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¿Qué preguntas le harÃa a Dios?
ArtÃculos de esta serie:
¿Qué preguntas le harÃa a Dios?
Cómo algunos han recibido respuesta
Temas relacionados:
La vida tiene un propósito maravilloso
¿Están bien fundadas sus creencias?
¿Por qué permite Dios que suframos?
EN TODO el mundo hay personas que se plantean preguntas importantes en cuanto a la vida. ¿Lo hace usted también?
No son pocas las que acuden a maestros religiosos en busca de respuestas, pero los resultados son insatisfactorios. Algunas reflexionan sobre sus interrogantes en privado. Otras oran a Dios pidiéndole su guÃa. ¿Será posible que él conteste preguntas sobre asuntos que nos desconciertan? Entre las preguntas que muchos dicen que harÃan a Dios figuran las siguientes.
¿Quién eres realmente, Dios?
En la percepción que los seres humanos tienen de Dios influyen la cultura, la religión de los padres y posiblemente las ideas personales. Algunos utilizan un nombre para referirse a la Deidad; otros simplemente lo llaman Dios. Pero ¿tendrá importancia este asunto? ¿Habrá un solo Dios verdadero que se revele a sà mismo y dé a conocer su nombre a la humanidad?
¿Por qué abunda el sufrimiento?
A algunas personas, su modo de vivir insensato e inmoral les ha afectado la salud o las ha sumido en la pobreza, y por ello quizá se quejen. Sin embargo, saben muy bien por qué están sufriendo.
No obstante, hay muchos que afrontan graves problemas por los que no son responsables. Algunos padecen enfermedades crónicas. Otros tienen que luchar con situaciones que parecen insuperables a fin de suministrar a su familia un techo y suficiente alimento. Millones de personas son vÃctimas del delito, la guerra, la violencia indiscriminada, los desastres naturales o la injusticia ocasionada por el abuso del poder.
Como es lógico, muchos se preguntan: “¿Por qué se han extendido tanto dichas condiciones? ¿Por qué permite Dios todo este sufrimiento?”.
¿Por qué estoy aqu� ¿Qué propósito tiene la vida?
Estos interrogantes suelen surgir debido a la frustración que invade a quienes no encuentran verdadera satisfacción en sus actividades cotidianas, y son muchos los que se sienten asÃ. Por otro lado, millones de seres humanos creen que Dios ha predestinado la vida de cada individuo. ¿Será verdad? Si él tuviera un propósito especial para nosotros, sin duda querrÃamos saberlo.
De todos los libros del mundo, hay uno que indica con claridad que es inspirado por Dios. Tal como esperarÃamos de un mensaje divino dirigido a la humanidad, este libro está disponible en muchos más idiomas que cualquier otra obra. Nos referimos a la Santa Biblia. En ella, Dios, el Creador del cielo y la Tierra, se revela a sà mismo y nos manifiesta su nombre. ¿Conoce usted ese nombre? ¿Sabe lo que dice la Biblia sobre la clase de Persona que es Dios? ¿Sabe lo que dice respecto a lo que él espera de usted?
Cómo algunos han recibido respuesta
MILLONES de personas ofrecen oraciones. Algunas están convencidas de que son contestadas, mientras que otras se preguntan si habrá alguien que escuche tales oraciones. Por otro lado, hay quienes también buscan respuestas, pero no se les ha ocurrido presentar sus peticiones a Dios.
La Biblia indica que el Dios verdadero es el “Oidor de la oración” (Salmo 65:2). ¿Está usted seguro de que sus súplicas se dirigen a él y que reúnen los requisitos necesarios para que las conteste?
Muchas personas de todo el mundo contestarÃan con un rotundo sÃ. ¿Cómo han recibido respuesta? ¿Qué aprendieron?
¿Quién es Dios?
Una profesora de Portugal, que habÃa estudiado con curas y monjas y era católica practicante, quedó confundida cuando la Iglesia hizo cambios y abandonó prácticas que, de acuerdo con la formación que habÃa recibido, ella consideraba primordiales. En sus viajes al extranjero conoció algunas religiones orientales, por lo que empezó a preguntarse si habrÃa un solo Dios verdadero y qué tipo de adoración deberÃa escoger. Cuando le planteó preguntas sobre la Biblia a su sacerdote, quedó desilusionada, pues este no les dio mucha importancia.
En la ciudad de esta profesora, la Iglesia habÃa distribuido un folleto que advertÃa a los feligreses que no conversaran con los testigos de Jehová. Pero como aún persistÃan sus preguntas, un dÃa que llegaron a su puerta decidió escucharlos y se interesó en su mensaje. Era la primera vez que hablaba con ellos.
Para recibir respuesta a sus numerosas preguntas, la señora empezó a estudiar la Biblia con los Testigos. Cada semana les tenÃa una larga lista. Deseaba saber el nombre de Dios, si hay un solo Dios verdadero, si aprueba el uso de imágenes en la adoración y mucho más. Observó que le respondÃan basándose siempre en la Biblia y que no expresaban opiniones personales. Para su sorpresa, le encantaba lo que aprendÃa. Poco a poco logró que le contestaran todos sus interrogantes. Actualmente adora a Jehová con espÃritu y verdad, tal como indicó Jesucristo que harÃan “los verdaderos adoradores” (Juan 4:23).
Los miembros de una familia de Sri Lanka acostumbraban leer la Biblia juntos, pero tenÃan muchas preguntas importantes sin contestar, y el sacerdote no podÃa brindarles la ayuda que necesitaban. Un dÃa, los testigos de Jehová los visitaron y les dejaron publicaciones que explicaban las Escrituras. Más tarde, cuando los Testigos les dieron respuestas satisfactorias, aceptaron un estudio bÃblico. Lo que aprendieron les pareció muy interesante.
No obstante, la instrucción religiosa que habÃa recibido la esposa en su infancia le impedÃa aceptar que el Padre de Jesucristo es “el único Dios verdadero”, tal como habÃa indicado el propio Jesús (Juan 17:1, 3). HabÃa aprendido de niña que Jesús era igual al Padre y que no se debÃa cuestionar ese “misterio”. Desesperada, oró de todo corazón a Jehová, dirigiéndose a él por su nombre y pidiéndole que le aclarara quién es Jesús. Luego volvió a examinar con cuidado los pasajes relacionados con el tema (Juan 14:28; 17:21; 1 Corintios 8:5, 6). Sintió como si le hubieran quitado una venda de los ojos, pues entendió claramente que Jehová —el Creador de los cielos y la Tierra y Padre de Jesucristo— es el Dios verdadero (IsaÃas 42:8; JeremÃas 10:10-12).
¿Por qué existe el sufrimiento?
Job sufrió a un grado extremo. Todos sus hijos murieron en una tormenta; se vio sumido en la pobreza; padeció una dolorosa enfermedad, y aguantó la presión de falsos amigos. En medio de todo esto, hizo algunos comentarios precipitados (Job 6:3). Pero Dios tomó en cuenta las circunstancias (Job 35:15). SabÃa lo que habÃa en el corazón de su siervo y le dio el consejo necesario. Dios actúa de igual manera con personas de la actualidad.
Un mozambiqueño llamado Castro contaba 10 años cuando murió su madre. El golpe lo dejó deshecho. “¿Por qué tuvo que morir y abandonarnos?”, preguntaba. A pesar de haber sido criado por padres devotos, estaba muy confundido. ¿Cómo tranquilizarÃa su mente y corazón? Halló consuelo leyendo una pequeña Biblia en chichewa y comentándola con sus hermanos mayores.
Poco a poco, Castro comprendió que su madre no habÃa fallecido porque Dios fuera injusto, sino por la imperfección heredada de Adán (Romanos 5:12; 6:23). Su mayor consuelo fue la promesa bÃblica de la resurrección, pues le dio motivos para confiar en que volverÃa a ver a su madre (Juan 5:28, 29; Hechos 24:15). Lamentablemente, su padre murió cuatro años más tarde. Pero entonces Castro ya estaba en mejores condiciones de afrontar la pérdida. En la actualidad, ama a Jehová y es un fiel siervo suyo. El gozo que ha encontrado resulta evidente para todos sus conocidos.
Muchas personas que han perdido a seres queridos hallan consuelo en las mismas verdades bÃblicas que confortaron a Castro. Quienes han sufrido gran dolor por los actos de gente malvada se preguntan, al igual que Job: “¿Por qué siguen viviendo los inicuos mismos[?]” (Job 21:7). Cuando escuchamos las respuestas que Dios da en su Palabra, nos damos cuenta de que su forma de manejar los asuntos nos beneficia (2 Pedro 3:9).
Aunque Barbara se crió en Estados Unidos y no vivió los horrores de la guerra, creció en un mundo en conflicto. Los informes de las atrocidades bélicas estaban a la orden del dÃa. Además, al cursar sus estudios, descubrió con extrañeza que el desarrollo de algunos sucesos históricos fue aparentemente impredecible. ¿A qué se debió? ¿No le importaba a Dios lo que ocurrÃa? CreÃa en la existencia de Dios, pero tenÃa sentimientos encontrados en cuanto a él.
Sin embargo, su actitud ante la vida cambió gracias a los testigos de Jehová. Los escuchó, estudió la Biblia con ellos y asistió a varias reuniones en el Salón del Reino e incluso a una de sus asambleas grandes. También observó que, cuando les hacÃa preguntas, no recibÃa de cada uno una opinión diferente, sino que todos hablaban de acuerdo porque su modo de pensar se basaba en la Biblia.
Los Testigos le demostraron con las Escrituras que el mundo está bajo la influencia de Satanás el Diablo, su gobernante, y refleja su espÃritu (Juan 14:30; 2 Corintios 4:4; Efesios 2:1-3; 1 Juan 5:19). Le explicaron a Barbara que algunos sucesos que la habÃan perturbado se habÃan anunciado de antemano en la Biblia (Daniel, capÃtulos 2, 7 y 8). Dios los ha predicho porque puede prever el futuro cuando opta por hacerlo. Ãl ha provocado algunos sucesos y simplemente ha permitido otros. Los Testigos le mostraron que la Biblia también predice para nuestros dÃas acontecimientos buenos y malos, y explica su significado (Mateo 24:3-14). Le enseñaron las promesas bÃblicas de un nuevo mundo en el que reinará la justicia y el sufrimiento ya no existirá (2 Pedro 3:13; Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4).
Barbara fue comprendiendo gradualmente que, aunque Jehová Dios no es culpable del sufrimiento humano, no lo impide obligando a la gente a obedecer sus mandamientos cuando esta no desea hacerlo (Deuteronomio 30:19, 20). Ãl ha dispuesto lo necesario para que vivamos felices por toda la eternidad, y ahora nos permite demostrar si estamos dispuestos a vivir en armonÃa con sus justos caminos o no (Revelación 14:6, 7). Barbara se resolvió a aprender y cumplir los requisitos divinos. Además, encontró entre los testigos de Jehová el amor que, tal como indicó Jesús, caracteriza a sus seguidores verdaderos (Juan 13:34, 35).
Usted también puede beneficiarse de las mismas ayudas que ella.
La vida tiene propósito
Puede que incluso las personas cuya vida parece ser satisfactoria busquen la respuesta a preguntas que las desconciertan. Por ejemplo, Matthew, un joven de Gran Bretaña, siempre habÃa anhelado encontrar al Dios verdadero y descubrir el propósito de la vida. Cuando contaba 17 años, su padre murió. Posteriormente, consiguió un tÃtulo universitario en Música. Con el tiempo fue dándose cuenta de lo vano que era su modo de vivir materialista. Abandonó el hogar y se mudó a Londres, donde se introdujo en el mundo de las drogas y los clubes nocturnos, asà como en la astrologÃa y el espiritismo, y en filosofÃas como el budismo zen, todo con la intención de hallar una vida satisfactoria. Desesperado, rogó a Dios que le ayudara a encontrar la verdad.
Dos dÃas después, Matthew se topó con un viejo amigo, que habÃa estudiado con los testigos de Jehová, y le explicó su situación. Cuando este le mostró lo que dice 2 Timoteo 3:1-5, quedó asombrado de la exactitud con que describe la Biblia el mundo que nos rodea. Y cuando Matthew leyó el Sermón del Monte, le llegó al corazón (Mateo, capÃtulos 5 a 7). Aunque al principio vaciló en hacerlo porque habÃa leÃdo información que criticaba a los testigos de Jehová, finalmente decidió ir a las reuniones en un Salón del Reino cercano.
A Matthew le gustó lo que escuchó y empezó a estudiar la Biblia con un superintendente de la congregación. Enseguida comprendió que lo que estaba aprendiendo era lo que buscaba, la respuesta a su oración. Al abandonar las prácticas que desagradan a Jehová, recibió muchas bendiciones. Siguió cultivando el sano temor de Dios, y se sintió impulsado a armonizar su vida con los mandamientos divinos. Se dio cuenta de que vivir de esa manera tiene verdadero sentido (Eclesiastés 12:13).
No se debió a que estaban predestinados el que Matthew y las demás personas mencionadas en este artÃculo encontraran un modo de vida satisfactorio. Más bien, aprendieron que Jehová Dios tiene un amoroso propósito para quienes optan por obedecer de buena gana sus mandamientos (Hechos 10:34, 35). Dicho propósito incluye disfrutar por toda la eternidad de un mundo que estará libre de la guerra, la enfermedad, el hambre e incluso la muerte (IsaÃas 2:4; 25:6-8; 33:24; Juan 3:16). ¿Es eso lo que usted desea? Sà asà es, en las reuniones bÃblicas que se celebran en el Salón del Reino de los Testigos de Jehová aprenderá más sobre cómo hallar la clave para llevar una vida satisfactoria. Lo invitamos cordialmente a asistir a ellas.
Ore con fervor a Dios y dirÃjase a él por
su nombre personal
Estudie la Biblia con quienes enseñan fielmente lo que esta dice Asista a las reuniones en el Salón del Reino
Publicado en La Atalaya del 1 de mayo de 2003
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¿Tiene propósito la vida?
Tarde o temprano, casi toda persona se pregunta qué propósito tiene la vida. ¿Será acaso trabajar duro para mejorar nuestras condiciones de vida, proveer lo necesario a nuestras familias, morir a los 70 u 80 años y luego dejar de existir para siempre? Un joven que pensaba asà dijo que el propósito de la vida es: “Vivir, tener hijos, ser feliz y entonces morir”. Pero ¿es cierto eso? ¿Y es verdad que la muerte le pone fin a todo?
“Durante la mayor parte de mi vida me he preguntado para qué existo”
Muchas personas, tanto en paÃses orientales como occidentales, creen que la razón principal de nuestra existencia es adquirir riquezas materiales. Creen que con estas se puede vivir una vida feliz y con propósito. Pero ¿y las personas que ya tienen riquezas materiales? El escritor canadiense Harry Bruce dijo: “Una cantidad sorprendente de gente adinerada insiste en que no es feliz”. Añadió: “Las encuestas indican que América del Norte ha sido infectada por un tremendo pesimismo [...]. ¿Hay alguien feliz en este mundo? Si lo hay, ¿cuál es su secreto?”.
Jimmy Carter, ex presidente estadounidense, dijo: “Hemos descubierto que el poseer cosas y el consumir cosas no satisface nuestro anhelo de significado. [...] La acumulación de bienes materiales no puede llenar el vacÃo de vidas que carecen de confianza o propósito”. Otro lÃder polÃtico dijo: “Ya llevo varios años enfrascado en una búsqueda intensa de verdades en cuanto a mà mismo y mi vida; conozco a muchas otras personas que están haciendo lo mismo. Como nunca antes la gente se está preguntando: ‘¿Quiénes somos?, ¿con qué propósito estamos aquÃ?’ ”.
Empeoran las condiciones
Muchos dudan de que la vida tenga propósito cuando ven que las condiciones han empeorado. Por todo el mundo más de mil millones de personas padecen de enfermedades graves o de desnutrición, lo que resulta anualmente en la muerte de unos diez millones de niños tan solo en Ãfrica. La población del mundo, que se acerca a los seis mil millones de habitantes, sigue aumentando a un paso de más de noventa millones al año, y más del 90% de ese crecimiento tiene lugar en paÃses en desarrollo. Esta población en constante aumento requiere más alimento, viviendas e industrias, y suministrar estas cosas resulta en más daño a la tierra, el agua y el aire debido a la contaminación que producen las industrias y otros agentes.
La publicación World Military and Social Expenditures 1991 (Gastos militares y sociales del mundo en 1991) informa: “Cada año se destruye un área de bosque equivalente a la superficie entera de [Gran Bretaña]. Al ritmo actual (de deforestación), para el año 2000 habremos destruido el 65% de las selvas tropicales húmedas”. Según una agencia de la ONU, en esas mismas zonas por cada diez árboles que se cortan se planta uno; en Ãfrica la proporción es de uno por cada veinte árboles talados. De modo que los desiertos crecen, y cada año se pierde para uso agrÃcola una extensión de terreno equivalente a la superficie de Bélgica.
Además, en este siglo ** la cantidad de muertes causadas por la guerra ha sido cuatro veces mayor que en los anteriores cuatro siglos juntos. Por todas partes aumentan los delitos, especialmente los de carácter violento. La desintegración de la familia, el consumo de drogas, el sida, las enfermedades de transmisión sexual y otros factores negativos también contribuyen al empeoramiento de las condiciones. Y los lÃderes mundiales no han podido solucionar los muchos problemas que plagan a la humanidad. Por eso, no sorprende que la gente se pregunte: ¿Qué propósito tiene la vida?
¿Qué han hecho los eruditos y los guÃas religiosos a fin de encontrar la respuesta a esa pregunta? Después de todos estos siglos, ¿han suministrado una respuesta satisfactoria?
Puntos de vista
El erudito confuciano Tu Wei-Ming dijo: “El significado fundamental de la vida se halla en nuestra existencia cotidiana”. Según este concepto, los humanos seguirÃan naciendo, luchando por la existencia y muriendo. Ese punto de vista ofrece muy poca esperanza. Además, ¿se basa en la verdad?
Elie Wiesel, quien sobrevivió a los campos de concentración nazis durante la II Guerra Mundial, dijo: “‘¿Por qué estamos aquÃ?’ es la pregunta más importante a la que debe enfrentarse un ser humano. [...] Creo que la vida tiene significado a pesar de las muertes sin sentido que he visto”. Sin embargo, no podÃa decir cuál era el propósito de la vida.
El editor Vermont Royster dijo: “En la contemplación del hombre mismo, [...] de su lugar en este universo, no hemos avanzado mucho desde el comienzo del tiempo. TodavÃa nos quedan interrogantes en cuanto a quiénes somos y por qué existimos y adónde vamos”.
El cientÃfico evolucionista Stephen Jay Gould señaló: “Puede que ansiemos [...] una respuesta ‘más elevada’, pero no existe ninguna”. Para evolucionistas como él, la vida es una lucha en la que sobrevive el más apto, y la muerte le pone fin a todo. Esta opinión tampoco ofrece esperanza alguna. Y, de nuevo, ¿está basada en la verdad?
Muchos guÃas religiosos dicen que el propósito de la vida es llevar una buena existencia para que, al morir, el alma de la persona pueda ir al cielo y pasar allà la eternidad. Lo que le espera a la gente mala es tormento eterno en un infierno de fuego. Sin embargo, de acuerdo con esta creencia, en la Tierra la gente seguirÃa llevando la misma existencia poco satisfactoria que ha tenido a lo largo de la historia. Pero si el propósito de Dios era que la gente viviera en el cielo como los ángeles, ¿por qué no los creó asà en un principio?
Hasta a los clérigos les cuesta explicar tales puntos de vista. El Dr. W. R. Inge, ex deán de la catedral de San Pablo en Londres, dijo en una ocasión: “Durante toda mi vida me he esforzado por hallar el propósito de la vida. He tratado de [solucionar] tres problemas que siempre me han parecido fundamentales: el problema de la eternidad; el problema de la personalidad humana; y el problema del mal. He fracasado. No he resuelto ninguno de ellos”.
El resultado
¿Cuál ha sido el resultado de que los eruditos y los guÃas religiosos hayan tenido tantas diferentes ideas con relación al propósito de la vida? Muchos responden como lo hizo un hombre de edad avanzada que dijo: “Durante la mayor parte de mi vida me he preguntado para qué existo. Si hay un propósito, ya no me interesa”.
Muchos de los que observan la gran diversidad de conceptos entre las religiones del mundo llegan a la conclusión de que realmente no importa lo que uno crea. Les parece que la religión es solo una distracción para la mente, algo que da un poco de paz interior y consuelo a fin de afrontar los problemas cotidianos. Otros consideran que la religión no es más que superstición. Opinan que los siglos de especulación religiosa no han contestado la pregunta sobre el propósito de la vida ni han mejorado la calidad de la vida de la gente común. Efectivamente, la historia muestra que a menudo las religiones de este mundo han impedido el progreso de la humanidad y han sido causa de odios y guerras.
Sin embargo, ¿importa siquiera descubrir la verdad acerca del propósito de la vida? Viktor Frankl, consejero profesional sobre salud mental, contestó: “El esforzarse por hallar significado en la vida de uno es la principal fuerza movedora dentro del hombre. [...] No hay nada en el mundo, me atrevo a decir, que ayudarÃa tan eficazmente a uno a sobrevivir hasta a las peores condiciones como el conocimiento de que la vida de uno tiene significado”.
Puesto que las filosofÃas y las religiones del hombre no han explicado satisfactoriamente qué propósito tiene la vida, ¿adónde podemos dirigirnos para hallar la respuesta? ¿Existe una fuente de sabidurÃa superior que nos pueda decir la verdad a este respecto?
A menos que se indique lo contrario, las citas de la Biblia se toman de la versión en lenguaje moderno Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (con referencias), edición de 1984
¿Qué propósito tiene la vida?
¿Quién tiene la respuesta?
La mejor manera de saber por qué se hizo algo es preguntando al que lo ideó
¿Quién pudiera decirnos cuál es el verdadero propósito de la vida? Pues bien, si usted visitara a un fabricante de máquinas y lo viera construyendo una muy compleja que usted no pudiera reconocer, ¿cómo lograrÃa averiguar para qué sirve? La mejor manera serÃa preguntando al que la ideó.
¿Qué se puede decir entonces del modo extraordinario como está hecho lo que vemos a nuestro alrededor, como en el caso de todas las criaturas vivientes, incluso la célula viva más diminuta? Hasta las moléculas y los átomos que componen la célula —mucho más pequeños que ella— están maravillosamente hechos y funcionan en sorprendente orden. Además, ¿qué se pudiera decir de la mente humana, de diseño tan asombroso? ¿Y nuestro sistema solar, la VÃa Láctea y el universo? ¿No requirieron un Hacedor todas estas impresionantes estructuras? Sin duda él podÃa decirnos por qué hizo estas cosas.
¿Es la vida producto de la casualidad?
The Encyclopedia Americana puso de relieve “el extraordinario grado de complejidad y organización [que se observa] en los organismos vivos”, y declaró: “Un examen minucioso de las flores, los insectos y los mamÃferos indica que todas sus partes están ordenadas con una precisión casi increÃble”. Refiriéndose a la composición quÃmica de los organismos vivos, el astrónomo británico sir Bernard Lovell escribió: “La probabilidad de [...] que por casualidad se formase una de las moléculas más pequeñas de proteÃna es infinitamente pequeña. [...] De hecho, es nula”.
Asimismo, el astrónomo Fred Hoyle dijo: “Toda la estructura de la biologÃa ortodoxa aún sostiene que la vida se produjo gracias al azar. No obstante, a medida que los bioquÃmicos profundizan en sus descubrimientos acerca de la tremenda complejidad de la vida, resulta evidente que las posibilidades de un origen accidental son tan pequeñas que deben descartarse por completo. La vida no puede haberse producido por casualidad”.
La biologÃa molecular, uno de los campos más nuevos de la ciencia, es el estudio de los organismos vivos a nivel de genes, moléculas y átomos. El biólogo molecular Michael Denton dijo lo siguiente respecto a lo que se ha descubierto: “Tanta es la complejidad de la célula más sencilla que se conoce que es imposible aceptar que tal objeto pudiera haberse formado de repente por algún suceso extraño improbable”. “Pero lo que plantea un desafÃo tan grande no es solo la complejidad de los organismos vivos, sino también el ingenio increÃble que a menudo se manifiesta en su diseño.” “Es a nivel molecular donde [...] se nota con más claridad su ingeniosa estructura biológica y la perfección de los propósitos alcanzados.”
Denton añade: “En cualquier dirección que miremos y a cualquier profundidad que busquemos hallamos una elegancia e ingeniosidad de calidad absolutamente incomparable, la cual debilita muchÃsimo la idea de que son el resultado de la casualidad. ¿SerÃa posible creer que procesos que ocurrieran al azar pudieran haber creado un ente en el que la complejidad del elemento más pequeño —una proteÃna funcional o gene— supera nuestras capacidades creativas, un ente que es la antÃtesis misma de la casualidad y que sobrepasa en todo sentido cualquier producto de la inteligencia humana?”. Dice además: “No se puede concebir abismo más vasto ni absoluto que el que existe entre la célula viviente y el sistema no biológico más ordenado, tal como un cristal o un copo de nieve”. Chet Raymo, profesor de fÃsica, dice: “Estoy maravillado [...]. Parece que cada molécula fue ideada milagrosamente para cumplir con su labor”.
El biólogo molecular Denton llega a la conclusión de que “los que todavÃa defienden dogmáticamente la idea de que toda esta nueva realidad es el resultado de la pura casualidad” están creyendo en un mito. De hecho, llama a la creencia darviniana sobre el origen casual de los seres vivos “el gran mito cosmogónico del siglo **”.
Todo lo ideado debe tener un hacedor
La probabilidad de que la materia inanimada pueda cobrar vida por azar o gracias a algún accidente fortuito es tan remota que debe descartarse por imposible. No, ninguna de las cosas animadas de la Tierra que están hechas de modo tan ingenioso pudo haber llegado a existir por accidente, puesto que todo lo ideado debe tener un hacedor inteligente. ¿Conoce alguna excepción a esta regla? No hay ninguna. Por eso, cuanto más complejo es lo ideado, más inteligente es su hacedor.
También pudiéramos ilustrar este asunto asÃ: Cuando admiramos una pintura, la aceptamos como prueba de que existe un pintor. Cuando leemos un libro, reconocemos que tiene un autor. Cuando vemos una casa, llegamos a la conclusión de que hay un constructor. La presencia de semáforos nos muestra que existe un organismo legislador. Los que hicieron todas estas cosas las hicieron con un propósito. Y, aunque quizás no comprendamos todo detalle referente a las personas que las idearon, no dudamos que existan.
La complejidad y el diseño de los seres vivos pueden notarse en la molécula del ADN
Del mismo modo, se puede ver prueba de la existencia de un Hacedor Supremo en la estructura, el orden y la complejidad de las formas de vida que hay en la Tierra. En todo se ve prueba de Inteligencia Suprema. Lo mismo ocurre con el diseño, el orden y la complejidad del universo con sus miles de millones de galaxias, cada una con miles de millones de estrellas. Además, todos los cuerpos celestes están controlados por leyes precisas, como las del movimiento, el calor, la luz, el sonido, el electromagnetismo y la gravedad. ¿Puede haber leyes sin que haya un legislador? El Dr. Wernher von Braun, cientÃfico especializado en cohetes, dijo: “Las leyes naturales del universo son tan precisas que no se nos hace difÃcil construir una nave espacial para volar a la Luna, y podemos medir el tiempo del vuelo con la precisión de una fracción de segundo. Estas leyes tienen que haber sido establecidas por alguien”.
Es cierto, no podemos ver al Hacedor y Legislador Supremo con nuestra vista literal. Pero ¿negamos la existencia de cosas como la gravedad, el magnetismo, la electricidad o las ondas de radio sencillamente porque no las vemos? No, no lo hacemos, porque podemos observar sus efectos. Entonces, ¿por qué deberÃamos negar la existencia de un Hacedor y Legislador Supremo solo porque no lo podemos ver, cuando podemos observar los resultados de su extraordinaria obra?
Paul Davies, profesor de fÃsica, llegó a la conclusión de que la existencia del hombre no se debe a un simple capricho del destino. Dice: “Estamos verdaderamente hechos para estar aquÔ. Con relación al universo declara: “Mediante mi labor cientÃfica, he llegado a estar cada vez más firmemente convencido de que el universo fÃsico está construido con un ingenio tan asombroso que no puedo aceptarlo como un simple hecho casual. En mi opinión, tiene que haber otra explicación más profunda”.
De modo que hay pruebas de que el universo, la Tierra y las formas de vida en esta no pudieron haber llegado a existir por casualidad. Todo esto da testimonio mudo de la existencia de un Creador poderoso y sumamente inteligente.
Qué dice la Biblia
La Biblia, el libro más antiguo de la humanidad, llega a la misma conclusión. Por ejemplo, en el libro bÃblico de Hebreos, escrito por el apóstol Pablo, se nos dice: “Por supuesto, toda casa es construida por alguien, pero el que ha construido todas las cosas es Dios”. (Hebreos 3:4.) Asimismo, el último libro de la Biblia, escrito por el apóstol Juan, dice: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas”. (Revelación 4:11.)
La Biblia muestra que, aunque a Dios no se le puede ver, se puede percibir la clase de Dios que es por las cosas que ha hecho. Declara: “Porque los atributos invisibles de Dios resultan visibles por la creación del mundo, al ser percibidos por la inteligencia en sus hechuras: tanto su eterna potencia como su divinidad; de suerte que son inexcusables”. (Romanos 1:20, Bover-Cantera.)
De modo que la Biblia nos lleva de la causa al efecto. El efecto —las impresionantes obras de la creación— es prueba de la inteligente y poderosa Causa: Dios. Además, podemos estar agradecidos de que él sea invisible, puesto que, como Creador de todo el universo, tiene tanto poder que humanos de carne y sangre no pueden esperar verle y sobrevivir. Y eso es precisamente lo que dice la Biblia: “Ningún hombre puede [ver a Dios] y sin embargo vivir”. (Ãxodo 33:20.)
“La capacidad que tiene el cerebro humano de solucionar problemas supera, con gran diferencia, a la de los ordenadores más potentes”
El concepto de un Gran Hacedor, un Ser Supremo —Dios—, deberÃa importarnos mucho. Si nos hizo un Creador, de seguro tuvo una razón, un propósito, al crearnos. Si se nos creó para tener propósito en la vida, entonces tenemos motivo para esperar que en el futuro las cosas mejoren para nosotros. Si no, sencillamente vivimos y morimos sin esperanza. De modo que es muy importante que descubramos con qué propósito nos creó Dios. Asà podremos decidir si queremos vivir o no en armonÃa con el propósito de Dios.
Además, la Biblia dice que el Creador es un Dios amoroso que se interesa mucho por nosotros. El apóstol Pedro dijo: “Ãl se interesa por ustedes”. (1 Pedro 5:7; véase también Juan 3:16 y 1 Juan 4:8, 16.) Algo que nos ayuda a ver cuánto se interesa Dios por nosotros es estudiar la manera tan maravillosa como nos ha creado, mental y fÃsicamente.
“Maravillosamente hecho”
En la Biblia el salmista David reconoció lo siguiente: “De manera que inspira temor estoy maravillosamente hecho”. (Salmo 139:14.) Sin lugar a dudas esa es la verdad, pues el cerebro y el cuerpo humano fueron hechos maravillosamente por el Hacedor Supremo.
Por ejemplo, nuestro cerebro es muchÃsimo más complejo que cualquier computadora. The New Encyclopædia Britannica explica: “La transmisión de información dentro del sistema nervioso es más compleja que la mayor central telefónica del mundo; la capacidad que tiene el cerebro humano de solucionar problemas supera, con gran diferencia, a la de los ordenadores más potentes”.
En su cerebro están almacenados centenares de millones de datos e imágenes mentales, pero el cerebro no es sencillamente un banco de datos. Le permite aprender a silbar, hornear pan, hablar idiomas extranjeros, usar una computadora o pilotar un avión. Usted puede imaginarse cómo serán sus vacaciones o lo deliciosa que sabrá cierta fruta. Puede analizar y hacer cosas. También le permite hacer planes, mostrar aprecio, amar y relacionar sus pensamientos con el pasado, el presente y el futuro. Puesto que el hombre no puede concebir algo tan extraordinario como el cerebro humano, entonces es obvio que Aquel que lo ideó tiene sabidurÃa y capacidades muy superiores a las de cualquier humano.
Con relación al cerebro, los cientÃficos reconocen que “el modo [como] esta magnÃficamente organizada, ordenada y fantásticamente compleja máquina efectúa esas funciones es sumamente oscuro. [...] Puede ser que los seres humanos jamás resuelvan todos los distintos enigmas individuales que presenta el cerebro”. (Scientific American.) Y el profesor de fÃsica Raymo dice: “Sinceramente, todavÃa no sabemos mucho sobre cómo el cerebro almacena información ni cómo es capaz de recordar a voluntad sucesos pasados. [...] El cerebro humano contiene unos cien mil millones de células nerviosas. Cada una de ellas está en comunicación con otros miles de células mediante una impresionante red de sinapsis en forma de árbol. Las posibilidades de interconexión son asombrosamente complejas”.
Los ojos superan en precisión y adaptabilidad a cualquier cámara; de hecho, son cámaras cinematográficas totalmente automáticas, de enfoque propio y a todo color. Los oÃdos pueden detectar una variedad de sonidos y le dan sentido de dirección y de equilibrio. El corazón es una bomba con caracterÃsticas imposibles de igualar hasta ahora por los mejores ingenieros. Igual de extraordinarias son otras partes del cuerpo: la nariz, la lengua y las manos, asà como los sistemas circulatorio y digestivo, para mencionar solo unos cuantos ejemplos.
Por eso, un ingeniero contratado para diseñar y construir una computadora de grandes dimensiones razonó de la siguiente manera: “Si mi computadora exigió un diseñador, ¿cuánto más no debe haberlo exigido esa compleja máquina fisio-quÃmico-biológica que es mi cuerpo humano [...] el cual a su vez no es más que una parte extremadamente diminuta del cosmos prácticamente infinito?”.
Asà como la gente hace con un propósito aviones, computadoras, bicicletas y otros aparatos, de igual manera el Hacedor del cerebro y del cuerpo humano debe haber tenido un propósito al crearnos. Además, él tiene que ser mucho más sabio que los humanos, puesto que ninguno de nosotros puede duplicar sus obras. Por lo tanto, es lógico que sea él quien nos pueda decir por qué nos hizo, por qué nos colocó en la Tierra y adónde vamos.
Cuando nos enteramos de estas cosas, podemos utilizar el cerebro y el cuerpo tan maravillosos que Dios nos ha dado para cumplir con nuestro propósito en la vida. Pero ¿dónde podemos aprender acerca de sus propósitos? ¿Dónde da él esa información?
¿Por qué hay tanto sufrimiento e injusticia?
Sin embargo, si el Ser Supremo se propuso que personas perfectas vivieran para siempre en la Tierra en condiciones paradisÃacas, y si ese sigue siendo su propósito, ¿por qué no hay un paraÃso ahora? En vez de eso, ¿por qué ha experimentado la humanidad tantos siglos de sufrimiento e injusticia?
No hay duda de que la historia humana está llena de calamidades causadas por guerra, conquista imperialista, explotación, injusticia, pobreza, desastres, enfermedades y muerte. ¿Por qué les han ocurrido tantas cosas malas a tantas vÃctimas inocentes? Si Dios es todopoderoso, ¿por qué ha permitido tanto sufrimiento por miles de años? Puesto que Dios creó el universo y lo organizó de manera tan excelente, ¿por qué permitirÃa que hubiera desorden y destrucción en la Tierra?
Un ejemplo
Usemos un ejemplo para ilustrar por qué un Dios de orden permitirÃa el desorden en la Tierra. ImagÃnese que mientras camina por un bosque se encuentra con una casa. Al acercarse advierte que está destartalada. Las ventanas están rotas, el techo está en malas condiciones, el porche de madera está lleno de agujeros, la puerta cuelga de una bisagra y las cañerÃas no funcionan.
Al ver todos estos desperfectos, ¿llegarÃa usted a la conclusión de que la casa no fue diseñada y construida por una persona inteligente? ¿Le convencerÃan sus desperfectos de que la casa solo pudiera haber sido el resultado del azar? O si dedujera que alguien la diseñó y la construyó, ¿considerarÃa que esa persona no era hábil ni habÃa pensado en lo que hacÃa?
Al examinar la casa con más detenimiento usted se da cuenta de que originalmente se construyó bien y de que hay pruebas de que el constructor pensaba con cuidado en lo que hacÃa. Pero ahora está abandonada y en vÃas de convertirse en una ruina. ¿Qué pudieran indicar los desperfectos y los problemas? Pudieran indicar que 1) el dueño de la casa murió; 2) que es un constructor hábil, pero ya no se interesa en la casa; o 3) que alquiló temporalmente la casa a inquilinos que no mostraron aprecio. Lo último es similar a lo que le ha sucedido a la Tierra.
Qué ocurrió
De los primeros capÃtulos de la Biblia aprendemos que no era el propósito de Dios que la gente sufriera o muriera. Nuestros primeros padres, Adán y Eva, murieron únicamente porque desobedecieron a Dios. (Génesis, capÃtulos 2 y 3.) Al desobedecerle, cesaron de hacer la voluntad de Dios. Se apartaron de su cuidado protector. De hecho, se desconectaron de Dios, “la fuente de la vida”. (Salmo 36:9.)
Como una máquina que va perdiendo velocidad y se detiene cuando se le desconecta de su fuente de energÃa, su cuerpo y su mente sufrieron deterioro. Como resultado, Adán y Eva degeneraron, envejecieron y con el tiempo murieron. ¿Qué ocurrió entonces? Regresaron al lugar de donde habÃan sido tomados: “Polvo eres y a polvo volverás”. Dios les habÃa advertido que la muerte serÃa el resultado de desobedecer sus leyes: ‘Positivamente morirán’. (Génesis 2:17; 3:19.)
No solo murieron nuestros primeros padres, sino que todos sus descendientes, la entera raza humana, también hemos quedado sujetos a la muerte. ¿Por qué? Porque según las leyes genéticas los hijos heredan las caracterÃsticas de sus padres. Y lo que todos los hijos de nuestros primeros padres heredaron fue la imperfección y la muerte. Romanos 5:12 nos dice: “Por medio de un solo hombre [Adán, el antepasado de la humanidad] el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y asà la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habÃan pecado [al heredar la imperfección, es decir, tendencias pecaminosas]”. Y puesto que lo único que la gente conoce es el pecado, la imperfección y la muerte, algunos consideran estas cosas algo natural e inevitable. Sin embargo, los primeros humanos fueron creados con la capacidad y el deseo de vivir para siempre. De ahà que la idea de que la muerte le ponga fin a su vida frustre tanto a la mayorÃa de la gente.
¿Por qué por tanto tiempo?
¿Por qué ha permitido Dios que los humanos sigan su propio derrotero por tanto tiempo? ¿Por qué ha dejado que haya sufrimiento durante todos estos siglos? Una razón vital es que surgió una cuestión de mucha importancia: ¿Quién tiene el derecho a gobernar? ¿DeberÃa ser Dios el Gobernante de los humanos, o pueden ellos gobernarse con éxito sin depender de él?
Los humanos fueron creados con libre albedrÃo, es decir, con la facultad de obrar por elección. No fueron creados como robots ni como animales, que actúan principalmente por instinto. De modo que los humanos pueden escoger a quién servir. (Deuteronomio 30:19; 2 Corintios 3:17.) Por eso, la Palabra de Dios aconseja: “Sean como personas libres, y, sin embargo, tengan su libertad, no como disfraz para la maldad, sino como esclavos de Dios”. (1 Pedro 2:16.) No obstante, aunque los humanos tienen el maravilloso don de elegir lo que desean, tienen que aceptar las consecuencias de lo que decidan hacer.
Nuestros primeros padres tomaron una decisión equivocada. Optaron por independizarse de Dios. Es cierto que Dios pudiera haber destruido a la primera pareja rebelde inmediatamente después de que ellos dieron mal uso a su libre albedrÃo. Pero aquello no habrÃa resuelto la cuestión sobre el derecho de Dios a gobernar a los humanos. Puesto que la primera pareja quiso independizarse de Dios, hay una pregunta que requiere contestación: ¿Resulta ese proceder en una vida feliz y satisfaciente? La única manera de averiguarlo serÃa dejando que nuestros primeros padres y sus descendientes siguieran su propio camino, puesto que eso era lo que habÃan escogido. El tiempo demostrarÃa si los humanos habÃan sido creados para gobernarse a sà mismos con éxito con independencia de su Creador o no.
Ni siquiera gobernantes con buenas intenciones han podido producir un mundo pacÃfico y paradisÃaco
El escritor bÃblico JeremÃas sabÃa cuál serÃa el resultado. Bajo la dirección del poderoso espÃritu santo o fuerza activa de Dios, escribió esta verdad: “Bien sé yo, oh Jehová, que al hombre terrestre no le pertenece su camino. No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso. CorrÃgeme, oh Jehová”. (JeremÃas 10:23, 24.) Ãl sabÃa que los humanos necesitaban que la sabidurÃa celestial de Dios los guiara. ¿Por qué? Sencillamente porque Dios no creó a los humanos para que se las arreglaran por su propia cuenta, apartados de su guÃa.
Los resultados de miles de años de gobernación humana muestran más allá de toda duda que no les corresponde a los humanos dirigir sus asuntos apartados de su Creador. Después de haberlo intentado, no pueden más que culparse a sà mismos por los resultados catastróficos. La Biblia lo dice con claridad: “La Roca [Dios], perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia. Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él. Ellos han obrado ruinosamente por su propia cuenta; no son hijos de él; el defecto es de ellos mismos”. (Deuteronomio 32:4, 5.)
Dios intervendrá pronto
Después de permitir suficiente tiempo para demostrar el fracaso de la gobernación humana a través de los siglos, Dios puede ahora intervenir en los asuntos de la humanidad y poner fin al sufrimiento, el pesar, las enfermedades y la muerte. Al darle al hombre la oportunidad de alcanzar el máximo desarrollo en la ciencia, la industria, la medicina y otros campos, Dios ya no tiene que dejar que transcurran más siglos para que los humanos demuestren si pueden producir un mundo pacÃfico y paradisÃaco con independencia de su Creador. No lo han logrado, ni lo lograrán. El resultado de obrar asà ha sido un mundo horrible, lleno de odio y mortÃfero.
Aunque ha habido gobernantes sinceros que han querido ayudar a la humanidad, han fracasado en su intento. Por todas partes vemos hoy prueba del desplome de la gobernación humana. Por eso la Biblia aconseja: “No cifren su confianza en nobles, ni en el hijo del hombre terrestre, a quien no pertenece salvación alguna”. (Salmo 146:3.)
Editado en 1993
2006-11-14 22:32:13
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answer #9
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answered by Anonymous
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