Biografía de Hernán Cortés
Nació de Medellín en 1485. De linaje noble, aunque no rico, estudió durante un tiempo latín, gramática y leyes en la Universidad de Salamanca, pero no llegó a graduarse. Intentó embarcar para Isla Española en la expedición de Ovando, pero un accidente sufrido en una aventura galante se lo impidió. Al cabo de dos años pudo, por fin, trasladarse a aquella, y llegó a ser escribano de la Villa de Azúa. Desde la Española partió a la conquista de la isla de Cuba a las órdenes de su pariente, Nicolás de Ovando, y de Diego Velázquez de Cuéllar. Por sus dotes personales y su arrojo supo ganarse la confianza de Diego Velázquez, que le nombró su secretario en 1511, y posteriormente alcalde de la ciudad de Santiago de Cuba, recién fundada por los españoles.
Diego Velázquez le confió una expedición a Yucatán con la misión de reconocer aquellos territorios. Sin embargo prestando oídos a quienes le prevenían contra las argucias de su ambicioso amigo y protegido le envió un emisario con la orden de abandonar el mando de la expedición. Informado con tiempo Cortés forzó la partida y el 10 de febrero de 1519 salió a la conquista de Anáhuac o México. Siguiendo la misma ruta que Grijalba, al cabo de 10 días llegó a la isla de Cozumel, donde supo atraerse a los indígenas. Prosiguió su marcha y alcanzó Tabasco, donde libró la primera batalla en suelo mexicano, derrotando a los indígenas gracias al valor de sus hombres y al espanto que los caballos, animales antes nunca vistos, infundían a los nativos.
Los tabasqueños reconocieron la sobenaría del rey de España y ofrecieron tributos a Cortés. Desde allí el extremeño marchó a San Juan de Ulúa, donde fundó Villarrica de la Vera Cruz. Fue entonces cuando tuvo noticia de la existencia de un rico y poderoso imperio, el azteca, que tenía sojuzgadas a las demás ciudades de México, y tras celebrar consejo con sus capitanes decidió marchar sobre él.
Sublevó a los totonecas de Cempoala, contra sus amos aztecas y venció en varios combates a los valientes tlaxcaltecas, quienes terminaron aceptando sus condiciones de paz y alianza. Reanudada la marcha los conquistadores se presentaron ante los muros de la ciudad sagrada de Cholula, ordenando Cortés a sus hombres y aliados indígenas el asalto y saqueo de la ciudad.
El 8 de noviembre de 1519 los conquistadores entraron en la capital azteca: Tenochtitlán, siendo recibidos por el emperador Moctezuma en persona. Fueron alojados en un gran edificio, pero, transcurridos unos días, se enteraron de una conjura azteca destinada a expulsarles de la ciudad. Tomaron prisionero al emperador, que se convirtió en el instrumento de que se valieron los españoles para mantenerse en la corte azteca.
Por culpa de Pedro de Alvarado, quien, llevado por los nervios y convencido de que los aztecas planeaban una nueva conjura, ordenó pasar a cuchillo a algunos notables del imperio durante la celebración de uno de sus ritos religiosos, millares de indígenas en actitud amenazante hostilizaron a los españoles. El envío de Moctezuma por parte de Cortés para que calmara a su pueblo no surtió efecto (Moctezuma murió en el intento) y el conquistador decidió buscar la salvación en la huida. No obstante, la maniobra fue descubierta y los mexicanos atacaron a los fugitivos, muriendo muchos de ellos: aquella sangrienta retirada es recordada en los anales de la historia con el nombre de "la noche triste".
Cortés consiguió rehacer su ejército y en octubre del mismo año inició su segunda marcha sobre México. Tras un largo sitio y una sangriente lucha cuerpo a cuerpo, calle por calle, casa por casa, el nuevo jefe azteca Guatemotzin, fue capturado y Tenochtitlán cayó definitivamente.
Cortés fue nombrado capitán general y gobernador de Nueva España. Envió exploraciones que incorporaron al imperio los territorios de Guatemala y Honduras.
Acusado de varios cargos por los enviados del rey, fue desposeído de sus títulos y obligado a regresar a España en 1528. Carlos I le recibió con honores y le nombró marqués del valle de Oaxaca, pero sin atribuirle funciones gubernativas. Limitado en sus poderes Cortés regresó a México en 1530, exploró la costa del Pacífico y descubrió las costas de la Baja California en 1536. Regresó definitivamente a España en 1540, y deseoso de recobrar el favor de Carlos I siguió al emperador en su expedición a Argel. En el naufragio que sufrió en esta aventura perdió la mayor parte de sus bienes, y tras ello todavía languideció en la corte durante seis años esperando el reconocimiento de sus reclamaciones. Siguió viviendo con cierto desahogo durante unos años hasta que, amargado y decepcionado, murió en Castilleja de la Cuesta, cerca de Sevilla, el 2 de diciembre de 1547. Trasladados sus restos a los conventos franciscanos de Tezcuco (1562) y Ciudad de México, desaparecieron en el año 1823 de este último lugar.
Hernán Cortés fue un escritor de estilo fácil y vivaz, hasta el punto que sus cartas y descripciones le hacen acreedor a figurar en un primer término entre los cronistas de la epopeya americana. las cartas reunidas en este volumen conforman una relación de la conquista de México, realizada por Hernán Cortés y sus hombres. Tomadas de un códice de la Biblioteca Imperial de Viena, estas larguísimas cartas, enviadas por el autor a sus reyes, recogen una de las más trascendentales epopeyas de la historia de la humanidad.
2006-11-25 07:41:12
·
answer #1
·
answered by Tx.71 6
·
0⤊
1⤋
Hola!
El dto de su nacimiento no es muy preciso ni coinciden quienes escriben sobre él:
Nació en la villa de Medellín, perteneciente a la provincia española de Badajoz, siguiendo un escrito del propio Cortés, debió de ser en 1484, aunque la mayoría de de los autores lo sitúan en 1485 (el 11 de noviembre, según J. R. Mélida). No faltan autores que hacen coincidir la fecha de su nacimiento con la de Martín Lutero (10 de Noviembre de 1483).
Hernán Cortés murió en el viernes 2 de diciembre del año 1547 en Castilleja de la Cuesta, localidad de la Provincia de Sevilla en Andalucía.
Sobre sus restos.....también fue un peregrinaje como su vida:
El peregrinar de Cortés después de su muerte
Pocas personas han sido inhumadas tantas veces como el Marqués del Valle de Oaxaca, título que le confirió la corona española a Hernán Cortés. La causa de los constantes traslados de sus restos mortales radica en el hecho que en sus testamentos cambió en más de una ocasión la ubicación del lugar en donde deseaba reposar por toda la eternidad. Cuando residía en la Nueva España, primero solicitó ser sepultado en la iglesia contigua al Hospital de Jesús, hospital que el conquistador había fundado, posteriormente declaró sus deseos de ser sepultado en un monasterio que había ordenado construir en Coyoacán, una población aledaña a la capital mexicana, monasterio que nunca fue construido debido a que tuvo que partir a España con el fin de enfrentarse a un juicio de residencia que se le siguió.
En España ya cansado y enfermo a mediados de octubre de 1547 modificó su testamento para indicar que debería ser sepultado en la parroquia del lugar donde falleciera. Su muerte en España trajo como consecuencia que fuera inicialmente sepultado en el monasterio de San Isidoro del Campo, en Santiponce (Sevilla), en la cripta de la familia del duque de Medina Sidonia bajo las gradas del altar mayor con un epitafio que le dedicó su hijo Martín Cortés, segundo Marqués del Valle. El epitafio que le dedicó su hijo decía:
"Padre cuya suerte impropiamente
Aqueste bajo mundo poseía
Valor que nuestra edad enriquecía,
Descansa ahora en paz, eternamente"
En 1550 a tres años de su muerte, sus restos fueron cambiados de lugar dentro de la misma iglesia, y esta vez fue inhumado justo a un lado del altar dedicado a Santa Catalina. Durante 19 años sus restos yacieron en el monasterio de San Isidoro hasta que en 1566 sus restos mortales fueron transladados a la Nueva España y sepultado junto con su madre y una de sus hijas en el templo de San Francisco de Texcoco, ubicado en la población de Texcoco cercana a la ciudad de México. Sus restos yacerían allí hasta 1629.
En 1629 a la muerte de Don Pedro Cortés, 4° Marqués del Valle y último descendiente de Hernán Cortés en línea masculina, las autoridades civiles y eclesiásticas de la colonia española decidieron sepultarlos en la misma iglesia, así que los restos de Cortés fueron inhumados cerca del altar mayor (en un nicho detrás del Sagrario) en la iglesia del convento de San Francisco, ubicado frente a la plaza de Santo Domingo en la capital mexicana, allí dejaron grabada la siguiente inscripción "Ferdinandi Cortés ossa servatur hic famosa".
En 1716 una remodelación del templo de San Francisco obligó a los franciscanos a exhumar los restos y trasladarlos a la parte posterior del retablo mayor, lugar en el que permanecerían durante 78 años.
En 1794 las autoridades de la colonia exhumaron nuevamente los restos de Cortés con el fin de cumplir con los deseos del conquistador de México que en una ocasión solicitó ser sepultado en la iglesia contigua al Hospital de Jesús, así que sacaron la osamenta de Cortés del templo de San Francisco que yacía en su nicho en una urna de madera y cristal con asas de plata y pintado en la cabecera de la urna el escudo de armas del Marqués de Oaxaca, sus restos fueron trasladados con gran pompa a lo que se creía sería su última morada, se colocaron blandones de plata sobre el sepulcro y dentro del templo se erigió un zócalo y sobre el zócalo un busto del conquistador, en ese sitio sus restos descansarían durante 23 años.
En 1823, a los dos años de la Independencia de México inició el memorial para honrar a los insurgentes muertos durante la guerra de independencia, los restos de ellos fueron llevados a la ciudad de México en cuya catedral fueron depositados, un gran movimiento nacionalista surgió entre los habitantes de la capital mexicana al grado que se temió que una turba asaltara el templo y profanara los restos de Cortés, por ello el ministro mexicano Lucas Alamán y el capellán mayor del Hospital desmantelaron la noche del 15 de septiembre el mausoleo, en tanto el busto y demás ornamentos fueron enviados a Italia para hacer creer a los agitadores que los restos mortales de Cortés habían salido del país, en realidad la urna con la osamenta fue escondida bajo la tarima del templo del Hospital de Jesús, durante trece años los restos permanecieron escondidos allí.
En 1836, ya calmadas las pasiones se extrajeron los restos y fueron depositados en un nicho que se construyó en la pared del templo a un lado de donde estuvo el mausoleo, en ese lugar reposaron los restos durante 110 años hasta ser encontrados. El ministro Lucas Alamán en algún momento informó a la embajada española del lugar en el cual habían depositado los restos de Cortés.
En 1946 algunos historiadores del Colegio de México tuvieron acceso a la acta notarial en la cual se detallaba la última morada de Cortés y decidieron buscar los restos, el domingo 24 de noviembre del mismo año los historiadores encontraron el nicho que guardaba la urna, después de realizar algunos estudios para autentificar los huesos procedieron a restaurar la urna y recomendaron conservar los restos de Hernán Cortés en el mismo lugar.
El 28 de noviembre de 1946 el presidente de México expidió un decreto mediante el cual confirió al Instituto Nacional de Antropología e Historia la custodia de los restos mortales de Hernán Cortés.
El 9 de julio de 1947 se reinhumaron los restos en el mismo lugar en el que los encontraron y se puso sobre el muro de la iglesia una placa de bronce con el escudo de armas de Cortés grabado y la inscripción:
"HERNÁN CORTÉS
1485-1547"
Al final, los restos del conquistador español descansan en el lugar que eligió en su juventud para ser sepultado.
Ésto último tomado de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Hern%C3%A1n_Cort%C3%A9s
Saludos y feliz fin de semana!
2006-11-24 14:55:02
·
answer #2
·
answered by Susy 6
·
1⤊
0⤋
Si usted estudiara l. a. Biblia se daría cuenta que el nacimiento de Jesús se profetizo con mucho tiempo de antelación pero jamas se dijo en que mes ni en que día ni en que año,. Jesús murió en el año 33 E.C. en el mes de Nisàn: Nombre que se diò tras el exilio al primer mes lunar judío del calendario sagrado, y que corresponde a parte de marzo y parte de abril. Cuando Jesús es tubo en l. a. tierra jamas dijo que día nació ni dijo que le festejáramos su nacimiento y menos de l. a. manera que se le festeja, en cambio si dijo de que manera debemos adorar a su Padre y también dijo que si celebráramos l. a. Ultima Cena cada año.
2016-12-17 15:49:01
·
answer #3
·
answered by lotta 4
·
0⤊
0⤋
A través de este sitio https://tr.im/1iEYJ te acercaras un poquito más a la República Dominicana y a la bellísima ciudad de Santo Domingo. Adicionalmente de ser una ciudad donde siempre es verano, en Santo Domingo encuentras muchos sitios increíbles que no debes perder. El Baluarte del Conde es uno de los sitios más importante de Santo Domingo. El Baluarte del Conde es un conjunto de edificios defensivos y espacios históricos entre ellos: el Parque Independencia, la Puerta de la Misericordia, la Puerta del Conde, el Fuerte de la Concepción y el Altar de la Patria. También en Santo Domingo puedes inspeccionar la Catedral de Santo Domingo, Catedral Primada de América ubicada próximo al Parque de Colón.
2016-12-12 01:14:56
·
answer #4
·
answered by Anonymous
·
0⤊
0⤋
¿Sabías que una de las principales causas de descontento marital es cuando uno debe hacer sacrificios en su identidad, en un intento de compromiso, y para evitar conflictos en el enlace? Del libro Recuperar Mi Matrimonio de aquí aprenderás algunas estrategias indispensables para la resolución de conflictos, y el alcance de una comunicación efectiva. https://tr.im/1BqSN
Con la ayuda de este ejemplar además descubrirás la decisión para la principal causa de descontento marital y aumento de estrés, el nacimiento del primer hijo. De esta manera que, aprende a suceder este período difícil, a conseguir el amor de nuevo en tu relación y con tu nueva familia y todo gracias a los consejos de este ejemplar.
2016-07-13 21:28:53
·
answer #5
·
answered by ? 3
·
0⤊
0⤋
Libros de gran valor en Amazon, la gran variedad se puede ver en este link http://amzn.to/1x3j7M9
Me encanta perderme en el mundo de los libros así que he decidido comprarme unos nuevos libros y los más interesantes y a los mejores precios los he encontrado en Amazon. He comprado un par de libros y estoy muy encantada con ellas, gran calidad y buen precio, estos libros son perfectos para mi pequeña colección.
2014-12-11 04:20:49
·
answer #6
·
answered by Anonymous
·
0⤊
0⤋
Fernando Cortés Monroy Pizarro Altamirano, (Medellín, Extremadura, España, 1485 - † Castilleja de la Cuesta, 2 de diciembre de 1547). Conquistador español.
Fue hijo único de un hidalgo extremeño, llamado Martín Cortés y de Catalina Pizarro Altamirano. Por vía materna era primo segundo de Francisco Pizarro, quien posteriormente conquistó el imperio inca (no confundir con otro Francisco Pizarro, quien se unió a Cortés en la conquista de los aztecas). Como otros hidalgos, su padre lo envió a Salamanca y posteriormente a Santiago, para que se instruyese. Allí estuvo dos años, y movido por su sed de aventuras, pasó a América, a la isla de La Española. Allí llegó a ser escribano de la ciudad de Azúa.
Cuba
Acompañó a Diego de Velázquez a Cuba (año 1511), fue el primer alcalde de la población Santiago de Cuba. Fue encarcelado, acusado de conspirar contra el gobernador Diego de Velázquez. Liberado, se casó con la cuñada del propio Diego Velázquez, de nombre Catalina Suárez Marcaida. Diego Velázquez le nombró jefe de la expedición que se estaba formando para seguir con los descubrimientos en la costa de Yucatán, aunque pronto desconfió de él.
Cuenta Bernal Díaz del Castillo, autor de Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, que un día, un bufón de Velázquez, llamado Cervantes el loco, le dijo a su señor, a la manera de los bufones: «A la gala de mi amo Diego, Diego, ¿qué capitán has elegido? Que es de Medellín de Extremadura, capitán de gran. Mas temo, Diego, no se te alce con la armada, que le juzgo por muy gran varón en sus cosas».
Hernán Cortés seguía, sin embargo, con los preparativos de la expedición, y debido a su gran elocuencia, dotes de persuasión y sugestión, pronto logró reclutar más de 600 hombres para su causa.
La expedición
Adelantándose a que le cesase Diego Velázquez, la armada de Cortés partió precipitadamente del puerto de Santiago de Cuba el 18 de noviembre de 1518. Como iba escasa de bastimentos, tuvo que aprovisionarse de éstos en la isla de Trinidad y otros lugares.
Finalmente, el 10 de febrero de 1519, la flota abandonó las costas de Cuba, en 11 naves, con 518 infantes, 16 jinetes, 13 escopeteros, 32 ballesteros, 110 marineros y unos 200 indios y negros de auxiliares de la tropa. Llevaban 32 caballos, 10 cañones de bronce y 4 falconetes. Por capitanes iban Alonso Hernández de Portocarrero (al cual entregaría más tarde la india doña Marina), Alonso de Ávila, Diego de Ordás, Francisco de Montejo, Francisco de Morla, Francisco de Saucedo, Juan de Escalante, Juan Velázquez de León (éste pariente del gobernador), Cristóbal de Olid y Pedro de Alvarado. Muchos de estos eran veteranos de la guerra de Italia. Por piloto principal iba Antón de Alaminos.
Primeros contactos con los nativos
El primer contacto con los nativos lo tuvo en Cozumel, donde vio a los indios ofreciendo sacrificios a sus ídolos, arrancando el corazón a esclavos o a prisioneros vivos, lo cual horrorizó a los españoles.
Destrozó, pues esos ídolos, y puso en su lugar cruces e imágenes de la Virgen María. Por medio del intérprete de entonces un nativo maya llamado "Melchorejo", tuvo noticias de la existencia de unos hombres barbudos en poder de ciertas tribus, sin duda españoles capturados, y envió emisarios para rescatarlos. Sólamente encontraron uno: Gerónimo de Aguilar, que había sido capturado unos años antes, y había aprendido el lenguaje maya que se hablaba en dicha región. Sin embargo, el otro español, Gonzalo Guerrero, no acudió, ya que se había convertido y adaptado a las costumbres mayas, tenía esposa y varios hijos, por lo que éstos, seguramente habrán sido los primeros mexicanos.
Antón de Alaminos condujo a la flota hasta la desembocadura del río Tabasco, en donde se encontraron con indios hostiles, pero consiguieron vencerlos, debido al terror que las armas de fuego y los caballos causaban en los indios.
Los caciques hicieron ofrenda de víveres, joyas, tejidos, y un grupo de veinte esclavas, que luego fueron bautizadas. Entre estas esclavas había una llamada Malintzin, a la que los españoles llamaron Marina, que seria crucial en la conquista de México. Su gran inteligencia, su dominio de los idiomas maya y náhuatl, su dominio sobre la psicología y costumbres de los indios, y su gran fidelidad hacia los españoles, hacen de doña Marina (conocida también como La Malinche) una de las más extraordinarias mujeres del siglo XVI. Sin ella es posible que la conquista se hubiese retrasado una o dos décadas más, y seguramente, con mucha más sangre española. Doña Marina fue la intérprete, consejera y amante de Hernán Cortés, al cual le dio un hijo al que bautizaron como Martín, igual que el padre de Cortés. Ella y Gerónimo de Aguilar suplían a Melchorejo, como intérpretes, el cual, se había pasado a los indios, y les había incitado a que luchasen contra los españoles. Vencidos por éstos, lo habían sacrificado a los dioses.
En Tabasco, los españoles supieron de la existencia de un país hacia poniente que los indios denominaban “México”. La flota fue, bordeando la costa mexicana, en dirección noroeste (NO), y un día se presentaron varias canoas indígenas que venían de parte del emperador, llamado Moctezuma. Cortés les mostró sus armas de fuego, sus caballos para, por una parte amedrentarlos, pero por otra parte trató de ser amable y afable con ellos, hablándoles de paz. Los embajadores traían pintores, y dibujaron todo lo que vieron con objeto de que su gran señor fuese informado fielmente y viese como eran estos “teules”.
El embajador azteca volvió con grandes presentes de joyas y objetos preciosos, pero Cortés seguía insistiendo en visitar a su emperador. Este volvió denegando el permiso para dicha visita. Por entonces vinieron otros indios, procedentes de Zempoala, que dijeron a Cortés que eran enemigos de los aztecas, y querían que los españoles les ayudasen a sacudirse de su yugo. Cortés vio que esto facilitaba sus planes, ya que el poderoso señor tenía enemigos. Pensó que cultivando las rencillas y odios que existían entre los diferentes pueblos indios, y con el prestigio que habían adquirido como ”teules”, es decir, semidioses, podía apoderarse del territorio y de sus riquezas, que sin duda había, como habían demostrado los diferentes presentes que los enviados del gran emperador Moctezuma II les habían entregado. Para ello tenía que imponer su voluntad y su mando sobre la facción del gobernador Diego de Velázquez, los cuales sostenían que Cortés no tenía autorización para poblar, sino para rescatar, descubrir, y que deberían volver a Cuba terminada la expedición. La mayoría de los capitanes y la tropa se oponían, ya que intuían la riqueza que podía haber en Tenochtitlan.
Empezó convirtiendo el campamento donde estaban en una ciudad, a la que puso el nombre de Villa Rica de la Vera Cruz, (en la actualidad Veracruz), por haber desembarcado los españoles en aquel paraje un Viernes Santo. Los nuevos pobladores rogaron a Cortés que se proclamase capitán general, dependiendo directamente del rey y no de Velázquez, que no tenía mando sobre aquellas costas; haciéndose de rogar, aceptó el cargo. Nombró alcalde, regidores, alguaciles, tesorero y alférez, consumando, pues, la desvinculación de la autoridad del gobernador de Cuba sobre la expedición, y es justo decir que al actuar de esa manera constituyó el primer municipio de América continental.
Siguió bordeando la costa, y supo de la hostilidad de ciertas tribus indígenas contra los aztecas, en una de las cuales se produjo el encarcelamiento de los odiados recaudadores de impuestos aztecas, y su posterior liberación por Cortés para hacer méritos ante Moctezuma.
"Quema" (realmente, barrenado) de las naves
Llegaron noticias de que Diego Velázquez había conseguido por sus valedores en la Corte el nombramiento de adelantado de Yucatán, por lo que envió para contrarrestar estas influencias a sus fieles Portocarrero y Montejo con lo mejor del botín obtenido hasta entonces, para conseguir el nombramiento para Cortés. Tomó además la decisión de inutilizar las naves, excepto la que había de utilizar Portocarrero con los fines ya indicados, para evitar cualquier fuga de los hombres que no secundaban su rebelión frente a la legalidad del gobernador de Cuba, o que simplemente tuvieran miedo ante la magnitud del empeño.
Sobre la forma física real en que se inutilizaron las naves, las fuentes utilizan las expresiones barrenar (abrir agujeros con un barreno o broca) y dar de través (volcar, tumbar, poner en dirección transversal el barco para vararlo). Posiblemente lo que se hizo fue una combinación de ambos procesos, y en cualquier caso es importante decir que las piezas de las naves sirvieron para propósitos posteriores que tuvieron importancia decisiva en la conquista de la capital Azteca.
Desde muy pronto los hagiógrafos de Cortés glorificaron en exceso la acción de barrenado de las naves, que ha quedado --tras adornarla con falso fuego diciendo que las había quemado-- como una frase hecha: "quemar las naves", por decir que ya no quedaba vuelta atrás. Como suele ocurrir con tales frases, la realidad seguramente fue menos heroica: Cortés, al traicionar a Diego Velázquez, había "quemado" ya sus naves, que sólo podían servirle para conducirlo al patíbulo en Cuba o en La Española; las barrenó, sobre todo, para impedir la marcha de los que no habían secundado su motín, los partidarios de Velázquez. Pero además, las naves de la época se deterioraban tanto o más flotando (carcomidas por la bruma) como dadas de través, y en este segundo caso no era imposible que un carpintero las rehabilitase para volver a viajar, o incluso construyese otras nuevas, como se demostró con los bergantines utilizados en el asedio a Tenochtitlan.
Cabe destacar que Cervantes, en el capítulo VIII de la segunda parte de El Quijote, señala ya la gesta comparándola con otras glorias clásicas, como el paso del Rubicón de César: ...¿quién barrenó los navíos y dejó en seco y aislados los valerosos españoles guiados por el cortesísimo Cortés en el Nuevo Mundo?... lo que de paso demuestra que en 1615 se decía todavía que las barrenó, no que las quemó. Lo de quemar fue una mistificación posterior destinada a dar un timbre más pomposo al suceso.
La marcha hacia el interior empezó el 16 de agosto de 1519. La primera sorpresa fue el cambio de clima de las tierras altas, ya que era frío, en comparación con el clima de la costa y de las islas, así como ver los valles fértiles existentes en el interior. Al paso por Tlaxcala, los españoles derrotaron a las tribus pobladoras el 2 de septiembre de 1519, y consiguieron aliarse con ellos para ayudarles a combatir a la opresión azteca, enemiga eterna del territorio de tlaxcala, territorio que nunca pudo ser conquistado por los Aztecas. Cortés se detuvo varias semanas en Tlaxcala, que según los cronistas, recordaba a Granada (España) por la frondosidad de sus vegas. Varios millares de tlaxcaltecas se unieron a la expedición hacia Tenochtitlan.
Al paso por Cholula, que eran vasallos de Moctezuma II, éstos después de un grandioso recibimiento, quisieron hacer una emboscada y aniquilar a los españoles. Una anciana, que quiso salvar a Doña Marina, cometió la indiscreción de confiar a ésta lo que tramaba su pueblo. Sin demora, Doña Marina puso en conocimiento a Cortés la traición que se avecinaba, y adelantándose a los indios, los españoles les infligieron un durísimo castigo.
Tenochtitlan
En su marcha hacia México-Tenochtitlan el ejército de Cortés avistó los volcanes Popocatepetl e Iztaccíhuatl. Y uno de los capitanes de Cortés, llamado Diego de Ordás fue el primer europeo en ascender a la cima del volcán Popocatepetl en compañía de dos compañeros de armas, causando una gran impresión entre los nativos que acompañaban la expedición de Cortés. Por tal hazaña y méritos militares, el emperador Carlos V le otorgó a Diego de Ordás mediante decreto expedido el 22 de octubre de 1523, el derecho de poseer un escudo de armas con una vista del volcán.
Monumento del Encuentro en Ciudad de Mexico.A la entrada de la ciudad, realizada el 8 de noviembre de 1519, se produjo el encuentro de Moctezuma y Cortés, haciendo de intérprete doña Marina. Moctezuma II, creía que los españoles eran los enviados del Dios que vendrían del este, y además cayó bajo el poder de seducción de Cortés. Los españoles fueron hospedados en el inmenso palacio del padre de Moctezuma, pudiendo entonces admirar la grandiosidad de aquella ciudad, por ejemplo la plaza de su mercado era más del doble de grande que la Plaza Mayor de Salamanca (tenida entonces por la más grande de la cristiandad).
Residiendo los españoles en el palacio, se les ocurrió que ya era hora de tener capilla propia y, puesto que Moctezuma se había negado a que la erigieran en el cú de Huchilobos, resolvieron levantarla en su alojamiento, previo permiso del emperador. Buscaban los capitanes el mejor sitio para emplazarla, cuando un soldado, que era carpintero, notó en una pared la existencia de una puerta tapiada y encalada de pocos días. Recordaron entonces que se susurraba que en aquellos aposentos tenía depositados Moctezuma los tesoros que había ido reuniendo su padre Axayácatl.
Allí entraron Cortés y algunos capitanes y tras la vista de un enorme tesoro ordenó que se volviera a tapiar. Les empezó a inquietar entonces la posibilidad de ser asesinados. Cuatro capitanes y doce soldados se presentaron a Cortés para hacerle presente la conveniencia de prender al emperador, manteniéndole como rehén, para que respondiera con su vida de la vida del ejército.
No se tomó de momento ningún acuerdo. No obstante, una noticia precipitó la resolución.
Unos jefes mexicanos asaltaron Veracruz, donde mataron a Juan de Escalante alguacil mayor, a seis españoles y a los aliados totonacas, lo que supuso un desprestigio para las armas españolas al ver que no eran teules o dioses y que podían ser vencidos. Un soldado llamado Argüello fue hecho prisionero, sacrificado y su cabeza enviada al emperador azteca.
Cortés exigió a Moctezuma que fuese a vivir con los españoles, es decir, tenerlo como rehén so pena de muerte inmediata. Apaciguó a su guardia diciendo que iba de propia voluntad, y tras ser trasladados con los españoles todos sus enseres siguió manifestando a todas sus visitas que estaba allí de propia voluntad.
Cortés exigió que los caciques autores de la agresión a Veracruz fueran castigados, y llevados a su presencia confirmaron que obedecían órdenes de Moctezuma. Los capitanes aztecas fueron sentenciados a morir en la hoguera.
Consiguió también, que, Moctezuma se declarase vasallo de Carlos V. La situación, sin embargo, se estaba poniendo muy difícil, ya que la clase sacerdotal y los nobles se estaban conjurando para liberar a su señor y aniquilar a los españoles.
Lucha entre españoles
En esos días se recibió la noticia de la llegada de 18 navíos al Puerto de Veracruz, creyéndose en un principio que eran refuerzos del emperador, mas enseguida se supo que eran tropas mandadas por Diego de Velázquez para castigar a los rebeldes. Estas tropas estaban mandadas por Pánfilo de Narváez. Y, para colmo, pusieron sobre aviso a Moctezuma II de que Cortés era un rebelde a su rey, y que lo matase. Así que Cortés no tuvo más remedio que dejar una guarnición de poco más de un centenar de españoles en Tenochtitlan al mando de Pedro de Alvarado, y él con trescientos españoles y varios cientos de indios, salir al encuentro de las tropas de Narváez. Cortés, a la postre, consiguió vencer e hizo prisionero a Narváez, y las tropas de éste se pasaron en masa al bando de Cortés.
La Matanza del Templo Mayor
Mientras, en Tenochtitlan, Alvarado había cometido una matanza de nativos, cuando éstos estaban celebrando la fiesta de Tóxcatl (quinto mes de los 20 que tenía el calendario azteca) en honor a Tezcatlipoca, aunque algunas fuentes hablan también de culto al siempre presente Huitzilopochtli. La población, lógicamente, se rebeló, y los castellanos se tuvieron que refugiar en los alojamientos del palacio. Parece ser que, en la tensión de aquellos días, Pedro de Alvarado veía conjuras por todas partes y quiso anticiparse haciendo una matanza.
La rebelión y La Noche Triste
El 24 de junio de 1520 el ejército de Cortés entraba nuevamente en la ciudad. El hermano de Moctezuma, Cuitláhuac, fue liberado para que gestionase la pacificación, pero lo que hizo fue todo lo contrario y se unió al jefe de los caciques, llamado Cuauhtémoc, para aplastar a los españoles. Cortés consiguió que Moctezuma II tratase de apaciguar a los inconformes y que dejasen salir a los españoles de la ciudad. Pero, cuando hablaba a su pueblo, recibió una pedrada de los propios indios, que lo hirió de muerte.
Los sitiados veían disminuir el agua, las municiones y toda clase de víveres. La única salida era la retirada. Y la hicieron en la lluviosa noche del 30 de junio al 1 de julio de 1520, conocida como la Noche Triste. En aquella retirada, cayó buena parte de los castellanos, además de perder gran cantidad de piezas de artillería y de caballos, así como gran parte del tesoro que se transportaba. Perseguidos por los indios, el 7 de julio, cerca de Otumba, los españoles hicieron frente a los perseguidores en una batalla en la que los aztecas fueron derrotados y huyeron en desbandada. Los de Tlaxcala siguieron fieles a Cortés, y éste pudo conseguir un gran ejército para reconquistar el Imperio Azteca, terminando con el asedio y destrucción de Tenochtitlan. El día 13 de agosto de 1521, entraron en las ruinas de la ciudad y Cuauhtémoc, el cacique azteca, fue hecho prisionero.
El viaje de Cortés a Las Hibueras.
Hernán Cortés tenía conocimiento de las riquezas que existían en Las Hibueras en la actualidad la república de Honduras, además que había escuchado que existía un paso que en opinión de muchos pilotos por aquella bahía sale estrecho a la otra mar (del océano atlántico al océano pacífico), estrecho de cuya existencia había dado conocimiento el piloto Juan de la Cosa desde el año 1500, así pues Cortés envió el año de 1524 al mando de su capitán Cristóbal de Olid cinco navíos y un bergantín rumbo a Las Hibueras, a bordo iban 400 hombres, suficiente artillería, armas y municiones además de ocho mil pesos oro para comprar en Cuba caballos y bastimentos. En tanto había partido una expedición por tierra al mando del capitán Pedro de Alvarado para conquistar y explorar centroamerica.
Más temprano que tarde Cortés se dio cuenta que el capitán Cristóbal de Olid, hombre de toda su confianza había entrado en tratos con su principal enemigo, nada menos que el gobernador de Cuba Diego de Velázquez para robarle a Cortés las nuevas tierras que se habrían de descubrir en el viaje de exploración y conquista que él mismo estaba sufragando. Fuera de quicio Cortés montó una segunda expedición en junio de 1524 al mando de su primo Francisco de las Casas, iban en cinco navíos y cien hombres con órdenes de aprehender y castigar al infiel Cristóbal de Olid. Al arribar la expedición punitiva a la hoy Honduras después de un nufragio se suceden unas escaramuzas y fue tomado prisionero el enviado de Cortés, su primo Francisco de las Casas en compañía de Gil González de Ávila, este recién llegado con el título de gobernador del golfo Dulce.
De alguna manera tanto De las Casas como Gil González logran escapar hacia la jungla y posteriormente amigos de Cortés en una cena toman prisionero a Cristobal de Olid y lo degüellan, dando por terminado el asunto.
En tanto Hernán Cortés sin saber lo que había sucedido, emprende por tierra rumbo a Las Hibueras en compañía de un gran ejército.
Hernán Cortés descubre la "California"
"Sabed que a la diestra mano de las Indias existe una isla llamada California muy cerca de un costado del Paraíso Terrenal; y estaba poblada por mujeres negras, sin que existiera allí un hombre, pues vivían a la manera de las amazonas. Eran de bellos y robustos cuerpos, fogoso valor y gran fuerza. Su isla era la más fuerte de todo el mundo, con sus escarpados farallones y sus pétreas costas. Sus armas eran todas de oro y del mismo metal eran los arneses de las bestias salvajes que ellas acostumbraban domar para montarlas, porque en toda la isla no había otro metal que el oro."
Las Sergas de Esplandián, (novela de caballería) Por García Ordóñez de Montalvo. Publicada en Sevilla en 1510.
Se considera actualmente a Hernán Cortés como el descubridor de la península de Baja California, aún cuando el primer europeo que desembarcó en lo que hoy es la península de Baja California fue el piloto y navegante español Fortún Jiménez quien al mando del navío Concepción, navío propiedad de Hernán Cortés, avistó y desembarcó en el año 1534 en la península, de la cual pensó que era una isla.
En la cuarta Carta de Relación, fechada en México el 15 de Octubre de 1524, escribe Hernán Cortés al Rey de España de la preparación de barcos para explorar y someter nuevos reinos sobre la Mar del Sur, idea que bullía en su mente desde dos años atrás, recién consumada la conquista de la gran Tenochtitlan. En 1529 estando Cortés en España, firmó un convenio con la Corona española por la cual se obligaba a enviar por su cuenta "armadas para descubrir islas y territorios en la Mar del Sur (Océano Pacífico)"
Deseaba encontrar además del dominio territorial y las posibles ganancias en metales preciosos en las nuevas tierras a descubrir, un paso de mar entre el Pacífico y el Atlántico, pues se pensaba que si Fernando de Magallanes había encontrado un estrecho que comunicaba ambos océanos por el Sur, también debería existir otro paso por el norte. Ese paso marítimo era el mítico Estrecho de Anián. En el mencionado convenio se estipulaba que de las tierras y ganancias que se obtuvieran, una décima parte corresponderían al descubridor en propiedad perpetua, para sí y sus descendientes.
La primera expedición.
Durante su estancia en España en 1529, Cortés negoció una capitulación sobre los futuros descubrimientos en la Mar del Sur. Ya de regreso a México, el 30 de Junio de 1532 envió a su primo Diego Hurtado de Mendoza para que explorara las islas y litorales de la Mar del Sur (Océano Pacífico), más allá de los límites de la audiencia de la Nueva Galicia gobernada por Nuño de Guzmán enemigo acérrimo de Hernán Cortés.
Partió la expedición en dos barcos desde Tehuantepec Oaxaca, después de tocar Manzanillo Colima se fueron costeando las costas de Jalisco y Nayarit, que en aquel entonces formaban parte de la audiencia de la Nueva Galicia, hasta descubrir las Islas Marías, de allí regresaron a tierra firme y trataron de obtener abastecimiento de agua en la bahía de Matanchén, Nayarit, abastecimiento que les fue negado por órdenes de Nuño de Guzmán dueño y señor de la región.
Uno de los barcos maltratado por las tormentas emprendió el regreso, arribó a las costas de Jalisco y terminó en manos de Nuño de Guzmán, en tanto el otro navío en el que iba Diego Hurtado de Mendoza tomó rumbo al norte, jamás ninguno de los que iban a bordo regresó a la Nueva España, no se volvió a tener noticias de ellos, años después el autor de la Segunda Relación anónima de la jornada que hizo Nuño de Guzmán a la Nueva Galicia, recogió algunas informaciones que hacen suponer que la nave que comandaba Diego Hurtado de Mendoza había naufragado en el litoral norte del hoy estado de Sinaloa, pereciendo él y el resto de la tripulación.
La segunda expedición.
El navío Concepción al mando del capitán y comandante de la expedición Diego de Becerra, era una de las dos naves que Cortés envió en 1533, poco después de la conquista de la gran Tenochtitlan, en un segundo viaje de exploración de la Mar del Sur (Océano Pacífico), la otra nave era el navío San Lázaro al mando del Capitán Hernando de Grijalva.
Zarpó la expedición desde el hoy puerto de Manzanillo Colima el 30 de Octubre de 1533, para el día 20 de Diciembre las naves se habían separado, el barco San Lázaro que se había adelantado esperó en vano al navío Concepción durante tres días y al no tener avistamiento del navío acompañante se dedicó a explorar el Océano Pacífico y descubrió las Islas Revillagigedo. A bordo del Concepción todo era diferente, el navegante y segundo en el mando Fortún Jiménez se amotinó y asesinó mientras dormía al capitán Diego de Becerra, después agredió a los tripulantes que se mostraron leales al asesinado capitán para posteriormente abandonar a los heridos en las costas de Michoacán junto con los frailes franciscanos que le acompañaban en la travesía.
Fortún Jiménez navegó hacia el noroeste siguiendo la costa y en algún momento giró hacia el oeste y llegó hacia una apacible bahía, hoy se sabe que arribó a la hoy ciudad y puerto de La Paz, él pensó que había arribado a una isla, jamás supo que había arribado a una península que con el tiempo se llamaría península de Baja California, allí se encontró con nativos que hablaban una lengua no conocida y además andaban semidesnudos, eran muy diferentes de los nativos del altiplano mexicano que tenían una cultura propia.
Los tripulantes que le acompañaban al ver a las mujeres semidesnudas y a causa de la larga vigilia sexual, se dedicaron a tomarlas por la fuerza. Para ese entonces se habían dado cuenta que en lugar abundaban las perlas que los nativos extraían de las conchas de moluscos que abundaban en la bahía, así que se dedicaron a saquear el lugar y a abusar de las mujeres. Es necesario resaltar que Fortún Jiménez y acompañantes no otorgaron nombre alguno a ninguno de los sitios que encontraron, serían otros exploradores quienes darían nombre a los lugares visitados por Fortún Jiménez.
El abuso de las mujeres por parte de la tripulación aunado al saqueo al cual se dedicaron provocó un violento enfrentamiento con los nativos que terminó en la muerte de Fortún Jiménez y algunos de sus compañeros, los sobrevivientes se retiraron del lugar, abordaron a duras penas el navío Concepción, navegaron erráticamente durante varios días hasta llegar a las costas del hoy estado de Jalisco, en donde se toparon con los subalternos de Nuño de Guzmán quienes les requisaron la nave y los tomaron prisioneros.
La tercera expedición.
Después de haber patrocinado dos viajes de exploración en la Mar del Sur (Océano Pacífico) y sin haber obtenido resultados materiales, Hernán Cortés decidió encabezar el tercer viaje de exploración.
Molesto Cortés porque Nuño de Guzmán su archienemigo de siempre, le había requisado un buque durante la primera expedición que sufragó, además del buque Concepción que Cortés había enviado en el segundo viaje de exploración de la Mar del Sur, decidió enfrentarlo en su propio terreno y desde allí montar la tercera expedición, para ello preparó un gran número de tropas a pie y a caballo para marchar sobre la provincia de la Nueva Galicia de la cual Nuño de Guzmán era gobernador.
El virrey de la Nueva España advierte a Hernán Cortés el 4 de Septiembre de 1534 "que no enfrentase a quien le había requisado sus barcos" a lo que Hernán Cortés se negó alegando que había gastado más de 100 mil castellanos de oro, además de haber sido designado por su majestad el Rey de España Felipe II para conquistar y descubrir nuevos territorios. Para ese entonces Cortés ya había organizado un astillero en Tehuantepec y tenía tres navíos dispuestos; el San Lázaro (en el que regresó Grijalva de la segunda expedición a la Mar del Sur), y el Santa Águeda y el Santo Tomás que recién habían sido construidos.
El proyecto de Cortés era ambicioso, enviaría los navíos a Chametla (Sinaloa) (cerca de la actual población de Escuinapa) en el territorio gobernado por Nuño de Guzmán y allí abordaría el ejército de tierra comandado por él. Para llegar a Chametla, Cortés tuvo que atravesar por varios días con su ejército el Nuevo Reino de la Nueva Galicia, la Nueva Galicia era una provincia de la Nueva España gobernada por su acérrimo enemigo Nuño de Guzmán.
Cuenta Bernal Díaz del Castillo que cuando en la Nueva España se supo que el Marqués de Oaxaca iba de conquista nuevamente, muchos "creyeron que era cosa cierta y rica" y se ofrecieron a servirle soldados de a caballo, arcabuceros y ballesteros, y 34 casados con sus mujeres, en total 320 personas y 150 caballos. Y añade que los navíos estaban muy bien provistos de bizcocho, carne, aceite, vino y vinagre, mucho rescate, tres herreros con sus fraguas y dos carpinteros de ribera con sus herramientas, además de clérigos y religiosos, y médicos, cirujanos y botica.
Con los pendones a todo lo alto arribó el ejército de Cortés a la población de Santiago de Galicia de Compostela, ubicada en esos días en el valle de Matatipac (en la actualidad la ciudad de Tepic), donde fue acogido amistosamente por el Gobernador Nuño Beltrán de Guzmán, su enemigo de siempre. En ésa población Cortés y su ejército permanecieron durante cuatro días antes de proseguir su viaje. Se dice que Nuño de Guzmán aconsejó a Cortés no proseguir con el viaje de exploración y le proveyó de bastimentos, en tanto Cortés se asombró de la pobreza en que vivía Nuño de Guzmán. Sin duda alguna el recibimiento de que fue objeto el Conquistador de México de parte de Guzmán se debió al ejército que acompañaba a Cortés.
Después de la partida de Cortés, Nuño de Guzmán dirigió una carta a la Audiencia en México en " que se queja de que el marqués del Valle quería penetrar con su gente en su gobernación, siendo que solo era Capitán General de la Nueva España"
En Chametla (Sinaloa), después de atravesar los hoy estados de Jalisco y Nayarit, territorio conocido como parte del reino de la Nueva Galicia en esa época, Cortés y su comitiva embarcaron los buques Santa Águeda y San Lázaro en los cuales subieron 113 peones, 40 jinetes con todo de a caballo y dejó en tierra a 60 jinetes más, según lo reportó a la Real Audiencia el gobernador Nuño de Guzmán.
Una vez embarcado en el buque San Lázaro, Cortés junto con su expedición tomó rumbo al noroeste, y el día 3 de Mayo de 1535 arribó a la bahía que nombró Bahía de la Santa Cruz actualmente La Paz (Baja California Sur), lugar en el cual confirmó la muerte de su subalterno Fortún Jiménez a manos de los nativos.
Una vez que hubo tomado Cortés posesión de la Bahía de la Santa Cruz, decidió establecer una colonia, mandó traer a los soldados y bastimentos que había dejado en Sinaloa pero el mal tiempo no le ayudó, los buques se perdieron y únicamente regresó a la bahía de la Santa Cruz un navío llevando una carga de cincuenta fanegas de maíz, insuficientes para alimentar a la población, por lo cual Cortés salió personalmente en busca de víveres, mas lo conseguido fue insuficiente por lo cual decidió retornar a la Nueva España con la intención de proveer desde ahí a la nueva colonia.
Al mando del poblado de la Santa Cruz quedó Francisco de Ulloa, pero las quejas de los familiares de quienes se habían quedado en la península hicieron que el virrey ordenara el abandono de la población y el retorno de los pobladores a la Nueva España.
La cuarta expedición
Hernán Cortés quien ya había patrocinado tres viajes de exploración de la Mar del Sur (Océano Pacífico) y los cuales habían terminado en fracasos, decide enviar un cuarto viaje de exploración a la Mar del Sur al mando de Francisco de Ulloa en 1539. Partió la expedición del puerto de Acapulco el día 8 de Julio del año citado a bordo de los buques Santo Tomás, Santa Águeda y Trinidad, a la altura de las Islas Marías se vieron obligados a abandonar el navío Santo Tomás, por lo cual continuaron el viaje de exploración en los dos buques restantes.
Ingresaron al Golfo de California y visitaron en el viaje de ida y de regreso la abandonada población de la Santa Cruz, conocida actualmente como la ciudad de La Paz, en el viaje de ida llegaron al extremo norte del golfo el 28 de Septiembre, a lo que se conoce actualmente como desembocadura del Río Colorado y llamaron a la boca del río "Ancón de San Andrés", una breve acta fue levantada cuyo texto se transcribe;
Yo Pedro de Palenzia, escribano público desta armada, doy fe e verdadero testimonio a todos los señores que la presente vieren, a quienes Dios nuestro señor guarde de mal, como en veinte e ocho días del mes de septiembre de quinientos e treinta e nueve años, el muy magnfifíco señor Francisco de Ulloa, teniente de gobernador y capitán desta armada por el iustrísimo señor Marqués del Valle de Guajaca, tomó posesión en el ancón de San Andrés y mar bermeja, que es en la costa desta Nueva España hazia el Norte, que está en altura de treinta y tres grados y medio, por el dicho Sr. Marqués del Valle en nombre del Emperador nuestro rey de Castilla, actual y realmente, poniendo mano a la espada, diziendo que si abía alguna persona que se lo contradijese, que él estaba presto para se lo defender, cortando con ella árboles, arrancando yerbas, meneando piedras de una parte a otra, y sacando agua de la mar; todo en señal de posesión.
Testigos que fueron presentes a lo que dicho es los reverendos padres del señor San Francisco, el padre Fray Raymundo, el padre fray Antonio de Mena, Francisco de Terrazas, veedor Diego de Haro, Gabriel Márquez. Fecho día mes y año susodicho. E yo Pedro de Palenzia, escribano público desta armada, le escribí según ante mi pasó; por ende fize aquí este signo mío, que es tal, en testimonio de verdad.- Pedro de Palencia, escribano público. Frater Ramundus Alilius, Frater Antonius de Mena, -Gabriel Márquez. -Diego de Haro. -Francisco de Terrazas.
Después de haber desembarcado y tomado posesión de las tierras del extremo Norte del Mar Bermeja, (conocido hoy en día como Golfo de California), nombre que le dieron por la coloración rojiza de las aguas que se teñían con las aguas procedentes del Río Colorado, iniciaron el regreso al poblado de la Santa Cruz, doblaron el Cabo San Lucas e ingresaron en el Océano Pacífico, por la actual Bahía Magdalena pasaron el día 5 de Diciembre sin haber ingresado por estar herido Ulloa, a causa de una escaramuza que sostuvo con los nativos. Con fecha de 5 de Abril de 1540 dirigió a Cortés desde la Isla de Cedros una relación de los sucesos de la exploración en el navío Santa Águeda, en el navío Trinidad continuó con la exploración, nunca más se supo de Francisco de Ulloa y de sus compañeros de navegación.
Las abandonadas tierras reciben el nombre de California y Hernán Cortés entra en la historia como su descubridor.
Un burlón enemigo de Cortés a quien un escritor de la época cita como Alarcón ¿se trataría de Fernando de Alarcón?, en clara alusión a Las Sergas de Esplandián, novela de caballería de boga en esos días, dio por nombrar en tono burlesco a las abandonadas tierras como California para herir a Cortés por haber fracasado en el tercer viaje de exploración, cuando éste trató infructuosamente de establecer una colonia en las tierras recién descubiertas y que le pertenecían por Cédula Real.
Actualmente se conocen con el nombre de California, la península de Baja California, el Golfo de California, y tres estados; California, Baja California y Baja California Sur.
Además que el Golfo de California es conocido también como Mar de Cortés.
La leyenda negra
Con el mero objeto de desprestigiarlo, a través de la leyenda negra -ideada por enemigos de la España Imperial, tales como Holanda e Inglaterra- fue tachado de sanguinario en sus conquistas, diezmando la población y asesinando supuestamente de manera masiva a "miles" de personas. Incluso se "asegura" que en un texto mexica sobreviviente se habla de la destrucción de las casas y la sangre y vísceras (especifícamente sesos) que manchaban las pocas paredes que quedaban en pie.
Nada de esto podría (en el caso de ser cierto) compararse a las grandes matanzas que los Aztecas realizaban con prisioneros de los pueblos mexicanos sometidos (tlaxcala y totonac) que no dudaron nunca en apoyar a los españoles, los cuales acabarían por librarlos del yugo opresor de Tenochtitlán. Ejemplo de ello son los millares de cráneos humanos encontrados en las ruinas aztecas en el Yucatán, y las descripciones de historiadores coetáneos al conquistador (como Bernal Díaz del Castillo) que nos describen los sádicos rituales en los que los chamanes realizaban sus sacrificios humanos al dios Sol.
Un dato objetivo e irrefutable es que Cortés fue apoyado por la inmensa mayoría de pueblos indígenas que lucharon juntos en la toma de la capital azteca, y ello sólo es posible si estos indígenas estuviesen en desacuerdo con las prácticas de la minoría gobernante y por ello viesen una liberación con la llegada de Cortés y sus hombres.
Otro dato complementario es que Cortés, a diferencia de las actitudes que tomarían más adelante los colonizadores ingleses y holandeses en los demás continentes, y al igual que la mayoría de los conquistadores españoles, apostaba por la convivencia pacífica y la relación con los indígenas. Prueba de ello es su matrimonio con su amada Malinche, doña Marina. Cortés fue recompensado por sus grandes conquistas, años más tarde, por el Emperador Carlos I de España y V de Alemania, con el marquesado del Valle de Oaxaca, pero fue postergado en el gobierno de la nueva colonia.
Hernán Cortés murió en el viernes 2 de diciembre del año 1547 en Castilleja de la Cuesta, tratando de volver a sus posesiones americanas.
El peregrinar de Cortés después de su muerte
Pocas personas han sido inhumadas tantas veces como el Marqués del Valle de Oaxaca, título que le confirió la corona española a Hernán Cortés. La causa de los constantes traslados de sus restos mortales radica en el hecho que en sus testamentos cambió en más de una ocasión la ubicación del lugar en donde deseaba reposar por toda la eternidad. Cuando residía en la Nueva España, primero solicitó ser sepultado en la iglesia contigua al Hospital de Jesús, hospital que el conquistador había fundado, posteriormente declaró sus deseos de ser sepultado en un monasterio que había ordenado construir en Coyoacán, una población aledaña a la capital mexicana, monasterio que nunca fue construido debido a que tuvo que partir a España con el fin de enfrentarse a un juicio de residencia que se le siguió.
En España ya cansado y enfermo a mediados de octubre de 1547 modificó su testamento para indicar que debería ser sepultado en la parroquia del lugar donde falleciera. Su muerte en España trajo como consecuencia que fuera inicialmente sepultado en el monasterio de San Isidoro del Campo, en Santiponce (Sevilla), en la cripta de la familia del duque de Medina Sidonia bajo las gradas del altar mayor con un epitafio que le dedicó su hijo Martín Cortés, segundo Marqués del Valle. El epitafio que le dedicó su hijo decía:
"Padre cuya suerte impropiamente
Aqueste bajo mundo poseía
Valor que nuestra edad enriquecía,
Descansa ahora en paz, eternamente"
En 1550 a tres años de su muerte, sus restos fueron cambiados de lugar dentro de la misma iglesia, y esta vez fue inhumado justo a un lado del altar dedicado a Santa Catalina. Durante 19 años sus restos yacieron en el monasterio de San Isidoro hasta que en 1566 sus restos mortales fueron transladados a la Nueva España y sepultado junto con su madre y una de sus hijas en el templo de San Francisco de Texcoco, ubicado en la población de Texcoco cercana a la ciudad de México. Sus restos yacerían allí hasta 1629.
En 1629 a la muerte de Don Pedro Cortés, 4° Marqués del Valle y último descendiente de Hernán Cortés en línea masculina, las autoridades civiles y eclesiásticas de la colonia española decidieron sepultarlos en la misma iglesia, así que los restos de Cortés fueron inhumados cerca del altar mayor (en un nicho detrás del Sagrario) en la iglesia del convento de San Francisco, ubicado frente a la plaza de Santo Domingo en la capital mexicana, allí dejaron grabada la siguiente inscripción "Ferdinandi Cortés ossa servatur hic famosa".
En 1716 una remodelación del templo de San Francisco obligó a los franciscanos a exhumar los restos y trasladarlos a la parte posterior del retablo mayor, lugar en el que permanecerían durante 78 años.
En 1794 las autoridades de la colonia exhumaron nuevamente los restos de Cortés con el fin de cumplir con los deseos del conquistador de México que en una ocasión solicitó ser sepultado en la iglesia contigua al Hospital de Jesús, así que sacaron la osamenta de Cortés del templo de San Francisco que yacía en su nicho en una urna de madera y cristal con asas de plata y pintado en la cabecera de la urna el escudo de armas del Marqués de Oaxaca, sus restos fueron trasladados con gran pompa a lo que se creía sería su última morada, se colocaron blandones de plata sobre el sepulcro y dentro del templo se erigió un zócalo y sobre el zócalo un busto del conquistador, en ese sitio sus restos descansarían durante 23 años.
En 1823, a los dos años de la Independencia de México inició el memorial para honrar a los insurgentes muertos durante la guerra de independencia, los restos de ellos fueron llevados a la ciudad de México en cuya catedral fueron depositados, un gran movimiento nacionalista surgió entre los habitantes de la capital mexicana al grado que se temió que una turba asaltara el templo y profanara los restos de Cortés, por ello el ministro mexicano Lucas Alamán y el capellán mayor del Hospital desmantelaron la noche del 15 de septiembre el mausoleo, en tanto el busto y demás ornamentos fueron enviados a Italia para hacer creer a los agitadores que los restos mortales de Cortés habían salido del país, en realidad la urna con la osamenta fue escondida bajo la tarima del templo del Hospital de Jesús, durante trece años los restos permanecieron escondidos allí.
En 1836, ya calmadas las pasiones se extrajeron los restos y fueron depositados en un nicho que se construyó en la pared del templo a un lado de donde estuvo el mausoleo, en ese lugar reposaron los restos durante 110 años hasta ser encontrados. El ministro Lucas Alamán en algún momento informó a la embajada española del lugar en el cual habían depositado los restos de Cortés.
En 1946 algunos historiadores del Colegio de México tuvieron acceso a la acta notarial en la cual se detallaba la última morada de Cortés y decidieron buscar los restos, el domingo 24 de noviembre del mismo año los historiadores encontraron el nicho que guardaba la urna, después de realizar algunos estudios para autentificar los huesos procedieron a restaurar la urna y recomendaron conservar los restos de Hernán Cortés en el mismo lugar.
El 28 de noviembre de 1946 el presidente de México expidió un decreto mediante el cual confirió al Instituto Nacional de Antropología e Historia la custodia de los restos mortales de Hernán Cortés.
El 9 de julio de 1947 se reinhumaron los restos en el mismo lugar en el que los encontraron y se puso sobre el muro de la iglesia una placa de bronce con el escudo de armas de Cortés grabado y la inscripción:
"HERNÁN CORTÉS
1485-1547"
Al final, los restos del conquistador español descansan en el lugar que eligió en su juventud para ser sepultado.
2006-11-25 15:31:51
·
answer #7
·
answered by nitzahom 5
·
0⤊
0⤋
Monroy Pizarro Altamirano, (Medellín, Extremadura, España, 1485 - † Castilleja de la Cuesta, 2 de diciembre de 1547). Conquistador español.
Esta enterrado en el "Instituto Nacional de Antropología e Historia",en México.
saludos
2006-11-25 05:33:56
·
answer #8
·
answered by Anonymous
·
0⤊
0⤋
Fernando Cortés Monroy Pizarro Altamirano, (Medellín, Extremadura, España, 1485 - † Castilleja de la Cuesta, 2 de diciembre de 1547). Conquistador español.
Fue hijo único de un hidalgo extremeño, llamado Martín Cortés y de Catalina Pizarro Altamirano. Por vía materna era primo segundo de Francisco Pizarro, quien posteriormente conquistó el imperio inca (no confundir con otro Francisco Pizarro, quien se unió a Cortés en la conquista de los aztecas). Como otros hidalgos, su padre lo envió a Salamanca y posteriormente a Santiago, para que se instruyese. Allí estuvo dos años, y movido por su sed de aventuras, pasó a América, a la isla de La Española. Allí llegó a ser escribano de la ciudad de Azúa.
Acompañó a Diego de Velázquez a Cuba (año 1511), fue el primer alcalde de la población Santiago de Cuba. Fue encarcelado, acusado de conspirar contra el gobernador Diego de Velázquez. Liberado, se casó con la cuñada del propio Diego Velázquez, de nombre Catalina Suárez Marcaida. Diego Velázquez le nombró jefe de la expedición que se estaba formando para seguir con los descubrimientos en la costa de Yucatán, aunque pronto desconfió de él.
Cuenta Bernal Díaz del Castillo, autor de Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, que un día, un bufón de Velázquez, llamado Cervantes el loco, le dijo a su señor, a la manera de los bufones: «A la gala de mi amo Diego, Diego, ¿qué capitán has elegido? Que es de Medellín de Extremadura, capitán de gran. Mas temo, Diego, no se te alce con la armada, que le juzgo por muy gran varón en sus cosas».
Hernán Cortés seguía, sin embargo, con los preparativos de la expedición, y debido a su gran elocuencia, dotes de persuasión y sugestión, pronto logró reclutar más de 600 hombres para su causa.
[editar] La expedición
Adelantándose a que le cesase Diego Velázquez, la armada de Cortés partió precipitadamente del puerto de Santiago de Cuba el 18 de noviembre de 1518. Como iba escasa de bastimentos, tuvo que aprovisionarse de éstos en la isla de Trinidad y otros lugares.
Finalmente, el 10 de febrero de 1519, la flota abandonó las costas de Cuba, en 11 naves, con 518 infantes, 16 jinetes, 13 escopeteros, 32 ballesteros, 110 marineros y unos 200 indios y negros de auxiliares de la tropa. Llevaban 32 caballos, 10 cañones de bronce y 4 falconetes. Por capitanes iban Alonso Hernández de Portocarrero (al cual entregaría más tarde la india doña Marina), Alonso de Ávila, Diego de Ordás, Francisco de Montejo, Francisco de Morla, Francisco de Saucedo, Juan de Escalante, Juan Velázquez de León (éste pariente del gobernador), Cristóbal de Olid y Pedro de Alvarado. Muchos de estos eran veteranos de la guerra de Italia. Por piloto principal iba Antón de Alaminos.
[editar] Primeros contactos con los nativos
El primer contacto con los nativos lo tuvo en Cozumel, donde vio a los indios ofreciendo sacrificios a sus ídolos, arrancando el corazón a esclavos o a prisioneros vivos, lo cual horrorizó a los españoles.
Destrozó, pues esos ídolos, y puso en su lugar cruces e imágenes de la Virgen María. Por medio del intérprete de entonces un nativo maya llamado "Melchorejo", tuvo noticias de la existencia de unos hombres barbudos en poder de ciertas tribus, sin duda españoles capturados, y envió emisarios para rescatarlos. Sólamente encontraron uno: Gerónimo de Aguilar, que había sido capturado unos años antes, y había aprendido el lenguaje maya que se hablaba en dicha región. Sin embargo, el otro español, Gonzalo Guerrero, no acudió, ya que se había convertido y adaptado a las costumbres mayas, tenía esposa y varios hijos, por lo que éstos, seguramente habrán sido los primeros mexicanos.
Antón de Alaminos condujo a la flota hasta la desembocadura del río Tabasco, en donde se encontraron con indios hostiles, pero consiguieron vencerlos, debido al terror que las armas de fuego y los caballos causaban en los indios.
Los caciques hicieron ofrenda de víveres, joyas, tejidos, y un grupo de veinte esclavas, que luego fueron bautizadas. Entre estas esclavas había una llamada Malintzin, a la que los españoles llamaron Marina, que seria crucial en la conquista de México. Su gran inteligencia, su dominio de los idiomas maya y náhuatl, su dominio sobre la psicología y costumbres de los indios, y su gran fidelidad hacia los españoles, hacen de doña Marina (conocida también como La Malinche) una de las más extraordinarias mujeres del siglo XVI. Sin ella es posible que la conquista se hubiese retrasado una o dos décadas más, y seguramente, con mucha más sangre española. Doña Marina fue la intérprete, consejera y amante de Hernán Cortés, al cual le dio un hijo al que bautizaron como Martín, igual que el padre de Cortés. Ella y Gerónimo de Aguilar suplían a Melchorejo, como intérpretes, el cual, se había pasado a los indios, y les había incitado a que luchasen contra los españoles. Vencidos por éstos, lo habían sacrificado a los dioses.
La Gran Tenochtitlan. Mural del Dr. Atl (1930)
[editar] Los aztecas
En Tabasco, los españoles supieron de la existencia de un país hacia poniente que los indios denominaban “México”. La flota fue, bordeando la costa mexicana, en dirección noroeste (NO), y un día se presentaron varias canoas indígenas que venían de parte del emperador, llamado Moctezuma. Cortés les mostró sus armas de fuego, sus caballos para, por una parte amedrentarlos, pero por otra parte trató de ser amable y afable con ellos, hablándoles de paz. Los embajadores traían pintores, y dibujaron todo lo que vieron con objeto de que su gran señor fuese informado fielmente y viese como eran estos “teules”.
El embajador azteca volvió con grandes presentes de joyas y objetos preciosos, pero Cortés seguía insistiendo en visitar a su emperador. Este volvió denegando el permiso para dicha visita. Por entonces vinieron otros indios, procedentes de Zempoala, que dijeron a Cortés que eran enemigos de los aztecas, y querían que los españoles les ayudasen a sacudirse de su yugo. Cortés vio que esto facilitaba sus planes, ya que el poderoso señor tenía enemigos. Pensó que cultivando las rencillas y odios que existían entre los diferentes pueblos indios, y con el prestigio que habían adquirido como ”teules”, es decir, semidioses, podía apoderarse del territorio y de sus riquezas, que sin duda había, como habían demostrado los diferentes presentes que los enviados del gran emperador Moctezuma II les habían entregado. Para ello tenía que imponer su voluntad y su mando sobre la facción del gobernador Diego de Velázquez, los cuales sostenían que Cortés no tenía autorización para poblar, sino para rescatar, descubrir, y que deberían volver a Cuba terminada la expedición. La mayoría de los capitanes y la tropa se oponían, ya que intuían la riqueza que podía haber en Tenochtitlan.
Empezó convirtiendo el campamento donde estaban en una ciudad, a la que puso el nombre de Villa Rica de la Vera Cruz, (en la actualidad Veracruz), por haber desembarcado los españoles en aquel paraje un Viernes Santo. Los nuevos pobladores rogaron a Cortés que se proclamase capitán general, dependiendo directamente del rey y no de Velázquez, que no tenía mando sobre aquellas costas; haciéndose de rogar, aceptó el cargo. Nombró alcalde, regidores, alguaciles, tesorero y alférez, consumando, pues, la desvinculación de la autoridad del gobernador de Cuba sobre la expedición, y es justo decir que al actuar de esa manera constituyó el primer municipio de América continental.
Siguió bordeando la costa, y supo de la hostilidad de ciertas tribus indígenas contra los aztecas, en una de las cuales se produjo el encarcelamiento de los odiados recaudadores de impuestos aztecas, y su posterior liberación por Cortés para hacer méritos ante Moctezuma.
[editar] "Quema" (realmente, barrenado) de las naves
Llegaron noticias de que Diego Velázquez había conseguido por sus valedores en la Corte el nombramiento de adelantado de Yucatán, por lo que envió para contrarrestar estas influencias a sus fieles Portocarrero y Montejo con lo mejor del botín obtenido hasta entonces, para conseguir el nombramiento para Cortés. Tomó además la decisión de inutilizar las naves, excepto la que había de utilizar Portocarrero con los fines ya indicados, para evitar cualquier fuga de los hombres que no secundaban su rebelión frente a la legalidad del gobernador de Cuba, o que simplemente tuvieran miedo ante la magnitud del empeño.
Sobre la forma física real en que se inutilizaron las naves, las fuentes utilizan las expresiones barrenar (abrir agujeros con un barreno o broca) y dar de través (volcar, tumbar, poner en dirección transversal el barco para vararlo). Posiblemente lo que se hizo fue una combinación de ambos procesos, y en cualquier caso es importante decir que las piezas de las naves sirvieron para propósitos posteriores que tuvieron importancia decisiva en la conquista de la capital Azteca.
Desde muy pronto los hagiógrafos de Cortés glorificaron en exceso la acción de barrenado de las naves, que ha quedado --tras adornarla con falso fuego diciendo que las había quemado-- como una frase hecha: "quemar las naves", por decir que ya no quedaba vuelta atrás. Como suele ocurrir con tales frases, la realidad seguramente fue menos heroica: Cortés, al traicionar a Diego Velázquez, había "quemado" ya sus naves, que sólo podían servirle para conducirlo al patíbulo en Cuba o en La Española; las barrenó, sobre todo, para impedir la marcha de los que no habían secundado su motín, los partidarios de Velázquez. Pero además, las naves de la época se deterioraban tanto o más flotando (carcomidas por la bruma) como dadas de través, y en este segundo caso no era imposible que un carpintero las rehabilitase para volver a viajar, o incluso construyese otras nuevas, como se demostró con los bergantines utilizados en el asedio a Tenochtitlan.
Cabe destacar que Cervantes, en el capítulo VIII de la segunda parte de El Quijote, señala ya la gesta comparándola con otras glorias clásicas, como el paso del Rubicón de César: ...¿quién barrenó los navíos y dejó en seco y aislados los valerosos españoles guiados por el cortesísimo Cortés en el Nuevo Mundo?... lo que de paso demuestra que en 1615 se decía todavía que las barrenó, no que las quemó. Lo de quemar fue una mistificación posterior destinada a dar un timbre más pomposo al suceso.
La marcha hacia el interior empezó el 16 de agosto de 1519. La primera sorpresa fue el cambio de clima de las tierras altas, ya que era frío, en comparación con el clima de la costa y de las islas, así como ver los valles fértiles existentes en el interior. Al paso por Tlaxcala, los españoles derrotaron a las tribus pobladoras el 2 de septiembre de 1519, y consiguieron aliarse con ellos para ayudarles a combatir a la opresión azteca, enemiga eterna del territorio de tlaxcala, territorio que nunca pudo ser conquistado por los Aztecas. Cortés se detuvo varias semanas en Tlaxcala, que según los cronistas, recordaba a Granada (España) por la frondosidad de sus vegas. Varios millares de tlaxcaltecas se unieron a la expedición hacia Tenochtitlan.
Al paso por Cholula, que eran vasallos de Moctezuma II, éstos después de un grandioso recibimiento, quisieron hacer una emboscada y aniquilar a los españoles. Una anciana, que quiso salvar a Doña Marina, cometió la indiscreción de confiar a ésta lo que tramaba su pueblo. Sin demora, Doña Marina puso en conocimiento a Cortés la traición que se avecinaba, y adelantándose a los indios, los españoles les infligieron un durísimo castigo.
[editar] Tenochtitlan
Artículo principal: Noche Triste
En su marcha hacia México-Tenochtitlan el ejército de Cortés avistó los volcanes Popocatepetl e Iztaccíhuatl. Y uno de los capitanes de Cortés, llamado Diego de Ordás fue el primer europeo en ascender a la cima del volcán Popocatepetl en compañía de dos compañeros de armas, causando una gran impresión entre los nativos que acompañaban la expedición de Cortés. Por tal hazaña y méritos militares, el emperador Carlos V le otorgó a Diego de Ordás mediante decreto expedido el 22 de octubre de 1523, el derecho de poseer un escudo de armas con una vista del volcán.
Monumento del Encuentro en Ciudad de Mexico.A la entrada de la ciudad, realizada el 8 de noviembre de 1519, se produjo el encuentro de Moctezuma y Cortés, haciendo de intérprete doña Marina. Moctezuma II, creía que los españoles eran los enviados del Dios que vendrían del este, y además cayó bajo el poder de seducción de Cortés. Los españoles fueron hospedados en el inmenso palacio del padre de Moctezuma, pudiendo entonces admirar la grandiosidad de aquella ciudad, por ejemplo la plaza de su mercado era más del doble de grande que la Plaza Mayor de Salamanca (tenida entonces por la más grande de la cristiandad).
Residiendo los españoles en el palacio, se les ocurrió que ya era hora de tener capilla propia y, puesto que Moctezuma se había negado a que la erigieran en el cú de Huchilobos, resolvieron levantarla en su alojamiento, previo permiso del emperador. Buscaban los capitanes el mejor sitio para emplazarla, cuando un soldado, que era carpintero, notó en una pared la existencia de una puerta tapiada y encalada de pocos días. Recordaron entonces que se susurraba que en aquellos aposentos tenía depositados Moctezuma los tesoros que había ido reuniendo su padre Axayácatl.
Allí entraron Cortés y algunos capitanes y tras la vista de un enorme tesoro ordenó que se volviera a tapiar. Les empezó a inquietar entonces la posibilidad de ser asesinados. Cuatro capitanes y doce soldados se presentaron a Cortés para hacerle presente la conveniencia de prender al emperador, manteniéndole como rehén, para que respondiera con su vida de la vida del ejército.
No se tomó de momento ningún acuerdo. No obstante, una noticia precipitó la resolución.
Unos jefes mexicanos asaltaron Veracruz, donde mataron a Juan de Escalante alguacil mayor, a seis españoles y a los aliados totonacas, lo que supuso un desprestigio para las armas españolas al ver que no eran teules o dioses y que podían ser vencidos. Un soldado llamado Argüello fue hecho prisionero, sacrificado y su cabeza enviada al emperador azteca.
Cortés exigió a Moctezuma que fuese a vivir con los españoles, es decir, tenerlo como rehén so pena de muerte inmediata. Apaciguó a su guardia diciendo que iba de propia voluntad, y tras ser trasladados con los españoles todos sus enseres siguió manifestando a todas sus visitas que estaba allí de propia voluntad.
Cortés exigió que los caciques autores de la agresión a Veracruz fueran castigados, y llevados a su presencia confirmaron que obedecían órdenes de Moctezuma. Los capitanes aztecas fueron sentenciados a morir en la hoguera.
Consiguió también, que, Moctezuma se declarase vasallo de Carlos V. La situación, sin embargo, se estaba poniendo muy difícil, ya que la clase sacerdotal y los nobles se estaban conjurando para liberar a su señor y aniquilar a los españoles.
[editar] Lucha entre españoles
En esos días se recibió la noticia de la llegada de 18 navíos al Puerto de Veracruz, creyéndose en un principio que eran refuerzos del emperador, mas enseguida se supo que eran tropas mandadas por Diego de Velázquez para castigar a los rebeldes. Estas tropas estaban mandadas por Pánfilo de Narváez. Y, para colmo, pusieron sobre aviso a Moctezuma II de que Cortés era un rebelde a su rey, y que lo matase. Así que Cortés no tuvo más remedio que dejar una guarnición de poco más de un centenar de españoles en Tenochtitlan al mando de Pedro de Alvarado, y él con trescientos españoles y varios cientos de indios, salir al encuentro de las tropas de Narváez. Cortés, a la postre, consiguió vencer e hizo prisionero a Narváez, y las tropas de éste se pasaron en masa al bando de Cortés.
[editar] La Matanza del Templo Mayor
Mientras, en Tenochtitlan, Alvarado había cometido una matanza de nativos, cuando éstos estaban celebrando la fiesta de Tóxcatl (quinto mes de los 20 que tenía el calendario azteca) en honor a Tezcatlipoca, aunque algunas fuentes hablan también de culto al siempre presente Huitzilopochtli. La población, lógicamente, se rebeló, y los castellanos se tuvieron que refugiar en los alojamientos del palacio. Parece ser que, en la tensión de aquellos días, Pedro de Alvarado veía conjuras por todas partes y quiso anticiparse haciendo una matanza.
[editar] La rebelión y La Noche Triste
El 24 de junio de 1520 el ejército de Cortés entraba nuevamente en la ciudad. El hermano de Moctezuma, Cuitláhuac, fue liberado para que gestionase la pacificación, pero lo que hizo fue todo lo contrario y se unió al jefe de los caciques, llamado Cuauhtémoc, para aplastar a los españoles. Cortés consiguió que Moctezuma II tratase de apaciguar a los inconformes y que dejasen salir a los españoles de la ciudad. Pero, cuando hablaba a su pueblo, recibió una pedrada de los propios indios, que lo hirió de muerte.
Los sitiados veían disminuir el agua, las municiones y toda clase de víveres. La única salida era la retirada. Y la hicieron en la lluviosa noche del 30 de junio al 1 de julio de 1520, conocida como la Noche Triste. En aquella retirada, cayó buena parte de los castellanos, además de perder gran cantidad de piezas de artillería y de caballos, así como gran parte del tesoro que se transportaba. Perseguidos por los indios, el 7 de julio, cerca de Otumba, los españoles hicieron frente a los perseguidores en una batalla en la que los aztecas fueron derrotados y huyeron en desbandada. Los de Tlaxcala siguieron fieles a Cortés, y éste pudo conseguir un gran ejército para reconquistar el Imperio Azteca, terminando con el asedio y destrucción de Tenochtitlan. El día 13 de agosto de 1521, entraron en las ruinas de la ciudad y Cuauhtémoc, el cacique azteca, fue hecho prisionero.
[editar] El viaje de Cortés a Las Hibueras.
Hernán Cortés tenía conocimiento de las riquezas que existían en Las Hibueras en la actualidad la república de Honduras, además que había escuchado que existía un paso que en opinión de muchos pilotos por aquella bahía sale estrecho a la otra mar (del océano atlántico al océano pacífico), estrecho de cuya existencia había dado conocimiento el piloto Juan de la Cosa desde el año 1500, así pues Cortés envió el año de 1524 al mando de su capitán Cristóbal de Olid cinco navíos y un bergantín rumbo a Las Hibueras, a bordo iban 400 hombres, suficiente artillería, armas y municiones además de ocho mil pesos oro para comprar en Cuba caballos y bastimentos. En tanto había partido una expedición por tierra al mando del capitán Pedro de Alvarado para conquistar y explorar centroamerica.
Más temprano que tarde Cortés se dio cuenta que el capitán Cristóbal de Olid, hombre de toda su confianza había entrado en tratos con su principal enemigo, nada menos que el gobernador de Cuba Diego de Velázquez para robarle a Cortés las nuevas tierras que se habrían de descubrir en el viaje de exploración y conquista que él mismo estaba sufragando. Fuera de quicio Cortés montó una segunda expedición en junio de 1524 al mando de su primo Francisco de las Casas, iban en cinco navíos y cien hombres con órdenes de aprehender y castigar al infiel Cristóbal de Olid. Al arribar la expedición punitiva a la hoy Honduras después de un nufragio se suceden unas escaramuzas y fue tomado prisionero el enviado de Cortés, su primo Francisco de las Casas en compañía de Gil González de Ávila, este recién llegado con el título de gobernador del golfo Dulce.
De alguna manera tanto De las Casas como Gil González logran escapar hacia la jungla y posteriormente amigos de Cortés en una cena toman prisionero a Cristobal de Olid y lo degüellan, dando por terminado el asunto.
En tanto Hernán Cortés sin saber lo que había sucedido, emprende por tierra rumbo a Las Hibueras en compañía de un gran ejército.
[editar] Hernán Cortés descubre la "California"
La isla de California, mapa del xiglo XVIILas Sergas de Esplandián
"Sabed que a la diestra mano de las Indias existe una isla llamada California muy cerca de un costado del Paraíso Terrenal; y estaba poblada por mujeres negras, sin que existiera allí un hombre, pues vivían a la manera de las amazonas. Eran de bellos y robustos cuerpos, fogoso valor y gran fuerza. Su isla era la más fuerte de todo el mundo, con sus escarpados farallones y sus pétreas costas. Sus armas eran todas de oro y del mismo metal eran los arneses de las bestias salvajes que ellas acostumbraban domar para montarlas, porque en toda la isla no había otro metal que el oro."
Las Sergas de Esplandián, (novela de caballería) Por García Ordóñez de Montalvo. Publicada en Sevilla en 1510.
Se considera actualmente a Hernán Cortés como el descubridor de la península de Baja California, aún cuando el primer europeo que desembarcó en lo que hoy es la península de Baja California fue el piloto y navegante español Fortún Jiménez quien al mando del navío Concepción, navío propiedad de Hernán Cortés, avistó y desembarcó en el año 1534 en la península, de la cual pensó que era una isla.
En la cuarta Carta de Relación, fechada en México el 15 de Octubre de 1524, escribe Hernán Cortés al Rey de España de la preparación de barcos para explorar y someter nuevos reinos sobre la Mar del Sur, idea que bullía en su mente desde dos años atrás, recién consumada la conquista de la gran Tenochtitlan. En 1529 estando Cortés en España, firmó un convenio con la Corona española por la cual se obligaba a enviar por su cuenta "armadas para descubrir islas y territorios en la Mar del Sur (Océano Pacífico)"
Deseaba encontrar además del dominio territorial y las posibles ganancias en metales preciosos en las nuevas tierras a descubrir, un paso de mar entre el Pacífico y el Atlántico, pues se pensaba que si Fernando de Magallanes había encontrado un estrecho que comunicaba ambos océanos por el Sur, también debería existir otro paso por el norte. Ese paso marítimo era el mítico Estrecho de Anián. En el mencionado convenio se estipulaba que de las tierras y ganancias que se obtuvieran, una décima parte corresponderían al descubridor en propiedad perpetua, para sí y sus descendientes.
[editar] La primera expedición.
Durante su estancia en España en 1529, Cortés negoció una capitulación sobre los futuros descubrimientos en la Mar del Sur. Ya de regreso a México, el 30 de Junio de 1532 envió a su primo Diego Hurtado de Mendoza para que explorara las islas y litorales de la Mar del Sur (Océano Pacífico), más allá de los límites de la audiencia de la Nueva Galicia gobernada por Nuño de Guzmán enemigo acérrimo de Hernán Cortés.
Partió la expedición en dos barcos desde Tehuantepec Oaxaca, después de tocar Manzanillo Colima se fueron costeando las costas de Jalisco y Nayarit, que en aquel entonces formaban parte de la audiencia de la Nueva Galicia, hasta descubrir las Islas Marías, de allí regresaron a tierra firme y trataron de obtener abastecimiento de agua en la bahía de Matanchén, Nayarit, abastecimiento que les fue negado por órdenes de Nuño de Guzmán dueño y señor de la región.
Uno de los barcos maltratado por las tormentas emprendió el regreso, arribó a las costas de Jalisco y terminó en manos de Nuño de Guzmán, en tanto el otro navío en el que iba Diego Hurtado de Mendoza tomó rumbo al norte, jamás ninguno de los que iban a bordo regresó a la Nueva España, no se volvió a tener noticias de ellos, años después el autor de la Segunda Relación anónima de la jornada que hizo Nuño de Guzmán a la Nueva Galicia, recogió algunas informaciones que hacen suponer que la nave que comandaba Diego Hurtado de Mendoza había naufragado en el litoral norte del hoy estado de Sinaloa, pereciendo él y el resto de la tripulación.
[editar] La segunda expedición.
El navío Concepción al mando del capitán y comandante de la expedición Diego de Becerra, era una de las dos naves que Cortés envió en 1533, poco después de la conquista de la gran Tenochtitlan, en un segundo viaje de exploración de la Mar del Sur (Océano Pacífico), la otra nave era el navío San Lázaro al mando del Capitán Hernando de Grijalva.
Zarpó la expedición desde el hoy puerto de Manzanillo Colima el 30 de Octubre de 1533, para el día 20 de Diciembre las naves se habían separado, el barco San Lázaro que se había adelantado esperó en vano al navío Concepción durante tres días y al no tener avistamiento del navío acompañante se dedicó a explorar el Océano Pacífico y descubrió las Islas Revillagigedo. A bordo del Concepción todo era diferente, el navegante y segundo en el mando Fortún Jiménez se amotinó y asesinó mientras dormía al capitán Diego de Becerra, después agredió a los tripulantes que se mostraron leales al asesinado capitán para posteriormente abandonar a los heridos en las costas de Michoacán junto con los frailes franciscanos que le acompañaban en la travesía.
Fortún Jiménez navegó hacia el noroeste siguiendo la costa y en algún momento giró hacia el oeste y llegó hacia una apacible bahía, hoy se sabe que arribó a la hoy ciudad y puerto de La Paz, él pensó que había arribado a una isla, jamás supo que había arribado a una península que con el tiempo se llamaría península de Baja California, allí se encontró con nativos que hablaban una lengua no conocida y además andaban semidesnudos, eran muy diferentes de los nativos del altiplano mexicano que tenían una cultura propia.
Los tripulantes que le acompañaban al ver a las mujeres semidesnudas y a causa de la larga vigilia sexual, se dedicaron a tomarlas por la fuerza. Para ese entonces se habían dado cuenta que en lugar abundaban las perlas que los nativos extraían de las conchas de moluscos que abundaban en la bahía, así que se dedicaron a saquear el lugar y a abusar de las mujeres. Es necesario resaltar que Fortún Jiménez y acompañantes no otorgaron nombre alguno a ninguno de los sitios que encontraron, serían otros exploradores quienes darían nombre a los lugares visitados por Fortún Jiménez.
El abuso de las mujeres por parte de la tripulación aunado al saqueo al cual se dedicaron provocó un violento enfrentamiento con los nativos que terminó en la muerte de Fortún Jiménez y algunos de sus compañeros, los sobrevivientes se retiraron del lugar, abordaron a duras penas el navío Concepción, navegaron erráticamente durante varios días hasta llegar a las costas del hoy estado de Jalisco, en donde se toparon con los subalternos de Nuño de Guzmán quienes les requisaron la nave y los tomaron prisioneros.
[editar] La tercera expedición.
Después de haber patrocinado dos viajes de exploración en la Mar del Sur (Océano Pacífico) y sin haber obtenido resultados materiales, Hernán Cortés decidió encabezar el tercer viaje de exploración.
Molesto Cortés porque Nuño de Guzmán su archienemigo de siempre, le había requisado un buque durante la primera expedición que sufragó, además del buque Concepción que Cortés había enviado en el segundo viaje de exploración de la Mar del Sur, decidió enfrentarlo en su propio terreno y desde allí montar la tercera expedición, para ello preparó un gran número de tropas a pie y a caballo para marchar sobre la provincia de la Nueva Galicia de la cual Nuño de Guzmán era gobernador.
El virrey de la Nueva España advierte a Hernán Cortés el 4 de Septiembre de 1534 "que no enfrentase a quien le había requisado sus barcos" a lo que Hernán Cortés se negó alegando que había gastado más de 100 mil castellanos de oro, además de haber sido designado por su majestad el Rey de España Felipe II para conquistar y descubrir nuevos territorios. Para ese entonces Cortés ya había organizado un astillero en Tehuantepec y tenía tres navíos dispuestos; el San Lázaro (en el que regresó Grijalva de la segunda expedición a la Mar del Sur), y el Santa Águeda y el Santo Tomás que recién habían sido construidos.
El proyecto de Cortés era ambicioso, enviaría los navíos a Chametla (Sinaloa) (cerca de la actual población de Escuinapa) en el territorio gobernado por Nuño de Guzmán y allí abordaría el ejército de tierra comandado por él. Para llegar a Chametla, Cortés tuvo que atravesar por varios días con su ejército el Nuevo Reino de la Nueva Galicia, la Nueva Galicia era una provincia de la Nueva España gobernada por su acérrimo enemigo Nuño de Guzmán.
Cuenta Bernal Díaz del Castillo que cuando en la Nueva España se supo que el Marqués de Oaxaca iba de conquista nuevamente, muchos "creyeron que era cosa cierta y rica" y se ofrecieron a servirle soldados de a caballo, arcabuceros y ballesteros, y 34 casados con sus mujeres, en total 320 personas y 150 caballos. Y añade que los navíos estaban muy bien provistos de bizcocho, carne, aceite, vino y vinagre, mucho rescate, tres herreros con sus fraguas y dos carpinteros de ribera con sus herramientas, además de clérigos y religiosos, y médicos, cirujanos y botica.
Con los pendones a todo lo alto arribó el ejército de Cortés a la población de Santiago de Galicia de Compostela, ubicada en esos días en el valle de Matatipac (en la actualidad la ciudad de Tepic), donde fue acogido amistosamente por el Gobernador Nuño Beltrán de Guzmán, su enemigo de siempre. En ésa población Cortés y su ejército permanecieron durante cuatro días antes de proseguir su viaje. Se dice que Nuño de Guzmán aconsejó a Cortés no proseguir con el viaje de exploración y le proveyó de bastimentos, en tanto Cortés se asombró de la pobreza en que vivía Nuño de Guzmán. Sin duda alguna el recibimiento de que fue objeto el Conquistador de México de parte de Guzmán se debió al ejército que acompañaba a Cortés.
Después de la partida de Cortés, Nuño de Guzmán dirigió una carta a la Audiencia en México en " que se queja de que el marqués del Valle quería penetrar con su gente en su gobernación, siendo que solo era Capitán General de la Nueva España"
En Chametla (Sinaloa), después de atravesar los hoy estados de Jalisco y Nayarit, territorio conocido como parte del reino de la Nueva Galicia en esa época, Cortés y su comitiva embarcaron los buques Santa Águeda y San Lázaro en los cuales subieron 113 peones, 40 jinetes con todo de a caballo y dejó en tierra a 60 jinetes más, según lo reportó a la Real Audiencia el gobernador Nuño de Guzmán.
Una vez embarcado en el buque San Lázaro, Cortés junto con su expedición tomó rumbo al noroeste, y el día 3 de Mayo de 1535 arribó a la bahía que nombró Bahía de la Santa Cruz actualmente La Paz (Baja California Sur), lugar en el cual confirmó la muerte de su subalterno Fortún Jiménez a manos de los nativos.
Una vez que hubo tomado Cortés posesión de la Bahía de la Santa Cruz, decidió establecer una colonia, mandó traer a los soldados y bastimentos que había dejado en Sinaloa pero el mal tiempo no le ayudó, los buques se perdieron y únicamente regresó a la bahía de la Santa Cruz un navío llevando una carga de cincuenta fanegas de maíz, insuficientes para alimentar a la población, por lo cual Cortés salió personalmente en busca de víveres, mas lo conseguido fue insuficiente por lo cual decidió retornar a la Nueva España con la intención de proveer desde ahí a la nueva colonia.
Al mando del poblado de la Santa Cruz quedó Francisco de Ulloa, pero las quejas de los familiares de quienes se habían quedado en la península hicieron que el virrey ordenara el abandono de la población y el retorno de los pobladores a la Nueva España.
[editar] La cuarta expedición
Hernán Cortés quien ya había patrocinado tres viajes de exploración de la Mar del Sur (Océano Pacífico) y los cuales habían terminado en fracasos, decide enviar un cuarto viaje de exploración a la Mar del Sur al mando de Francisco de Ulloa en 1539. Partió la expedición del puerto de Acapulco el día 8 de Julio del año citado a bordo de los buques Santo Tomás, Santa Águeda y Trinidad, a la altura de las Islas Marías se vieron obligados a abandonar el navío Santo Tomás, por lo cual continuaron el viaje de exploración en los dos buques restantes.
Ingresaron al Golfo de California y visitaron en el viaje de ida y de regreso la abandonada población de la Santa Cruz, conocida actualmente como la ciudad de La Paz, en el viaje de ida llegaron al extremo norte del golfo el 28 de Septiembre, a lo que se conoce actualmente como desembocadura del Río Colorado y llamaron a la boca del río "Ancón de San Andrés", una breve acta fue levantada cuyo texto se transcribe;
Yo Pedro de Palenzia, escribano público desta armada, doy fe e verdadero testimonio a todos los señores que la presente vieren, a quienes Dios nuestro señor guarde de mal, como en veinte e ocho días del mes de septiembre de quinientos e treinta e nueve años, el muy magnfifíco señor Francisco de Ulloa, teniente de gobernador y capitán desta armada por el iustrísimo señor Marqués del Valle de Guajaca, tomó posesión en el ancón de San Andrés y mar bermeja, que es en la costa desta Nueva España hazia el Norte, que está en altura de treinta y tres grados y medio, por el dicho Sr. Marqués del Valle en nombre del Emperador nuestro rey de Castilla, actual y realmente, poniendo mano a la espada, diziendo que si abía alguna persona que se lo contradijese, que él estaba presto para se lo defender, cortando con ella árboles, arrancando yerbas, meneando piedras de una parte a otra, y sacando agua de la mar; todo en señal de posesión.
Testigos que fueron presentes a lo que dicho es los reverendos padres del señor San Francisco, el padre Fray Raymundo, el padre fray Antonio de Mena, Francisco de Terrazas, veedor Diego de Haro, Gabriel Márquez. Fecho día mes y año susodicho. E yo Pedro de Palenzia, escribano público desta armada, le escribí según ante mi pasó; por ende fize aquí este signo mío, que es tal, en testimonio de verdad.- Pedro de Palencia, escribano público. Frater Ramundus Alilius, Frater Antonius de Mena, -Gabriel Márquez. -Diego de Haro. -Francisco de Terrazas.
Península de Baja California y el Mar de Cortés o Golfo de California (NASA)Después de haber desembarcado y tomado posesión de las tierras del extremo Norte del Mar Bermeja, (conocido hoy en día como Golfo de California), nombre que le dieron por la coloración rojiza de las aguas que se teñían con las aguas procedentes del Río Colorado, iniciaron el regreso al poblado de la Santa Cruz, doblaron el Cabo San Lucas e ingresaron en el Océano Pacífico, por la actual Bahía Magdalena pasaron el día 5 de Diciembre sin haber ingresado por estar herido Ulloa, a causa de una escaramuza que sostuvo con los nativos. Con fecha de 5 de Abril de 1540 dirigió a Cortés desde la Isla de Cedros una relación de los sucesos de la exploración en el navío Santa Águeda, en el navío Trinidad continuó con la exploración, nunca más se supo de Francisco de Ulloa y de sus compañeros de navegación.
[editar] Las abandonadas tierras reciben el nombre de California y Hernán Cortés entra en la historia como su descubridor.
Artículo principal: Origen del nombre de California
Un burlón enemigo de Cortés a quien un escritor de la época cita como Alarcón ¿se trataría de Fernando de Alarcón?, en clara alusión a Las Sergas de Esplandián, novela de caballería de boga en esos días, dio por nombrar en tono burlesco a las abandonadas tierras como California para herir a Cortés por haber fracasado en el tercer viaje de exploración, cuando éste trató infructuosamente de establecer una colonia en las tierras recién descubiertas y que le pertenecían por Cédula Real.
Actualmente se conocen con el nombre de California, la península de Baja California, el Golfo de California, y tres estados; California, Baja California y Baja California Sur.
Además que el Golfo de California es conocido también como Mar de Cortés.
[editar] La leyenda negra
Con el mero objeto de desprestigiarlo, a través de la leyenda negra -ideada por enemigos de la España Imperial, tales como Holanda e Inglaterra- fue tachado de sanguinario en sus conquistas, diezmando la población y asesinando supuestamente de manera masiva a "miles" de personas. Incluso se "asegura" que en un texto mexica sobreviviente se habla de la destrucción de las casas y la sangre y vísceras (especifícamente sesos) que manchaban las pocas paredes que quedaban en pie.
Nada de esto podría (en el caso de ser cierto) compararse a las grandes matanzas que los Aztecas realizaban con prisioneros de los pueblos mexicanos sometidos (tlaxcala y totonac) que no dudaron nunca en apoyar a los españoles, los cuales acabarían por librarlos del yugo opresor de Tenochtitlán. Ejemplo de ello son los millares de cráneos humanos encontrados en las ruinas aztecas en el Yucatán, y las descripciones de historiadores coetáneos al conquistador (como Bernal Díaz del Castillo) que nos describen los sádicos rituales en los que los chamanes realizaban sus sacrificios humanos al dios Sol.
Un dato objetivo e irrefutable es que Cortés fue apoyado por la inmensa mayoría de pueblos indígenas que lucharon juntos en la toma de la capital azteca, y ello sólo es posible si estos indígenas estuviesen en desacuerdo con las prácticas de la minoría gobernante y por ello viesen una liberación con la llegada de Cortés y sus hombres.
Otro dato complementario es que Cortés, a diferencia de las actitudes que tomarían más adelante los colonizadores ingleses y holandeses en los demás continentes, y al igual que la mayoría de los conquistadores españoles, apostaba por la convivencia pacífica y la relación con los indígenas. Prueba de ello es su matrimonio con su amada Malinche, doña Marina. Cortés fue recompensado por sus grandes conquistas, años más tarde, por el Emperador Carlos I de España y V de Alemania, con el marquesado del Valle de Oaxaca, pero fue postergado en el gobierno de la nueva colonia.
Hernán Cortés murió en el viernes 2 de diciembre del año 1547 en Castilleja de la Cuesta, tratando de volver a sus posesiones americanas.
[editar] El peregrinar de Cortés después de su muerte
Pocas personas han sido inhumadas tantas veces como el Marqués del Valle de Oaxaca, título que le confirió la corona española a Hernán Cortés. La causa de los constantes traslados de sus restos mortales radica en el hecho que en sus testamentos cambió en más de una ocasión la ubicación del lugar en donde deseaba reposar por toda la eternidad. Cuando residía en la Nueva España, primero solicitó ser sepultado en la iglesia contigua al Hospital de Jesús, hospital que el conquistador había fundado, posteriormente declaró sus deseos de ser sepultado en un monasterio que había ordenado construir en Coyoacán, una población aledaña a la capital mexicana, monasterio que nunca fue construido debido a que tuvo que partir a España con el fin de enfrentarse a un juicio de residencia que se le siguió.
En España ya cansado y enfermo a mediados de octubre de 1547 modificó su testamento para indicar que debería ser sepultado en la parroquia del lugar donde falleciera. Su muerte en España trajo como consecuencia que fuera inicialmente sepultado en el monasterio de San Isidoro del Campo, en Santiponce (Sevilla), en la cripta de la familia del duque de Medina Sidonia bajo las gradas del altar mayor con un epitafio que le dedicó su hijo Martín Cortés, segundo Marqués del Valle. El epitafio que le dedicó su hijo decía:
"Padre cuya suerte impropiamente
Aqueste bajo mundo poseía
Valor que nuestra edad enriquecía,
Descansa ahora en paz, eternamente"
En 1550 a tres años de su muerte, sus restos fueron cambiados de lugar dentro de la misma iglesia, y esta vez fue inhumado justo a un lado del altar dedicado a Santa Catalina. Durante 19 años sus restos yacieron en el monasterio de San Isidoro hasta que en 1566 sus restos mortales fueron transladados a la Nueva España y sepultado junto con su madre y una de sus hijas en el templo de San Francisco de Texcoco, ubicado en la población de Texcoco cercana a la ciudad de México. Sus restos yacerían allí hasta 1629.
En 1629 a la muerte de Don Pedro Cortés, 4° Marqués del Valle y último descendiente de Hernán Cortés en línea masculina, las autoridades civiles y eclesiásticas de la colonia española decidieron sepultarlos en la misma iglesia, así que los restos de Cortés fueron inhumados cerca del altar mayor (en un nicho detrás del Sagrario) en la iglesia del convento de San Francisco, ubicado frente a la plaza de Santo Domingo en la capital mexicana, allí dejaron grabada la siguiente inscripción "Ferdinandi Cortés ossa servatur hic famosa".
En 1716 una remodelación del templo de San Francisco obligó a los franciscanos a exhumar los restos y trasladarlos a la parte posterior del retablo mayor, lugar en el que permanecerían durante 78 años.
En 1794 las autoridades de la colonia exhumaron nuevamente los restos de Cortés con el fin de cumplir con los deseos del conquistador de México que en una ocasión solicitó ser sepultado en la iglesia contigua al Hospital de Jesús, así que sacaron la osamenta de Cortés del templo de San Francisco que yacía en su nicho en una urna de madera y cristal con asas de plata y pintado en la cabecera de la urna el escudo de armas del Marqués de Oaxaca, sus restos fueron trasladados con gran pompa a lo que se creía sería su última morada, se colocaron blandones de plata sobre el sepulcro y dentro del templo se erigió un zócalo y sobre el zócalo un busto del conquistador, en ese sitio sus restos descansarían durante 23 años.
En 1823, a los dos años de la Independencia de México inició el memorial para honrar a los insurgentes muertos durante la guerra de independencia, los restos de ellos fueron llevados a la ciudad de México en cuya catedral fueron depositados, un gran movimiento nacionalista surgió entre los habitantes de la capital mexicana al grado que se temió que una turba asaltara el templo y profanara los restos de Cortés, por ello el ministro mexicano Lucas Alamán y el capellán mayor del Hospital desmantelaron la noche del 15 de septiembre el mausoleo, en tanto el busto y demás ornamentos fueron enviados a Italia para hacer creer a los agitadores que los restos mortales de Cortés habían salido del país, en realidad la urna con la osamenta fue escondida bajo la tarima del templo del Hospital de Jesús, durante trece años los restos permanecieron escondidos allí.
En 1836, ya calmadas las pasiones se extrajeron los restos y fueron depositados en un nicho que se construyó en la pared del templo a un lado de donde estuvo el mausoleo, en ese lugar reposaron los restos durante 110 años hasta ser encontrados. El ministro Lucas Alamán en algún momento informó a la embajada española del lugar en el cual habían depositado los restos de Cortés.
En 1946 algunos historiadores del Colegio de México tuvieron acceso a la acta notarial en la cual se detallaba la última morada de Cortés y decidieron buscar los restos, el domingo 24 de noviembre del mismo año los historiadores encontraron el nicho que guardaba la urna, después de realizar algunos estudios para autentificar los huesos procedieron a restaurar la urna y recomendaron conservar los restos de Hernán Cortés en el mismo lugar.
El 28 de noviembre de 1946 el presidente de México expidió un decreto mediante el cual confirió al Instituto Nacional de Antropología e Historia la custodia de los restos mortales de Hernán Cortés.
El 9 de julio de 1947 se reinhumaron los restos en el mismo lugar en el que los encontraron y se puso sobre el muro de la iglesia una placa de bronce con el escudo de armas de Cortés grabado y la inscripción:
"HERNÁN CORTÉS
1485-1547"
Al final, los restos del conquistador español descansan en el lugar que eligió en su juventud para ser sepultado.
2006-11-25 02:02:03
·
answer #9
·
answered by adm2007 3
·
0⤊
0⤋
Hernán Cortés (1485-1547), conquistador español de México. Nació en Medellín (Badajoz), y murió en Castileja de la Cuesta, cerca de Sevilla. El primer entierro de Cortés fue en la iglesia de San Isidoro del Campo, en Sevilla. Años después, sus restos fueron trasladados a Nueva España y enterrados en la iglesia adjunta al convento de San Francisco, en Texcoco. De allí pasaron a la capilla mayor del convento de San Francisco, en la ciudad de México. Su último reposo lo alcanzó en la iglesia de Jesús Nazareno, contigua al hospital de Jesús fundado por él. En la actualidad, se conservan en una urna colocada en un nicho en el muro del costado del Evangelio.
2006-11-25 01:17:13
·
answer #10
·
answered by Anonymous
·
0⤊
0⤋
Hernán Cortés
Hernán CortésFernando Cortés Monroy Pizarro Altamirano, (Medellín, Extremadura, España, 1485 - † Castilleja de la Cuesta, 2 de diciembre de 1547). Conquistador español.
Fue hijo único de un hidalgo extremeño, llamado Martín Cortés y de Catalina Pizarro Altamirano. Por vía materna era primo segundo de Francisco Pizarro, quien posteriormente conquistó el imperio inca (no confundir con otro Francisco Pizarro, quien se unió a Cortés en la conquista de los aztecas). Como otros hidalgos, su padre lo envió a Salamanca y posteriormente a Santiago, para que se instruyese. Allí estuvo dos años, y movido por su sed de aventuras, pasó a América, a la isla de La Española. Allí llegó a ser escribano de la ciudad de Azúa.
2006-11-24 14:47:08
·
answer #11
·
answered by Anonymous
·
0⤊
0⤋