Dioses olÃmpicos
En la mitologÃa griega, los dioses olÃmpicos eran los principales dioses del panteón griego, que moraban en la cima del monte Olimpo, el más alto de Grecia. Hubo, en diferentes épocas, catorce dioses diferentes reconocidos como olÃmpicos, aunque nunca más de doce a la vez. De ahà que a veces se haga referencia a ellos como los doce olÃmpicos.
Zeus, Hera, Poseidón, Ares, Hermes, Hefesto, Afrodita, Atenea, Apolo y Artemisa son siempre considerados dioses olÃmpicos. Hestia, Deméter, Dioniso y Hades son los dioses variables que completaban la docena. Hestia cedió su posición como olÃmpica a Dioniso para poder vivir entre los hombres (finalmente se le asignó el papel de cuidadora del fuego en el monte Olimpo). Perséfone pasaba seis meses al año en el inframundo (provocando asà el invierno), y se le permitÃa volver al Olimpo los otros seis meses para poder estar con su madre, Deméter. Y, aunque Hades siempre fue uno de los principales dioses griegos, su morada en el mundo subterráneo de los muertos hacÃa su relación con los olÃmpicos más delicada.
Los olÃmpicos ganaron su supremacÃa en el mundo de los dioses gracias a que Zeus llevó a sus hermanos a la victoria en la guerra contra los Titanes. Zeus, Poseidón, Deméter, Hestia, Hades y Hera eran hermanos, y esta última era también la esposa de Zeus. Todos los demás olÃmpicos son normalmente considerados hijos de Zeus: Ares y Hefesto con Hera, Artemisa y Apolo con Leto, Afrodita con Dione, Hermes con Maia, Dioniso con la mortal Sémele y Atenea con Metis, aunque a veces se considera que esta última nació sólo de Zeus y, como venganza, Hera engendró sola a Hefesto. Cuando Afrodita no es incluida entre los olÃmpicos, se considera que nació de la espuma provocada en el mar (el dios Ponto) por la sangre que derramó Crono al castrar a Urano, su padre.
Zeus es el dios de mayor rango y el más poderoso, regidor del monte Olimpo.
Poseidón, junto con Hades el siguiente en antigüedad, controla los océanos.
Hades se ocupa de todas las almas del inframundo.
Atenea es la diosa de la sabidurÃa, las artes, la belleza interior, la educación y la guerra.
Ares es el dios de la guerra y los héroes.
Artemisa es la diosa de la caza, los animales, la fertilidad y la castidad.
Hefesto es el dios del fuego, el trabajo manual, los artesanos y las armas.
Apolo es el dios de la danza, la música, la sanación y la medicina, la arquerÃa y la razón.
Hermes es el dios de la orientación, los viajeros, los pastores, el consuelo y las reuniones.
Afrodita es la diosa del amor, la sexualidad comprometida, la belleza externa y la atracción.
Hera es la consorte de Zeus, y la diosa del matrimonio, los sacrificios y la fidelidad.
Hestia es la diosa del hogar y la familia
Deméter es la diosa de la tierra, las flores y las plantas, la comida, la conservación del matrimonio y la agricultura.
Dioniso es el dios más joven del panteón, y el dios del vino y la sexualidad abierta.
Hechos dignos de mención:
Artemisa es a menudo asociada con la luna, aunque Selene es la diosa de la luna.
Apolo es a menudo asociado con el sol, aunque Helios es el dios del sol.
La mitologÃa griega consiste en parte en una extensa colección de relatos que explica los orÃgenes del mundo y detalla las vidas y aventuras de una amplia variedad de dioses griegos y héroes antiguos. Estos relatos fueron originalmente creados y difundidos en la tradición oral y poética de esta antigua civilización del Mediterráneo oriental, siendo las fuentes conservadas de la mitologÃa reelaboraciones literarias de dicha tradición. La mitologÃa griega también era representada en artefactos, algunos de ellos obras de arte, notablemente las vasijas pintadas. Los propios griegos se referÃan a los mitos y las obras de arte relacionadas para arrojar luz sobre las prácticas religiosas y tradiciones rituales que eran ya antiguas y, en ocasiones, pobremente comprendidas.
Los dioses griegos
En la amplia variedad de mitos y leyendas que forman la antigua mitologÃa griega, las deidades que eran nativas de los pueblos griegos se describÃan como esencialmente humanas pero con cuerpos ideales. Aunque la apariencia fÃsica de cada dios es distintiva, tienen el poder de adoptar cualquier forma que elijan. Los pocos seres quiméricos que aparecen, como la Esfinge, tienen sus orÃgenes en Anatolia o el Oriente Próximo y fueron importados a la cultura griega.
Con independencia de sus formas esenciales, los dioses griegos tienen varias habilidades fantásticas: pueden disfrazarse o hacerse invisibles a los humanos, pueden trasportarse instantáneamente a cualquier lugar, y son capaces de actuar a través de las palabras y los actos de los humanos, a menudo sin conocimiento de quienes usan como canal. Más aún, los dioses son inmunes a las enfermedades, pueden resultar heridos sólo bajo circunstancias altamente inusuales, y son inmortales. Incluso aunque cada uno de ellos ha nacido, creciendo la mayorÃa desde la infancia hasta la edad adulta, una vez que alcanzan su punto más alto de madurez, no envejecen más.
Cada dios desciende de su propia genealogÃa, persigue intereses diferentes, tiene una cierta área de su especialidad y una personalidad única; sin embargo, estas descripciones emanan de una multitud de variantes locales arcaicas, que no siempre coinciden entre ellas. Cuando se aludÃa a estos dioses en la poesÃa, la oración o los cultos, se hacÃa mediante una combinación de su nombre y epÃtetos, que los identificaban por estas distinciones del resto de sus propias manifestaciones. Estos epÃtetos pueden reflejar un aspecto particular del papel del dios, como Apolo Musageta es ‘Apolo, [como] jefe de las Musas’. Alternativamente el epÃteto puede identificar un aspecto particular o local del dios, a veces se cree que arcaico ya durante la época clásica de Grecia.
En estos relatos mÃticos, se cuenta que todos los dioses son parte de una enorme familia abarcando varias generaciones. Los dioses más viejos fueron los responsables de la creación del mundo, pero fueron derrocados por los más jóvenes. En muchos poemas épicos ambientados en la «edad de los héroes» se dice que los dioses olÃmpicos se aparecÃan en persona. Para ayudar a los primitivos ancestros de los griegos los dioses realizaron milagros, les instruyeron en varias áreas de conocimiento útiles, les enseñaron métodos adecuados de adoración, premiaron la virtud y castigaron el vicio, e incluso tuvieron hijos con ellos.
Naturaleza y fuentes de la mitologÃa griega
Templo de Apolo en las faldas del monte Parnaso, cerca de Delfos (Grecia)Los temas generales relacionados con el estudio de los mitos se discuten en el artÃculo mitografÃa. Aunque todas las culturas del mundo tienen sus propios mitos, el término mitologÃa es de acuñación griega, y tenÃa un significado especializado dentro de su cultura.
El término griego mythologia está compuesto de dos palabras:
mythos, que en griego homérico significa aproximadamente ‘un acto de habla ritualizado’, como el de un jefe en una asamblea, o el de un poeta o sacerdote.
logos, que en griego clásico significa ‘una historia convincente’, ‘una argumentación ordenada’.
En su acepción original, por tanto, una mitologÃa es un intento de dar sentido a las narraciones estilizadas que los griegos recitaban en las fiestas, susurraban en los altares y contaban en los banquetes aristocráticos. Dado que hay pocos hombres más propensos a reñir que los poetas, los sacerdotes y los aristócratas, las contradicciones son abundantes. Más aún: son parte de la diversión.
Se dispone de varios tipos de fuentes primarias para el estudio de la mitologÃa griega:
La poesÃa de las eras arcaica y clásica, compuesta principalmente para ser representada en los festivales de culto o los banquetes aristocráticos, y por tanto parte del mythos en el sentido homérico (véase La naturaleza de la mitologÃa griega más arriba). Se incluye aquÃ:
La Odisea, La IlÃada y los himnos de Homero.
La TeogonÃa de HesÃodo.
Las obras dramáticas de Esquilo, Sófocles, EurÃpides y Aristófanes.
Los himnos corales de PÃndaro y BaquÃlides.
Las obras de historiadores como Herodoto y Diodoro SÃculo y geógrafos como Pausanias y Estrabón, que viajaron por todo el mundo griego y escribieron las historias que oÃan en las distintas ciudades.
Las obras de mitógrafos, que escribieron tratados en prosa basados en las investigaciones realizadas para intentar reconciliar las historias contradictorias de los poetas. La biblioteca de Apolodoro de Atenas es el ejemplo conservado más extenso de este género.
La poesÃa de las edades helenÃstica y romana, que aunque compuestas más como un ejercicio literario que cultural, contienen sin embargo detalles importantes que de otra forma se habrÃan perdido. Esta categorÃa incluye las obras de:
Los poetas helenÃsticos Apolonio de Rodas, CalÃmaco y Antonino Liberalis.
Los poetas romanos Higinio, Ovidio, Estacio, Valerio Flaco y Virgilio.
Los poetas griegos de la Antigüedad TardÃa Nono de Panópolis y Quinto de Esmirna.
Las novelas antiguas de Apuleyo, Petronio, Lolliano y Heliodoro.
Para entender mejor los significados de los textos antiguos, los historiadores han examinado la imaginerÃa visual icónica presente en esculturas y objetos pintados, tales como jarrones y cuencos.
Visión general
Aunque las contradicciones presentes en las propias historias hacen imposible una lÃnea temporal absoluta, sà puede discernirse una cronologÃa aproximada. Primero hubo una edad de los dioses, luego una edad en la que hombres y dioses se mezclaban libremente, seguida por una edad de los héroes, donde la actividad divina era más limitada.
Mientras la edad de los dioses ha sido con frecuencia más interesante para los estudiantes de la mitologÃa contemporáneos, los autores griegos de las eras arcaica y clásica tuvieron una clara preferencia por la edad de los héroes. Por ejemplo, las heroicas IlÃada y Odisea empequeñecÃan a la TeogonÃa y a los himnos homéricos, centrados en los dioses, tanto en extensión como en popularidad.
La edad de los dioses
Como sus vecinos, los griegos creÃan en un panteón de dioses y diosas que estaban asociados con los aspectos especÃficos de la vida. Por ejemplo, Afrodita era la diosa del deseo sexual, mientras Ares era el dios de la guerra y Hades el de los muertos. Algunas deidades como Apolo y Dioniso revelaban personalidades complejas y mezcolanza de funciones, mientras otros como Hestia (literalmente ‘hogar’, ‘chimenea’) y Helios (literalmente ‘sol’) eran poco más que personificaciones. HabÃa también deidades especÃficas de un lugar: dioses de los rÃos, ninfas de manantiales, cuevas y bosques. Héroes y heroÃnas locales también solÃan ser venerados en sus tumbas por habitantes de las zonas cercanas.
Muchos seres descritos en los mitos griegos podrÃan ser considerados «dioses» o «héroes». Algunos sólo eran reconocidos en el folclore o adorados localmente en ciertos lugares (por ejemplo Trofonio) o durante festivales concretos (por ejemplo Adonis). Los templos más impresionantes tendÃan a estar dedicados a un número limitado de dioses: los doce olÃmpicos, Heracles, Asclepio y ocasionalmente Helios. Estos dioses fueron el centro de grandes cultos panhelénicos. Era sin embargo común que muchas regiones y poblaciones dedicasen sus propios cultos a las ninfas, los dioses menores y los héroes locales. Muchas ciudades también honraban a los dioses más conocidos con ritos locales caracterÃsticos y les asociaban extraños mitos desconocidos en los demás lugares.
Los primeros dioses
Un tipo de narrativa sobre la edad de los dioses cuenta la historia del nacimiento y los conflictos de las primeras divinidades: Caos, Nix (Noche), Eros (Amor), Urano (el Cielo), Gea (la Tierra), los Titanes y el triunfo de Zeus sobre los olÃmpicos. La TeogonÃa de HesÃodo es un ejemplo de este género. Sobre estos temas giran también muchos poemas hoy perdidos, incluyendo unos atribuidos a Orfeo, Museo, Epiménides, Abaris y otros legendarios profetas, que se usaban en rituales privados de purificación y en ritos misteriosos. Unos pocos fragmentos de estas obras se conservan en citas de filósofos neoplatónicos y fragmentos de papiro recientemente desenterrados.
El pensamiento griego antiguo sobre poesÃa consideraba la teogonÃa, o canción sobre el nacimiento de los dioses, como el género poético prototÃpico —el mythos prototÃpico— y le atribuÃan poderes casi mágicos. Orfeo, el poeta arquetÃpico, era también el arquetipo de cantante de teogonÃas, que usaba para calmar mares y tormentas en la Argonáutica de Apolonio, y para conmover los pétreos corazones de los dioses del inframundo en su descenso al Hades. Cuando Hermes inventa la lira en el Himno Homérico a Hermes, lo primero que hace es cantar el nacimiento de los dioses. La TeogonÃa de HesÃodo no es sólo el relato sobre los dioses conservado más completo, sino también el relato conservado más completo de la función arcaica de los poetas, con su larga invocación preliminar a las Musas.
Los dioses olÃmpicos
Tras el derrocamiento de los antiguos dioses por parte de los olÃmpicos, otro conjunto de mitos cuenta la historia del nacimiento, penas y hazañas, y eventual ascenso al Olimpo de alguno de los dioses de la generación más joven: Apolo, Hermes, Atenea, etcétera. Los himnos homéricos son la fuente más antigua de esta clase de historias. Están con frecuencia estrechamente relacionados con los centros de culto del dios en cuestión: el Himno homérico a Apolo está compuesto de dos narraciones anteriores, contando una su nacimiento en Delos y la otra su establecimiento en el oráculo de Delfos. Similarmente, el Himno homérico a Deméter, con su cuento del rapto de Perséfone por Hades, narra el origen de los misterios eleusinos.
La edad de los dioses y los hombres
Entre la edad en la que los dioses vivÃan solos y la edad en la que la interferencia divina en los asuntos humanos era limitada se extiende una edad de transición en la que los dioses y los hombres se mezclaban libremente.
El tipo más popular de narrativa que enfrenta a los dioses con los primeros hombres cuenta la seducción o violación de una mujer mortal por parte de un dios, resultando en uno o más hijos héroes. En unos pocos casos, una divinidad femenina se empareja con un hombre mortal, como en el Himno homérico a Afrodita, donde la diosa yace con Anquises concibiendo a Eneas. El matrimonio de Peleo y Thetis, del que nació Aquiles, es otro de estos mitos.
Otro tipo narra la apropiación o invención de algún artefacto cultural importante, como cuando Prometeo roba el fuego a los dioses, cuando éste o Licaón inventa los sacrificios, cuando Tántalo roba néctar y ambrosÃa de la mesa de Zeus y los da a sus propios súbditos revelándoles los secretos de los dioses, cuando Deméter enseña la agricultura y los Misterios a Triptólemo, o cuando Marsias inventa el aulos y se enfrenta en un concurso musical con Apolo.
Los mitos sobre familias y linajes eran especialmente populares y los historiadores los agrupaban bajo el nombre del antepasado clave, como Atreo, cuya familia pasó una maldición que tocó la Guerra de Troya.
Incluso otro tipo corresponde a Dioniso: este dios vaga por toda Grecia desde los paÃses extranjeros para difundir su culto. Se enfrenta con un rey, Licurgo o Penteo, que se le opone, y a quien castiga terriblemente por ello. Un tema parecido se repite en un mito sobre Deméter: la diosa maternal en busca de su hija secuestrada se detiene en un reino y por amor intenta hacer inmortal al hijo de la familia real bañándolo en fuego mágico. Cuando la madre encuentra a su hijo puesto al fuego por la niñera, ataca a la disfrazada Deméter, haciendo que ésta deje caer al suelo al niño. Ante la enfurecida madre, Deméter se quita su disfraz mortal y la castiga por su deslealtad.
Aquiles venda la herida de Patroclo: la Guerra de Troya formaba el contexto de varios ciclos de la mitologÃa griega. El pene expuesto de Patroclo revela el aspecto sexual de su relación. Tales relaciones eran un elemento común en la mitologÃa griega, siendo notable la de Zeus, rey de los dioses, con Ganimedes.
La edad de los héroes
La edad de los héroes puede dividirse en los sucesos monumentales de Heracles como el comienzo de dicha edad, la expedición argonáutica y la Guerra de Troya. Ãsta marca el final aproximado de la edad heroica.
Heracles
Entre los héroes, Heracles es una clase por sà mismo. Sus fantásticas hazañas en solitario, con sus muchos temas de folclore, proporcionaron mucho material a las leyendas populares. Su enorme apetito y su carácter rústico también hicieron que fuese un personaje popular en las comedias, mientras su lamentable final proporcionó mucho material para las tragedias.
Los descendientes de Heracles, conocidos como los Heráclidas, fueron los antepasados mÃticos de los reyes dóricos.
Los otros primeros héroes
Otros miembros de la primera generación de héroes, como Perseo, Deucalión, Teseo y Belerofonte, tienen muchos rasgos en común con Heracles. Como él, sus hazañas son en solitario, fantásticas y bordeando el cuento de hadas, pues mataron monstruos como la Quimera y la Medusa. Esta generación no fue tan popular entre los poetas y sabemos sobre ella principalmente a través de los mitógrafos y los comentarios casuales de los escritores de prosa. Fueron, sin embargo, tema favorito del arte visual.
Los argonautas
Casi todos los miembros de la siguiente generación de héroes, además de Heracles, fueron con Jasón en la expedición para buscar el vellocino de oro. Esta generación también incluÃa a Teseo, que fue a Creta a matar al Minotauro, a Atalanta, la heroÃna femenina, y a Meleagro, quien una vez tuvo un ciclo épico propio que rivalizaba con La IlÃada y La Odisea.
Los siete contra Tebas y los crÃmenes reales
Entre el Argo y la Guerra de Troya hubo una generación conocida principalmente por sus horrendos crÃmenes. Ãstos incluyen los hechos de Atreo y Tiestes en Argos, y también los de Layo y Edipo en Tebas, que llevaron al saqueo final de la ciudad a manos de Los siete contra Tebas y los EpÃgonos. Por razones obvias, esta generación fue extremadamente popular entre los escritores de tragedias atenienses.
La Guerra de Troya y sus secuelas
La furia de Aquiles de Giovanni Battista Tiepolo.La Guerra de Troya, incluyendo sus causas y consecuencias, fue el punto de inflexión entre la edad de los héroes y lo que los griegos consideraban su periodo histórico. Se prestaba muchÃsima más atención a este conflicto que a todos los muchos otros sucesos contemporáneos juntos. La duradera popularidad de los relatos relacionados con la Guerra de Troya ha hecho que se mantengan en circulación varios milenios. El ciclo troyano incluye:
Los sucesos que llevan a la guerra: Eris y la manzana dorada ‘para la más bella’, el juicio de Paris, el rapto de Helena y el sacrificio de Ifigenia en Aulis.
Los sucesos de La IlÃada, incluyendo la disputa de Aquiles con Agamenón, las muertes de Patroclo y Héctor, y la negativa del rey PrÃamo a devolver Helena a los griegos.
El ardid del caballo de Troya y la destrucción de Troya.
Los regresos al hogar de los héroes de Troya, incluyendo el vagabundeo de Odiseo (La Odisea) y Eneas (La Eneida) y el asesinato de Agamenón.
Los hijos de la generación troyana, como Orestes y Telémaco.
TeorÃas sobre sus orÃgenes
En la antigüedad, historiadores como Herodoto teorizaban que los dioses griegos habÃan sido directamente robados a los egipcios. Posteriormente, los escritores cristianos intentaron explicar el paganismo helénico como degeneración de la religión bÃblica. Desde entonces, las ciencias de la arqueologÃa y la lingüÃstica han sido empleadas a los orÃgenes de la mitologÃa griega con algunos resultados interesantes.
Lingüistas históricos señalan que ciertos aspectos del panteón griego fueron heredados de la civilización indoeuropea (o quizá ambas culturas los tomasen prestados de otra fuente anterior), junto con las raÃces del idioma griego. AsÃ, por ejemplo, el nombre Zeus es un cognado del latÃn Júpiter, el sánscrito Dyaus y el germánico Tyr (ver Dyeus), asà como Urano con el sánscrito Varuna. En otros casos, paralelos cercanos de carácter y funciones sugieren una herencia común, aunque la falta de evidencia lingüÃstica hace difÃcil probarla, como en el caso de las Moiras griegas y las Nornas de la mitologÃa nórdica.
La arqueologÃa y la mitografÃa, por otra parte, ha revelado que los griegos fueron inspirados por algunas de las civilizaciones de Asia Menor y Oriente Próximo. Cibeles tiene sus raÃces en la cultura anatolia, y gran parte de la iconografÃa de Afrodita surge de las diosas semÃticas Ishtar y Astarté.
Estudios textuales revelan múltiples capas en las historias, tales como apartes secundarios que llevan a Teseo a los doce trabajos de Heracles. Se cree que tales historias sobre epónimos tribales tienen su origen en los intentos de absorber la mitologÃa de una tradición en otra, con el fin de unir ambas culturas.
Además de los orÃgenes indoeuropeos y de Oriente Próximo, algunos investigadores han especulado sobre las deudas de la mitologÃa griega con las aún poco estudiadas sociedades prehelénicas de Grecia, tales como los minoicos y los llamados pelasgos. Esto es especialmente cierto en el caso de las deidades ctónicas y las diosas madre. Para algunos, las tres generaciones principales de dioses en la TeogonÃa de HesÃodo (Urano, Gea, etcétera; los Titanes y los OlÃmpicos) sugieren un lejano eco de la lucha entre grupos sociales, reflejando las tres principales culturas desarrolladas en la civilización griega: minoicos, micénicos y helénicos.
Los extensos paralelismos entre la narrativa de HesÃodo y el mito hurrita de Anu, Kumarbi y Teshub hace muy probable que la historia sea una adaptación de material tomado prestado, más que un registro histórico distorsionado. Los paralelos entre las primeras generaciones divinas (Caos y sus hijos) y Tiamat en el Enuma Elish son posibles (Joseph Fontenrose, Pitón: Un estudio del mito délfico y sus orÃgenes, NY, Biblo-Tannen, 1974).
Investigadores jungianos como Karl Kerenyi han preferido ver el origen de los mitos griegos en arquetipos universales. Aunque no todos los lectores están seguros de las interpretaciones de la mitologÃa en los términos de la psicologÃa de los sueños de Carl Jung (como las de Kerenyi o Campbell), la mayorÃa coincide en que los mitos parecen sueños en dos aspectos: no son consistentes, quizás incluso ni completamente consistentes dentro de un único mito, y a menudo reflejan alguna epifanÃa, que debe entonces ser encajada en un hilo narrativo, de forma parecida a como los sueños se recrean como sucesos secuenciales.
Los orÃgenes de la mitologÃa griega siguen siendo una fascinante cuestión abierta.
Relación de los griegos con sus mitos
«Llamamos realidad a nuestros propios mitos» es uno de los axiomas con los que Carl A. P. Ruck y Danny Staples comienzan El mundo de los mitos clásicos. Para los griegos la mitologÃa era una parte de su historia, dudando pocos de que el relato de la Guerra de Troya en La IlÃada y La Odisea tuviese una base verdadera. Los griegos usaban los mitos para explicar fenómenos de la naturaleza, diferencias culturales, enemistades y amistades tradicionales. Era una fuente de orgullo ser capaz de seguir la ascendencia de los propios dirigentes hasta un héroe mitológico o un dios.
Evolución de los mitos
Al mismo tiempo, la construcción griega de los dioses cambiaba con el tiempo para adecuarse a la evolución de su propia cultura. Por ejemplo, mientras los mitos sobre relaciones amorosas entre dioses y héroes masculinos no aparecen hasta mediados del periodo arcaico, a partir del último tercio del siglo VII dichas historias se hacen más y más frecuentes. Todos los dioses con la excepción de Ares terminaron manteniendo amores pederastas, al igual que muchos héroes, como Heracles. Los mitos anteriormente existentes sobre amores entre hombres, como el de Aquiles y Patroclo, son entonces examinados bajo un enfoque pederasta, dando origen a la importante confusión sobre a quién hacer el erastes y a quién el eromenos. Estos desarrollos estaban destinados a legitimar el desarrollo paralelo de la pederastia pedagógica, que se cree fue introducida sobre el 630 adC.
Los sofisticados griegos sufrieron una crisis cultural en siglo V adC, cuando la creciente alfabetización y el desarrollo de la lógica forzaron un cambio de mentalidad comparativamente más escéptico, crisis de la que Sócrates fue la vÃctima más famosa.
Por otra parte, unos pocos filósofos radicales como Jenófanes comenzaban ya en el siglo VI adC a etiquetar las historias de los poetas como mentiras blasfemas. Esta lÃnea de pensamiento encontró su expresión más dramática en La República y las Leyes de Platón. Más deportivamente, el escritor de tragedias del siglo V adC, EurÃpides, jugó frecuentemente con las viejas tradiciones, burlándose de ellas e infundiendo notas de duda a través de la voz de sus personajes. En otros casos EurÃpides parece estar dirigiendo crÃticas mordaces al comportamiento de sus dioses.
Los poetas alejandrinos primero y luego los mitógrafos generalmente más literarios en el temprano Imperio Romano solÃan adaptar las historias de los personajes de la mitologÃa griega de forma que no reflejasen creencias reales anteriores. Muchas de las más populares versiones de estos mitos que hoy tenemos eran en realidad estas interpretaciones, lo que puede difuminar las creencias antiguas.
Racionalismo helenÃstico
El giro escéptico de la edad clásica se hizo incluso más pronunciado en el perÃodo helenÃstico. Más audazmente, el mitógrafo Evémero afirmaba que las historias sobre los dioses no eran más que confusos recuerdos de la crueldad de antiguos reyes. Aunque las obras de Evémero se han perdido, interpretaciones en su estilo se encuentran con frecuencia en Diodoro Siculo.
Las hermenéuticas racionalizadoras de la mitologÃa se hicieron aún más populares en la época del Imperio Romano, gracias a las teorÃas fisicalistas de la filosofÃa estoica y epicúrea, asà como a la inclinación pragmática del pensamiento romano. El anticuario Varrón, resumiendo siglos completos de tradición filosófica, distinguÃa tres tipos de dioses:
Dioses de la naturaleza: personificaciones de fenómenos tales como la lluvia y el fuego.
Dioses de los poetas: inventados por bardos sin escrúpulos para incitar las pasiones.
Dioses de la ciudad: inventados por sabios legisladores para tranquilizar e iluminar al pueblo.
De Natura Deorum de Cicerón es el resumen más exhaustivo de esta lÃnea de pensamiento.
Tendencias sincréticas
Un efecto secundario inesperado del punto de vista racionalista fue una tendencia popular a sincretizar los múltiples dioses griegos y extranjeros en nuevos cultos extraños y casi irreconocibles. Si Apolo y Serapis y Sabacio y Mitras eran todos en realidad Helios, ¿por qué no combinarlos todos juntos en un Sol Invictus, con ritos conglomerados y atributos compuestos? La colección de himnos órficos y la Saturnalia de Macrobio, conservadas desde el siglo II, son productos de esta forma de pensar.
Aunque Apolo podÃa ser cada vez más identificado en la religión con Helios o incluso con Dioniso, los textos recapitulando sus mitos rara vez reflejaban estas evoluciones. La mitologÃa literaria tradicional estaba cada vez más disociada de las prácticas religiosas reales.
2006-11-20 19:58:58
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answer #5
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answered by nitzahom 5
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