Nos cuenta Félix Coluccio en su Cultos y Canonizaciones Populares de Argentina, que hacia 1840 gobernaba en San Juan Plácido Fernández Maradona, muy amigo de D Pedro Correa; al morir el gobernador, la vida hizo de Correa un perseguido político. Deolinda Correa era una mujer muy atractiva y a pesar de haber elegido un compañero, las montoneras de Quiroga la dejaron sin padre ni marido, lo que, sumado al acoso de los hombres, la llevó a huir una madrugada junto con su hijo de meses rumbo a La Rioja.
El largo camino, la sed, el calor y el cansancio minaron sus fuerzas al punto que cayó rendida en la cima de un pequeño cerro.
Luego, unos arrieros que andaban por la zona vieron unos caranchos sobre la cumbre y hallaron al niño mamando de los pechos de la madre muerta. La recogieron y le dieron sepultura en la zona del Vallecito, en la cuesta de la sierra Pie de Palo.
La gente, asombrada por el hecho, empezó a visitar su tumba, llevando flores y ofrendas, se levantó un oratorio que hoy en día está lleno de ofrendas.
A la difunta Correa le rinde tributo un gran número de la población, en especial los viajeros que dejan repuestos de vehículos en las ermitas dedicadas a la Difunta, en otros casos se observan coronas, flores de papel o naturales, velas a millares.
Se hicieron películas, poesías, canciones y demás manifestaciones artísticas en honor a Deolinda, hasta una novela (Agustín Pérez Pardella).
La Difunta Correa es una figura mítica de Argentina y de Chile por la que muchos argentinos y chilenos sienten una gran devoción, actitud que se ha extendido a Uruguay.
Según la leyenda, Deolinda Correa fue una mujer cuyo marido -de apellido Bustos- fue reclutado forzosamente hacia 1840, durante las guerras civiles entre unitarios y federales. El marido de Deolinda, enfermo, fue forzado a unirse a las montoneras, lo que hizo que Deolinda, angustiada por la enfermedad de su marido, tomara a su hijo lactante y siguiera las huellas de las montoneras por los desiertos de la provincia de San Juan. Cuando sus provisiones se agotaron, Deolinda murió a causa de la sed, el hambre y el agotamiento. Sin embargo, cuando unos arrieros pasaron unos días después por la zona y encontraron el cadáver, su hijo seguía vivo, amamantándose de sus pechos, milagrosamente vivos. Los arrieros la enterraron en las inmediaciones, en Vallecito, y se llevaron consigo al niño.
Al conocerse la historia, muchos paisanos de la zona comenzaron a peregrinar a su tumba, construyéndose con el tiempo un oratorio que paulatinamente se convirtió en un santuario.
La devoción de la Difunta Correa es el de un santo popular, si bien no reconocido como tal por la Iglesia Católica.
Los devotos consideran que hace milagros e intercede por los vivos. La supervivencia de su hijo sería el primer milagro de los que a partir de entonces se le atribuirían. A partir de la década de 1940, su santuario en Vallecito (provincia de San Juan), al principio apenas una cruz situada en lo alto de un cerrito, se convirtió en un pequeño pueblo en el que existen varias capillas (17 en 2005), repletas de ofrendas.
Las capillas han sido donadas por diversos devotos, cuyos nombres figuran en placas sobre las puertas de entrada. Una de ellas contendría los restos de Deolinda Correa. En esta capilla existe una gran escultura de la Difunta con su hijo, recostada, cara al cielo con el niño en uno de sus pechos.
Los arrieros primero y posteriormente los camioneros son considerados los máximos difusores de la devoción hacia la Difunta Correa. Serían los responsables de haber levandado pequeños altares en todas las rutas del país. Los altares presentan imágenes de la escultura de la Difunta, en los cuales se dejan botellas de agua, a fin de calmar su sed.
Las visitas al santuario se producen durante todo el año, pero son más frecuentes en Semana Santa, el día de las Ánimas (2 de noviembre) y las fiestas de los camioneros y los gauchos (sin fecha fija, pero siempre en verano). En las épocas de mayor afluencia puede llegarse hasta a doscientas mil personas; el promedio (año 2005) de los que peregrinan al santuario de la "Difunta Correa" en Vallecito es de 700.000 personas/año.
En 2006 se ha inaugurado un acueducto tipo pipe-line que abastece a Vallecito con moderados caudales de agua dulce obtenidos desde la vertiente llamada "Vaguada" en la Quebrada de las Peñas, de este modo el área que era un erial, merced a la existencia del santuario, se ha transformado en un incipiente oasis de riego.
En Chile existe un grupo de música rock llamado Difuntos Correa, que toma su nombre de esta tradición popular y que quieren dar a conocer.
2006-11-11 19:44:59
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answer #2
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answered by Darío B 6
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