me parecio muy interesante esto que encontre con relacion a tu pregunta!!
Estudiando la segunda carta del apóstol Pablo a los Corintios encontramos a través de Pablo las siguientes características de un ministerio y/o del ministro.
Buen comportamiento: Pablo estaba orgulloso de su comportamiento, ya que su conciencia le decía que se había portado limpia y sinceramente. Además de que les estaba dando una oportunidad a los Corintios de sentirse orgullosos de él, para que pudieran contestar a quienes presumen de las apariencias y no de lo que hay en el corazón.
Ser de Influencia: Poder influir con nuestro ejemplo en el comportamiento de otros, no dar mal ejemplo a nadie, para que nuestro trabajo no caiga en descrédito.
Ser un reflejo de Cristo: Todos nosotros debemos ser como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria.
Confiar en la Gracia de Dios: También notamos que Pablo no se dejaba guiar por la sabiduría humana, sino que confiaba en la gracia de Dios.
No ser fluctuante: En su hablar, como en su actuar, el ser fluctuante diciendo "sí" y "no" al mismo tiempo, no da testimonio de Cristo. Porque Jesucristo, el Hijo de Dios, no fue "sí" y "no" al mismo tiempo. Dios ha dado en Cristo para siempre su "sí", pues en él se cumplen todas las promesas de Dios.
Consagración: Dios nos afirma al unirnos a Cristo, y nos ha consagrado. Nos marca con su sello, y ha puesto en nuestro corazón al Espíritu Santo.
Pensar en el bien de los otros: Pablo comenta que decidió no hacerles otra visita a los Corintios que les pudiera causar tristeza. Como dice Pablo: "Porque si yo los entristezco, ¿quién hará que me sienta alegre, de no ser ustedes, a quienes he entristecido?". Además de que siempre pensaba en las iglesias, y se preocupaba por ellas, a tal grado que si alguien enfermaba, el se sentía enfermo por ello.
Tener Confianza en Dios: Debemos recordar que por medio de Cristo, estamos seguros. No hay que desanimarnos, porque Dios, en su misericordia, nos ha encargado este trabajo. Porque aunque estemos llenos de problemas, no estamos sin salida; podemos tener preocupaciones, pero no debemos desesperarnos; podemos ser derribados, pero no pueden destruirnos. Nuestra confianza debe estar completamente en Dios.
Darle la Honra y Gloria a Dios: Pablo no consideraba algo como propio; al contrario, todo lo que podía hacer decía que provenía de Dios, dándole a Él toda la Honra.
Ser siervos de Cristo: No vamos a predicarnos a nosotros mismos, para que los ojos de la gente se pongan en nosotros, sino a Jesucristo como Señor.
Ser luz para otros: Debemos traer esa luz que Dios ha hecho brotar en nuestro corazón, para que podamos iluminar a otros, dándoles a conocer la gloria de Dios.
Estar orgullosos de lo que hacemos: Nunca actuar a escondidas, como si sintiéramos vergüenza.
Ser Sinceros: No falsear el mensaje de Dios. Decir solamente la verdad.
Tener Fe: Debemos tener una actitud de fe: creemos y actuamos.
No desanimarnos: Porque aunque por fuera nos vamos deteriorando, por dentro nos renovamos día a día. Pablo decía que: "Lo que sufrimos en esta vida es cosa ligera, que pronto pasa; pero nos trae como resultado una gloria eterna mucho más grande y abundante. Porque no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve, ya que las cosas que se ven son pasajeras, pero las que no se ven son eternas".
Demostrar pureza de vida: Esto se demuestra con nuestro conocimiento de la verdad, por nuestra tolerancia y bondad, por la presencia del Espíritu Santo en nosotros, por nuestro amor sincero, por nuestro mensaje de verdad y por el poder de Dios en nosotros.
Ser rectos: Ya que la rectitud es una arma tanto para el ataque como para la defensa.
Ser justos: Con nadie ser injustos; a nadie hacerle daño; a nadie explotar.
Ser Celosos para evitar el pecado: Debemos someter todo pensamiento humano a Cristo, y estar dispuestos a castigar toda desobediencia.
Respetar el trabajo de otros: Dios es quien señala los límites de nuestro campo de trabajo, y no debemos gloriamos de los trabajos que otros han hecho, ni tampoco menospreciarlos porque nosotros no los hicimos.
Ser Instruido: Los conocimientos son buenos, pues aunque no podemos tener todas las capacidades y en ocasiones seamos torpes en el modo de hablar, no hay que serlo en cuanto a conocimientos; ya que eso se demuestra siempre en todos nuestros hechos.
Estas son algunas de las características que debemos buscar tener en el ministerio en el cual nos desenvolvemos, si queremos llegar a ser como el gran varón que fue Pablo..
Dios te bendiga!!
2006-12-03 23:39:44
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answer #8
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answered by Anonymous
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La Biblia ( Escrituras griegas cristianas) nos da información precisa sobre quién fue el apostol Pablo, además de alguna información seglar veraz sobre la época en la cual él vivió.
A continuación te transcribo información sobre Pablo:
PABLO
(Pequeño; Chico).
Israelita de la tribu de BenjamÃn y apóstol de Jesucristo. (Ef 1:1; Flp 3:5.) Aunque quizás tenÃa desde su infancia tanto el nombre hebreo Saulo como el romano Pablo (Hch 9:17; 2Pe 3:15), puede que escogiera llamarse por su nombre romano en vista de su comisión de declarar las buenas nuevas a los gentiles. (Hch 9:15; Gál 2:7, 8.)
Pablo nació en Tarso, importante ciudad de Cilicia. (Hch 21:39; 22:3.) Sus padres eran hebreos, probablemente de la rama farisaica del judaÃsmo. (Hch 23:6; Flp 3:5.) Era ciudadano romano de nacimiento (Hch 22:28), tal vez porque a su padre se le habÃa concedido la ciudadanÃa por servicios prestados. Su padre debió enseñarle el oficio de hacer tiendas de campaña. (Hch 18:3.) Después recibió instrucción del sabio fariseo Gamaliel en Jerusalén, lo que da a entender que Pablo era de una familia importante. (Hch 22:3; 5:34.) Estaba versado por lo menos en los idiomas griego y hebreo. (Hch 21:37-40.) Cuando hizo sus viajes misionales no estaba casado (1Co 7:8); en Jerusalén vivÃan una hermana y un sobrino suyos. (Hch 23:16-22.)
El apóstol Pablo tuvo el privilegio de escribir la mayor parte de los libros de las Escrituras Griegas Cristianas. Recibió visiones sobrenaturales (2Co 12:1-5), y habló muchas lenguas extranjeras mediante la acción del espÃritu santo. (1Co 14:18.)
Persecución, conversión y comienzo de su ministerio. La primera vez que el registro bÃblico menciona a Saulo o Pablo hace referencia a él como el “joven” a cuyos pies dejaron sus prendas exteriores de vestir los falsos testigos que apedrearon al discÃpulo cristiano Esteban. (Hch 6:13; 7:58.) Pablo aprobó el asesinato de Esteban, y debido a su celo, mal dirigido por la tradición, inició una campaña de persecución violenta contra los seguidores de Cristo. Cuando se les iba a ejecutar, votaba en su contra; cuando se les juzgaba en las sinagogas, trataba de obligarlos a retractarse. Extendió su persecución a otras ciudades además de Jerusalén, y hasta consiguió autorización escrita del sumo sacerdote para buscar a los discÃpulos de Cristo incluso en Damasco (Siria), muy al N. y llevarlos atados a Jerusalén, probablemente para que el SanedrÃn los juzgase. (Hch 8:1, 3; 9:1, 2; 26:10, 11; Gál 1:13, 14.)
Cuando se acercaba a Damasco, Cristo se le reveló en una luz brillante y lo comisionó para que le sirviera y fuera testigo de las cosas que habÃa visto y aún estaba por ver. Aunque los acompañantes de Pablo también cayeron al suelo debido a esta manifestación y oyeron el sonido de alguien que hablaba, solo Pablo entendió las palabras y fue cegado, por lo que se hizo necesario llevarlo de la mano hasta Damasco. (Hch 9:3-8; 22:6-11; 26:12-18.) Durante tres dÃas no comió ni bebió. Ya en Damasco, mientras oraba en la casa de cierto Judas, contempló en una visión al discÃpulo cristiano AnanÃas que iba y le devolvÃa la vista. Cuando la visión se hizo realidad, Pablo fue bautizado, recibió espÃritu santo, comió y cobró fuerzas. (Hch 9:9-19.)
En Hechos 9:20-25 se explica que Pablo pasó tiempo con los discÃpulos de Damasco e “inmediatamente” empezó a predicar en las sinagogas de esa ciudad. Luego narra su actividad de predicar hasta que se vio obligado a dejar Damasco debido a un complot contra su vida. Por otro lado, la carta de Pablo a los Gálatas dice que después de su conversión fue a Arabia, para más tarde regresar a Damasco. (Gál 1:15-17.) No se sabe exactamente cuándo hizo este viaje a Arabia.
Puede que Pablo fuese a Arabia justo después de su conversión a fin de meditar sobre lo que Dios esperaba de él. En tal caso, el que Hechos diga que Pablo empezó su predicación “inmediatamente” podrÃa significar que lo hizo tan pronto como regresó a Damasco y comenzó a asociarse con los discÃpulos. Por otro lado, Pablo se limita a decir en Gálatas 1:17 que no subió inmediatamente a Jerusalén y que el único lugar aparte de Damasco donde estuvo durante aquel perÃodo inicial fue Arabia. Por ello, el viaje a Arabia no tuvo por qué producirse inmediatamente después de su conversión. Quizás Pablo primero pasó algunos dÃas en Damasco y en seguida renunció públicamente a su anterior oposición a la congregación cristiana y expresó su fe en Cristo en las sinagogas. Tal vez hizo su viaje a Arabia (cuyo verdadero propósito no se revela) después de esos primeros dÃas, y cuando regresó, continuó su predicación en Damasco con tal fuerza que sus opositores quisieron darle muerte. En lugar de contradecirse, los dos relatos se complementan; la única duda es el orden exacto de los acontecimientos.
Cuando llegó a Jerusalén (quizás en 36 E.C.; es posible que los tres años mencionados en Gálatas 1:18 signifiquen parte de tres años), Pablo se encontró con que los hermanos no creÃan que fuese un discÃpulo de Jesús. Sin embargo, “Bernabé vino en socorro de él y lo condujo a los apóstoles”, al parecer Pedro y “Santiago el hermano del Señor”. (A Santiago se le podÃa llamar apóstol aunque no era de los doce, porque lo era de la congregación de Jerusalén.) Pablo se quedó con Cefas (Pedro) por quince dÃas. Mientras estuvo en Jerusalén, habló intrépidamente en el nombre de Jesús. Cuando los hermanos se enteraron de que por esta causa los judÃos de habla griega intentaban matarlo, “lo llevaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso”. (Hch 9:26-30; Gál 1:18-21.)
Posiblemente alrededor del año 41 E.C., Pablo tuvo una visión sobrenatural tan real que no supo si habÃa sido arrebatado al “tercer cielo” en el cuerpo o fuera del cuerpo. Al parecer, el “tercer cielo” se refiere al grado superlativo de arrobamiento en el que tuvo la visión. (2Co 12:1-4.)
Más tarde, Bernabé llevó a Saulo de Tarso a AntioquÃa para que ayudara en la obra entre las personas de habla griega. Alrededor del año 46 E.C., después de un año de trabajo en AntioquÃa, la congregación envió a Pablo y a Bernabé a Jerusalén con una ministración de socorro para los hermanos de aquel lugar. (Hch 11:22-30.) Acompañados por Juan Marcos, regresaron a AntioquÃa. (Hch 12:25.) Después, el espÃritu santo indicó que se apartara a Pablo y a Bernabé para una misión especial. (Hch 13:1, 2.)
Primer y segundo encierro en prisión en Roma. En el camino, Pablo y los que estaban con él naufragaron en la isla de Malta. Después de pasar allà el invierno, finalmente llegaron a Roma (MAPA, vol. 2, pág. 750), donde a Pablo se le permitió alquilar una casa para alojarse, aunque custodiado por un soldado. Poco después de su llegada, organizó una reunión con los hombres prominentes de los judÃos, algunos de los cuales se hicieron creyentes. Durante dos años, aproximadamente entre 59 y 61 E.C., el apóstol continuó predicando a todos los que iban a él. (Hch 27:2–28:31.) En ese tiempo también escribió sus cartas a los Efesios (4:1; 6:20), a los Filipenses (1:7, 12-14), a los Colosenses (4:18), a Filemón (vs. 9) y probablemente también a los Hebreos. (GRABADO, vol. 2, pág. 750.) Parece que César Nerón declaró a Pablo inocente y lo dejó en libertad. Es probable que Pablo reanudara su labor misional en asociación con Timoteo y Tito. Después de haber dejado a Timoteo en Ãfeso y a Tito en Creta, Pablo les escribió cartas relacionadas con sus responsabilidades, al parecer desde Macedonia. (1Ti 1:3; Tit 1:5.) No se sabe si antes de su última estancia en prisión en Roma el apóstol llegó hasta España. (Ro 15:24.) Durante esa reclusión (c. 65 E.C.) escribió su segunda carta a Timoteo, en la que dio a entender que su muerte era inminente. (2Ti 4:6-8.) Es probable que poco después Pablo sufriera una muerte de mártir durante el mandato de Nerón.
Un ejemplo digno de imitar. En vista de que siguió fielmente el ejemplo de Cristo, el apóstol Pablo pudo decir: “Háganse imitadores de mÔ. (1Co 4:16; 11:1; Flp 3:17.) Ãl estaba presto a seguir la dirección del espÃritu de Dios. (Hch 13:2-5; 16:9, 10.) No era un vendedor ambulante de la Palabra de Dios, sino que hablaba movido por sinceridad. (2Co 2:17.) Aunque era una persona instruida, no intentó impresionar a otros con su habla (1Co 2:1-5) ni procuró agradar a los hombres. (Gál 1:10.) No insistió en sus derechos, sino que se adaptó a las personas a quienes predicó y tuvo cuidado de no hacer tropezar a otros. (1Co 9:19-26; 2Co 6:3.)
En el transcurso de su ministerio, Pablo se esforzó celosamente: viajó miles de kilómetros por mar y tierra y formó muchas congregaciones en Europa y Asia Menor. Por lo tanto, no necesitó cartas de recomendación escritas con tinta, sino que podÃa señalar a cartas vivas, personas que se habÃan hecho creyentes debido a su labor. (2Co 3:1-3.) No obstante, tuvo la humildad de reconocer que era un esclavo (Flp 1:1) que tenÃa la obligación de declarar las buenas nuevas. (1Co 9:16.) No se atribuyó el mérito, sino que dio toda la honra a Dios como Aquel que habÃa sido responsable del crecimiento (1Co 3:5-9) y que le habÃa capacitado adecuadamente para el ministerio. (2Co 3:5, 6.) El apóstol tuvo en gran estima su ministerio, lo glorificó y reconoció que era una expresión de la misericordia de Dios y de su Hijo. (Ro 11:13; 2Co 4:1; 1Ti 1:12, 13.) Le escribió a Timoteo: “La razón por la cual se me mostró misericordia fue para que, por medio de mà como el caso más notable, Cristo Jesús demostrara toda su gran paciencia como muestra de los que van a cifrar su fe en él para vida eterna”. (1Ti 1:16.)
Debido a que habÃa perseguido a los cristianos, Pablo no se consideró digno de ser llamado apóstol y reconoció que lo era solo por la bondad inmerecida de Dios. Deseoso de que esta bondad inmerecida no se le hubiera extendido en vano, trabajó más que los otros apóstoles. No obstante, reconoció que pudo efectuar su ministerio solo por la bondad inmerecida de Dios. (1Co 15:9, 10.) Dijo: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder”. (Flp 4:13.) Aguantó mucho y no se quejó. Cuando comparó sus propias experiencias con las de otros, pudo decir (c. 55 E.C.): “En labores, más abundantemente; en prisiones, más abundantemente; en golpes, con exceso; a punto de morir, frecuentemente. De los judÃos cinco veces recibà cuarenta golpes menos uno, tres veces fui golpeado con varas, una vez fui apedreado, tres veces experimenté naufragio, una noche y un dÃa los he pasado en lo profundo; en viajes a menudo, en peligros de rÃos, en peligros por parte de salteadores, en peligros por parte de mi propia raza, en peligros por parte de las naciones, en peligros en la ciudad, en peligros en el desierto, en peligros en el mar, en peligros entre falsos hermanos, en labor y afán, en noches sin dormir a menudo, en hambre y sed, en abstinencia de alimento muchas veces, en frÃo y desnudez. Además de esas cosas de carácter externo, hay lo que se me viene encima de dÃa en dÃa, la inquietud por todas las congregaciones”. (2Co 11:23-28; 6:4-10; 7:5.) Aparte de estas penalidades, y sobre todo con el paso de los años, tuvo que soportar la “espina en la carne” (2Co 12:7), tal vez una afección en la vista o de algún otro tipo. (Véanse Hch 23:1-5; Gál 4:15; 6:11.)
Como humano imperfecto, Pablo experimentó un conflicto continuo entre la mente y la inclinación pecaminosa de la carne. (Ro 7:21-24.) Pero no cedió. Dijo: “Aporreo mi cuerpo y lo conduzco como a esclavo, para que, después de haber predicado a otros, yo mismo no llegue a ser desaprobado de algún modo”. (1Co 9:27.) Siempre tuvo presente el glorioso premio de la vida inmortal en los cielos. Consideró que todo sufrimiento carecÃa de importancia en comparación con la gloria que recibirÃa en recompensa por su fidelidad. (Ro 8:18; Flp 3:6-14.) Por consiguiente, pudo escribir poco antes de morir: “He peleado la excelente pelea, he corrido la carrera hasta terminarla, he observado la fe. De este tiempo en adelante me está reservada la corona de la justicia”. (2Ti 4:7, 8.)
Como era un apóstol inspirado, Pablo ejerció su autoridad para dar disposiciones y órdenes (1Co 14:37; 16:1; Col 4:10; 1Te 4:2, 11; compárese con 1Ti 4:11), pero prefirió apelar a los hermanos sobre la base del amor y suplicarles por “las compasiones de Dios” y por “la apacibilidad y bondad del Cristo”. (Ro 12:1; 2Co 6:11-13; 8:8; 10:1; Flm 8, 9.) Fue amable con ellos, les tuvo tierno cariño y los exhortó y consoló como un padre. (1Te 2:7, 8, 11, 12.) Aunque tenÃa el derecho de recibir apoyo material de los hermanos, prefirió trabajar con sus manos para no ser una carga costosa. (Hch 20:33-35; 1Co 9:18; 1Te 2:6, 9.) Como resultado, se forjó una estrecha relación de cariño fraternal entre Pablo y aquellos a quienes ministraba. Los superintendentes de la congregación de Ãfeso sintieron gran pesar y prorrumpieron en lágrimas al saber que posiblemente no contemplarÃan más su rostro. (Hch 20:37, 38.) Pablo estaba muy interesado en el bienestar espiritual de los compañeros cristianos y deseaba hacer cuanto pudiera para ayudarlos a conseguir su herencia celestial. (Ro 1:11; 15:15, 16; Col 2:1, 2.) Los recordaba continuamente en sus oraciones (Ro 1:8, 9; 2Co 13:7; Ef 3:14-19; Flp 1:3-5, 9-11; Col 1:3, 9-12; 1Te 1:2, 3; 2Te 1:3) y solicitaba que ellos también orasen por él. (Ro 15:30-32; 2Co 1:11.) La fe de sus compañeros cristianos fue una fuente de estÃmulo para él. (Ro 1:12.) Por otra parte, siempre defendió las normas justas y no dudó en corregir ni siquiera a otro apóstol cuyo proceder afectaba a las buenas nuevas. (1Co 5:1-13; Gál 2:11-14.)
¿Fue Pablo uno de los doce apóstoles?
Aunque Pablo estaba convencido de su condición de apóstol, y tenÃa pruebas de ello, nunca se incluyó entre “los doce”. Antes del Pentecostés, la asamblea cristiana habÃa buscado un sustituto para el infiel Judas Iscariote, a instancias de la exhortación bÃblica de Pedro. Posiblemente por el voto de los miembros varones de la asamblea (Pedro se habÃa dirigido a los “varones, hermanos”; Hch 1:16), se escogió a dos discÃpulos como candidatos. Luego oraron a Jehová Dios (compárese Hch 1:24 con 1Sa 16:7; Hch 15:7, 8) para que Ãl eligiera al que debÃa reemplazar al apóstol infiel. Después de su oración echaron suertes, y “la suerte cayó sobre MatÃas”. (Hch 1:15-26; compárese con Pr 16:33.)
No hay razón para dudar de la elección divina de MatÃas. Pero también es cierto que una vez que Pablo se convirtió, gozó de gran relevancia y su trabajo excedió al de los demás apóstoles. (1Co 15:9, 10.) No obstante, no hay indicio alguno de que estuviese predestinado a un apostolado, de modo que Dios desoyera la oración de la congregación cristiana y mantuviese la vacante de Judas abierta hasta la conversión de Pablo, dejando asà que la elección de MatÃas se convirtiese en un simple y arbitrario trámite del cuerpo apostólico. Por el contrario, hay pruebas bien fundadas de que la elección de MatÃas tuvo apoyo divino.
El derramamiento del espÃritu santo en el Pentecostés confirió a los apóstoles poderes extraordinarios; únicamente se les ve a ellos imponiendo las manos sobre los recién bautizados e impartiendo los dones milagrosos del espÃritu. (Véase APÃSTOL [Dones milagrosos].) Si la elección de MatÃas no hubiese tenido el beneplácito de Dios, su incapacidad para hacer lo mismo que los demás apóstoles hubiese sido evidente, pero el registro bÃblico muestra lo contrario. Lucas, el escritor del libro de Hechos, fue compañero de viaje de Pablo y participó con él en algunas misiones, por lo que el libro debe reflejar y coincidir con los puntos de vista de Pablo. En él se narra la ocasión en la que “los doce” designaron a los siete hombres acreditados que se encargarÃan de la distribución de los alimentos. Esto ocurrió después del Pentecostés de 33 E.C., pero antes de la conversión de Pablo. Por consiguiente, en este caso en concreto se incluye a MatÃas entre “los doce”, y debió tomar parte en la imposición de las manos sobre los siete hombres a los que se designó. (Hch 6:1-6.)
Entonces, ¿cuál de los dos nombres —MatÃas o Pablo— figura entre las “doce piedras de fundamento” de la Nueva Jerusalén que Juan vio en la Revelación? (Rev 21:2, 14.) Según una lÃnea de razonamiento, podrÃa concluirse que es más probable que figure el de Pablo. Ãl hizo una importante aportación a la congregación cristiana con su ministerio y en particular por haber escrito una gran parte de las Escrituras Griegas Cristianas (se le atribuyen catorce cartas). En este sentido, puede decirse que eclipsó a MatÃas, cuyo nombre no se vuelve a mencionar después del primer capÃtulo de Hechos.
No obstante, un análisis imparcial demostrarÃa que Pablo también eclipsó a muchos otros de los doce apóstoles, a algunos de los cuales rara vez se menciona, salvo en las listas apostólicas. Además, cuando Pablo se convirtió, la congregación cristiana, el Israel espiritual, ya habÃa sido establecida o fundada y llevaba aproximadamente un año o más de crecimiento. Por otra parte, Pablo escribió su primera carta canónica hacia el año 50 E.C. (véase TESALONICENSES, CARTAS A LOS), unos diecisiete años después de la colocación del fundamento de la nueva nación, el Israel espiritual, en 33 E.C. Estos hechos, junto con otros argumentos presentados con anterioridad en este artÃculo, aclaran esta cuestión. Parece razonable, por tanto, que la elección original que Dios hizo de MatÃas como aquel que habÃa de ocupar la vacante de Judas entre “los doce apóstoles del Cordero”, permaneció firme e inalterada por el nombramiento posterior de Pablo a un apostolado.
Entonces, ¿qué propósito tuvo el apostolado de Pablo? Jesús mismo habÃa indicado que tendrÃa una finalidad especial: Pablo serÃa un ‘apóstol [enviado] a las naciones’, no un sustituto de Judas (Hch 9:4-6, 15), y asà lo entendió el propio Pablo. (Gál 1:15, 16; 2:7, 8; Ro 1:5; 1Ti 2:7.) En consecuencia, no fue necesario contar con su apostolado para poner el fundamento del Israel espiritual en el Pentecostés de 33 E.C.
Espero que esta información te ayude a saber mas acerca de este hombre excelente que Jehová Dios utilizó para predicar las buenas nuevas de un reino que esta en manos de Jesús desde 1914 y que dentro de muy poco tiempo pondrá fin a todo el sufrimiento que estamos padeciendo cuando venga sobre toda la tierra ARMAGEDON "la guerra de Dios el todopoderoso" sobre todo el sistema humano impÃo y traiga el nuevo orden de cosas para que vivan en paz y felicidad las personas que de corazon sincero y obediente hacen la voluntad de Dios.
2006-12-04 06:56:27
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answer #9
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answered by Anonymous
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