English Deutsch Français Italiano Español Português 繁體中文 Bahasa Indonesia Tiếng Việt ภาษาไทย
Todas las categorías

necesito saber el origen taino de por lo menos tres pueblos

2007-02-20 08:50:16 · 3 respuestas · pregunta de zion 1 en Arte y humanidades Historia

3 respuestas

Hoy palpita con fuerza el deseo de conocer los antepasados. Y es que por las venas del 61% de los puertorriqueños corre sangre indígena, según recientes estudios del biólogo Juan Carlos Martínez Cruzado, catedrático del Recinto Universitario de Mayagüez. Además, el próximo 19 de noviembre se conmemora la llegada a Borikén de los españoles, en 1493, quienes eclipsaron la floreciente cultura taína de aquel tiempo. Cuatro culturas indígenas vivieron aquí y formaron a los taínos que resuenan en nuestra sangre. Los parques ceremoniales y los museos que conservan material arqueológico abren una puerta por donde nos asomamos al pasado de los ancestros, que nunca ha dejado de fascinar a los seres de nuestros días.
Si, por ejemplo, observamos desde arriba el Parque Ceremonial Indígena de Tibes, en Ponce, contemplamos un terreno amplio con nueve bateyes, espacios enmarcados por hileras de piedras. La cultura ostionoide o pretaína, que vivió en Puerto Rico alrededor del 700 d. C., los construyó con el fin de jugar a la pelota y celebrar ceremonias. Nos parece verlos golpear la esfera con todas las partes del cuerpo, excepto con las manos. Imaginamos el momento en que introducían una espátula por sus bocas, vomitaban la bilis de tres días de ayuno, y entonces inhalaban un polvo alucinógeno que los transportaría ante los dioses o les revelaría el futuro. Antes, cuando no estaban los bateyes, la cultura igneri que habitó el lugar desde principios de la era cristiana utilizaba el enclave como cementerio o centro ceremonial.

De esas plazas en Tibes sobresale el batey central, donde se han encontrado 130 enterramientos humanos, y donde perviven petroglifos sencillos. Más allá, divisamos un batey circular, con puntas que se extienden al exterior, como un sol. Se cree que los pretaínos lo usaban como calendario que indicaba las mejores épocas para sembrar la yuca, el maíz, los lerenes y la batata.

Cerca de las plazas, hay una recreación de un conuco, sembradío para cultivar los productos mencionados. Cerca, crecen la higüera, el samán y la cohoba, árboles utilizados para fabricar ditas, canoas y los polvos alucinógenos, en orden respectivo. No lejos, se encuentra la representación de un poblado compuesto por bohíos, pequeñas casuchas para dormir, descansar y tratar a los enfermos; así como un caney, albergue cuadrado que pertenecía al cacique, jefe de los grupos indígenas más recientes.

Caminamos hasta el museo del parque, que expone material arqueológico de diferentes culturas, encontrado en diversos pueblos de Puerto Rico. Se muestran recipientes de caracol, así como machacadores y raspadores de piedra que pertenecieron a la cultura arcaica que, aunque no vivió en Tibes, llegó a la Isla hace más de 4,000 años. Desconocedores de la cerámica y la agricultura, ellos habitaban las cuevas, cazaban y recolectaban frutos, mientras se movían de lugar en lugar cuando disminuían los recursos.

Al lado, acampanadas vasijas pintadas de blanco sobre rojo saltan a la vista. Son obras artesanales de los igneri, quienes llegaron desde el Orinoco, en Venezuela, después de los arcaicos. Encontramos vasijas con diferentes figuras y pequeños cemíes (dioses menores). En otro espacio, encontramos artículos de los ostionoides o pretaínos, una cultura producida por la mezcla de los arcaicos y los igneri, o una evolución de estos últimos, según Carmen Martínez Alvarado, quien ha sido guía del parque por más de 20 años.

Las cerámicas ostionoides cambian las formas acampanadas y los colores por figuras naviculares. También hay aretes, collares y artefactos de piedra, así como restos de un ostionoide que fue enterrado en posición fetal.


El nacimiento de los taÍnos


Nos topamos con una sección de artefactos de la cultura taína, desarrollada unos 300 años antes del arribo de los españoles. Los taínos -que no vivieron en Tibes- se destacaron por el uso de la piedra y el énfasis en los petroglifos, entre muchos otros aspectos. De ellos encontramos los misteriosos aros de piedra, que llegan a pesar hasta 70 libras. Los taínos también pulieron las técnicas de trabajar la madera, utilizada para fabricar asientos llamados dujos (que aquí se exhiben). Vemos amuletos y marcadores de piel, que tienen figuras con el sexo masculino o femenino indicado.

Si saltamos hacia el otro lado de la Cordillera Central, nos apostamos en el Parque Ceremonial Indígena de Caguana, en Utuado, donde ubican más de estos artículos. Es el principal centro ceremonial taíno de Borikén, donde los indígenas de las aldeas vecinas llegaban a jugar la pelota y celebrar ceremonias religiosas.

Algunos han sugerido que escogieron el lugar porque se encuentra en las faldas de un cerro cuya corona semeja un cemí. De seguro, la cultura taína legó a las generaciones posteriores el conjunto de petroglifos más importante de las Antillas, según el antropólogo e historiador Ricardo Alegría, fundador del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe - y quien, en 1956, comenzó a restaurar el lugar-. Apreciamos esos petroglifos en una de las hileras del batey principal (hay diez de esas plazas). Algunos piensan que el petroglifo central se trata de una figura de autoridad, como un cacique. Las figuras que se encuentran al lado tienen rasgos femeninos, y una pudiera ser la diosa Atabeira.

En Caguana hay un museo que conserva objetos procedentes de diferentes partes del país, pertenecientes a las culturas hasta ahora mencionadas. Tienen un petroglifo en piedra caliza, así como un tronco que perteneció a un bohío (ambos encontrados en el parque).

Resalta una osamenta pretaína que no fue enterrada en forma fetal, a diferencia de la usanza. Instrumentos de piedra y hachas ceremoniales taínas asombran a los visitantes. Sentimientos parecidos provocan los museos dispuestos por toda la Isla, que exponen tesoros de la vida diaria de nuestros ancestros.



Grandes tesoros cotidianos


El museo Fuerte Conde Mirasol, en Vieques, exhibe materiales de todas esas culturas que también habitaron esta pequeña Isla que servía de puente a las corrientes migratorias que llegaron a Borikén. No obstante, aquí ubican además artículos de procedencia insospechada: piedras semipreciosas que servían de amuleto a una cultura diferente, denominada huecoide.

El hallazgo -hecho por Ivonne Narganes y Luis Chanlatte, investigadores del Centro de Investigaciones Arqueológicas de la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras- ha tenido grandes implicaciones para la arqueología caribeña, puesto que añade información a las teorías que tratan sobre las culturas que cimentaron a los taínos. Según Chanlatte, los huecoides tallaron el cóndor en piedras como la jadeíta, lo que sugiere, entre otros aspectos, que descienden de los Andes. Se cree que son la primera migración con tecnología agrícola y de cerámica que llegó a Puerto Rico, antes de los igneri, alrededor del 300 a. C.

El museo además tiene un archivo sobre la historia de Vieques que incluye libros, mapas, informes arqueológicos, fotografías y vídeos.

En Vieques fue hallado el arcaico Hombre de Puerto Ferro, que debió vivir hacia el 2,140 a. C., una de las osamentas más antiguas que se han encontrado en Puerto Rico. Este ser descansa temporalmente en el Museo de Arqueología Indígena del Parque de las Ciencias Luis A. Ferré, en Bayamón, donde además hay galerías que exhiben elementos de todas las culturas. El museo tiene una sección especial con figuras en miniatura que representan la vida de los indígenas, que ayudan a que los niños aprendan sobre sus antecesores. Hay costillas de manatíes recuperadas entre restos arcaicos, vasijas igneri casi intactas, así como la osamenta de un taíno, que partió a la otra vida acompañado de palancas de jueyes y huesos de una jutía (roedor comestible).

Por otro lado, en Adjuntas, encima de la corona de una montaña que se levanta 2,400 pies sobre el nivel del mar, permanecen dos hileras de piedras con petroglifos taínos. La cima ubica en los terrenos del Bosque del Pueblo -manejado por la organización Casa Pueblo- y las piedras fueron encontradas en 1960, cuando una compañía minera estudiaba el terreno para fines de explotación.

En aquel momento, las piedras fueron llevadas a la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, en Ponce. No obstante, cuando Casa Pueblo se encargó de proteger el bosque, su primer proyecto consistió en regresar las piedras al lugar de origen. Así, el entorno no es sólo lugar de valor ecológico, sino centro para el aprecio de la cultura, señaló Alexis Massol, director de la organización y portador del Goldman Prize, máximo galardón otorgado a los defensores del medio ambiente. En la montaña celebran actividades que conmemoran el pasado indígena. Por ejemplo, el 22 de abril, hubo un areyto (ceremonia indígena) que contó con la participación de estudiantes y artistas como Danny Rivera. Actualmente la organización busca un arqueólogo que se una a ellos para estudiar los restos de los primeros indígenas que poblaron el bosque.

En el Museo de la Universidad del Turabo, en Gurabo, existe una de las colecciones más importantes sobre la cultura arcaica en Puerto Rico (también hay restos de los otros grupos). Se trata de un hallazgo del arqueólogo Miguel Rodríguez, ocurrido en Punta Candelero, en Humacao, en 1998. Vasijas, collares, amuletos y osamentas de más de 2,000 años salieron a la superficie. Los encargados del museo muestran un vídeo llamado Punta Candelero, una ventana al pasado, que narra el proceso de las excavaciones.

En Jayuya, ubica el Museo del Cemí, cuya estructura tiene forma de ese ídolo. Es un pequeño espacio -administrado por empleados municipales, sin la participación de guías expertos-, con objetos taínos como cemíes, espátulas vómicas, amuletos, collares, hachas de piedra y morteros, entre otros. Algunos de estos yacían enterrados en el área circundante, el Valle del Coabey, que sirvió de cementerio durante la época prehispánica. Un poco más a la izquierda, junto a la carretera 144, km 9.3, prevalece la Piedra Escrita. Se trata de un peñón con petroglifos taínos en forma de espirales, caras, coquíes, bañado por las corrientes del río Coabey. Al lado de una elevación de terreno, se construyen unas escaleras que darán acceso al río. Mientras, los expedicionarios llegan allí por un camino vecinal que se abre al lado de la carretera. Aunque la piedra fascina, el efecto se puede esfumar ante la presencia de basura y materiales de construcción dispersos por los alrededores.

Por su parte, el Museo de la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras, guarda la colección de artículos indígenas más grande de todo el Caribe. Sin embargo, los directores de ese centro tuvieron que cerrar la exposición porque la construcción del Tren Urbano dañó algunas paredes del museo. No obstante, a finales del próximo año, será expuesta nuevamente, si las restauraciones están listas para esa fecha. Quienes acudan al llamado de los ancestros encontrarán cemíes, aros líticos, morteros, dujos, petroglifos, amuletos y un enterramiento, entre muchos objetos asombrosos.

Cuando damos fin al recorrido, sentimos que regresamos al presente a través de una puerta que controla el paso del tiempo. No obstante, portamos la apacible sensación de que alguien o algo nos acompaña.

2007-02-23 13:40:51 · answer #1 · answered by Anonymous · 0 0

Petroglifos Tainos

2016-11-13 23:51:07 · answer #2 · answered by jamner 4 · 0 0

Caguas: así se llamaba el cacique, bueno, excepto que el cacique es Caguax.
Humacao: cacique Jumacao

2007-02-21 16:18:42 · answer #3 · answered by Yaritza 3 · 0 0

fedest.com, questions and answers