MOTIVACIÃN y PRODUCTIVIDAD
Sugerencias para un replanteamiento
Lo que nos proponemos comentar en este artÃculo, es una serie de aspectos referentes a la motivación y la productividad, en lo que podrÃa considerarse como las bases de un planteamiento ideal, que se constituya en una alternativa a las formas tradicionales de estos conceptos, y cuya aplicación laboral le ha rendido beneficios al desarrollo del capitalismo neoliberal.
A lo largo de los tres anteriores sexenios, distintos cientÃficos sociales han descifrado el carácter social y las repercusiones económicas en la población trabajadora, de las llamadas reestructuración y flexibilidad laboral, inherentes a la polÃtica económica neoliberal puesta en marcha desde 1982.
A riesgo de omitir muchos puntos de vista, señalaremos a manera de sÃntesis que las polÃticas de corte neoliberal en México, acordes con las necesidades de la globalización capitalista, traen como consecuencia la alteración de nuestra estructura social, en la que se nota la monopolización de la economÃa, el incremento de las tasas de desempleo, la pobreza, la exclusión social, la criminalidad, el narcotráfico y otros efectos más.
Aunado a lo anterior, las repercusiones en el trabajo ocasionadas por la desreglamentación y la flexibilidad laboral, se traducen en altos costos sociales, como pueden ser la disminución en salarios, empleos productivos y prestaciones; pérdidas en los derechos y conquistas históricas de los trabajadores; aumento de la movilidad laboral a través de la subcontratación; despidos definitivos, o despidos y recontratación de los trabajadores, bajo nuevas normas y condiciones contractuales; transitoriedad del trabajo y, finalmente, el aumento de la jornada laboral a través de diversos mecanismos.
Ahora bien, para llevar a cabo estas formas que asume la nueva división del trabajo en México, y las nuevas relaciones sociales que de esto se derivan, el Estado mexicano ha desempeñado un papel fundamental, al promover las legislaciones jurÃdicas y laborales que resultaron necesarias para efectuar los cambios en el empleo, el salario, la calificación y subcontratación de los trabajadores, a efecto de que dichas modificaciones fueran fructÃferas y favorables a la clase económicamente dominante.
Frente a esta situación, resulta claro que el nuevo orden económico mundial calificado con el concepto de globalización, impone mayores necesidades y exigencias a la fuerza de trabajo, a efecto de que ésta resulte más competitiva en los mercados internacionales dominados fundamentalmente por las grandes compañÃas trasnacionales.
Y ante este panorama laboral, cabe la pregunta: ¿Cómo ha reaccionado el Estado mexicano y las instituciones en que se apoya, con respecto a la difusión de la motivación y la productividad?
Lo que se nota es que las teorÃas motivacionales utilizadas regularmente son importadas, y contienen conceptos ajenos a las peculiaridades de la sociedad mexicana, con lo cual se reproduce una visión de las relaciones sociales y laborales que no es compatible con las demandas de nuestra sociedad, ni con las formas que adquiere el quehacer laboral en la satisfacción de las necesidades reales del paÃs.
El común denominador de la motivación es que sus objetivos se convierten en medios prácticos para lograr una meta inmediata y concreta, como es el incremento de la productividad dentro de las organizaciones, en términos de rendimiento y eficiencia que garanticen las ganancias al capitalista. De esta manera, se apoya a la ideologÃa oficial y empresarial, procurando que sus grupos continúen en una posición económica y polÃtica dominante. Por lo que se desprende que en la motivación se proporcionan planteamientos que, según los intereses y necesidades de estos grupos, fomentan la colaboración o la competencia entre los trabajadores, pretendiendo que sientan que la dirección de la empresa se preocupa por ellos y que existe una armonÃa de clases, cuando en realidad se ponen en práctica medidas paliativas que fortalecen y conservan las relaciones de explotación existentes.
Nosotros pensamos que el concepto de motivación debe considerar las relaciones y condiciones materiales de producción, y las consecuencias polÃtico-económicas resultantes de dichas formas de producción. Asimismo, la motivación deberá encaminarse a promover la participación del trabajador en la toma de decisiones sobre el proceso de organización del trabajo, la planificación de la producción y la distribución del trabajo excedente.
De igual importancia es que la motivación establezca una nueva cualidad a la relación salario-trabajo, en donde desaparezca el carácter enajenado de ésta al considerar al hombre tan sólo como un medio; es decir, al trabajador se le dejará de representar como una herramienta, y se le concederán los atributos de un agente activo y de cambio en la sociedad, lo cual producirá asà un desplazamiento en la jerarquÃa de valores. De esta forma, el trabajador mismo podrÃa encaminar su actividad laboral al establecimiento de las condiciones que le permitan incrementar su crecimiento, su alegrÃa, su razón y la conquista de una superior calidad social de vida.
Otro objetivo de la motivación deberÃa ser la transformación de la naturaleza capitalista de los conceptos de rendimiento y eficiencia laboral, pues hasta ahora, éstos han reducido a su mÃnima expresión la individualidad, y en donde la identidad queda expresada por la ubicación y el papel que desempeñan las personas dentro de las organizaciones, situándolas de esta manera en la función de un apéndice de los mecanismos organizacionales, según su propio ritmo y exigencias.
Es cierto que la eficiencia es deseable, pero para obtener ésta, deberá considerarse el marco histórico y la evolución del factor humano, de tal manera que la eficiencia esté al servicio del bienestar del hombre, tanto como su progreso no sólo económico, sino afectivo y sicológico, o sea, la eficiencia deberá sentar las bases también para el desarrollo y despliegue de la personalidad del trabajador.
Según lo comentado anteriormente, podrÃa sugerirse que el trabajador, y no sólo la técnica, debe ser la base del argumento motivacional y sus valores; que los criterios para la planificación de la organización social guÃen el desarrollo óptimo de los trabajadores, y no la máxima productividad y rendimiento; es decir, el desenvolvimiento del hombre y no el “progreso” neoliberal. Siendo asÃ, la motivación deberÃa impulsar el crecimiento y lo vivo del trabajador, activándolo antes que hacerlo pasivo, enalteciendo su desarrollo por encima de las capacidades tecnológicas alcanzadas, y considerando como eje de la motivación, la razón, el realismo y el amor a la vida. Con tales acciones, sus repercusiones producirÃan un cambio en la vida social, económica, polÃtica y cultural del paÃs.
Ahora bien, la globalización y sus necesidades han implantado en México un ritmo que alteró el funcionamiento de nuestra estructura social, y con ello la construcción o degeneración de los valores determinados por el proceso económico capitalista.
Las empresas privadas y públicas no están exentas de estas influencias, por lo que el despliegue de sus trabajadores se da en el marco de las complejas esferas sociales y sus tendencias de desarrollo económico. Ante esta situación, los valores de la clase trabajadora intentan expresar su ser social, y la necesidad de éste por ubicarse en las peculiaridades de la sociedad mexicana, en términos de relaciones laborales y las formas que adquiere este quehacer en las demandas y la satisfacción de las necesidades reales del paÃs.
Lo anterior se encamina a subrayar que el incremento de la productividad como meta, no se debe restringir exclusivamente al ámbito del rendimiento y la eficiencia que garanticen las ganancias financieras, aunque esto tenga importancia para el desarrollo sano de las empresas. Sin embargo, afirmamos que por los estragos de la prolongada crisis económica en México, la productividad deberá considerar como punto relevante de su proceso y planteamientos, la inclusión de la necesidad que mueve a los trabajadores hacia la conservación de su existencia, y la relación de sus potencialidades personales, en el curso de su desarrollo como ser humano.
Por tal motivo, la productividad como forma de cultura laboral, deberá proporcionar también al trabajador una visión real y no deformada de la relación hombre-sociedad, es decir, orientar al trabajador sobre el significado de las tareas, derechos y responsabilidades de su trabajo, ya que éstos tienen influencia sobre las formas recientes de nuestra organización social, y la manera en que los mexicanos encaramos los retos y necesidades de nuestras funciones laborales.
Para tal efecto, en la regulación de los procesos de trabajo, vÃa estÃmulos económicos, la dirección de cada empresa no debe hacer sentir al trabajador que se preocupa por sus recursos humanos, dando asà la impresión de una armonÃa de clases e intereses. Complementariamente, debe sentar las bases para que la actividad productiva sirva de puente a una mayor concientización y compromiso social de los trabajadores, asà como el procedimiento que estimule su expresión integral de persona en el ejercicio de su productividad social.
Por tal motivo, y debido a la importante presencia empresarial en el desarrollo económico del paÃs, la productividad deberÃa proporcionar a los trabajadores un panorama completo sobre las formas de relacionarse unos con otros, con uno mismo en términos de conducta individual, responsable y productiva, asà como la relación de los vÃnculos que se establecen con las cosas del mundo que le sirven para trabajar o para sus momentos de recreación. En este sentido, la productividad recogerÃa la capacidad del trabajador para la realización de su potencial humano, según la relación que establezca con su medio social.
Por otro lado, la productividad de la clase trabajadora requiere actividad, y las condiciones necesarias para ésta son la libertad, la seguridad económica y una estructura organizacional que mediante el trabajo permita la expresión de las facultades humanas orientadas hacia la creatividad, el conocimiento y el amor a la existencia.
Si bien lo hasta aquà comentado expresa brevemente un ideal de conceptos que hagan más favorable la actividad productiva, quedarÃa como reto la construcción de una praxis social que cristalice la realización teórica. No obstante, si queremos hablar de una modernización empresarial, consideramos que ésta deberá permitir a los trabajadores, no sólo el goce de autonomÃa y un alto grado de participación en el proceso de toma de decisiones y la organización del trabajo, sino también, un espacio suficientemente amplio para el logro de su propia realización, la cual considera la elaboración y búsqueda conscientes de sus proyectos individuales de vida.
2006-12-12 16:35:24
·
answer #3
·
answered by TEMPLARIO 6
·
0⤊
0⤋