Otra vez te encuentro exponiendo mentiras, que raro de tu parte.
Lee esto y despues opina todo lo que quieras:
ME HALLABA en el auditorio del hospital exponiendo ante un grupo de médicos los resultados de la autopsia practicada a un hombre que tenía un tumor maligno. “Podemos concluir —dije— que la causa directa de la muerte fue hemólisis [destrucción de glóbulos rojos] e insuficiencia renal aguda, ocasionadas por una transfusión masiva de sangre.”
Molesto, uno de los profesores se puso de pie y dijo a viva voz: “¿Quiere decir que nos equivocamos en el tipo de sangre?”. “No, no es lo que quiero decir”, respondí. Entonces mostré unas diapositivas de pequeñas secciones del riñón del paciente y añadí: “Se aprecia lisis [destrucción] múltiple de glóbulos rojos en el riñón, por lo que deducimos que esta fue el desencadenante de la insuficiencia renal aguda”.* El ambiente se enrareció, y se me secó la boca. Pero aunque yo era un médico joven y él, todo un profesor, no podía echarme atrás.
Cuando ocurrió este incidente, yo no era testigo de Jehová. Nací en 1943 en Sendai, ciudad del norte de Japón. Puesto que mi padre había sido patólogo y psiquiatra, decidí estudiar medicina. En 1970, cuando cursaba el segundo año de la carrera, me casé con una joven de nombre Masuko.
Paso al campo de la patología
Masuko trabajaba para mantenernos en lo que yo terminaba mis estudios. La medicina me fascinaba; me llenaba de admiración lo bien hecho que está el cuerpo humano. Con todo, no me había planteado que existiera un Creador. Creía que la investigación médica daría sentido a mi vida. Así que, al terminar la carrera, decidí especializarme en patología, rama que estudia las causas, naturaleza y efectos de las enfermedades.
Empecé a dudar de la eficacia de las transfusiones de sangre al practicar autopsias a las víctimas mortales de cáncer. A consecuencia de las hemorragias, el paciente de cáncer avanzado puede estar anémico, situación que se agrava con la quimioterapia. Por esta razón suelen prescribirse transfusiones de sangre. Pero yo sospechaba que estas esparcían el cáncer. Lo cierto es que hoy sabemos que causan inmunosupresión, factor que eleva la posibilidad de reaparición del tumor y reduce las probabilidades de supervivencia.#
En el año 1975 me encontré con el caso mencionado al principio. El profesor que estaba a cargo era además hematólogo. Así que no me sorprendió que se pusiera furioso cuando señalé que una transfusión había provocado la muerte del paciente. A pesar de todo, seguí con mi exposición, y poco a poco él se calmó.
Ni enfermedad ni muerte
Por aquel entonces visitó a mi esposa una Testigo de edad avanzada. En la conversación utilizó la palabra Jehová, y Masuko le preguntó a qué se refería. La señora le contestó: “Es el nombre del Dios verdadero”. (Aunque mi esposa leía la Biblia desde niña, la versión que usaba sustituía el nombre divino con “SEÑOR”.) ¡Se acababa de enterar de que Dios tenía nombre!
Masuko aceptó de inmediato estudiar las Escrituras con aquella Testigo. Cuando regresé del hospital, como a la una de la mañana, me dijo entusiasmada: “¡La Biblia asegura que la enfermedad y la muerte van a desaparecer!”, a lo que respondí: “Eso sería maravilloso”. Ella prosiguió: “El nuevo mundo vendrá pronto, así que no pierdas el tiempo”. Lo interpreté como que quería que abandonase la medicina, lo cual me molestó y llevó a que nuestra relación se volviera bastante tensa.
Pero ella no se dio por vencida, sino que oraba a Dios, buscaba citas bíblicas oportunas y luego me las mostraba. Uno de los pasajes que más me impresionó fue Eclesiastés 2:22, 23: “¿Qué llega a tener un hombre por todo su duro trabajo y por el esfuerzo de su corazón con que trabaja duro bajo el sol? [...] [Durante] la noche su corazón simplemente no se acuesta. Esto también es simple vanidad”. Era justo lo que yo hacía: dedicarme a la medicina día y noche sin hallar verdadera satisfacción.
En julio de 1975, cuando mi esposa ya había salido para el Salón del Reino de los Testigos de Jehová un domingo por la mañana, decidí de repente que yo también quería asistir. Ella se sorprendió mucho al verme allí, y todos me dieron una afectuosa bienvenida. A partir de entonces no me perdí la reunión los domingos, y un mes más tarde empecé a estudiar la Biblia con un hermano. Mi esposa se bautizó a los tres meses de haber recibido la primera visita de los Testigos.
Acepto el criterio divino sobre la sangre
Enseguida me enteré de que la Biblia dice a los cristianos que ‘se abstengan de sangre’ (Hechos 15:28, 29; Génesis 9:4). Como yo ya tenía mis dudas sobre la eficacia de las transfusiones, no me costó trabajo aceptar el criterio de Dios.% Pensé: “Si existe un Creador, y eso es lo que él dice, entonces debe ser lo correcto”.
También aprendí que la causa de la enfermedad y la muerte es el pecado adánico (Romanos 5:12). En aquel tiempo, yo estaba realizando un estudio sobre la arteriosclerosis. Con la vejez, las arterias se endurecen y estrechan, lo que ocasiona —entre otros problemas— enfermedades cardíacas, cerebrovasculares y renales. Me pareció lógico que la causa fuera la imperfección heredada. Después de aquello, mi entusiasmo por la medicina empezó a disminuir, ya que solo Jehová puede eliminar la enfermedad y la muerte.
En marzo de 1976, a los siete meses de haber empezado a recibir clases de la Biblia, dejé mis estudios en el hospital universitario. Tenía miedo de no volver a trabajar de médico, pero encontré empleo en otro centro. Tras mi bautismo en mayo de 1976 concluí que la mejor forma de utilizar mi vida era como precursor (evangelizador de tiempo completo), servicio que emprendí en julio de 1977.
Defiendo el criterio divino sobre la sangre
En noviembre de 1979 nos mudamos a una congregación en la prefectura de Chiba, donde había una gran necesidad de predicadores. Allí encontré empleo de tiempo parcial en un hospital. El primer día de trabajo me rodeó un grupo de cirujanos que me preguntaron con insistencia: “Ya que es testigo de Jehová, ¿qué hará si llega un paciente que necesita una transfusión?”.
Con todo respeto respondí que obedecería las estipulaciones divinas sobre la sangre y les indiqué que había otras alternativas y que haría cuanto estuviera a mi alcance para ayudar a mis pacientes. Después de un diálogo de una hora, el jefe de Cirugía respondió: “Entiendo. Pero si traen a un paciente con pérdida masiva de sangre, nosotros nos encargaremos de la situación”. A él se le conocía como una persona difícil, pero después de aquella conversación nos llevamos bien, y siempre respetó mis creencias.
Se pone a prueba el respeto a la sangre
Mientras servíamos en Chiba, en Ebina se edificaba la nueva central de los testigos de Jehová de Japón. Mi esposa y yo íbamos allí una vez a la semana para atender la salud de los voluntarios Testigos que construían el complejo, llamado Betel. Meses más tarde recibimos la invitación de servir en Ebina a tiempo completo, y en marzo de 1981 nos mudamos a los edificios provisionales donde se alojaban más de quinientos voluntarios. Por la mañana limpiaba baños, y por la tarde hacía reconocimientos médicos.
“Les indiqué que había otras alternativas y que haría cuanto estuviera a mi alcance para ayudar a mis pacientes”
Una de mis pacientes fue Ilma Iszlaub, misionera australiana que vino a Japón en 1949. Tenía leucemia, y los doctores le habían dado unos cuantos meses de vida. Ilma rehusó prolongar su vida con transfusiones de sangre y optó por pasar sus últimos días en Betel. En aquel tiempo no existían medicamentos para estimular la producción de glóbulos rojos, como la eritropoyetina, y su hemoglobina bajaba a veces a tres o cuatro gramos (lo normal es de 12 a 15), pero la atendí lo mejor que pude. No dejó de demostrar fe inquebrantable en la Palabra de Dios hasta el día de su muerte, en enero de 1988, siete años después.
Con los años, varios voluntarios de la sucursal de los testigos de Jehová de Japón han tenido que ser operados, y los cirujanos de los hospitales cercanos han realizado las intervenciones sin utilizar sangre, lo cual es digno de elogio. A menudo me han invitado a las operaciones como observador, y en ocasiones hasta he participado en ellas. Siento gratitud hacia estos facultativos que respetan nuestra postura ante la sangre. Trabajar a su lado me ha dado numerosas oportunidades de exponerles mis creencias. De hecho, uno de ellos recientemente se bautizó como Testigo.
“Se han visto las ventajas de operar sin transfusiones”
Cabe señalar que los esfuerzos de los cirujanos por no utilizar sangre al atender a los testigos de Jehová han producido importantes aportaciones a la medicina. Se han visto las ventajas de operar sin transfusiones, pues, según los estudios, los pacientes se recuperan antes y sufren menos complicaciones tras la operación.
Sigo aprendiendo del mejor Médico
Arriba: pronunciando una conferencia bíblica
Abajo: con Masuko, mi esposa, en la actualidad
Procuro mantenerme al día con los avances en el campo de la medicina, pero al mismo tiempo sigo aprendiendo de Jehová, el mejor Médico. Él no ve solo lo que somos por encima, sino que nos ve como una persona completa (1 Samuel 16:7). En mi caso, intento ver de igual manera a mis pacientes y no concentrarme solo en su enfermedad, a fin de brindarles una mejor atención.
En la actualidad continúo sirviendo en Betel, y una de mis mayores alegrías sigue siendo ayudar al prójimo a conocer a Jehová, lo que incluye aprender su criterio sobre la sangre. En mis oraciones pido al Gran Médico, Jehová Dios, que pronto ponga fin a todas las enfermedades y la muerte.—Relatado por Yasushi Aizawa.
¿Cómo puede salvarle la vida la sangre?
CADA día la gente se encara con decisiones éticas acerca de la salud: trasplantes de órganos, abortos, el “derecho de morir”. Lo ideal sería que usted nunca tuviera que afrontar estas dificultades.
Sin embargo, hay una cuestión que exige que usted la considere: ¿Cómo puede usarse la sangre para salvar vidas?
Con buena razón para ello, hoy día muchos preguntan: ‘¿Hay riesgos en las transfusiones de sangre?’. Pero esto va más allá de simplemente ser una cuestión médica. En las noticias se ha conectado a los testigos de Jehová con este asunto. ¿Se ha preguntado usted alguna vez qué lleva a estas personas de buena moralidad, que creen en la buena medicina, a negarse a aceptar sangre?
Como verá, los aspectos médicos y morales del uso de la sangre se relacionan directamente con cómo puede usted salvar su posesión más valiosa: SU VIDA.
¿Cómo puede salvarle la vida la sangre? - Apéndice
Reimpresión efectuada con el consentimiento de la New York State Journal of Medicine, 1988; 88:463-464, propiedad literaria de la Sociedad Médica del Estado de Nueva York.
Transfusiones de sangre: ¿De quién es la decisión? ¿La conciencia de quién debe respetarse?
por J. Lowell Dixon, M.D.
LOS médicos se comprometen a aplicar su conocimiento, habilidades y experiencia a la lucha contra la enfermedad y la muerte. Pero, ¿qué sucede si un paciente rehúsa aceptar cierto tratamiento que se le haya recomendado? Este suele ser el caso cuando el paciente es testigo de Jehová y el tratamiento consiste en sangre, glóbulos rojos empaquetados, plasma o plaquetas.
En lo que respecta a administrar sangre, el médico posiblemente opine que el respetar la decisión del paciente de que se le aplique un tratamiento sin sangre equivale a atar las manos del personal médico consagrado a su trabajo. Pero no hay que olvidar que a menudo otros pacientes que no son testigos de Jehová deciden no seguir las recomendaciones de su médico. Según Appelbaum y Roth 1, el 19% de los pacientes de hospitales generales con facultad de Medicina rehusaron por lo menos un tratamiento o procedimiento médico, aunque el 15% de tales negativas “eran un peligro en potencia para su vida”.
El criterio general de que “la opinión del médico es la mejor” hace que muchos pacientes se sometan respetuosamente a la habilidad y el conocimiento de su médico. Pero ¡cuán sutilmente peligroso podría ser el que un médico elevara esta frase a la categoría de hecho científico y tratara a sus pacientes en consecuencia! Es cierto que nuestra educación médica, licenciatura y experiencia nos conceden importantes privilegios en el campo de la medicina. No obstante, nuestros pacientes tienen derechos. Y, como probablemente sabemos, la ley (incluso la Constitución) concede prioridad a los derechos.
En las paredes de la mayoría de los hospitales puede verse la “Declaración de derechos del paciente”. Uno de esos derechos es el de consentimiento informado, que podría denominarse con más exactitud selección informada. Una vez que se informa al paciente de los posibles resultados de diversos tratamientos (o de no ser sometido a ningún tratamiento), es él quien debe decidir qué hacer. En el hospital neoyorquino Albert Einstein, que se encuentra en el Bronx, un proyecto sobre la terapia de las transfusiones de sangre y los testigos de Jehová decía: “Cualquier paciente adulto que no esté incapacitado tiene el derecho a rehusar el tratamiento sin importar cuán perjudicial para su salud pueda resultar dicha negativa” 2.
Aunque los médicos han expresado su preocupación por cuestiones éticas o de responsabilidad implicadas, los tribunales han subrayado la supremacía de la decisión del paciente 3. El Tribunal de Apelaciones de Nueva York declaró que “el derecho del paciente a determinar el curso que debe seguir su tratamiento [es] lo primordial [...]. [Un] médico no puede ser acusado de violar sus responsabilidades legales o profesionales cuando honra el derecho de un paciente adulto competente a rechazar determinado tratamiento médico” 4. Dicho tribunal también manifestó que “a la integridad ética de la profesión médica, aunque importante, no se le puede atribuir más peso que a los derechos fundamentales del individuo aquí defendidos. Lo que más importa son las necesidades y deseos del individuo, no los requisitos de la institución” 5.
Cuando un Testigo rehúsa sangre, puede que a los médicos les moleste la conciencia al pensar que no podrán usar todos los medios a su alcance. Pero lo que el Testigo les pide a los médicos concienzudos es que escojan la mejor terapia existente, con excepción de la transfusión sanguínea. Es frecuente que el médico tenga que escoger otra terapia para acomodarse a las circunstancias, como pudiera ser la hipertensión, la alergia grave a los antibióticos o no disponer de instrumental costoso. En el caso del paciente Testigo, se pide a los médicos que traten el problema médico o quirúrgico en armonía con la decisión y la conciencia del paciente, su decisión moral/religiosa de abstenerse de sangre.
Numerosos informes de cirugía mayor practicada a pacientes Testigos indican que muchos médicos pueden, con una buena conciencia y con éxito, respetar la petición de no utilizar sangre. Por ejemplo: en 1981 Cooley estudió los resultados de 1.026 operaciones cardiovasculares, de las que el 22% habían sido practicadas a menores. Llegó a la conclusión de “que el riesgo quirúrgico de los pacientes testigos de Jehová no ha sido sustancialmente mayor que el de los demás” 6. Kambouris 7 informó sobre operaciones de cirugía mayor practicadas a Testigos, a algunos de los cuales les había sido “negado el tratamiento quirúrgico urgente que necesitaban debido a su negativa a aceptar sangre”. Dijo: “A todos los pacientes se les aseguró antes de comenzar el tratamiento preoperatorio que se respetarían sus creencias religiosas, sin importar las circunstancias que surgieran en el quirófano. No hubo resultados adversos como consecuencia de esta práctica”.
Cuando un paciente es testigo de Jehová, por encima de las preferencias entra en el cuadro la cuestión de la conciencia. No se puede pensar solo en la conciencia del médico. ¿Y la del paciente? Los testigos de Jehová ven la vida como una dádiva de Dios representada por la sangre. Creen en el mandato bíblico de que los cristianos deben ‘abstenerse de sangre’ (Hechos 15:28, 29) 8. Por consiguiente, si por paternalismo un médico violara las profundas convicciones religiosas del paciente —convicciones arraigadas por tiempo—, el resultado pudiera ser trágico. El papa Juan Pablo II ha dicho que el obligar a alguien a que viole su conciencia “es el golpe más doloroso que se puede infligir a la dignidad humana; en cierto sentido, es peor que causar la muerte física, que asesinar” 9.
Los testigos de Jehová rehúsan la sangre por razones religiosas, pero cada vez son más los pacientes no Testigos que optan por evitar la sangre debido al riesgo a contraer el SIDA, la hepatitis no A, no B y a reacciones inmunológicas. Podemos informarles de nuestro punto de vista sobre lo insignificantes de tales riesgos en comparación con los beneficios. Pero como señala la Asociación Médica Estadounidense, el paciente es “el árbitro final en cuanto a si se expondrá a aceptar el tratamiento u operación que recomiende el médico o si correrá el riesgo de no hacerlo. Ese es el derecho natural del individuo, un derecho reconocido por la ley” 10.
Con relación a esto, Macklin 11 mencionó la cuestión de riesgo/beneficio con referencia a un Testigo “que se arriesgó a morir desangrado por no recibir una transfusión”. Un estudiante de medicina dijo: “Sus procesos mentales estaban intactos. ¿Qué debe hacerse cuando las creencias religiosas están en contra del único tratamiento posible?”. Macklin razonó: “Quizás creamos firmemente que este hombre está cometiendo un error. Pero los testigos de Jehová creen que el recibir una transfusión [...] [puede] resultar en condenación eterna. Se nos ha preparado para analizar la relación riesgo-beneficio en el campo de la medicina; pero si se pone en la balanza la condenación eterna y unos años más de vida en la Tierra, el análisis cobra una perspectiva diferente” 11.
En este número del Journal, Vercillo y DuPrey 12 se refieren a In re Osborne para destacar el interés que hay por garantizar la seguridad de los que dependen del paciente; pero, ¿cómo se resolvió este caso? Tenía que ver con un hombre gravemente herido que era padre de dos menores. El tribunal determinó que si moría los parientes atenderían material y espiritualmente a sus hijos. De modo que, como en otros casos recientes 13, el tribunal no encontró ninguna razón apremiante para involucrar al Estado y que justificase el pasar por alto el tratamiento escogido por el paciente; la intervención judicial para autorizar una terapia totalmente objetable para él no tenía fundamento 14. Se empleó otra terapia, y el paciente se recuperó y continuó atendiendo a su familia.
¿No es cierto que la gran mayoría de los casos a los que los médicos se han enfrentado, o probablemente lleguen a enfrentarse, pueden tratarse sin sangre? Lo que nosotros hemos estudiado y conocemos mejor tiene que ver con problemas médicos; pero los pacientes son seres humanos cuyos valores y metas como individuos no deben ser pasados por alto. Ellos saben más de cuáles son sus prioridades, sus normas morales y su conciencia, de qué es lo que da significado a su vida.
El respetar la conciencia religiosa de los pacientes Testigos puede poner a prueba nuestras habilidades. Pero cuando nos enfrentamos a este desafío, subrayamos las preciosas libertades que tanto valoramos. Como muy bien escribió John Stuart Mill: “Ninguna sociedad en la que no se respeten cabalmente esas libertades es libre, sin importar su forma de gobierno [...]. Cada uno es el custodio adecuado de su propia salud, ya sea corporal o mental y espiritual. La humanidad sale más beneficiada si deja que cada uno viva como le parezca bien, en lugar de obligarle a vivir como les parezca bien a los demás” 15.
1. Appelbaum PS, Roth LH: Pacientes que rehúsan tratamiento en hospitales. JAMA, 1983; 250:1296-1301.
2. Macklin R: Los trabajos internos de un comité de ética: La batalla más reciente sobre los testigos de Jehová. Hastings Cent Rep, 1988; 18(1):15-20.
3. Bouvia v Superior Court, 179 Cal App 3d 1127, 225 Cal Rptr 297 (1986); In re Brown, 478 So 2d 1033 (Miss 1985).
4. In re Storar, 438 NYS 2d 266, 273, 420 NE 2d 64, 71 (NY 1981).
5. Rivers v Katz, 504 NYS 2d 74, 80 n 6, 495 NE 2d 337, 343 n 6 (NY 1986).
6. Dixon JL, Smalley MG: Los testigos de Jehová: El desafío quirúrgico/ético. JAMA, 1981; 246:2471-2472.
7. Kambouris AA: Cirugía mayor abdominal en testigos de Jehová. Am Surg, 1987; 53:350-356.
8. Los testigos de Jehová y la cuestión de la sangre. Brooklyn, NY, Watchtower Bible and Tract Society, 1977, págs. 1-64.
9. El papa denuncia la represión polaca. NY Times, 11 de enero de 1982, pág. A9.
10. Oficina del asesor legal general: Medicolegal Forms with Legal Analysis. Chicago, Asociación Médica Estadounidense, 1973, pág. 24.
11. Kleiman D: Filósofo del hospital afronta decisiones de la vida. NY Times, 23 de enero de 1984, págs. B1, B3.
12. Vercillo AP, Duprey SV: Los testigos de Jehová y las transfusiones de productos sanguíneos. NY State J Med, 1988; 88:493-494.
13. Wons v Public Health Trust, 500 So 2d 679 (Fla Dist Ct App) (1987); Randolph v City of New York, 117 AD 2d 44, 501 NYS 2d 837 (1986); Taft v Taft, 383 Mass 331, 446 NE 2d 395 (1983).
14. In re Osborne, 294 A 2d 372 (DC Ct App 1972).
15. Mill JS: Sobre la libertad, en Adler MJ (ed): Great Books of the Western World. Chicago, Encyclopaedia Britannica, Inc, 1952, vol. 43, pág. 273.
Editado en 1990
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Los testigos de Jehová aman la vida y por supuesto que no les agrada la idea de morir. Ahora bien, ¿es justo decir que una persona se muere si no le dan transfusiones? Desde muchos años existen sustitutivos de la sangre, que son mas baratos y no tienen efectos secundarios, la comunidad cientifica sabe que aquellas personas que NO reciben transfusion salen mas rapido de los hospitales, mientras que los que reciben transfusiones sufren un rechazo biologico que hasta incluso puede empeorar su situacion y, en algunos casos, ocasionado la muerte.
Sin embargo, esa no es la razon por la cual los TJ no aceptan sangre. Ellos reconocen la santidad de la sangre, que "la vida está en la sangre". La Biblia prohibe el uso de la sangre de cualquier forma, ni siquiera para comer, una persona no puede sustentar su vida por medio de ingerir este "liquido maravilloso". Dicho de un modo más claro: Imaginate que estas en un desierto, sin comida ni agua... pero tienes un recipiente con sangre.... ¿usarias Santiago 2:13 para sustentar tu bebida? ¿o usarias Hechos 15:28, 29 para discernir que es lo que realmente Dios quiere?¿O es que acaso no crees que Dios te pueda resucitar si lo obedeces "hasta el final"?
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Tu..¿Darias la vida x tu hijo/a? Claro que si
... ¿darias la vida por tu padre o por tu madre? por supuesto que si, yo tambien haria lo mismo.
Lo que nos motiva a hacer esto es el amor hacia estos seres querido tan importantes para nosotros.
Ahora bien, cuando se desata una guerra, muchas personas civiles y soldados mueren en las batallas. ¿Que pasa con aquellos soldados que regresan de la guerra, que vienen de un lugar donde han matado a otros por diferencias de opiniones, o x diferencias religiosas o por diferencias de tierras, o x tener una bandera diferente o por un pedaso de tierra? ¿Que ocurre con dichos soldados? ¿como los tratan el pueblo a dichos soldados que vienen de matar?
Para el pueblo... estos soldados son EROES por matar a otros, quizas van a y simplemente matan x que les ordenaron que lo hagan, quizas matan a otros de otro pais que tambien es un padre de familia con hijos, quizas vienen de matar con un odio muy grande en sus corazones por defender una bandera, una idea, un pedazo de tierra o como dirian otros por amor hacia una bandera, idea o tierra.
A ellos los llaman EROES x que matan o porque han muerto motivados por amor a algo o a alguien.
¿¿ y a nosotros los Testigos de Jehová nos llaman asesinos o suicidas porque no violamos un principio divino... motivados por amor a Nuestro Padre Celestial ????
Si como ULTIMA opcion tenemos que morir porque le tenemos mas amor a Dios, sabiendo claramente que El Crador nos resucitará en el Paraiso... ¿Por eso somos suicidas?
* ¿Soy un suicida si doy mi vida por no violar una Ley Divina?
* ¿Quien es un asesino...
.... aquel que lamentablemente como ultima opion, deja que un ser querido muera por no violar un principio Divino, sabiendo que a su debido tiempo Dios lo resusitará como esta Escrito ?
.... o es un asesino aquel que va a una guerra conciente de que solo tiene que matar al enemigo, sin importarle si es de la misma religion que uno mismo con la unica diferencia de que esta del otro lado de la frontera?
2006-11-14 01:11:58
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answer #2
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answered by ElSalseroGaspar 2
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