Se encuentra en el LIBRO I
LA ENEIDA: Argumento
("Contenido argumental de la Eneida", S. Segura Munguía)
REDITUS
LIBRO I:
Tras la caída de Troya, Eneas, a través de innumerables dificultades y riesgos, lleva adelante su misión providencial: la fundación de Roma. Los dioses hostiles a los troyanos continúan haciendo objeto de persecución implacable a los supervivientes del desastre.
Juno protege a una ciudad, Cartago, que surge frente a Italia y para ella pretende el futuro señorío del mundo. La diosa ve la flota troyana, que acaba de zarpar de Sicilia rumbo a las costas italianas, al mando de Eneas, a quien el destino ha elegido para fundar junto al Tíber un imperio que arruinará el de Cartago. Juno consigue que Eolo, rey de los vientos, los deje libres y éstos desencadenan una horrorosa tempestad. Las naves troyanas son dispersadas o hundidas. Las armas y los tesoros salvados del incendio de Troya flotan sobre las embravecidas olas. Pero Neptuno, indignado de tal intromisión en sus dominios, levanta su plácida cabeza sobre las ondas, los vientos retornan al antro de Eolo y el sol brilla de nuevo sobre un mar en calma, mientras los troyanos arriban a las costas de Libia.
Desde el Olimpo, Júpiter, divinidad imparcial y riguroso cumplidor del destino, contempla a los náufragos. Venus, con los ojos brillantes por las lágrimas, expone al rey de los dioses sus temores acerca del destino prometido a su hijo. Expone entonces Júpiter las brillantes perspectivas que se abren ante los troyanos y sus descendientes, mientras Eneas, al borde de la desesperación, intenta en vano conciliar el sueño.
Al día siguiente el héroe, acompañado del fiel Acates, comienza a hacer un reconocimiento del país. Una joven y hermosa cazadora les anuncia que no están lejos de una ciudad recién fundada y les cuenta la historia de su fundadora, la princesa fenicia Dido. Esta ha huido de Tiro con sus partidarios para evitar la tiranía de su hermano Pigmalión, asesino de su esposo Siqueo. Anuncia también a Eneas que volverá a encontrar a los compañeros a quienes cree muertos en el mar. Al alejarse, Eneas reconoce en la bella cazadora los rasgos de su madre, Venus.
Envueltos en una nube entran sin ser vistos en Cartago Eneas y Acates. Hierve la ciudad en una actividad febril. En el centro de la misma se alza un templo a Juno, en cuyos muros ve el héroe representados los principales episodios de la guerra de Troya. Su emoción es tan grande como la que Ulises experimentó en la corte de Alcinoo, al oír cantar al aeda sus propias aventuras. Mientras admira las escenas que decoran el templo y que le recuerdan la triste suerte de su patria, Dido, resplandeciente de belleza y majestad, toma asiento cerca de él y comienza a administrar justicia a sus súbditos.
Ve Eneas llegar ante Dido a sus compañeros, encuentro que ya le había vaticinado Venus. Ilioneo, el más anciano, protesta ante ella de la hostil acogida de que han sido víctimas. La reina se excusa alegando la dura necesidad que les fuerza a tratar así a los extranjeros y les desea que encuentren pronto a su jefe Eneas. Disípase entonces la nube que envuelve al caudillo y éste se presenta a la reina, que manifiesta hacia él una simpatía llena de admiración y obsequia a todos con un magnífico banquete en su palacio.
Hace venir Eneas a su hijo Ascanio con presentes para Dido. Pero Venus le ha llevado a los bosques Idalios y envía en su lugar a Cupido, que adopta los rasgos del hijo de Eneas. Recibe la infeliz Dido los presentes de manos del niño y abraza a éste, sin saber que se trata del dios poderoso que infunde el amor en los corazones de los mortales. La imagen de Siqueo se va desdibujando en su memoria y una nueva llama se desliza hasta su corazón, ya desacostumbrado a amar. Al final del banquete ruega al caudillo troyano que narre los últimos momentos de Troya y las aventuras de que posteriormente ha sido protagonista.
[ Como en Homero, es la discordia entre los dioses la que desencadena la acción. Continúa, lo mismo que en la Ilíada, la rivalidad entre Venus y Juno, que no ha conseguido olvidar la afrenta del troyano Paris. La descripción de la tempestad recuerda la de la Odisea. Al final del banquete ofrecido por la reina de Cartago, Eneas cuenta sus aventuras, como lo hizo Ulises en el palacio de Alcinoo.]
2006-12-06 23:58:49
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answer #1
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answered by dany b 3
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muy buenas solo me acuerdo estas que me hicieron c?gar de risa l. a. droga es un viaje de ida, no te subas... vamos todos apretados!! el que te vende marihuana no es tu amigo... es un hermanooo!!!
2016-12-18 08:42:03
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answer #2
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answered by ? 3
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