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2006-11-08 03:18:10 · 19 respuestas · pregunta de unilist 1 en Mascotas Reptiles

19 respuestas

La maldad es la característica de los reptiles
Las comparaciones suelen ser odiosas



Las personas suelen relacionar sus propias características con las de ciertos animales de modo tal que se asocia la lealtad con los perros, la traición con los gatos o la bondad con las aves, generando tópicos en el lenguaje coloquial.
Por ejemplo, es común escuchar que un empresario exitoso es un lince en los negocios, ya que esta imagen vincula la sagacidad del individuo con la del animal, que pese a ser pequeño ataca a ciervos y a otras especies de gran tamaño.

Otras correspondencias son la rapidez con las liebres; la movilidad con las ardillas, la altura excesiva con las jirafas o la charlatanería con los loros.

Los zorros tienen un extenso repertorio de frases hechas en el español a punto tal que un individuo puede estar hecho un zorro si se encuentra con mucho sueño, o busca hacerse el zorro si se desentiende de un asunto.

En el diario Clarín de Buenos Aires, se define al político peruano, Alan García, perdedor por escaso margen en las elecciones presidenciales del 3 de junio, como «un viejo zorro de la política», es decir, alguien con experiencia y astucia, otro sentido figurado que se le otorga a ese mamífero.



La maldad es la característica de los reptiles
Dentro del reino animal, los reptiles son las especies menos valoradas, ya que se relacionan con las peores características humanas, como la maldad y la falta de escrúpulos.

Curiosamente fue por culpa de uno de ellos que según el Génesis entró el pecado en el Paraíso terrenal. Por lo tanto, desde tiempos muy remotos se puede oír decir que estos animales hacen de las suyas entre los humanos.

Pero ciertas bestias se utilizan generalmente para caracterizar al sector femenino, de forma tal que una mujer malvada es una serpiente, una víbora o una culebra, asociaciones que rara vez aparecen referidas a los varones.

Sin embargo, en el diario porteño La Nación aparece la oración «Por eso disparé contra él, porque se condujo como una serpiente venenosa, no como un ser humano», en la que se transcriben los dichos de un hombre que disparó contra el conductor del automóvil que había atropellado a su hijo, dejándolo abandonado.

Cabe agregar que hay otra especie para indicar la malevolencia: se trata de los perros, pobres criaturas que, en algunos casos, dejan de ser los mejores amigos del hombre para caracterizar el lado más oscuro de la humanidad.

LOS reptiles son organismos vertebrados de respiración pulmonar, poikilotermos (de sangre fría), con ciertos mecanismos metabólicos y de conducta que ayudan a la regulación térmica. A diferencia de la piel de los anfibios, que siempre está húmeda, éstos se caracterizan por tener la piel seca, desprovista casi totalmente de glándulas y protegida por escamas córneas, que pueden ser desde muy delgadas hasta muy gruesas (escudos), lo que les permite abandonar el medio acuático sin peligro al desecamiento. La mayoría de los reptiles pierden periódicamente la piel, ya sea entera o a jirones, como las culebras y las lagartijas, a diferencia de las tortugas que no se desprenden voluntariamente de sus escudos, ni tampoco mudan la piel de manera regular, sino que presentan una descamación continua debido al desgaste normal de la epidermis.

Las tortugas, junto con las lagartijas, las víboras y los cocodrilos, forman el grupo de los reptiles. Todos tienen un ancestro común en los anfibios, pero ya no dependen del agua para la reproducción ni tienen metamorfosis. La evolución de los reptiles, por ser tan antigua, ha pasado por gran variedad de formas, desde los gigantescos dinosaurios hasta las minúsculas lagartijas; incluso han tenido forma de aves, de peces o de cetáceos, pero lo que sí ha sido un rasgo único en las tortugas, dentro de la evolución de los reptiles y en general de los vertebrados, es la configuración del cuerpo, encerrado en una caja o estuche. La excepción serían los gliptodontes de Sudamérica y los armadillos actuales; sin embargo, en ellos no se modifica la estructura ósea, sólo se recubre el cuerpo de una coraza protectora de origen dérmico.

Los quelonios típicos aparecen repentinamente en el escenario histórico en épocas tan remotas como el Triásico, al iniciarse el Mesozoico o Era Secundaria. Desde entonces, estos animales se han caracterizado por poseer una armadura peculiar que les ha permitido sortear a una buena parte de sus depredadores, con el simple hecho de encerrarse en ella. Esta armadura está formada dorsalmente por el carapacho y ventralmente por el plastrón, firmemente unidos uno al otro por medio de los puentes. La concha está constituida por placas óseas, arregladas en forma de mosaico, que por arriba forman una bóveda, generalmente cubierta por escudos córneos. Esta coraza tiene dos aberturas, una en la parte de adelante, por donde salen la cabeza y los miembros anteriores, y otra atrás y hacia abajo, por donde salen la cola y los miembros posteriores. Existen dudas sobre el valor evolutivo de la concha, ya que es una pesada armadura que resta velocidad a los movimientos del animal, disminuyendo sus aptitudes cuando, por ejemplo, persigue a sus presas o quiere huir rápidamente de algún peligro.

El hecho de poseer una protección efectiva de los órganos vitales y al mismo tiempo llevar a cuestas un peso excesivo ha conferido a las tortugas una actitud defensiva, no de ataque, que les ha proporcionado más ventajas que problemas; ha sido un "pasaje seguro" a través de las eras geológicas que les ha permitido sobrevivir a sus compañeros en el tiempo y llegar a nuestros días en tal abundancia, que no hay duda de su éxito evolutivo. Si embargo, paradojicamente, el hombre se está encargando de poner en desequilibrio en unas cuantas décadas esta lenta labor constructiva de la naturaleza, amenazando cada día con extinguir mayor número de especies.

En la generalidad de las tortugas las escamas córneas de la concha se han transformado en gruesos y duros escudos que aseguran una mayor protección. A esta característica evolutiva, la coraza ósea reforzada por la cubierta córnea, algunas especies han sacrificado por una diferente adaptación al medio. Un ejemplo de esto lo encontramos en la familia Trionychidae (Figura 4), formada por las tortugas aplanadas, de cuello largo, (Trionys), que presentan una gran reducción de los huesos de la concha, la cual se cubre con una piel suave, y para protegerse de los depredadores viven enterradas en fondos lodosos de lagos y ríos de poca corriente, esperando el paso de sus presas, que por lo general son pequeños crustáceos, peces o insectos acuáticos. Un caso parecido es el de las tortugas de la familia Dermochelyidae, cuyo único representante actual es la tortuga (Dermochelys) gigante de los mares, la cual en lugar de la dura concha ósea tiene un mosaico de pequeños huesos poligonales, que no están soldados al esqueleto axial, pero si embebidos en una gruesa piel, la cual actúa como un eficiente aislante térmico por su gran contenido de grasa, que les favorece en su largo deambular por mares templados o fríos, a los que ninguna de los demás especies de tortugas marinas podría llegar y permanecer por periodos prolongados sin que el frío las afectara. En estos dos grupos de tortugas los huesos del plastrón también se modifican hacia la simplificación, por lo que son muy reducidos o quedan simplemente como vestigios.



Figura 4. Tortuga de la familia Trionychidae (Trionyx), sin escudos en el cuerpo. Éstas viven en el fondo de ríos y lagunas someras.

Otra característica de los reptiles, y por lo tanto de las tortugas, es la reproducción por medio de huevos con cáscara, la cual puede estar ligera o completamente calcificada. Estos huevos se conocen como el tipo amniota, por poseer diferentes envolturas o membranas embrionarias, presentes también en las aves y en los mamíferos. Estas envolturas, el amnios y el alantoides, contienen los nutritivos líquidos embrionarios que favorecen el desarrollo del embrión; le proporcionan un medio acuoso con características estables, que incrementan la supervivencia y permite a los padres hacer más eficiente el uso de la energía y la materia de reserva, de tal manera que disminuye la necesidad de producir grandes volúmenes de huevos o de reproducirse de manera casi continua.

Las tortugas modernas tienen la cabeza típicamente reptiliana, cubierta de escamas córneas y carecen de dientes en las mandíbulas, los cuales son sustituidos por una vaina córnea, como la del pico de aves, llamada ramphoteca o tomium, que puede ser tan dura como para romper la concha de los caracoles y almejas, o tener tal filo como para cortar limpiamente los pastos marinos, como lo hacen la tortuga cahuama (Caretta caretta) y la blanca (Chelonia mydas), respectivamente. El aparato auditivo de las tortugas parece no estar muy desarrollado. Carecen de la parte llamada oído externo. El oído interno se conecta con el oído medio directamente a través de la columela, por detrás y encima del ángulo posterior de la mandíbula y llega al tímpano, el cual es muy difícil de detectar externamente.

La morfología esquelética del cuerpo de las tortugas marinas tiene características muy especiales, ya que la concha se forma con el crecimiento de placas óseas de origen dérmico que se fusionan dorsalmente a las costillas y a las vértebras, formando una dura bóveda; ésta se continua lateralmente en la parte ventral, con el plastrón, que en las tortugas terrestres está totalmente soldado al carapacho y en las marinas se encuentra solamente articulado en los puentes, por medio de tejido conectivo cartilaginoso, mismo que le permite cierta distensión en dirección vertical, facilitando los movimientos de la respiración.

Ya que el cuerpo se encuentra encerrado en una caja, los huesos de las cinturas pectoral y pélvica, donde se articulan además de reducirse en número, tuvieron que quedar dentro de ella; así las clavículas e interclavículas se fusionan al plastrón y los huesos que forman las cinturas pectoral y pélvica adquieren una morfología muy especial, de tal manera que permiten la retracción de los miembros dentro de esa caja. Las patas de las tortugas, según el hábitat donde viven tienen características muy especiales. Así, en las terrestres parecen columnas, con cinco dedos y uñas cortas; en las palustres y fluviales son iguales pero con los dedos y las uñas más largas e incluso con membranas interdigitales; y en las marinas las patas parecen remos, con los dedos unidos y muy largos y solamente con una o dos uñas reducidas. La cola, corta en las hembras y larga y prensil en los machos, es un apéndice cónico con una sola abertura cloacal en su base ventral.

La proporción de la retracción de las extremidades, de la cabeza y de la cola dentro de la concha es muy variable; hay desde tortugas que se encierran totalmente, como las de la familia Kinosternidae, algunas de ellas conocidas como casquitos (Kinosternon), hasta aquellas que por el gran tamaño de la cabeza y sus extremidades son incapaces de retraerlas completamente, como la tortuga mordedora (Chelydra) o la tortuga lagarto (Macroclemys), ambas de la familia Chelydridae. Como ya se indicó, el ocultamiento de las extremidades anteriores y de la cabeza se efectúa de dos maneras: hay tortugas que retraen el cuello y la cabeza en el plano horizontal (Pleurodiras), y hay otras que lo retraen en el plano vertical (Cryptodiras). A este último grupo pertenecen las tortugas marinas y en ellas la retracción de las aletas es casi nula y la de la cabeza, el cuello y la cola son mínimas, quedando todos estos apéndices siempre fuera de la concha.

Casi todos los reptiles poseen corazón de tres cavidades, dos aurículas y un ventrículo parcialmente dividido por el septum; en los cocodrilos este ventrículo está completamente dividido y por lo tanto son los únicos reptiles con corazón de cuatro cavidades. Dentro de los vertebrados, los peces tienen dos cavidades, una aurícula y un ventrículo, los anfibios y los reptiles tres y las aves y los mamíferos, cuatro; en estos últimos existe la llamada circulación doble, donde la sangre venosa y la arterial no se mezclan, a diferencia de los reptiles, en los que en el ventrículo único se presenta una mezcla parcial de ambos tipos de sangre.

Las tortugas tienen respiración pulmonar, y los pulmones se encuentran adheridos a la superficie dorsal interna del carapacho. Debido a la ausencia de diafragma y de movimientos de la caja torácica, la inhalación y exhalación del aire se realiza mediante mecanismos que aún no han sido muy bien aclarados, diferentes a los de los demás vertebrados terrestres; entre ellos se sugiere la acción muscular que pudieran ejercer sobre las vísceras los movimientos que se realizan durante la extensión y retracción de los miembros al caminar, o bien al ser alojados dentro del carapacho.

El mecanismo de respiración en las tortugas marinas tampoco ha sido bien explicado. En él parece intervenir cierto movimiento del plastrón, pues a diferencia de la mayoría de las demás tortugas, en las marinas el plastrón tiene cierta flexibilidad en la línea media y en los puentes, debido a la presencia de tejido conectivo cartilaginoso. Se dice que mientras están fuera del agua presentan inhalación pasiva, por la acción del vacío que ejerce la gravedad sobre los pulmones, el peso de las vísceras y cierto movimiento de los músculos. Por el contrario, dentro del agua se presenta la exhalación pasiva, debido a la presión hidráulica transmitida a los pulmones por las partes blandas dentro de la concha. Fuera del agua parecen intervenir los músculos abdominales (transversos) y pectorales (mayores), que son capaces de subir y bajar el plastrón y facilitar la inhalación del aire. Para efectuarse una exhalación completa se dice que ocurre además de una compresión de las vísceras hacia arriba en la cavidad abdominal. Para estos movimientos más complejos interviene un mayor número de músculos, como son el serrato mayor y los músculos que mueven a algunos elementos óseos de las cinturas pectoral y pélvica.

Se ha observado que una inhalación completa es suficiente para que una tortuga marina permanezca en actividad bajo el agua durante 30 minutos, sin mostrar efectos de anoxia. En estas inmersiones y otras más prolongadas intervienen mecanismos como la desaceleración del ritmo cardiaco (bradicardia), una especial habilidad del cerebro para seguir funcionando aun en concentraciones muy reducidas de oxígeno y una adaptación de las células sanguíneas (hematíes) para liberar el oxígeno hacia los tejidos en vez de absorberlo (Frair, 1977a, b).

Se sabe que algunas de las tortugas de agua dulce (v. gr., la familia Tryonichidae) durante las inversiones prolongadas son capaces de absorber oxígeno a través del tejido papilar vascularizado de la boca y del que tapiza la cloaca; sin embargo, en las tortugas marinas esta actividad parece proporcionar menos de 2% del oxígeno consumido. En el caso de la boca, las narinas o espiráculos nasales y la glotis, aíslan el tracto digestivo durante las inmersiones, pero cuando la tortuga permanece en el fondo, las primeras se abren y permiten la entrada del agua a la cavidad bucal mediante un ligero bombeo originado por el movimiento del piso de la boca, que aparentemente permite a la tortuga "oler y saborear" el ambiente que lo rodea; así, esta actividad, a diferencia de la realizada por las dulceacuícolas, no es como se creía exclusivamente respiratoria. Las tortugas dulceacuícolas, con respiración acuática parcial, permanecen activas bajo el agua durante varios días sin necesidad de salir a respirar aire. Las tortugas marinas, como la blanca y la cahuama pueden permanecer de 9 a 10 horas y la lora hasta cerca de 24 horas en condiciones experimentales y en situaciones de mínima actividad.

Regulación térmica. La gran mayoría de los reptiles presenta problemas para retener el calor metabólico. Esto se debe a que tienen una superficie de aislamiento muy pobre, es decir, una piel muy delgada, particularmente los más pequeños; en muchos casos se necesita una regulación térmica a través de ritmos exógenos, como es la permanencia por periodos más o menos prolongados en lugares soleados (heliotermia). En el caso de las tortugas marinas, aunque llegan a tener gran tamaño, es muy relativa la termorregulación, debido a la influencia del medio que las rodea, ya que el agua es mejor conductor térmico que el aire y esto las obliga a permanecer la mayor parte del tiempo en zonas preferentemente templadas o tropicales, siempre por encima de los 20ºC.

Las variaciones de temperatura que toleran las tortugas marinas dependen en gran medida del tamaño del animal y de su estado de salud. En el Laboratorio de Chesapeake,de la Universidad de Maryland, el doctor Schwartz (1978), al estudiar el efecto de la temperatura en las tortugas encontró que por debajo de 15ºC los adultos disminuyen rápidamente sus actividades y tienden a flotar dejándose llevar por las corrientes. A temperaturas menores a los 10ºC dejan de alimentarse, y cuando los valores son inferiores a los 5 o 6ºC entran en estado comatoso y en pocas horas mueren. Estos valores parecen afectar en menor grado a los jóvenes y a las crías, las cuales, por causas desconocidas, parecen soportar hasta 3.5 o 4.5ºC antes de morir. Lo que más afecta a las tortugas es un cambio repentino hacia bajas temperaturas, v.gr. una rápida caída desde 15 o 20ºC de temperatura ambiente hasta 5 o 6ºC, y resulta fatal cuando permanecen a bajas temperaturas por periodos relativamente prolongados. Aparentemente a la tortuga laúd no le afectan estas bajas temperaturas, ya que su gruesa piel y su mecanismo termorregulador le permite mantener su cuerpo hasta más de 15ºC por encima de las temperaturas mínimas antes mencionadas, lo que les faculta para soportar con mayor eficiencia las variaciones climáticas. Por el contrario, temperaturas mayores a los 35ºC provocan problemas a todas las especies de tortugas marinas, causándoles lasitud y ninguna de ellas llega a tolerar periodos prolongados por encima de los 40ºC sin verse afectada fisiológicamente e incluso pueden llegar a la muerte.

Es común observar a las tortugas marinas flotando a la deriva, siguiendo las corrientes o simplemente cerca de las zonas de anidación o de alimentación, sobre todo en días soleados. Durante estos periodos pueden incrementar el calor corporal desde 2 hasta 5ºC por encima de la temperatura del mar; esto acelera el metabolismo y favorece la digestión. También durante el día ocasionalmente llegan las tortugas a la playa, sin ninguna intención aparente, quizá con la única intención de asolearse. También se dice, por ejemplo, que la tortuga prieta hembra (Chelonia agassizii) sale del mar porque está huyendo del acoso de los machos. Generalmente cuando las tortugas salen a asolearse se buscan playas solitarias, particularmente en islas, como Hawai, Galápagos, Revillagigedo, Reunión, etc. No en todas las especies se ha observado este hábito que, de ser una ventaja evolutiva, está pasando a ser para ellas una desventaja muy peligrosa, debido a la progresiva invasión de su hábitat a través de la continua expansión de la "civilización".

Las tortugas marinas en sus migraciones generalmente siguen corrientes cálidas, como la Corriente del Golfo, las cuales frecuentemente las alejan de las zonas templadas; así, cuando la temperatura ambiental decrece con la aproximación del invierno, inician sus migraciones de retorno hacia lugares más cálidos. Sin embargo, en algunas ocasiones permanecen demasiado tiempo en giros de aguas cálidas, los cuales, al desvanecerse, en ocasiones liberan a las tortugas en aguas demasiado frías. Cuando el lugar es de aguas someras, las tortugas resuelven el problema enterrándose parcialmente en el lodo, buscando temperaturas más estables, pasando el periodo del mal tiempo o incluso todo el invierno en forma aletargada, en adormecimiento temporal, disminuyendo sus actividades al mínimo, aunque su metabolismo no se abate totalmente. Este mecanismo adaptativo en los reptiles, debido a sus implicaciones fisiológicas no se considera precisamente como una hibernación, como la que se observa en algunos mamíferos. En circunstancias muy adversas y repentinas del enfriamiento, las tortugas tienden a flotar indefensas, a la deriva, y pueden ser arrojadas entumecidas o moribundas a las playas o ser atacadas con mayor facilidad por diversos depredadores oceánicos.

Otro tema interesante sobre la fisiología de los reptiles, y en particular de las tortugas marinas, es la forma en que mantienen el balance interno de sales y líquidos. Ya que estas especies viven en un medio muy salino, y junto con el alimento constantemente ingieren sales, están expuestas a una excesiva concentración de sales y a la pérdida excesiva de agua a través de los riñones. Esta situación aparentemente queda solucionada por medio de dos mecanismos: el primero, es la secreción de una orina muy concentrada, que en las tortugas contiene amonio y urea en lugar de ácido úrico (la concentración de la orina se desarrolla tanto en la vejiga urinaria como en la cloaca, antes de ser expulsada junto con las heces fecales), y el segundo mecanismo es la secreción de una solución hipertónica a través de glándulas especiales situadas en las órbitas oculares, conocidas como glándulas de la sal; por medio de ellas, éstas secretan continuamente un líquido espeso, el cual es muy visible cuando las tortugas salen a la playa a desovar; durante la nidación, esta abundante secreción cumple otra misión, que es mantener protegidos los ojos al evitar la fricción que les produciría la arena, levantada constantemente por el viento y por los mismos animales, durante la excavación y tapado de los nidos.

También existe una variación en el equilibrio del agua dentro de los huevos. Desde el momento en que son depositados en la arena húmeda inician una absorción de agua durante las primeras horas de la incubación. Los huevos de las tortugas son de cáscara delgada, porosa y poco calcificada, y fácilmente se desecan en un medio adverso; es por esto que la mayoría de los desoves ocurren durante la época de lluvia de tal manera que al quedar enterrados en la arena, a 30 o más centímetros de profundidad alrededor de un 15% de humedad relativa. Al absorber el agua los huevos se ponen turgentes, y su peso aumenta alrededor de 5% veces en el lapso de unas cuantas horas. La cáscara del huevo tiene características de permeabilidad osmótica, tanto a líquidos como a gases, y a través de ella se efectúan los intercambios necesarios durante los casi dos meses que dura el desarrollo embrionario.
Reptiles y mamíferos


En los vertebrados distintos de los mamíferos, y en particular en los reptiles (como el lagarto o el cocodrilo), la mandíbula inferior está formada por varios huesos soldados entre sí, los más importantes de los cuales son, desde delante hacia atrás, el dentario (que soporta los dientes), el angular (que forma un ángulo en la parte inferoposterior de la mandíbula) y el articular (que mantiene la articulación). Además, en los reptiles hay un hueso especial, llamado cuadrado, que se encuentra en la base del cráneo. La articulación de la mandíbula con la base del cráneo se establece entre el cuadrado y el articular. Esta articulación cuadrado-articular se llama de tipo reptiliano. Cada uno de los huesos de la mandíbula mantiene una relación con nervios y arterias cuyo emplazamiento está bien determinado.

En los mamíferos, la mandíbula tiene un solo hueso, el dentario, que se articula con el cráneo por medio de otro llamado escamosal. Esta articulación dentario-escamosal se dice que es de tipo mamífero. El estudio comparado de la disposición de nervios, arterias y otros huesos del cráneo permite afirmar que el articular y el cuadrado no han desaparecido de los mamíferos, sino que se han modificado para intervenir en la función auditiva. En efecto, estos huesos forman parte del oído de los mamíferos, donde se han transformado en los dos o tres huesecillos encargados de transmitir el sonido. También se ha modificado el angular, que en los mamíferos es el hueso timpánico.

APORTACIONES DE LA ANATOMÍA COMPARADA

Aparición de los mamíferos


La anatomía comparada llevó a admitir el paso progresivo de una estructura característica de los reptiles a otra propia de los mamíferos. Esta hipótesis, cuya validez se puso en duda, se ha visto confirmada por el descubrimiento de unos reptiles fósiles llamados terápsidos que vivieron a finales del paleozoico y principios del mesozoico. El género Diarthrognathus es un caso notable que representa una etapa intermedia entre reptiles y mamíferos. Estos animales tenían una articulación mandibular doble, con un elemento de tipo mamífero y otro de tipo reptiliano.

La anatomía comparada también ha confirmado la unidad del plan de organización de los vertebrados y la idea de que los vertebrados superiores (mamíferos) derivan de otros inferiores (peces). En efecto, ha demostrado que todos los embriones presentan hendiduras branquiales, que son estructuras homólogas. Éstas persisten en los peces adultos, pero duran muy poco tiempo en los mamíferos.

Esta hipótesis se ha visto confirmada por el estudio del esqueleto de las aletas pares de los peces llamados crosopterigios (cuyo único superviviente es el celacanto). Presenta homologías con el esqueleto de los miembros de los vertebrados terrestres (o tetrápodos). Se han descubierto piezas óseas que corresponden al húmero, el radio y el cúbito y que no tienen equivalentes en otros peces. Este resultado de la anatomía comparada permite considerar a los crosopterigios como ancestros muy probables de los tetrápodos.


Correlaciones anatómicas

El concepto de correlación anatómica es también creación de Cuvier. Cuando se conocen cierto número de peculiaridades de un animal, pueden deducirse las características del conjunto de su cuerpo. Esta ley resulta particularmente útil en paleontología para reconstruir vertebrados fósiles de los que sólo se conservan fragmentos. Cuvier habría dicho “Dadme un diente y reconstruiré el animal”.

El ejemplo más conocido de previsión basada en la ley de la correlación anatómica es el de la zarigüeya. Este mamífero de la clase de los marsupiales se descubrió en los terrenos de yeso de la colina de Montmartre, en París, y fue estudiado por Cuvier. Los marsupiales presentan varias características comunes, entre las que destacan los dientes, la forma de la mandíbula y la presencia de dos pequeños “huesos marsupiales”. Éstos, de forma alargada y estrecha, sujetan la bolsa marsupial en la que se desarrollan las crías. Al separar la cabeza y observar la forma de la mandíbula en el yacimiento, Cuvier postuló que se trataba de un marsupial y pudo predecir la presencia de los huesos marsupiales; el descubrimiento de éstos le dio la razón.

Entre los mamíferos se observa la asociación casi obligada de ciertas características. Así, los animales con cuernos tienen casi siempre cascos y siguen un régimen de alimentación herbívoro. No obstante, en terrenos americanos del oligoceno se ha descubierto un mamífero que no obedece esta ley: el calicoterio se parece al caballo, los dientes indican que es herbívoro, pero, extrañamente, las patas terminan en garras.

2006-11-08 03:29:55 · answer #1 · answered by toquio20042000 5 · 1 2

Sangre fria, escamas, ponen huevos, no todos reptan...

Clasificacion taxonomica:

REINO Animalia
SUBREINO Metazoos
PHILIUM Cordados
CLASE: Reptilia

SUBclase: Anapsida
Orden: Testudines (tortugas)

SUBclase: Diapsida
SUPERorden: Lepidosauria
-Orden: Squamata (mayoria reptiles)
Suborden: Lacertilia
Suborden: Amphisbaenia
Suborden: Serpentes
-Orden: Rhyncocephalia (tuataras)

SUPERorden: Arcosauria
-Orden: Crocodilia (Cocodrilos y caimanes)

1saludo

2006-11-08 13:37:06 · answer #2 · answered by Mephisto Canarion finish here!! 6 · 1 0

que son los mejores animales del mundo.


MI CUERPO DEBE DESCANSAR, MIENTRAS QUE MI ALMA VELA EN LAS PROFUNDIDADES DE ESTE MUNDO MATERIAL

2006-11-12 09:39:26 · answer #3 · answered by TIARA 2 · 0 1

sangre fria.

2006-11-12 05:29:59 · answer #4 · answered by ps8_2005_javier_unlimited 6 · 0 1

su piel es escamosa y reseca tienen cualidades de ser agresivos

2006-11-09 19:23:01 · answer #5 · answered by borracho 1 · 0 1

Que reptan.

2006-11-09 06:01:28 · answer #6 · answered by chichino 6 · 0 1

www.ProyectoMascota.com
busca donde dice:otras mascotas
www.her-epedia.com

2006-11-08 12:57:11 · answer #7 · answered by ♣♣♣CHERRY♣♣♣ 7 · 0 1

son de sangre fria es decir no regulan su temperatura corporal por eso es que se tienen que asolear algunos. otra caracteristica es que como las aves tiene un sistema llamado cloaca que es la parte donde se juntan los conductos del recto para el excremento, el conducto de la vesicula biliar y el conducto del aparto reproductor, todos estos salen por un unico orificio. otra caracteristica es que los reptiles igual que las aves tampoco orinan, los desechos liquidos los expulsan junto con las heces.
saludos

2006-11-08 12:17:51 · answer #8 · answered by Anonymous · 0 1

Si fuese capaz de leerme toda la respuesta de Toquio200 le daria los 10 puntos, pero soy incapaz.
Por favor que alguien se lo lea entero y le de los puntos de mi parte

2006-11-08 12:03:17 · answer #9 · answered by Pedro L 2 · 0 1

me parece que una característica aparte de ser de sangre fría u otras mas es el tiempo que dura una tortuga, un caimán y otros eso si lo caracteriza de todo

2006-11-08 11:33:46 · answer #10 · answered by leonor v 2 · 0 1

Que tienen sangre fría.

2006-11-08 11:32:23 · answer #11 · answered by vero 4 · 0 1

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