Con esto podés desarrolar el mejor discurso de tu vida:
La narración expone sucesos humanos ajenos a la intimidad del escritor, aunque éste puede figurar asimismo en ella. La descripción es diferente de la narración; la primera insiste en el aspecto externo de los hechos, percibidos sensiblemente; la segunda cala los hechos y se adentra en los personajes, en su intimidad moral.
Se puede considerar la narración como una descripción ampliada. En la descripción puede estar ausente el ser humano; en la narración no. Si escribo que la casa de mi amigo está rodeada de un jardÃn, y que en la parte de atrás se encuentra una fuente en forma de hongo, estoy describiendo; pero narro si doy la descripción de la casa y relato la vida de sus moradores. Para la retórica antigua, “la narración era una de las partes en que se dividÃa el discurso, precisamente aquella en que se aclaraba el asunto mediante el relato de los hechos.
Escribir una carta es tarea que puede aprenderse sin dificultad alguna; pero “el talento de narrar –dice martÃn Alonso- es la aplicación, el entrenamiento y la cultura del individuo. No basta tener un asunto atractivo, el entrenamiento y la cultura del individuo. No basta tener un asunto atractivo, es menester presentarlo con interés. Algunas personas son extraordinarias narradoras en la conversación; pero se les da una pluma y se turban: les falta la inscripción y no pueden escribir como hablan.
Narrar es un arte vital que está implÃcito en la esencia humana: todos, en distinta medida, hemos sido narradores, en más de una ocasión. En charla con los amigos, no falta el “chisme” picante que se relata y escucha con cierto “deleite sadista”, ansiamos regresar de nuestro viaje para contar a parientes y amistades las interesantes experiencias que adquirimos. Hay mujeres que están impacientes por contar las secuencias de la pelÃcula que dejó una honda impresión en ellas. La abuelita relata cuentecillos hermosos a sus nietos, y los viejos de provincia gustan de sazonar la plática con sabrosas anécdotas de su pueblo natal.
Estas narraciones cotidianas son espontáneas; algunas resultan fluidas y bellas; un gran número de quienes las hacen, carecen de la más elemental instrucción. La narración es esencialmente connatural. Hay mucho que no se aprende con ella y mucho que sà se aprende. Las grandes narraciones son diferentes entre sÃ. Establecen reglas que sólo ellos aplican.
La narración –más que otros géneros literarios- debe ser sencilla, original y sincera; su imitación es copia sin frescura, sin vida propia. Sin embargo, difÃcilmente llegaremos a ser buenos narradores si no empezamos por imitar a los grandes, reconociendo que este procedimiento es provisional, es apoyo o muleta para aprender a caminar y, después, si la historia lo dispone, saltamos y corremos por sà solos en el ancho camino de la literatura.
Para que la teorÃa tenga aplicación práctica, anoto un trozo narrativo. En La muerte y otras sorpresas, de Mario Benedetti, encuentro uno que cala la personalidad de un individuo.
2006-12-11 08:07:48
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answer #2
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answered by Common sense 5
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