Augusto José Ramón Pinochet Ugarte (Valparaíso, Chile, 25 de noviembre de 1915 - Santiago, Chile, 10 de diciembre de 2006) fue un militar y dictador chileno.
Pinochet asumió en 1973 el cargo de Comandante en Jefe del Ejército de Chile. El 11 de septiembre de ese año, dio un golpe de Estado que derrocó al gobierno de Salvador Allende. Desde ese momento, Pinochet asumió el gobierno del país, primero bajo el cargo de Presidente de la Junta Militar de Gobierno (que ostentó hasta 1981), al que se sumó el título de Jefe Supremo de la Nación el 27 de junio de 1974, que le confería el poder ejecutivo.
El 16 de diciembre del mismo año, asumió el cargo de Presidente de la República, que sería ratificado al promulgarse la Constitución de 1980. Su gobierno terminaría tras la derrota en el Plebiscito Nacional de 1988 y su sustitución por Patricio Aylwin en 1990. Pinochet se mantendría como comandante hasta el 10 de marzo de 1998, y al día siguiente asumiría el cargo de senador vitalicio, que ejercería efectivamente por un par de meses.
La dictadura de Pinochet ha sido ampliamente criticada tanto en el país como en el resto del mundo por las diversas violaciones a los derechos humanos cometidas en el período denominado como Régimen Militar, por lo que Pinochet debió enfrentar diversos juicios hasta la fecha de su muerte.
Biografía
Hijo de Augusto Pinochet Vera y Avelina Ugarte Martínez, realizó sus estudios en su ciudad natal, primero en el Seminario San Rafael, luego en el Instituto Rafael Ariztía de Quillota, en el Colegio de los Sagrados Corazones de Valparaíso y finalmente en la Escuela Militar del Libertador Bernardo O'Higgins. Su ingreso a esta institución no le fue fácil, fue rechazaron dos veces; la primera por su corta edad y la segunda por no cumplir con los requisitos mínimos. A pesar de no tener ancestros militares, su vocación lo llevó a postular por tercera vez, siendo finalmente admitido e ingresando el 11 de marzo de 1933[1]. Contaba con 17 años.
El 30 de enero de 1943, Pinochet contrajo matrimonio con la joven y agraciada Lucia Hiriart Rodriguez quien era hija de Osvaldo Hiriart Corvalán abogado, senador y político radical y ministro del Interior en 1943, y de Lucía Rodríguez. El padre en un principio se opuso al matrimonio por considerar eran muy jovenes y que la casta militar (mal vista socialmente en esa epoca) no pertenecía a las elevadas esferas sociales a la que pertenecía dicha familia, sin embargo, se impuso finalmente la voluntad de Lucia Hiriart. Ellos darían origen a una familia de cinco hijos, tres mujeres y dos hombres: Lucía, Jacqueline, Verónica, Augusto y Marco Antonio.
El curso de su ascendente carrera tuvo diferentes destinaciones. Como alférez estuvo en Concepción, y recién ascendido al grado de capitán, fue destinado a Iquique por un período prolongado, durante el cual estuvo a cargo del campo de detención de Pisagua en la época de vigencia de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia[2].
Viajó a Ecuador en una misión militar que tenía por objetivo organizar la Academia de Guerra de aquel país, llevó consigo a su familia. En Quito, el joven matrimonio estuvo a punto de terminar por lios de falda[cita requerida]. Al volver a Chile, después de tres años de permanencia, Ecuador entregó al mayor Pinochet y los demás integrantes de la misión la condecoración Abdón Calderón.
Tras una destacada carrera en el arma de Infantería del Ejército, alcanzó el grado de general de Brigada y se desempeñó como comandante en jefe de la Sexta División. En 1970 fue promovido a general de División.
Actuación durante el gobierno de la Unidad Popular
Tras el asesinato del comandante René Schneider por sectores vinculados a la CIA estadounidense para evitar la llegada al gobierno de Salvador Allende, el general Carlos Prats fue designado al mando de la comandancia en jefe del Ejército. Con Carlos Prats, Pinochet llegaría a establecer una relación muy cercana. Prats lo consideraba un soldado ciento por ciento, apolítico y profesional, por lo que fue uno de sus más cercanos colaboradores, siendo considerado por varios generales como el segundo de Prats[3].
Fidel Castro visita Chile durante veintitrés días a partir de noviembre de 1971 y Pinochet es asignado para servir de representante del ejército durante la prolongada visita del mandatario cubano. La visita de Castro a Chile provocó que la CIA acelerara los preparativos para derrocar al gobierno de Allende.
La oposición al gobierno de la Unidad Popular, más los propios desaciertos de éste, condujeron a una extrema polarización política de la sociedad, también dada por el auge del comunismo de la época, llegando a su punto culminante en 1973. Prats apoyaba la legalidad constitucional, y por lo tanto sostenía al gobierno de Salvador Allende. Pero esa opinión no era compartida por muchos militares, desarrollándose el 29 de junio el llamado «tanquetazo», protagonizado por el Regimiento Blindado N° 2, al mando del coronel Roberto Souper. Este intento de sublevación fue sofocado por Prats y sus generales más cercanos, Pickering, Sepúlveda y Pinochet[4].
El 21 de agosto una manifestación de esposas de generales se inició frente a la casa del general Prats, a la que llegaron también varios oficiales de civil a protestar contra él. Fue insultado y apedreado, y al deshacer la manifestación Carabineros, ésta se volvió a organizar. Llegaron al lugar Pinochet, Allende y sus ministros. Todos fueron abucheados. Deprimido y desilusionado, Prats pidió, primero por intermedio de Pinochet, luego directamente, que los generales reafirmen su lealtad hacia él; como sólo unos pocos lo hicieron, resolvió renunciar a la comandancia en jefe.
Para su sucesión, el comandante le recomendó al presidente a Pinochet, decisión que fue aceptada por el mandatario.
Para ese entonces, las medidas del gobierno de la Unidad Popular había provocado la polarización del país en partidarios y opositores, siendo declarado el «grave quebrantamiento del orden constitucional y legal de la República» por el acuerdo de la Cámara de Diputados del 22 de agosto de 1973
El día 23, a las 17:00 h, se reunieron Allende, Prats y Pinochet en el Palacio de la Moneda. Al finalizar ésta, Pinochet fue nombrado comandante en jefe.
Para esa fecha, varios miembros de las Fuerzas Armadas preparaban un golpe de Estado. Los líderes del movimiento eran el comandante de la Fuerza Aérea Gustavo Leigh y el vicealmirante José Toribio Merino, este último amigo de la infancia de Pinochet. Además contaban con el apoyo de la CIA y el gobierno de Richard Nixon.
El golpe tenía como base los planes de contrainsurgencia, para el caso de que una subversión sobrepasase a las fuerzas de orden (Carabineros). Este plan consistía en que el país estaba dividido en diferentes secciones, y para cada una se establecía un plan para actuar contra la posible insurgencia. Este plan sería la base prima para los golpistas, que sólo tuvieron que adaptarlo a las nuevas circunstancias.
El problema central en el momento era el Ejército, pues si bien la mayoría de los generales prestaban su apoyo, el tanquetazo demostró que era necesario el apoyo del comandante en jefe del ejército, y nadie sabía con certeza cuál era el pensamiento de Pinochet, pues jamás se le había visto inclinación política (excepto el tradicional anticomunismo de guerra fria).
El 7 de septiembre los generales fijaron la fecha del golpe el 11 de septiembre a las 6:30 en Valparaíso (8:30 en el resto del país).
Al día siguiente fue enviado el general Arellano para hablar con Pinochet, quien al enterarse de la situación manifestó su descontento con el Gobierno, mas no declaró su apoyo al golpe.
La mañana del 9 de septiembre Allende se reunió con el comandante en jefe y otros generales. Allí les explicó que pretendía anunciar un plebiscito para salir de la situación.
Fue la última vez que se vieron los dos protagonistas del golpe. Ése mismo día, Pinochet se reunió con Leigh, el contralmirante Sergio Huidobro y el capitán de navío Ariel González para averiguar la posición del ejército. Finalmente, el en un principio vacilante Pinochet finalmente se sumó al complot[5]. Pinochet se hizo inubicable para el gobierno y envío su familia a un recinto militar a modo de protección en caso de algo mal saliese.
El 11 de septiembre
El día 10 Pinochet mandó a su esposa y a sus hijos más pequeños a la Escuela de Alta Montaña, en Río Blanco, Los Andes, dirigida por uno de sus amigos.
Al día siguiente Pinochet llegó a las 7:40 al Comando de Telecomunicaciones del Ejército, en el que se mantuvo durante el resto del golpe. Allí se organizaron las redes de comunicaciones con las demás ramas de las Fuerzas Armadas, especialmente con Leigh, que se encuentra en la Academia de Guerra Aérea, y con Patricio Carvajal, que fue el coordinador de todo el golpe.
Durante el acontecimiento, Pinochet, que se mantuvo en contacto radial con Carvajal, se mostró autoritario. Tanto Leigh como Carvajal pretendían apresar a Allende, pero la intención de Pinochet era desterrarlo de inmediato. No aceptó retrasos ni dilataciones. Sin embargo, retrasó el bombardeo a la Moneda para sacar a las mujeres, en contra de lo que deseaba el general Leigh.
Tras horas de enfrentamientos y bombardeos, La Moneda fue finalmente asaltada y ocupada por el Ejército, momento en el que falleció Salvador Allende. De acuerdo a diversos testigos presenciales, Allende se habría suicidado con el fusil AK-47 que le había regalado Fidel Castro.[6] Esta versión ha sido aceptada mayoritariamente, incluyendo a sus familiares[7], descartando la teoría de que los golpistas habrían cometido magnicidio.
A las 18, los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y de Orden se reunieron por primera vez en la Escuela Miltar para realizar el juramento que dio inicio a 17 años de régimen dictatorial militar.
Régimen Militar (1973-1990)
Desfile en celebracion del aniversario del golpe de estado, el 11 de septiembre de 1982Pinochet, en su calidad de presidente de la Junta Militar de Gobierno (formada por él mismo en calidad de comandante en jefe del Ejército; el almirante José Toribio Merino, comandante en jefe de la Armada; por el general Gustavo Leigh, comandante en jefe de la Fuerza Aérea y por el director general de Carabineros César Mendoza) asumió el poder. A partir de órdenes dictadas a través de cadena nacional de radio y televisión proscribió los partidos políticos, disolvió el Congreso, restringió los derechos civiles y políticos y ordenó la detención de los máximos líderes de la Unidad Popular, declarándola ilegal. Pinochet fue nombrado presidente de la República por los demás integrantes de la Junta de Gobierno el 17 de diciembre de 1974. Inmediantamente Pinochet llamó al general Manuel Contreras para que organizara la Dirección de Inteligencia Nacional(DINA), organismo represivo del Estado que causaría muchas violaciones a los Derechos Humanos[8].
A diferencia de la mayor parte de las naciones latinoamericanas, antes del golpe de estado de 1973 Chile había tenido una larga tradición de civilidad democrática y apego al estado de Derecho. Las intervenciones militares en asuntos de política eran muy escasas (por ejemplo, el llamado «ruido de sables» de 1924), pero de todos modos existentes. Se podría decir que las Fuerzas Armadas, hasta esa fecha, actuaron con debida obediencia, y no deliberantes [9].
La oposición al gobierno se iba haciendo cada vez más notoria, y junto con la voluntad y apoyo financiero de Estados Unidos, se buscó en los militares una salida a los problemas causados por las políticas socio-económicas del gobierno de Allende, cuyo plan de Gobierno incluía medidas de redistribución de bienes y servicios, que no convenían a los intereses de dichos grupos, y que además lograron desabastecer al país. Allende había triunfado con el 36% de los votos frente al casi 35% del candidato de derecha Jorge Alessandri (aunque contaría con el apoyo para su elección de la Democracia Cristiana con el 28%, en su ratificación en el Congreso). La política económica del gobierno de Allende, que apuntaba hacia una planificación central, involucraba el traspaso a manos del Estado chileno de la propiedad de muchas compañías claves, especialmente las mineras, de capitales estadounidenses. La respuesta del gobierno de Pinochet fue promover el desarrollo de un mercado menos protegido, según sus propias palabras «...tratar de hacer de Chile un país de propietarios y no de proletario»[10]. Una de las características del gobierno de Pinochet es el apoyo que le brinda su esposa y Primera Dama de la Nación, Lucía Hiriart Rodríguez de Pinochet quien hace constantes apariciones públicas y además crea las llamadas Damas de color que son agrupaciones de mujeres de sociedad que realizan labores benéficas mediáticas a sectores de escasos recursos. Se crean infinidades de centros benéficos com mujeres uniformadas de un solo color. Lucia Hiriart es reconocida internamente como una mujer de carácter fuerte y dominante y muy temida en los circulos internos del gobierno por la influencia y poder que logra desde las espaldas de su marido. En los colegios y liceos del país se instaura la Canción Nacional con añadidos de los versos militares "Vuestros nombres valientes soldados....." y se asignan horas en los recreos para enseñar a los alumnos a hacer marchas militares al son de himnos militares.
Políticas de represión
La violencia del golpe continuó durante el gobierno de Pinochet, admirador del dictador español Francisco Franco (a cuyo entierro asistió en noviembre de 1975)[11]. Una vez que alcanzó el poder, los partidarios del gobierno derrocado fueron brutalmente perseguidos como «enemigos del Estado».
Gracias a la DINA, se introdujo como política de Estado la detención, tortura, asesinato, desaparición o exilio de quienes se hubiesen involucrado con el gobierno anterior, configurando el concepto de «terrorismo de Estado».
El general Sergio Arellano Stark realiza la llamada Caravana de la Muerte al recorrer el país en un helicóptero Puma para ordenar las ejecuciones sumarias a los detenidos políticos de alta connotación en los recintos militares. Se ejecutan a detenidos en Pisagua, La Serena, Cauquenes y otros lugares en el país. Sus restos son lanzados al mar o enterrados en lugares solo conocidos por los militares.
Se estableció una red de informantes para obtener datos que condujeran a la detención de comunistas y socialistas que hubiesen mostrado actividad en el gobierno derrocado.
También se hicieron llamados a través de bandos y comunicados conminando a aquellos que hubieren pertenecido al gobierno de la UP o estuvieran enlistados en los proscritos partidos Comunista y Socialista a que se entregaran voluntariamente a las comisarías y cantones del ejército a objeto de regularizar su situación, muchos detenidos desaparecidos creyendo en que no les iba a pasar nada, usaron esta vía.
Se estableció el toque de queda que perduraría por muchos años confinando a partir de las 21 horas a los chilenos en sus hogares, la generación de los año 1960 pasaría su juventud en las llamadas fiestas de Toque a Toque y la restricción de pensamiento politico.
Junto con el toque de queda, la sociedad chilena confinada y restringida sufrió una transformación en su caracter, la desconfianza y el personalismo se hicieron más patentes en el carácter del chileno dejando atrás al tradicional chileno solidario con sus congéneres y extranjeros.
La polarización introducida por el terrorismo de Estado en la sociedad chilena llevó a que el vecino denunciara a su vecino por actividades subversivas o ser simplemente simpatizante de la UP (Unidad Popular) y se les llamaba despectivamente Upelientos o Rojelios; a los simpatizantes pro-gobierno se les siguió llamando Momios o se acuñó el nombre de Pinochetistas.
Las detenciones eran el pan diario y las redadas a poblaciones populares como La Victoria, San Ramón, La legua en el sector sur de la ciudad concluían en masivos allanamientos, fusilamientos in situ, detenciones y enfrentamientos armados. Las fuerzas armadas como el ejército actuaban en los allanamientos de gran envergadura, para aquellos movimientos menores fué la rama de Carabineros asimilada al Ministerio de Defensa quienes mayoritariamente realizaron la mayor cantidad de operativos.
En sectores más acomodados como La Reina y Ñuñoa, las detenciones solo se llevaron por medio de la delación. La DINA disfrazó muchas ejecuciones de activistas antigobiernistas como enfrentamientos armados (Matanza de Corpus Cristi, por ejemplo). El Estadio Nacional, el Estadio Chile, Peldehue, el bergantín goleta Esmeralda, Tejas Verdes y otros lugares sería conocidos como Centros de Detención[12].
El gobierno militar además adoptó como medio de deshacerse de aquellos personajes indeseables la expulsión, la exiliación y el asesinato de Letelier[13] y Prats[14].
La Comisión de Verdad y Reconciliación (conocida también como Comisión Rettig) mencionó 2.095 muertos y 1.102 «detenidos desaparecidos». Se estimuló la xenofobia para evitar ayuda exterior a los movimientos subversivos. La tortura fue también una herramienta común usada para combatir a los no partidarios del nuevo gobierno, como queda consigando en el Informe Valech sobre Prisión Política y Tortura (2005). Cientos de miles de chilenos abandonaron el país para escapar del régimen. En 1994 todavía permanecían en el exterior sobre 700.000 personas según la Oficina Nacional del Retorno.
Augusto Pinochet junto al general argentino Jorge Rafael Videla, en 1978. Ambos dictadores tuvieron un rol clave en la Operación Cóndor. A pesar de su afinidad, el Conflicto del Beagle que enfrentó a ambos países estuvo a minutos de llevarlos a una guerra. La policía secreta, la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) (1974-77), fue otra de las herramientas de la dictadura. Fueron asesinados el general Prats el 30 de septiembre de 1974 en Buenos Aires y el ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Allende Orlando Letelier, el 21 de septiembre de 1976 en Washington, agriando las relaciones con el presidente estadounidense Jimmy Carter[15]. También se organizó la conocida como Operación Cóndor, un plan para la cooperación mutua entre organismos de espionaje de diferentes dictaduras militares de Latinoamérica, para de esta forma continuar persiguiendo y asesinando a exiliados en Argentina o Paraguay[16].
En 1977, la DINA fue disuelta y se creó la Central Nacional de Informaciones (CNI), para reemplazarla en sus funciones[17]. Su primer director fue el general Odlanier Mena. El actuar de la CNI como organismo represivo fue notoriamente menos violento, aún cuando agentes suyos figuran involucrados en casos emblemáticos, como el asesinato del líder sindical, y presidente de la ANEF (Agrupación Nacional de Empleados Fiscales), Tucapel Jiménez, en 1982[18].
Políticas económicas
Paralelamente a la represión política, existieron profundas reformas económicas el cual condujo a la transformación económica del país, cuyo inicial éxito llevó a hablar de un «milagro económico chileno», eliminándose el grave problema de la hiperinflación.
Para formular su política de estabilización económica, Pinochet confió en los llamados Chicago boys, economistas neoliberales con postgrados en la Universidad de Chicago, fuertemente influenciados por las políticas monetarias de Milton Friedman.
Se aplicó el shock[19] que consistía en reducir el gasto publico en un 20%, despedir al 30% de los empleados públicos, aumentar el IVA (impuesto a la transferencia comercial de bienes muebles y activos M1 y M2), privatizar la mayor parte de las empresas estatales (la mayoría a precios ínfimos) y liquidar los sistemas de ahorro y de préstamos de vivienda.
Los efectos iniciales fueron terribles: cayó el PGB en un 12%, la tasa de desempleo creció hasta al 16% en la llamada Recesión de los 80(1980-1985)y el valor de las exportaciones se redujo en un 40%. La carestía, la emigración de personal calificado, la falta de circulante, empresas pequeñas y medianas quebradas o endeudadas insanamente desaperecieron y las grandes masas de desempleados pululando en las plazas, fueron la característica de este periódo. Las grandes empresas subsistieron gracias a la reducción de sus planillas de trabajo y la rebaja de salarios, muchas de estas situaciones se prestaron para abusos de empresarios inescrupulosos.
El sistema monetario fué cambiado a la moneda Peso, desvalorizando el anterior Escudo (Eº). En aquella época, el valor de la UF se reajustaba el primer día de cada trimestre según la variación del IPC del trimestre anterior.
La Junta de Gobierno mediante el Decreto Supremo Nº 280 del 12 de Mayo de 1975 estableció que la UF o Unidad de Fomento creada en el Decreto Supremo nº 40 del fecha 2 de enero de 1967, pasaría a reajustarse en forma mensual. Por su parte, el Decreto Supremo Nº 613 del 14 de julio de 1977 estableció que su valor se reajustaría en forma diaria a partir del 1º de Agosto de dicho año. Esta operación de reajustabilidad sería una de las bases de la transformación económica. Dicha medida favoreció en un comienzo a la construcción que se encontraba paralizada y a la clase media quienes adquirieron viviendas con un valor de UF de apenas $5.000, pero que cinco años más tarde subiría a más de cinco veces su valor inicial dejando una estela de deudores hipotecarios en la ruina y descrédito al no poder pagar los elevados dividendos. Para las clases más pobres se creo la vivienda básica y la cuota Serviu.
Para paliar la gran cesantía se crearon los puestos temporales municipalizados de trabajo llamados Programas de Empleo PEM y POJH donde desde obreros a ingenieros, arquitectos o técnicos hacían labores hermoseando plazas o limpiando calles con un mínimo sueldo de sobrevivencia.
Aquellos que conservaron sus empleos debieron soportar rebajas de sus sueldos o despido. Los sueldos descendieron bruscamente y el abuso empresarial fueron la tónica de este periódo.
Tanto en el sector público como en el privado, los altos puestos claves fueron ocupados por oficiales del ejército, aviación o marina.
Una de sus consecuencias fue un brusco deterioro social, las clases medias y bajas se empobrecieron tras un progresivo descenso de su poder adquisitivo, lo que provocaría una gran brecha en la disitribución del ingreso, la clase media estuvo a punto de desaparecer y fué la que más sufrió durante los periódos recesivos, la alta tasa de suicidios vino de esta clase por motivos económicos.
La clase alta pudiente se fortaleció y se enriqueció gracias a las franquicias otorgadas por el gobierno militar.
Las poblaciones más afectadas empezaron aprotestar desde sus casas organizandose los llamados cacerolazos, a determinada hora despúes del Toque de Queda, los pobladores de las clases bajas y los de la clase media organizaban ruidos de bocinas y golpes de cacerolas desde sus viviendas unidas a apagones o cortes de energía eléctrica o derribos de torres de alta tensión. Famosos fueron los apagones que duraban horas o día y medio por atentados a la Red Interconectada Central.
Ocurrieron tambien los llamados robos de camiones, camiones de abastecimiento de supermercados eran secuestrados y llevados a las poblaciones para su desvalijamiento.
Pero el sistema se empezó a afianzar a partir de 1977, iniciándose lo que se ha llamado el boom, con cifras positivas en todos los ámbitos. Uno de los indicadores más simbólicos, el precio del dólar, fue establecido a tasa de cambio fija, en 39 pesos, y se mantuvo estable hasta iniciada la década de 1980. Una excepción a esta bonanza fue la tasa de desempleo, siempre alta (alrededor del 20%) debido principalmente a los despidos masivos en las empresas privatizadas.
A aquellos que protagonizaran protestas o reivindicaciones, o intentaran organizar huelgas o mitines eran detenidos y encauzados bajo la aplicación del artículo trasitorio nº24 de la Constitución respecto de la Ley de Seguridad Interior del estado.
En 1982 se produjo la mayor crisis económica desde los años 1930, consecuencia en parte de la recesión mundial de 1980 (de la cual Chile estaba desprotegido por su excesiva dependencia del mercado externo), el excesivo endeudamiento privado y la fijación del dólar a 39 pesos[20]. Uno de los primeros síntomas fue la quiebra del sistema bancario y financiero nacional, que obligó al Gobierno a intervenir numerosos bancos. Simultáneamente, se tomó la decisión de devaluar el dólar, el cual, una semana más tarde, alcanzaba al doble de su valor.
Ante la llegada de la crisis, Pinochet abandonó las tesis de los Chicago Boys, regresando momentáneamente al keynesianismo. Sin embargo, pasada la parte más cruda de la crisis, volvió al sistema neoliberal con el nuevo ministro de Hacienda, Hernán Büchi en 1985, el cual, con reformas menos ortodoxas que sus predecesores, lograría revitalizar la economía. Esto es nombrado como el «segundo milagro de Chile».
Para conseguir la reactivación, Büchi tomó las siguientes medidas:
Fuerte reducción del gasto en el sector público, con medidas como rebajar el gasto social y las jubilaciones.
Política de devaluación del peso en función del dólar muy fuerte, que sobrepasasen la inflación. De esta manera, con el dólar alto, se favorecían las exportaciones y se restringían las importaciones.
Privatizaciones de las empresas que seguían siendo estatales: empresas del acero (CAP), eléctricas (Enersis, Endesa), comunicaciones (Entel, CTC), azúcar (IANSA), LAN Chile, Laboratorios Chile, etc.
Privatización de los bancos intervenidos por el gobierno durante la crisis.
Control de las tasas de interés por el Banco Central y ya no por el mercado.
Descenso controlado de los aranceles[21].
El resultado de su gestión fue el retorno al liberalismo económico que implantaron los Chicago Boys, pero de una forma mucho más controlada sin el dogmatismo que le imprimieron sus antecesores, y un crecimiento económico sorprendente que llevaría a Chile a duplicar su PGB en el lapso de diez años.
Protesta pacífica contra el Régimen MilitarEl 11 de mayo de 1983, la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) presidió la primera protesta nacional, y el 22 de agosto se organizó el primer frente de oposición multipartidista que englobaba a todo un arco político a excepción de los extremos, la Alianza Democrática.
En 1985 la oposición democrática adoptó el Acuerdo Nacional para la Transición de la Plena Democracia.
Para fines de los 80 y comienzo de los años 90, la distribución del ingreso llegó en cierto modo a las clases más bajas, restableciendo la sufrida clase media, por primera vez la televisión a color llegó a las clases marginadas, el automovil se hizo más accequible y la calidad de las viviendas sociales aumentaron.
Los cacerolazos declinaron y se hicieron más escasos y con menos convocatoria. Pero el cansancio por el regimén de dictadura impuesto, alimentado por los largos años de carestía y cesantía se hicieron cada vez más notorio en la población que anhelaba el retorno a la Democracia.
El gobierno militar entregó muchas poblaciones populares a la gente de escasos recursos formandose las llamadas villas o poblaciones DFL-2.
Por cada 10 hogares, 6 tenía teléfono, 7 poseían un automovil y 9 poseían un televisor a color o en blanco y negro.
Se otorgaron muchos títulos de propietarios a sectores marginados de la sociedad, desaparecieron los campamentos y las llamadas poblaciones callampas, las tomas fueron regularizadas.
Una de las características scociales de este periódo fueron las reubicacionesa la fuerza de grandes masas de personas de escasos recursos que fueron desarraigadas desde los barrios exclusivos y trasladadas a barrios populares del sector sur, pero hacia viviendas económicas, en mejores condiciones de habitabilidad.
La reducción de la pobreza dura o extrema resultó en un logro en el gobierno militar. A pesar de los cambios de los 80 y 90 la brecha entre la riqueza y la probreza, y el sisma entre la clase media y alta además de los bajos niveles de sueldos para los obreros y técnicos se mantiene hasta el dia de hoy.
Cambios constitucionales
El 21 de octubre de 1980, tras un plebiscito realizado un mes antes, que fue apoyado por el 67% de la población (según cifras del Gobierno) se aprobó una nueva Constitución elaborada por una Comisión nombrada por la misma Junta de Gobierno. Éste plebiscito fue bastante cuestionado, tanto por sus opositores como por la comunidad internacional, bajo acusaciones de fraude electoral[22] y violar principios básicos de cualquier elección democrática (voto libre, informado y secreto). Entre las disposiciones transitorias de la nueva carta fundamental, se estableció el período presidencial de Pinochet por ocho años, a partir del 11 de marzo del año siguiente.
En los años 1980, con el rápido deterioro de la economía (uno de los pilares del Régimen Militar), se sucedieron constantes protestas y manifestaciones organizadas por la oposición y movimientos laborales, provocando violentas contrarreacciones de las fuerzas de seguridad.
Atentado a Pinochet
El 7 de septiembre de 1986, Augusto Pinochet fué objeto de un atentado por parte de células paramilitares del FPMR (Frente Patriótico Manuel Rodriguez). En el Atentado a Pinochet murieron 5 escoltas armados y el mismo estuvo a punto de ser eliminado junto a su nieto que venía junto a el. Pinochet sólo sufrió heridas leves.
El paradero de los supuestos implicados en el acto es, hasta hoy, desconocido, aunque se presume que emigraron a Argentina como turistas.
La represión por parte del gobierno como venganza por el atentado concluyó con tres civiles muertos y cientos de detenidos. Los autores intelectuales y materiales del atentado lograron salir del país. La respuesta represiva del Gobierno concluyó con la llamada «operación Albania» (también conocida como la «matanza de Corpus Christi») en 1987, donde fueron asesinados 12 miembros del FPMR.
Relaciones internacionales
El Régimen Militar espero los aplausos del mundo occidental por derrocar aun gobierno marxista, pero fue recibido por estupor y rechazado por la sociedad internacional, con la excepción del secretario de Estado Norteamericano Henry Kissinger, principalmente por la imagen idealizada del gobierno de Allende y la violencia mostrada durante el golpe de estado[23]. Una vez que alcanzó el poder, los partidarios del gobierno derrocado fueron brutalmente perseguidos como «enemigos del Estado». Esto implico un aislamiento político internacional del gobierno e impediría a Pinochet viajar oficialmente al extranjero tras el bochorno del “filipinazo”, con la excepcion de un secreto viaje a Bolivia en 1988, en donde se reunio con Víctor Paz Estenssoro[24].
Con EE.UU las relaciones se empeoraron gravemente tras el atentado a Orlando Letelier, aumentando su aislamiento, pero como contraparte se mantenían las relaciones comerciales, en particular tras la consolidación el modelo neoliberal.
Chile además estuvo en una situacion peligrosa con sus países limítrofes, especialmente con Argentina, país con el cual en 1978 casi se llega a una guerra por las islas del canal de Beagle, eventualidad evitada gracias a la intervención papal.
Durante todo el gobierno militar, el aislamiento internacional se hizo sentir, salvo la visita en 1990 del Papa Juan Pablo II que fué muy bien aprovechada por Pinochet para ablandar su figura frente a la opinión pública internacional.
El plebiscito
De acuerdo a las disposiciones transitorias de la Constitución de 1980, un plebiscito debía ser llevado a cabo en 1988 para aprobar o rechazar al candidato que el Régimen Militar propusiera al país.
Según el articulado transitorio de la Constitución, para este plebiscito no existiría control por parte del Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel), organismo estatal independiente. De este modo, sería el mismo gobierno el que propondría un candidato, organizaría el plebiscito y controlaría los escrutinios. Por lo tanto, se hacía infructuoso cualquier intento de derrotar al candidato gubernamental. Sin embargo, contra todas las expectativas, el Tribunal Constitucional, en ese entonces afín a Pinochet, constató una contradicción entre el articulado transitorio, ya descrito, y el permanente, que sostiene que una elección presidencial debe ser controlada por el Tricel. El Tribunal consideró que el plebiscito era equivalente a una elección presidencial, por lo cual no regía la letra del articulado transitorio, sino que debía regirse por el permanente. Ésta fue la primera derrota de Pinochet, motivada por un cierto pudor democrático de algunos de sus partidarios, que resultó clave, años más tarde, al realizarse el plebiscito.
Pinochet fue oficialmente designado por la Junta Militar como candidato único a la Presidencia para el plebiscito que se llevaría a cabo el 5 de octubre de ese año, por el que se proponía su mantenimiento en el poder desde 1989 hasta diciembre de 1997, es decir, por un nuevo período de ocho años.
La apuesta de Pinochet se basó en un control total de los medios de comunicación y el temor de la población a manifestarse contra él. Gran parte de su propaganda consistió en amenazar con el regreso del comunismo y del desorden previo a la dictadura si el mismo Pinochet no vencía. Sin embargo una oposición sorprendentemente organizada en una sola gran coalición, la Concertación de Partidos por el NO, decidió actuar dentro del marco legal que la Constitución le otorgaba, y aprovechar al máximo, en forma muy inteligente, todos los espacios disponibles para la democratización, como, por ejemplo, los escasos minutos de televisión que le fueron concedidos (que se conoció como la franja). Cada noche millones de chilenos se agolpaban frente a la TV a ver con asombro que era posible hablar en contra del férreo régimen de Pinochet.
El 5 de octubre una extensa red de apoderados vigiló lo que sucedía en cada mesa de votación y los dirigentes opositores instalaron un completo sistema de conteo de votos paralelo al oficial.
A tempranas horas de la tarde ya se sabía que Pinochet había sido derrotado pero ni el Gobierno de Chile, a través de su vocero, Alberto Cardemil, ni Televisión Nacional de Chile entregaron información alguna hasta la madrugada en que finalmente el General del Aire, Fernando Matthei, miembro de la Junta Militar (poder legislativo), reconoció la derrota. Tras bambalinas se filtró a la opinión pública que Pinochet intentó dar un autogolpe de Estado pero el general Fernando Matthei se opuso tenazmente a este intento[25].
2007-01-04 17:44:29
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answer #9
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answered by nitzahom 5
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