pq los trasladara y los degollara no
lo + seguro esq no se sentia segura para cuidarlos, ( alomejor muxo estres) y decidio q no era wena epoca pa criar
In: Recent Advances in Companion Animal Behavior Problems, K. A. Houpt (Ed.)
Publisher: International Veterinary Information Service (www.ivis.org), Ithaca, New York, USA.
Conducta maternal y sus aberraciones en pequeñas especies ( 13-Jun-2000 )
K. A. Houpt
Animal Behavior Clinic, College of Veterinary Medicine, Cornell University, Ithaca, New York, USA.
Traducido por: G. Coria, J. Manzo y P. Pacheco, Laboratorio de Fisiología y Laboratorio de Neurociencias, Universidad
Veracruzana, Xalapa, Veracruz, México (20-Nov-2001).
Componentes normales de la conducta maternal
Lamido y Crianza - La perra en parto no atiende mucho a sus crías, pero una vez que los cachorros han nacido, entonces
comienza a lamerlos. La perra puede extraer la placenta jalando del cordón umbilical y, como muchos mamíferos que cuidan
a su camada y construyen nidos, también la ingiere después del parto. El lamido es la señal más obvia de la conducta
maternal y tiene al menos tres funciones: 1) secar a los cachorros, 2) estimular su respiración y 3) guiarlos hacia los pezones.
Durante los primeros 14 días en gatos y 21 días en perros, el lamido también sirve para estimular la micción y defecación, ya
que no ocurren espontáneamente. Durante los primeros 3 días posparto la perra está en constante contacto con sus cachorros,
aunque el amamantamiento toma lugar sólo durante la mitad del tiempo. Durante las siguientes dos semanas el número de
contactos disminuye marcadamente, pero en relación a la duración del contacto los cachorros maman durante un porcentaje
mayor de tiempo. Después de que los cachorros han abierto los ojos y son capaces de moverse, entonces el número de
contactos aumenta aún más debido a que ellos pueden seguir a la perra [1].
La conducta maternal de los felinos es similar a la de los cánidos, sin embargo, la gata lame más; al principio lamiéndose ella
misma indiscriminadamente y después el piso donde se haya salpicado de líquido amniótico del parto y a las crías [2]. En los
primeros dos días la gata se mantiene con las crías la mayor parte del tiempo, tomando "descansos" cada dos horas para
estirarse, comer y excretar. Gradualmente esos descansos se hacen más largos. A su regreso lame a sus crías lo que las
estimula y despierta para que mamen. Durante la primera semana el amamantamiento puede ocupar el 70% de su tiempo y a
partir de entonces comenzar a disminuir. Entre los días 20 a 30 la madre se aproxima a sus crías tan frecuentemente como
ellos se aproximan a ella, pero después las crías son quienes hacen la mayoría de los contactos hacia ella, indicando que el
destete ha empezado [3].
Acarreo - Las perras usualmente no acarrean a sus cachorros levantándolos, sino más bien lamiéndoles la cabeza. El cachorro
se orienta hacia la perra, siguiendo la lengua de ésta. En las gatas es mucho más probable que levanten a sus crías por la nuca
para acarrearlos. Si el dueño trata de mover a la gata y a las crías del sitio de parto a otro distinto, entonces la gata puede
acarrear de regreso a las crías al lugar de parto, donde aún perciba olor del líquido amniótico. Más tarde la gata puede mover
a sus crías múltiples veces a un nido nuevo durante las primeras semanas después del parto. Esta tendencia de mover a las
crías de un lugar a otro, tiene su punto máximo durante la tercera semana [4]. Un aspecto de la conducta maternal felina es
que las gatas pueden hacer nido juntas y amamantar en comunidad a sus crías. Esto explica el porqué es más fácil que una
gata adopte a un cachorro ajeno a que lo haga una perra.
Destete - La mayoría de las perras después de dos meses ya han destetado a sus cachorros, pero algunas pueden hacerlo antes.
Las gatas pueden amamantar a sus crías menos y menos, especialmente después de las primeras seis semanas, sin embargo, el
amamantamiento puede persistir por meses en forma intermitente, aún cuando las crías ya consumen alimento sólido.
Control de la conducta maternal
La conducta maternal relaciona: Una variedad de hormonas; experiencia como madre; tendencias heredadas y los estímulos
del neonato.
Genética - Recientemente muchos genes han sido identificados como importantes en la conducta maternal de ratones. Una
ligera mutación del gene del receptor de la prolactina del ratón, produce un defecto en la conducta maternal, así como déficit
en el aprendizaje [5]. El gene Mest [6], ha sido identificado como importante para la conducta maternal del ratón ya que su
destrucción resulta en una falta de conducta maternal y falta de placentofagia, componente normal en la conducta maternal
del ratón. El gene Peg3, transmitido del padre a las hijas, también produce conducta maternal aberrante en éstas [7]. Una
anormalidad en la función del gene del receptor de los estrógenos produce canibalismo y un acarreo pobre de crías en el ratón
[8]. El conocimiento de los genomas de cánidos y felinos y la comparación con los genes de perros y gatos que rechazan o no
a sus crías, podría ser de gran valor.
Hormonal - La fisiología de la conducta maternal relaciona: la estimulación vagino-cervical como el resultado del paso de la
cría a través del canal de parto, que causa liberación de oxitocina a través de vías aferentes espinales con conexiones neurales
hacia el hipotálamo. Las células que producen oxitocina están localizadas en el hipotálamo. Estas células tienen axones que
acarrean la hormona, ya sea hacia la pituitaria posterior donde es liberada al torrente sanguíneo periférico, o hacia otras partes
del cerebro, incluyendo el bulbo olfatorio. En el bulbo olfatorio, la oxitocina estimula la liberación de monoaminas, las cuales
pueden iniciar un periodo de sensibilización durante el cual, la perra identificará el olor de los cachorros como si fueran
suyos. El periodo durante el cual una perra forma un vínculo específico probablemente dura menos de 24 hrs.
Aparentemente, una caída de los estrógenos y la progesterona, un incremento de la oxitocina (y posiblemente prolactina), la
estimulación cervical y la presencia de una criatura empapada en líquido amniótico, con una cara más pequeña de lo normal,
son todos los factores incluidos en la conducta maternal.
Características de las crías - Los cachorros de perros y gatos pueden estimular todos los sentidos de sus madres. Cada uno de
los sentidos parece estar involucrado en la inducción de la conducta maternal. Un cachorro neonato de perro o gato, como
muchos de los carnívoros, nacen muy pequeños en relación al tamaño de sus madres. Basta comparar el tamaño de un potro o
un becerro al nacimiento al de sus madres, con el de cada uno de los cachorros de una camada. Por lo tanto, el tamaño
pequeño es una señal visual muy importante. Los neonatos son de piel delicada y húmedos; la humedad es por el líquido
amniótico cuyo sabor y olor pueden ser particularmente importantes.
La importancia del líquido amniótico en la conducta maternal y la aceptación de una cría está ilustrada por los experimentos
de Abitbol [9]. Todas las crías fueron removidas inmediatamente después del parto y regresadas 1,5 hrs. más tarde. Todas las
crías que fueron limpiadas del líquido amniótico fueron rechazadas; todas aquellas que no habían sido limpiadas fueron
aceptadas. Un tercer grupo fue limpiado y regresado a su madre quien los rechazó, pero después de humedecerlos con líquido
amniótico los aceptó.
Experiencia - El rechazo de un cachorro usualmente ocurre en las perras primíparas, indicando que la experiencia de ser
madre al menos una vez, parece ser muy importante. Episodios de rechazo múltiples son raros, posiblemente porque una
hembra que rechaza a las crías no vuelve a ser apareada. El rechazo de crías en gatas es raro ya sea en primíparas o
multíparas.
El rechazo ocasionalmente puede llegar hasta el canibalismo (ver Canibalismo maternal abajo). En algunos casos la perra se
come la placenta y mastica el cordón umbilical, pero puede continuar masticando el cordón hasta que comienza a consumir al
cachorro. En los gatos es más probable que el canibalismo se dé hacia una cría lastimada que hacia una normal. Las perras y
las gatas pueden ignorar un neonato enfermo o anormal, probablemente porque no tiene las características perinatales
correctas. Animales enfermos o anormales no son tibios, no vocalizan o no se mueven y es entonces improbable que la madre
haga un diagnóstico si la cría puede o no sobrevivir antes de abandonarlo o canibalizarlo.
Conducta maternal aberrante
Conducta maternal insuficiente - Falta de estimulación cervical. Las cesáreas frecuentemente están asociadas con rechazo de
los cachorros. Como ejemplo tenemos el caso de una perra Fila Brasileiro, una raza grande y particularmente agresiva de
perros originados en Brasil. Después de la cirugía los cachorros fueron presentados a la madre en su jaula de la Unidad de
Cuidados Intensivos. La perra inmediatamente mató a uno de los cachorros. Los dueños tomaron a los cachorros restantes y
los manipularon antes de volverlos a presentar a la perra a quien ya habían movido hacia la camioneta donde usualmente la
transportaban. Aparentemente la combinación de un lugar más familiar y el olor de los dueños fue suficiente para inhibir la
agresión y permitir que la perra reconociera a los cachorros como suyos.
Canibalismo maternal - El ejemplo incluye el caso de una gata Persa que fue donada después de que ya había matado a sus
dos últimas camadas. Con tres años de edad había tenido cuatro camadas. Las primeras dos camadas fueron criadas
normalmente, pero había matado a todas las crías de las últimas dos. Se sospechaba que la gata había matado también a dos
crías de la última camada de su madre. Al ser examinada la gata estaba delgada, infestada con pulgas y con dermatitis. Fue
alimentada ad libitum durante las tres semanas previas al nacimiento de su última camada. Parió seis crías y pareció
limpiarlos y amamantarlos normalmente. Ocho horas después, parió una séptima cría viva a la cual mató. A partir de
entonces se le puso un collar tipo Isabelino para prevenir que alcanzara al resto de las crías. El collar permitía que los gatitos
se amamantaran, pero no pudo lamerlos, así que, con la ayuda de un aplicador de algodón tuvieron que ser estimulados para
excretar. El collar fue removido periódicamente para permitir que ella se autoaseara. En una ocasión durante este periodo, la
gata comenzó a lamer la cabeza de una cría y después continuó mordiéndola. Aunque las crías succionaban y la madre
producía un poco de leche, no pudieron prosperar y murieron en el transcurso de diez días, esto a pesar de los suplementos
alimenticios que se les dieron. El examen posmortem de una de las crías reveló emaciación y que la desnutrición fue la causa
de la muerte. La gata fue entonces ovariectomizada y vendida como mascota.
Agresión - Algo de agresión de las perras hacia sus cachorros es normal, especialmente después de la segunda semana de que
ellos inician el contacto con ella. La agresión puede ser en forma de gruñidos, mostrando los dientes o mordisqueándoles un
poco la cabeza y sacudiéndolos o saltando sobre ellos y sujetándolos con las garras. El ejemplo incluye el caso de una hembra
Cobrador de Labrador que había mostrado conducta maternal normal con su primera camada, pero pasaron muchos años
antes de que fuera apareada nuevamente. Durante ese tiempo había convivido con varios gatos. La perra no permitía que los
gatos se le encimaran y les gruñía hasta que los gatos se alejaban. Cuando su segunda camada nació, la perra lamió a los
cachorros y les permitió mamar, pero si alguna de las crías trataba de subirse sobre ella, entonces la mordía. La perra mató a
varios cachorros antes de que su dueño interviniera. En este caso la solución fue un bozal para que no pudiera morder.
Debido a que el bozal también prevenía el que pudiera lamer a los cachorros, el dueño tuvo que tomar la responsabilidad de
estimular la región urogenital de los cachorros para estimular la micción y la defecación.
Hipocalcemia (tetania de la lactación) - Podría considerarse como una de las causas de los casos de agresión por perras
lactantes. Generalmente, la agresión no es dirigida hacia los cachorros, sino hacia personas u otros animales. La perra
desarrollará hipertermia y tetania, la cual puede ser aliviada por un tratamiento con calcio y el destete inmediato de los
cachorros.
Acarreo aberrante - El caso de una hembra Jack Russell Terrier fue llevado a la clínica por acarrear a sus cachorros de un
lugar a otro, en lugar de acomodarse en un sólo lugar para criarlos y amamantarlos. En este caso la causa no fue una falla en
la conducta maternal, sino una interferencia con esta. Había múltiples perros en la casa quienes tenían acceso a la perra y a su
nueva camada. Cuando la perra fue confinada con su camada a un cuarto independiente, entonces comenzó a mostrar
conducta maternal normal.
Conducta maternal excesiva
Acarreo y amamantamiento inducidos hormonalmente - Este caso incluye a dos gatas viviendo en el mismo lugar. Una de
ellas tuvo una camada con cuatro crías. Coincidentemente la segunda gata había sido ovariectomizada (dentro de las 24 hrs.
en que las crías habían nacido). La segunda gata había sido la que dominaba socialmente en la casa. Cuando las crías
nacieron, la gata ovariectomizada los llamaba, aseándolos y lamiéndoles la cabeza hasta que ellos se movían del lado de la
madre verdadera hasta el lado de ella. La gata les permitía mamar pero por supuesto no producía suficiente leche. Sus
pezones se alargaron ligeramente y se pusieron hiperhémicos. Se les dijo a los dueños que las crías no estaban recibiendo
suficiente nutrición. La solución fue simple: La madre y sus crías fueron mantenidos en un cuarto separado hacia el cual la
gata ovariectomizada no pudo tener acceso.
Conducta maternal inducida por amamantamiento intraespecífico - El caso es el de una gata nulípara, de 10 meses de edad y
que había sido ovariectomizada seis semanas antes del inicio de la conducta maternal. Una cría hembra de seis semanas de
edad había sido llevada a la casa. Durante la primera semana la gata más vieja le gruñía y mostraba los dientes a la cría. La
agresión cesó y además permitió que la cría le mamara. La dueña reportó que el amamantamiento fue observado cada vez que
ella veía a la gata durante el primer mes y a partir de entonces con menos frecuencia. El examen físico reveló que la leche
podía extraerse de las glándulas mamarias, las cuales eran más largas de lo normal. La concentración de progesterona en
sangre fue de 0.03 ng/ml. Los valores normales para gatas ovariectomizadas son de 0.03 ng/ml y para gatas en lactación son
de 0.3 - 2.5 ng/ml. Esta evaluación indicó que la gata no tenía un aparato reproductivo funcional y que la concentración de
hormonas gonadales era inapropiada y no era responsable de la conducta maternal o de la producción de leche [10]. Se ha
propuesto que la pseudopreñez que sigue a la ovariectomia en perras puede ser debida a una elevación de prolactina causada
por el retiro brusco de progesterona. Si esto mismo ocurrió o no en ésta gata no pudo ser determinado.
Conducta maternal inducida por amamantamiento interespecífico - El caso es el de una hembra Cocker Spaniel
ovariectomizada que permitía a dos crías de gato himalaya mamar cuando tenían seis semanas de edad. Un año después, uno
de los gatos ahora completamente desarrollado, continuaba mamándole a pesar de que la perra no lo aceptaba completamente.
Agresión prolongada dependiente de crías - Se presenta el caso de una gata con crías que no mostraba agresión hacia el perro
de la casa. Cuando las crías cumplieron seis semanas de edad, unas visitas llegaron a la casa, trayendo consigo con un perro
extraño. La gata atacó al perro extraño y a partir de entonces comenzó a atacar al perro de la familia. Si los dueños trataban
de separar a la gata del perro entonces la gata redirigía la agresión hacia el dueño. La gata fue hospitalizada y
ovariectomizada. Durante la hospitalización no mostró agresión hacia otros perros ni antes ni después de la ovariectomia.
Durante ese tiempo sus crías fueron puestas a vivir en un cuarto separado de la casa. Más tarde la gata fue también puesta en
el mismo lugar, mostrando al principio agresión hacia las crías. La agresión cesó con las crías pero agredía a cualquier perro
que entrara a dicho cuarto.
Agresión maternal inducida hormonal y visualmente - Se presenta el caso de una hembra Cocker Spaniel, de 11 kg. de peso y
dos años de edad, fue evaluada por la agresión que comenzó 4 días después de la ovariohisterectomía. Además, el historial de
la perra mostraba episodios intermitentes de agresión hacia la gente. Se llevó a cabo la ovariohisterectomía y 4 días más tarde
comenzó a construir un "nido" sobre la cama de los dueños y a proteger algunos muñecos de peluche. El dueño fue mordido
una vez tratando de sacar a la perra de la cama, además la perra le gruñía cada vez que el dueño se aproximaba al nido en la
cama o a cualquiera de los muñecos de peluche de la perra. El dueño fue manejando el problema removiendo todos los
juguetes de la casa y manteniendo a la perra dentro de una jaula fuera del cuarto por las noches. Todo esto indica la
importancia del componente visual en la conducta maternal; sin los juguetes parecidos a un cachorro la perra no volvió a
mostrar agresión maternal. Sus glándulas mamarias se alargaron e incluso podía extraerse leche. La presentación de sus
juguetes inmediatamente estimulaba protección agresiva. El diagnóstico fue pseudopreñez [11,12]. Debido a la agresión
maternal se le prescribió mibolerona (, 300 mcg, PO, cada 24 hrs por 5 dias). El dueño reportó 5 semanas después de la
consulta inicial que los signos de pseudopreñez y de agresión habían desaparecido completamente [13].
Estos casos indican que puede haber fallas en la conducta maternal o en algunos de sus componentes como el genético,
hormonal o aquellos relacionados con la camada. Sin embargo la conducta maternal puede aparecer con tan solo uno o dos de
estos factores.
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All rights reserved. This document is available on-line at www.ivis.org. Document No. A0805.0600.ES.
2006-11-30 02:33:15
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