El fascismo (del italiano fascio, haz, fasces, a su vez del latÃn fasces, pl. de fascis) es una ideologÃa y un movimiento polÃtico autoritario que surge en la Europa de entreguerras (1918-1939) en oposición a la democracia liberal y al comunismo, frente a los que se presenta como una tercera vÃa. Exalta la idea de nación frente a la de individuo o clase; suprime la discrepancia polÃtica en beneficio de un partido único y los localismos en beneficio del centralismo. Utiliza hábilmente los nuevos medios de comunicación y el carisma de un lÃder en el que se concentra todo el poder. Aprovecha los sentimientos de miedo y frustración colectiva para exacerbarlos mediante la violencia, la represión y la propaganda, y los desplaza contra un enemigo común real o imaginario, interior o exterior, que actúa de chivo expiatorio frente al que volcar toda la agresividad de forma irracional, logrando la unidad y adhesión (voluntaria o por la fuerza) de la población . Es expansionista y militarista, utilizando los mecanismos movilizadores del irredentismo territorial y el imperialismo que ya habÃan sido experimentados por el nacionalismo del siglo XIX.
El concepto de régimen fascista puede aplicarse a los sistemas polÃticos autoritarios de la Europa de entreguerras y a los que se imponen por todo el continente durante la Segunda Guerra Mundial; de un modo destacado y en primer lugar a la Italia de Benito Mussolini (1922) que inaugura el modelo, seguida por la Alemania de Adolf Hitler (1933) que lo lleva a sus últimas consecuencias, y cerrando el ciclo la España de Francisco Franco (1936) que se prolonga mucho más tiempo y evoluciona fuera del periodo. El fascismo en la Alemania nazi o nacional-socialismo añade un componente racial, adoptado en un segundo momento por el fascismo italiano y el resto de movimientos fascistas o fascistizantes, para los cuales el componente religioso es mucho más importante, tanto que Trevor-Roper ha podido definir el término Fascismo clerical (entre los que estarÃa el nacionalcatolicismo español).
La componente social del fascismo pretende ser interclasista: niega la existencia de los intereses de clase e intenta suprimir la lucha de clases con una polÃtica paternalista, de sindicato vertical y único en que trabajadores y empresarios obedezcan las directrices superiores, como en un ejército. Tal es el corporativismo italiano o el nacionalsindicalismo español. El nacionalismo económico, con autarquÃa y dirección centralizada se adaptaron como en una economÃa de guerra a la coyuntura de salida de la crisis de 1929. No obstante, no hubo en ningún sistema fascista ni planes quinquenales al estilo soviético, ni cuestionamiento de la propiedad privada ni alteraciones radicales del sistema capitalista más allá de la intervención del mercado. Hay que preguntarse si todo ello sirve a los intereses de alguna clase en concreto.
Los movimientos fascistas de entreguerras son alimentados por las clases económicamente poderosas, para oponerse a los movimientos obreros y a la democracia liberal. Aunque es una cierta simplificación, se suele considerar al fascismo como un movimiento de derecha ya que los aliados del fascismo históricamente han estado en las clases económicas más poderosas. A pesar de esto, el fascismo italiano nace desde el socialismo estatalista, ya que Mussolini antes del término de la Primera Guerra Mundial era un importante ideólogo obrerista y militante del Partido Socialista donde ya gestaba el fascismo.
El fascismo es un movimiento "totalitario" en la medida en que aspira a intervenir en la totalidad de los aspectos de la vida del individuo. En realidad, el fascismo surge con vocación de ir más allá de las ideologÃas tradicionales.
El fascismo hace hincapié en el nacionalismo, pero su llamamiento ha sido internacional. Surgió con fuerza por primera vez en distintos paÃses entre 1919 y 1949, sobre todo en Italia, Alemania y España. En un sentido estricto, la palabra fascismo se aplica para referirse sólo al partido italiano que, en su origen, lo acuñó, pero se ha extendido para aplicarse a cualquier ideologÃa polÃtica comparable. Del mismo modo, Japón soportó durante la década de 1930 un régimen militarista que presentaba fuertes caracterÃsticas fascistas. Los regÃmenes fascistas también existieron en periodos variables de tiempo en muchos otros paÃses. Incluso democracias liberales como las de Francia e Inglaterra tuvieron movimientos fascistas importantes durante las décadas de 1920 y 1930. Después de la derrota de las potencias del Eje Roma-BerlÃn-Tokyo en la Segunda Guerra Mundial, el fascismo sufrió un largo eclipse, pero en los últimos tiempos ha reaparecido de forma más o menos abierta en las actuales democracias occidentales, sobre todo en Francia y en Italia.
Se caracteriza por ser anticomunista, antiliberal, oponerse a la democracia de partidos, a la pluralidad y a la variedad. Exalta el sentimiento y promueve la unidad del Estado, ante todo (es totalitario). Promueve en lo económico un tipo de capitalismo Corporativista.
El fascismo tiene una base racial en Alemania por donde nace el nazismo, aunque no en Italia; los nazis construyen el mito de la raza aria superior de origen nórdico (en realidad, los nazis confunden la teorÃa de un pueblo indoeuropeo original con la poco cientÃfica teorÃa nórdica). Para realizar esta amalgama ideológica se basan en fuentes mitológicas y literarias, asà como en los textos clásicos dedicados a consagrar la desigualdad de las razas. El ideario del partido nazi se nutre también de publicaciones y panfletos de carácter ocultista. Italia aprobará también leyes raciales en un segundo momento por la presión de los nazis. Asimismo, la concepción alemana se alimenta de tesis antisemitas medievales y supersticiones de carácter romántico. El antisemitismo era muy fuerte en muchos lugares de Europa y los nazis explotaron ese sentimiento a conciencia. El resultado fue que en muchas ocasiones los verdugos de las SS eran sobrepasados por soldados de paÃses aliados, a los que tenÃan que contener (por ejemplo RumanÃa).
Es muy controvertido el papel de la Iglesia católica al respecto: se acusa a PÃo XII de tibieza, cuando no de complicidad, por no condenar de modo claro el régimen nazi y la persecución de judÃos desde un primer momento. Muchos criminales de guerra de la Segunda Guerra Mundial huyeron a Suiza y a Argentina con la ayuda de religiosos católicos (algunos con pasaportes del Vaticano y disfrazados de sacerdotes). El comunismo ateo siempre ha sido visto como una gran amenaza desde el Vaticano.
El fascismo desdeña las instituciones del Estado republicano y sustituye el voto como expresión de la voluntad popular por las expresiones masivas de apoyo al lÃder. Hitler utiliza el plebiscito como arma en las relaciones internacionales: sus grandes decisiones son apoyadas por plebiscitos de apoyo masivo utilizados como amenaza: el lÃder fascista se presenta como portavoz de la nación unificada que habla con una sola voz. Esto refuerza otro de sus elementos principales: el "liderazgo carismático". El lÃder es casi divino y su liderazgo no es racional: "Führer", "Duce", "Caudillo", etc. El Fascismo no considera un valor la libertad de expresión y recurre a la violencia sistemática para obtener el poder o mantenerse en él; la violencia tiene un valor positivo para el movimiento fascista, es una fuerza de cambio, al igual que la juventud, que también es exaltada. Mussolini, fundador del PNF Partito Nazionale Fascista, opuso a los principios de la Revolución Francesa de «libertad, igualdad y fraternidad» la consigna «creer, obedecer y combatir».
El fascismo lleva a cabo una "estatización" de la polÃtica: adopta uniformes y lenguaje militar y le da un gran valor a los sÃmbolos y a las grandes concentraciones. Se opone al concepto de razón y quema libros para demostrarlo. El Fascismo es fuerza, vitalidad, energÃa, violencia y juventud, no pensamiento racional. Los intelectuales son despreciados. El Fascismo manipula las ideas de Friedrich Nietzsche sobre el poder de la voluntad y la creación del hombre superior. Las tesis de Nietzsche, por el contrario, condenan el proselitismo y desprecian a los fanáticos (véase Asà habló Zarathustra). En diversos lugares del mundo, los movimientos fascistas surgieron apoyados por sectores ultramontanos de sectores nacionalistas extremos. En general, describieron como su enemigo a una conspiración internacional formada por judÃos, comunistas y masones (la sinarquÃa) (aunque pueden incluir en ese entramado a cualquier organización que juzguen trasnacional) y opuesta a los intereses del Estado-nación, como el capitalismo excesivamente aburguesado y que no reporte beneficios a tal Estado. La oposición a la masonerÃa, que puede parecer anacrónica, responde sin embargo a una lógica de continuidad del tiempo histórico en el que la red de los masones permanece como custodia invisible de las ideas del liberalismo. Los fascistas sustentan una ideologÃa de lucha entre los estados que se resuelve mediante la imposición y expansión del más fuerte.
El "imperialismo", entendido como una polÃtica exterior expansiva, es otro de los rasgos clásicos del fascismo; generalmente se apoya en mitos del pasado, lo que refuerza su carácter romántico, más de religión que de ideologÃa. Los fascistas quieren recuperar el esplendor pasado y las denominaciones de sus regÃmenes aluden a eso ("III Reich"). Los fascistas reclaman territorios que consideran suyos por derecho histórico y sus lÃderes están en conexión con esencias de carácter mÃstico o sagrado.
Aunque no todo gobierno militar es fascista, el término suele usarse para designar a las dictaduras y a los partidos o agrupaciones que se expresan mediante la violencia o predican el autoritarismo y el desprecio por quienes no piensan del mismo modo. En la actualidad el término "fascista" se asocia con la extrema derecha y las ideas de corte racista y autoritario. En general, se suele denominar "fascista" a todo el que intenta imponer por la fuerza su criterio sobre el de los demás. Esto constituye una vulgarización del término.
Historia
En "principio" se habla de fascismo para referirse al movimiento polÃtico autoritario de Benito Mussolini, pero por extensión suele aplicarse a cualquier manifestación de autoritarismo. Sin embargo, uno de los primeros modelos fascistas, aunque aún sin ese nombre, lo creó en Francia, a comienzos del siglo XX, el escritor Charles Maurras, con su partido Acción Francesa y su grupo de choque juvenil, al que llamó los Camelots du Roi.
A finales del siglo XIX empezó a tomar cuerpo en Italia una ideologÃa nacionalista ultraconservadora que se denominó fascio. Tras la Primera Guerra Mundial, el paÃs estaba empobrecido, el gobierno era débil y habÃa muchos resentimientos porque Italia no estaba de acuerdo con las conclusiones del Tratado de Versalles.
En 1919, Benito Mussolini canalizó el descontento popular y fundó el Partito Nazionale Fascista (PNF), caracterizado por su oposición a las ideologÃas polÃticas liberales y al comunismo. La alta burguesÃa italiana utilizó a los fascistas para desarticular los movimientos obreros organizados y Mussolini fue reuniendo partidarios, hasta que, en 1922, obligó al rey de Italia, VÃctor Manuel III, a entregarle el poder, que detentó con el tÃtulo de Duce (caudillo).
Las ideas fascistas tuvieron eco en otros paÃses europeos y sudamericanos (Argentina), sobre todo en Alemania y en menor medida en España, donde cobraron importancia organizaciones de corte fascista como el Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores (nazi) y la Falange Española respectivamente.
Mussolini captó voluntades entre los jóvenes a través de la agrupación de los camisas negras, asà como Adolf Hitler tuvo sus camisas pardas, como continuidad del modelo de Maurrás. Los despliegues de masas, organizados y disciplinados, formaron parte de la liturgia fascista en Italia, Alemania y Grecia.
En Grecia, el General Ioannis Metaxas estableció un régimen de carácter fascista en 1936. El Fascismo Griego tenÃa muchos paralelismos con el fascismo alemán e italiano (militarismo, saludo romano, intervencionismo, doctrina racista y nostalgia por las glorias pasadas del paÃs), aunque algunas caracterÃsticas propias lo distancian. El periodo fascista en Grecia acabó en 1941, con la muerte de Metaxas y la ocupación alemana.
En España, el general Francisco Franco contó con la ayuda de los fascistas italianos y los nazis alemanes para derrotar al ejército republicano en la guerra civil iniciada en 1936, e instaurar un régimen dictatorial que duró 36 años y que al principio contó con el apoyo de los falangistas, de cuño fascista. La alianza entre Hitler y Mussolini conocida como Eje BerlÃn – Roma fue un paso previo al inicio de la Segunda Guerra Mundial.
El fascismo en sus expresiones más tradicionales resurgió en Occidente en las décadas de los 80 y 90 del siglo XX bajo el nombre de neofascismo, aunque con formas no muy distintas a las que tuvo históricamente. En concreto en Italia apareció después de la segunda guerra mundial bajo la forma del partido polÃtico Movimento Sociale Italiano (misinos)
Otros usos
En la actualidad, en el discurso polÃtico, es frecuente la calificación de fascista para determinados movimientos o partidos polÃticos de derechas; del mismo modo, se utiliza también como sinónimo de violento (referido a la violencia con fines polÃticos, tanto de izquierdas como de derechas) o intransigente. Tales calificaciones, sin embargo, carecen de toda objetividad si atendemos al significado real de la palabra fascismo.
El concepto de comunismo puede ser entendido de varias maneras, que han cambiado y se han divensificado a lo largo de la historia:
Es un sistema teórico de análisis sociológico basado en los trabajos Karl Marx y Friedrich Engels. Utiliza el análisis histórico de las transiciones en las sociedades humanas, para postular la transición de la actual sociedad capitalista hacia otra socialista, y eventualmente hacia otra comunista, y su principal objetivo es el establecimiento de una sociedad sin clases.
Al estado producto de estas transiciónes también se le llama comunismo.
Al Movimiento polÃtico derivado de la ideologÃa comunista se le llama comunismo, y surgió desde mediados del siglo XIX y se hizo importante desde principios del siglo XX
Durante la Guerra FrÃa, y a raÃz de ella, se empezó a llamar erróneamente comunista a aquella persona que viviera en alguno de los paÃses socialistas bajo la influencia de la URSS, y se le dió a estos paÃses la denominación de comunistas a pesar de ser únicamente socialistas.
Existen doctrinas teóricas no marxistas también denominadas comunistas.
Bases ideológicas
El comunismo defiende la conquista del poder por el proletariado (clase trabajadora), la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, y por lo tanto la desaparición de las clases como categorÃas económicas, lo cual, finalmente, conllevarÃa a la extinción del Estado como herramienta de dominación de una clase sobre otra.
Adoptó la bandera roja con una hoz y un martillo cruzados (sÃmbolo de la unión de la clase obrera y el campesinado), y desde su origen tuvo carácter internacionalista, aunque el Stalinismo recuperó el discurso nacionalista de la "madre Rusia" durante la Segunda Guerra Mundial, a la que la propaganda soviética siempre llamó "gran Guerra Patriótica".
El Manifiesto Comunista
Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo —Karl Marx y Friedrich Engels, "El manifiesto del partido comunista"
Asà comenzaban en 1848 Karl Marx y Friedrich Engels el Manifiesto Comunista. Este documento sentó las bases de la teorÃa marxista o marxismo y aportó una identidad y un ideario básico al comunismo.
La definición de comunismo puede realizarse desde los enfoques ideológico-filosófico, polÃtico, y económico, en lo que este aspecto afecta al desarrollo y la evolución de las sociedades humanas.
Esta ideologÃa, en sus facetas de teorÃa polÃtica y movimiento polÃtico y social se define a sà misma principalmente a través de tres rasgos:
La utilización de un método cientÃfico como herramienta o instrumento eficaz para realizar un análisis preciso de la realidad social y polÃtica. Se debe señalar que, según Marx, la situación económica de una persona es determinante (aunque no de manera absoluta, por lo que serÃa más apropiado señalar que es muy influyente) para el pensamiento de esa persona, la infraestructura económica es determinante para la superestructura ideológica.
Como segunda cuestión está la contradicción permanente entre el trabajo y el capital que se da en el capitalismo, es decir entre la clase trabajadora (fuerza de trabajo) y la burguesÃa. Esto da origen a la lucha de clases (como motor de la historia), razón de ser del comunismo como fuerza superadora de un sistema injusto: el capitalista en sus diferentes expresiones, por ejemplo el imperialismo.
Un tercer aspecto lo constituye la continua evolución del pensamiento marxista, y su adaptación a la realidad social y polÃtica en cada momento.
Basado en la dialéctica de Hegel, Marx concibió la resolución de la lucha de clases mediante una sÃntesis superadora de los contrarios, que darÃa luz a la nueva sociedad cuando la contradicción entre la acumulación de riqueza y la imposibilidad de que muchos disfrutaran de ella, llegaran a un punto insostenible. La sociedad igualitaria sólo podÃa realizarse cuando las tensiones internas del capitalismo alcanzaran su máximo desarrollo. Marx esperaba por eso que la revolución comunista estallara en los paÃses más avanzados, especialmente en Inglaterra, cuna de la Revolución Industrial. El hecho que finalmente la revolución haya ocurrido en el paÃs más atrasado de Europa, Rusia, radica en la teorÃa del desarrollo desigual y combinado y la nueva etapa del capitalismo, el imperialismo.
En la teorÃa marxista, el comunismo debÃa ser una etapa posterior al socialismo. La toma del poder por el proletariado y su consiguiente gobierno (llamado "dictadura del proletariado", aunque el término "dictadura", traducido del alemán en realidad denota "hegemonÃa") no garantizaba de entrada una distribución igualitaria de las riquezas, sino únicamente la garantÃa de que la clase dominante derrocada no accederÃa al poder nuevamente mediante maniobras polÃticas o militares. De esta manera, el comunismo llegarÃa cuando el proletariado lograra multiplicar los medios de producción y finalmente extinguirse el Estado. La primera etapa era pues la de socializar tales medios y entregar la administración de la riqueza al Estado Obrero, cuyo tamaño e influencia polÃtica disminuirÃa con el tiempo.
Marx consideraba deseable que la transición se hiciera con el mÃnimo de violencia. DefinÃa la violencia como "partera de la historia", es decir, como la fuerza necesaria y aleatoria para lubricar un proceso casi inevitable. Por otra parte, creÃa que una vez desencadenada en un paÃs, la revolución debÃa extenderse rápidamente a otros, debido a la existencia de un mercado mundial en el que circulaban los productos terminados y las materias primas.
El marxismo criticó severamente a los socialistas de su época, a los que atribuÃa finalidades meramente reformistas. La polémica entre socialistas y comunistas marcó las primeras décadas del siglo XX en el movimiento obrero europeo.
Historia polÃtica de los partidos comunistas
La primera revolución que seguÃa los postulados marxistas no se produjo en un paÃs central, sino en Rusia, en 1917. El lÃder del movimiento, Vladimir Ilich Lenin explicó esta imprevista (por Marx y Engels) resolución de las contradicciones capitalistas señalando que el capitalismo habÃa fallado en su "eslabón más débil". En efecto, Rusia era un paÃs de escaso desarrollo industrial y predominante base campesina semifeudal.
La Revolución Rusa llevó a cabo la supresión de la propiedad privada en la industria, creó cooperativas agrarias de incorporación forzosa para los campesinos y avanzó hacia la multiplicación de los medios de producción, en medio de una guerra civil que duró cuatro años. Uno de los primeros objetivos de Lenin fue electrificar Rusia (Lenin dijo en una ocasión que el comunismo era "soviets más electricidad"). Durante el gobierno de Stalin, la industrialización se hizo a paso acelerado, dadas las circunstancias internacionales. La II Guerra Mundial agudizó el proceso de creación de industria pesada y de alimentos, al mismo tiempo que aumentó los controles estatales. Este perÃodo se caracterizó por el avance hacia el socialismo a través de diversos planes quinquenales y de una concentración de poder en manos del Comité Central, según los partidarios de Stalin, necesaria por la Guerra.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que agrupaba los antiguos dominios del zar, era una potencia mundial. Con la muerte de Stalin, en 1953, sobrevino la crÃtica a sus métodos y al denominado culto de la personalidad, tolerados y auspiciados desde el poder. Esta etapa fue conocida como la del deshielo.
En 1991, tras un proceso de sucesivas reformas, y presionado por la Guerra FrÃa, el paÃs se inició en el sistema capitalista, y las repúblicas que integraban la URSS se independizaron. La destrucción del Muro de BerlÃn que separaba la zona comunista de la zona capitalista (herencia de la división territorial posterior a la Segunda Guerra Mundial) fue el sÃmbolo de esta caÃda.
La República Popular China, que habÃa realizado su revolución en 1949, siguió adelante el proceso, en medio de crecientes contradicciones, hasta que comenzó a aceptar formas económicas mixtas a fines del siglo, sin cambiar el sistema polÃtico de partido único, y aún ejerciendo un fuerte control estatal.
A partir de la Revolución Rusa, la denominación de comunista quedó restringida a los partidos marxistas que se alinearon con la Unión Soviética. En cada lugar del mundo tuvieron suertes diversas, pero pocas veces llegaron al poder. Las excepciones fueron los paÃses de Europa del Este que estuvieron bajo el control de los soviéticos durante más de 40 años después de la Segunda Guerra Mundial; Corea del Norte, Vietnam y Cuba. En Chile, a comienzos de los 70, la UP (Unidad Popular) llegó al gobierno, está era una alianza de partidos y movimientos de izquierda, el partido comunista chileno lo componÃa dentro de otros junto al partido socialista y el MAPU (Movimiento de Acción Popular Unitario). Esta experiencia fue frustrada por la férrea oposición de las fuerzas de centro y derecha apoyadas por los Estados Unidos, que produjeron finalmente un golpe de estado (1973) y la muerte del presidente socialista Salvador Allende.
El movimiento comunista internacional atravesó grandes crisis en el siglo XX. La primera de ellas relacionada con el alejamiento de León Trotsky de la conducción de la Unión Soviética. Trotsky se exilió en México, donde supuestamente fue asesinado por un agente de Stalin. El ex conductor del Ejército Rojo postulaba la revolución permanente. La segunda gran crisis la provocó el enfrentamiento de la Unión Soviética y China en lo referente a la polÃtica internacional. Desde los años del encumbramiento del fascismo en Europa, la Unión Soviética sostuvo una polÃtica de unidad con las fuerzas democráticas de la burguesÃa para los partidos comunistas que actuaban en el mundo capitalista y de coexistencia pacÃfica con el imperialismo. El Partido Comunista de China tenÃa una polÃtica de confrontación directa con el imperialismo, aunque apoyaba acuerdos con las burguesÃas nacionales confrontadas con el mismo. Esta polÃtica provocó otro cisma en muchos partidos comunistas. En los 70 del siglo XX el comunismo pro-chino viró hacia extrañas alianzas según fuera la relación de cada gobierno con PekÃn.
Después de la Segunda Guerra Mundial, dos partidos comunistas europeos, el francés y el italiano, crecieron hasta el punto de convertirse en fuerzas polÃticas clave en sus respectivos paÃses. Dominaban ampliamente el movimiento sindical, tenÃan una importante representación parlamentaria y jugaban una compleja polÃtica de alianzas en el plano interno. Fueron crÃticos, en muchos aspectos, de la Unión Soviética. Esta posición independiente convirtió a ambos partidos en núcleo del eurocomunismo, cuyo sesgo distintivo era la confianza en alcanzar el poder en los paÃses capitalistas a través de las elecciones pluripartidistas. El eurocomunismo se enfrentó en ocasiones a la Unión Soviética. El Partido Comunista de Francia no modificó, sin embargo, el método de conducción centralista hacia lo interno. Menos rÃgido fue en ese sentido el Partido Comunista de Italia. Ãste, además, diseñó una polÃtica de compromiso histórico hacia la Democracia Cristiana (centro) que significaba mucho más que eventuales alianzas tácticas. El Partido Comunista de España, menos poderoso, se sumó al eurocomunismo.
Después de la caÃda de la Unión Soviética, los partidos comunistas sufrieron transformaciones y divisiones en todo el mundo. Algunas fracciones adoptaron una polÃtica reformista, otras desarrollaron una táctica de oposición a la globalización capitalista buscando estrechar sus lazos con las masas marginadas por el llamado capitalismo consumista, y orientándose en algunos casos hacia el comunismo libertario. Muchos simpatizantes del marxismo en las décadas anteriores, apoyaron movimientos socialdemócratas en Europa y América latina.
En Cuba, la revolución de 1959 fue conducida por jóvenes revolucionarios que no pertenecÃan al Partido Comunista. Pero éste se convirtió en fuerza hegemónica en la medida en que la economÃa del paÃs se hacÃa cada vez más dependiente de la Unión Soviética. CaÃda esta, Cuba permaneció como un solitario baluarte del comunismo en América latina, aunque aceptando la participación de capitales privados extranjeros en su débil economÃa, centrada en el turismo.
Incluso en la República Popular China se han desarrollado profundas transformaciones en torno a una internacionalización y un modelo económico que distan mucho de los principios polÃticos que promulgan. Una mezcla de comunismo en el discurso polÃtico teórico y capitalismo en la práctica en, cada vez más, amplios sectores económicos.
Vietnam ha iniciado reformas en el mismo sentido de China. Los otros paÃses socialistas de la actualidad son Laos y Corea del Norte. Este último se ha destacado por el rechazo de reformas liberalizadoras, y una defensa férrea de la economÃa socialista, aunque últimamente está adoptando mecanismos para permitir la entrada de capital extranjero.
Los comunistas se diferencian de los demás partidos proletarios por el hecho de que, por una parte, en las diferentes luchas nacionales de los proletarios, destacan y hacen valer los intereses comunes a todo el proletariado, independientes de la nacionalidad y, por la otra, porque en cada una de las fases de desarrollo que recorre la lucha entre el proletariado y la burguesÃa, defienden siempre los intereses del movimiento en su conjunto —Karl Marx y Friedrich Engels, "El manifiesto del partido comunista"
Movimientos comunistas no-leninistas
Han existido distintos tipos de movimientos comunistas que reivindicaban el marxismo pero no el leninismo. Un ejemplo han sido los crÃticos tempranos del leninismo en la izquierda comunista (Rosa Luxemburgo, Amadeo Bordiga).
Pero la corriente comunista-marxista que más profundamente se opone al leninismo ha sido el comunismo consejista. Sus principales teóricos han sido Anton Pannekoek, Paul Mattick, Otto Rühle, Helmut Wagner. El comunismo de consejos se reivindica antibolchevique y niega que el leninismo sea la continuidad del marxismo. De hecho, demuestra en sus crÃticas prácticas al comunismo de partido que ésta es una corriente semiburguesa que se opone a la autoemancipación del proletariado, y demuestra en sus crÃticas teóricas que el materialismo leninista tiene más que ver con el materialismo burgués que con el materialismo marxista o materialismo histórico.
Han existido otras agrupaciones como la Internacional Situacionista que reivindicaba el antibolchevismo, el comunismo de consejos y también una superación teórico-práctica de la división entre el comunismo marxista y el anarquista.
Movimientos comunistas no-marxistas
Comunismo libertario y comunismo anarquista
El comunismo libertario o anarco-comunismo es una de las corrientes más populares dentro del anarquismo que propone una economÃa planificada por consenso, la propiedad colectiva de los medios de producción, etc., no posee un solo sustento teórico o filosófico teniendo puntos de vista variados y amplios en este sentido, asà también en el punto de vista organizacional. Sus más importantes partidarios han sido Pedro Kropotkin, Alexander Berkman, Errico Malatesta, entre otros.
El comunismo anárquico es la corriente del anarquismo que admite el materialismo histórico como método de análisis de la realidad. Se distingue de los comunistas libertarios porque éstos no tienen una teorÃa sobre la dualidad organizativa y, en general, porque consideran que la expresión comunismo libertario da lugar a malentendidos de carácter reformista o colaboracionista con el Estado burgués, asà como que el adjetivo libertario se refiere más al ala liberal del anarquismo, encabezada por Rudolf Rocker.
Para el comunismo anarquista sus expresiones más acabadas a nivel teórico se encuentran en pensadores como Mijail Bakunin (aunque era anarcocolectivista), Luigi Fabbri y Camilo Berneri. El comunismo anarquista asume como una corriente del mismo la expresada por el proletariado en la lucha de clases, con ejemplos en la Ucrania de 1920 y la Revolución Española de 1936 a 1939.
El hecho de que los comunistas anarquistas asuman el materialismo histórico (como hizo Bakunin) no significa en absoluto que sean marxistas.
Nota: Tanto al Comunismo libertario o anarco-comunismo (que proviene de fuentes filosóficas múltiples) como al aquà llamado Comunismo anárquico (con su análisis materialista dialéctico de la historia) les son ajenas las crÃticas al Comunismo como modelo Estatista, Burocrático, Centralista o Autoritario puesto que como anarquistas se declaran antiestatistas, antiburocráticos, descentralistas y partidarios de la libre adhesión.
CrÃticas
Existen varias crÃticas al comunismo marxista. Ya sea desde el anticomunismo (fascismo, liberalismo, nacionalismo), desde los movimientos demócratas, como desde el anarquismo o comunismo libertario.
Para algunos comunistas crÃticos de los regÃmenes del llamado bloque socialista, la "propiedad colectiva de los medios de producción" en esos paÃses fue una ficción. Los medios estaban completamente controlados por una minorÃa burocrática (la "Nomenklatura" soviética) que era su verdadera dueña. Los que sostienen esta tesis señalan que es importante distinguir entre propiedad de iure y propiedad de facto. De iure, la propiedad de los medios de producción es colectiva, de facto, la propiedad es de la Nomenklatura. Algunos marxistas, sin cuestionar la propiedad colectiva, fueron crÃticos con la burocracia:
- Vladimir Lenin "La clase obrera debe estar atenta para que la burocracia no se coma la revolución".
-Antonio Gramsci "La burocracia es la fuerza conservadora más peligrosa: si se independiza de las masas, el partido se vuelve reaccionario y desaparece su contenido social".
Según los liberales, la economÃa comunista no puede funcionar correctamente, ya que sin mercado no hay precios, y sin precios el cálculo económico es imposible. Cabe destacar que en una familia no existe un mercado, aún asà se satisface la demanda con la oferta justa, funcionando correctamente.
Otras crÃticas liberales indican que "el estado de "Socialismo Real" (el Estado que afirma ir hacia el Comunismo) es en realidad un capitalismo monopolista de estado, con todas las ineficiencias e injusticias que conllevan siempre los monopolios. Los regÃmenes comunistas necesitan de capital para producir, ya que el poseer capital es una necesidad ineludible para la producción. Decir que "se está en contra del capitalismo" es un engaño, ya que sin capital ninguna producción es posible. Incluso los cazadores-recolectores necesitan del capital intelectual que supone el conocimiento de su entorno para poder subsistir. Los comunistas sostienen que el abolir el predominio del capital no quiere decir abolir al capital.
Otros crÃticos afirmaron que el comunismo se basaba en la existencia de leyes históricas, cuando éstas no existen, ya que según esta postura la historia se ve alterada por los avances cientÃficos, que son, por su naturaleza, impredecibles. Sin embargo, la existencia de tendencias históricas guiadas por las estructuras económicas sigue siendo un problema abierto. Dentro del pensamiento marxista, Antonio Gramsci, sostuvo que "Para el marxismo ni la estructura económica social, ni la materia son absolutas".
Personajes crÃticos contra el pensamiento comunista
Liberales
Ludwig von Mises. CrÃtico económico del comunismo. En su libro de 1922 Socialismo predijo la caÃda de la URSS, basado en el argumento de que la ausencia de mercados imposibilitaba el cálculo económico. Mises afirmaba también que la acumulación de capital era tan necesaria en los paÃses "socialistas" como en los "capitalistas", ya que sin capital no se puede producir nada, por lo cual no habÃa en realidad nadie que se opusiese de verdad al capitalismo, ya que la producción obtenible sin capital apenas sirve para subsistir.
Karl Popper. CrÃtico filosófico del comunismo. Afirmaba que el comunismo no era una teorÃa cientÃfica, al no ser falsable. Detalló los sucesivos fracasos predictivos del marxismo en su libro La sociedad abierta y sus enemigos, y criticó las tesis historicistas Nazis y Soviéticas en La miseria del historicismo.
Ayn Rand. Novelista-Filósofa no académica. Declaraba que el comunismo no solo era económicamente ineficiente, sino que además era inmoral porque atacaba la libertad económica del individuo, y si los frutos del trabajo de un individuo no le pertenecen, su vida tampoco le pertenece. Esta idea tiene, irónicamente, algún parecido con el concepto marxista de "alienación" del trabajador asalariado.
Otros
Milovan Djilas. Yugoslavo. Autor de La nueva clase, libro en el que describe la creación de una nueva clase burocrática, elegido por cooptación en los paÃses comunistas, que, afirmaba, era la verdadera detentadora del poder.
Michael Voslensky. Funcionario de alto nivel soviético huido a occidente. Autor de La nomenklatura. Los privilegiados en la URSS, libro que respalda las tesis de Djilas.
COMO VERÃS NO SÃLO NO TIENEN NADA EN COMÃN, SINO QUE SON COMPLETAMENTE ANTAGÃNICOS.
2006-11-25 22:32:39
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answer #2
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answered by nitzahom 5
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