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2006-11-05 10:54:57 · 12 respuestas · pregunta de Anonymous en Arte y humanidades Otros - Arte y humanidades

12 respuestas

Nuestras palbras y acciones son el testimonio de nuestros pensamientos ocultos; todo ello expresa nuestro espíritu interior.

Este es el testimonio de nuestra vida, nuestro propósito aquí en la tierra: manifestar la naturaleza misma de nuestro espíritu... (_________ ___ __ ________ __ ____.)

2006-11-05 11:34:51 · answer #1 · answered by Achariv Kinjiki 4 · 0 0

mmm.. creo que la pregunta esta mal hecha, cuando preguntas acerca de cual es el sentido de la vida, das por hecho que esta (la vida) tiene sentido y que de hecho tiene varios y no sabes cual escoger

2006-11-06 01:24:14 · answer #2 · answered by Mizuno5 2 · 0 0

????????????????????????

2006-11-05 19:42:29 · answer #3 · answered by Arcoiris 5 · 0 0

Creo que tengo claro (aunque puedo estar equivocada) que el sentido de la vida es trascender. Es decir. venir al mundo y no morir y que nuestro paso haya pasado inadvertido.Dejar una huella, una enseñanza, un ejemplo. Que a alguien le sirva de algo, nuestra existencia. Creo que ese es el sentido de la vida.Trascender mas alla del tiempo.Debe ser maravilloso lograr eso no? cariños.

2006-11-05 19:34:16 · answer #4 · answered by ladescreida 2 · 0 0

Nadie puede responderte eso mas que tu YO SABIO INTERIOR...si esperas la respuesta en Internet... creo que estas frita. ..

2006-11-05 19:30:01 · answer #5 · answered by ilaterza 1 · 0 0

Eso mismo quisiera saber yo.

2006-11-05 19:06:19 · answer #6 · answered by mamut 4 · 0 0

El sentido de la vida consiste en vivirla al máximo con las buenas y con las malas hasta donde el Dios nuestro nos permitan, pero te recomiendo que le pongas siempre un granito de asurcar intenta endulzar al que este a tu lado para cuando ya no estés tu vida haya tenido un sentido el que dejaste y conociste personas a las cuales llenaste de amor y te recordaran por siempre espero que tu vida tenga hoy en día mucho sentido ama ama ama sin limite este es el mejor sentido.

2006-11-05 19:05:55 · answer #7 · answered by LUNA 2 · 0 0

Cómo encontrarle sentido a la vida

Encontrarle sentido a la vida es abordar el proceso de crear y cultivar aquello que deseamos que suceda en nuestra propia experiencia. La reflexión y la acción pueden ayudarnos a acortar la brecha que existe entre la manera en que estamos viviendo y cómo queremos vivir. Se trata de un proceso que, a medida que se vaya afirmando, posibilitará logros mayores. En cada paso es importante ver qué cambios se encuentran dentro de nuestras posibilidades, y darles forma. Esto evitará frustraciones paralizantes y permitirá concretar avances que irán abriendo nuevos horizontes, tanto en el plano interno como en lo externo.

Con la idea de “sentido” nos referimos a aquello que activa e intensifica la experiencia de vivir, a ese entramado de valores, ideales y deseos que orientan el rumbo de nuestra existencia y organizan la manera en que sentimos, actuamos, nos vinculamos con los otros y con las cosas. El sentido está en la base de la manera en que vivimos: la funda pero no se ve si no nos preguntamos reflexivamente por él; son los cimientos que sostienen y dan forma a la existencia, pero en tanto cimientos no son visibles sin cierta “excavación”.

El sentido de la vida no se presenta como un dato atemporal e impersonal. Las distintas épocas históricas se organizan desde horizontes de sentido diferentes, y las personas asumen esos rasgos epocales de manera singular. Por lo tanto cuando nos preguntamos por el sentido de nuestra propia vida no estamos detrás de una respuesta unívoca: lo que intentamos es comprender el espíritu de nuestro tiempo y afirmar lo que deseamos que nos ocurra dentro de ese contexto.

Sin embargo, para sintonizar lo que deseamos primero debemos traer a la conciencia ciertos condicionamientos culturales que subyacen bajo nuestras maneras cotidianas de pensar, sentir y vivir.

Las formas heredadas
En nuestro decir cotidiano referimos al sentido de una experiencia apuntando a su utilidad, a lo que puede generarse como producto de ella. Esto es lo que heredamos de nuestra historia familiar y social: nuestros padres y abuelos enfocaron el sentido de sus vidas en la utilidad de sus actos y en el poder que lograban sobre las cosas y las personas. Desde esta perspectiva somos personas en tanto logramos ser útiles y poderosos. No importa la calidad de nuestra vida, sino cuánto producimos y cuánto tenemos.

A esta cosmovisión heredada la denomino “sentido utilitario-productivista”. Propone una manera de ser y estar en la vida, que aún es hegemónica en nosotros, pero que se organizó a partir de un estado de cosas muy diferente al actual. Su espíritu se alimentaba del estado de necesidad y carencia en que se encontraba la humanidad occidental a de fines de la Edad Media, una situación que generó la lógica del “progreso” y forjó una manera de vivir que transformó la conocida hasta entonces. El espectacular desarrollo de la capacidad productiva conquistado en los últimos siglos transformó las condiciones y abrió nuevas posibilidades. Hoy necesitamos autorizarnos a cambiar la manera de ser y vivir basada en este paradigma, porque ya no sintoniza con el estado del mundo.

Es fundamental tomar conciencia de que nuestra lógica espontánea y el “sentido común” que guía nuestras elecciones aún están fundados en la concepción del mundo y de la vida propia del productivismo. Sin embargo en la actualidad los sentimientos, deseos e intensidades de muchos de nosotros ya no se alinean con esa manera de sentir y querer, aunque todavía actuemos a partir de ella. Este desfasaje da lugar a una sensación de pérdida de sentido: ésta es la principal causa de la crisis de valores, de las costumbres y de las instituciones en que nos encontramos. El sentido productivista está afincado en el corazón de nuestro “piloto automático” y da forma a nuestras acciones cotidianas. Si en verdad queremos cambiar de dirección, tendremos que resignificar el sentido que orienta nuestra manera de ser y de accionar.

Un cambio de fuente
Las personas somos parte del mundo y nuestras formas de vivir cambian con él. Desde hace cincuenta años el mundo experimenta modificaciones radicales, y los que hoy estamos vivos necesitamos sintonizar con el nuevo estado de cosas. Pero, ¿por dónde comenzar esta búsqueda? La fuente dadora de sentido que heredamos de los siglos anteriores estaba en el deber y esto apuntaba siempre al resultado utilitario de las experiencias, y no al disfrute de cada presente vivido. Los cambios que están ocurriendo sugieren una mutación: en la actualidad la conexión con la fuente de sentido está en el deseo; la pregunta ya no es “cómo se debe vivir”, sino “cómo quiero vivir”.

El hecho de asumir que somos seres deseantes y validar aquello que pulsa en nuestros deseos nos permitirá conectar con nuevos horizontes de sentido. Generará en cada uno actitudes y propuestas más amistosas con los otros y con las cosas, más interesadas en la alegría y el goce de vivir. Esto irá dando lugar a una nueva forma de convivencia en la que nos relacionaremos con los demás desde la alianza, la inclusión y el amor, y no desde la competencia, el uso y la exclusión.

Nuevo posicionamiento
Necesitamos aprender a encontrar sentido en la alegría de vivir cada experiencia. Esto irá gestando en nosotros nuevas maneras de sentir y valorar la vida cotidiana y el tiempo presente. Autorizará sentimientos y pensamientos más atentos al goce, dará a luz una sensualidad con mayor presencia del aquí y ahora y no tan pendiente del resultado, más interesada en la alianza que en el dominio sobre las personas y cosas.

Esta nueva actitud está en la base de los enriquecimientos de la vida que se muestran como posibles y hasta necesarios en las actuales condiciones tecnológicas de la producción. Se trata de una manera de ser y vivir que requiere limitar la fuerza del registro utilitario productivista concebido a partir de la carencia y la miseria, y nos permita acceder a los potenciales de bienestar que ofrece la actual situación.

Algunas cuestiones claves

- Para orientarnos en esta búsqueda debemos prestar atención a nuestras ganas: ¿Qué tenemos ganas de vivir, y cómo? Obviamente la pura espontaneidad deseante no nos servirá para reorientar las prácticas: necesitaremos pensar nuevos caminos, desempolvar la imaginación y la intuición para diseñar estrategias y acciones novedosas.

- Precisamos alivianar dentro nuestro el poder de “verdad” que tiene lo establecido como valioso y verdadero por la educación que recibimos. Esto requiere repensar la validez del sentido a partir del cual percibimos ciertas formas de vivir como buenas (y las repetimos aunque no nos hagan felices) y damos otras por malas (sin examinar si realmente son dañinas para nuestra vida o para la de los demás).

- Necesitamos tomar contacto con lo que deseamos vivir, que casi siempre está atrapado por los prejuicios del mundo viejo. Podemos ablandar esos prejuicios para traspasarlos y poder vivir más allá de ellos.

- Conviene que nos autoricemos a pensar y validar proyectos y conductas que hasta ahora no nos hemos atrevido a imaginar y desear, o que descartamos por incorrectas o imposibles ni bien afloran a nuestra mente. ¿Y si fueran mejores opciones, practicables y posibles?

- Es importante invitar a las personas que conforman nuestro entorno (familiar, laboral y social) a compartir esta búsqueda de sentido y a encontrar nuevas formas de relacionarnos. Es preciso que aprendamos a vincularnos con ellos en tanto aliados que se potencian mutuamente, y no como jueces que dictaminan desde el rol de policía de la “buena conducta” establecida.

Más cerca de las cosas
Al validar y activar en nosotros la capacidad de conectarnos con nuestros deseos más propios estaremos potenciando el cambio. Sin embargo al comenzar a hacerlo estaremos registrando sólo “el aroma del deseo”, lo más genérico de él. Ese primer movimiento señalará el rumbo para orientar la búsqueda. Luego habrá que “encarnar” el espíritu que late en nuestras ganas. Para ello necesitaremos imágenes más concretas, y tendremos que acercar la pregunta a cada zona de la vida: interrogarnos sobre cómo queremos vivir el amor, el trabajo, las amistades, la relación con nuestros hijos, el vínculo con el dinero, etc. Y luego sí: habrá que inventar y diseñar estrategias, proyectos, acciones y actitudes que vayan haciendo realidad lo nuevo, atendiendo a las condiciones de posibilidad.

El desafío reclamará tiempo y atención, imaginación y aprendizaje. Pero las sensaciones de realización y bienestar que encontraremos a cada paso alimentarán nuestro esmero y la potencia para encontrar un nuevo sentido para nuestras vidas y obrar desde él.

2006-11-05 19:02:55 · answer #8 · answered by Fernanda 6 · 0 0

Me pregunto eso desde que naci!

2006-11-05 19:02:34 · answer #9 · answered by Anonymous · 0 0

el que tu quieres y crees que es el sentido de tu vida, al hacerlo automaticamente le das sentido a la vida colectiva de la humanidad. si crees que debes ser la mejor camarista de un hotel o la premio nobel de ciencia, asi es el sentido de tu vida.

2006-11-05 19:01:24 · answer #10 · answered by Lancelot 2 · 0 0

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