Pues te contesto otra vez:
Insectos en la ciencia: El espionaje entre las abejas impulsó su evolución
TEMAS: Biología, Zoología, Entomología, Insectos, Hymenoptera, Apidae, Trigona spinipes, Melipona rufiventris
Un descubrimiento realizado por biólogos de la Universidad de California en San Diego, Estados Unidos, señala que algunas especies de abejas aprovechan las pistas químicas dejadas por otras especies de abejas para dirigir a sus parientes hacia los alimentos. El hallazgo proporciona evidencia de que la fuerza que ha impulsado la evolución de algunas abejas pudo haber sido el espionaje, que las obligó a adquirir la capacidad de esconder la comunicación dentro de la colmena y usar una forma de lenguaje animal para codificar la localización del alimento.
Las abejas pueden utilizar dos formas principales de comunicación para informar a sus compañeros de la colmena dónde pueden encontrar alimento: representaciones abstractas tales como sonidos o danzas dentro de la colmena u olores fuera de la colmena para marcar el alimento y/o la ruta a ella. En 1999, James Nieh, profesor auxiliar de biología en la UCSD, publicó un artículo en el cual presumía que la forma de comunicación dentro de la colmena pudo haberse desarrollado como una manera de evitar el espionaje de las competidoras.
El estudio más reciente de Nieh, en colaboración con biólogos brasileños, publicado en la versión adelantada en línea del 16 de junio de la revista Proceedings of the Royal Society, apoya fuertemente esa hipótesis porque demuestra que las abejas son capaces de utilizar las marcas químicas dejadas por abejas de otras especies para seguirlas y apoderarse de su fuente del alimento. El artículo aparecerá en la versión en papel de Proceedings of the Royal Society en agosto.
"Demostramos que las recolectoras de una especie agresiva que buscaban fuentes de alimento en una nueva localización, detectaron y se orientaron preferentemente por las marcas de olor depositadas por una competidora, y después dominaron rápidamente la fuente de alimento, matando o eliminando a todas las competidoras en un plazo de diez minutos", dijo Nieh. "La capacidad de las recolectoras de comunicar la localización del alimento dentro de los límites de la colmena, en donde otras abejas no puede escuchar detras de las puertas, sería una ventaja evolutiva clara donde los recursos de las flores son estacionalmente escasos".
Nieh, junto con Felipe Contrera y Vera Imperatriz-Fonseca de la universidad de São Paulo, Brasil, y Lillian Barreto, de la agencia del desarrollo agrícola del Estado de Bahía, Brasil, estudiaron interacciones entre dos especies de abejas, Trigona spinipes y Melipona rufiventris (ambas Hymenoptera: Apidae). Las dos especies son abejas sin aguijón, un grupo diverso y frecuente en Sud y Centroamérical. Dado que Trigona spinipes es una especie altamente agresiva, los investigadores presumieron que si estas abejas podrían utilizar el espionaje olfativo podrían ganar el control de una fuente de alimento que los competidores habían descubierto y señalado con marcas de olor.
"Esas abejas (Trigona spinipes) son tan agresivas que atacan a las abejas melíferas africanizadas, que se conocen popularmente como abejas asesinas, incluso a varias especies de pájaros, alejándolos de las flores", dijo Nieh. "En nuestro estudio, observamos que cuando tomaron el control de la fuente de alimento de la especie víctima (Melipona rufiventris) utilizaron una gama de formas de agresión, desde amenazas a ataques intensos seguidos por decapitación".
En sus experimentos, los investigadores entrenaron a las abejas de ambas especies para que se alimentaran en platos separados de agua con azúcar ubicados a más de 90 metros uno de otro. Mientras se alimentaban, los investigadores recogieron marcas del olor de abejas de las dos especies en discos del papel. Las marcas de olor son secreciones glandulares de las cabezas u otras partes del cuerpo de las abejas que muchas especies de abejas utilizan para señalar una fuente de alimento. Los investigadores después cubrieron el alimentador original de la especie agresora y el de la víctima, y pusieron alimentadores falsos en nuevas ubicaciones, con el papel marcado por abejas de su propia especie, el papel marcado por la otra especie o papel sin ninguna marcación. Las abejas de ambas especies podían distinguir el olor de sus marcas características del olor de la otra especie.
"La especie víctima prefirió sus propias marcas de olor y evitó las de la especie agresora, pero las abejas de la especie agresora, al buscar una nueva fuente de alimento, prefirieron las marcas de olor de la especie víctima a sus propias marcas", dijo Nieh.
En su artículo, los investigadores precisan que las respuestas de las abejas son adaptativas en ambos casos. La especie víctima evita ser atacada ignorando los recursos marcados por la especie agresora. Por otra parte, el explotar los descubrimientos de otras especies provee a la especie agresora medios constantes de encontrar nuevas fuentes ricas de alimento.
Las abejas, además de los seres humanos, están dentro de un número muy limitado de especies capaces de codificar información abstracta sobre el mundo físico en señales que pueden ser entendidas por los receptores. Mientras que los científicos no saben qué clase de comunicación emplean las dos especies de abejas dentro de sus colmenas, Nieh dice que su equipo encuentró que su habilidad de espiar las marcas olfativas de las otras pone luz en un misterio que ha durado muchos años sobre por qué algunas otras abejas sin aguijón y abejas melíferas desarrollaron una de las formas más sofisticadas de lenguaje animal, estrategia que les permitiría informar a sus parientes la distancia y la dirección hacia una fuente del alimento pero dentro de la colmena.
Un saludo.
2006-11-23 08:35:52
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answer #2
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answered by Anonymous
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