Quién fue Elena G. de White?
ELENA GOULD HARMON nació en Gorham, Maine, el 26 de noviembre de 1827 en la familia de Roberto y Eunice Harmon. Ella, junto con su hermana melliza Elizabeth, eran las menores de un grupo de ocho hermanos.
Cuando Elena comenzaba su adolescencia, ella y su familia, aceptaron las interpretaciones bíblicas de un granjero que se volvió predicador Bautista, Guillermo Miller. Junto con Miller y otros 50.000 adventistas sufrió un amargo chasco cuando Cristo no regreso el 22 de octubre de 1844, la fecha que indica el fin de la profecía de los 2.300 días de Daniel 8.
En diciembre de 1844, Dios le da a Elena su primera de unas casi 2000 visiones y sueños. En agosto, 1846, se casó con Jaime White, un ministro adventista de 25 años que compartió la convicción que ella tenía de que Dios la había llamado para que haga la obra de una profetisa. Poco después de que se casaron, Jaime y Elena comenzaron a guardar el sábado como séptimo día, conforme al cuarto mandamiento. Madre de cuatro varones, Elena experimentó el dolor de perder por medio de la muerte a dos de sus hijos. Herbert murió a las pocas semanas de nacer, y Henry murió a los 16 años. Sus otros dos hijos, Edson y William, llegaron a ser ministros adventistas.
Elena de White fue una escritora prolífera. Comenzando con 1851, cuando publicó su primer libro, se extiende en un caudal de artículos, libros y folletos. Entre ellos, algunos son puramente devocionales, mientras que otros son selecciones de muchas de sus cartas personales con consejos, escritas en el transcurso de los años. Otros son históricos y delínean la continua batalla entre Cristo y Satán por el control de los individuos y las naciones. También publicó libros sobre educación, salud, y otros temas de especial importancia para la iglesia. Después de su muerte se han publicado cerca de 50 compilaciones, en su mayoría de materiales que no se habían publicado con anterioridad. Es autora de varios miles de artículos que fueron publicados, con el correr de los años, en las revistas Review and Herald, Signs of the Times, y otros periódicos Adventistas del Séptimo Día.
No obstante su timidez y renuencia, Elena de White se convirtió eventualmente en un oradora pública muy popular, no sólo en los Estados Unidos, sino también en Europa y Australia. Se demandaba su presencia no sólo en reuniones adventistas sino también ante audiencias no adventistas, donde se apreciaban mucho sus temas sobre temperancia. Durante 1876 ella habló a una audiencia estimada en 20.000 personas, su mayor audiencia, en Groveland, Massachusetts, por más de una hora sin la ayuda de un micrófono. En su visión del 6 de junio de 1863, Elena de White recibió instrucción sobre cuestiones relacionadas con la salud, como el uso de drogas, tabaco, café, té, comidas con carne, y sobre la importancia del ejercicio, la luz del sol, el aire fresco, y el auto-control en la dieta. Sus consejos de salud, basados en ésta y otras visiones posteriores, han provisto a los Adventistas de un estilo de vida que da como resultado el que vivan unos siete años más que la persona promedio en Estados Unidos.
Elena de White leía mucho. Se dio cuenta que la lectura de otros autores le ayudaba en su propia redacción mientras presentaba las verdades que se le revelaban en visión. También el Espíritu Santo le impresionaba para que a veces incluyera en sus propios artículos y libros gemas literarias de las obras de otros. No pretendió ser infalible ni que sus escritos fueran tratados en igual forma que las Escrituras, aunque creyó firmemente que sus visiones eran de origen divino, y que sus artículos y libros eran producidos bajo la conducción del Espíritu de Dios. Básicamente una evangelista, su preocupación principal en la vida era la salvación de almas.
Elena de White fue una persona generosa, y dio un buen ejemplo de cristianismo práctico. Por años guardaba retazos de tela a mano pues si veía a una mujer que necesitaba un vestido, podía proveer asistencia. En Battle Creek asistía a remates, compraba muebles usados, y los guardaba; entonces si la casa de alguien se incendiaba o cualquier otra calamidad afectaba a una familia, estaba preparada para ayudar. Antes que la iglesia implementara un plan de jubilación, si sabía de algún ministro anciano que estaba con problemas financieros, le enviaba un poco de dinero para ayudarlo a enfrentar sus necesidades más urgentes.
Elena de White murió el 16 de julio de 1915. Por 70 años presentó fielmente los mensajes que Dios le dio para su pueblo. Nunca fue elegida para ocupar un cargo en la iglesia, aunque los líderes de la iglesia siempre buscaban su consejo. Asistió a la escuela sólo hasta los 9 años, pero sus mensajes pusieron en marcha las fuerzas que dieron a luz el sistema educativo mundial de la Iglesia Adventista, desde guarderías hasta universidades. Aunque no tenía ningún entrenamiento médico, el fruto de su ministerio puede verse en la red de hospitales, clínicas y dispensarios adventistas que se encuentran alrededor del mundo. Y aunque no fue formalmente ordenada como ministro del evangelio, provocó un impacto espiritual casi sin paralelo en las vidas de millones, desde un extremo de la tierra hasta el otro.
Los libros de Elena de White continúan hasta el presente ayudando a las personas a encontrar a su Salvador, a aceptar el perdón de sus pecados, a compartir esta bendición con otros, y a vivir en la esperanza de la promesa de su pronto regreso.
Consejos de Elena de White
Muchos de los consejos de Elena de White han sido corroborados por la ciencia en temas como por ejemplo: contaminación ambiental, efectos benéficos de la luz solar, la relación entre un régimen deficiente y la pobreza intelectual, el efecto del café, el té y ciertas enfermedades inexplicables, las grasas y las enfermedades cardiovasculares, el azúcar y la enfermedad, el ejercicio y la circulación sanguínea, el uso de la sal, el cáncer y sus causas, el tabaco, el cáncer de pulmón y otras enfermedades mortales, el alcohol, el cerebro y la vida, las drogas y los defectos congénitos, la actividad física para enfermos y convalecientes, la relación entre la mente y el cuerpo, corrientes eléctricas del cerebro y el sistema nervioso, influencia prenatal, los primeros años de la vida del niño, la forma correcta de comer para vivir más. Entre sus temas favoritos se encuentran los siguientes:
1. El amor de Dios
2. El gran conflicto entre el bien y el mal desde su comienzo hasta su terminación.
3. Jesús, la cruz y la salvación mediante él.
4. La autoridad de la Biblia .
5. La segunda venida de Cristo.
6. El triple mensaje angélico de Apocalipsis 14 y la misión mundial de la iglesia remanente.
7. El cristianismo práctico y el desarrollo del carácter cristiano.
2006-11-27 18:14:24
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answer #2
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answered by sinnick 6
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Cofundadora de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, escritora, conferenciante y consejera de la iglesia, que poseyó lo que los adventistas han aceptado como el don profético descrito en la Biblia. Elena Gould Harmon nació el 26 de noviembre de 1827, en Gorham, Maine, una aldea situada al oeste de la ciudad de Portland. Ella y su hermana gemela eran las más jóvenes de siete hermanos y hermanas. Mientras Elena era niña todavía, la familia se mudó a Portland, en donde su padre, Roberto Harmon, se ocupaba en la fabricación de sombreros. Elena era una niña fuerte y saludable, de una disposición alegre y esperanzada, lista y ávida de aprender, con rápida percepción y buena memoria. Se desarrolló rápida y vigorosamente tanto en el sentido físico como espiritual. Pero a la edad de nueve años sufrió un accidente en que se le fracturó el tabique de la nariz, cuando una compañera de clases le arrojó una piedra que la golpeó en la cara. La salud disminuida que resultó de este accidente la obligó a abandonar sus clases, excepto por unas pocas semanas. A la edad de trece años, en 1840, ella, juntamente con su familia, escuchó los sermones de Guillermo Miller sobre la segunda venida de Cristo. Con sus padres y sus hermanos, Elena aceptó la enseñanza del advenimiento, entregó su corazón al Señor, fue bautizada por inmersión y se unió a la Iglesia Metodista. Las fervientes actividades de la familia en promulgar la esperanza del advenimiento indujo a la Iglesia Metodista de Portland a separar a la familia Harmon de la feligresía de la misma en la última parte de 1843. La intensidad del gran chasco del 22 de octubre de 1844, cuando Cristo no apareció en la tierra, como ella y los que patrocinaban la esperanza del advenimiento esperaban tan confiadamente que ocurriera, no se mitigó por su juventud. En el tiempo crítico en que muchos estaban dudando acerca de su experiencia adventista o estaban abandonándola, ella, a la edad de 17 años, recibió una visión mientras se encontraba en el hogar de un creyente. Esa visión renovó su confianza y la de una cantidad de otras personas en la dirección de Dios. En la visión contempló en revelación simbólica el viaje de los miembros del pueblo adventista a la ciudad de Dios, con Cristo a la cabeza conduciéndolos con seguridad hacia su recompensa. (Véase Primeros escritos, págs. 13- 20.) Cuando ella relató esta visión al grupo de creyentes, ésta fue aceptada por todos como luz proveniente de Dios. La naturaleza práctica de la revelación, su concordancia con la Palabra de Dios, la ausencia de elementos fanáticos o espectaculares, junto con el conocimiento personal de la piadosa vida de Elena, fueron todos factores que determinaron una aceptación de todo corazón.
Sus viajes, hechos para seguir las indicaciones del Señor, en los cuales ella fue acompañada por miembros de la familia o por mujeres que ella conocía, la indujeron a testificar en el Estado de Maine y en los Estados vecinos. En relación con estos viajes llegó a conocer a un ministro adventista, joven y ferviente, llamado Jaime White, con quien se casó en agosto de 1846. Como resultado del estudio que ambos hicieron de ciertos pasajes de la Biblia que les llamaron la atención al leer un folleto acerca del tema, publicado por el pastor José Bates, ellos aceptaron la verdad relativa al carácter sagrado del sábado como día de descanso y se unieron en la defensa de la misma. Seis meses más tarde, el sábado 7 de abril de 1847, Elena vio en visión la ley de Dios en el santuario celestial con un halo de luz que rodeaba el cuarto mandamiento. Esto le trajo una comprensión más clara de la importancia de la verdad del sábado y confirmó la confianza de los adventistas en ella. (Véase Primeros escritos, págs. 32-35.) La experiencia de los primeros días de Jaime y Elena de White se vieron llenos de pobreza y a veces de aflicción. Sin existir una organización eclesiástica no había una forma de sostén del ministerio regular o segura. El tiempo de Jaime White durante un año se dividió entre viajar y predicar por una parte, y ganarse la vida en el ferrocarril o en los campos de heno por la otra. Pronto después del nacimiento de su primer hijo Enrique, ocurrido el 26 de agosto de 1847, la joven pareja fue llamada por Dios a dedicar totalmente sus energías al ministerio. Enrique fue dejado al cuidado de manos ajenas a las de su madre. Esto también resultó cierto con respecto a Edson, nacido en 1849. Cuando Guillermo nació, en 1854 y Juan, en 1860, la causa de Dios ya estaba establecida y los esposos White pudieron tener su propia casa. Durante la primavera y el verano de 1848, Jaime y Elena de White asistieron a cinco conferencias sabáticas, en las cuales, como resultado del estudio fiel de la Palabra de Dios, se dio forma a las principales doctrinas que la Iglesia Adventista sostiene como un cuerpo orgánico de enseñanza. En esas importantes reuniones, Elena de White no podía seguir el razonamiento de sus hermanos, pero cuando ellos llegaban a un punto difícil o a un tema en que parecía imposible obtener un acuerdo, en varias ocasiones recibió visiones que especificaban cuál era la verdad y corregían los errores. La manifestación extraordinaria del poder de Dios colocó la aprobación de su Espíritu sobre la verdad y engendró confianza. (Véase Mensajes selectos, tomo 1, págs. 240-243.) En la sexta conferencia, realizada en noviembre de 1848, a Elena de White se le mostró que su esposo debía publicar un pequeño periódico para diseminar las verdades bíblicas. En respuesta a las urgencias de Elena, Jaime, en junio de 1849, sin dinero para llevar a cabo la empresa, y mientras vivía en habitaciones prestadas en el hogar de los Belden, ubicados en Rocky Hill, Connecticut, inició la publicación de un periódico de ocho páginas denominado The Present Truth (La verdad presente). En la última parte de 1850, con el propósito de hacer que el título representara una misión más amplia, se sustituyó por el de Second Advent Review and Sabbath Herald (Revista del segundo advenimiento y heraldo del sábado), el órgano de la iglesia adventista que existe hasta hoy. La primera visión de Elena G. de White fue publicada el 24 de enero de 1846 en un número del Day Star, bajo la forma de una carta al director. Visiones siguientes fueron apareciendo en pliegos sueltos o en artículos de la revista Present Truth. Su primer libro, de 64 páginas, que estaba encuadernado a la rústica y tenía por título The Christian Experiences and Views of Ellen G. White (Las experiencias cristianas y puntos de vista de Elena G. de White), se publicó en julio de 1851. Se componía de artículos o condensaciones de artículos que aparecieron en forma suelta en Present Truth, y también de algún material nuevo. (Véase Primeros escritos, págs. 11-78, donde aparece una reproducción del libro.) Los esposos White viajaron entre los creyentes, animaron, instruyeron y, en algunas ocasiones, reprendieron la indiferencia y el fanatismo. Mientras se alojaban en uno u otro hogar hospitalario, Jaime White hacía los arreglos para la publicación de las revistas que se esforzaba para que aparecieran con cierta regularidad. Con la decisión de comprar un equipo de impresión en 1852, se establecieron en Róchester, Nueva York, y fijaron su residencia familiar en una casa grande rentada que sirvió también como centro de impresión y casa de alojamiento para los que ayudaban en la impresión. Aunque acosados por la pobreza, la enfermedad y la angustia, los esposos White gozaban del placer de tener su familia junta en su propio hogar. En noviembre de 1855, en respuesta a una invitación de observadores del sábado del Estado de Michigan, el equipo de impresión fue trasladado a Battle Creek, donde los esperaba una pequeña casa editora. A medida que la iglesia se desarrollaba, Battle Creek llegó a ser su centro de operaciones y de administración, y continuó siéndolo hasta el año 1903, fecha en la cual se trasladó a Wáshington, D. C. A Elena de White se le dio una visión de importancia para los creyentes durante la conferencia realizada inmediatamente después que se estableció en Battle Creek, y cuando ella la leyó a la iglesia pocos días más tarde, se tomó el acuerdo de que debía ser publicada para beneficio de todos los adventistas observadores del sábado. La publicación apareció como un folleto de 16 páginas titulado Testimonies for the Church. De año en año, a medida que Elena de White recibía visiones importantes, éstas eran publicadas en folletos, y más tarde reimpresas en los volúmenes de la colección Testimonies. La visión de marzo 14 de 1858, relativa al gran conflicto, fue tal vez la más importante y la de mayores alcances que recibió Elena de White. El relato de lo que le fue revelado en una visión de dos horas fue publicado en la última parte del verano bajo el título de "El gran conflicto ente Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles". En sus 219 páginas con tipo pequeño, ella fue trazando los puntos más importantes de la historia con un énfasis particular en los acontecimientos de los últimos días y la recompensa para los fieles. (Véase Primeros escritos, págs. 133-295, por informes respecto al material que fue reimpreso en 1882.) A través de los años posteriores, a medida que por el crecimiento de la iglesia se publicaban libros mayores, visiones repetidas fueron desarrollando más plenamente esa idea del conflicto, y Elena de White, en gran parte del resto de su vida, preparó libros que lo presentan en su plenitud, culminando con las grandes obras: Patriarcas y profetas, Profetas y reyes, El Deseado de todas las gentes, Hechos de los apóstoles y El conflicto de los siglos. El modesto hogar de los White, ubicado en las afueras de Battle Creek en la última parte de 1850, estaba rodeado de flores y huertas de verduras y fresas, y una pequeña granja, un galponcito para el cuidado de una vaca, un caballo o dos y unas pocas gallinas. Un rincón de la media manzana de terreno donde estaba situada la casa se conservó como un bosquecito y un lugar para orar. Aunque a menudo se necesitaba que, por su misión especial, viajara, Elena de White era una madre fiel, y mientras estaba lejos del hogar se mantenía en casi diario contacto, por medio del correo, con los hijos dejados a cargo de jóvenes mujeres fieles que la ayudaban en la casa. Juan Heriberto White murió de una infección a la edad de tres meses, en diciembre de 1860. A su muerte se adquirió un pequeño lote familiar en el cementerio de Oak Hill, donde actualmente descansan todos los miembros de la familia. Mientras la familia estaba en un viaje de trabajo y de vacación rumbo a Maine tres años más tarde, Enrique murió de neumonía a la edad de 16 años. Los esposos White conocieron la aflicción. El 6 de junio de 1863, poco después de la organización de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, en la última parte de mayo, Elena recibió una visión sobre la abarcante reforma relativa a la salud, en Otsego, Michigan, unos 45 km. al oeste de Battle Creek. Esta visión llamaba la atención de los adventistas del séptimo día a la importancia de un conocimiento de los principios relativos a la salud; hacía un llamamiento a regresar a un programa alimentarlo desprovisto de carne como el establecido en el Edén; señalaba los peligros del uso de las drogas intoxicantes prescritas libremente en aquel tiempo; aconsejaba el uso benéfico del agua en el buen vivir y en el cuidado de los enfermos; recomendaba usar vestidos saludables, y amonestaba contra el abuso en las relaciones matrimoniales. Aunque algunos de estos principios eran defendidos por uno que otro conferenciante sobre temas de la salud, a menudo se mezclaban con ellos extremos y errores. Por eso la visión dada a Elena de White en la cual se decía a la iglesia: "Este es el camino", le dio a conocer los principios de la salud. Se publicaron artículos, se imprimieron folletos y finalmente, en respuesta a la instrucción que le fue dada a Elena de White en visión, se inició una institución médica en septiembre de 1866, en Battle Creek, la que se llamó The Western Health Reform Institute (El Instituto de Reforma Sanitaria del Oeste). Esta fue solamente la primera de una cadena de instituciones médicas que hoy son dirigidas por la Iglesia Adventista alrededor del mundo. En 1872 la iglesia recibió instrucciones para establecer una institución educacional donde la juventud adventista pudiera obtener educación cristiana, y jóvenes de ambos sexos se prepararan para el servicio en la obra de la iglesia. El Colegio de Battle Creek se inició en 1874, para ser seguido a su debido tiempo por colegios en el este y el oeste del país, y en otros países alrededor del mundo. Estos colegios fueron seguidos a su vez por el establecimiento de escuelas primarias y secundarias. Artículos aparecidos en Testimony, así como algunos folletos especiales, contenían la instrucción con respecto a cómo Dios quería que estas instituciones fueran dirigidas. En 1868, con una reunión que duró diez días y que se realizó en un bosque de Wright, Michigan, Jaime White y sus asociados iniciaron una serie de camp meetings (congresos campestres), como convocaciones en las cuales de año en año los creyentes podían retirarse por un tiempo para fines espirituales. Esta forma de reuniones resultó de tanto éxito que en los años que siguieron casi todas las asociaciones tenían sus propias reuniones campestres. Elena de White asistía a éstas regularmente con su esposo, y a veces estaba presente en diez a quince reuniones en una sola estación. Esta obra realizada durante la década del 70 sobrecargó mucho la salud de Elena de White y retrasó sus escritos, pero dio a los creyentes, por todo el país, el beneficio de su ministerio personal a la iglesia. En agosto de 1881, Jaime White, a la edad de 60 años, cayó repentinamente enfermo. Sus reservas físicas habían sido rápidamente agotadas por exceso de trabajo, pues había hecho la tarea de dos o tres personas. Después de una semana de enfermedad, las labores de su vida quedaron terminadas, y fue puesto a descansar en el lote familiar del cementerio de Oak Hili. Elena se había apoyado mucho en Jaime a medida que ella desarrollaba sus responsabilidades consistentes en escribir, viajar y hablar. Ahora valientemente asumió sus cargas y continuó en su ministerio por 34 años más. Su hijo Guillermo C. White, que a la sazón tenía 27 años, por pedido especial empezó a ayudar a su madre en sus viajes y en su obra de publicación. En una visión ella había sido instruida de que, en la providencia de Dios, él había nacido para esta obra. Después que los dos trabajaron juntos en iniciar el Colegio de Healdsburg, California, en 1882, y luego que ella había completado su tarea de escribir en forma detallada por primera vez la gran historia del conflicto en Espíritu de profecía, tomo 4, en 1884, la Asociación General envió a Elena de White un pedido de los creyentes de Europa de que ella visitara los países en los cuales se había hecho un comienzo de la obra de la iglesia durante la década anterior. Se pidió que su hijo Guillermo la acompañara, y que tomara una parte activa en la tarea de poner sobre una base de operación sólida a la casa editora de Basilea, Suiza, recientemente establecida. Elena de White, junto con su ayuda secretarial y Guillermo y su familia, se embarcaron para Inglaterra en agosto de 1885. Durante dos años trabajaron en Europa, estableciendo su sede en Basilea, Suiza. Desde allí viajaron visitando Italia, Inglaterra, y los países escandinavos tres veces. Visitó a los creyentes, asistió a reuniones generales, y a veces habló a grandes auditorios de público en general, como ocurrió en Oslo, Noruega, donde se dirigió a 5.000 personas en una noche. Por supuesto, tanto en su propio país como en el extranjero, Elena de White no podía escapar a la tarea de escribir, ora fueran testimonios de orden personal para animar, amonestar o preservar a familias o individuos, ora artículos para periódicos de la iglesia, o bien sus libros. Fue mientras estaba en Europa cuando emprendió la tarea de ampliar la presentación de la historia del gran conflicto, obra que había de completar en Healdsburg, California, en 1888 y 1890, lo cual produjo los bien conocidos libros El conflicto de los siglos y Patriarcas y profetas, respectivamente. Al volver a los Estados Unidos en septiembre de 1887, Elena de White de nuevo dividió su tiempo entre la tarea de escribir y el ministerio público. Asistió a reuniones campestres, y luego a la sesión de la Asociación General realizada el año 1888 en Minneápolis, Minnesota. Esta reunión, con sus conflictos sobre enseñanzas doctrinales, consumió muchas de sus energías físicas. Pero, incólume, empleó una buena parte de los dos próximos años para viajar entre las iglesias llevando el mensaje revitalizante de la justificación por la fe, tanto a las iglesias como a las asambleas ministeriales. Teniendo ya impresos y en circulación los libros Testimonies for the Church (Testimonios para la iglesia), tomo 5, El conflicto de los siglos, Patriarcas y profetas y Christian Temperance and Bible Hygiene (Temperancia cristiana e higiene bíblica), Elena de White estaba preparada para responder al pedido que la Asociación General le hizo en 1890 para que visitara Australia y ayudara en el establecimiento de la obra en ese continente, donde la causa recién se iniciaba. De nuevo su hijo Guillermo C. White y varios ayudantes la acompañaron a cruzar el Pacífico en noviembre de 1891. Llegaron a Australia a mitad del verano. Trabajó allí por nueve años, y usó mucho de su tiempo en un ministerio de avanzada. Fuera de la casa editora de Melbourne, llamada Bible Echo (Eco Bíblico), y grupos de creyentes aquí y allá, no había un solo edificio de iglesia, y poco para mostrar en favor de la obra en Australia. Bajo su gestión alentadora, mediante muchos mensajes de consejo e instrucciones de Dios que le fueron dados por medio de visiones, ella presenció un crecimiento firme y seguro. Y cuando salió de Australia en agosto de 1900, para regresar a Norteamérica, dejó una iglesia más que triplicado en su feligresía, varias asociaciones bien organizadas, edificios de iglesia para la mayor parte de las congregaciones, un colegio en Corranbong establecido en el campo, rodeado de huertas, jardines y viñedos, una buena granja que sin embargo había sido declarada inservible, un gran sanatorio en los suburbios de Sidney en plena construcción, el comienzo de una fábrica de productos alimenticios, y una floreciente casa editora. Mientras estaba en Australia completó y publicó cuatro libros: El camino a Cristo, La educación cristiana, El discurso maestro de Jesucristo y El Deseado de todas las gentes. Había intentado permanecer en Australia y continuar su tarea de escribir en su hogar de Sunnyside, cerca del colegio, pero en 1900 recibió instrucción del Señor de que debía regresar a Norteamérica, pues tenía una importante labor que hacer allí. Clausurando sus asuntos en un tiempo increíblemente corto, pronto se había embarcado de regreso para los Estados Unidos, acompañada de su ayuda secretarial y de su hijo Guillermo y familia. Once días después de su arribo había encontrado en el norte de California una propiedad: Elmshaven, lista para ser ocupada, y allí se mudó para continuar con su tarea. Las exigencias de la causa a menudo requerían que abandonara la tarea de escribir. Ella asistió a la Asociación General en su sesión de 1901, donde sus mensajes fueron el principal factor en la reorganización de la Asociación General. Allí se distribuyeron responsabilidades y se abrió el camino para un rápido progreso por todo el mundo. En esa reunión ella hizo frente al movimiento fanático llamado Holy Flesh (carne santificada) (véase Mensajes selectos, tomo 2, págs. 35-45). Este le había sido mostrado en visión en Australia más de un año antes, y fue en ese tiempo cuando recibió la instrucción de que debía regresar a Norteamérica para hacerle frente. En congresos siguientes de la Asociación General realizados en 1903, 1905 y 1909, sus mensajes presentaron muchas advertencias necesarias y consejos para guiar en una obra que crecía en el ámbito mundial. Ella urgió a los hermanos a ampliar la obra en Sudamérica, la India, la China, etc. Sus mensajes hicieron frente en forma directa a las insidiosas acometidas de las enseñanzas panteístas diseminadas al final del siglo por una cantidad de prominentes obreros médicos. Sus visiones instaron a los dirigentes a adquirir propiedades en el sur de California y a iniciar la obra de sanatorios en Paradise Valley, Glendale y Loma Linda, y también al desarrollo de una facultad de medicina en este último lugar. Al mismo tiempo trabajó con ahínco en sus escritos. Sus años pasaban rápidamente. El tomo 6 de Testimonies fue publicado poco después de su llegada a los Estados Unidos, y fue seguido del 7 en 1902. La Educación salió de prensa en 1903 y El ministerio de curación en 1905. Los tomos 8 y 9 de Testimonies se publicaron en 1904 y 1909 respectivamente. Una revisión de El conflicto de los siglos se publicó en 1911, así como Hechos de los apóstoles. Con Profetas y reyes en preparación durante este período y publicado poco después de la muerte de Elena de White, la serie llamada Conflicto estaba completa. Consejos para los padres, maestros y alumnos, publicado en 1913, y Obreros evangélicos, en 1915, completaron la serie de libros publicados mientras ella vivía, y Life Sketches (Bosquejos biográficos) siguió inmediatamente después de su muerte el mismo año. Aunque estuvo activa en la obra de preparar libros hasta el tiempo en que cayó y se fracturó la cadera en febrero de 1915, Elena de White fue aliviada de las tareas más pesadas de escribir cartas y hablar en público durante los últimos tres años de su vida. Recibió visiones hasta el año 1914, y aún hasta 1915, año en que murió. El sábado de mañana, 13 de febrero de 1915, al entrar en la pieza que usaba para escribir, a la edad de 87 años, tropezó y cayó, quebrándose la cadera. Tuvo que quedar confinada a una cama de hospital, que se instaló en su sala de escribir, donde pasó los últimos días de su vida sin sufrir. Una silla de ruedas le permitía ocasionalmente pasar unas pocas horas en el balcón del segundo piso. Durante este período estaba a veces completamente alerta y otras veces en coma. Su vida terminó un viernes por la tarde, el 16 de julio de 1915. Sus últimas palabras, dichas a su hijo, fueron: "Yo sé en quién he creído". El próximo domingo por la tarde se realizó un servicio fúnebre en el patio de su casa. Otro servicio se realizó en el campamento de la asociación en Richmond, California, el lunes, y un tercero en el tabernáculo de Battle Creek, el sábado 24 de julio. A este servicio asistieron 4. 000 personas. Fue puesta a descansar junto a su esposo en el cementerio de Oak Hill, en el lote familiar. En la última parte de su vida había escrito: "Ya sea que mi vida sea preservada o no, mis escritos hablarán constantemente, y su obra irá adelante mientras dure el tiempo. Mis escritos son guardados en los archivos en la oficina, y aunque yo no viviera, esas palabras que me han sido dadas por el Señor todavía tendrán vida y hablarán a la gente" (Mensajes selectos, tomo 1 pág. 63). Tres años antes de su muerte, Elena de White estableció una junta de fideicomisarios compuesta de dirigentes de la iglesia, incluyendo su propio hijo, a los cuales les confió el cuidado de sus escritos. Ellos y sus sucesores han llevado esta responsabilidad, y al hacerlo han hecho los arreglos para proveer a la distribución siempre creciente de sus libros. Esta obra es dirigida desde la oficina central de la Corporación Editorial Elena G. de White, en la sede de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Wáshington, D. C.
2006-11-28 11:42:42
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answer #3
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answered by krlitos 6
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