HOMBRE DE TLAPACOYA
Cráneo localizado de manera fortuita en 1968, durante las excavaciones arqueológicas a cargo de Lorena Mirambell y José Luis Lorenzo, en el cerro de Tlapacoya, Estado de México.
El hallazgo pertenece a un individuo de sexo masculino con una edad aproximada de 30 a 35 años. Sus características morfológicas y métricas indican que se trata de un cráneo largo, angosto y robusto. Su antigüedad, obtenida por medio del método del Carbono 14 (AMS), determinó una antigüedad de doce mil años.
México, medular para saber origen de los primeros pobladores de América
El maestro Concepción Jiménez-López muestra el cráneo del hombre de Tlapacoya I FOTO José Nuñez
Un equipo interdisciplinario de investigadores procedentes de México y del Reino Unido indaga sobre la gran diversidad humana entre los primeros pobladores del continente americano, lo que llevaría a identificar varios puntos de origen: el norte de Asia, Africa e inclusive Australia.
Como punto intermedio entre esos continentes se encuentra nuestro país, y los restos encontrados aquí -resguardados en el Museo Nacional de Antropología (MNA)- podrían ser la clave para determinar definitivamente su origen, que puede remontarse a migraciones desde aquellos lugares en tiempos como finales del pleistoceno, hace más de 11 mil años.
Los investigadores Silvia González, David Huddart, James C. Ohman y Alan Turner, de la Escuela de Ciencias Biológicas y de la Tierra de la Universidad John Moores, de Liverpool, Reino Unido; José Concepción Jiménez-López y José Antonio Pompa y Padilla, de la dirección de Antropología Física del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y Robert Hedges, del Laboratorio de Análisis en Arqueología e Historia del Arte, de la Universidad de Oxford, consideran que México desempeña un papel importante en el debate sobre la primera presencia del ser humano en América debido a su posición geográfica.
En el documento Earliest humans in the Americas: new evidence from Mexico (Primeros humanos en las Américas: nuevas evidencias desde México), afirman que los primeros seres humanos en el continente debieron pasar por el valle central de México, o bien procedentes del norte, por el estrecho de Bering -los restos del llamado pueblo Clovis, al suroeste de Estados Unidos, fueron fechados con 11 mil 500 años de antigüedad-, o posiblemente procedentes de Suramérica. Existen evidencias en Monte Verde, Chile, de una ocupación humana hace por lo menos 12 mil 500 años.
Esto es, miles de años antes de que cualquiera pudiera haber viajado tan hacia el sur atravesando un continente cubierto de hielo por una glaciación. Pero algunos de los que cruzaron por Bering pudieron viajar más rápido por las costas, lo que ha llevado a varios investigadores a buscar evidencias de esta migración costeña.
Alta planicie
La cuenca de México es una alta planicie con una elevación de aproximadamente 2 mil 250 metros sobre el nivel del mar. Durante el pleistoceno tardío, esta cuenca estaba ocupada por un lago amplio y poco profundo que proporcionaba atractivos recursos para los primeros pobladores. Anteriores excavaciones en el valle de México, particularmente en Tepexpan, descubrieron restos humanos cuya antigüedad se calculó en 11 mil años, por medio de criterios de estratificación, así como material arqueológico con edades tan antiguas como 24 mil años en el sitio de investigación de Tlapacoya.
Además, los investigadores informaron del establecimiento de nuevas fechas mediante la aplicación de radiocarbono en cuatro objetos precerámicos mexicanos, que se encuentran entre las más antiguas en América, y que indican la presencia humana en el centro de México al final del pleistoceno. Por otra parte, los investigadores sometieron a pruebas directas del espectrómetro acelerador de masa (AMS, por sus siglas en inglés) restos de 11 individuos pertenecientes a la Colección Humana Precerámica del MNA. Se trata de restos provenientes de los sitios de excavación Peñón III, Tlapacoya I, la cueva Texcal, San Vicente Chicoloapan, Tepexpan, Chimalhuacán, Metro Balderas, Santa María Astahuacán, la cueva Tecolote, el Peñón del Marqués y Peñón I.
En el caso de los restos del Peñón III, se trata de partes de un esqueleto humano bien preservado, descubierto en 1959. Incluye el cráneo pero carece de fémures y tibias. Se trata de un cráneo dolicocéfalo, es decir, largo y estrecho. Las pruebas hablan de una mujer de 25 años al momento de fallecer, aunque los dientes estaban carcomidos, característica común en los humanos precerámicos de México. La fecha obtenida mediante pruebas de radiocarbono AMS resultaron mil 755 más menos 75 años. Es decir, sobre la primera fecha una variación de más o de menos de 75 años. La más antigua encontrada en México.
Los restos de Tlapacoya I, lugar prehistórico junto a un volcán al sureste del antiguo lago de Chalco, fueron descubiertos en los años 60. Además se hallaron varios huesos de animales y los que se consideraron artefactos y restos de fogatas. Se sometieron al análisis convencional del radiocarbono muestras de los suelos y de carbón presuntamente de las fogatas, y se obtuvieron fechas primero de 24 mil más menos 4 mil años, y de 21 mil 700 más menos 500 años. Parte del llamado especimen de Tlapacoya carecía de los huesos del rostro y de la parte baja del cráneo, también dolicocéfalo. Se trata de los restos de un hombre que falleció a los 35 años de edad. Su antigüedad fue datada en 10 mil 200 más menos 65 años.
Al final del pleistoceno
Los investigadores sostienen que las fechas de los restos humanos de Peñón III y de Tlapacoya I representan algunos de los más antiguos fechados directamente en América. Confirman la presencia humana en el pleistoceno tardío, y resultan vitales en la discusión sobre el poblamiento del continente, debido a que aumentan las muestras de individuos fechados directamente, además de llenar un vacío sobre la ocupación humana de América al final del pleistoceno.
Es decir, implican la presencia en el centro de México de una temprana población humana con características dolicocefálicas, sin afinidad mongoloide, hace cerca de 11 mil años de antigüedad, incrementando las dudas sobre cuándo y cómo esta población en particular llegó al valle de México. Las investigaciones continúan, ahora con la intención de comparar huesos antiguos y modernos hallados en el valle de México con los de una tribu llamada Pericú, que vivió hacia el extremo de Baja California desde hace 2 mil 500 años hasta principios del siglo XIX. Habitaba el desierto, aparentemente aislada de cualquier otro contacto humano. Los restos de esta tribu fueron hallados en los años 40.
El año pasado, un equipo de investigadores argentinos, españoles y mexicanos publicó el estudio y resultados del análisis de 33 cráneos Pericú hallados en diferentes museos. Son largos y estrechos -dolicocéfalos-, similares a los cráneos de los habitantes del sur de Asia y de la cuenca del Pacífico sur, diferentes a los cráneos de los habitantes de Asia del norte. Esto implicaría que, al igual que los habitantes del valle de México, se podría tratar de descendientes de una temprana oleada de migrantes del sur de Asia y de Australia. Y aquí la pregunta que los científicos buscan responder: ¿quiénes en realidad fueron los primeros pobladores del continente americano?
Silvia González encabezará un proyecto para impulsarlo
Estancado por el glamour, el estudio de la prehistoria en México
Guillermina Escoto
Los mamuts son como libros en los que se pueden conocer los primeros pasos del hombre en el planeta; sin embargo, en México su estudio, como el de toda la prehistoria, ha quedado estancado, pues el glamour de las pirámides, la cerámica y los metales preciosos de civilizaciones posteriores ha captado toda la atención de los arqueólogos. Así lo señala la doctora en geología Silvia González de Sherwood, científica mexicana residente en la John Moore University de Liverpool, Inglaterra, quien este verano emprenderá un proyecto de investigación anglo-mexicano con el que asegura ``comenzará una nueva era en el estudio de la prehistoria en México''.
La geóloga tiene seis años de trabajar en la mencionada universidad, realizando investigaciones en geoarqueología. Recientemente presentó nueva evidencia sobre la fecha en que se pobló el continente americano y las posibles rutas de migración seguidas por los primeros habitantes, a partir del fechamiento de un cráneo humano localizado en Tlapacoya, estado de México, con 9 mil 700 años de edad, ubicándolo como el segundo más antiguo del continente, después de la momia Buhl woman (10 mil 700 años) encontrada en Arizona.
Los nuevos datos de la doctora González se contraponen a las teorías actuales. Su información es de suma importancia porque abre una discusión sobre el poblamiento de América, además de que está introduciendo al país las técnicas más novedosas en el estudio del pleistoceno.
Para la investigadora, el estudio de la prehistoria es de suma importancia, sobre todo desde el punto de vista filosófico: saber de dónde proviene el hombre; en esa búsqueda, la relevancia de los mamuts radica en que los pobladores se los comían, y en el momento de matarlos dejaron huellas que certifican no sólo la existencia del ser humano, sino también su avance tecnológico y por ende cultural. En algunos casos se localizan utensilios líticos (relativos a la edad de piedra) y herramientas trabajadas por la mano humana que dan indicios de cómo transformaban la naturaleza para su provecho.
Silvia González cuenta cómo se acercó al estudio de esos seres monumentales que acompañaron al hombre en los inicios de su historia: ``Soy geóloga especializada en el cuaternario, específicamente en el vulcanismo para México; sin embargo, al llegar a trabajar a Inglaterra, donde existe una corriente muy fuerte que se llama geoarqueología, por necesidad me relacioné con varios proyectos de carácter arqueológico. Esto cambió mi manera de ver las cosas, porque aquí en México normalmente están divorciadas las disciplinas.
``Después me di cuenta de que en los mapas sobre el estudio de América, conocidos a nivel internacional, México siempre está en blanco, siendo que existen hallazgos importantes; tan sólo en la cuenca del valle de México existen 18 localidades con fósiles, de las cuales por lo menos nueve están asociadas con presencia humana, pero la metodología para la excavación y el salvamento de los hallazgos debe cambiar. Actualmente hay problemas muy fuertes de contaminación para el estudio de las muestras, tienen que tomarse sin ser tocadas, no se pueden ni siquiera lavar.
``Entonces pensé que las técnicas de Europa se pueden aplicar directamente en México y es lo que me propongo hacer, a partir de integrar un grupo de investigadores mexicanos e ingleses interesados en el cuaternario, con quienes empezaré un proyecto durante este verano, encaminado a estudiar tres sitios: Tepexpan, Tlapacoya y Tequixquiapan, que se escogieron principalmente porque son muy fosilíferos; allí se tienen animales del pleistoceno, mamuts y toda esa megafauna, más presencia humana.
``Actualmente -continúa- existen dos posturas científicas respecto al poblamiento de América: la de quienes ubican en los 10 mil años antes de nuestra era, con los clovis de Arizona, Estados Unidos, y los que optamos por fechas anteriores. Con los datos del cráneo de Tlapacoya se comprueba que por lo menos en México hubo cazadores de mamuts contemporáneos a los clovis, y estoy segura de que podemos encontrar indicios más tempranos, pero hay que realizar varias investigaciones minuciosas.
``Otro aspecto importante del proyecto son los estudios de ADN (que determina las características genéticas) que se aplicarán a los huesos para saber sus afinidades raciales. Estos estudios se practican hace menos de cinco años, por lo cual se trata de técnicas muy modernas. A partir de ellas se puede obtener mayores indicios acerca de las migraciones. Para el estudio de México son importantes en cuanto a saber de dónde exactamente vienen los antiguos pobladores; por ejemplo, si tienen afinidades mongoloides, caucasianas o polinesias.''
La investigadora asegura que ``México necesita un empujón en cuanto al estudio de la prehistoria porque se quedó estancado. Una de las principales razones es que se trata de estudios muy caros, y por otro lado está el glamour de las pirámides, la cerámica y los metales que quita el interés de los arqueólogos, pues en la prehistoria no van a encontrar elementos tan llamativos''. Y agrega: ``No hay departamento de prehistoria en el INAH, lo cual me parece alarmante, pero vamos a ver de qué manera podemos dar un impulso a esa parte de la antropología''.
Silvia González afirma que para la realización de este proyecto ya cuentan con el presupuesto necesario gracias al apoyo de algunas universidades de Inglaterra y el INAH, y recalca que los científicos ingleses están bastante interesados en participar, incluso de manera gratuita, porque piensan que el papel del país es importante para el estudio del poblamiento de América.
Respecto al cráneo de Tlapacoya, asegura: ``La teoría de que los primeros pobladores del continente son los clovis del sur de Estados Unidos y que de allí emigraron al resto del continente va a tener que cambiar. Seguramente va a haber mucha controversia, pero nuestros datos son muy seguros, fidedignos, y están totalmente abiertos. Va a ser una época de mucha discusión, apenas es el principio de una nueva era en el estudio de la prehistoria en México''.
2006-11-14 16:40:49
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answer #1
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answered by nitzahom 5
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