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5 respuestas

Hay que esperar y atender al ofrecimiento de productos milagrosos que desaparecen reumas y todo tipo de males.



Invocado por el bullicio de las plazas, aparece de la nada, y, con un trozo de tiza blanca, pinta su raya y se apodera de un escenario que pretende ser circular.

Casi de inmediato, suelta un torbellino de palabras domingueras que atrapa a cuanto transeúnte se acerca por curiosidad o casualidad.

No hay cómo escaparse; así de fuerte es la tentación de ver cumplida la promesa eterna de que pronto aparecerá “gurrumina” o “chumina”, ese animal del demonio que se oculta en un raído saco de terciopelo rojo.

Mientras tanto, hay que esperar y atender al ofrecimiento de productos milagrosos que desaparecen reumas y todo tipo de males, incluso el desagradable sabor a centavo con el que a veces amanecemos.

Esta típica estampa mexicana, corresponde al merolico, promotor de extraños remedios.

Autómata de martilleante voz que al principio molesta, pero que, misteriosamente, nos retiene formando dique contra la inundación de palabras y, con un simple “atrás de la raya que estoy trabajando”, nos mantiene en la frontera de su territorio.

Pero, ¿por qué lo llamamos merolico? En su artículo “Médicos científicos y médicos ilícitos durante el porfiriato”, la investigadora Claudia Augustoni, nos cuenta de un controvertido personaje que llegó a México allá por 1864.

Decía llamarse Rafael Meraulyock y, al parecer, era de origen polaco. Su espesa barba, larga melena y ojos mefistofélicos, le daban un aspecto místico que bien aprovechó para convencer a propios y extraños de su poder para curar todo tipo de males, con un milagroso elixir al que llamaba “tónico de San Jacobo”.

No obstante, el tiempo lo pondría en su lugar y pasó a ser uno más de tantos charlatanes que han desfilado y siguen desfilando ante una sociedad hambrienta de milagros.

Dada la dificultad para pronunciar su apellido, el habla popular no se complicó la vida y así, el doctor Meraulyock paso a ser el “doctor Merolico”.

De ahí quedó que, “merolico”, se usara para designar no sólo al parlero mercachifle callejero de quien se debe recelar, sino también, a todo individuo que habla mucho sin poner en sus palabras sustancia de verdad.

Esto debió saberlo muy bien el Mayor, viejo militar revolucionario, que en sus últimos años, disfrutó jugando al dominó todos los lunes.

En una de esas reuniones, uno de sus contrincantes, del que no viene al caso mencionar su nombre, pero se llama Beto, hablaba hasta por los codos como le es natural.

El Mayor, ya desesperado, volteó a verlo con una mirada de “en otros tiempos te hubiera fusilado”, pero, sólo atinó a decir: “un merolico... es un pen....”.

2007-02-19 06:20:42 · answer #1 · answered by jose antonio n 4 · 0 0

en cuba se le dice merolico a quien vende diferentes articulos en la bolsa negra o fuera de las dependencias del estado, se comenzo a utilizar ese nombre a partir de una novela que se llamaba Gotita de Gente donde el padre de la niña vendia quitamanchas y le nombraban merolico

2007-02-21 11:34:57 · answer #2 · answered by lolitahabana 2 · 0 0

merolico: (Mx). Charlatán que pregona con palabrería los productos que vende; hablantín.
Es un mexicanismo.

2007-02-19 05:13:08 · answer #3 · answered by Oscar I 5 · 0 0

. m. Méj. Vendedor callejero, especialmente de remedios medicinales, que atrae a los transeúntes gracias a su verborrea.

2. fig. Méj. Parlanchín, hablador.
de donde proviene, no se pero contame, me interesa...

2007-02-19 03:29:37 · answer #4 · answered by Anonymous · 0 0

Ni idea de qué es merólico, un charlatán, un parlanchín, y viene de Mero, un pez gigante sedentario, y merólico algo así como un bocon, alguien que abre su bocota tanto como ese pez gigante que se llama mero, ( todo invento)
no te olvides de decir que es.!!!!!!

2007-02-19 03:33:12 · answer #5 · answered by alethia 6 · 0 1

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