EVOLUCIÓN DE LA ABEJA MELÍFERA.
Las abejas fueron en su origen avispas que abandonaron la actividad depredadora para
pasar al aprovisionamiento de polen, miel y colaborar en el cuidado de las crías. Estas
avispas eran capaces de ingerir néctar y recoger polen y fué hace aproximadamente unos
100 millones de años cuando comenzaron a diverger de las verdaderas avispas
predadoras.
El primer fósil en el que se aprecian estructuras propias de la recolección de polen y de su
transporte al nido está datado en unos 40 millones de años, siendo la ancha pata trasera
y los pelos plumosos las dos estructuras más características de estos predecesores de
las abejas.
Tanto la aparición como la progresiva evolución de todos los grupos de abejas
recolectoras de polen y néctar va ligada estrechamente a la aparición de las plantas con
flores sobre la Tierra y a su progresión hasta constituirse en la vegetación dominante del
planeta. Así se entiende que las abejas tengan aptitudes especiales para reconocer los
olores, formas y colores de las flores y que éstas ofrezcan recompensas en forma de
néctar y polen, con lo cual se completa la
cooperación: Las abejas realizan la polinización cruzada que permite la aparición de
semillas y el intercambio de material genético entre plantas distintas y a cambio obtienen
los dos recursos alimenticios vitales.
De estas abejas primitivas surgieron los ancestros de las abejas melíferas
contemporáneas, sus parientes más cercanos como son los abejorros y abejas solitarias.
Las abejas sin aguijón o meliponas son parientes más alejados pero han convergido con
las abejas melíferas en el desarrollo de una estructura social y en formar colonias
permanentes.
Según el registro fósil se han producido pocos cambios morfológicos entre las abejas de
miel que existían hace unos 30 mill. de años y las actuales. Esto parece indicar que estas
abejas vivían en colonias con un comportamiento social bien desarrollado.
Posible evolución de las abejas melíferas:
100 millones de años: Coevolución de avispas recolectoras de polen y néctar y plantas
con flores.
40-30 millones: Aparición de colonias de abejas con nidos al aire libre en la India y zonas
tropicales adyacentes. Colonias similares a las que hoy en día forma la especie Apis
florea, que se considera la abejas melífera actual más primitiva:
· Nidos al aire libre.
· 1 panal vertical sujeto a troncos o salientes rocosos.
· Racimo de abejas cubriendo el panal.
· Danza de reclutamiento horizontal.
· Se conservan meliponas en ámbar mexicano de Chiapas de esta época.
5-2 millones: Aparición progresiva de abejas melíferas en climas más templados. Sólo
dos especies acometen este paso evolutivo, Apis mellifera y Apis cerana. Durante esta
fase, A. mellifera se difunde hacia el oeste y penetra por Oriente Medio en el Continente
Africano. En cambio, A. cerana se dirige hacia el norte y este, colonizando regiones de
China y Japón. Las aptitudes de estas abejas, que les permiten salir de la zona tropical de
Asia hacia climas más fríos son:
· Anidan en cavidades protegidas: Huecos de troncos o rocas.
· Termo-regulación más eficaz: Capacidad para enfriar y calentar la colonia.
· Danzas de reclutamiento vertical, en oscuridad.
2 millones.
150.000 años: La especie Apis mellifera coloniza las penínsulas del sur de Europa.
10.000-8000 años: Abejas procedentes del sur colonizan progresivamente el norte de
Europa al finalizar la última glaciación.
5.000 años: Comienza la evolución de la apicultura, aunque el hombre sigue practicando
la ancestral práctica de cazador-recolector de miel.
La distribución geográfica del género Apis muestra mayor diversidad en la India y
regiones adyacentes, por ello es en esta región donde se acepta que surgió este género
de abejas.
En la actualidad existen 5 especies de abejas melíferas:
· Apis florea: Se considera la más primitiva y es la más pequeña. Forma pequeñas
colonias al aire libre con un solo panal y no son agresivas. Sólo vive en zonas
tropicales del sureste asiático.
· Apis dorsata y Apis laboriosa: Son las abejas más grandes, son agresivas y
también realizan la danza de reclutamiento horizontal. Habitan zonas tropicales y
subtropicales del sureste asiático.
· Apis cerana y Apis mellifera: Son las dos especies capaces de colonizar climas
templados cuyas características y distribución ya se ha comentado. Estas dos
especies están muy relacionadas pero los híbridos no dan descendencia, prueba
determinante de que son especies distintas. Las colonias de cerana son más
pequeñas (hasta 7000 abejas), mientras que las de la abeja occidental son muy
numerosas (hasta 100000 abejas).
Sólo las abejas sin aguijón o meliponas pueden compararse , dentro de los himenópteros,
a las abejas melíferas:
· Las meliponas son capaces de construir nidos con cubiertas aislantes, a diferencia
de las melíferas que aprovechan cavidades naturales.
· Las meliponas están recluidas a zonas tropicales y subtropicales.
· Las dos forman colonias, pero las de la abeja melífera son mucho más numerosas.
· Otra diferencia crucial que indica un paso más en la evolución es la capacidad de
las melíferas de termo regular el nido de forma muy eficaz: Forman cortinas de
abejas en grupos densos y poseen un eficiente y único sistema de comunicación
social que entre otras cosas les permite acumular reservas para épocas
desfavorables.
· La Apicultura se practica en todo el mundo mientras que la Meliponicultura puede
considerarse más bien como una práctica muy localizada en algunas zonas de
América Central (ej.: Mayas del Yucatán).
Espero te sea útil mi respuesta, el autor es Fernando Calatayud Dr. en Ciencias Biológicas
2006-11-24 07:11:54
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answer #1
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answered by malvasg 6
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Esta información que encontré es curiosa:
Insectos en la ciencia: El espionaje entre las abejas impulsó su evolución
TEMAS: Biología, Zoología, Entomología, Insectos, Hymenoptera, Apidae, Trigona spinipes, Melipona rufiventris
Un descubrimiento realizado por biólogos de la Universidad de California en San Diego, Estados Unidos, señala que algunas especies de abejas aprovechan las pistas químicas dejadas por otras especies de abejas para dirigir a sus parientes hacia los alimentos. El hallazgo proporciona evidencia de que la fuerza que ha impulsado la evolución de algunas abejas pudo haber sido el espionaje, que las obligó a adquirir la capacidad de esconder la comunicación dentro de la colmena y usar una forma de lenguaje animal para codificar la localización del alimento.
Las abejas pueden utilizar dos formas principales de comunicación para informar a sus compañeros de la colmena dónde pueden encontrar alimento: representaciones abstractas tales como sonidos o danzas dentro de la colmena u olores fuera de la colmena para marcar el alimento y/o la ruta a ella. En 1999, James Nieh, profesor auxiliar de biología en la UCSD, publicó un artículo en el cual presumía que la forma de comunicación dentro de la colmena pudo haberse desarrollado como una manera de evitar el espionaje de las competidoras.
El estudio más reciente de Nieh, en colaboración con biólogos brasileños, publicado en la versión adelantada en línea del 16 de junio de la revista Proceedings of the Royal Society, apoya fuertemente esa hipótesis porque demuestra que las abejas son capaces de utilizar las marcas químicas dejadas por abejas de otras especies para seguirlas y apoderarse de su fuente del alimento. El artículo aparecerá en la versión en papel de Proceedings of the Royal Society en agosto.
"Demostramos que las recolectoras de una especie agresiva que buscaban fuentes de alimento en una nueva localización, detectaron y se orientaron preferentemente por las marcas de olor depositadas por una competidora, y después dominaron rápidamente la fuente de alimento, matando o eliminando a todas las competidoras en un plazo de diez minutos", dijo Nieh. "La capacidad de las recolectoras de comunicar la localización del alimento dentro de los límites de la colmena, en donde otras abejas no puede escuchar detras de las puertas, sería una ventaja evolutiva clara donde los recursos de las flores son estacionalmente escasos".
Nieh, junto con Felipe Contrera y Vera Imperatriz-Fonseca de la universidad de São Paulo, Brasil, y Lillian Barreto, de la agencia del desarrollo agrícola del Estado de Bahía, Brasil, estudiaron interacciones entre dos especies de abejas, Trigona spinipes y Melipona rufiventris (ambas Hymenoptera: Apidae). Las dos especies son abejas sin aguijón, un grupo diverso y frecuente en Sud y Centroamérical. Dado que Trigona spinipes es una especie altamente agresiva, los investigadores presumieron que si estas abejas podrían utilizar el espionaje olfativo podrían ganar el control de una fuente de alimento que los competidores habían descubierto y señalado con marcas de olor.
"Esas abejas (Trigona spinipes) son tan agresivas que atacan a las abejas melíferas africanizadas, que se conocen popularmente como abejas asesinas, incluso a varias especies de pájaros, alejándolos de las flores", dijo Nieh. "En nuestro estudio, observamos que cuando tomaron el control de la fuente de alimento de la especie víctima (Melipona rufiventris) utilizaron una gama de formas de agresión, desde amenazas a ataques intensos seguidos por decapitación".
En sus experimentos, los investigadores entrenaron a las abejas de ambas especies para que se alimentaran en platos separados de agua con azúcar ubicados a más de 90 metros uno de otro. Mientras se alimentaban, los investigadores recogieron marcas del olor de abejas de las dos especies en discos del papel. Las marcas de olor son secreciones glandulares de las cabezas u otras partes del cuerpo de las abejas que muchas especies de abejas utilizan para señalar una fuente de alimento. Los investigadores después cubrieron el alimentador original de la especie agresora y el de la víctima, y pusieron alimentadores falsos en nuevas ubicaciones, con el papel marcado por abejas de su propia especie, el papel marcado por la otra especie o papel sin ninguna marcación. Las abejas de ambas especies podían distinguir el olor de sus marcas características del olor de la otra especie.
"La especie víctima prefirió sus propias marcas de olor y evitó las de la especie agresora, pero las abejas de la especie agresora, al buscar una nueva fuente de alimento, prefirieron las marcas de olor de la especie víctima a sus propias marcas", dijo Nieh.
En su artículo, los investigadores precisan que las respuestas de las abejas son adaptativas en ambos casos. La especie víctima evita ser atacada ignorando los recursos marcados por la especie agresora. Por otra parte, el explotar los descubrimientos de otras especies provee a la especie agresora medios constantes de encontrar nuevas fuentes ricas de alimento.
Las abejas, además de los seres humanos, están dentro de un número muy limitado de especies capaces de codificar información abstracta sobre el mundo físico en señales que pueden ser entendidas por los receptores. Mientras que los científicos no saben qué clase de comunicación emplean las dos especies de abejas dentro de sus colmenas, Nieh dice que su equipo encuentró que su habilidad de espiar las marcas olfativas de las otras pone luz en un misterio que ha durado muchos años sobre por qué algunas otras abejas sin aguijón y abejas melíferas desarrollaron una de las formas más sofisticadas de lenguaje animal, estrategia que les permitiría informar a sus parientes la distancia y la dirección hacia una fuente del alimento pero dentro de la colmena.
Un saludo.
2006-11-23 16:33:20
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answer #2
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answered by Anonymous
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