SON MUCHAS AQUI LAS MENCIONA
Los Mayas del Antiguo Imperio
Los orígenes de las más antiguas tribus mayas se pierden en la oscuridad de las leyendas. Los manuscritos indígenas del siglo XVI han perdido todo recuerdo histórico de la primitiva localización geográfica maya, así sean los libros de hechiceros o Chilam Balam escritos en la península de Yucatán (Maní, Chumayel, etcétera), o el Popol Vuh de los qúichés, rama del tronco maya, escrito en Guatemala.
Tampoco el único cronista primitivo de los mayas, fray Diego de Landa--quien escribía hacia 1566--, conserva una clara tradición a este respecto. En todo caso, los datos se refieren a los mayas de Yucatán, del llamado Nuevo Imperio, y no a los viejos mayas ubicados en el sur (Chiapas, Guatemala y Honduras), cuya Civilización se había extinguido algunos siglos antes de alcanzar su plenitud las ciudades peninsulares, Chichén-Itzá, Uxmal y sayil.
Sabemos que en un tiempo muy remoto, los mayas vivían en el litoral atlántico de México, desde donde descendieron a Centroamérica remontándose a lo largo del Usumacinta para llegar al Petén. Un viejo grupo maya, el huasteco, quedó, sin embargo, en el extremo norte de México, en el riñón veracruzano-tamaulipeco.
Quizá el empuje nahua cortó en dos al pueblo maya y arrojó a unos grupos hacia el norte y a otros hacia el sur. Los grupos arrojados hacia el sur fueron los que desarrollaron en toda su plenitud la civilización maya.
En los comienzos de sus tiempos históricos vivían en un triángulo que tenia por extremos a Palenque, en Chiapas; Uaxactún, en Guatemala; y Copán, en Honduras, área sumamente amplia y de comunicaciones difíciles, selvática, cruzada de grandes rios, que comprende toda la cuenca del Usumacinta, el Petén guatemalteco y los valles del Motagua y del río de Copán.
Fuera de los monumentos que han dejado los antiguos mayas, nada sabemos de la historia de los hombres que ergieron Tikal, Palenque y Copán. Pero, si como vimos, no hay fuentes escritas, los monumentos esculpidos son elocuentes a este respecto. Una de las prácticas más antiguas fue la de erigir estelas para conmemorar o fijar tránsitos de tiempo; al principio se erigían estelas irregularmente; más adelante se levantaban con cierta periodicidad, generalmente al final de cada katún, periodo cíclico de veinte años.
Estas fechas han podido ser leídas debido a la clave proporcionada por Landa--los mayas arrancaban su calendario de la fecha legendaria 3113 a. de C.--, y al hecho de que los mayas conocieron unidades de tiempo mayores, baktunes, periodos cíclicos que encierran veinte knttulcs (es decir, cuatrocientos años, cerca de 394 de los nuestros).
Las primeras fechas históricas y no míticas que se conocen son del baktún octavo, siendo sumamente numerosas en el noveno para decaer y casi desaparecer escultóricamente en el baktun.
Al ser correlacionado el calendario maya con el cristiano, se han podido descifrar numerosas fechas inscritas en este las, dinteles, escalinatas y templos. Probablemente hacia el siglo I O II, los mayas domiciliados en Veracruz y Tabasco empezaron a moverse con rumbo al Petén, siguiendo la ruta natural del Usumacinta.
La ciudad arqueológica maya que posee la fecha grabada más antigua, es Uaxactún, en el Peten guatemalteco, con el dia 9 del año 328, fecha relacionada con una pirámide cercana, la E-VII Sub. Quizá Palenque, Copán o Tikal poseyeron dataciones más antiguas, pero probablemente fueron trabajadas en estuco, pintadas o grabadas en madera. y por lo mismo no han llegado hasta nosotros.
Después de la esteia 9, Uaxactún continuó erigiendo monumentos con regularidad: en las estelas 18 y 19 fijaron el año de 357; en la número 5, el de 358, continuando las fechas normalmente hasta el siglo IX.
Con el siglo V las fechas inscritas se hacen más abundantes. Las estelas irradian a centros lejanos y mar comunicados, surgiendo ciudades en el área más dispersa: Balakabal, en el Petén, Campeche, 405; Uolantún, 409, y Tik31, Guatemala, 416; en el extremo sur, Copán, Honduras, 465; en él extremo norte, Oxkintok, Yucatán, 472, etcétera.
En el siglo VI los importantes centros del Usumacinta empiezan su ascenso histórico: Yaxchilán, Piedras Negras y Palenque, así como Toniná, Chiapas, Calakmul, Yucatán, y rusilhá, Guatemala. La colonización, pues, de Yucatán se ha iniciado siguiendo la ruta del golfo y del Caribe.
Un siglo más tarde se inicia la Edad de Oro del Antiguo Imperio: desde 633 a 830, en la segunda mitad del baktún noveno, se esculpen las más preciosas estelas, los más finos dinteles, se erigen los más suntuosos edificios y se labran las más artísticas escalinatas. Haciá el siglo en Palenque se constituye en la meca religiosa por excelencia: su arquitectura nunca más habría de ser superada, sus estucos modelados con escenas quedaron como imperecederas obras maestras, mientras en lo intelectual y, particularmente en astronomía, es la cabeza de las ciudades mayas. Un siglo más tarde, Copán arrebata a Palenque este carácter, para decaer al principiar el siglo IX y hundirse definitivamente. Todavía brilla algún tiempo Quirigua, sobreviviendó a las más tardías ciudades mayas del Petén, como Ixkún, Nakún, Sibal y Naranjo.
Pero ya al mediar el siglo IX las fechas mayas en cuenta larga empiezan a escasear y casi llegan a desaparecer. La última que se conoce en una ciudad maya es la de la estela 12 de Uaxactún, de 889,(contemporánea de las estelas 9 de Oxpeinul y 10 de Xultun). sólo una datación posterior? del baktun décimo, es conocida: la de la placa de jade de Tzibanché, Quintana Roo, de 909. Entonces, como lapidariamente se afirma, "se hizo la soledad y el silencio en las ciudades mayas".
Las migraciones a Yucatán se intensificaron y las oleadas humanas empujaron a unos grupos y fijaron a otros; pero por dondequiera se empezó a notar la decadencia en el arte.
Diversas hipótesis han pretendido explicar el abandono de las ciudades mayas del sur: cambios climatéricos, fiebres y epidemias, colapsos agrícolas, guerras, etcétera, que hicieron inhabitables aquellas regiones. Morley sugiere que el agotamiento de las tierras empujara a la población hacia el norte; Thompson, por el contrario, parece inclinarse más a la teoría de alzamientos del campesinado contra el sacerdocio; otros se inclinan a ver en esta destrucción la rnano olmeco-tolteca que, penetrando a lo largo del Usumacinta antes de 895, haya sojuzgado esta cultura arrojando sus restos hacia Yucatán.35 Sea por una u otra causa, el hecho es que hacia el siglo x la selva comenzó a invadir las viejas ciudades.
Si persistió en ellas alguna población, ésta fue campesina, indocta, que sólo dejo restos de ceramica, pero que ya nunca volvió a erigir estelas ni palacios. Cuando Hernán Cortés atraveso el área del Antiguo Imperio, tanto en el Usumacinta como en el Petén, durante su expedición a las Hibueras, hacía muchos si los que aquellas ciudades habían sido abandonadas y ningún recuerdo quedaba de ellas.
2007-01-08 07:16:24
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answer #1
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answered by Zarina 6
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