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Johannes Chrysostomus Theophilus Wolfgang Amadeus Mozart, más conocido con el nombre de Wolfgang Amadeus Mozart (Salzburgo, Principado del Sacro Imperio Romano Germánico 27 de enero de 1756 - † Viena, 5 de diciembre de 1791), es considerado como uno de los más grandes compositores de música clásica del mundo occidental. A pesar de que murió muy joven (apenas a los 35 años), nos ha legado una obra tan importante que abarca todos los generos musicales de su época. Según el testimonio de sus contemporáneos era, tanto al piano como al violín y la viola, un virtuoso.
Las dotes prodigiosas de un niño (1756-1791)
Mozart nació el 27 de enero de 1756 en Salzburgo. En esta época, Salzburgo era un arzobispado independiente en el Sacro Imperio Romano. Fue bautizado el día después de su nacimiento con los nombres de Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart; más tarde se haría llamar Wolfgang Amadeus. Fue el último hijo de Leopold Mozart, músico al servicio del príncipe arzobispo de Salzburgo. Su madre se llamaba Anna María Pertl.Debido a la altísima mortalidad infantil en la Europa antigua, de los 7 hijos que tuvo el matrimonio solo sobrevivió Anna Maria, apodada cariñosamente Nannerl y Wolfgang Amadeus.
La casa natal de Mozart se encuentra en Getreidegasse Nº 9 de la ciudad de Salzburgo. Se trata de una casa de tres plantas que, actualmente, cuenta con una gran cantidad de objetos de la época e instrumentos de Mozart en su niñez. Es uno de los lugares más visitados de Salzburgo y una especie de meca para músicos de todo el mundo.
Casa natal de Mozart, en la calle Getreidegasse nº9, Salzburgo
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Casa natal de Mozart, en la calle Getreidegasse nº9, Salzburgo
Nannerl y Wolfgang Amadeus desde muy pequeños mostraron asombrosas facultades para la música; para Wolfgang, la música y las matemáticas eran tan naturales como los juegos para cualquier otro niño.
A los cuatro años practicaba el clavicordio; y componía pequeñas obras de considerable dificultad; a los seis, tocaba con destreza el clave y el violín. Podía leer música a primera vista, tenía una memoria prodigiosa y una inagotable capacidad para improvisar frases musicales.
Definitivamente, no era un niño común. Su progenitor era un hombre inteligente, orgulloso y religioso. Creía que los dones musicales de su hijo eran un milagro divino que él, como padre, tenía la obligación de cultivar.
Leopold componía y daba clases de música. El año del nacimiento de Wolfgang publicó un libro sobre el arte del violín, que tuvo éxito y lo hizo famoso. Después del nacimiento de Wolfgang, salvo las tareas propias de su cargo, abandonó todo para dedicarse de manera exclusiva a la formación de su hijo. Fue exigente como padre y como profesor, en todo momento estuvo al tanto de la formación de Wolfgang, para guiarlo como hombre y como artista.
Cuando el niño iba cumplir seis años de edad, Leopold decidió exhibir las dotes musicales de sus hijos ante las principales cortes de Europa. Según los primeros biógrafos de Wolfgang, su padre «quiso compartir con el mundo el milagroso talento de su hijo...»; en la actualidad, algunos sostienen que más bien lo explotó. Lo cierto es que su figura autoritaria y opresiva marcaría al joven Amadeus para toda su vida.
Matrimonio pese a todo (1781-1784)
Mozart se instaló en Viena y vivió un año feliz. Intervino en conciertos, impartió clases y escribió numerosas obras. 1782 fue el año de otra ópera triunfal: El rapto en el serrallo, la cual da inicio al género operístico conocido como Singspiel u ópera alemana en un momento en que el italiano era el idioma «oficial» para la ópera. Por entonces estaban de moda los temas turcos, máximo exponente del erotismo oriental y con toques levemente eróticos.
Como anécdota, al final del estreno el emperador José II comentó: «Música maravillosa para nuestros oídos, verdaderamente creo que tiene demasiadas notas», a lo que el genio contestó: «Exactamente cuantas son menester».
A pesar de que Mozart aún no lograba su madurez y profundidad definitiva, en esta obra se expresa quizá por primera vez la dimensión dramática que veremos en las posteriores operas del genio de Salzburgo. Esta ópera le dio a Mozart el mayor éxito teatral que conocería en vida.
En este año conoció a través del barón Gottfried Van Swieten —un entusiasta coleccionista y aficionado musical que tenía en su poder una biblioteca con gran cantidad de obras de compositores barrocos— la obra de Georg Friedrich Händel y Johann Sebastian Bach.
Tomó contacto con los oratorios de Händel y algunas obras de Bach, entre ellas El clave bien temperado. Mozart asimiló los modos de composición de ambos, fusionándolo con el propio, dando a la mayoría de las obras de este período un toque contrapuntístico, apreciable en las transcripciones que hizo de algunas fugas de El clave bien temperado KV 405, las fugas para piano KV 394, KV 401 y KV 426 (luego transcripta para cuerdas con el número de catálogo KV 546). Pero por sobre todo, podremos ver la influencia de Händel y Bach en la Misa en do menor KV 427. El estudio de estos autores fue para Mozart tan importante que llegó a realizar arreglos para obras como El Mesías (K.572) o Alexander´s Feast (K.591), ambos oratorios de Haendel.
Tras su fracaso sentimental con Aloysa Weber, encontró consuelo en Constanze, la hermana menor. Pero sabía que su padre Leopold no apreciaba a esa familia, puesto que no sin razones creía que estos, fundamentalmente la madre, querían aprovecharse del éxito de su hijo. Sin embargo, hay suficientes antecedentes, de que Constanze amaba verdaderamente a Mozart y nunca compartió las maquinaciones de su madre. Como el consentimiento de su padre era fundamental para Mozart, quiso viajar a Salzburgo para presentarle formalmente a la novia, pero varios eventos postergaron el temido viaje para enfrentar a su progenitor.
El 4 de agosto de 1782, sin el consentimiento paterno, Wolfgang Amadeus y Constanze se casaron en Viena. Para celebrar la unión y para calmar a su moralista padre, Mozart compuso la inconclusa Misa en do menor (KV 427). Pensaba estrenarla en Salzburgo con Constanze como primera soprano solista. Sólo pudo hacerlo en agosto de 1783, pero sería inútil. Deseaba demostrar a su familia que había sabido elegir, pero Leopold y Nannerl jamás terminarían de aceptar a Constanze.
Para colmo de males, su primer hijo murió el 19 de agosto de 1783, al mes de nacido. De los seis hijos que Wofgang Amadeus tuvo con Constanze —Raimund Leopold (1783), Karl Thomas Mozart (1784), Johann Leopold (1786), Theresia (1787), Anna (1789) y Franz Xaver Wolfgang Mozart (1791)— sólo dos sobrevivieron: Karl Thomas y Franz Xaver Wolfgang. Existe una anécdota en la que, según se cuenta, mientras Constanze daba a luz a un niño muerto, Mozart se encontraba en la habitación contigua componiendo una sinfonía. Buen ejemplo de cómo es la música clasicista, ya que, al contrario de la romanticista (de la cual se atisban pequeños resquicios en los últimos años de vida del compositor), éste no deja plasmados los sentimientos en las obras.
El más grande compositor (1784-1787)
Para diciembre de 1784, Mozart ingresó en la francmasonería, en la que encontró un ideal filosófico. 1785 fue un año de gran actividad artística y social. Wolfgang se sintió entusiasmado ante el aplauso que los vieneses dispensaron a su música. Por entonces dedicó a Joseph Haydn algunos cuartetos de cuerda.
La anécdota cuenta que, al oírlos, Haydn manifestó a Leopold ante Dios que Wolfgang Amadeus era el más grande compositor que hubiera conocido. Fue un gran periodo creador. En 1786 Mozart estaba en la cumbre. Estrenó la ópera Le nozze di Figaro con gran éxito, la cual no estaba exenta de polémica debido a su contenido político. Sin embargo, Mozart y Da Ponte se las arreglaron para excluir de ésta todo aquello que pudiese «poner nerviosas» a las autoridades vienesas. Así la obra de Beaumarchais logró pasar la censura y Mozart pudo estrenar su ópera. La preocupación del Emperador residía en que la obra sugería la lucha de clases, y en Francia ya había generado no pocos disturbios a su hermana María Antonieta. En el aria de Figaro «Se vuol Ballare» podemos notar parte de ese contenido que quiso minimizarse y que ponía en jaque a las clases dominantes de la época.
En 1787, en Praga estrenaría Don Giovanni también con gran éxito. Esta obra, que narra las aventuras de Don Juan, había sido un tema recurrente en la literatura y el teatro y por lo tanto Da Ponte no se basa en un texto particular, sino que recoge información de múltiples fuentes. La ópera fue catalogada por Mozart como un «Dramma Giocoso» y su título original era «Il dissoluto punito o sia Il D. Giovanni». El contenido dramático de esta obra está presente desde el comienzo, con la muerte del comendador, hasta el final y contiene algunos de los pasajes más hermosos de la obra de Mozart.
Sin embargo, en este mismo año, muere en Salzburgo su padre Leopold, quien había sacrificado su carrera musical en pro del futuro musical de sus hijos. Esto lo sume en una gran congoja, ya que su padre había sido su mejor consejero y amigo (y esto lo podemos observar documentado en la numerosa correspondencia entre ambos).
La ópera Don Giovanni, al contrario de lo sucedido en Praga, resultó un rotundo fracaso en Viena y poco a poco, esta ciudad iría perdiendo el interés musical por Mozart, probablemente por el advenimiento de otros pianistas con una técnica mucho más aguerrida, como en el caso de Muzio Clementi, con escalas en terceras y acordes más sonoros, ideales para los pianos de construcción inglesa de una sonoridad más robusta, al contrario de los de sonoridad delicada vienesa, aptos para las escalas y sutilezas del pianismo mozartiano. Sus Academias o conciertos por suscripción, que habían sido en toda su estadía en Viena una de las mejores fuentes de ingreso (además de inspiración y motivo de composición de sus conciertos para piano y orquesta a partir del Nº 11, KV 413) comenzaron a perder audiencia, por lo que ya no le reportaban beneficios económicos.
La misa para difuntos (1791) (Réquiem en Re menor)
Artículo principal: Requiem de Mozart
En marzo de 1791, Mozart ofreció en Viena uno de sus últimos conciertos públicos; tocó el Concierto para piano n.º 27 (KV 595). Su último hijo, Franz Xaver, nació el 26 de julio.
Pocos días antes se presentó en su casa un desconocido, vestido de gris, que rehusó identificarse y que encargó a Mozart la composición de un réquiem. Le dio un adelanto y quedaron en que regresaría en un mes. Pero el compositor fue llamado desde Praga para escribir la ópera La clemencia de Tito, para festejar la coronación de Leopoldo II.
Cuando subía con su esposa al carruaje que los llevaría a esa ciudad, el desconocido se presentó otra vez, preguntando por su encargo. Esto sobrecogió al compositor.
Más tarde se supo que aquel sombrío personaje era un enviado del conde Franz Walsseg, cuya esposa había fallecido. El viudo deseaba que Mozart compusiese la misa de réquiem para los funerales de su mujer, pero quería hacer creer a los demás que la obra era suya y por eso permanecía en el anonimato.
Mozart, obsesionado con la idea de la muerte desde la de su padre, debilitado por la fatiga y la enfermedad, muy sensible a lo sobrenatural por su vinculación con la francmasonería e impresionado por el aspecto del enviado, terminó por creer que éste era un mensajero del Destino y que el réquiem que iba a componer sería para su propio funeral.
Mozart al morir, consiguió terminar tan solo tres secciones con el coro y orgánico completo: Introito, Kyrie y Dies Irae. Del resto de la Secuencia sólo dejó las partes instrumentales, el coro, voces solistas y el cifrado del bajo y órgano incompletos, además de anotaciones para su discípulo Franz Xaver Süssmayer. También había indicaciones instrumentales y corales en el Domine Jesu y en el Agnus Dei. No había dejado nada escrito para el Sanctus ni el Communio. Su discípulo Süssmayer completó las partes faltantes de la instrumentación, agregó música en donde faltaba y compuso íntegramente el Sanctus. Para el Communio, simplemente utilizó los temas del Introito y el Kyrie, a manera de reexposición, para darle cierta coherencia a la obra.
El estreno de este Réquiem se produjo en Viena el 2 de enero de 1793 en un concierto en beneficio de la viuda del músico austríaco. Fue interpretado de nuevo el 14 de diciembre de 1793, durante la misa que conmemoraba la muerte de la esposa de Walsegg.
El final de una vida trágica (1791)
La salud del genio comenzó a declinar y su concentración disminuía. La clemencia de Tito fue acogida con frialdad por el público. Al regresar a Viena, Mozart se puso a trabajar en el réquiem encargado y preparó, en compañía del empresario teatral y cantante Emanuel Schikaneder, los ensayos de la ópera La flauta mágica. Ésta se estrenó con enorme éxito el 30 de septiembre de 1791, con el propio Mozart como director.
Un músico rival, Antonio Salieri, se hallaba entre el público. Por entonces Mozart escribió el Concierto en La Mayor para clarinete (KV 622) compuesto para el gran clarinetista Stadler. En octubre de 1791 su salud empeoró; caminaba con su esposa por un parque cuando de pronto se sentó en un banco y muy agitado comentó a Constanze que alguien lo había envenenado. Al poco tiempo quedó postrado en su lecho.
Mozart sentía que ya no volvería a levantarse, pero quería terminar su propia misa de difuntos y dictó a Franz Xaver Süssmayer, su discípulo, las indicaciones para completar el Réquiem KV 626. Pero le faltó tiempo.
El 5 de diciembre de 1791, Mozart falleció en Viena a los 35 años de edad y su funeral tuvo lugar en la Catedral de San Esteban (donde también se casara con Constanze). Recientes investigaciones han sugerido que Mozart murió por una fiebre reumática, aunque existen múltiples conjeturas. Debido a las penurias económicas, fue enterrado en una fosa común en el cementerio de St. Marx, aunque existe la teoría de que el enterrador, conociendo de quién se trataba, le anudó una soga al cuello, por encima del saco que envolvía el cuerpo. También se sabe que nadie acompañó el cuerpo hasta el cementerio, debido a que hacía un mal día y llovía mucho, solamente lo acompañó hasta el final su perro. En la actualidad, hay un supuesto cráneo de Mozart al que se le han hecho diversas pruebas de ADN comparándolo con los de su sobrina y su abuela materna, para poder así confirmar la autenticidad del mismo, pero no sólo encontraron que el ADN del cráneo no coincidía con los de sus dos familiares, sino que el de ellas entre sí tampoco concordaba. Si queréis saber más sobre ese tema..

Johann Wolfgang von Goethe (28 de agosto de 1749 - 22 de marzo de 1832) novelista, dramaturgo, poeta, científico, geólogo, botánico, anatomista, físico, historiador de ciencias, pintor, arquitecto, diseñador, economista, director de teatro, minero, filósofo humanista y, durante diez años, funcionario del Estado en la ciudad de Weimar.
El propio Goethe narró su vida en un interesantísimo libro autobiográfico, Poesía y verdad. Nació en Fráncfort del Meno, (Frankfurt am Main), hijo de Johann Caspar Goethe, un abogado que se retiró de la vida pública y educó a sus hijos él mismo, bajo la máxima de no perder el tiempo en lo más mínimo, y de Katharina Elisabeth Textor, hija de un antiguo burgomaestre de Fráncfort. Estas vinculaciones familiares le pusieron en contacto desde el principio con el patriciado urbano y la vida política. De inteligencia superdotada y provisto de una enorme y enfermiza curiosidad, hizo prácticamente de todo y llegó a acumular una omnímoda cultura. Estudió Derecho en Leipzig y Estrasburgo, al tiempo que escribía sus primeros poemas; Katharina von Klettenberg, amiga de su madre, le introdujo en el misticismo religioso pietista. Trasladado a Estrasburgo, conoció allí a Friederike Brion, que le inspiró la impronta de la mayoría de sus personajes femeninos, y trabó amistad con el filósofo Johann Gottfried von Herder, cuyos Discursos a la nación alemana tanto influyeron en el Romanticismo alemán.

Vuelto de nuevo a Fráncfort escribió la tragedia Götz von Berlichingen (1773) y colaboró con Herder en la redacción del manifiesto del movimiento Sturm und Drang, ("Tempestad y arrebato"), considerado el preludio del Romanticismo en Alemania: Sobre el estilo y el arte alemán (1773). En esta obra se reivindica la poesía de James MacPherson (Ossián) y de Shakespeare. A mediados de 1772, un amor no correspondido por una tal Charlotte Buff, esposa de un funcionario de apellido Kestner, lo tuvo en dos años de calvario, de los que salió al enamorarse de Maximiliana Brentano. Aquel desamor y el suicidio de un conocido suyo inspiraron en 1774 la composición de la novela, en parte epistolar, Las desdichas del joven Werther. La obra experimentó un éxito tan rotundo y representó tan bien el desencanto de las jóvenes generaciones que suscitó una epidemia de suicidios adolescentes en el país. Entre 1772 y 1775 escribió además los dramas Clavijo (1774) y Stella (1775).

En 1775 vino a la Corte de Weimar llamado por Carlos-Augusto, heredero del ducado de Sajonia-Weimar, entró a su servicio y fijó allí su residencia, ya hasta su muerte. Interesado por la óptica, concibió una teoría distinta a la de Isaac Newton sobre los colores y también investigó en geología, química y osteología, disciplina esta última en que descubrió el hueso intermaxilar. Desde un puesto tan importante tuvo la oportunidad de relacionarse con la alta aristocracia y conoció a personajes notables, como Napoleón Bonaparte, Beethoven, Friedrich von Schiller y Arthur Schopenhauer. En 1782 fue añadida la partícula von a su apellido por el mismo Duque Carlos-Augusto pese a las protestas de la nobleza, para formar parte de la Corte con un cargo equiparable al de los restantes ministros, pertenecientes todos a la nobleza. Ingresó en la Masonería el 11 de febrero de 1783, aunque para el escritor masónico Lorenzo Frau Abrines (Diccionario Enciclopédico de la Masonería, I, p. 508), la fecha de su ingreso es anterior, el 23 de junio de 1780, dentro de la efímera logia Amalia, que abatió columnas dos años después. Por otra parte, seguía profundizando en el estudio del teatro de William Shakespeare y de Pedro Calderón de la Barca, algunas de cuyas obras (por ejemplo, El príncipe constante de Calderón) estrena con éxito en la Corte de Weimar; estas lecturas amplían notablemente los horizontes de su espíritu. Le domina además el aprecio de la falsa poesía céltica de Ossián y escribe un famoso monólogo del gran dios del Romanticismo, Prometeo, que personificaba el genio rebelde de los creadores y del cual se sintió justamente orgulloso:

Fue como la mecha que provocara el estallido que descubrió y sacó a plena luz las más secretas condiciones de hombres dignos (Poesía y verdad, lib. XV)

Así fue en efecto, en lo referido al movimiento conocido como Titanismo uno de cuyos más preclaros representantes fue Giacomo Leopardi. Merced a Goethe, Weimar se convirtió en el auténtico centro cultural de Alemania; allí compuso poemas inspirados por Charlotte von Stein y empezó la redacción de sus obras más ambiciosas, como sus dramas Ifigenia en Tauris (1787) Egmont y Fausto, que luego revisaría a fondo tras la profunda impresión que recibió en su trascendental viaje a Italia (1786-1788), que representó para él la sustitución de la desequilibrada estética romántica por el equilibrio clásico. Empezó en Venecia, donde compuso sus Epigramas venecianos, y terminó en Roma, donde estudió la cultura grecolatina a fondo; de esta época son sus Elegías romanas. El viaje a Italia supone el comienzo de su periodo clásico.
Sin embargo, a su regreso a Weimar en 1788 se encuentra una gran oposición a su nueva estética; es más, se forma un cierto escándalo cuando llega a divulgarse que desde ese mismo año vive amancebado con una jovencita, Christiane Vulpius (1765-1816), que le dio al año siguiente un hijo, Julius August Walther von Goethe (1789-1830); cuatro abortos sucesivos posteriores inducen a creer que entre ambos había incompatibilidad de grupos sanguíneos, en aquella época desconocida. Goethe legitimó a su único hijo en 1800. La ocupación más importante del poeta por entonces era labrarse una carrera científica. En Zur Farbenlehre, 1810, intentó refutar con poca fortuna la teoría de los colores de sir Newton. En el primer volumen de esta obra se halla la que es sin duda la primera historia comprensiva de la ciencia. Dirigió el Teatro ducal entre 1791 y 1813 y con motivo de este cargo conoció en 1794 al dramaturgo Friedrich von Schiller, con el que sostuvo una luenga amistad y cierta correspondencia epistolar hasta la muerte de éste en 1805. Schiller publicó las hasta entonces inéditas Elegías romanas de Goethe en su periódico, Las Horas, en 1795. También imprimió la novela Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister (1796) y la novela en verso Hermann y Dorothea (1798). Schiller incitó a Goethe a que prosiguiera en la gran obra de su vida, el Fausto, poema que no paraba de corregir y ampliar y cuya primera versión apareció en 1808. Desde dos años antes se hallaba ya casado con Christiane Vulpius, quizá para acallar a quienes criticaban su estilo de vida. El hecho más importante quizá de esta época de su vida es su entrevista en Erfurt con Napoleón I en 1808, cuando el ejército francés ocupaba parte del territorio prusiano en el marco de las guerras Napoleónicas. Por entonces aparecen las novelas de madurez: Las afinidades electivas (1809) y Los años de formación de Wilhelm Meister (1821, revisado en 1829), así como un diario de su viaje por Italia, Viajes italianos (1816), su autobiografía Poesía y verdad en varias entregas (1811-1833) y un poemario, Diván de Oriente y Occidente (1819). Goethe murió en Weimar el 22 de marzo de 1832. La versión final de su gran poema coral Fausto apareció póstuma en 1832.
En cuanto a su carrera literaria, Goethe la inició en el seno de un exasperado Romanticismo deudor del Sturm und Drang, cuya obra más representativa se encargó de escribir él mismo: Las desdichas del joven Werther. El viaje a Roma supuso para él ir arrinconando esa estética en una evolución que le hizo al cabo renegar del Romanticismo e idenficarse con el equilibro clásico grecolatino, lo que puso fin a su tormentosa vida interior. Fue esa la revelación del Clasicismo, verdadera raíz con la que podía identificarse la cultura alemana. "Ahora comprendo el sentido del mármol", escribirá en una de sus Elegías romanas. De ese viaje por Italia son fruto también los Epigramas venecianos, entre los cuales hay algunas meditaciones profundas sobre la contemporánea Revolución Francesa o el significado de la vida y de la cultura. La postura política de Goethe es sin embargo conservadora: "prefiero la injusticia al desorden", escribirá. Eso le supuso algunos recelos por parte de otros artistas a los que no les importaba en lo más mínimo no acordarse con su contexto social, como por ejemplo Beethoven. En las dos versiones de su complejo y grandioso Fausto se encuentra el último mito que fue capaz de engendrar la cultura europea, el de cómo la grandeza intelectual y la sed omnímoda de saber pueden, sin embargo, engendrar la miseria moral y espiritual. Por otra parte, en la lectura y estudio de Spinoza encuentra también un consuelo al desequilibrio romántico que le embargaba, como cuenta en Poesía y Verdad, donde se extiende en comentar especialmente su frase de que "quien bien ama a Dios, no debe exigir que Dios le ame a él".
Goethe disfrutó ya en vida de fama, respeto, prestigio y admiración. Por ello, fueron muchos los jóvenes de su época que quisieron conocerlo en persona o, cual se suele pedantescamente decir: vera effigies. Por otra parte, su secretario, Eckermann, anotaba cuidadosamente sus conversaciones con el maestro a lo largo de los años y escribió unas Conversaciones con Eckermann donde aparecen reflejadas las opiniones que en sus últimos años sostuvo sobre esas visitas y también sobre todo lo divino y lo humano.
Obra
Su producción literaria abarca desde la poesía, la novela y el teatro al ensayo. Es el iniciador de la corriente literaria alemana conocida como Sturm und Drang (Tormenta e Impulso), precursora del romanticismo alemán. Durante los últimos años de su vida, Goethe tuvo como secretario personal a Johann Peter Eckermann (1792-1854), el cual hizo posible la publicación de las obras completas de Goethe en 40 volúmenes (1839-1840) y escribió Conversaciones con Goethe (3 volúmenes, 1836-1848), libro que recoge con fiabilidad los años de vejez de esta personalidad contradictoria y universal. Su producción poética se encuentra actualmente recogida en diversas ediciones; en el terreno de la música son innumerables los poemas de Goethe convertidos en lieder por compositores de todas las épocas.

2006-11-23 04:19:33 · answer #1 · answered by ORI$ALL3 7 · 0 0

Goethe admiraba a Mozart.

2006-11-23 23:27:46 · answer #2 · answered by Anonymous · 0 0

Mira, por lo que estuve leyendo, goethe era un gran admirador de mozart, y hasta cierto punto un poco de envidia, porque tanto el como mozart eran genios pero asi y todo sus articulos no tenia mas que palabras maravillosas hacia el, porque no podia creer que le fuera tan simple componer obras magistrales, te dejo 2 comentarios de uno para el otro. Espero que te sirva y suerteeee!!!!, byeeee
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El gran poeta alemán aparece como un ser privilegiado, un hombre de éxito social, político y literario. La vanidad le pudo y un punto de soberbia latente exhibía su superioridad intelectual de forma constante. No fue tras el poder sino que el poder le persiguió.

Por sus páginas circulan en primera persona, dialogan con él, los grandes personajes de la época. Desde Napoleón a Byron, Voltaire, Luis de Baviera, Humboldt, Merimée, Manzoni, Mozart, Walter Scott, Beethoven, Schiller, Mendelssohn y tantos otros.

Asistió a un concierto de Mozart cuando el genio tenía siete años y él era un adolescente. Tuvo el privilegio de escuchar en primicia en Weimar la quinta sinfonía de Beethoven y reaccionó con una expresión que le salía del alma diciendo más o menos que "paren que se va a hundir la casa".

Tuvo Goethe varias manías o falsas apreciaciones que sólo los genios se pueden permitir.
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Mozart se ha considerado el compositor más destacado de la historia de la música occidental y su influencia fue profundísima, tanto en el mundo germánico com en el latíno; su extensa producción incluye casi todos los géneros (desde el lied y las danzas alemanas hasta los conciertos para instrumento, las sinfonías y las óperas), y en cualquiera de ellos podemos encontrar obras maestras que nos hacen recordar la apasionada opinión de Goethe al referirse al compositor: "¿Cómo, si no, podría manifestarse la Divinidad, a no ser por la evidencia de los milagros que se producen en algunos hombres, que no hacen sino asombrarnos y desconcertarnos?"
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Obra de Mozart - Obra escénica
Don Giovanni - Episodios
"Un reporte de Praga "

"¡Cómo se puede decir", dice Goethe..."que Mozart ha compuesto su Don Juan! Composición - como si fuera un trozo de pastel o un bizcocho, que se elabora mezclando huevos, harina y azúcar!!
Una creación del espíritu que, en lo particular y el todo, emerge del genio en una sóla pieza y está infiltrada por el soplo de una vida. El que compone no experimenta, ni fragmenta, ni procede con arbitrariedad, sino que està poseso por el espíritu demoníaco de su genio, de tal forma que se ve obligado a hacer lo que aquél le ordena.
(Citado de B. Paumgartner "Mozart", Piper Verlag München)



El éxito de Don Giovanni en su estreno es imponente.
Mozart cuenta a su amigo Gottfried von Jaquin desde Praga: "El 29 de octubre se puso en escena mi ópera Don Giovanni, con grandes aplausos. Ayer fue presentada por cuarta vez. Quisiera, mi amigo, que estuviera aquí, aunque sólo fuera una única noche, para poder compartir con usted mi alegría!"
Em mayo de 1788 se presenta la ópera en Viena - con un éxito mucho más moderado que en Praga ...
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"¿Cómo, si no, podría manifestarse la Divinidad, a no ser por la evidencia de los milagros que se producen en algunos hombres, que no hacen sino asombrarnos y desconcertarnos?", señalaba el destacado escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe para referirse a Mozart.

2006-11-23 13:23:16 · answer #3 · answered by Anonymous · 0 0

"¡Cómo se puede decir", dice Goethe..."que Mozart ha compuesto su Don Juan! Composición - como si fuera un trozo de pastel o un bizcocho, que se elabora mezclando huevos, harina y azúcar!!
Una creación del espíritu que, en lo particular y el todo, emerge del genio en una sóla pieza y está infiltrada por el soplo de una vida. El que compone no experimenta, ni fragmenta, ni procede con arbitrariedad, sino que està poseso por el espíritu demoníaco de su genio, de tal forma que se ve obligado a hacer lo que aquél le ordena.
(Citado de B. Paumgartner "Mozart", Piper Verlag München)

2006-11-23 12:33:46 · answer #4 · answered by LaGabita 4 · 0 0

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