1 Corin 6:9-10-11-12
9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,
10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.
11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
PERO LES TENGO BUENAS NOTICIAS:
De los regalos a las recompensas Imprimir
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La muerte es la recompensa por haber pecado, sin embargo, la vida eterna es un regalo. El Señor no le debe a nadie vida eterna porque sino dijera que la paga a tus buenas obras es la vida eterna, pero Él no dice así. Su Palabra dice que la paga del pecado es muerte, mas la dádiva y el obsequio de Dios es la vida eterna. La salvación es tan cara, pero tan cara que sólo gratis se puede recibir.
En Romanos 6.23 dice: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.
En este versículo puedes notar que hay paga y hay regalo, y que son dos cosas diferentes. La primera es una recompensa y la segunda es un obsequio.
La paga de todo el que ha pecado será la muerte y no hay excepción. Quizá digas que en tu caso no es para tanto, pero es igual. De manera que sólo hay pecadores bien educados y otros no tanto. Hay pecadores que dicen malas palabras todo el día y otros bien refinados que con elegancia entrarán por las puertas del infierno. Pecadores corrientes, vulgares y otros refinados que entrarán al infierno diciendo: “¿Y no hay aire acondicionado?”.
La muerte es la recompensa por haber pecado, sin embargo, la vida eterna es un regalo. El Señor no le debe a nadie vida eterna porque sino dijera que la paga a tus buenas obras es la vida eterna, pero Él no dice así. Su Palabra dice que la paga del pecado es muerte, mas la dádiva y el obsequio de Dios es la vida eterna. La salvación es tan cara, pero tan cara que sólo gratis se puede recibir.
La gente está acostumbrada a quererle pagar a quien no le debe. Si has pecado en contra de Dios, ¿por qué crees que dándole dinero a un enfermo, el Señor te debe perdonar lo que le hiciste a Él? Por ejemplo, si yo peco contra mi esposa, no tengo por qué llevarle flores a la tuya, debo llevarle flores a la mía.
En la vida, Dios da regalos, pero también da recompensas. La vida eterna es un regalo inmenso. Tener un hijo es un regalo. Hay gente que era estéril y ahora tiene un hijo, quizá no merecían el milagro, pero Dios se los regaló. De hecho, el conflicto más grande para recibir un milagro es saber si lo merezco o no. ¿Puedo ser sana del tumor que tengo en el vientre, cuando aborté en el pasado dos veces? No, no eres digna de ningún milagro, pero la misericordia de Dios te lo puede otorgar. ¿Puede alguien ser sano de sida si en su interior dice: “¿Cómo voy a ser sano si fui homosexual”? Por supuesto, porque la sanidad será un milagro que Dios te da, que no te lo dará de acuerdo a lo que has hecho, sino de acuerdo a su eterna misericordia.
Yo hice una promesa económica a mis dos hijos varones si ganaban el año bien. Entonces, hace un par de semanas me hablaron para pedirme la recompensa de haber ganado el año en limpio. Se las di y les pregunté por qué lo querían todo junto. Ellos me dijeron: “Porque vamos a invertir en comprar ropa y venderla para hacer producir más lo que nos das. Pero te queremos pedir un favor, a mi mamá le gustó una refrigeradora, comprala tú y te la pagamos nosotros todos los meses para honrar a nuestra madre”. Ellos recibieron doble recompensa al ganar el año, primero adquirieron más conocimiento, sacaron un poco más la vida de la ignorancia. El sólo estudiar ya es una recompensa. La segunda, adquirieron dinero por haber ganado en limpio, y la tercera es que con la recompensa van a sembrar en su madre; y la Biblia dice que a quien honra padre y madre, le irá bien. Es decir, que con la recompensa que tienen en la mano, están buscando otra. Cuando uno aprende esas cosas en la vida, ¿quién lo va a detener? Luego, las personas pueden ver el resultado en sus vidas y dicen: “¡Ah... cómo les va! Pero, ¿cómo quieren que les vaya?” Los que hacen eso sólo tienen un buen destino. ¿Por qué? El que vayan a estudiar es un regalo, ellos no se han ganado el derecho de estudiar. Yo los envié y les pago el colegio todos los meses, les regalo sus estudios. Pero ellos están yendo más allá de los regalos, y están yendo a las recompensas.
¿Cuál es el problema del pueblo cristiano, evangélico y religioso? Que vive sentado esperando que Dios le regale todo. Tú no has ido más allá porque te quedaste esperando que el Señor te dé sólo regalos, cuando Dios tiene recompensas. Los hijos son un regalo, y los buenos hijos son una recompensa de la buena educación que les has dado. Dios te regaló la empresa, sólo la abres y te vas a jugar golf creyendo que el Señor tomará cuidado de tu empresa, entonces, cuando llegas le dices: “¿Dios, ya trabajaste?” Claro que Dios te puede regalar una empresa, pero una empresa exitosa es una recompensa a los que trabajan bien. La casa y las riquezas son herencia de los padres, eso es un regalo. Tú debes trabajar para regalarle una casa a cada uno de tus hijos.
Tú puedes ser lleno del Espíritu Santo, Él lo prometió como un regalo. Pero ser usado continua y permanentemente bajo la unción del Espíritu Santo, es una recompensa. En el contexto de la unción, la Biblia dice que Dios le dará su Espíritu a los que le obedezcan. La sanidad puede ser un regalo hoy, y se va ir el cáncer en el nombre de Jesús, y la buena salud es una recompensa a quien se cuida, al que come bien y hace ejercicio.
La Biblia dice que la casa y las riquezas son herencia de los padres, más de Jehová la mujer prudente. Es decir, la mujer prudente es un regalo de Dios. Ahora bien, un buen matrimonio es una recompensa al hombre que sabe tratar bien a su esposa. La esposa que sabe tratar bien al esposo y los padres que saben tratar bien a sus hijos, los hijos que responden con obediencia a sus padres y la sumatoria de todo eso te da una excelente familia.
2006-12-22 18:54:14
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answer #1
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answered by Anonymous
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Bueno, una cosa fue convertir agua en vino, para una fiesta, y otra muy distinta, es ser borracho...
Porque el borracho se destruye a sí mismo, y no somos nuestros, sino que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, y tendremos que rendir cuentas acerca de cómo hayamos cuidado el cuerpo que nos fue dado... Pero el que se destruye a sí mismo, no puede entrar en el reino de los cielos...
2006-12-23 03:45:10
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answer #3
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answered by Preciosa 2
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