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¿Qué costubres tenían en los tiempos en los que surgieron o llegaron a su auge? ¿Aún las practican? Conocí a un gitano español que me dejó hablando sola. Despues me explicaron que era por que ellos no se pueden juntar ni casar con alguien que sea gitano. ¿Es cierto?

2006-11-25 11:29:21 · 2 respuestas · pregunta de ds 3 en Sociedad y cultura Mitología y Folclore

2 respuestas

Debido a la dispersión de los gitanos, su cultura y organización social varía ampliamente. Sin embargo, una de las características sobresalientes es su arraigado sentido de cohesión de grupo y de exclusividad, y el marcado carácter sagrado de sus tradiciones, muchas veces contrarias a las de la sociedad en la que tienen que vivir. El contacto con individuos ajenos a su pueblo se considera en principio arriesgado por la posible pérdida de identidad que puede provocar; ello quizá derive de las creencias religiosas de sus antepasados hindúes, aunque admitan en su seno a cualquier persona que acepte sus leyes y costumbres. La influencia de la lengua romaní, que está formada por varios dialectos pertenecientes a la rama índica de las lenguas indoeuropeas, es otro factor de unificación. La mayoría de los miembros del pueblo gitano hablan algún tipo de dialecto de la lengua romaní y otros utilizan dialectos de lenguas locales con abundancia de préstamos romaníes.

Los gitanos tienen una organización familiar en la que los ancianos (patriarcas) ocupan posiciones de respeto y autoridad. Los matrimonios se suelen concertar y son la expresión de un deseo por crear alianzas entre familias o clanes. Existe una moral sexual muy estricta y es todavía frecuente que las muchachas solteras salgan acompañadas. Algunos grupos mantienen la costumbre del ‘precio de la novia’, pago realizado por la familia del novio como indemnización por la pérdida de la hija y como garantía de que recibirá un buen trato.

2006-11-25 11:47:38 · answer #1 · answered by Laurabeatriz 4 · 1 0

Se denomina pueblo gitano, pueblo rom, gitanos o romaníes a una comunidad o etnia, con un origen y características similares pero heterogéneas, presente en casi todos los estados europeos, en numerosos estados americanos y en algunos africanos o asiáticos. En el caso de España, puede usarse también el término calé para referirse a la persona, o caló para referirse a la variante lingüística propia. Es la mayor minoría étnica de la actual Unión Europea.
El término "gitano" es mayoritario en España, aunque puede tener connotaciones peyorativas. Esta circunstancia ha originado en España una propuesta reciente para sustituir este término por romaní o simplemente "rom" (en romaní: hombre o marido). A nivel internacional existe también una propuesta común para utilizar rrom, tanto el nombre del pueblo como el idioma, si bien no hay todavía acuerdo acerca de la existencia o no del doble fonema “r-r” en las lenguas gitanas centroeuropeas.
El origen de los gitanos, también conocidos como pueblo rom, roma o romaní, es todavía hoy objeto de controversia. Existen varias razones que explican la oscuridad que envuelve a este asunto. En primer lugar, la cultura gitana es fundamentalmente ágrafa y despreocupada por su historia, de manera que no han conservado por escrito su procedencia. Su historia ha sido estudiada siempre por los no romaníes, con frecuencia a través de un tamiz fuertemente etnocentrista. Los primeros movimientos migratorios datan del siglo X, de manera que mucha información se ha perdido, si es que alguna vez existió. Es importante señalar también que los primeros grupos de gitanos llegados a Europa occidental fantaseaban acerca de sus orígenes, atribuyéndose una procedencia misteriosa y legendaria, en parte como estrategia de protección frente a una población ante la que eran minoría, en parte como puesta en escena de sus espectáculos y actividades.
Otro problema que hay que tener en cuenta es que la pertenencia (o no) a la comunidad gitana es una cuestión disputada. No existe una delimitación clara dentro de la propia comunidad (ni fuera) acerca de quién es gitano y quien no lo es.
Las principales fuentes de información son los testimonios escritos, los análisis lingüísticos y la genética de poblaciones.
El término español "gitano" es una corrupción de egiptano[1], aplicado a este pueblo por la creencia errónea de que procedía de Egipto. En el siglo XVIII, el estudio de la lengua romaní, propia de los gitanos, confirmó que se trataba de una lengua índica, muy similar al panyabí o al hindi occidental. Esto demostró que el origen del pueblo gitano se halla en el noroeste del Subcontinente Indio, en la zona en la que actualmente se encuentra la frontera entre los estados modernos de India y Pakistán. Este descubrimiento lingüístico se ha visto además respaldado por estudios genéticos. La variante tradicionalmente hablada en España de la lengua romaní recibe el nombre de caló.
Orígenes legendarios
La procedencia de los gitanos ha sido objeto de todo tipo de fantasías. Han sido considerados descendientes de Caín, o relacionados con la estirpe de Cam. Algunas tradiciones los han identificado con magos caldeos de Siria, o con una tribu de Israel extraviada en el Egipto faraónico. Una antigua leyenda balcánica los hace forjadores (o ladrones) de los clavos de Cristo, motivo por el cual habrían sido condenados a errar por el mundo, si bien no hay ninguna prueba que sitúe a los gitanos en Oriente Medio en esa época.
Primer movimiento migratorio del siglo X
Los estudios genéticos y lingüísticos parecen confirmar que los rom son originarios del Subcontinente Indio, posiblemente de la región del Punjab. La causa de su diáspora continúa siendo un misterio. Unas teorías sugieren que fueron originariamente individuos pertenecientes a una casta inferior reclutados y enviados a luchar al oeste contra la penetración musulmana. O tal vez los propios musulmanes conquistaron a los rom, los esclavizaron y los trajeron al oeste, donde formaron una comunidad separada. Esta última hipótesis se basa en un relato de Mahmud de Ghazni, que informa de 500.000 prisioneros durante una invasión turco-persa del Sindh y del Punjab. Por qué los rom escogieron viajar al oeste en lugar de regresar a su tierra constituye otro enigma, aunque la explicación puede haber sido el servicio militar bajo dominio musulmán.
Lo que es aceptado por la mayoría de los investigadores es que los romaníes podrían haber abandonado la India en torno al año 1000, y haber atravesado lo que ahora es Afganistán, Irán, Armenia y Turquía. Varios pueblos similares a los gitanos viven hoy en día en la India, aparentemente originarios del estado desértico de Rajastán, y a su vez, poblaciones gitanas reconocidas como tales por los propios gitanos viven todavía en Irán con el nombre de lurios.
Si bien las pruebas documentales comienzan a ser fiables sólo a partir del siglo XIV, algunos autores contemporáneos aceptan como las primeras referencias escritas de la existencia del pueblo rom un texto que relata cómo San Atanasio repartió comida en Tracia a unos «extranjeros llamados atsigani» (del griego Ατσίνγανος') durante la hambruna del siglo IX, en plena época bizantina. También ese siglo, en el año 803, Teófanes el Confesor escribe que el emperador Nicéforo I echó mano de la ayuda de ciertos atsigani, que con su magia le habrían ayudado a contener una revuelta popular.
«Atsinganoi» fue un término usado también para referirse a adivinadores ambulantes y ventrílocuos y hechiceros que visitaron al emperador Constantino en 1054. Un texto hagiográfico (Vida de San Jorge anacoreta) refiere cómo los «atsigani» fueron llamados por Constantino para ayudarle a limpiar los bosques de fieras. Más tarde serían descritos como hechiceros y malhechores y acusados de intentar envenenar el galgo favorito del emperador. La extensión de ese término generaría los modernos sustantivos tzigane, Zigeuner, zingari y zíngaros.
Un relato histórico-legendario del siglo X (y que coincide con los estudios lingüísticos que, a partir del siglo XVIII, establecieron los orígenes hindúes de los romaníes) titulado Crónica Persa, de Hazma de Ispaham, reproducido y adornado por el poeta Firdusi (Abou'l-Qâsim Mansoûr ibn Ahmed ibn Fakhr ed-Din?) o Hakim Abu al-Qasim Ferdowsi -también Ferdosi, Ferdusi, Firdausi- Tusi), en el siglo XI, cuenta cómo varios miles de Zott, Rom o Dom («hombres») habrían partido del actual Sindh (puede que del río Indo) con objeto de entretener al rey de Persia con sus espectáculos. A partir de ahí, tras una larga estancia en esa región, y ya descritos como un pueblo que rechazaba vivir de la agricultura, se habrían esparcido en dos grupos migratorios: uno hacia el sudoeste y Egipto, otro hacia el noroeste y Europa.
Evidencias lingüísticas del origen asiático de los gitanos.
Artículo principal: Romaní
Desde su llegada a tierras europeas, uno de los rasgos de la comunidad gitana que más llamó la atención de los demás pueblos era su extraña lengua, muy diferente de las habladas en Europa. La primera reproducción escrita del romaní se remonta a una enciclopedia de título Fyrst Boke of the Introduction of Knowledge (Primer libro de introducción al saber) cuyo autor fue Andrew Boorde. Esta obra, completada en 1542 y publicada en 1547, recogía ejemplos de frases en lo que el autor llamaba Egipt speche (habla egipcia), dando por válida la creencia popular de que los gitanos procedían de Egipto[2].
Durante los dos siglos siguientes aparecen más menciones escritas de la lengua romaní. En España, el marqués de Sentmenat publica alrededor de 1750 un pequeño vocabulario del romaní hablado en la Península Ibérica[3].
El descubrimiento del origen indio del romaní corresponde al alemán Johann Rüdiger, catedrático de la Universidad de Halle, quien en 1782 publicó un artículo de investigación lingüística[4], en el que analizaba el habla de una mujer gitana, Barbara Makelin, y la comparaba con la lengua recogida en una gramática alemana del hindustaní (el nombre con el que se conocía antiguamente a los actuales hindi y urdu). En su artículo, Rüdiger reconocía la influencia en sus investigaciones del diccionario de romaní de Hartwig Bacmeister, de 1755, a quien ya en 1777 había comunicado sus ideas, así como su deuda hacia su profesor Christian Büttner, que años antes había aventurado la posibilidad de un origen indio o acaso afgano de los gitanos. Sin embargo, fue Rüdiger quien estableció, mediante su comparación entre la descripción gramatical del hindustaní y el habla de Barbara Makelin, que las similitudes entre ambas variedades lingüísticas evidenciaban un origen común.
Estudios subsiguientes de la lengua romaní han mostrado un estrecho parentesco con el panyabí y el hindi occidental, tanto en su vocabulario fundamental como en sus estructuras gramaticales y en los cambios fonéticos. Las investigaciones de Alexandre Paspati (Études sur les Tchinghianés, publicado en Constantinopla en 1870), de John Sampson (The dialect of the gypsies of Wales, 1926) y de los suecos Gjerdman y Ljungberg (La lengua del gitano sueco trabajador del cobre Dimitri Taikon, publicado en 1963) [5] evidencian que existe una unidad dentro del romaní que se extiende por toda Europa. Los estudios citados recogían muestras del romaní griego, galés y sueco, respectivamente. Queda demostrado así que el vocabulario básico coincide de manera relevante (nota: no se transcribe la grafía original):
Castellano: grande. Sánscrito: vadra; hindi: bara; grecorromaní: bara; romaní galés: baro; romaní kalderash (sueco): baró.
Castellano: cabello. Sánscrito: vála; hindi: bal; grecorromaní: bal; romaní galés: bal; romaní kalderash (sueco): bal.
Determinadas características gramaticales índicas se mantienen en el romaní contemporáneo (y algunas incluso en el caló español actual):
el final en -e para el masculino y en -i para el femenino
la formación de abstractos por añadido de -ben o -pen: taco (cierto) se convierte en taciben (verdad)
sustitución del genitivo por un final adjetivado: dadésko gras (el caballo del padre, donde dad es padre y gras caballo).
Evidencias genéticas del origen asiático de los gitanos
Los estudios genéticos corroboran la evidencia lingüística que sitúa el origen del pueblo gitano en el Subcontinente Indio.
Estudios genéticos realizados en gitanos búlgaros, bálticos y valacos sugieren que cerca del 50% de los cromosomas Y y del ADN mitocondrial pertenecen al haplogrupo hombre H y al haplogrupo mujer M, ampliamente extendidos en Asia del Sur y Asia Central. Los hombres se corresponden mayoritariamente con los haplogrupos H (50%), I (22%) y J2 (14%), Rlb (7%) ; la mujeres al H (35%), M (26%), U3 (10%), X (7%), y otros (20%). Tales haplogrupos son raros en los no gitanos, y el resto se encuentran esparcidos por toda Europa. Los haplogrupos femeninos U2i y U7 prácticamente no existen en las mujeres gitanas, pero están presentes en Asia del Sur (cerca del 11%-35%).
Se puede calcular que aproximadamente la mitad del patrimonio genético gitano es parecido al de los grupos europeos circundantes. Pero los hombres gitanos del grupo sinti de Europa Central son H (20%), J2 (20%) con una frecuencia elevada de R2 (50%), frecuencia que se encuentra también en la India, concretamente en Bengala Occidental y entre los cingaleses de Sri Lanka. El marcador M217, presente en un 1,6% de los hombres gitanos, se encuentra también en Bengala Occidental (Kivisild et alter, 2003). Los haplogrupos L que se encuentran en el 10% de los indios y pakistaníes no se registran entre los gitanos (el equipo de Greshman no parece haber investigado el haplogrupo L), así como tampoco en los originarios de Bengala Occidental. A partir de la base de datos YHRD (Y Chromosome Haplotype Reference Database)[6], se puede comprobar que algunas poblaciones gitanas europeas poseen un gran porcentaje de haplogrupos masculinos R1A1. Los datos de YHRD arrojan pocas correspondencias en general con la población del subcontinente, pero una alta correlación en el haplogrupo H con la comunidad de origen surasiático de Londres, en la que hay un porcentaje muy alto de individuos procedentes de Bengala Occidental y de Sri Lanka[7].
Las investigaciones genéticas de Luba Kalaydjieva [8]muestran que el grupo original apareció hace unas 32-40 generaciones, y que ese grupo era pequeño, de apenas unos 1000 individuos.
Estancia en Asia Menor en el siglo XIV
En 1322 un monje franciscano llamado Simon Simeonis describe un pueblo con características similares a los “atsigani” viviendo en Creta, y en 1350 Ludolphus de Sudheim menciona un pueblo similar, con un único lenguaje, al que llama "mandapolos", una palabra que según se piensa deriva del griego "mantes" (profeta o adivinador)[9]. Hacia 1360, un feudo gitano independiente (llamado el Feudum Acinganorum) se estableció en Corfú y se convirtió en una «comunidad estable, y una importante y consolidada parte de la economía»[10]. Dado que la región ocupada por estas comunidades rom era llamada «el pequeño Egipto», los peregrinos que la atravesaban para ir a Tierra Santa extendieron por toda Europa el apelativo de «egipcianos», de donde procederían los nombres de egitanos, gitanos, gitans, egypsies y gypsies. Además de los asentamientos griegos está documentada una larga estancia en los Balcanes, en tierras de serbios, búlgaros y rumanos, en el siglo XIV.
El siglo XV, la primera gran diáspora
A causa de las incesantes guerras entre bizantinos y turcos los gitanos iniciaron una nueva migración, la primera que está documentada. Las evidencias lingüísticas permiten la reconstrucción de esta nueva peregrinación. Partiendo de que los gitanos habrían abandonado la India, y de allí habrían pasado a Irán, se supone que más tarde habrían tomado dos rutas. La primera, desde Armenia hasta Bizancio (lo que explicaría la presencia de vocabulario grecobizantino en la lengua de los gitanos), la otra, a través de Siria y Oriente Próximo y el Mediterráneo (de la cual quedarían vestigios de vocabulario árabe). Tras su estadía en los Balcanes la lengua gitana absorbió vocabulario germánico, pero la ausencia de este resto lingüístico en los gitanos españoles hace pensar que la migración se dividió en dos antes de ese asentamiento centroeuropeo. Una se habría dirigido hacia el oeste, al interior de Europa, y otra hacia el sur, hacia Siria. La primera rama se habría extendido por todo el continente europeo, mientras que la segunda habría cruzado África del Norte para reaparecer en Europa tras cruzar el estrecho de Gibraltar en el siglo XV, reencontrándose ambas corrientes migratorias en algún punto del sur de Europa. De esta manera, la llegada de los gitanos a la Península Ibérica es también un asunto controvertido que analizaremos más adelante.
Lo cierto es que la migración fue masiva y extraordinariamente rápida, y fue objeto de una acogida desigual. En el siglo XV comienza a encontrárseles por todas partes y los documentos multiplican los testimonios de su presencia por toda Europa, que ha sido estudiada prolijamente [11]. En 1416 se informa de la presencia de gitanos en Rumania, en Bohemia (República Checa) y en Lindau (Alemania). En 1417 el rey de Bohemia Segismundo II les concedió un salvoconducto, y entre 1418 y 1419 los gitanos ya circulaban por la actual Confederación Helvética. Entraron en Francia en 1419, y el 12 de agosto un grupo llegó a las puertas de Sisteron y luego circuló por la Provenza. En enero de 1420 estaban en Bruselas, y en octubre en Flandes y el norte de Francia. En 1421 llegaron a Brujas y después descendieron a Arrás. El 18 de julio de ese mismo año un grupo llegó a Bolonia para solicitar al Papa un salvoconducto como peregrinos cristianos. En España se informa de su presencia por primera vez en 1415, y el 8 de mayo de 1425 se les localiza en Zaragoza. En 1427 ya se encontraban en Roma.
También en 1427 se produjo una de las llegadas de gitanos mejor documentadas, conservada en la obra «Temoignage d'un bourgeois de Paris». El 12 de agosto de ese año [12] llegaron a París, donde causaron gran fascinación por su aspecto miserable y extraño, y la gente acudió en masa para verles adivinar el futuro. Vivían de la magia y de los pequeños robos, hasta que el obispo los expulsó en septiembre de ese mismo año y partieron en dirección a Pontoise. Según Helena Sanchez Ortega [13]) esta crónica resume el cuadro de tipificación negativa de los gitanos que se ha de mantener hasta nuestros días.
Su periplo europeo no se detuvo, y en 1430 circulaban por toda Francia bajo una acogida desigual: Arlés, Brignoles, Metz, Troyes, Grenoble, Nevers, Romans, Colmar, Orleans y Le Luc. En 1435 fueron vistos en Santiago de Compostela, y en 1462 se les recibió con honores en Jaén. Suiza los expulsó en 1471. En 1493 estaban en Madrid. En esta última ciudad en el Concejo «...acordaron de dar limosna a los de Egibto porque a ruego de la Villa pasaron delante, diez reales, para evitar los daños que pudieran hazer trezientas personas que venían...».
La cuestión de la entrada en la Península Ibérica
Cómo y cuándo llegaron los gitanos a la Península Ibérica es una cuestión cuyo consenso dista de haberse alcanzado. Una primera teoría los hace proceder del norte de Africa, desde donde habrían cruzado el estrecho de Gibraltar para reencontrarse en Francia con la ruta migratoria norteña. [14]. Se distinguirían así los gitanos del norte, entrados por Perpiñán, los del sur, o tingitanos (en su pronunciación deturpada, gitanos, es decir, procedentes de Tingis, hoy Tánger), y los del este (o grecianos) que penetraron por la ribera mediterránea en los años ochenta del siglo XV probablemente a causa de la caída de Constantinopla. La penetración mejor documentada es la del norte. El primer documento conservado es de 1415. En él Alfonso (luego el Magnánimo) concede salvoconducto a un tal Tomás Sabba, peregrino a Santiago de Compostela. Ese mismo monarca concede otra carta de paso en 1425 a otro jefe gitano con su gente, ordenando que sea bien tratado:
«…Como nuestro amado y devoto don Juan de Egipto Menor…entiende que debe pasar por algunas partes de nuestros reinos y tierras, y queremos que sea bien tratado y acogido… bajo pena de nuestra ira e indignación… el mencionado don Juan de Egipto y los que con él irán y lo acompañarán, con todas sus cabalgaduras, ropas, bienes, oro, plata, alforjas y cualesquiera otras cosas que lleven consigo, sean dejado ir, estar y pasar por cualquier ciudad, villa, lugar y otras partes de nuestro señorío a salvo y con seguridad… y dando a aquellos pasaje seguro y siendo conducidos cuando el mencionado don Juan lo requiera a través del presente salvoconducto nuestro… Entregada en Zaragoza con nuestro sello el día doce de enero del año del nacimiento de nuestro Señor 1425. Rey Alfonso.»[15].
En esos años se sucedieron los salvoconductos, otorgados a supuestos nobles gitanos peregrinos. El seguimiento de esos salvoconductos por toda la geografía española revela a los investigadores (como Teresa San Román, o Helena Sánchez) algunas evidencias:
El número de gitanos que entraron o habitaron en la Península en el siglo XV se calcula en 3.000 individuos, aproximadamente.
Los gitanos viajaban en grupos variables, de 80-150 personas, lideradas por un hombre.
Cada grupo autónomo mantenía relaciones a distancia con alguno de los otros, existiendo tal vez relaciones de parentesco entre ellos (algo común en nuestros días entre los gitanos españoles).
La separación entre cada grupo era variable y en ocasiones unos seguían a los otros a corta distancia y por las mismas rutas.
La estrategia de supervivencia más común era la de presentarse como peregrinos cristianos para buscar la protección de un noble.
La forma de vida era nómada, y se dedicaban a la adivinación y el espectáculo.
El siglo XVI y el comienzo de la persecución
El siglo XV puede ser considerado como la edad de oro de los gitanos en Europa. Vagaban de ciudad en ciudad, y aunque es cierto que fueron expulsados con frecuencia habría que esperar al siglo XVI para que se desatara una ola de persecución solo comparable al antijudaísmo secular de los europeos. En el siglo XV los estereotipos negativos aún no estaban enraizados, y entre la hostilidad y la fascinación la cultura gitana se dispersó por el continente, mezclándose con las culturas y los idiomas locales. Lentamente se fue convirtiendo en un desafío para los poderes establecidos, para la población sedentaria y para la religión dominante.
Anuncio de una venta de esclavos gitanos el 8 de mayo de 1852: 18 hombres, 10 niños, 7 mujeres y 3 niñas, "in conditie fina" (en buena condición)Cuando tuvo lugar el descubrimiento de América, en 1492, los gitanos ya estaban esparcidos por toda Europa, donde a pesar de una buena acogida inicial comenzaron a ser perseguidos, marginados, expulsados, severamente castigados, esclavizados (como en Rumania, donde la esclavitud gitana no fue abolida hasta 1864) o simplemente exterminados. El desencuentro entre los no gitanos y los gitanos perduraría desde el siglo XVI hasta la actualidad. Así, en España, la pragmática de Medina del Campo del año 1499 les obligó a abandonar la vida nómada. En 1500, el mismo año en que entraron en Polonia y Rusia, la Dieta de Augsburgo los expulsó de Alemania. En 1505 Jacobo IV de Escocia les concedió un salvoconducto y saltaron a Dinamarca. Llegaron a Suecia en 1512, y en 1514 a Inglaterra, de donde se los expulsaría, bajo pena de muerte, en 1563. Antes de eso, en España se les dio a "escoger" en 1539 entre la sedentarización o seis años de galeras, y en 1540 los obispos de Bélgica ordenaron su expulsión bajo pena de muerte [16].
A partir de finales del siglo XVI se sucederán en toda Europa pragmáticas, leyes y decretos contra el modo de vida de los gitanos. La dinámica de estas disposiciones será contradictoria (se les obliga a sedentarizarse al tiempo que se les impide la entrada en muchas ciudades, se les obliga a asimilarse al tiempo que se les concentra en determinados barrios, se les obliga a trabajar en oficios reconocidos al tiempo que se les impide la entrada en los gremios…). La tenacidad de los gitanos, sus estrategias de ocultamiento, de multiocupacionalidad (como la llama Teresa San Román), de seminomadismo o itinerancia circuscrita, de adaptación a las circunstancias cambiantes de la legislación, la capacidad para cruzar fronteras o para aliarse en ocasiones con la población autóctona realizando trabajos imprescindibles, hacen que los gitanos de toda Europa se resistan a la asimilación y conserven sus propios caracteres culturales más o menos intactos hasta la actualidad.
Ante la ausencia de testimonios escritos propios y lo negativo de los ajenos, resultan valiosas las referencias de un personaje peculiar que se acercó al mundo gitano con interés y curiosidad romántica en la primera mitad del siglo XIX: George Borrow. En sus viajes por buena parte de Europa como predicador protestante tuvo oportunidad de contactar con grupos gitanos cuya lengua aprendió, traduciendo e incluso publicando el Evangelio en caló (entre su producción literaria se encuentra La Biblia en España, interesantísimo libro de viajes estudiado por Manuel Azaña).
El salto a América, el siglo XIX y la segunda gran diáspora
El salto de los gitanos hacia América corrió parejo a la propia diáspora de los europeos. El incansable pueblo gitano emprendió entonces una nueva migración. Se sabe que Cristóbal Colón, en su tercer viaje de 1498, introdujo a los primeros tres gitanos que pisaban el nuevo mundo. Se sabe también que Inglaterra y Escocia enviaron remesas de gitanos a sus colonias americanas de Virginia, en el siglo XVII [17] y Luisiana. La práctica de la deportación a América fue seguida ese mismo siglo por Portugal [18]. Según este autor, los gitanos españoles solamente podían viajar a América con permiso expreso del rey. Felipe II decretó en 1570 una prohibición de entrada a los gitanos en América, y ordenó el regreso de los ya enviados. Se conoce el caso de un herrero gitano (Jorge Leal) que consiguió autorización para viajar a Cuba en 1602. Habría que esperar a la pragmática de 1783 para que los gitanos tuviesen permiso de residencia en cualquier parte del reino.
Imagen idealizada de una gitana y su hijo, pintada por William-Adolphe Bouguereau en el siglo XIX.Entre finales del XVII y mediados de siglo XIX se produjo otro movimiento hacia el oeste de una numerosa población gitana, huyendo de la esclavitud o bien aprovechando su abolición en Moldavia y Valaquia en 1860 [19] o como consecuencia del recrudecimiento de la persecución en Europa occidental (especialmente en Francia y Alemania). Los gitanos emigraron a América Latina en un número que, como siempre, sigue siendo un misterio. Según Koen Peeters la independencia de Serbia en 1878 aceleró esa salida, y las causas que explican en nuevo éxodo masivo pueden ser varias: "En primer lugar, a la presión de asimilación; en segundo lugar, a las nuevas posibilidades en sus actividades laborales; y, en tercer lugar, a como motivos comunes a otros emigrantes de Serbia, como pueden ser, por un lado, la idea de que en el Nuevo Mundo tenían muchas posibilidades de conseguir grandes fortunas, las leyes que favorecieron la inmigración o también la aparición de nuevas posibilidades en lo que respecta a medios de transporte" [20]. También en torno a 1860 se registra la salida de gitanos británicos (“romnichels”) y a principios del siglo XX hubo una nueva partida en masa de gitanos valacos.
La oleada migratoria se detuvo con el comienzo de la Primera Guerra Mundial, y no volvió a reiniciarse hasta 1989, año en que dio comienzo la tercera gran diáspora, todavía en curso.
Siglo XX, persecución y exterminio
La detención del flujo migratorio a principios del siglo XX no significó una mejora de las condiciones de vida de los gitanos. Las disposiciones legales continuaron siendo inútiles (como lo habían sido antes) a la hora de asimilarlos. En Francia, por ejemplo, una "ley sobre el ejercicio de las profesiones ambulantes y sobre la circulación de nómadas" obligaba en 1912 a proveerse de un “carnet antropométrico de identidad” que debía ser sellado en cada desplazamiento.
A medida que se acerca la Segunda Guerra Mundial la persecución (al socaire de las nuevas teorías pseudocientíficas) se hizo más dura. El gobierno prusiano, por ejemplo, decidió acabar con la “molestia gitana” [21] mediante un acuerdo internacional diseñado para acabar con su forma de vida. En Baviera se elaboró en 1905 un "Libro gitano", con un censo inicial de 3000 individuos que pronto aumentaría con la colaboración de otros estados germanos. El estado de Baviera autorizó el castigo a trabajos forzados a todo gitano que no pudiera demostrar tener un trabajo estable, y la República de Weimar extendió esta medida a toda Alemania. Los censos de gitanos se multiplicaron en toda Europa (Francia, Inglaterra) y en Suiza, en 1926 comenzó la ominosa costumbre de secuestrar niños gitanos para ser educados entre no gitanos, práctica que solo se abandonaría en 1973.
Guarnición del campo de concentración de Belzec, donde fueron exterminados al menos 2500 gitanos alemanesEl auge del nazismo y los excesos de la Segunda Guerra Mundial se cebaron con crueldad en los gitanos. Tomando como base los anteriores censos, el Centro de Investigación para Higiene Racial y Biología Poblacional del Reich comenzó a analizar la cuestión gitana. Tras unos momentos de duda, en los que se estuvo a punto de clasificar a los gitanos dentro de la raza aria, Himmler ordenó su internamiento, y finalmente su ejecución en masa. En lengua gitana se llama a este proceso de exterminio “o porraimos”, o “porrajmos”, la destrucción. Como siempre, se desconoce el número exacto de víctimas. Las estimaciones van desde 50.000-80.000 (Denis Peschanski, La France des camps, l'internement 1938-46, Gallimard, 2002, p. 379) hasta "500.000-1.500.000… Sólo en Auschwitz-Birkenau murieron más de veinte mil gitanos. Y en un sólo día, el 3 de agosto de 1944, los últimos 2.897 habitantes de las barracas gitanas de Auschwitz, incluyendo mujeres y niños, dejaron para siempre de cantar y darse entusiasmo" [22]. El genocidio gitano es un fenómeno relativamente desconocido, en el que colaboraron con más o menos interés (al igual que en el genocidio judío) las poblaciones autóctonas.
En la Europa central y del este bajo regímenes comunistas, los gitanos sufrieron políticas de asimilación y restricciones a su libertad cultural. En Bulgaria, se prohibió el uso de la lengua romaní y la representación de música romaní en actos públicos. En Checoslovaquia, decenas de miles de gitanos de Eslovaquia, Hungría y Rumania fueron reasentados en regiones fronterizas de Moravia, y se prohibió su estilo de vida nómada. En Checoslovaquia, donde se les calificó de "estrato social degradado", mujeres romaníes fueron sometidas a esterilizaciones como parte de la política del Estado para reducir su crecimiento demográfico. Esta política se puso en práctica mediante incentivos financieros, amenazas de retirada de subsidios sociales, desinformación y esterilización involuntaria[23].
A principios de la década de 1990, Alemania deportó a decenas de miles de inmigrantes a Europa Central y del Este. El 60% de unos 100.000 ciudadanos rumanos deportados de acuerdo con un tratado de 1992 eran gitanos.
En el tercer cuarto del siglo XX comenzó también un importante movimiento asociativo gitano, en especial, a partir del Primer Congreso Gitano de Londres, de 1971.
Siglo XXI, la tercera gran diáspora.
Poblado gitano en EslovaquiaCon la caída del muro de Berlín en 1989, el desmantelamiento de los estados autoritarios de Europa Central y del Este y la subsiguiente crisis económica y, especialmente, por causa de la guerra de Yugoslavia, comienza la tercera gran diáspora gitana. Este movimiento migratorio (que nuevamente pasa desapercibido para la opinión pública) se realiza, como es habitual, de este a oeste. Las estimaciones son de unos 200.000-280.000 gitanos desplazados del este al oeste europeo desde 1960 a 1997. Al deteriorarse la situación política de la antigua Yugoslavia unos 40.000 gitanos llegaron a Italia y otros 30.000 a Austria. [24]. La crisis económica ha generado también una intensa ruta migratoria desde Rumania a los países de la Europa próspera en una cantidad todavía por calcular. Las leyes de ciudadanía discriminatorias en Chequia [25], por ejemplo, son un exponente de viejas y nuevas formas de discriminación.
Según los informes del Banco Mundial[26] en Europa hay una población de entre 7 y 9 millones de gitanos, de los que alrededor de 2 millones viven en Rumania, aunque porcentualmente la presencia más alta del pueblo gitano es en Macedonia, donde representan el 11% de la población.[27] La mayor parte de la población gitana de Centro Europa en la zona balcánica vive con menos de 3 euros diarios por persona y un 89% de los gitanos búlgaros no han podido cursar estudios primarios.

2006-11-26 01:25:04 · answer #2 · answered by nitzahom 5 · 1 1

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