Me pareció que movían la mesa.Tal vez había dormido algún tiempo, porque la vela vacilaba. exhausta.
Sobre mi velador yo podía ver claramente a un hombrecito del porte de la palma de la mano, sentado, con las piernas cruzadas, exento a todo, tirando mi cadena e inclinando su vieja y ya laxa cabeza gris para sentir el tictac de mi reloj.
Estaba tan interesado examinándolo, que no se dio cuenta de que yo me había sentado en el lecho y lo miraba. De repente me vio, dejó caer la cadena, se deslizó por la pata de la mesa, a la manera de un experto marino, y se lanzó hacia la puerta, tan rápido como sus pequeñas piernas, ya extenuadas, se lo permitían.
- No tengas miedo, pequeño Nomo- le dije- No te vayas y te mostraré lo que hay en esta caja de oro que extrema tu interés; puede tocar exacto como la campana de la iglesia el domingo.
Se detuvo y me miró con sus ojos suaves.
- Ah, si sólo eres un niño grande! exclamó, por eso has podido verme.... Axel Munthe ( sueco ) del ABC español.
2006-12-03
06:30:28
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pregunta de
el gato con botas
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Arte y humanidades
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