Etimológicamente santo quiere decir, el elegido de Dios.
Recordemos que las virtudes piadosas de los santos, se deben a la labor del denominado Espíritu Santo , cuando en el episodio que el mismo baja a los apóstoles, los mismo se ven, con sus cabezas ardiendo fuego.
La luz es la representación del Espíritu Santo
Denomínase "auréola" una luminosidad, una claridad, que circundaría, según se afirma, la cabeza o todo el cuerpo de una persona, especialmente de hombres santos o dotados de facultades especiales. Ese resplandor podría asumir diversas formas: ser circular, triangular u oblonga; podría ser de luz blanca, amarillenta, rojiza, verde, rosácea, azulada, violeta..., de acuerdo con las disposiciones físico-síquicas de la persona en cuestión.
Por las leyes de la física sabemos que todos los cuerpos irradian alguna luz. Cuanto más perfectos, mayor y más viva se presenta esa irradiación, como es el caso de las hojas verdes de las plantas, por ejemplo, y principalmente de los hombres, cuya auréola es más viva, colorida y dinámica.
En este sentido la Máquina Kírlian está revelando magníficas ilustraciones coloridas. La auréola varía conforme la disposición de la persona. Quien está deprimido, siquicamente, presenta auréola diferente de la que cuando dominado por una disposición de alegría y optimismo. De manera que la propia Medicina ya piensa en utilizar el invento. De la misma forma que hace radiografías, podrá futuramente, según se piensa, hacer aureolografias, con el fín de detectar determinados males.
Una medium austríaca, Maria SILBERT, después de su vuelta de la Sociedad de Investigaciones Síquicas de Londres, fue de nuevo observada en la ciudad de Gratz, en Alemania, por un grupo de investigadores, entre los cuales estaba un brasileño, Huberto Rohden, entonces estudiante jesuíta en la Universidad de Innsbruck. Todo el equipo era compuesto de hombres de alto prestigio científico (aunque hoy Rohden haya decaído muchísimo).
"Pues bien, en todas las sesiones -cuenta Rohden- María Silbert, así que caía en trance, quedaba toda luminosa, irradiando una claridad lunar, suave, fosforescente, ligeramente esverdeada, recordando la luz de nuestras luciérnagas. De las puntas de los dedos, de los codos y de las rodillas salían, de vez en cuando, resplandores más fuertes (,..). Era posible observarse todo eso en plena luz. Además, para poder observar mejor esa luminosidad, apagamos la luz eléctrica, y toda la sala quedaba submergida en una sugestiva luz lunar, que partía del cuerpo de la medium"
Aduzo dos casos que pueden ser representativos para muchos otros:
En 1616 falleció, en Italia, San BERNARDINO REALINO. El resplandor invulgar que por veces transfiguraba el rostro de Bernardino fue atestiguado por innumerables personas. Otros vieron algunas veces en su rostro un resplandor tan ofuscante, que no era posible reconocer su fisionomía y tenían que desviar la mirada.
Un padre de Nápoles afirma que cierta mañana tuvo que llamar al P. Realino. Lo encontró en oración, brillando su rostro tan fuertemente que llegó a iluminar el recinto oscuro en que se encontraba.
El según ejemplo se refiere al afamado teólogo y filósofo de la Escolástica española Francisco SUAREZ (1548-1619). Tenemos el testimonio del hermano lego Jerónimo da Silva, hecho por escrito por orden de su confesor el Padre de Morales.
En ese documento él narra cómo cierta vez tuvo que llamar al P. Suárez por orden del P. Rector de la Universidad de Salamanca, su superior. Llamó de fuera del cuarto, pero no obtuvo respuesta. Tomó entonces la libertad de entrar, y no pudo suportar el fulgor, teniendo que desviar la mirada. La luz bañaba el rostro y el pecho del padre. En esa luz - cuenta él, "yo lo vi arrodillado, la cabeza descubierta, las manos en actitud de oración y el cuerpo levitado como un metro, a la altura de la mesa en que estaba el crucifijo. Viendo eso, quedé perplejo y confuso, como fuera de mí por espacio de unos tres minutos. Después salí. Mís cabellos estaban erizados como las cerdas de un cepillo y esperaba allí fuera, casi sin saber lo que hacía. Transcurridos más de quince minutos, el padre de repente vino a la puerta, cuando le comuniqué que el Rector lo llamaba. Entonces él me empujó nuevamente para dentro del cuarto, y con lágrimas en los ojos me suplicó que nada dijese a nadie en cuanto él viviese".
Los efectos luminosos, atribuídos a los santos, son de multiformes aspectos. Célebre por tales fenómenos se tornó Lidwina de SCHIEDAN. Sobre ella informa el autor de la Imitación de Cristo, Tomás de Kempis, "haber sido frecuente desprenderse del cuerpo de ella una luz, y éso tanto de día como de noche. No raramente era tan intensa, que las personas no tenían ánimo de aproximarse, y que su aposento quedó tan iluminado, como si allí hubiese una serie de lámparas encendidas..."
Hechos idénticos leemos en las biografías de Sta. Catarina de RICCI, S. IGNACIO de Loyola, S. Carlos BORROMEU, S. Francisco de PAULA y S. Alfonso de LIGORIO. Con cierta frecuencia fueron observadas por muchas personas extraordinarias luminosidades circundando eses santos, especialmente alrededor de la cabeza.
"Son numerosas las narraciones sobre sacerdotes y monjas de que, por la luminosidad que los rodeaba, brillaba la celda o todo el recinto de una capilla:
El monje cartujo Juan TORNERIO, del siglo XIV, que vivía en la grande "Chartreuse de Grenoble", cierta vez no apareció a tiempo para celebrar la santa misa. El ayudante fue a avisarlo. Encontró entonces su celda inundada de tan clara luz, como si el sol meridiano la iluminase de lleno.
En el más antiguo documento sobre la vida de EGIDIO de Assis se lee que cierta noche se difundió tal brillo alrededor de su persona, que llegó a oscurecer la claridad lunar. La residencia de la bienaventura ALEÍDIS de Scarbeke causaba la impresión de un auténtico incendio las veces que ella se encontraba dentro orando, con semblante iluminado.
Como el lector habrá compreendido, los fenómenos luminosos de origen desconocida se encontran a granel tanto en la literatura profana como especialmente en la religiosa. En relación a las hagiografías será interesante comparar esos datos de arriba con las consideraciones hechas por el Papa Benedicto XIV en su voluminosa obra sobre la beatificación y canonización de los santos. En este tema, Benedicto XIV opina que muchas apariciones luminosas, observadas con frecuencia en las personas santas, deben ser atribuídas a causas naturales, parasicológicas EN (Telergia). Así escribe el dicho Papa: "En realidad existen luzes naturales, que no raramente pueden circundar la cabeza del hombre, o pueden irradiarse del cuerpo entero de una persona, por vía natural (... También) hay personas qupueden ser circundadas de una luz que no proviene de ellas mismas, sino de sus vestidos, de su bastón o de la espada que traen consigo".
Ese sabio Papa no considera tales fenómenos luminosos simplemente como milagrosos, sino que distingue casos e casos con todo rigor científico
En la época contemporánea.- Esos fenómenos luminosos fueron observados en Eusapia Palladino (1854-1918), que consciente de sus facultades invulgares llegó a exclamar en cierta ocasión: "Existen muchos reyes y emperadores, pero existe solamente una Eusapia Palladdino!" Con efecto, ella es la mayor poseedora de facultades parapsicológicas del mundo femenino de que tenemos noticias hasta hoy.
No hay duda de que en fenómenos , las imitaciones fraudulentas son relativamente fáciles... No obstante, no podemos dudar de las investigaciones serias de una pléyade de hombres de Ciencia.
También en la naturaleza podemos observar toda una serie de fenómenos luminosos: existen plantas que por la noche emiten fosforecencias notables; en el mar los infusorios desprenden claridades extraordinarias. Y otros muchos casos de ese género.
2006-11-30 00:47:09
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answer #1
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answered by Patroclo 6
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