El 18 de junio de 1815, tras la batalla de Mont-saint-Jean, entre los restos y desperdicios del asedio, en la carroza usada por Napoleón Bonaparte, se hallan unos manuscritos que se corresponden a las anotaciones hechas por Bonaparte a El Príncipe de Maquiavelo.
Hoy en día, podemos acceder a tal edición, con el título más que sugestivo de "El príncipe de Nicolás Maquiavelo comentado por Napoleón Bonaparte". "Dos libros en uno", es la primera sensación apenas uno comienza a hojear el libro.
El príncipe de Maquiavelo, por un lado, y un texto maquiavélico por otro. Porque una cosa es el texto de Maquiavelo, y otra cosa diferente es lo que suele llamarse lo maquiavélico, que es una lectura posible del libro.
Las anotaciones de Bonaparte, precisamente, se inscriben en una lectura maquiavélica. Maquiavelo escribe El príncipe retirado de la vida pública a despecho tras la vuelta de los Medici al poder en Florencia. El libro está dirigido explícitamente a Lorenzo de Medici, incipiente príncipe en el poder. Aquella situación que le incomoda a Maquiavelo que da una intencionalidad deliberada a su libro es la situación desmembrada y asediada por extranjeros (españoles, alemanes, franceses, suizos) de Italia.
En este sentido, la figura del príncipe, viene a ser la focalización en algo que de cohesión y unidad a Italia. Hoy en día, por su estilo de escritura, El príncipe encuentra similitudes con los libros de autoayuda: una escritura que constantemente apela a un tú a quien va dirigido el discurso, dando consejos, basados en la experiencia, con una finalidad práctica: Si sigues mis consejos, nos dicen los libros de autoayuda, sean de carácter psicológico como aquellos libros de autoayuda para el managment avalados por prestigiosos egresados de academias donde se aprende a hacer buenos negocios, Si siguen mis consejos, en tu vida serás feliz y se solucionarán todos tus problemas.
Por un lado, entonces, una entrada posible al texto de Maquiavelo es de carácter didáctico y realizativo: una escritura que por parte del lector, no debe quedarse en el mero placer de la lectura: "...Mi intención ha sido escribir un libro útil para quien lo lea..." (Cap. XV).
Otra lectura posible es ver en El príncipe los inicios de una ciencia política que introduce el concepto de Estado y el concepto de razón de estado.
Para definir este nuevo objeto, Maquiavelo diferencia la política tanto de la ética como de la religión o de la metafísica. En todo caso, existe una moral pragmática o realista (aquello que suele ser entendido por lo maquiavélico), donde todo ideal de proceder se subordina a la finalidad última del príncipe que consiste en mantenerse en el poder del principado.
A partir de esta premisa, dentro de los consejos que da Maquiavelo, sea ganarse la estima del pueblo, generar temor hacia su persona (el temor hacia la autoridad del príncipe contribuye a la quietud de los súbditos, según Maquiavelo), o tener fama de religioso, no son sino estrategias para conservar la cohesión del Estado y el poder. Todo es cuestión de estrategias y simulacros. No importa si efectivamente el príncipe sea un hombre creyente en la religión o si es un hombre prudente, lo que importa es la fachada de una ficción construida a partir de aquellas constantes que Maquiavelo remarca como eficaces para lograr el fin deseado.
De todos modos, cabe aclarar que Maquiavelo no es maquiavélico. Su visión del hombre es desencantada: "...De los hombres en general se puede decir esto: que son ingratos, volubles, hipócritas, huyen del peligro y están ávidos de ganancia; y mientras te portas bien con ellos y no los necesitas, son todo tuyos, te ofrecen su sangre, sus bienes, su vida, y hasta a sus hijos...Pero, cuando llega el momento, te dan la espalda." (Cap. XVII).
No obstante, si esta noción sobre el hombre permitiese justificar cualquier desborde por parte del príncipe, sólo se recomienda "hacer el mal" en situaciones específicas donde tal accionar es necesario para el mantenimiento del Estado, es decir, lo que la teoría política denomina acciones de razón de estado: casos especiales de decisiones políticas al margen de lo consensuado comúnmente como legítimo. Y en este punto Maquiavelo es bastante explícito, sólo debe obrarse en el mal (el uso del concepto del mal en sí mismo es una prueba de la valoración negativa dada en estos casos), como excepción, y siempre y cuando corra riesgo la estabilidad del Estado.
La prueba más fehaciente de que Maquiavelo no es maquiavélico consiste en su recurrente consejo al príncipe de ser prudente en sus decisiones, siendo la prudencia el conocer los obstáculos que se le presenten en su toma de decisiones "tomando por bueno el menos malo de los obstáculos".
En cuanto a los comentarios de Napoleón sobre El príncipe, se trata de un lector utilitario que contrasta y corrige el original a partir de su propia experiencia. A simple vista, Bonaparte parece ser el lector a quien está dirigido el libro, o, en todo caso, su propia vida política es una de las consumaciones posibles de la puesta en práctica de los consejos de Maquiavelo. Tres son los procedimientos de lectura de Napoleón: corrige y niega a Maquiavelo en todo aquello que su experiencia le demuestra lo contrario, niega todo ademán contemplativo o "pusilánime" de Maquiavelo, y usa como procedimiento la hipérbole, resaltando todo rasgo que se refiera al uso de la fuerza o al abuso del poder. Esto último es lo básico en su lectura, lo propiamente maquiavélico.
La hipérbole está en resaltar los consejos sobre generar temor en los súbditos, en el uso de la fuerza y la coacción y en todo aquello que Maquiavelo menciona dentro de la noción de hacer el mal. Por momentos, Napoleón juega a ser un lector mimético, que se ve reflejado en el texto de Maquiavelo, presume que el autor lo prefigura, que está hablándole directamente, que es su precursor.
La lectura continua entre el cuerpo del libro y las notas al pie de página con las anotaciones de Bonaparte, por momentos, implican un contraste entre el intelectual teórico y el hombre práctico, por momentos, se trata de un modo posible sobre cómo un "hombre de acción" lleva a la práctica la teoría, y, en este sentido, las anotaciones de Bonaparte vendrían a ser una continuación de El príncipe.
Así como le hubiese gustado a Maquiavelo: un lector utilitario. La visión desencantada sobre los hombres de Maquiavelo, para Bonaparte es evidente. Maquiavelo sistematiza, clasifica, da ejemplos, contrasta.
Bonaparte es enfático, reiterativo, mayúsculo, "yoico". Abruma Napoleón, habla de sí mismo constantemente, se ve reflejado en todas las cosas. Su énfasis, tras leídas las primeras páginas, ya se hace previsible.
Si al principio de la lectura uno se siente atraído por el contraste, avanzada la lectura, sin temor a perderse algo considerable, se puede prescindir de leer algunas anotaciones.
Como lectores, se nos impone tomar una decisión: ¿seguimos leyendo la totalidad de las notas al pie? Una toma de posición hace falta, sin duda: ¿optamos por la lectura de El príncipe, o nos decidimos por la versión maquiavélica? .
http://www.escribimos.com/npoleon.htm
El 22 de junio 1633, en el convento dominicano de Santa María, se emite la sentencia : Galileo es condenado a la prisión de por vida (pena inmediatemente conmutada por residencia de por vida por Urbano VIII) y su obra es prohibida. El pronuncia igualmente la fórmula de abjuración que el Santo Oficio había preparado. Notemos de paso que Galileo no pronuncia jamás el famoso « Y por tanto se mueve » (Epur si muove)
http://es.wikipedia.org/wiki/Galileo_Galilei
2007-01-27 21:28:36
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answer #1
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answered by Scully 5
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Bueno, si, la verdad es que en El principe no aparece la frase literalemente, pero si se le adjudica a el porque de este libro se extrae la filosofia realista que revoluciono la manera de ver la politica.
Ademas, quiza no fue Napoleon quien interpreto a Maquiavelo como tu tan amablemente nos has senalado, en realidad es una idea jacobina que le precede, informadora de la revolucion francesa e inspiradora deepocas anteriores a Napoleon como el periodo de El Terror. Napoleon no hizo mas que recogerla y llevarse la fama, como pasa de costumbre con los hombres poderosos, que a menudo hacen sombra a los ingeniosos.
Y claro que la historia es sesgada, quien dijo lo contrario?
Yo tambien habia oido que la leyenda de Galileo es falsa, como tantas otras atribuciones ilegitimas. Ej.: el experimento de la manzana de Newton.
2007-01-28 05:26:49
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answer #2
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answered by Anonymous
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............q sabio fué Maquiavelo ,su visión del hombre ,el desencanto q le producía su actuar ,sigue hoy tan vigente como en su tiempo ,lo q dice en el cap17...........
se ajusta a lo intrinsico del ser humano ,nada cambia y nada nuevo bajo el sol
2007-01-28 10:44:40
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answer #3
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answered by teru 6
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Efectivamente es lo que dices, y quisiera añadir que El Príncipe lo escribió Maquiavelo inspirándose en la vida y obra del cardenal, condottieri (mercenario) y aristócrata italo-español César Borgia, conocido como Il Valentino. Hijo del infame papa Alejandro VI y hermano de Lucrecia Borgia (en castellano sería Borja, y la familia procedía de Játiva, Valencia).
César Borgia fue el máximo ejemplo del político de su tiempo. Astuto, desconfiado, excelente estratega militar, sin remordimientos para cambiar de bando o asesinar a aliados (entre ellos su propio hermano) con tal de llegar a su meta. En fin, una joyita.
2007-01-28 07:22:20
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answer #4
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answered by ❀Ikebana❀ 6
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No me extraña nada la historia esta llena de cosas que se atribuyen a unas personas y las han dicho o hecho otras la historia tampoco es una ciencia exacta y los historiadores saben lo que otros les dicen o encuentran escrito para saber algo con exactitud tiene uno que estar allí si no se puede variar bastante la versión real de la escrita.
2007-01-28 06:47:08
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answer #5
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answered by esp.222 4
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http://72.14.221.104/search?q=cache:35Xr0O8sXEYJ:es.wikipedia.org/wiki/El_fin_justifica_los_medios+el+fin+justifica+los+medios&hl=es&gl=es&ct=clnk&cd=4
2007-01-28 05:15:06
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answer #6
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answered by Sonia1988 2
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Y como despues de 200 años de la muerte de maquiavelo se pudo hacer tal modificacion?, de donde proviene tu referencia?
2007-01-28 05:13:55
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answer #7
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answered by - 7
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Pues ilustranos con tu sabiduria, y dinos quienes fueron los que dijeron esas frases celebres.
2007-01-28 05:13:06
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answer #8
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answered by ivan glez 4
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Apócrifa o no, la divisa se ajusta a Galileo por la actitud frente a la autoridad que representaba la Iglesia en las verdades de la fe, y frente a Ptolomeo y Aristóteles en las verdades de la ciencia, ambas verdades acordes con una visión del cosmos en el que la Tierra era el centro alrededor del cual rotaban el resto de cuerpos celestes, y no tanto por ser él quién hubiera planteado la alternativa, pues ésta es copernicana, ni porque la autoridad eclesiástica, entre la que se encontraban amistades y protectores del mismo Galileo, impidiera su estudio o divulgación, pues así se hacía sin problemas en occidente.
Efectivamente, el renacimiento era un hervidero de ideas que replanteaban la visión global de la realidad, de la cual la misma Iglesia no era ajena, entre cuyos doctores figuraban no pocas eminencias en filosofía natural, y que tomaban la teoría heliocéntrica como una hipótesis que podía contemplarse, siempre sin desbordar las fronteras de las matemáticas y la física, y en ningún caso poner en duda la realidad convenida en las Escrituras, que para ello tenía Roma censores para revisar y la Inquisición para juzgar.
La defensa de la visión copernicana en la misma Roma por parte de un ya prestigioso Galileo, forzó en 1616 a su amigo el cardenal Belarmino a la admonición de no divulgar la teoría heliocéntrica. Así lo hizo, retirándose a Florencia y manteniendo una buena relación con la Iglesia. No obstante, durante el pontificado del Papa Urbano VIII, con el que tuvo varias audiencias sobre el asunto, redactó y llevó a censura su Diálogo sobre sistemas máximos, en el que confrontaba los dos sistemas astronómicos planteando, siempre como hipótesis, una teoría heliocéntrica combinable con la exégesis bíblica, pero, por error o dolo, Galileo tomó como oficial y completa lo que según la Iglesia era una revisión oficiosa e incompleta de su libro, publicándolo en Florencia en 1632.
Roma lo interpretó como un incumplimiento de lo proscrito en 1616, procesándolo con casi 70 años. En ese sentido, el proceso fue más por un acto de desobediencia que por la descalificación del sistema ptolemaico establecido y defendido por la Iglesia. Así, la defensa de Galileo versó más en acomodar la nueva teoria heliocéntrica a la hermenéutica canónica, exponiendo el escrito como justamente lo contrario de lo que era acusado, que a desacreditar los hechos bíblicos relegándolos a una interpretación mítica o poética. Su abjuración ante el tribunal de la Inquisición hizo que la sentencia, dictada en la iglesia de Santa María sopra Minerva el 22 de junio de 1633, le condenara a arresto que llevó a cabo en su domicilio de Arcetri.
En todo caso, independientemente que el renuncio al renuncio fuera susurrado en el mismo tribunal, que la teoría copernicana era incontrovertible hacía tan falso el retracto de Galileo como la teoria ptolemaica, así que en los años posteriores al juicio ya debió ser frase comentada en sus círculos y reverberada por su prestigio hasta incorporarse a la tradición oral, y así lo demuestra una pintura española que ya en 1643 retrataba al genio de Siena escribiendo en la pared de su calabozo su 'eppur', obviamente imaginado porque entre otras cosas, Galileo no llegó a estar en la cárcel. Sin embargo, hay quien señala a la imaginación del periodista italiano Giuseppe Baretti como la culpable de que la historia recuerde a un Galileo a medio camino entre la valentía y la soberbia replicando al temible tribunal.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Eppur_si_muove"
2007-01-28 08:29:16
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answer #9
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answered by Anonymous
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hoooooo, pero de donde sacas esa informacion si no fuera mucha molestia, la verdad no lo sabia, pero es muy interesante, deja mas comentarios
2007-01-28 05:10:11
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answer #10
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answered by vhs 4
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