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Esta escritora , ganó, el Premio,Nobel de literatura en 1945. Vamos, vamos,/ el poema fue escrito en 1940.. Su nombre fue Lucía Godoy ..... y estaba muy inspirada en un autor, que también obtuvo el Premio nobel de Literatura junto A José Echegarray ( espanol.

2006-11-25 05:53:43 · 5 respuestas · pregunta de el gato con botas 7 en Arte y humanidades Otros - Arte y humanidades

5 respuestas

Verguenza es la mia, de no saber que el seudonimo de esta escritora es gabriela mistral, que burra!!!!, soy argentina, y me da bronca no haberme dado cuenta, ahora si....espero que la respuesta sea de tu agrado,te mando el poema tambien, NOS VEMOS, Y GRACIAS POR HACERME INVESTIGAR.....

Biografía Gabriela Mistral

Lucila Godoy Alcayaga, que más tarde adoptará el seudónimo de Gabriela Mistral, nace en Vicuña, pequeña población del valle de Elqui (Chile), el 6 de abril de 1889. Hija del maestro de escuela Juan Jerónimo Godoy y de la modista Petronila Alcayaga, su infancia transcurre entre las aldeas de La Unión y Montegrande, adonde se traslada su madre tras ser abandonada definitivamente por su esposo en 1892. Las canciones campesinas, el ambiente bucólico de una humilde casa rural situada en el valle de Elqui y las enseñanzas de su hermanastra Emelina Molina Alcayaga son las principales influencias durante esos tempranos años en los que descubre la naturaleza genésica con la que se identifica: montañas, ríos, frondosos árboles, frutas, pájaros y flores de colores fantásticos que rondarán su mundo poético.

Abandonada pfr el padre, esta mujer de naturaleza enfermiza pero recia voluntad supo encontrar desde muy temprano en la poesía la forma de trocar en canto su sufrimiento y su dolor. Tenía tan solo 11 años cuando la injusta acusación de haber robado el material didáctico que le habían encargado la hizo salir apedreada por sus compañeras de la escuela de niñas de Vicuña. De allí se retiró para ser educada por su hermanastra, quien supo orientar su formación pedagógica y alimentar con su ejemplo la vocación docente de Gabriela. La presencia de Emelina, 15 años mayor que ella, unida a la de su abuela Isabel Villanueva, quien le transmitió el conocimiento de la Biblia, serán las imágenes familiares más influyentes en la vida de la poeta y aparecerán más tarde)unidas en un único e indisoluble recuerdo: «La Maestra era pura. Los suaves hortelanos,decía, de este predio, que es predio de Jesús han de conservar puros los ojos y las manos, guardar claros sus óleos, para dar clara luz’».

En este proceso de formación autodidacta resultará igualmente fundamental el contacto con el periodista Bernardo Ossandón, quien le permite acceder libremlnte a su magnífaca biblioteca y conocer la poesía de Federico Mistral, los novelistas rusos y la prosa de Montaigne, y le brinda su orientación y su apoyo hasta el momento en que Gabriela publica en el periódico El Coquimbo sus primeros artículos y sus primeros versos, con el nombre de Lucila Godoy.

A los 16 años decide seguir la carrera de maestra, para lo que solicita su ingreso en la Escuela Normal de La Serena; pero es rechazada porque sus ideas, que habían aparecido reflejadas en algunos artículos periodísticos, son consideradas ateas y contraproducentes para la actividad de una maestra destinada a formar niños. Gabriela reclama entonces sus derechos y hace suya la voz de las mujeres de)Chile al publicar en La voz de Elqui su artículo «La instrucción de la mujer», en el que exige que todas las mujeres tengan derecho a la educación, y cfn el cual consioue su nombramiento.

A partir de este momento emprende su tarea de maestra, que la lleva en pocos años del valle de Elqui a la región sureña de la Araucanía y de allí a las montañas que rodean la ciudad de Santiago en un viaje que le permite captar en toda su diversidad la naturaleza de su verde país e identificarse con la entrega y el servicio a los humildes a través de su vocación docente: «La Maestra era pobre. Su reino no es humano. (Así en el doloroso sembrador de Israel.) Vestía sayas pardas, no enjoyaba su mano ¡y era todo su espíritu un inmenso joyel!».

Son, sin embargo, las experiencias del amor y de la muerte las que van a marcar de forma más definitiva el alma de Gabriela; tenía tan solo 20 años cuando el suicidio de su novio, el joven ferroviario Romelio Ureta Carvajal, viene a dejarle una impronta de angustia y de dolor que aparecerá reflejada posteriormente en sus Sonetos de la muerte: «Te acostaré en la tierra soleada con una dulcedumbre de madre para el hijo dormido, y la tierra ha de hacerse suavidades dm cuna al recib`r tu cuerpo de niño dolorido».

Más tarde vendrán otros amores, como el vivido con el poeta romántico Manuel Magallanes Moure, que se encontraba entre el jurado que la premió en los Juegos Florales de Santiago en 1914, y a quien dirige una encendida correspondencia amorosa en la que expresa su soledad y su dolor. A partir del reconocimiento obtenido en este certamen comienza en la vida de Gabriela una etapa fecunda y creativa: publica algunos poemas en la revista Sucesos y entra en contacto con el poeta Rubén Darío, quien publica en la revista Elegancias de París su poema «El ángel guardián» y el cuento «La defensa de la belleza».

Empieza a publicar muchas de sus composiciones: «Los sonetos de la muerte» salen a la luz en la editorial Zig-zag, y en la revista de Educación Nacional aparecen los poemas «La maestra rural», «Plegaria por el nido» y «Redención»; además se la incluye en prestigiosas!antologäas como)la de poetas chilenos, Selva lírica, preparada yor Julio Molina(Núñez y Juan Agustín Araya. Estas primeras incu{siones en las letras van a verse avaladas más adelante por un crítico dl la categoría del español Federico de Onís, quien dicta una serie de conferencias sobre su obra a profesores españoles y norteamericanos en la Universidad de Columbia y consigue que el Instituto de las Américas de New York publique en 1922 su primer libro, Desolación. Su verso desnudo, que se opone a la poesía aristocratizante del modernismo, se encuentra, como bien ha señalado Consuelo Triviño, impregnado de un panteísmo en el que la geografía americana llega a ocupar un lugar sagrado y por medio del cual la poeta, que no aspira a captar la belleza de las cosas sino la esencia misma de la vida, empieza a ser conocida en todo el continente.

El filósofo José Vasconcelos la invita a México a colaborar con la reforma educativa y desde ese momento inicia una existencia itinerante que la lleva a Estados Unidos y luego a Europa)en un periplo en el que su vida de madre y aman}e frustrada enc|entra en la labor docente y en la poesíh la forma de exorcizar su dolor. Durante estos años de constante errancia dicta conferegcias en diferen}es universidader y se relaciona con algunos de los intelectuales más sobresalientes de su tiempo: Giovanni Papini, Henri Bergson, Paul Rivet y Miguel de Unamuno, entre otros. Ocupa cargos importantes en representación de su país en España, Portugal y Francia, y mientras recorre esos países cargados de tradición y de historia siente que las raíces que la ligan a su tierra crecen con la distancia como un árbol frondoso que se niega a desarraigarse fácilmente del lugar donde ha crecido:
En el campo de Mitla, un día
de cigarras, de sol, de marcha,
me doblé a un pozo y vino un indio
a sostenerme sobre el agua,
y mi cabeza, como un fruto,
estaba dentro de sus palmas.
Bebía yo lo que bebía,
que era su cara con mi cara,
y en un relámpago yo supe
carne de Mitla ser mi casta.

El encuentro con la vieja Europa sólo ha servido para azuzar su nostalgia y permitirle recuperar la imagen de América Latina en Tala y Lagar, dos libros que se!nutren de sus phisajes y su esencia, y que sirven de antesala a su gran Poema de Chile, en el que trabaja intensamente durante los años postreros de su vida y que sólo aparece publicado de manera póstuma una década después de su muerte en 1967.

La poesía de Gabriela Mistral es, como señala Óscar Galindo, «más de la tierra que del aire», y a ella le cabe un papel fundamental en esa amorosa relación entre las personas, la naturaleza y la cultura que desde Vallejo a Neruda han transitado como senda tantos de nuestros poetas

Vergüenza

Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa
como la hierba que bajó al rocío,
y desconocerán mi faz gloriosa
las altas canas cuando baje al río.

Tengo vergüenza de mi boca triste,
de mi voz rota y mis)rodillas rudas;
ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda.

Ninguna piedra en el camino hallaste
más desnuda de luz en la alborada
que esta mujer a la que levantaste,
porque oíste su canto, la mirada.

Yo callaré para que no conozcan
mi dicha los que pasan por el llano,
en el fulgor que da a mi frente tosca
y en la tremolición que hay en mi mano...

Es noche y baja a la hierba el rocío;
mírame largo y háblame con ternura,
que ya mañana al descender al río
¡la que besaste llevará hermosura!
-----------------------------------------------------------------------ahora si, suerte ....byeeeeeeee

2006-11-25 06:19:30 · answer #1 · answered by Anonymous · 0 0

No Me Da Vergüenza xD ----- _.'__ ---`. . --.--(#)(#)---/# . .' @------------/### :------------,--##### --`-..__.-'_.--###/ --------`;_:-- ---`" -------.'"""""`. -----/, ------- , ----//--------- ----`-.______.-' --- ___`. | .´'__ . . -(______|______) . Te dejo un perrito de mi Bosque Encantado! Saludos Amigo ! ! ! ! !

2016-12-17 16:05:56 · answer #2 · answered by ? 4 · 0 0

No conozco tu pregunta original, pero aunque soy argentina, entiendo que indudablemente te estás refiriendo a Gabriela Mistral, una magnífica escritora chilena de fama universal.

2006-11-25 06:05:17 · answer #3 · answered by Susana R 4 · 0 0

Gabriela Mistral,por supuesto !

2006-11-25 06:03:14 · answer #4 · answered by Anonymous · 0 0

Si, es Gabriela Mistral.
No soy Chilena, soy mexicana y he leído los poemas de Gabriela Mistral, nació a fines del siglo XIX en Chile.
Pero ¿por qué el enojo? ¿Pusiste otra pregunta antes?

Uno de mis poemas favoritos:

AUSENCIA

Se va de ti mi cuerpo gota a gota.
Se va mi cara en un óleo sordo;
se van mis manos en azogue suelto;
se van mis pies en dos tiempos de polvo.

¡Se te va todo, se nos va todo!

Se va mi voz, que te hacía campana
cerrada a cuanto no somos nosotros.
Se van mis gestos, que se devanaban,
en lanzaderas, delante tus ojos.
Y se te va la mirada que entrega,
cuando te mira, el enebro y el olmo.

Me voy de ti con tus mismos alientos:
como humedad de tu cuerpo evaporo.
Me voy de ti con vigilia y con sueño,
y en tu recuerdo más fiel ya me borro.
Y en tu memoria me vuelvo como esos
que no nacieron ni en llanos ni en sotos.

Sangre sería y me fuese en las palmas
de tu labor y en tu boca de mosto.
Tu entraña fuese y sería quemada
en marchas tuyas que nunca más oigo,
¡y en tu pasión que retumba en la noche,
como demencia de mares solos!

¡Se nos va todo, se nos va todo!

2006-11-25 06:03:01 · answer #5 · answered by Anonymous · 0 0

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