Para llegar a estas conclusiones, los científicos se basaron en las necropsias de 20 animales recogidos en 15 establecimientos agropecuarios de los partidos bonaerenses de Olavarría, Tandil, Tres Arroyos, Coronel Pringles, Coronel Dorrego y Balcarce. El ganado, según el informe, sucumbió a causa de "neumonías, desnutrición, enfermedades metabólicas o infecciosas de altísima incidencia en época invernal". Los técnicos pudieron constatar -por observación directa y bajo lupa estereoscópica- que "las lesiones producidas en la piel y órganos habían sido ocasionadas por depredadores".
Desde el primer al último párrafo, el informe contradecía la tesis inicial. "Ahora probamos que no hubo acción humana", explicó Néstor Auza, rector de la Universidad de Tandil. El estudio "descartó el uso de narcóticos sobre los animales examinados y estudios histológicos demostraron "la ausencia de cauterización mediante elementos candentes".
Pero ¿qué se hizo de los cortes perfectos? ¿Y de los cirujanos furtivos? "En animales muertos recientemente se demostró que los cortes no son tan precisos sino que poseen los bordes aserrados", matizó Odriozola. "Las marcas irregulares de la dentadura de los roedores -continuó- aparece tanto en la piel como en los huesos". Y añadió: "La mentada cauterización sólo es consecuencia de la exposición a las bajas temperaturas, que no se dio en esta ocasión porque llegamos enseguida." El informe de laboratorio señaló que, con el paso del tiempo, esas marcas se ‘enmascaran’ simulando una línea recta, como cauterizada.
El periodista pampeano Gerardo Yánes, también hombre de campo, apuntó: "Una cosa es ver una foto de un supuesto animal mutilado y otra es verlo personalmente... Si los observadores no estuvieran tan sugestionados con la idea de algo ‘misterioso’, sería la primera conclusión que sacarían: ‘esto es obra de otros animales’."
MUTILACIONES DE DISEÑO
Las idas y venidas de los científicos será materia de discusión. Pero nadie les negará creatividad: el equipo del UNICEN realizó un ‘simulacro de mutilación’: echó sobre el campo animales muertos, sin lesiones, registrándolos en una cinta de video durante horas. Así, filmaron a los ratones de pelaje rojizo y a otros carroñeros en acción, devorando las partes blandas del novillo "alrededor, dentro y en el momento de ingerir el tejido de los animales". La última parte del film muestra lesiones llamativamente similares a las de los animales hallados muertos. El patrón de estas lesiones era siempre el mismo: "aberturas naturales, como boca, orejas, glándulas mamarias, recto, vulva y, cuando llevaban más tiempo de muertos, en abdomen". En el laboratorio, los roedores hocicudos demostraron en cautiverio la misma voracidad por los órganos vacunos.
En 1980, un estudio similar al de la UNICEN había sido realizado en Arkansas, Estados Unidos, para verificar si los órganos que faltaban en los casos de mutilación de ganado eran los mismos extraídos por los carroñeros. Según el ex agente del FBI Kenneth Rommel,un equipo vigiló durante más de 30 horas el cadáver de una res recién fallecida y, al final del experimento, faltaban la lengua, el ojo, parte del ano y habían desaparecido órganos internos. Los culpables: moscardas, mofetas y aves carroñeras. Rommel destacó que los tipos de órganos extraídos y la magnitud de los daños dependería de cuándo llega el investigador al lugar y de los carroñeros presentes en el área.
Un investigador consultado por el Senasa, el doctor Fernando Kravetz, profesor titular de Ecología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, indicó que, hasta ahora, el roedor hocicudo rojizo "se alimentaba de lombrices, babosas, caracoles, hormigas y arañas". Pero coincidió en señalar que -cuando se levantan las cosechas o en tiempos de heladas- los hocicudos se vuelven hostiles. Al científico tampoco le extrañó que se resguardaran de las bajas temperaturas dentro de cadáveres vacunos. "Allí se alimentarían en un solo lugar con lo que antes buscaba en sitios dispersos", destacó. Su dentadura -dos incisivos arriba, dos abajo y tres molares masticatorios- tiene "un esmalte más fuerte que el hierro y cuando muerde, raya", cosa que explicaría los curiosos cortes.
Kravetz, quien certificó la presencia de huellas del pariente de Mickey Mouse en los restos examinados, argumentó: "Veinte gramos de lengua de vaca es igual a veinte gramos de lombrices". ¿Qué hubieran opinado de todas lucubraciones las principales damnificadas? Pues las vacas no dijeron ni mú: según parece, les habían comido la lengua los ratones.
Ahora bien, si la causa de la oleada fue una legión de animales predadores y carroñeros, ¿cómo explicar semejante epidemia? Para dar con una posible respuesta el lector deberá conocer lo que sucedió entre marzo y abril de 1954 en los Estados Unidos, cuando se desató la epidemia más insólita que nunca nadie hubiera imaginado: la llamada oleada de parabrisas picados de Seattle. "¿Parabrisas picados, dijo?", se preguntará usted. Sí, vidrios de automóviles extrañamente... mutilados.
Corrieron decenas de hipótesis, desde las más razonables hasta otras decididamente desquiciadas. Finalmente, se quedaron con una. No la hipótesis menos extravagante ni la más sensata sino aquella que era susceptible de verificación experimental. Cuando se la aceptó, el frenesí se detuvo. En aquella ocasión, la Universidad de Washington sumó a sociólogos en su panel de expertos y las conclusiones de su informe -conjeturamos- se pueden aplicar a lo que sucedió en la Argentina durante aquel extraño invierno de 2002
Y te dejo un link para que aplies la info:
2007-01-17 21:26:03
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answer #1
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answered by kabelex 5
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