Tenemos un auténtico termostato dentro de la cabeza, que funciona como cualquier otro. Su misión: mantener el cuerpo a 37ºC. En invierno, para generar calor, provocará que tiritemos y quememos grasa. En verano refrescará nuestro organismo haciéndonos sudar.
Son 90.000 sensores repartidos por la piel los encargados de informar al cerebro de la temperatura ambiente. Cuanto más calor en el exterior, mayor cantidad de sensores se activan”, afirma el doctor Ãngel Luis Villalón, Profesor de FisiologÃa de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid.
Nuestra piel es una gran superficie para eliminar calor. Su temperatura cambia según la zona del cuerpo. Tronco y cabeza son las partes más calientes. Las más frÃas, brazos, piernas, manos y dedos. En estos últimos la temperatura puede ser de 30ºC, mientras el corazón está a 37ºC. ¿Cómo se explica? Porque la sangre va enfriándose desde el corazón hacia la punta de los dedos y calentándose en sentido contrario.
Sentimos un calor asfixiante, miramos el termómetro y pensamos decepcionados: “pues no es para tanto”. ¿Cuántas veces nos ha ocurrido esto? Parece como si la realidad y nuestra percepción no coincidiesen. Y es que verdaderamente no coinciden. La sensación de calor o frÃo no depende sólo de la temperatura. Influyen factores infravalorados, como la humedad y el viento. Si hace frÃo y además sopla viento, la impresión de frÃo es mayor. Calor y humedad juntos, provocan una sensación de agobiante bochorno.
Para el doctor Villalón, “lo que realmente hace que sintamos calor o frÃo es la velocidad con la que el cuerpo pierde el calor que genera. Si lo pierde con excesiva velocidad sentimos frÃo, y si lo hace lentamente, calor”.
La humedad es decisiva. El sudor, al evaporarse, se lleva el calor de la piel y la enfrÃa. Pero si hay mucha humedad en el ambiente, el sudor no se puede evaporar, la temperatura de la piel es superior y nuestra sensación de calor también mayor.
Según la lógica, los detectores de la sed deberÃan estar en la garganta. Sin embargo, se encuentran en venas, corazón y cerebro.
El centro de la sed se localiza en el cerebro. Sus neuronas detectan la cantidad de sal que hay en la sangre que pasa por allÃ. Si contiene poca sal, pasa lÃquido de la sangre a las neuronas, éstas se hinchan y desaparece la sensación de sed. Cuando la sangre contiene exceso de sal, las neuronas liberan el agua que contienen, se arrugan y viene la sensación de sed. Por eso, las cosas saladas producen sed y el agua la quita.
Existen, además, otros detectores que miden el estiramiento de las paredes de las venas. Si hay excesiva sangre en el interior de las venas, sus paredes se estiran, los sensores mandan señales de que hay demasiado agua en el cuerpo y dejamos de tener sed. Por el contrario, cuando una persona está deshidratada, las venas se encuentran “encogidas” y los sensores ordenan estimular la sed. En el corazón, estos sensores detectan si las aurÃculas se llenan más o menos.
¿Qué es el sudor? Fundamentalmente agua. Agua que las glándulas sudorÃparas extraen de la sangre. Y no se suda igual en todas partes. El sudor del tronco supone el 50 por ciento del total, otro 25 por ciento corresponde a los miembros superiores y el 25 por ciento restante a los inferiores. Los ancianos tienen disminuida la capacidad para extraer lÃquido de la sangre y trasformarlo en sudor. Consecuentemente, sudan menos.
Aunque son casos muy raros, hay niños que nacen sin glándulas sudorÃparas y no pueden sudar. Su cuerpo se calienta con facilidad. Una elevación de la temperatura, que cualquiera soportarÃa bien, a ellos les puede producir una hipertermia e incluso la muerte. Pero su alteración suele ser compatible con la vida. Porque, además del sudor, tenemos otros mecanismos para eliminar el calor, como la respiración o la vasodilatación. El sudor es, pues, importante, pero no imprescindible. De hecho, muchos animales no sudan.Tan denostado socialmente como necesario para el organismo, es nuestro refrigerante natural. Todos lo tenemos y a todos nos ha hecho pasar algún mal rato social. La culpa no es del sudor. Es del olor. Pero… ¿por qué huele?
“Tenemos dos tipos de sudor, uno que huele y otro que no, explica el doctor Villalón. Es un hecho fácilmente comprobable. ¿Huele acaso el sudor de la frente? Y, por ejemplo, el de las axilas sà desprende olor. El sudor que huele es porque contiene grasa. Cuanta más grasa, mayor intensidad de olor. Además, unas personas tienen un sudor más oloroso que otras, porque tampoco la cantidad de grasa del sudor es igual en todas las personas”.
Trampas del calor
Evitarlas es fundamentalmente cuestión de prudencia. Todos sabemos cómo combatir el calor. Recordar las posibles consecuencias supone un primer paso hacia la prevención.
-Agotamiento por calor: provocado por una excesiva pérdida del agua y la sal del sudor, están más predispuestos los ancianos, hipertensos y quienes frecuentan ambientes muy calurosos. Sudoración demasiado abundante, piel pálida, pulso débil y respiración acelerada son sÃntomas principales. Puede haber vómitos y la temperatura generalmente es normal o apenas algo elevada. Lo más importante es beber despacio y espaciando los sorbos. Antes de reanudar la actividad fÃsica, mejor sentarse un rato a la sombra.
-Sarpullido por calor: la piel ofrece un aspecto enrojecido, con granos o pequeñas ampollas. Puede aparecer en el cuello, pecho, ingles, debajo de los senos o la parte interna de los codos. El mejor tratamiento es mantener la zona afectada lo más seca posible y evitar cremas que la humedezcan. En general, no requiere atención médica.
-Calambres por calor: calambre muscular originado cuando se combina esfuerzo y calor. Lo mejor es pararse e intentar estirar el músculo afectado. Además, conviene beber lÃquido.
-Golpe de calor: cuadro grave que de no tratarse a tiempo puede provocar daño cerebral irreversible e incluso ser mortal. Existen dos tipos:
Con pérdida de lÃquidos: se llega a esta situación de tanto sudar y/o por no beber lo suficiente. El cuerpo pierde entonces la capacidad de eliminar adecuadamente el calor.
Sin pérdida de lÃquidos: pese a estar bien hidratados, la temperatura ambiente es tan alta que el cuerpo no elimina bien el calor.
El sÃntoma principal en ambos casos es la piel muy caliente y pálida. Las pupilas están dilatadas, el pulso acelerado, la respiración agitada y disminuye la eliminación de orina. ¿Qué hacer en estos casos? Lo primero, trasladar al afectado a la sombra. Quitarle ropa y echarle agua en las extremidades. Masajear las piernas y brazos para reactivar la circulación. NO dar lÃquidos en un primer momento. Si la temperatura no baja rápido, buscar atención médica.
El calor no afecta directamente al riñón, produce alteraciones que tienen consecuencias sobre el riñón. Por ejemplo, una vasodilatación intensa (enrojecimiento de la piel) puede llegar a bajar la tensión”, afirma el doctor Francisco Ortega, del Servicio de NefrologÃa del Hospital Central de Asturias, con quien repasamos más cuestiones tÃpicas de la época veraniega.
Las personas, al sudar, perdemos agua y electrolitos. Los ancianos, sobre todo, son más susceptibles a deshidratarse porque tienen menos volumen de agua en su cuerpo. La deshidratación hace que baje el volumen circulatorio, llegue menos sangre a los riñones y sus células empiecen a morir”.
Los pacientes con insuficiencia renal crónica deben tener cuidado porque el sol les seca la piel, deshidratándola. Aparece entonces el prurito o picor. Después de tomar sol es necesario ponerse una crema hidratante. Las personas trasplantadas, como reciben medicaciones inmunosupresoras, también deben tener mucho cuidado con el sol, ya que poseen más tendencia a la aparición de tumores. Es, por tanto, recomendable exponerse poco al sol o hacerlo por tiempos limitados y siempre con protección solar”.En opinión del doctor Ortega, “hay que tener cuidado con las bebidas gaseosas, ya que si se beben burbujas se toma también bicarbonato y sodio. Es mejor beber agua. También es bueno el té. Respecto a los zumos, hay que beberlos con cuidado, ya que tienen potasio. Los zumos naturales tampoco son muy recomendables debido al potasio”.
Los efectos del calor pueden sumarse a los efectos de la medicación que toman los pacientes renales. Los medicamentos antihipertensivos, al bajar la tensión arterial, deben manejarse con más cuidado cuando hace mucho calor. Hay medicaciones que producen fotosensibilidad y favorecen los efectos de los rayos de sol sobre las personas”.
BESOS
2007-01-15 22:12:02
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answer #6
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answered by MARIA ISABEL DEL CARMEN G 3
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