Una anulación, o mas propiamente, una declaración de nulidad de matrimonio, es un decreto emitido por una autoridad competente de la Iglesia o un acto eclesiástico del Tribunal de la Iglesia, generalmente a nivel diocesano.
Nadie, tampoco la Iglesia, puede poner fin al sacramento matrimonial que haya sido válidamente contraído. Pero la Iglesia reconoce que hay matrimonios que, aunque se celebraron con un rito en la iglesia, no adquirieron carácter sacramental porque faltó un elemento esencial del matrimonio. Cuando se le pide hacer justicia para clarificar estos casos la Iglesia, como madre, ejerce su autoridad en un proceso jurídico.
La Iglesia tiene obligación de ser fiel a la enseñanza de Cristo sobre la indisolubilidad del matrimonio (Cf. Mt 19,6), por eso defiende el lazo matrimonial hasta que no se pruebe que es nulo. La anulación no pone fin a un matrimonio sacramental, mas bien declara que nunca existió como sacramento, aunque se haya celebrado el rito del matrimonio.
No se niega que haya habido una unión conyugal ni cesan las obligaciones naturales y civilies. El tribunal se limita a juzgar si el matrimonio en el principio fue válido como sacramento. Puede haberse celebrado una boda en la Iglesia, haber tenido hijos y sin embargo no ser un sacramento.
El Tribunal de la Iglesia puede conceder la anulación del matrimonio después de una minuciosa investigación de las razones presentadas por la parte actora (la que presenta la petición). Durante la investigación, el tribunal se comunica con ambas partes para escuchar sus argumentos. Entre las razones que pueden llevar a la anulación:
Falta de procedimiento canónico si una parte es católica y requiere ser casada en presencia de un sacerdote, diácono u obispo.
La existencia de un impedimento que no se puede dispensar. (ejemplo matrimonio entre hermanos)
La presencia de una intención contraria al matrimonio en el momento de la boda.
La presencia de un factor psicológico que a uno o a los dos le haya impedido hacer un compromiso en conciencia.
La incapacidad de asumir las responsabilidades fundamentales del matrimonio.
El uso de la fuerza o el engaño para llevar a uno o a los dos al matrimonio.
El tribunal que decide los casos tiene su cede generalmente en la diócesis donde vive la parte actora.
Para pedir una anulación matrimonial se debe recurrir al sacerdote de la parroquia.
¿Pueden darse injusticias en estos procedimientos?. Si, pueden darse porque la anulación es un ejercicio de la autoridad no infalible de la Iglesia. El Papa ha reconocido este peligro. Pero con más frecuencia cometen injusticia los que juzgan la decisión eclesiástica y se convierten ellos mismos en jueces sin que Dios los haya instituido.
Para mas información, por favor hablen con un sacerdote personalmente.
Padre Jordi Rivero
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El Papa pide a los jueces mas rigor en casos de anulación
El Papa Juan Pablo II ha advertido el peligro del abuso que puede ocurrir contra el sacramento si las anulaciones se otorgan con ligereza.
CIUDAD DEL VATICANO, 18 oct. (Zenit).- Juan Pablo II recibió ayer a un grupo de obispos estadounidenses venidos a Roma en visita «ad limina», procedentes de las provincias eclesiásticas de Colorado, Wyoming, Utah, Arizona y Nuevo México».
El Santo Padre les recordó que los tribunales eclesiásticos no deben conceder con demasiada facilidad la nulidad del matrimonio. Es más, en caso de duda, el juez está obligado a hacer prevalecer «la validez del vínculo matrimonial».
«La indisolubilidad del matrimonio --explicó el Papa-- es una enseñanza que viene del mismo Cristo. Por ello, el primer deber de los pastores y de los colaboradores pastorales consiste en ayudar a las parejas a superar las eventuales dificultades» que experimenten.
El recurso a los tribunales eclesiásticos, subrayó el pontífice, «debe ser la última solución». Al mismo tiempo, exigió a los pastores de Estados Unidos que preste gran atención «para explicar a los fieles qué es una sentencia de nulidad, de modo que no se interprete como un divorcio con otro nombre».
El Catecismo de la Iglesia católica, promulgado por este Papa, explica en el número 1628 que si uno de los dos cónyuges da su consentimiento bajo «violencia o temor grave externo», el matrimonio es inválido. «Por esta razón (o por otras razones que hacen nulo e inválido el matrimonio) --explica el número siguiente--; la Iglesia, tras examinar la situación por el tribunal eclesiástico competente, puede declarar "la nulidad del matrimonio", es decir, que el matrimonio no ha existido. En este caso, los contrayentes quedan libres para casarse, aunque deben cumplir las obligaciones naturales nacidas de una unión precedente anterior».
Algunos casos de nulidades de personas famosas han puesto en evidencia que algunos tribunales eclesiásticos de Estados Unidos sienten la tentación de conceder con cierta facilidad la declaración de nulidad de un matrimonio.
Así, al encontrarse con los prelados estadounidenses, el pontífice concluyó: el juez, por tanto, «no debe formular una sentencia de nulidad del matrimonio si no ha adquirido la certeza moral de la existencia de la nulidad; no basta que sea probable».
ZS98101804
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Los matrimonios fracasados no son automáticamente nulos
Juan Pablo II, Al recibir a los jueces de la Rota Romana
30 enero 2005. Síntesis del artículo de ZENIT.org
Juan Pablo II ha alertado ante la tentación, que también pueden experimentar los jueces eclesiásticos, de considerar por presiones externas que matrimonios fracasados son automáticamente matrimonios nulos.
La Iglesia católica, que considera que el matrimonio es indisoluble (razón por la que no acepta el divorcio), reconoce --en situaciones muy concretas recogidas por el Código de Derecho Canónico-- que la celebración de un matrimonio ha sido nula, por ejemplo, cuando ha tenido lugar bajo amenazas.
En su discurso, el Papa afrontó la «dimensión moral» de todos los implicados en estos procesos jurídicos eclesiásticos, que al igual que en los civiles, podrían estar influenciados por «intereses individuales y colectivos», induciendo «a las partes a recurrir a formas de falsedad o incluso a la corrupción».
Estas presiones podrían tener como objetivo, reconoció con claridad el obispo de Roma, «alcanzar una sentencia favorable», es decir, que los tribunales eclesiásticos declaren la nulidad de un matrimonio, por ejemplo.
«De este riesgo no quedan exentos ni siquiera los procesos canónicos, en los que se trata de conocer la verdad sobre la existencia o no existencia de un matrimonio», advirtió.
«En nombre de pretendidas exigencias pastorales, alguna voz se ha alzado para proponer que se declaren nulas uniones totalmente fracasadas. Para obtener este resultado se sugiere recurrir al expediente de mantener las apariencias procesales».
Estas propuestas o presiones, aseguró el Papa, están en contra de «los más elementales principios de la normativa y del magisterio de la Iglesia».
El Papa se dirigió en particular a los obispos --que nombran a los jueces eclesiásticos-- y a los mismos jueces para recordar que «la deontología del juez tiene su criterio inspirador en el amor por la verdad».
«Por tanto debe estar convencido ante todo de que la verdad existe».
«Hay que resistir al miedo de la verdad, que a veces puede nacer del temor de herir a las personas. La verdad, que es el mismo Cristo, nos libera de toda forma de compromiso con las mentiras interesadas».
2007-02-22 08:27:45
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answer #1
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answered by Anonymous
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Hacete asesorar, en tu parroquia, hay tribulales eclesiásticos, que pueden anular tu matrimonio, claro que la razón tiene que ser valedera, falta de consumación, demencia, enfermedades anteriores al matrimonio, no reveladas, alcoholismo, drogadiccion, infidelidad, y muchas causales más, También hay matrimonios que tienen vicios de nulidad, como la imposición por la fuerza a casarse con esa persona. Yo conozco algunos casos que lo consiguieron. Chau
2007-02-22 09:43:11
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answer #2
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answered by Lolypop 7
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