Tenerle miedo al orden cósmico significa, en primer lugar, ser lo suficientemente sensible para darse cuenta de que existe. Debemos respetarlo y saber que puede destruirnos, que es peligroso y sumamente poderoso. Pero al mismo tiermpo esto no debe paralizarnos; no hay que temer ser destruido, hay que actuar correctamente, ser justo, es todo.
Lo que sí debe aterrarnos es la estupidez, la propia estupidez, la propia mentira, la propia mediocridad.
No es útil andar pregonando: "Tengan miedo al orden cósmico". Pero Sensei siempre decía que era uno de los primeros preceptos del monje. La gente que no sigue el orden cósmico no tiene miedo de él. No creen en él porque han racionalizado la realidad -su realidad- intelectualmente. No son sensibles a la vida. No sienten la viva presencia de las cosas ni tampoco la muerte de la vida, no ven nada. Son como esos turistas que van a los lugares más impresionantes del mundo a sacar fotos que miran en sus casas.
Podemos decir: "Hay que tener miedo del orden cósmico", pero si la presona que escucha esto no es sensible al cosmos, no le temerá, o bien, va a realizar un proceso intelectual y pensará: "Es verdad. Hay que temer a Dios; la Biblia también dice que hay que temer la cólera de Dios". Es lo mismo. Alguien que siente verdaderamente el orden cósmico no necesita que nadie le ande diciendo que debe tenerle miedo; automáticamente siente su fuerza.
Debemos pensar que podemos ser destruidos y derribados si la hora llegó, no importa cuándo. Nuestro éxito no es eterno. Pero tenemos una función en esta tierra. Algunos se creen geniales y piensan: "Soy super fuerte", sin embargo, debemos decirnos: "Es posible que me equivoque, que me haya equivocado totalmente. No soy yo quien decide, es el orden cósmico." Muchas veces pienso así porque vivo a fondo cada cosa que hago. Es fundamental vivir y practicar las cosas al cien por cien de su energía. En el Zen se enseña que debemos guardar siempre un margen, un resto de delicadeza de la propia energia. A esto se lo llama zanshin -el espíritu que permanece. Lo encontramos por ejemplo en la ceremonia del té. Antes de beber hay que hacer girar dos veces el cuenco hacia la derecha. Durante esta ceremonia no es posible beber como un cerdo, sin ninguna preocupación. Es un ejemplo de zanshin llevado al extremo. Muchos grandes maestros de ceremonia del té fueron fuertes y vigorosos samurais.
En las artes marciales, zanshin tambien existe: cuando se tenía que cortar la cabeza de algún adversario, había que detener el sable a unos milímetros de la piel para que la cabeza no se despegara del cuerpo.
En el doyo no hay que saludar directamente a la estatua de Buda, hay que presentarse ante ella por la izquierda y luego dar dos pequeños pasos que nos acercan al centro. Hay muchos ejemplos de zanshin. Cuando digo: "Dar el cien por cien de su energía en un acto", no significa olvidar zanshin, porque en ese momento zanshin es un excedente que nos lleva al ciento ocho por ciento.
Un monje es un instrumento del dharma. Cuando nos hacemos monjes, nos damos. Decimos: "Quiero ser instrumento del espíritu absoluto para que le dharma se exprese. Desconozco lo que Buda, lo que ese algo que me supera, quiere que yo encarne, porque al llegar al cien por ciento, hay algo más allá de mí." Esto es tener miedo al orden cósmico. Pero al mismo tiempo, no hay que tenerle miedo para uno mismo. Para uno mismo hay que aceptarlo: el día en que hay que morir, morimos. Mucho reflexioné al ver morir a mi maestro. A pesar de la fuerza que tenía, vi hasta que punto era derribado por ese ocho por ciento que lo superaba.
En la tradición los maestros zen hacían un poema antes de morir. Hay muchos ejemplos, Dogen, Nyojo, muchos grandes maestros zen antes de su muerte escriben poemas del tipo: "Resplandecí en el firmamento, me entregué completamente, pero ahora voy a hundirme en el infierno, voy a precipitarme en el infierno." Era una tradición de humildad para decir: "No soy más que una ******, me voy al infierno porque tengo un karma muy malo.", mientras que habían sido los mejores hombres. Algunos antes de su muerte dijeron: "No quiero morir". Sensei dijo simplemente: "Duele". No dijeron a sus discípulos: "No se preocupen, controlamos la situación." Esto es tener miedo al orden cósmico.
El drama, lo que me enferma en la vida, lo que tal vez vaya a matarme, es ver que toda esa manga de imbéciles llenos de certezas absolutas sobre todo -sobre la economía, la política, el Zen- no tienen miedo al orden cósmico (esto despierta en mí pensamientos de odio). Hace tres o cuarto años la ecología estaba de moda. Ahora la ecología hace bostezar, ya fué. Pero nadie toma ninguna responsabilidad, estamos en la abstracción total, fuera de la realidad. Los occidentales están locos, son enfermos mentales. Es lo que pienso y expreso. Somos gobernados por gente que no se puede respetar, gente no apta para hacer nada. No tendrían que tocar nada ni dirigir nada... con su Europa, sus problermas, sus preocupaciones económicas. Cualquier imbécil sería capaza de administrar Europa de una manera más eficaz que ellos.
Esa gente no tiene miedo al orden cósmico porque creen tener la situación bajo control. La reacción sana que deberían tener los líderes de este mundo sería exponer claramente la situación frente a la gente, sin mentir. El problema no nos atañe sólo a nosotros, es el problema del mundo, ya sea desde un punto de vista económico o ecológico. Por ejemplo, nos dicen: "El problema del desempleo es simple; se debe a esto y aquello." Pero el problema real no existe porque hay dinero y comida suficiente para todo el mundo; no debemos dejarnos asustar por un falso problema. Sólo los egoístas se asustan por algo así. Alcanza con tomar el toro por las astas, organizar y aceptar la realidad. Pero se le esconde la realidad al pueblo porque todavía es posible aprovecharse de él, todavía se puede vender petróleo, todavía se puede mentir. Lo grave es que ya no vivimos en la realidad sino en un mundo virtual, de computadoras, cuentas, especulaciones, bolsa... Ya nada es real. El valor del dinero no es real. Estan locos, enfermos, esquizofrénicos. Pero como se trata de una mayoría de locos, entre ellos se entienden muy bien, y cuando aparece un tipo como yo, que levanta un poco la voz, dicen: "¡Cuidado con ese! Está loco." Y sin embargo, hay muy buenas razones para tener miedo del orden cósmico ahora.
Pienso todo el tiempo, pienso siempre: "¿Qué podemos hacer? ¿Qué puedo hacer?" En ese momento vale más pasar a la acción que pensar. Las buenas acciones son más eficaces que los buenos pensamientos. Yo creo que el zazen en sí no es nada, no sirve para nada. Si es para el placer de unos cuantos burgueses, para que se sientan bien con ellos mismos... no pasé veinticinco años de mi vida haciendo zazen para eso. El zazen puede ser un buen medio para construir correctamente -es decir, sin rigidez, con creatividad- la civilización del mañana. Creo en esto profundamente. Para crear una nueva civilización hay que escuchar, hay que mirar, hay que abrirse, sentir. Hacer comprender a la gente que no podemos crear un sistema rígido, el sistema tiene que ser flexible, debe saber adaptarse. Ya no hay sistema de izquierda o de derecha; hay gente que puede tener buenas ideas, tanto en la izquierda como en la derecha. Hasta gente de extrema derecha puede tener un medio por ciento de verdad en lo que dice; hay que tomar ese cero coma cinco por ciento y utilizarlo. También gente de extrema izquiera puede tener un dos por ciento (¡vamos a darle un poco más que a la derecha!). Hay que utilizar la verdad. No es un partido, es una práctica. Se trata de ayudar con prudencia, porque cualquier sistema, cualquier religión, hasta el Zen, puede ser utilizado, puede volverse fijo, sin fluidez, y terminar en fanatismo.
Es delicado, pero hay que hacerlo. Debemos seguir viviendo, debemos crear algo nuevo. Yo creo que el Zen sólo es útil para eso. Si sólo sirve para que haya más gentes inscripta en la Asociación Zen Internacional, es chiquito, mezquino, no me interesa. Pienso que si algo sucede en la historia -entre la gente- el Zen ha de participar en eso. Vamos a intercambiar nuestras capacidades, agruparnos, mucho más allá del Zen. Cada uno aportará lo que ha estudiado, lo que ha trabajado, lo que sabe.
2006-11-08 12:20:09
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answer #3
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answered by Anonymous
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