El concepto de comunismo puede ser entendido de varias maneras, que han cambiado y se han diversificado a lo largo de la historia:
Es un sistema teórico de análisis sociológico basado en los trabajos Karl Marx y Friedrich Engels. Utiliza el análisis histórico de las transiciones en las sociedades humanas, para postular la transición de la actual sociedad capitalista hacia otra socialista, y eventualmente hacia otra comunista, y su principal objetivo es el establecimiento de una sociedad sin clases.
Al estado producto de estas transiciónes también se le llama comunismo.
Al Movimiento polÃtico derivado de la ideologÃa comunista se le llama comunismo, y surgió desde mediados del siglo XIX y se hizo importante desde principios del siglo XX
Durante la Guerra FrÃa, y a raÃz de ella, se empezó a llamar erróneamente comunista a aquella persona que viviera en alguno de los paÃses socialistas bajo la influencia de la URSS, y se le dió a estos paÃses la denominación de comunistas a pesar de ser únicamente socialistas.
Existen doctrinas teóricas no marxistas también denominadas comunistas.
Bases ideológicas
El comunismo defiende la conquista del poder por el proletariado (clase trabajadora), la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, y por lo tanto la desaparición de las clases como categorÃas económicas, lo cual, finalmente, conllevarÃa a la extinción del Estado como herramienta de dominación de una clase sobre otra.
Adoptó la bandera roja con una hoz y un martillo cruzados (sÃmbolo de la unión de la clase obrera y el campesinado), y desde su origen tuvo carácter internacionalista, aunque el Stalinismo recuperó el discurso nacionalista de la "madre Rusia" durante la Segunda Guerra Mundial, a la que la propaganda soviética siempre llamó "gran Guerra Patriótica".
El Manifiesto Comunista
Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo —Karl Marx y Friedrich Engels, "El manifiesto del partido comunista"
Asà comenzaban en 1848 Karl Marx y Friedrich Engels el Manifiesto Comunista. Este documento sentó las bases de la teorÃa marxista o marxismo y aportó una identidad y un ideario básico al comunismo.
La definición de comunismo puede realizarse desde los enfoques ideológico-filosófico, polÃtico, y económico, en lo que este aspecto afecta al desarrollo y la evolución de las sociedades humanas.
Esta ideologÃa, en sus facetas de teorÃa polÃtica y movimiento polÃtico y social se define a sà misma principalmente a través de tres rasgos:
La utilización de un método cientÃfico como herramienta o instrumento eficaz para realizar un análisis preciso de la realidad social y polÃtica. Se debe señalar que, según Marx, la situación económica de una persona es determinante (aunque no de manera absoluta, por lo que serÃa más apropiado señalar que es muy influyente) para el pensamiento de esa persona, la infraestructura económica es determinante para la superestructura ideológica.
Como segunda cuestión está la contradicción permanente entre el trabajo y el capital que se da en el capitalismo, es decir entre la clase trabajadora (fuerza de trabajo) y la burguesÃa. Esto da origen a la lucha de clases (como motor de la historia), razón de ser del comunismo como fuerza superadora de un sistema injusto: el capitalista en sus diferentes expresiones, por ejemplo el imperialismo.
Un tercer aspecto lo constituye la continua evolución del pensamiento marxista, y su adaptación a la realidad social y polÃtica en cada momento.
Basado en la dialéctica de Hegel, Marx concibió la resolución de la lucha de clases mediante una sÃntesis superadora de los contrarios, que darÃa luz a la nueva sociedad cuando la contradicción entre la acumulación de riqueza y la imposibilidad de que muchos disfrutaran de ella, llegaran a un punto insostenible. La sociedad igualitaria sólo podÃa realizarse cuando las tensiones internas del capitalismo alcanzaran su máximo desarrollo. Marx esperaba por eso que la revolución comunista estallara en los paÃses más avanzados, especialmente en Inglaterra, cuna de la Revolución Industrial. El hecho que finalmente la revolución haya ocurrido en el paÃs más atrasado de Europa, Rusia, radica en la teorÃa del desarrollo desigual y combinado y la nueva etapa del capitalismo, el imperialismo.
En la teorÃa marxista, el comunismo debÃa ser una etapa posterior al socialismo. La toma del poder por el proletariado y su consiguiente gobierno (llamado "dictadura del proletariado", aunque el término "dictadura", traducido del alemán en realidad denota "hegemonÃa") no garantizaba de entrada una distribución igualitaria de las riquezas, sino únicamente la garantÃa de que la clase dominante derrocada no accederÃa al poder nuevamente mediante maniobras polÃticas o militares. De esta manera, el comunismo llegarÃa cuando el proletariado lograra multiplicar los medios de producción y finalmente extinguirse el Estado. La primera etapa era pues la de socializar tales medios y entregar la administración de la riqueza al Estado Obrero, cuyo tamaño e influencia polÃtica disminuirÃa con el tiempo.
Marx consideraba deseable que la transición se hiciera con el mÃnimo de violencia. DefinÃa la violencia como "partera de la historia", es decir, como la fuerza necesaria y aleatoria para lubricar un proceso casi inevitable. Por otra parte, creÃa que una vez desencadenada en un paÃs, la revolución debÃa extenderse rápidamente a otros, debido a la existencia de un mercado mundial en el que circulaban los productos terminados y las materias primas.
El marxismo criticó severamente a los socialistas de su época, a los que atribuÃa finalidades meramente reformistas. La polémica entre socialistas y comunistas marcó las primeras décadas del siglo XX en el movimiento obrero europeo.
Historia polÃtica de los partidos comunistas
La primera revolución que seguÃa los postulados marxistas no se produjo en un paÃs central, sino en Rusia, en 1917. El lÃder del movimiento, Vladimir Ilich Lenin explicó esta imprevista (por Marx y Engels) resolución de las contradicciones capitalistas señalando que el capitalismo habÃa fallado en su "eslabón más débil". En efecto, Rusia era un paÃs de escaso desarrollo industrial y predominante base campesina semifeudal.
La Revolución Rusa llevó a cabo la supresión de la propiedad privada en la industria, creó cooperativas agrarias de incorporación forzosa para los campesinos y avanzó hacia la multiplicación de los medios de producción, en medio de una guerra civil que duró cuatro años. Uno de los primeros objetivos de Lenin fue electrificar Rusia (Lenin dijo en una ocasión que el comunismo era "soviets más electricidad"). Durante el gobierno de Stalin, la industrialización se hizo a paso acelerado, dadas las circunstancias internacionales. La II Guerra Mundial agudizó el proceso de creación de industria pesada y de alimentos, al mismo tiempo que aumentó los controles estatales. Este perÃodo se caracterizó por el avance hacia el socialismo a través de diversos planes quinquenales y de una concentración de poder en manos del Comité Central, según los partidarios de Stalin, necesaria por la Guerra.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que agrupaba los antiguos dominios del zar, era una potencia mundial. Con la muerte de Stalin, en 1953, sobrevino la crÃtica a sus métodos y al denominado culto de la personalidad, tolerados y auspiciados desde el poder. Esta etapa fue conocida como la del deshielo.
En 1991, tras un proceso de sucesivas reformas, y presionado por la Guerra FrÃa, el paÃs se inició en el sistema capitalista, y las repúblicas que integraban la URSS se independizaron. La destrucción del Muro de BerlÃn que separaba la zona comunista de la zona capitalista (herencia de la división territorial posterior a la Segunda Guerra Mundial) fue el sÃmbolo de esta caÃda.
La República Popular China, que habÃa realizado su revolución en 1949, siguió adelante el proceso, en medio de crecientes contradicciones, hasta que comenzó a aceptar formas económicas mixtas a fines del siglo, sin cambiar el sistema polÃtico de partido único, y aún ejerciendo un fuerte control estatal.
A partir de la Revolución Rusa, la denominación de comunista quedó restringida a los partidos marxistas que se alinearon con la Unión Soviética. En cada lugar del mundo tuvieron suertes diversas, pero pocas veces llegaron al poder. Las excepciones fueron los paÃses de Europa del Este que estuvieron bajo el control de los soviéticos durante más de 40 años después de la Segunda Guerra Mundial; Corea del Norte, Vietnam y Cuba. En Chile, a comienzos de los 70, la UP (Unidad Popular) llegó al gobierno, está era una alianza de partidos y movimientos de izquierda, el partido comunista chileno lo componÃa dentro de otros junto al partido socialista y el MAPU (Movimiento de Acción Popular Unitario). Esta experiencia fue frustrada por la férrea oposición de las fuerzas de centro y derecha apoyadas por los Estados Unidos, que produjeron finalmente un golpe de estado (1973) y la muerte del presidente socialista Salvador Allende.
El movimiento comunista internacional atravesó grandes crisis en el siglo XX. La primera de ellas relacionada con el alejamiento de León Trotsky de la conducción de la Unión Soviética. Trotsky se exilió en México, donde supuestamente fue asesinado por un agente de Stalin. El ex conductor del Ejército Rojo postulaba la revolución permanente. La segunda gran crisis la provocó el enfrentamiento de la Unión Soviética y China en lo referente a la polÃtica internacional. Desde los años del encumbramiento del fascismo en Europa, la Unión Soviética sostuvo una polÃtica de unidad con las fuerzas democráticas de la burguesÃa para los partidos comunistas que actuaban en el mundo capitalista y de coexistencia pacÃfica con el imperialismo. El Partido Comunista de China tenÃa una polÃtica de confrontación directa con el imperialismo, aunque apoyaba acuerdos con las burguesÃas nacionales confrontadas con el mismo. Esta polÃtica provocó otro cisma en muchos partidos comunistas. En los 70 del siglo XX el comunismo pro-chino viró hacia extrañas alianzas según fuera la relación de cada gobierno con PekÃn.
Después de la Segunda Guerra Mundial, dos partidos comunistas europeos, el francés y el italiano, crecieron hasta el punto de convertirse en fuerzas polÃticas clave en sus respectivos paÃses. Dominaban ampliamente el movimiento sindical, tenÃan una importante representación parlamentaria y jugaban una compleja polÃtica de alianzas en el plano interno. Fueron crÃticos, en muchos aspectos, de la Unión Soviética. Esta posición independiente convirtió a ambos partidos en núcleo del eurocomunismo, cuyo sesgo distintivo era la confianza en alcanzar el poder en los paÃses capitalistas a través de las elecciones pluripartidistas. El eurocomunismo se enfrentó en ocasiones a la Unión Soviética. El Partido Comunista de Francia no modificó, sin embargo, el método de conducción centralista hacia lo interno. Menos rÃgido fue en ese sentido el Partido Comunista de Italia. Ãste, además, diseñó una polÃtica de compromiso histórico hacia la Democracia Cristiana (centro) que significaba mucho más que eventuales alianzas tácticas. El Partido Comunista de España, menos poderoso, se sumó al eurocomunismo.
Después de la caÃda de la Unión Soviética, los partidos comunistas sufrieron transformaciones y divisiones en todo el mundo. Algunas fracciones adoptaron una polÃtica reformista, otras desarrollaron una táctica de oposición a la globalización capitalista buscando estrechar sus lazos con las masas marginadas por el llamado capitalismo consumista, y orientándose en algunos casos hacia el comunismo libertario. Muchos simpatizantes del marxismo en las décadas anteriores, apoyaron movimientos socialdemócratas en Europa y América latina.
En Cuba, la revolución de 1959 fue conducida por jóvenes revolucionarios que no pertenecÃan al Partido Comunista. Pero éste se convirtió en fuerza hegemónica en la medida en que la economÃa del paÃs se hacÃa cada vez más dependiente de la Unión Soviética. CaÃda esta, Cuba permaneció como un solitario baluarte del comunismo en América latina, aunque aceptando la participación de capitales privados extranjeros en su débil economÃa, centrada en el turismo.
Incluso en la República Popular China se han desarrollado profundas transformaciones en torno a una internacionalización y un modelo económico que distan mucho de los principios polÃticos que promulgan. Una mezcla de comunismo en el discurso polÃtico teórico y capitalismo en la práctica en, cada vez más, amplios sectores económicos.
Vietnam ha iniciado reformas en el mismo sentido de China. Los otros paÃses socialistas de la actualidad son Laos y Corea del Norte. Este último se ha destacado por el rechazo de reformas liberalizadoras, y una defensa férrea de la economÃa socialista, aunque últimamente está adoptando mecanismos para permitir la entrada de capital extranjero.
Los comunistas se diferencian de los demás partidos proletarios por el hecho de que, por una parte, en las diferentes luchas nacionales de los proletarios, destacan y hacen valer los intereses comunes a todo el proletariado, independientes de la nacionalidad y, por la otra, porque en cada una de las fases de desarrollo que recorre la lucha entre el proletariado y la burguesÃa, defienden siempre los intereses del movimiento en su conjunto —Karl Marx y Friedrich Engels, "El manifiesto del partido comunista"
Movimientos comunistas no-leninistas
Han existido distintos tipos de movimientos comunistas que reivindicaban el marxismo pero no el leninismo. Un ejemplo han sido los crÃticos tempranos del leninismo en la izquierda comunista (Rosa Luxemburgo, Amadeo Bordiga).
Pero la corriente comunista-marxista que más profundamente se opone al leninismo ha sido el comunismo consejista. Sus principales teóricos han sido Anton Pannekoek, Paul Mattick, Otto Rühle, Helmut Wagner. El comunismo de consejos se reivindica antibolchevique y niega que el leninismo sea la continuidad del marxismo. De hecho, demuestra en sus crÃticas prácticas al comunismo de partido que ésta es una corriente semiburguesa que se opone a la autoemancipación del proletariado, y demuestra en sus crÃticas teóricas que el materialismo leninista tiene más que ver con el materialismo burgués que con el materialismo marxista o materialismo histórico.
Han existido otras agrupaciones como la Internacional Situacionista que reivindicaba el antibolchevismo, el comunismo de consejos y también una superación teórico-práctica de la división entre el comunismo marxista y el anarquista.
Movimientos comunistas no-marxistas
Comunismo libertario y comunismo anarquista
El comunismo libertario o anarco-comunismo es una de las corrientes más populares dentro del anarquismo que propone una economÃa planificada por consenso, la propiedad colectiva de los medios de producción, etc., no posee un solo sustento teórico o filosófico teniendo puntos de vista variados y amplios en este sentido, asà también en el punto de vista organizacional. Sus más importantes partidarios han sido Pedro Kropotkin, Alexander Berkman, Errico Malatesta, entre otros.
El comunismo anárquico es la corriente del anarquismo que admite el materialismo histórico como método de análisis de la realidad. Se distingue de los comunistas libertarios porque éstos no tienen una teorÃa sobre la dualidad organizativa y, en general, porque consideran que la expresión comunismo libertario da lugar a malentendidos de carácter reformista o colaboracionista con el Estado burgués, asà como que el adjetivo libertario se refiere más al ala liberal del anarquismo, encabezada por Rudolf Rocker.
Para el comunismo anarquista sus expresiones más acabadas a nivel teórico se encuentran en pensadores como Mijail Bakunin (aunque era anarcocolectivista), Luigi Fabbri y Camilo Berneri. El comunismo anarquista asume como una corriente del mismo la expresada por el proletariado en la lucha de clases, con ejemplos en la Ucrania de 1920 y la Revolución Española de 1936 a 1939.
El hecho de que los comunistas anarquistas asuman el materialismo histórico (como hizo Bakunin) no significa en absoluto que sean marxistas.
Nota: Tanto al Comunismo libertario o anarco-comunismo (que proviene de fuentes filosóficas múltiples) como al aquà llamado Comunismo anárquico (con su análisis materialista dialéctico de la historia) les son ajenas las crÃticas al Comunismo como modelo Estatista, Burocrático, Centralista o Autoritario puesto que como anarquistas se declaran antiestatistas, antiburocráticos, descentralistas y partidarios de la libre adhesión.
CrÃticas
Existen varias crÃticas al comunismo marxista. Ya sea desde el anticomunismo (fascismo, liberalismo, nacionalismo), desde los movimientos demócratas, como desde el anarquismo o comunismo libertario.
Para algunos comunistas crÃticos de los regÃmenes del llamado bloque socialista, la "propiedad colectiva de los medios de producción" en esos paÃses fue una ficción. Los medios estaban completamente controlados por una minorÃa burocrática (la "Nomenklatura" soviética) que era su verdadera dueña. Los que sostienen esta tesis señalan que es importante distinguir entre propiedad de iure y propiedad de facto. De iure, la propiedad de los medios de producción es colectiva, de facto, la propiedad es de la Nomenklatura. Algunos marxistas, sin cuestionar la propiedad colectiva, fueron crÃticos con la burocracia:
- Vladimir Lenin "La clase obrera debe estar atenta para que la burocracia no se coma la revolución".
-Antonio Gramsci "La burocracia es la fuerza conservadora más peligrosa: si se independiza de las masas, el partido se vuelve reaccionario y desaparece su contenido social".
Según los liberales, la economÃa comunista no puede funcionar correctamente, ya que sin mercado no hay precios, y sin precios el cálculo económico es imposible. Cabe destacar que en una familia no existe un mercado, aún asà se satisface la demanda con la oferta justa, funcionando correctamente.
Otras crÃticas liberales indican que "el estado de "Socialismo Real" (el Estado que afirma ir hacia el Comunismo) es en realidad un capitalismo monopolista de estado, con todas las ineficiencias e injusticias que conllevan siempre los monopolios. Los regÃmenes comunistas necesitan de capital para producir, ya que el poseer capital es una necesidad ineludible para la producción. Decir que "se está en contra del capitalismo" es un engaño, ya que sin capital ninguna producción es posible. Incluso los cazadores-recolectores necesitan del capital intelectual que supone el conocimiento de su entorno para poder subsistir. Los comunistas sostienen que el abolir el predominio del capital no quiere decir abolir al capital.
Otros crÃticos afirmaron que el comunismo se basaba en la existencia de leyes históricas, cuando éstas no existen, ya que según esta postura la historia se ve alterada por los avances cientÃficos, que son, por su naturaleza, impredecibles. Sin embargo, la existencia de tendencias históricas guiadas por las estructuras económicas sigue siendo un problema abierto. Dentro del pensamiento marxista, Antonio Gramsci, sostuvo que "Para el marxismo ni la estructura económica social, ni la materia son absolutas".
Personajes crÃticos contra el pensamiento comunista
Liberales
Ludwig von Mises. CrÃtico económico del comunismo. En su libro de 1922 Socialismo predijo la caÃda de la URSS, basado en el argumento de que la ausencia de mercados imposibilitaba el cálculo económico. Mises afirmaba también que la acumulación de capital era tan necesaria en los paÃses "socialistas" como en los "capitalistas", ya que sin capital no se puede producir nada, por lo cual no habÃa en realidad nadie que se opusiese de verdad al capitalismo, ya que la producción obtenible sin capital apenas sirve para subsistir.
Karl Popper. CrÃtico filosófico del comunismo. Afirmaba que el comunismo no era una teorÃa cientÃfica, al no ser falsable. Detalló los sucesivos fracasos predictivos del marxismo en su libro La sociedad abierta y sus enemigos, y criticó las tesis historicistas Nazis y Soviéticas en La miseria del historicismo.
Ayn Rand. Novelista-Filósofa no académica. Declaraba que el comunismo no solo era económicamente ineficiente, sino que además era inmoral porque atacaba la libertad económica del individuo, y si los frutos del trabajo de un individuo no le pertenecen, su vida tampoco le pertenece. Esta idea tiene, irónicamente, algún parecido con el concepto marxista de "alienación" del trabajador asalariado.
Otros
Milovan Djilas. Yugoslavo. Autor de La nueva clase, libro en el que describe la creación de una nueva clase burocrática, elegido por cooptación en los paÃses comunistas, que, afirmaba, era la verdadera detentadora del poder.
Michael Voslensky. Funcionario de alto nivel soviético huido a occidente. Autor de La nomenklatura. Los privilegiados en la URSS, libro que respalda las tesis de Djilas.
El socialismo es una ideologÃa polÃtica basada en el principio de una sociedad que debe existir de tal manera que el colectivo popular tenga el control del poder polÃtico, y por lo tanto, de los medios de producción. Sin embargo, en la práctica el significado de facto del socialismo ha ido cambiando con el transcurso del tiempo.
Aunque es un término polÃtico bastante cargado, permanece fuertemente vinculado con el establecimiento de una clase trabajadora organizada, creada ya sea mediante revolución o evolución social, con el propósito de construir una sociedad sin clases, razón por la cual en la actualidad la mayorÃa del socialismo se identifica con los postulados marxistas y comunistas.
También se ha enfocado últimamente a las reformas sociales de las democracias modernas. El concepto y término socialista se refieren a un grupo de ideologÃas, un sistema económico o un Estado que existe o existió.
Historia
El estudio del socialismo propiamente dicho suele iniciarse a partir de la Revolución Francesa en 1789, que supuso el derrocamiento de la clase feudal francesa y la ascensión al poder de la burguesÃa, y el perÃodo premarxista en la historia del socialismo, corresponde a los cien años aproximadamente (de mediados del siglo XVIII a mediados del siglo XIX) en los que los principales paÃses de Europa desarrollan el proceso de sustitución del feudalismo por el capitalismo como sistema económico, y en el que los estados feudales se unen para formar las modernas Naciones-Estado.
A raÃz de la Revolución Francesa, aparece François Babeuf, el primer pensador socialista (aunque en su época esta palabra no se utilizaba todavÃa) que se pone a la cabeza de un movimiento llamado la Conspiración de los Iguales.
Por su parte Inglaterra fue la cuna del socialismo utópico y reformador en la primera mitad del siglo XIX. Existen dos causas importantes que dan al socialismo utópico inglés su carácter peculiar: la revolución industrial con su cortejo de miserias para el naciente Proletariado y el desarrollo de una nueva rama de la ciencia : la economÃa polÃtica.
Recordemos entre los socialistas utópicos a Robert Owen (1771-1858), que fue el primero en considerar al proletariado como clase independiente con intereses comunes.
En Francia el utopismo tuvo un carácter más filosófico que en Inglaterra. Su primer representante fue el conde Henri de Saint-Simon (1760-1825). Propuso la Federación de Estados Europeos, como instrumento polÃtico para evitar las guerras y asegurar la paz mundial. Al mismo tiempo Carlos Fourier, (1772-1837), concibió los falansterios-comunidades humanas regidas por normas colectivistas. De la inspiración de los principios fourieristas se constituyeron algunos falansterios.
Otro utopista francés fue Ãtienne Cabet (1778-1856), que durante su destierro en Inglaterra, en el año 1842, escribió Viaje a Icaria.
Poco después aparece la teorÃa marxista que se refiere a la sociedad que debe sustituir al capitalismo, y en algunos casos desarrollarse en comunismo. El marxismo y comunismo son dos ramas muy especÃficas del socialismo. Las dos no representan al socialismo como un todo.
El socialismo libertario es una corriente del socialismo que busca que las personas decidan sobre sus vidas directamente, y en el caso del anarquismo propugna la abolición del Estado y de toda autoridad. Es la corriente con un trasfondo de respeto y valoración al sujeto o individuo, y que considera a la libertad como el camino y el objetivo del socialismo y que propone la horizontalidad en las relaciones humanas y la autonomÃa de los movimientos sociales frente a las instituciones del Estado y a las multinacionales del capitalismo. La meta del socialismo libertario es construir una sociedad sin clases sociales estratificadas, autogestionaria y descentralizada. El francés Pierre-Joseph Proudhon fue la primera persona en autodenominarse anarquista.
Entre los marxistas hubo una división entre los socialistas democráticos y los revolucionarios. En la teorÃa moderna del socialismo democrático, se aspira a llegar a una sociedad democrática que sea la columna vertebral de un Estado de bienestar.
Una ideologÃa, un grupo de ideologÃas
Existen algunas grandes diferencias entre los grupos socialistas, aunque casi todos están de acuerdo de que están unidos por una historia en común que tiene sus raÃces en el siglo XIX y el siglo XX, entre las luchas de los trabajadores industriales y agricultores, operando de acuerdo a los principios de solidaridad y vocación a una sociedad igualitaria, con una economÃa que pueda, desde sus puntos de vista, servir a la amplia población en vez de a unos cuantos.
De acuerdo con los autores marxistas (más notablemente Friedrich Engels), los modelos y las ideas socialistas serÃan rastreables los principios de la historia social humana, siendo una caracterÃstica de la naturaleza humana y los modelos sociales humanos.
En el marxismo-leninismo el socialismo es considerado como la fase previa al comunismo, por ello los procesos revolucionarios vividos por la URSS, Cuba y China se relacionan con esta doctrina, ya que, en el caso de la URSS nunca se logró alcanzar el comunismo, y en el caso de Cuba todavÃa se lucha para alcanzar ese objetivo.
En la actualidad, en Venezuela se ha adoptado el socialismo para la polÃtica interna y externa del paÃs. El presidente de esta República, Hugo Chávez, con el apoyo de Cuba, ha fortalecido al nuevo socialismo del siglo XXI, sobre todo en América Latina.
El marxismo es el conjunto de doctrinas polÃticas y filosóficas derivadas de la obra de Karl Marx, filósofo, economista, periodista y revolucionario del siglo XIX y de su amigo Friedrich Engels. Marx y Engels se basaron en la filosofÃa de Hegel y de Feuerbach, ambos alemanes, la economÃa polÃtica de Adam Smith, la economÃa ricardiana y el socialismo francés del siglo XIX para desarrollar una crÃtica de la sociedad que es tanto cientÃfica como revolucionaria. Esta crÃtica alcanzó su expresión más sistemática en su obra más importante, El capital: crÃtica de la economÃa polÃtica.
Además de las raÃces mencionadas, algunos pensadores marxistas del siglo XX, como Louis Althusser, Toni Negri o Miguel Abensour han señalado en la obra de Marx, el desarrollo de temas presentes en la obra de Maquiavelo o Spinoza.
Desde la muerte de Marx en 1883, varios grupos del mundo entero han apelado al marxismo como base intelectual de sus polÃticas, que pueden ser radicalmente distintas y opuestas. Una de las mayores divisiones ocurrió entre los socialdemócratas, que alegaban que la transición al socialismo puede ocurrir dentro de un sistema pluripartidista y capitalista, y los comunistas, que alegaban que la transición a una sociedad socialista requerÃa una revolución. La socialdemocracia resultó en la formación del Partido Laborista británico y del Partido Socialdemócrata de Alemania, entre otros partidos; en tanto que el comunismo resultó en la formación de varios partidos comunistas; en 1918 en Rusia, previo a la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, dimanan dos partidos del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia: el Partido Comunista, formación comunista, y el Partido Social Demócrata de Rusia, de tendencia socialdemócrata.
Aún sigue habiendo muchos movimientos revolucionarios y partidos polÃticos en todo el mundo, desde el final de la Unión Soviética, aunque el internacionalismo obrero ha sufrido una grave crisis. Aunque hay partidos socialdemócratas en el poder en varias naciones de Occidente, hace mucho que se distanciaron de sus lazos históricos con Marx y sus ideas. En la actualidad en Laos, Vietnam, Cuba y la República Popular China Las raÃces filosóficas del marxismo
Marx tuvo dos grandes influencias filosóficas. Aunque para su trabajo de disertación doctoral eligió la comparación de dos grandes filósofos materialistas de la antigua Grecia, Demócrito y Epicuro, Marx ya habÃa hecho suyo el método hegeliano, su dialéctica. Ya en 1842 habÃa elaborado su CrÃtica de la FilosofÃa del Derecho de Hegel desde un punto de vista materialista.
Pero a principios de la década del 40, otra gran influencia filosófica hizo efecto en Marx: Feuerbach. Especialmente con su obra La esencia del cristianismo. Tanto Marx como Engels abrazaron la crÃtica materialista de Feuerbach al sistema hegeliano, aunque con algunas reservas. Según Marx, el materialismo feuerbachiano era inconsecuente en algunos aspectos, idealista. Fue en las Tesis sobre Feuerbach (Marx, 1845) y La ideologÃa alemana (Marx y Engels, 1846) donde Marx y Engels ajustan cuentas con sus influencias filosóficas y establecen las premisas para la concepción materialista de la historia.
Si en el idealismo de Hegel la historia era un devenir contradictorio que reflejaba el autodesarrollo de la Idea Absoluta, en Marx son el desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción las que determinan el curso de la historia, la base del desarrollo polÃtico, cultural, ideológico. Para los idealistas la historia era el desarrollo de las ideas. Marx expone la base material de esas ideas y encuentra allà el hilo conductor del devenir histórico. Marx resume la génesis y sintetiza su concepción materialista de la historia en Contribución a la crÃtica de la economÃa polÃtica (1859):
"Mi primer trabajo emprendido para resolver las dudas que me azotaban, fue una revisión crÃtica de la filosofÃa hegeliana del derecho, trabajo cuya introducción apareció en 1844 en los “Anales francoalemanes”, que se publicaban en ParÃs. Mi investigación me llevó a la conclusión de que, tanto las relaciones jurÃdicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sà mismas ni por la llamada evolución general del espÃritu humano, sino que, por el contrario, radican en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de “sociedad civil”, y que la anatomÃa de la sociedad civil hay que buscarla en la economÃa polÃtica. En Bruselas a donde me trasladé a consecuencia de una orden de destierro dictada por el señor Guizot proseguà mis estudios de economÃa polÃtica comenzados en ParÃs. El resultado general al que llegué y que una vez obtenido sirvió de hilo conductor a mis estudios puede resumirse asÃ: en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurÃdica y polÃtica y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social polÃtica y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurÃdica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allÃ. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre asà una época de revolución social. Al cambiar la base económica se transforma, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurÃdicas, polÃticas, religiosas, artÃsticas o filosóficas, en un a palabra las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sÃ, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino que , por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana."
En su labor polÃtica y periodÃstica Marx y Engels comprendieron que el estudio de la economÃa era vital para conocer el devenir social. Fue Marx quien se dedicó principalmente al estudio de la economÃa polÃtica una vez que se mudó a Londres. Marx se basó en los economistas más conocidos de su época, los británicos, para recuperar de ellos lo que servÃa para explicar la realidad económica y para superar crÃticamente sus errores.
Vale aclarar que la economÃa polÃtica de entonces trataba las relaciones sociales y las relaciones económicas considerándolas entrelazadas. En el siglo XX esta disciplina se dividió en dos.
Marx siguió principalmente a Adam Smith y a David Ricardo al afirmar que el origen de la riqueza era el trabajo y el origen de la ganancia capitalista era el plustrabajo no retribuido a los trabajadores en sus salarios. Aunque ya habÃa escrito algunos textos sobre economÃa polÃtica (Trabajo asalariado y capital de 1849, Contribución a la CrÃtica de la EconomÃa PolÃtica de 1859, Salario, precio y ganancia de 1865) su obra cumbre al respecto es El Capital.
El capital ocupa tres volúmenes, de los cuales sólo el primero (cuya primera edición es de 1867) estaba terminado a la muerte de Marx. En este primer volumen, y particularmente su primer capÃtulo (Transformación de la mercancÃa en dinero), se encuentra el núcleo del análisis marxiano del modo de producción capitalista. Marx empieza desde la "célula" de la economÃa moderna, la mercancÃa. Empieza por describirla como unidad dialéctica de valor de uso y valor de cambio. A partir del análisis del valor de cambio, Marx expone su teorÃa del valor, donde encontramos que el valor de las mercancÃas depende del tiempo de trabajo socialmente necesario para producirlas. El valor de cambio, esto es, la proporción en que una mercancÃa se intercambia con otra, no es más que la forma en que aparece el valor de las mercancÃas, el tiempo de trabajo humano abstracto que tienen en común. Luego Marx nos va guiando a través de las distintas formas de valor, desde el trueque directo y ocasional hasta el comercio frecuente de mercancÃas y la determinación de una mercancÃa como equivalente de todas las demás (dinero).
Asà como un biólogo utiliza el microscopio para analizar un organismo, Marx utiliza la abstracción para llegar a la esencia de los fenómenos y hallar las leyes fundamentales de su movimiento. Luego desanda ese camino, incorporando paulatinamente nuevo estrato sobre nuevo estrato de determinación concreta y proyectando los efectos de dicho estrato en un intento por llegar, finalmente, a una explicación integral de las relaciones concretas de la sociedad capitalista cotidiana. En el estilo y la redacción tiene un peso extraordinario la herencia de Hegel.
La crÃtica de Marx a Smith, Ricardo y el resto de los economistas burgueses residen en que su análisis económico es ahistórico (y por lo tanto, necesariamente idealista), ya que toman a la mercancÃa, el dinero, el comercio y el capital como propiedades naturales innatas de la sociedad humana, y no como relaciones sociales productos de un devenir histórico y, por lo tanto, transitorias. Junto con la teorÃa del valor, la ley general de la acumulación capitalista, y la ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia, son otros elementos importantes de la economÃa marxista.
Análisis de clases
Los marxistas consideran que la sociedad capitalista se divide en clases sociales, de las que toman en consideración principalmente dos:
La clase trabajadora o proletariado: Marx definió a esta clase como «los individuos que venden su mano de obra y no poseen los medios de producción», a quienes consideraba responsables de crear la riqueza de una sociedad (edificios, puentes y mobiliario, por ejemplo, son construidos fÃsicamente por miembros de esta clase; también los servicios son prestados por asalariados). El proletariado puede dividirse, a su vez, en proletariado ordinario y lumpenproletariado, los que viven en pobreza extrema y no pueden hallar trabajo lÃcito con regularidad. Ãstos pueden ser prostitutas, mendigos o indigentes.
La burguesÃa: quienes «poseen los medios de producción» y emplean al proletariado. La burguesÃa puede dividirse, a su vez, en la burguesÃa muy rica y la pequeña burguesÃa: quienes emplean la mano de obra, pero que también trabajan. Ãstos pueden ser pequeños propietarios, campesinos terratenientes o comerciantes.
Para Marx, el comunismo serÃa una forma social en la que la división en clases habrÃa terminado y la estructura económica serÃa producto de «la asociación de los productores libres», y el producto social se distribuirÃa según el criterio «de cada cual según su capacidad; para cada cual según sus necesidades».
Algunos pensadores socialistas opinaban que la clase trabajadora debÃa apropiarse del Estado capitalista existente y convertirlo en un Estado revolucionario obrero que implantarÃa las estructuras democráticas necesarias para luego marchitarse. Por otro lado, otros pensadores socialistas como MijaÃl Bakunin y Piotr Kropotkin, compartiendo la idea de la lucha de clases, afirmaron que el Estado o cualquier forma de autoridad y centralización de poder, per se, era el problema (polÃtico-económico), y que destruirlo debÃa ser el objetivo de toda actividad revolucionaria. Esta dictomÃa frente al Estado marcó la división definitiva entre marxistas y anarquistas.
Muchos gobiernos, partidos polÃticos, movimientos sociales y teóricos académicos han afirmado fundamentarse en principios marxistas. Ejemplos particularmente importantes son los movimientos socialdemócratas de la Europa del siglo XX, el bolchevismo ruso, la Unión Soviética y otros paÃses del bloque oriental, Mao, Fidel Castro, Ernesto "Che" Guevara, Santucho y otros revolucionarios en paÃses agrarios en desarrollo. Estas luchas han agregado nuevas ideas a Marx y, por lo demás, han transmutado tanto el marxismo que resulta difÃcil especificar el núcleo de éste. Actualmente las transformaciones socio-económicas han obligado a repensar al marxismo en una lÃnea llamada posmarxismo en la cual se encuentran autores como Ernesto Laclau y Chantal Mouffe.
Se acostumbra hablar de teorÃa marxista cuando se hace referencia a la aplicación de planteamientos marxistas a diversas cuestiones no estrictamente económicas o polÃticas, como la religión, el arte, la relación entre sexos o razas, etc., sin necesidad de asumir la totalidad de las ideas marxistas.
Revoluciones y gobiernos inspirados en el marxismo
La Revolución de Octubre de 1917, encabezada por los bolcheviques (cuyas figuras principales eran VladÃmir Lenin y León Trotski) fue el primer intento a gran escala de poner en práctica las ideas socialistas de un Estado obrero. A raÃz de la muerte de Iósif Stalin se comenzó un proceso de progresiva liberalización económica, que tuvo su culminación con la perestroika.
Después de la II Guerra Mundial, la ideologÃa marxista, a menudo con respaldo soviético, dio origen a partidos comunistas revolucionarios en todo el mundo. Algunos de estos partidos lograron a la postre tomar el poder y establecieron su propio Estado marxista. Estas naciones comprendÃan a la República Popular China, Vietnam, Rumania, Alemania Oriental, Albania, Polonia, Camboya, EtiopÃa, Yemen del Sur y otros.
Muchas de estas naciones que se proclamaron marxistas estaban muy influidos por el leninismo, lo que llevó a que algunos seguidores de Marx las criticaran, por considerarlas dictatoriales, dándose un debate entre defensores y detractores. Los seguidores de las corrientes dentro del marxismo que se opusieron a Stalin se agruparon principalmente en torno a Trotski, tendieron a ubicar el fracaso en el plano del fracaso de la revolución mundial; para que el comunismo, como meta final del socialismo cientÃfico, hubiera triunfado éste tenÃa que abarcar todas las relaciones comerciales internacionales que antes habÃa desarrollado el capitalismo.
En 1991, la Unión Soviética se disolvió y el nuevo Estado ruso ya no se identificó con el marxismo. Otras naciones del mundo siguieron el mismo camino. Actualmente el socialismo cientÃfico ha dejado de ser una fuerza polÃtica prominente en la polÃtica mundial.
Religión
El marxismo ha sido tradicionalmente opuesto a todas las religiones. Marx escribió al respecto que la religión es el opio del pueblo. La fundamentación filosófica del rechazo de la religión ha sido desarrollada por el materialismo dialéctico de autores como Engels y Lenin.
En cualquier caso, ha habido diversos teóricos autodenominados marxistas que consideran que ser marxista y religioso es compatible. Dentro de ellos se puede señalar al irlandés James Connolly, a diversos autores dentro de la teologÃa de la liberación (como Camilo Torres) y al judÃo Dov Ber Bórojov.
La crÃtica liberal
Los miembros de la escuela austrÃaca fueron los primeros economistas liberales en criticar sistemáticamente la escuela marxista. Esto fue, en parte, una reacción a la Methodenstreit (controversia sobre la cuestión del método), cuando atacaron las doctrinas hegelianas de la escuela histórica. Aunque muchos autores marxistas han intentado presentar a la escuela austrÃaca como reacción burguesa a Marx, tal interpretación es insostenible: Carl Menger escribió sus Principios de economÃa casi al mismo tiempo que Marx completaba El capital. Los economistas austrÃacos fueron, no obstante, los primeros en enfrentarse directamente con el marxismo, ya que ambos trataban de asuntos como el dinero, el capital, los ciclos económicos y los procesos económicos. Eugen von Böhm-Bawerk escribió crÃticas extensas de Marx en los años 1880 y 1890, y varios marxistas prominentes (como Rudolf Hilferding) asistieron a su seminario en 1905-1906.
Posteriormente existió un debate entre Ludwig von Mises (discÃpulo de Böhm-Bawerk), quien consideraba que el socialismo era imposible al no existir un mercado que determinase los precios, y Oskar Lange, quien defendÃa una economÃa socialista con un mercado estatal en la que los precios fuesen determinados según un método de ensayo y error, hasta hallar un precio adecuado. La crÃtica de Mises al marxismo se extendió a la metodologÃa de interpretación histórica con su crÃtica al polilogismo clasista. El debate entre ambos economistas continuó durante varios años, hasta que Oskar Lange afirmó que Von Mises tenÃa razón. Sin embargo, años después volvió a modificar su punto de vista, y defendió la economÃa soviética asimilando el aporte de Von Mises al análisis de la acción humana: la praxeologÃa. La respuesta austrÃaca a los argumentos de Oskar Lange se vio completada con el análisis de Friedrich Hayek.
Diversos autores marxistas han ofrecido en los años posteriores respuestas a los argumentos liberales. Mientras que algunos defienden modelos de socialismo de mercado más refinados que el de Oskar Lange (por ejemplo, David Schweickart), otros consideran aun que es posible establecer una economÃa socialista sin mercado. En este último grupo se puede diferenciar entre los que sostienen que el método de cálculo en el socialismo debe realizarse según la teorÃa del valor trabajo y los que sostienen que el valor trabajo sólo existe en las sociedades capitalistas. Actualmente la crÃtica más refinada de la escuela austrÃaca al socialismo en todas sus variantes ha sido realizada por Jesús Huerta de Soto en su libro Socialismo, cálculo económico y función empresarial.
También existe un grupo de socialistas que han dado su apoyo al libre mercado entre productores. Proponen un socialismo sin planificación colectivista mediante la combinación de individualismo y supresión de la propiedad privada lockeana. Sus representantes, varios precursores o representantes del mutualismo, son Thomas Hodgskin, Pierre-Joseph Proudhon, Benjamin Tucker, Silvio Gesell, Franz Oppenheimer, y Kevin Carson. [1]
Pensadores marxistas
Karl Marx
Friedrich Engels
Salvador Allende
Theodor Adorno
Louis Althusser
Rodney Arismendi
Otto Bauer
Walter Benjamin
Dov Ber Bórojov
Nikolai Bukharin
James Connolly
Erich Fromm
Hermann Gorter
Antonio Gramsci
Ernesto "Che" Guevara
Antonio Labriola
Vladimir Lenin
Karl Liebknecht
Wilhelm Liebknecht
Georg Lukács
Rosa Luxemburgo
Ernest Mandel
Herbert Marcuse
José Carlos Mariátegui
Paul Mattick
JoaquÃn MaurÃn
Andreu Nin
Anton Pannekoek
Karl Radek
Maximilien Rubel
Otto Rühle
Manuel Sacristán
Camilo Torres
León Trotski
2006-12-05 21:04:29
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answer #2
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answered by nitzahom 5
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