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en que te ayuda y que descubre por fis.

2006-12-15 16:10:24 · 5 respuestas · pregunta de chabelita 1 en Ciencias sociales Psicología

5 respuestas

Bueno, yo te explicaré mi experiencia. Primero, como en todo, hay buenos psicólogos y malos. Por otro lado, depende mucho de la buena voluntad propia por querer tomar iniciativas sobre aquellas cosas que nos perturban y sobre las que hay que poner decisión en modificar. En el psicoanálisis, hay muchas corrientes, pero fundamentalmente, desde lo que decimos o hacemos, suele haber mucha claridad en cuales son las cosas en las cuales nos estamos enredando, normalmente por si sólos, en cuestiones que nos angustian y que alguien con capacidad de analizarlas puede orientarnos a ver, que clase de errores estamos cometiendo para terminar siempre en estas mismas cuestiones angustiosas. La idea es que uno se de cuenta a través de lo que uno mismo dice, como repetimos esos errores. Un buen psicólogo, recordará todo lo que uno fue diciendo durante todas las sesiones, y nos hará notar como en más de una oportunidad estamos permitiendo contradecirnos en las acciones cotidianas de nuestra vida con lo que en realidad deseamos. Si uno realmente quiere resolver esas angustias, habrá un gran trabajo a realizar de parte propia, para modificarlas, y animarse a decir "no" cuando por no querer quedar mal decimos "si" y terminamos enredados en algo que no disfrutamos. Para decirlo en criollo, un buen observador, puede ver mejor lo que sucede en la cancha, que él que está jugando dentro. Hay gente que cree que un buen amigo es lo mismo. Puede ser lo mismo, si es un buen observador y se nos anima a decir todo lo que ve de nosotros, y por otro lado, le hacemos caso a esas observaciones. En fín, yo hice terapias cortas, 4 veces, y en realidad la mejor fue la primera. Hice verdaderos cambios positivos a mi vida en aquella oportunidad.

2006-12-15 16:44:15 · answer #1 · answered by Pienso luego existo 4 · 0 0

Psicoanálisis
.El psicoanálisis es un conjunto de teorías y una disciplina creada en principio para tratar enfermedades mentales, basada en la revelación del inconsciente.

El psicoanálisis busca ser también:

Un método de introspección y de exploración del inconsciente.
Una técnica terapéutica para el tratamiento de las enfermedades mentales.
Una técnica usada para formar psicoanalistas (es un requisito básico en la formación psicoanalítica someterse a un tratamiento psicoanalítico).
Un método de análisis crítico aplicable a la historia y la cultura.
Un movimiento que busca defender y asegurar la aceptación de la teoría y la técnica.
El psicoanálisis es considerado una ciencia por gran parte de sus defensores, mientras que sus críticos lo consideran una pseudociencia.
Historia del psicoanálisis
Artículo principal: Historia del psicoanálisis
El psicoanálisis fue creado en Viena por Sigmund Freud, un médico neurólogo interesado en encontrar un método efectivo de tratamiento para pacientes que sufrían histeria y otros tipos de neurosis.

Se puede considerar como uno de los sucesos más trascendentales en el origen de la teoría la asistencia de Freud a las experiencias llevadas adelante por el neurólogo Jean Martin Charcot en el hospital Salpêntrière de París. Estas experiencias sugerían que mediante la hipnosis se podían inducir (y suprimir) síntomas que se presentaban en los cuadros histéricos, como por ejemplo la parálisis. Las personas que eran sometidas a estas experiencias no conservaban en la conciencia lo sucedido, aunque estas seguían influyendo en el comportamiento de los sujetos. A partir de estos resultados, estudiando numerosos casos clínicos junto con Joseph Breuer, comenzaron a desarrollarse las primitivas teorías que evolucionaron hasta formar el cuerpo teórico del psicoanálisis.

Tras hablar con estos pacientes, Freud planteó la teoría de que sus problemas tenían como causa los deseos y fantasías reprimidas e inconscientes de naturaleza sexual, socialmente inaceptables.

Desde que Freud dio a conocer el psicoanálisis en los años 1890, ha ido evolucionando y ramificándose en varias escuelas y técnicas de intervención. Entre los sucesores y contemporáneos están Wilhelm Reich, Melanie Klein, Wilfred Bion, Jacques Lacan y muchos otros que han refinado las teorías freudianas e introducido las propias. Algunos de los contemporáneos de Freud, como Carl Gustav Jung y Alfred Adler, se distanciaron del psicoanálisis para desarrollar teorías alternativas.

La teoría del psicoanálisis de Sigmund Freud
Sigmund Freud es considerado "el padre del psicoanálisis".

Consciente, preconsciente e inconsciente
La conciencia es la cualidad momentánea que caracteriza las percepciones externas e internas dentro del conjunto de los fenómenos psíquicos. El término inconsciente se utiliza para connotar el conjunto de los contenidos no presentes en el campo actual de la conciencia. Está constituido por contenidos reprimidos que buscan regresar a la conciencia. El preconsciente designa una instancia del aparato psíquico constituido por los contenidos que no están presentes en el campo de la conciencia pero pueden devenir en conscientes.

Ello, superyó y yo
El ello (o id) es la función más antigua y original de la personalidad y la base de las otras dos. Comprende todo lo que se hereda o está presente al nacer, se presenta de forma pura en nuestro inconsciente. Representa nuestros impulsos, necesidades y deseos básicos, de carácter sexual. Constituye, según Freud, el motor del pensamiento y el comportamiento humano. Opera de acuerdo con el principio del placer y desconoce las demandas de la realidad. Allí existen las contradicciones, lo ilógico, al igual que los sueños. Se rige por el principio del placer y busca el olvido.

El superyó (o superego) es el parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y éticos. Consta de dos subsistemas: la "conciencia" y el ideal del yo. La "conciencia" se refiere a la capacidad para la autoevaluación, la crítica y el reproche. El ideal del yo es una autoimagen ideal que consta de conductas aprobadas y recompensadas. Es la fuente de orgullo y un concepto de quien pensamos deberíamos ser. Busca soluciones moralistas más que realistas. Por esto, su leitmotif es el principio del deber.

El yo (o ego) surge a fin de cumplir de manera realista los deseos y demandas del ello de acuerdo con el mundo exterior, a la vez que trata de conciliarse con las exigencias del superyó. El yo evoluciona a partir del ello y actúa como un intermediario entre éste y el mundo externo. El yo sigue al principio de realidad, satisfaciendo los impulsos del ello de una manera apropiada en el mundo externo. Utiliza el pensamiento realista característico de los procesos secundarios. Como ejecutor de la personalidad, el yo tiene que medir entre las tres fuerzas que le exigen: las del mundo de la realidad, las del ello y las del superyó, el yo tiene que conservar su propia autonomía por el mantenimiento de su organización integrada.

Los papeles específicos desempeñados de las entidades ello, yo y superyó no siempre son claros, se mezclan en demasiados niveles. La personalidad consta según este modelo de muchas fuerzas diversas en conflicto inevitable.

Mecanismos de defensa
Freud define la represión como un mecanismo cuya esencia consiste en rechazar y mantener alejados de la consciencia determinados elementos que son dolorosos o inaceptables para el yo. Estos pensamientos o ideas tienen para Freud un contenido sexual. La represión se origina en el conflicto psíquico que se produce por el enfrentamiento de exigencias internas contrarias entre un deseo que reclama imperativamente su satisfacción y las prohibiciones morales. El yo se defiende del dolor que causa la incompatibilidad reprimiendo el deseo.

Siempre en los sueños se presenta la condensación. Varios elementos presentes en el sueño latente se conjugan, se unen en un mismo elemento; pueden ser fragmentos de imágenes, frases o trozos de ideas. Estos fragmentos de vivencias siempre estarán unidos de alguna forma por elementos comunes, que los relacionan y aparecen durante el análisis por medio de la asociación libre. Un ejemplo de condensación se da cuando soñamos con una persona que reúne rasgos de diferentes personas, a veces se presenta como una persona determinada y de pronto se convierte o desempeña el papel de alguna otra más.

El desplazamiento, que también se presenta en los sueños, consiste en que la intensidad, la importancia y la cantidad de afecto de algunas ideas se desplaza hacia otras de manera que puede mostrar como importante algún elemento que en realidad es superfluo y, por el contrario, mostrar como imprecisos y sin importancia elementos importantes que por lo general corresponden a recuerdos de la infancia. El desplazamiento es el proceso que más influye en ocultar el sentido latente del sueño. Cuanto más confuso y oscuro es un sueño, más ha sido influido por el desplazamiento...

Desarrollo sexual infantil
La teoría plantea que conforme crecen los niños su deseo se enfoca en diferentes áreas del cuerpo. Siguiendo una secuencia de etapas psicosexuales en las que son importantes diferentes zonas erógenas, los niños pasan del autoerotismo a la sexualidad reproductora y desarrollan sus personalidades adultas.

Etapa oral: abarca los primeros seis meses del lactante. La boca es la zona erógeno preminente y procura al bebé no sólo la satisfacción de alimentarse, sino sobre todo el placer de chupar. Es decir, de poner en movimiento los labios, la lengua y el paladar en una alternancia rítmica.

Etapa anal: en esta época la fuente principal de placer y conflicto potencial son las actividades en las que interviene el ano. Con frecuencia representa el primer intento del niño por convertir una actividad involuntaria en voluntaria. Los niños pueden experimentar dolor o placer ya sea al retener o al expulsar sus desechos fisiológicos. Debemos de separar aquí el placer orgánico de defecar, aliviando una necesidad corporal, del placer sexual consistente en retener las heces y los gases para después expulsarlos bruscamente.

Etapa fálica: se extiende de los tres a los cinco años, el órgano sexual masculino desempeña un papel dominante. En esta fase las caricias masturbatorias y los tocamientos ritmados de las partes genitales proveen al niño un placer autoerótico. Freud considera que el clítoris es considerado por la niña como una forma de falo inferior. Al comienzo de la fase fálica los niños y las niñas creen que todas las personas poseen falo y la diferencia entre tener o no falo se percibe como una oposición por castración. Cada uno toma rumbo diferente al entrar en lo que Freud denomina Edipo o Complejo de Edipo en el cual primero se da una identificación con la madre en ambos casos. El niño siente deseos sexuales hacia su madre, y al percibir a las niñas como castradas abandona sus deseos por temor a que le ocurra lo mismo, creándose en el varón la angustia de castración que lo lleva a identificarse con su padre. La niña abandona a la madre porque la cree culpable de su castración y surge la envidia del pene. Sin embargo, se da cuenta que si es como su madre puede acceder a un falo, a lo cual reacciona identificándose con ella y aparece el deseo de engendrar un hijo de su padre.


La homosexualidad es definida como una parafilia causada por una interrupción del desarrollo libidinal en esta etapa. Para Freud se produce por una fijación en una etapa temprana del desarrollo psicosexual o una resolución incorrecta del complejo de Edipo. Esta interrupción no permite alcanzar la madurez sexual (heterosexualidad). Un conflicto de homosexualidad inconsciente puede ser un núcleo constituyente de esquizofrenia o paranoia.

Más adelante Freud describe el narcisismo como un componente común a la homosexualidad, la esquizofrenia y las perversiones.

Período de latencia: en este período se desarrollan fuerzas psíquicas que inhiben el impulso sexual y reducen su dirección. Los impulsos sexuales inaceptables son canalizados a niveles de actividad más aceptados por la cultura. Freud le llamaba período de calma sexual. No lo consideraba una etapa, ya que no surgía nada dramáticamente nuevo.

Etapa genital: surge en la adolescencia cuando maduran los órganos genitales. Hay un surgimiento de los deseos sexuales y agresivos. El impulso sexual, el cual antes era autoerótico, se busca satisfacer a partir de una interacción genuina con los demás. Freud creía que los individuos maduros buscan satisfacer sus impulsos sexuales sobre todo por la actividad genital reproductora con miembros del sexo opuesto.

La terapia
Para el psicoanálisis los conflictos tienen un origen en el inconsciente que no es observable por el paciente. Las palabras, las afecciones y los problemas relatados por el paciente constituyen tan sólo la parte aparente, o síntoma del conflicto. El objetivo de la terapia es romper las resistencias para que el paciente acepte las motivaciones inconscientes del problema, logrando la abreacción que lleva a la cura. El psicoanalista utiliza para esto la asociación libre, la transferencia y la interpretación del discurso del paciente, poniendo especial énfasis en los sueños y los lapsus (actos fallidos).

El método básico de psicoanálisis es la asociación libre. El paciente, en un ambiente a solas, relajado, es invitado a hablar sobre lo que le venga a la mente. Los sueños, los deseos, las esperanzas, las fantasías, así como los recuerdos de la infancia, son de interés para el especialista en psicoanálisis, que escucha e interpreta para intervenir cuando cree oportuno insistir o replantear alguna parte del discurso del paciente.

El término asociación libre puede considerarse libre en la medida en que no está orientado y controlado por una intención selectiva. Se le pide al paciente que verbalice lo que le venga a la mente, sin importar cuan insignificante, trivial o desagradable pueda parecer la idea, pensamiento o imagen. Después de que se da la asociación el individuo reflexiona sobre lo que ha dicho. Los lapsus son actos erróneos para la conciencia, en los que se manifiesta una descarga del inconsciente. Para Freud, el lapsus expresa un motivo personal relevante. A menudo el lapsus no es obvio y se revela sólo después de una larga cadena de asociaciones.

Una segunda área de explotada por la asociación libre es la de los sueños, considerada el camino real al inconsciente. Para el psicoanálisis expresan deseos insatisfechos, los cuales generalmente se disfrazan por ser inaceptables para el individuo. Freud distingue dos tipos de sueños: el sueño manifiesto, que generalmente parece incoherente y sin sentido pero que presenta algún tipo de historia narrativa; y el sueño latente, que se refiere al significado del sueño manifiesto. El análisis es precisamente esto lo que pretende descubrir, lo latente detrás de lo manifiesto. Los sueños brindan información importante, ya que en esta situación es cuando la persona se encuentra más relajada y la resistencia se encuentra debilitada. Los anhelos y deseos que tiene prohibido el acceso en los estados conscientes tienen una oportunidad de escaparse.

Freud afirmó que el individuo cuyas necesidades eróticas no son satisfechas en la realidad orientará sus representaciones libidinosas hacia toda nueva persona que surja en su horizonte, siendo muy probable que las dos porciones de su libido (la consciente y la inconsciente) participen en este proceso. Es por lo tanto perfectamente normal y comprensible que esa carga de libido se oriente también hacia el psicoanalista. Este proceso es lo que en psicoanálisis se denomina transferencia.

Cuando se habla de transferencia en la terapia, se considera que el paciente transfiere al analista actitudes emocionales experimentadas en la infancia en relación a personas que fueron importantes o significativas para el niño. La transferencia ofrece al paciente, según la teoría, una oportunidad para revivir los conflictos emocionales y estructuras cognoscitivas que condujeron a represiones, y proporciona al analista un entendimiento más profundo de las formas características de percibir y reaccionar del paciente. La contratransferencia será aquel conjunto de reacciones inconscientes del analista frente a la persona del analizado y frente a la transferencia. Se la considera un elemento importante en el trabajo analítico porque cada uno posee en su propio inconsciente un instrumento con el cual puede interpretar las expresiones del inconsciente en los demás.

Escuelas de psicoanálisis
Desde su aparición el psicoanálisis se bifurcó en varias teorías y escuelas. Al psicoanálisis freudiano clásico se sumaron el psicoanálisis estructuralista de Jacques Lacan, el psicoanálisis interpersonal de Harry Stack Sullivan, el psicoanálisis relacional y las escuelas de Alfred Addler, Otto Rank y Melanie Klein entre otras. Aunque todas mantienen los principios básicos de la teoría de Freud sobre el inconsciente, otras partes de las teorías son ampliadas y reinterpretadas por cada escuela.

Eficacia en el tratamiento de enfermedades mentales
Los detractores del psicoanálisis consideran que no es efectivo en el tratamiento de enfermedades mentales por no tener en cuenta los factores bioquímicos de las enfermedades y por basarse en teorías incorrectas. Se apoyan en estudios estadísticos (ver referencias) que comparan la eficacia clínica de distintas formas de terapia (psicoanalíticas, gestálticas, conductuales, cognitivas, etc.) con una terapia placebo o la ausencia de terapia. Los estudios muestran que en promedio las psicoterapias aportan beneficios y algunas de las terapias cognitivas están a la par de los tratamientos farmacológicos y su efectividad se potencia cuando son empleadas en conjunto. En cambio, la efectividad del psicoanálisis en el tratamiento de enfermedades (depresión, trastornos de ansiedad, trastornos de la alimentación, adicciones, trastornos de la personalidad...) está por debajo del promedio y no supera la efectividad de un tratamiento placebo; y puede, en consecuencia, retrasar o impedir en algunos casos la cura del paciente.

El psicoanálisis no es comúnmente estudiado en las universidades como tratamiento de enfermedades mentales, ni existe legislación que regule su práctica con pacientes. En los países donde existe legislación que regula las psicoterapias, su ejercicio depende exclusivamente de la psicología y la medicina. Sin embargo, todavía existen algunas escuelas (la lacaniana, por ejemplo, que tiene amplia influencia en Francia, Argentina y Brasil) que siguen manteniendo este objetivo.

En países como Argentina y Francia el psicoanálisis sigue ocupando un lugar central en las universidades de psicología y humanidades. El psicoanálisis en Chile también posee cierta presencia. En general, sigue vigente en países de habla hispana y algunos países europeos como método terapéutico y de introspección, pero su vigencia en otras sociedades disminuyó considerablemente desde mediados del siglo XX. El espacio que ocupaba en el tratamiento de enfermedades mentales se redujo en favor de otros enfoques teóricos. Su puesta en práctica resulta una tarea difícil, en parte por la duración (y consiguiente coste) de la terapia y, en parte, por la aparición de tratamientos psicológicos empíricamente validados (en su mayoría cognitivo-conductuales).

Críticas al psicoanálisis
Si bien los partidarios del psicoanálisis y algunos autores postmodernos como Jacques Lacan consideran al psicoanálisis una forma de ciencia o de conocimiento diferente a las ciencias modernas, su estatus científico es muy cuestionado. El psicoanálisis es considerado una pseudociencia por la psicología cognitiva, la psicología evolucionista, la biología molecular, la neurobiología y la psiquiatría actual. Le critican basarse en teorías obsoletas y teorías que nunca tuvieron apoyo empírico.

Las ideas psicoanalíticas son muy discutidas y tienen una aceptación muy escasa en el mundo anglosajón, considerándoselas como pseudociencia, aunque tuvieron durante el siglo XX una importante influencia en el cine y la literatura.

Karl Popper criticó al psicoanálisis en sus obras sobre la filosofía de la ciencia, por estar basado en hipótesis no falsables y por replantear la evidencia cuando no confirma las hipótesis. Adolf Grünbaum considera que la teoría sí es falsable y, de hecho, resulta ser falsa.

Hans Eysenck recopiló y criticó todos los estudios existentes sobre la efectividad del psicoanálisis. Resultado: El tratamiento psicoanalítico no supone ninguna mejora sobre la tasa de remisión espontánea (sin tratamiento) de las neurosis (ver su libro Decadencia y caída del imperio freudiano, publicado online.

Freud es criticado por varios autores por haber fraguado sus investigaciones. Historiadores y periodistas mostraron que hay una gran divergencia entre la evolución de los casos clínicos tal como Freud la relata en sus textos y los casos reales. Uno de los casos más famosos es el de Sergei Pankejeff (el hombre de los lobos), investigado por la periodista Karin Obholzer. Pankejeff sufría de una grave neurosis y pesadillas recurrentes que le impedían valerse por sus propios medios. Freud interpretó los sueños del paciente concluyendo que estaban relacionados a un trauma sexual de su infancia. Según Freud al comunicarle el origen de su problema, Pankejeff se curó completamente. Sin embargo las investigaciones mostraron que la historia fue muy distinta. No sólo Pankejeff nunca se curó, sino que siguió siendo tratado por otros psicoanalistas hasta su muerte y su estado durante ese transcurso empeoró considerablemente. Pankejeff cobraba un sueldo mensual a cargo de la Fundación Sigmund Freud con el propósito de mantenerlo oculto en Viena para que el fraude no se hiciera público.

Diversos movimientos feministas critican las teorías del psicoanálisis por explicar a la mujer como un "hombre sin falo" y por el concepto de "envidia del pene". Las minorías sexuales critican también su teoría por considerar a la homosexualidad una perversión. El gran impacto cultural de las teorías de Freud sobre el desarrollo psicosexual popularizó la idea de la homosexualidad como una enfermedad, aumentando en la primera mitad del siglo XX la internación de homosexuales en institutos de salud mental. Al considerarlo una patología, tanto Freud como muchos de sus seguidores impidieron que personas homosexuales se formaran como psicoanalistas. El tratamiento psicoanalítico fue utilizado durante varias décadas para intentar "curar" la homosexualidad, promoviendo el surgimiento de varias psicoterapias con este mismo objetivo que se basan en algunas de sus teorías.

El epistemólogo Mario Bunge es uno de los críticos del psicoanálisis, al que considera entre las pseudociencias.

2006-12-15 22:50:53 · answer #2 · answered by Trastolillo 7 · 0 0

Que te analices, y sabiendo como eres, puedes ayudarte a ser mejor

2006-12-15 20:08:09 · answer #3 · answered by Anonymous · 0 0

Aaaahhhhh!!! Puras chácharas... yo dejé de estudiar psicología.

2006-12-15 16:22:01 · answer #4 · answered by Anonymous · 0 0

Es solamente una pseudociencia, es decir, que no está basada en observaciones objetivas y corroborables, verificadas empíricamente y acordes a un sistema de axiomas. Como tal, a veces puede ayudar y a veces no.
En este modelo del "aparato psíquico", subrayo, solamente un modelo (abstracción de una parte de la realidad de interés a un observador), se exalta una de las mayores violaciones de los principios epistemológicos: la figura de autoridad de Freud. Es un tratamiento caro, largo, y con resultados más que dudosos. No te lo recomiendo.

2006-12-15 16:16:47 · answer #5 · answered by Alexia Feverstone 2 · 0 0

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