El siete es un número misterioso y mágico. Muchos aspectos de la vida del hombre son regidos por este número. Son siete días los que tiene la semana, los mismos que ocupó dios para formar la tierra. Son siete los mares del planeta. Los indús han descubierto siete chacras o puntos de energía en el cuerpo, siete maravillas del mundo, siete pecados capitales, siete calamidades. Dante describe siete infiernos, los metafísicos hablan de siete niveles de conciencia, Blanca Nieves se acompaña por siete enanos, el arco iris tiene siete colores, son siete las notas musicales, las botas de siete leguas, siete vidas tiene un gato y la serpiente de siete cabezas, entre otras muchas.
saluds!
2007-02-15 10:22:39
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answer #1
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answered by Anonymous
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El siete es un número misterioso y mágico. Muchos aspectos de la vida del hombre son regidos por este número. Son siete días los que tiene la semana, los mismos que ocupó dios para formar la tierra. Son siete los mares del planeta. Los indús han descubierto siete chacras o puntos de energía en el cuerpo, siete maravillas del mundo, siete pecados capitales, siete calamidades. Dante describe siete infiernos, los metafísicos hablan de siete niveles de conciencia, Blanca Nieves se acompaña por siete enanos, el arco iris tiene siete colores, son siete las notas musicales, las botas de siete leguas, siete vidas tiene un gato y la serpiente de siete cabezas, entre otras muchas.
Siete proviene del latín séptem, séptimo. De acuerdo a la Real Academia Española, es un signo o conjunto de signos con que se presenta el número siete. Buscando el origen de este número, observamos que los primeros sistemas reales de numeración que conocemos pertenecen a egipcios y sumerios. Lo egipcios adoptaron el 10 como base para su numeración, partiendo de que la mano tiene cinco dedos y las dos manos 10. En tanto que los sumerios se circunscribieron a un sistema sexagesimal; es decir, de base 60. Sesenta constituía la primera gran unidad y sesenta veces sesenta (3,600) fue por mucho tiempo el número más allá del cual no se concebía pudiera haber más números, y de aquí su nombre de sar (círculo, totalidad)
Con el tiempo el sistema decimal fue suplantando al sexagesimal, pero en los cálculos matemáticos de los sacerdotes y sabios el sistema sexagesimal continuó siendo indispensable para verificar cálculos complicados, a la vez que se convertía en una especie de numeración secreta. Sin embargo se encontraron con números que eran difíciles de transcribir con dicho sistema, el primero de los cuales era 1/7; les era imposible expresar la séptima parte de algo mediante fracciones sexagesimales, pues se requería de complicadas operaciones.
Esta irreductibilidad del número siete hizo que lo consideraran mal agüero y lo atribuyeron a los demonios divinos, los cuales eran siete veces siete; es decir, totalmente irreductibles. De aquí se deducía que lo más prudente era no emprender ningún trabajo en los días 7, 14 y 28 de cada mes. Ese fue uno de los orígenes de la semana, y si bien el Génesis y demás libros sagrados de los hebreos hicieron desaparecer el sentido maléfico del siete, todavía lo sacralizaron más.
El Uno de los pitagóricos no es la unidad uno menor de 1,1 y mayor de 0,9, sino que es la unidad fundamental; toda cosa que exista es uno y dos será la dualidad como otro opuesto al primero. De aquí que el número sea la alternancia entre la unidad y la dualidad, entre lo impar y lo par, entre lo limitado y lo ilimitado.
De acuerdo a esta interpretación griega de los números, el siete es la unidad universal. Tiene un parentesco con el cuatro, símbolo de la tierra, que representa la realización de la unidad del mundo. Esta semejanza hace que al siete se le atribuyan los siete astros errantes o planetas (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, luna, sol). Cuando procede del 6+1 se representa por una estrella de seis puntas con un punto en su centro, es el equilibrio tendiendo a la interioridad, revelando el misterio de la circulación de las fuerzas de la naturaleza.
Para los pueblos mesopotámicos, números y letras se equiparan y adquieren significados propios, y aunque esta equivalencia parece desparecer con dichos pueblos reaparece en la antigua Grecia, cuando adopta el alfabeto que ha permanecido hasta nuestros días. Según la doctrina pitagórica, el número es algo cualitativo que de antemano se halla presente en todo y no se trata de un continuo cuantitativo infinito: el uno, el dos, el tres, etc. no son cantidades, sino determinaciones entre los cuales existe un intervalo infinitamente divisible, una oposición en la cual –y sólo en ella- cada uno de los términos es lo que es.
Los esotéricos denominan al siete como número del destino. Este denota a alguien que está solo la mayoría del tiempo, pero a diferencia de otros, a estas personas les gusta la soledad, porque son soñadores y un poco filósofos. Este número concierne más al conocimiento y el desarrollo espiritual que con la parte material de la vida.
En la cultura judía el número siete desempeña un papel fundamental en la fonética y es el que domina el ciclo del año. Cada séptimo días es su sabbat; el séptimo mes es sagrado; el séptimo año es un año sabático. El año del jubileo era determinado por el número siete, multiplicado por siete. La fiesta de los Azimos (pan) duraba siete días, lo mismo la festividad de la Pascua judía. También se habla de los siete frutos de Israel, siete cielos, siete cámaras del paraíso; siete categorías de las almas judías, los siete pastores de Israel (Abraham, Isaac, Yaacob, Moisés, Aarón, David y Salomón).
En la antigüedad se determinaba que las Curadoras debían cumplir ciertas condiciones. Ser la séptima hija de una séptima hija o el séptimo hijo de un séptimo hijo, se dice que daba poder de curar por medio del tacto. Se aceptaba el siete como el más sagrado de los números y los séptimos hijos poseían “doble vista” y el arte de ver el futuro. Esta tradición se fue perdiendo con el tiempo, a medida que las familias dejaban de ser tan numerosas. Todavía en la época victoriana se usaba como tradición, en familias numerosas, que el séptimo hijo cursara la carrera de medicina. A estos hijos se les conocía como el Hijo Septimus.
Lo curioso de esto es que estas concepciones míticas del siete también la encontramos en otras culturas precolombinas de América Latina. Entre los aztecas siempre aparece el número siete, número también sagrado para estas civilizaciones, contándose el Templo Siete Mazorcas, relacionado con el Maíz, alimento principal en estos pueblos.
Mucho de la magia o encanto por el siete, probablemente deviene por el interés que despertó en los primeros hombres los fenómenos del cielo. Su curiosidad les permitió observar desde la tierra, los ciclos repetitivos de los objetos celestes. Esta observación del movimiento de los planetas fue una herramienta ideal para la medición del paso del tiempo. Así pudieron determinar los meses y los días. Y aunque algunos atribuyen un origen bíblico a la duración de la semana de siete días, tiempo según la tradición judeo-cristiana, que le llevó a Dios la creación del mundo. Sin embargo, parece ser que la observación del cielo fue la que fijó la duración de las semanas. Y es que son siete los cuerpos celestes –visibles a simple vista- fácilmente identificables por describir movimientos diferentes a las estrellas. Estos cuerpos, también llamados Vagabundos, son: el Sol, la Luna, Marte, Mercurio, Venus, Júpiter y Saturno. Es por ello que sus nombres guardan relación con los días de la semana. Domingo, dedicado al sol, proviene del latín dies solis, día del sol. Lunes; dies lunae, día de la Luna. Martes; dies martis, día de Marte. Miércoles; dies mercurii, día de Mercurio. Jueves; dies jovis, día de Júpiter. Viernes; dies veneris, día de Venus. Sábado; dies saturni, día de Saturno.
Platón escribió al respecto en sus Diálogos que el Sol y la Luna y las otras cinco estrellas llamadas planetas fueron creadas por el (dios) para distinguir y preservar los “Números del Tiempo”.
Existen muchos otros misterios y mitos alrededor del número siete. Las Siete Trompetas que anuncian el juicio de Dios sobre Roma, las Siete Copas de la Ira, así como las Siete Plagas Postreras que anuncian el Apocalipsis, son entre otras, parte de la gracia, misterio, encanto, magia o fascinación que ejerce este número en nuestras vidas y otras, como los siete colores del arco iris, las siete notas musicales y los siete mares, tal vez sean coincidencias o parte de los misterios de la humanidad.
Si se pone a hurgar es probable que encuentre más hechos donde el siete está presente: Los siete magníficos, “Siete leguas”, el caballo que Villa más estimaba, o las Siete Chingadas, un dicho popular mexicano, La estrella de siete puntas del taro, el cancerbero de siete cabezas, “las siete hermanas”, empresas petroleras norteamericanas, los siete sacramentos de la iglesia, los siete principios del Kibalión, entre otros muchos.
2007-02-15 10:25:16
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answer #2
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answered by JACK BAUER 2
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El siete se menciona 737 veces en la Biblia. «Siete veces» es mencionado 6 veces, el séptimo se encuentra 119 veces. Cierto día, Pedro vino a Jesús y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?». Para Pedro, perdonar hasta siete veces ya era alcanzar el máximo de su espiritualidad. Él quedó sin duda impresionado por el mandamiento del Señor en el monte: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto» (Mt. 5:48). Probablemente, en la mente de Pedro perdonar siete veces significaba alcanzar la perfección. Nuestro Señor lo sorprendió con la respuesta: «No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete» (Mt. 18:22). Es la perfección sobre la perfección.
«Siete» es el número de la perfección, generalmente con un énfasis espiritual. En Hebreos, la palabra «siete» es «chevah». Viene de la raíz «Sabah», lleno o satisfecho, tener suficiente. Por lo tanto, el significado de la palabra «siete» es denominado por esta raíz, pues, en el séptimo día, Dios descansó del trabajo de la Creación. Estaba pleno y completo, bueno y perfecto. Nada podía agregarse o quitarse de él sin perjudicarlo. Siete veces Dios hizo el comentario sobre sus obras: «Es bueno». Él estaba satisfecho y entonces descansó. El siete, por lo tanto, sella con perfección y cabalidad aquello en relación a lo cual es usado.
El primer patrón de una vida completa después de la caída del hombre fue dado en Génesis 5:24: «Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó con Dios». Enoc era el séptimo desde Adán y el primer hombre que no experimentó la muerte.
El segundo hombre después de Adán que caminó con Dios fue Noé (Gn. 6:9). Noé llevó los animales limpios para el arca de siete en siete (Gn. 7:2). Siete días después que Noé entrara en el arca, vino el diluvio (Gn. 7:9-10). El arca descansó el séptimo mes sobre las montañas del monte Ararat (Gn. 8:4).
El esclavo hebreo debería servir durante seis años, que era el límite legal (Ex. 21:2). El amor hizo que Jacob deseara servir a su tío Labán durante siete años por Raquel. Solamente el amor puede ir más allá del límite legal y puede abarcar la extensión total de tiempo para servir. (Gn. 29:20).
Después de la Pascua, el pueblo de Israel debería comer panes sin levadura durante siete días. Deberían quitar la levadura de sus casas. No deberían tocar levadura «desde el primer día hasta el séptimo» (Ex. 12:15). Aquí, es claro, es destacada para nosotros la santidad implícita en todo esto. La levadura significa corrupción y real separación de Dios. Después de haber sido salvados, nosotros debemos vivir apartados de la levadura nuestros «siete días», que representan nuestra vida entera.
El candelero de oro del Tabernáculo tenía seis brazos que salían de un soporte central, sumando un total de siete, dando énfasis y en armonía con el hecho de que la luz era la luz del pueblo de Dios en el mundo, pero que su fuente era divina. En correspondencia con los siete brazos fueron hechas también siete lámparas. (Ex. 25-32, 37).
Antes que Aarón y sus hijos dieran inicio a su servicio sacerdotal, ellos fueron consagrados durante siete días (Lv. 8:31-36). El hijo de Aarón que tomara su lugar como sacerdote debería colocarse las vestiduras sagradas de Aarón por siete días. (Ex. 29:2, 30). Estas son descripciones de una vida completamente consagrada al servicio del Señor.
En el día de la expiación, el sumo sacerdote esparcía la sangre del becerro sobre el propiciatorio, y siete veces delante del propiciatorio (Lv. 16:14). Esto retrata la perfección de la obra redentora de Cristo. «…por su propia sangre entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención» (Heb. 9:12).
Había 7 días de fiesta de nuestro Señor: Pascua, Panes sin levadura, Primicias, Pentecostés, Expiación, Trompetas y Tabernáculos (Lv. 23:1-44). Aquí hay un tipo perfecto de Cristo como nuestro deleite, nuestra alegría y nuestro descanso.
Cuando Israel tomó la ciudad de Jericó, Dios les ordenó que marchasen alrededor de la ciudad siete veces. Entonces, en el séptimo día, cuando ya habían marchado siete veces alrededor de ella, completaron su marcha de fe. Esta marcha fue completada con los siete sacerdotes llevando las siete bocinas de cuero de carnero delante del arca (Jos. 6:1-12).
A Salomón le tomó siete años construir el templo de Dios (1 R. 6:38). Salomón y todo el pueblo dedicaron la casa de Dios. «Entonces hizo Salomón fiesta siete días…» (2 Cr. 7:8) y «habían hecho la dedicación del altar en siete días» (2 Cr. 7:9).
Dos milagros de Eliseo fueron sellados con el número 7: el niño que él resucitó de la muerte estornudó siete veces antes de abrir los ojos (2 R. 4:35). Naamán, jefe del ejército del rey de Siria «se zambulló siete veces en el Jordán» antes de ser sanado de la lepra (2 R. 5:14).
La sabiduría del libro de Proverbios es personificada y siempre habla de Cristo. «La sabiduría edificó su casa, labró sus siete columnas» (9:1). No son solamente las siete columnas que son configuradas en la Roca eterna, en ella se encuentran también siete ojos, según Zacarías 3:9. «Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra» (Zac. 4:10) Los siete ojos en la piedra que está en Sion hablan de la perfecta inteligencia de Dios. Ellos deben alegrarse cuando ven la plomada en la mano de Zorobabel, o sea, la casa de la habitación del Señor enteramente terminada.
Tener siete hijos tipifica una bendición en toda su medida, aunque, como nos recuerda Jeremías, el costo sea el más alto de todos para la madre: «Languideció la que dio a luz siete; se llenó de dolor su alma, su sol se puso siendo aún de día…» (Jer. 15:9). ¿No es un cuadro de nuestro Señor en la cruz? A fin de ‘llevar muchos hijos a la gloria’ (Heb. 2:10), él expiró en la cruz y el sol se oscureció al mediodía. Bebió también la copa amarga para que la copa de la bendición se derramase sobre nosotros. Fue maldecido y muerto sobre el madero para que fuésemos bendecidos con todas las bendiciones espirituales en los lugares celestiales en Cristo (Ef. 1:3).
En Daniel 9 leemos que están determinadas setenta semanas sobre el pueblo y la ciudad de Dios. El enfoque de este programa determinado está en el fin de (70-1) x 7 cuando «se quitará la vida al Mesías» (Dn. 9:26). En relación al pueblo y al testimonio de Dios, Cristo y él, crucificado, debe estar al frente.
El candelero en la visión de Zacarías tenía 7 brazos para 7 lámparas o 7 brazos para cada una de las 7 lámparas en medio de dos olivos. Qué abundante suministro del Espíritu Santo en esta figura para sustentar el testimonio del Señor. Esta es una de las mejores ilustraciones para el famoso verso: «No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos» (Zac. 4:6).
Siete fueron los nombres mencionados en los títulos como autores de los Salmos: David, los hijos de Coré, Asaf, Hemán ezraíta, Etán ezraíta, Moisés y Salomón.
Hay siete «hombres de Dios», así llamados en el Antiguo Testamento: Moisés (Dt. 12:22), David (2 Cr. 8:14), Samuel (1 Sam. 9:6), Semaías (1 R. 12:22), Eliseo (2 R. 4:7), Elías, Igdalías (Jer. 35:4). Y uno en el Nuevo Testamento, Timoteo, completando ocho.
Hay siete cosas débiles en Jueces, utilizadas por Dios como instrumentos de liberación, que marcan y sellan la perfección espiritual de Su obra: 1. Un hombre zurdo (3:21), Aod, libertando de la opresión de Moab. 2. Una aguijada de bueyes (3:31) en la mano de Samgar, libertando a Israel de los filisteos. 3. Una mujer (4:4) y 4. Una estaca de tienda en la mano de Jael, libertando de Jabín, rey de Canaán. (4:21). 5. Un pedazo de una rueda de molino (9:53), libertando al pueblo de la usurpación de Abimelec. 6. Los cántaros y las trompetas de los 300 hombres de Gedeón (7:20) libertando de los ejércitos de Madián. 7. Una quijada de asno (15:16), con la cual Sansón libertó a Israel de los filisteos.
Dios de hecho escogió «lo débil del mundo para avergonzar a lo fuerte» (1 Co. 1:27), «a fin de que nadie se jacte en su presencia» (1 Co. 1:29).
Siete peticiones constan en la Oración del Señor; tres referentes al cielo, con la palabra «tu»; cuatro referentes a la tierra con la palabra «nuestro» (nuestros, as). En Mateo 13, hay siete parábolas del Reino.
Siete fueron las palabras de Jesús en la Cruz – Oro del Gólgota. Gólgota es el foco de la revelación, de la historia y de la experiencia. Dios hizo allí lo mejor y el hombre lo peor. Todo en el Calvario es significativo, pero de manera especial las siete palabras del Salvador, habladas de lo más profundo de Su sufrimiento vicario, lo interpretaron para la humanidad. Él habló siete veces – una completa interpretación. Ninguna palabra de más, ni una de menos.
Siete son los dones en Romanos 12:6-8; siete las unidades en Efesios 4:4-6; siete las características de la sabiduría, Santiago 3:17; siete las «mejores» cosas en hebreos: Pacto (7:22), Promesas (8:6), Bienes (10:34), Esperanza (7:19), Sacrificios (9:23), Patria (11:14) y Ciudad (11:16); siete gracias en 2 Pedro 1:5-7, siete pasos en la humillación de Jesús y siete en su exaltación en Filipenses 2.
Siete hombres de buena reputación fueron escogidos para administrar la benevolencia de la iglesia en Hechos 6:1-7.
El Libro de la Vida se menciona siete veces en la Biblia.
El libro de Apocalipsis es un libro de sietes. El «7» es usado 54 veces en este libro. Tenemos 7 iglesias, 7 candeleros, 7 estrellas, 7 espíritus de Dios, 7 sellos, 7 ojos, 7 ángeles, 7 trompetas, 7 truenos, 7 cabezas, 7 últimas plagas, 7 bandejas de oro, 7 montañas, 7 reyes, etc.
2007-02-15 11:26:52
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answer #3
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answered by Hijo de Dios (Apostata de geova 5
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PORQUE 7 SON LOS CHACRAS.
7 LOS PRINCIPIOS.
7 LOS DÍAS DE LA SEMANA.
7 NOTAS MUSICALES.
7 RAYOS.
ESTO ES DE METAFÍSICA.
BUENA PREGUNTA.
2007-02-15 10:32:50
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answer #4
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answered by BERNI 6
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Muchas civilizaciones han encotrado el 7 como una constante en muchos lugares, siete notas musicales, 7 planetas (en el pasado), siete dias, siete cielos, etc etc, lo´s 7 días de la creación, es un numero cabalistico que por tradición se ha convertido en objeto de culto.
2007-02-15 10:23:16
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answer #5
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answered by G.Orwell 4
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por que significa perfección,además viene en la biblia,Dios relaciono todo en la biblia exepto el6 tu ya sabes por que...
2007-02-15 10:22:32
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answer #6
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answered by nenalinda(angie) 1
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Para los Judeo-Cristianos porque Dios descansó en el séptimo día.-
2007-02-17 04:41:30
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answer #7
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answered by ejterreni 5
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el 7 significa la perfeccion y el 6 es algo que quiere ser como el 7
2007-02-15 15:01:58
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answer #8
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answered by HeRcules_p0t0sino 2
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hola quiero agradecer a zurdo por esta reflexión la verdad es que me gustaría si alguien tiene algún documento interesante sobre este numero me gustaría leerlo en mi vida hay muchos números 7 y la verdad no se si es casualidad o que sea
gracias
2007-02-15 10:25:30
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answer #9
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answered by Chica gdl 5
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por que si cuentas los dias desde el lunes te daras cuenta que el dia siete es el que no trabajas y tela pasa todo el dia haciendo lo que quieras.
ya si estas en la escuela cunenta 7 meses desde enero y el septimo son puras vacaciones.
por eso es sagrado
2007-02-15 10:25:06
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answer #10
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answered by otro 6
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