No son Xedonoquios, es Xenodoquios...........
El primer hospital se data en Bizancio, en el siglo IV, posiblemente por influencia de Santa Elena, madre del emperador Constantino. Rápidamente se extendieron por Occidente, siempre en manos monásticas, pese a la reticencia eclesiástica. Se levantaban junto a los monasterios y eran llamados Casas de Dios por cumplir con el mandato cristiano de hospitalidad, que se extendía a viajeros y peregrinos de cualquier extracción social, para lo que se edificaron los anejos xenodoquios. Durante el siglo XI las ciudades más prósperas y algunos señores feudales fundaron hospitales en sus dominios, siempre situándolos junto a la iglesia, incluso algunos gremios construyeron hospitales para atender a sus miembros, como en las ciudades de la Hansa o los gremios de tejedores y herreros en Flandes.
Aunque se conoce muy poco sobre estas edificaciones altomedievales, se sabe que constaban de un edificio principal, donde se instalaba la enfermería, con un claustro central, la sala de camas (generalmente doce, por ser éste el número de los apóstoles, aunque en Bizancio existió uno con capacidad para cincuenta camas), la sala de sangrías y purgas, cuarto para enfermos graves, refectorio, habitaciones para el personal médico, cocina, baño, farmacia y huerto para el cultivo de plantas medicinales. Con el tiempo la arquitectura de este tipo de construcciones se fue transformando, así surgen diferentes tipos de plantas: basilical, que reproduce la estructura de la basílica romana, pertenecen a este estilo el Hospital del Rey (Burgos) o el de Tonnerre (Francia); de cruz griega, en el centro de la cual se situaba el altar y en uno de los brazos la sala de los enfermos más graves, para que éstos pudieran seguir los oficios desde la cama; palaciano, gran estructura con varios pisos y corredores, capilla y vivienda para los religiosos que lo regentaban. Con el tiempo el ejercicio de la medicina pasó a manos laicas, pero los hospitales siguieron llevándolos órdenes religiosas.
En España, el primer hospital del que nos hablan las fuentes fue fundado por Masona, obispo de Mérida, en el siglo VI. La invasión de los árabes provocó que no se daten hospitales en tierras cristianas hasta los tiempos de Alfonso el Casto, que fundó uno en Oviedo, aunque al-Andalus abundó en estas edificaciones. Posteriormente, con el auge de las peregrinaciones, se construyeron hospitales a lo largo de la ruta jacobea como los de Peregrinos (Santo Domingo de la Calzada), de San Marcos (León) o de los Reyes Católicos (Santiago de Compostela), hoy convertidos en paradores nacionales. La Orden de los Hospitalarios de San Juan, surgida a la sombra de las Cruzadas, fundó hospitales en Tierra Santa tras la toma de Jerusalén en 1099, adonde acudía gran número de fieles en peregrinación. Con la pérdida de la Ciudad Santa, recuperada por Saladino en 1187, la Orden de los Hospitalarios de San Juan se traslada a Acre, donde siguieron realizando su labor humanitaria hasta que también cayó en poder musulmán en 1291. La pérdida de los Santos Lugares hizo que las Órdenes regresaran a Occidente, fundando hospitales por toda Europa. En 1170 Guy de Montpellier estableció la Hermandad del Santo Espíritu que participó activamente en la difusión de estos edificios para las clases más necesitadas, que ponían bajo la advocación del santo patrón de la Orden.
También se fundaron hospicios ya que el infanticidio fue una práctica muy corriente en la Alta Edad Media (sobre todo el de niñas), dentro de familias humildes. Era una forma de regulación demográfica y económica muy importante. Normalmente se les abandonaba en los bosques, en la puerta de un monasterio o al borde de los caminos. También fueron frecuentes los abandonos de hijos ilegítimos.
2007-01-27 05:28:57
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