica, su sexo, su nivel socioeconómico o si tienen problemas emocionales. Este efecto es interdependiente, es decir, los niños agresivos eligen programas violentos y aquellos que ven estos programas, son más agresivos. La televisión fomenta la conducta agresiva de dos modos, o imitan el modelo que observaron y llegan a aceptar la agresión como conducta apropiada(Rice, 1997).
La imitación es el primer mecanismo de aprendizaje que tienen los niños y éstos no son especialmente selectivos en lo que imitan, y lo hacen tanto con modelos reales como con personas en la televisión o dibujos animados(Levine, 1997)
Los niños no imitan tan fácilmente lo que ven, lo que aprenden en los medios es más que imitación, ya que, de la gran cantidad de conductas, imágenes, actitudes y valores a los cuales están expuestos, eligen sólo algunos.
El niño, después de observar episodios violentos, puede que no actúe violentamente pero esto no significa que no haya aprendido una solución agresiva. A medida que son mayores, la conducta agresiva refleja más estilo interpersonal que cada uno está desarrollando. Hay variables importantes en la eficacia de un mensaje de los medios de comunicación (Levine, 1997)
Estos son:
La identificación con el personaje: si son atractivas, respetadas y poderosas, además de identificarnos y empatizar con el personaje es más probable que lo imitemos.
¿La violencia es reforzada? : los niños llegan a concusiones morales observando qué conductas son castigadas y cuáles no lo son, y es más probable que los niños imiten conductas reforzadas. Además la violencia que aparentemente se justifica tiene más probabilidad de ser imitada. La justificación está dada por ejemplo por instrucciones, esta obediencia ciega fomentada por la televisión, se debería recalcar la responsabilidad individual, es decir, alentar a los niños a reflexionar y pensar en las consecuencias.
¿La violencia parece real o ficticia? : la violencia real afecta mayormente a la gente que la violencia irreal. En un estudio se comprobó que los niños luego de ver un episodio de violencia real eran más violentos que los que vieron un episodio ficticio. A diferentes edades, los niños consideran reales cosas muy diferentes, los niños pequeños consideran como "real" todo aquello que puede ocurrir, pero comprenden a muy temprana edad que los dibujos animados son menos reales, según algunos investigadores la violencia en la televisión produce menos efectos negativos si aparece en dibujos animados donde es castigada, las consecuencias negativas sean claras y el malhechor sea una persona completamente mala.
Aunque los niños sepan que los dibujos animados no son reales, el ver frecuentes episodios de violencia en éstos igual aumenta la agresividad(Levine, 1997).
Los programas de televisión en los horarios de mayor audiencia muestran alrededor de cinco escenas violentas por hora, y los dibujos animados veintitrés escenas por hora. Se ha descubierto que las personas que ven mucha televisión son más temerosas e inseguras, esto ocurre tanto en adultos como en niños. En general se nos presenta una idea equívoca y pesimista del mundo, lo cual afecta más a los niños pues tienen menos fuentes de información(Levine, 1997).
Uno de los aspectos que más preocupa, sobretodo a los padres, es que los niños se estén volviendo insensibles ante la violencia, ya que ésta parece endurecer a los niños, quienes al ver un acto violento, tienden a reaccionar con indiferencia(Levine, 1997 y Papalia, 1997). Estudios han demostrado que ver con frecuencia episodios violentos disminuye reacciones emocionales y también el interés por ayudar a otras personas en peligro o buscar ayuda para hacerlo.
Cuanta más violencia veamos y cuanto menos nos perturbe, más probabilidades tenemos de hacernos tolerantes a la violencia en la vida real. La desensibilización a la violencia se opone al sano desarrollo y es posible que esta reducción de la ansiedad sea lo que facilita el comportamiento agresivo. Por otra parte, investigadores han concluido que los niños que ven violencia en los medios de comunicación, tienen más probabilidad de considerar las peleas como un mecanismo normal para solucionar los conflictos(Levine, 1997).
Si bien no se puede establecer una relación de causalidad entre la TV y el comportamiento agresivo(Hoffman, 1997), se sabe que sus efectos no son triviales y pueden provocar incluso la muerte, entre otras tragedias(Levine, 1997).
Un estudio longitudinal concluyó que la cantidad de violencia vista por los sujetos cuando niños, estaba asociada con su agresividad a las edades de 19 y 30 años(Rice, 1997).
Por todo esto, la American Psychological Association, ha solicitado un mayor esfuerzo para reducir la violencia en la TV(Papalia, 1997).
Roles de género y televisión:
Los niños obtienen de la televisión información sobre posibles ocupaciones y/o actividades para hombres y mujeres, y creen que esta información es cierta(Hoffman, 1997). La TV presenta muchos más estereotipos de los que se encuentran en la vida real. Aparecen más hombres, y éstos son más agresivos, activos, constructivos y serviciales, sus actividades la aportan recompensas tangibles. Pero las mujeres tienden a ser diferentes, pasivas e ignoradas, y son castigadas si ser vuelven muy activas(Hoffman, 1997).
En los últimos años han cambios en la televisión, las mujeres pueden trabajar fuera de la casa y los hombres pueden estar a cargo de los niños, pero todavía hay muchos estereotipos del género(Papalia, 1997).
La teoría del aprendizaje social plantea que los niños imitan los modelos que ven y entonces, los que ven más TV estarían más tipificados por el género. Además se demostró que ambos sexos recuerdan mejor las secuencias televisivas que confirman los estereotipos(Papalia, 1997), pero cuando éstos son rotos, los niños reaccionan, suelen ser más flexibles en sus visiones y aceptan que hombres y mujeres tengan ocupaciones no tradicionales. En las investigaciones se ha observado que las niñas son más receptivas a estos cambios, aceptan los roles no tradicionales tanto en los demás como en ellas mismas(Hoffman, 1997).
A pesar de los cambios en gran parte de los programas de televisión, se sigue retratando un mundo en el que se valora ser hombre, blanco y joven, y se denigra el ser mujer, viejo, de piel oscura o extranjero. A esto se suma el que en los comerciales las diferencias entre los roles de género son mucho mayores que en la vida real, y muy pocos de ellos rompen con los estereotipos(Hoffman, 1997).
Educación y televisión:
La televisión parece constituir un estímulo importante en el desarrollo de la capacidad de comprensión lectora al favorecer la adquisición de destrezas cognitivas y lingüísticas, sobretodo en niños de nivel social bajo, que proveería los contenidos que no pueden extraer de su medio, y en niños con un CI relativamente bajo. Los logros de aprendizaje a partir de programas culturales o de entretención son incidentales(Uribe y otros, 1996).
Programas educativos como "Plaza Sésamo", por ejemplo, han arrojado beneficios que consisten en que aumentan las habilidades para reconocer y nombrar letras, clasificar objetos, nombrar las partes del cuerpo y reconocer formas geométricas(Rice, 1997), además los niños llegan a la guardería con un buen vocabulario y muy bien predispuestos a aprender a leer(Hoffman, 1997). Sin embargo, este programa no reduce las diferencias entre niños aventajados y aquellos con desventajas. Por otra parte, estos programas pueden enseñar a los niños a cooperar, a compartir, a ser afectuosos, amistosos, a controlar la agresión, cómo afrontar la frustración y a terminar las tareas que emprenden. Se pueden presentar modelos de relaciones familiares armoniosas y de conducta cooperativa comprensiva y educativa(Rice, 1997).Sin embargo el efecto de la televisión prosocial es débil, lo cual puede ser explicado por la inclusión relativa en ese medio de varias emociones(Hoffman, 1997).
Estos programas educativos son los más escasos en América Latina, lo que puede explicarse porque, por una parte, tienen un alto costo, y por lo general tienen muy poca audiencia(Fuenzalida, 1994).
2007-03-02 12:22:18
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answer #4
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answered by Anonymous
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