Aunque Jesús era judÃo y conmemoraba la pascua judÃa, con su muerte dejó sin efecto todos los arreglos que se habÃan hecho en las escrituras hebreas para dar lugar a un nuevo pacto que él llevarÃa a cabo con sus discÃpulos y seguidores verdaderos de acuerdo a lo indicado por Jehová su padre celestial.
A medida que paso el tiempo el cristianismo verdadero se distorsionó, se apartó de la verdad, lo que el apóstol Pablo indica que es la apostasÃa. Las religiones identificadas como seguidoras de Cristo, dejaron las enseñanzas de él y adoptaron costumbres y tradiciones paganas o con antecedentes griegos o babilónicos.
Como son por ejemplo : la pascua que se celebra actualmente, la navidad, año nuevo, reyes magos, fiesta de carnaval, adoracion a imagenes y cuadros religiosos, etc.etc.
Te adjunto una información muy interesante que halle en una literatura de los Testigos de Jehová .
¿Es aceptable para Dios la cambiante fisonomÃa del cristianismo?
SUPONGA que le encarga un retrato a un pintor. Cuando lo termina, usted está encantado; el parecido es perfecto. Se imagina a sus hijos, nietos y bisnietos admirando el cuadro muy orgullosos.
Pero al cabo de algunas generaciones, uno de sus descendientes piensa que no le favorecen nada las entradas, asà que manda que le pinten más cabello. A otro no le gusta la forma de la nariz, y la cambia. Durante las siguientes generaciones se le van haciendo otras “mejoras”, hasta que con el tiempo el retrato apenas se parece a usted. ¿Cómo se sentirÃa si supiera que iba a ocurrir eso? Seguramente se indignarÃa.
Lamentablemente, lo que hemos contado sobre el retrato es, en esencia, lo que le ha ocurrido a la Iglesia cristiana nominal. Dice la historia que poco después de la muerte de los apóstoles de Cristo, comenzó a cambiar la fisonomÃa oficial del “cristianismo”, tal como habÃa predicho la Biblia (Mateo 13:24-30, 37-43; Hechos 20:30).
Por supuesto, es perfectamente legÃtimo aplicar los principios bÃblicos a las diferentes culturas y épocas. Pero algo completamente distinto es modificar las enseñanzas bÃblicas para adaptarlas a las ideas populares. Eso es justo lo que ha sucedido. Veamos, como ejemplo, los cambios que se han efectuado en varios aspectos importantes.
La Iglesia se une al Estado
Jesús enseñó que su gobernación, es decir, su Reino, es celestial, y que en el momento debido destruirá a todos los gobiernos humanos y regirá sobre toda la Tierra (Daniel 2:44; Mateo 6:9, 10). No gobernará mediante los sistemas polÃticos del hombre. “Mi reino no es parte de este mundo”, dijo Jesús (Juan 17:16; 18:36). Por ello, sus discÃpulos, si bien respetaban la ley, se mantenÃan apartados de la polÃtica.
No obstante, en época del emperador romano Constantino, en el siglo IV, muchos cristianos de nombre se habÃan impacientado esperando la vuelta de Cristo y el establecimiento del Reino de Dios. Poco a poco fue cambiando su actitud con respecto a la polÃtica. “Antes de Constantino —dice el libro Europe—A History—, los cristianos no trataban de hacerse con el poder [polÃtico] como medio de favorecer su causa. Después de Constantino, el cristianismo y la alta polÃtica fueron de la mano.” Esa nueva forma de cristianismo se convirtió en la religión oficial “universal”, o “católica”, del Imperio romano.
La enciclopedia Las grandes épocas de la humanidad dice que a consecuencia de la unión de la Iglesia con el Estado, “ya en 385, solamente ochenta años después de la gran ola de persecución de cristianos, la Iglesia misma comenzaba a ejecutar a los herejes, y sus clérigos tenÃan un poder casi equivalente al de los emperadores”. Asà amaneció una época en la que la espada ocupó el lugar de la persuasión como medio de conversión, y clérigos con tÃtulo nobiliario y ávidos de poder sustituyeron a los humildes predicadores del siglo primero (Mateo 23:9, 10; 28:19, 20). El historiador H. G. Wells escribió sobre “las profundas diferencias” entre el cristianismo del siglo IV “y las predicaciones de Jesús de Nazareth”. Estas “profundas diferencias” tuvieron que ver incluso con las enseñanzas fundamentales sobre Dios y Cristo.
Se modifica la idea de Dios
Cristo y sus discÃpulos enseñaron que hay “un solo Dios el Padre”, a quien distingue su nombre personal, Jehová, el cual aparece unas siete mil veces en los primeros manuscritos bÃblicos (1 Corintios 8:6; Salmo 83:18). Dios creó a Jesús, quien es “el primogénito de toda criatura”, como dice La Biblia de América en Colosenses 1:15. AsÃ, como criatura que es, Jesús manifestó con franqueza: “El Padre es mayor que yo” (Juan 14:28).
Sin embargo, para el siglo III, algunos eclesiásticos influyentes, cautivados por la enseñanza trinitaria del filósofo pagano Platón, empezaron a modificar la idea de Dios de modo que encajara con la fórmula trinitaria. En los siglos posteriores, esta doctrina antibÃblica elevó a Jesús a un plano de igualdad con Jehová y convirtió al espÃritu santo, o fuerza activa de Dios, en una persona.
La New Catholic Encyclopedia dice respecto a la adopción por parte de la Iglesia del concepto pagano de la Trinidad: “La fórmula ‘tres Personas distintas y un solo Dios’ no se arraigó firmemente antes de finales del siglo IV, y, desde luego, no se asimiló en la vida cristiana ni en su confesión de fe con anterioridad a esa fecha. Pero es justamente esta fórmula la primera que tiene el derecho de llevar el nombre de dogma trinitario. Entre los Padres Apostólicos no hubo nada ni remotamente parecido a esa mentalidad o enfoque”.
Del mismo modo, The Encyclopedia Americana dice: “El trinitarismo del siglo IV no reflejaba con exactitud la enseñanza del cristianismo primitivo respecto a la naturaleza de Dios; al contrario, fue una desviación de esta enseñanza”. The Oxford Companion to the Bible dice que la Trinidad fue uno de los diversos “dogmas de fe posteriores”. Pero la Trinidad no fue el único concepto pagano que asimiló la Iglesia.
Se desfigura el “retrato” en nuestros tiempos
Hoy sigue desfigurándose a Dios y el cristianismo. Un profesor de Religión dijo hace poco que en su confesión protestante habÃa una lucha “entre la autoridad de la Sagrada Escritura y el credo por un lado y la autoridad de ideologÃas extrañas y humanistas por otro; entre la fidelidad de la Iglesia a la autoridad de Cristo y la adaptación y el replanteamiento del cristianismo en función del espÃritu de los tiempos. La cuestión es la siguiente: ¿Quién dicta el camino que sigue la Iglesia: [...] las Santas Escrituras, o la ideologÃa que predomina en el momento?”.
Lamentablemente, aún suele triunfar “la ideologÃa que predomina en el momento”. No es ningún secreto, por ejemplo, que muchas iglesias han cambiado su postura sobre diversas cuestiones para presentarse como progresistas y abiertas. Las religiones se han hecho bastante liberales, sobre todo en asuntos de moralidad, como se indicó en el primer artÃculo. Pero la Biblia no deja ningún género de dudas cuando dice que la fornicación, el adulterio y la homosexualidad son pecados graves a la vista del Creador y que quienes los practican “no heredarán el reino de Dios” (1 Corintios 6:9, 10; Mateo 5:27-32; Romanos 1:26, 27).
Cuando el apóstol Pablo escribió las palabras supracitadas, el mundo grecorromano estaba plagado de toda forma de impiedad. Ãl hubiera podido razonar asÃ: “Es verdad que Dios redujo a cenizas a Sodoma y Gomorra por causa de sus graves pecados sexuales; pero eso sucedió hace dos mil años. Seguramente no es lo mismo en esta época tan adelantada”. No, él no justificó tales comportamientos; se negó a corromper la verdad bÃblica (Gálatas 5:19-23).
Miremos el “retrato” original
Jesús dijo a los guÃas religiosos judÃos de su dÃa que su adoración era ‘en vano, porque enseñaban mandatos de hombres como doctrinas’ (Mateo 15:9). Aquellos caudillos religiosos hicieron con la Ley que Jehová habÃa dado mediante Moisés lo mismo que el clero de la cristiandad hizo en el pasado, y sigue haciendo hoy dÃa, con las enseñanzas de Cristo: salpican sobre la verdad divina la “pintura” de la tradición. Pero Jesús eliminó todas las falsedades para provecho de las personas sinceras (Marcos 7:7-13). Dijo la verdad, fuera o no popular. La Palabra de Dios fue siempre su autoridad (Juan 17:17).
¡Qué contraste entre Jesús y la mayorÃa de los que dicen ser cristianos! De hecho, la Biblia predijo: “Deseosos de novedades, se amontonarán maestros conforme a sus pasiones, y apartarán los oÃdos de la verdad para volverlos a las fábulas” (2 Timoteo 4:3, 4, Bartina-Roquer). Estas fábulas, algunas de las cuales hemos comentado, son espiritualmente destructivas, mientras que la verdad de la Palabra de Dios edifica y lleva a vida eterna.
2006-12-20 15:20:40
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answer #7
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answered by Anonymous
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