¿Qué es un planeta?
Esta semana nuestro sistema solar tiene nueve planetas. La próxima, si los astrónomos aprueban una nueva definición de la palabra, habrá 12 de ellos… y con más por llegar.
Los recién llegados a la lista son Ceres, el mayor de los asteroides, Caronte, la luna más grande de Plutón, y 2003 UB313, un objeto helado que se encuentra dos veces más lejos del Sol que Plutón y que es un poquito más grande que este último (y que todavÃa no tiene un nombre oficial).
Si la Unión Astronómica Internacional aprueba la propuesta de una nueva definición de la palabra “planeta”, nuestro sistema solar incluirá al menos a doce de ellos, incluyendo al antiguo planeta menor Ceres, a la luna de Plutón, Caronte, y al que será prontamente bautizado, 2003 UB313.
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© International Astronomical Union / Martin Kornmesser
Los astrónomos dieron el primer vistazo a la definición propuesta en la mañana del 16 de agosto de 2006 en la ciudad de Praga, República Checa, donde unos 2 500 investigadores de 75 paÃses se han reunido para la trienal asamblea general de la Unión Astronómica Internacional (IAU = International Astronomical Union), que es el árbitro para la nomenclatura del sistema solar desde su creación en 1919. He aquà la frase exacta:
“Un planeta es un cuerpo celestial que (a) tiene la masa suficiente como para que su propia gravedad supere las fuerzas de un cuerpo rÃgido, de modo que asuma la forma (aproximadamente esférica) de un equilibrio hidrostático, y que (b) esté en órbita alrededor de una estrella y que no sea ni una estrella ni un satélite de un planeta”.
El nuevo esquema incluye a los ocho asà llamados “planetas clásicos”: Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Estos son objetos grandes en órbitas casi circulares cercanas al plano de la eclÃptica (es decir, al plano de la órbita terrestre). Los planetas más pequeños que Mercurio (incluyendo a Ceres, Plutón, Caronte y 2003 UB313) son llamados colectivamente “planetas enanos”. Plutón se convierte en el prototipo de una nueva clase de planetas llamados “plutones”, objetos pequeños con perÃodos orbitales mayores a 200 años y con órbitas muy alargadas y muy inclinadas con respecto al plano de la eclÃptica.
Si el lector ya está un poco confuso, especialmente con respecto a Caronte, quizás esta nota al pie lo pueda ayudar:
“Para dos o más objetos que compongan un sistema múltiple-objeto, el objeto primario será designado como planeta si satisface independientemente las condiciones anteriores. Un objeto secundario que satisfaga estas condiciones también será designado como planeta si el baricentro del sistema (es decir, el centro de gravedad) se encuentra fuera del primario. Los objetos secundarios que no satisfagan estos criterios son “satélites”.
Bajo esta definición, Caronte, el compañero de Plutón, es un planeta, lo que convierte a Plutón-Caronte en un “planeta doble” con dos lunas diminutas, Nix e Hidra, descubiertas el año pasado. Plutón-Caronte es el único par del sistema solar cuyo centro de gravedad se encuentra en el espacio libre, entre los dos objetos. Aunque algunas lunas son más grandes que algunos planetas (por ejemplo, GanÃmedes de Júpiter y Titán de Saturno), son simplemente satélites y no planetas, porque el centro de gravedad del sistema se encuentra dentro del planeta parental.
Los tres nuevos planetas
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© International Astronomical Union / Martin Kornmesser
Los objetos que no clasifiquen como planetas o satélites, serán designados como “cuerpos pequeños del sistema solar”, incluyendo a los asteroides, a los cometas, y a las mirÃadas de pequeños objetos del cinturón de Kuiper que orbitan más allá de Neptuno. Los asteroides ya no serán considerados como “planetas menores” puesto que no son planetas según la nueva definición.
Por sorprendente que pueda parecer, los astrónomos nunca habÃan adoptado una definición formal de la palabra “planeta”. No habÃa necesidad de ella; simplemente “todos sabÃan” qué cosa era un planeta. En tiempos antiguos, los planetas eran “estrellas errantes” que se movÃan con respecto a las estrellas fijas de las constelaciones. Con la llegada del telescopio en el siglo XVII, los planetas se convirtieron en objetos grandes y redondos que orbitaban alrededor del Sol. Ceres y otros asteroides fueron considerados planetas cuando fueron descubiertos a principios del siglo XIX, pero prontamente fueron degradados a asteroides cuando se hizo claro que componÃan una población diferente de objetos pequeños.
Plutón pudo haberse enfrentado al mismo destino, pero durante décadas después de su descubrimiento en 1930, fue el único objeto de su clase que se conoció en el sistema solar exterior. Desde principios de la década de 1990 se han descubierto más de 1 000 mundos helados en el Cinturón de Kuiper, con algunos de ellos rivalizando en tamaño (o, en el caso de 2003 UB313, superándolo) con Plutón.
¿Si Plutón era un planeta, entonces también eran planetas todos estos objetos? Esta cuestión fue la que impulsó a la IAU a intentar alcanzar una definición formal de la palabra “planeta”. Después de que un panel de 19 cientÃficos planetarios quedó empantanado, el presidente de la IAU, Ron Ekers, designó un comité más pequeño liderado por el astrónomo-historiador Owen Gingerich (del Centro Harvard-Smithsoniano de AstrofÃsica). Según el miembro del comité Richard P. Binzel (MIT), “nuestra meta era encontrar una base cientÃfica para una nueva definición de “planeta”, y escogimos la gravedad como el factor determinante”.
Una desventaja de la definición propuesta es que no puede ser aplicada inmediatamente después del descubrimiento de un nuevo objeto en el sistema solar. No será hasta que se recojan los datos suficientes como para establecer la masa y el tamaño del objeto que será posible establecer si es lo suficientemente esférico como para calificar como un planeta.
espero ke te sirva un xito
2006-11-03 04:53:49
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answer #4
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answered by tata 2
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Definición de planeta
La definición de planeta ha resultado ser escurridiza a pesar de ser uno de los términos más conocidos de la astronomÃa. El término planeta existe desde hace miles de años, no solo en ciencia sino como parte de una cultura más amplia, aplicado en su larga historia a todo tipo de cosas, desde la videncia al ecologismo. Que el sistema solar consta del Sol y nueve planetas es algo muy conocido y repetido. Sin embargo, hasta la fecha, no existe una verdadera definición cientÃfica de la palabra "planeta". Hasta principios de la década de 1990, habÃa poca necesidad de una definición, ya que los astrónomos sólo tenÃan una muestra pequeña del sistema solar con la que trabajar, y ésta era lo bastante pequeña para que sus muchas irregularidades se pudieran abordar individualmente.
Sin embargo, desde 1992 y el descubrimiento de una mirÃada de mundos pequeños más allá de la órbita de Neptuno, el tamaño de la muestra ha crecido de nueve a por lo menos varias docenas. Tras el descubrimiento del primer planeta extrasolar en 1995, el número de muestras se aproxima ya a varios centenares. Estos descubrimientos no solo han aumentado el número de planetas potenciales, sino que su variedad y peculiaridades (algunos tan grandes para ser estrellas, otros más pequeños que nuestra Luna) han desafiado la vieja noción de lo que puede ser un planeta.
El problema de una definición clara de planeta llegó a un punto crÃtico en 2005 con el descubrimiento del objeto transneptuniano 2003 UB313, un cuerpo mayor que el más pequeño de los planetas aceptados, Plutón. La Unión Astronómica Internacional, o UAI, el organismo responsable de resolver los asuntos de la nomenclatura astronómica, ha declarado que tiene la intención de anunciar su decisión final sobre este tema el 24 de agosto de 2006.
Historia y etimologÃa
Los planetas tal y como los entendÃan antes de la aceptación del modelo heliocéntricoNunca ha habido una definición precisa y única de la palabra "planeta". Cuando fue acuñada originalmente por los griegos antiguos, un planeta era cualquier objeto que pareciera "errar" (etimológicamente la palabra griega ÏλανηÏÎ®Ï significa errante) sobre el fondo de estrellas fijas que conformaban el cielo nocturno. Esto incluÃa no solo a los cinco planetas "clásicos", esto es, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, sino también al Sol y la Luna (los "siete objetos celestiales"). Sin embargo, ocasionalmente se hacÃa una distinción en la terminologÃa; se hacÃa referencia a los "cinco planetas" (excluyendo al Sol y la Luna) y también a los "siete planetas" (incluyendo al Sol y la Luna), de manera que el término "planeta", ya en sus comienzos, habÃa adquirido ambigüedad.
Finalmente, cuando se aceptó el modelo heliocéntrico en detrimento del geocéntrico, la Tierra se sumó a la lista y el Sol salió de ella, y cuando Galileo descubrió sus cuatro satélites de Júpiter, la Luna también fue reclasificada. Sin embargo, los satélites galileanos de Júpiter (en 1610), el satélite de Saturno Titán en 1659, y Jápeto y Rea en 1673, fueron descritos inicialmente como "planetas", no "lunas"; en esa época, la palabra "luna" sólo se referÃa a la Luna de la Tierra.
En 1781, el astrónomo William Herschel estaba buscando estrellas binarias en el cielo cuando encontró un objeto en la constelación de Tauro que designó como cometa. Que su extraño objeto pudiera ser un planeta simplemente no se le pasó por la cabeza; los cinco planetas más allá de la Tierra habÃan sido parte de la concepción del universo que tenÃa la humanidad desde la antigüedad. Sin embargo, a diferencia de los cometas, la órbita de su objeto era casi circular y dentro del plano de la eclÃptica. Finalmente fue reconocido como el séptimo planeta y se le puso el nombre de Urano. [1]
Las irregularidades inducidas por gravedad que se observaban en la órbita de Urano llevaron al descubrimiento de Neptuno en 1846, y las irregularidades percibidas en la órbita de Neptuno animaron la búsqueda que finalmente llevó al descubrimiento de Plutón en 1930. Más tarde se descubrió que Plutón era demasiado pequeño para producir esas irregularidades. La Voyager 2 determinó que eran debidas a una sobreestimación de la masa de Neptuno.
En la actualidad, los viejos criterios de órbita casi circular, masa que perturba órbitas y estar dentro de la eclÃptica han quedado obsoletos con Plutón, que no cumple ninguno de ellos. Por tanto, los astrónomos buscan otros criterios para conseguir una definición precisa. Aunque hay mucho desacuerdo entre las definiciones actuales de planeta, la mayorÃa se centran en tres criterios generales: que debe orbitar una estrella, tener un cierto tamaño mÃnimo (normalmente lo bastante para que la gravedad lo haga redondo) y sin embargo no tan grande que produzca fusión nuclear. Todos estos criterios han sido desafiados por varios descubrimientos, detallados abajo.
Planetas menores
El término "planeta menor" o "planetoide" se usa a menudo para describir aquellos objetos que, aunque orbitan alrededor del Sol, no cumplen ciertos criterios comunes a los planetas "principales". Qué criterios son esos, o incluso si deben existir tales criterios, es sujeto de cierto debate.
Ãrbita compartida
Un posible criterio para distinguir entre un planeta principal y un planeta menor es si su órbita es única, o compartida con otros objetos de tamaño similar. El descubrimiento de Urano por Herschel parecÃa validar la ley de Bode, una función matemática que genera el tamaño del semieje mayor de las órbitas planetarias. Los astrónomos consideraban la ley como una coincidencia insignificante, pero Urano caÃa muy cerca de la distancia exacta que predecÃa. Como la ley de Bode también predecÃa la existencia de un cuerpo entre Marte y Júpiter que por aquel entonces no se habÃa observado, los astrónomos prestaron atención a esa región con la esperanza de que pudiera cumplirse de nuevo. Finalmente, en 1801, Ceres, un mundo tan pequeño que casi era invisible para los telescopios de la época, fue hallado justo en el lugar correcto del espacio. El objeto fue declarado como planeta.
Luego, en 1802, Heinrich Olbers descubrió Palas, un segundo "planeta" más o menos a la misma distancia del Sol que Ceres. La idea de que dos planetas pudieran ocupar la misma órbita fue una afrenta a un milenio de pensamiento. Unos años después se descubrió otro mundo en una órbita similar, Juno. A partir de entonces los descubrimientos se aceleraron.
William Herschel sugirió que se les diera una clasificación separada a estos mundos, asteroides, que significa "parecido a una estrella", ya que eran demasiado pequeños para que se pudieran resolver sus discos y por tanto parecÃan estrellas, aunque la mayorÃa de los astrónomos preferÃa llamarlos planetas. Los libros de texto cientÃficos de 1828, después de la muerte de Herschel, todavÃa contaban a los asteroides entre los planetas. En 1851, el número de asteroides habÃa subido hasta 15, y se adoptó un nuevo método para clasificarlos, añadiendo un número antes de sus nombres, colocándolos inadvertidamente en una categorÃa distinta. En la década de 1860, los observatorios de Europa y Estados Unidos empezaron a llamarlos "planetas menores", o "planetas pequeños", aunque tuvo que pasar más tiempo para que los primeros cuatro asteroides se agruparan como tales. [2]
Los tamaños relativos de la Tierra (a la izquierda) y (de arriba a abajo) la Luna, Plutón, y su mayor luna Caronte, Sedna, Quaoar y Ceres a la derecha.El largo camino seguido por Ceres desde la consideración de planeta a la pérdida de tal está reflejado en la historia de Plutón, que fue designado como planeta poco después de su descubrimiento en 1930. Plutón era una anomalÃa: un mundo pequeño y helado en una región de gigantes gaseosos con una órbita que lo eleva muy por encima del plano de la eclÃptica e incluso lo introduce dentro de la de Neptuno. Sin embargo, era único, que se supiera. Luego, a principios de 1992, los astrónomos empezaron a detectar un gran número de cuerpos helados más allá de la órbita de Neptuno que eran similares a Plutón en tamaño y composición. Concluyeron que habÃan descubierto el hipotético cinturón de Kuiper (a veces llamado cinturón de Edgeworth-Kuiper), una franja de escombros helados que es la fuente de los cometas de "periodo corto"—como el Halley, con periodos orbitales de hasta 200 años.
La órbita de Plutón se encuentra en medio de esta franja y, por tanto, su estatus planetario se puso en cuestión; el precedente sentado por Ceres de degradar a un objeto de su estatus de planeta por su órbita compartida ha llevado a muchos a concluir que Plutón también debe ser reclasificado como planeta menor. Mike Brown, del Caltech, ha sugerido que deberÃa redefinirse "planeta" como "cualquier cuerpo del sistema solar que tenga más masa que la masa total de todos los demás cuerpos que tengan una órbita similar". [3] Los ocho planetas por encima de ese lÃmite serÃan los "planetas mayores". Ha habido bastante clamor ante la perspectiva de una "degradación" de Plutón, y en 1999 la Unión Astronómica Internacional votó oficialmente para mantener la clasificación de planeta para Plutón.[4] [5]
El descubrimiento de varios objetos que se aproximan al tamaño de Plutón, como (50000) Quaoar y (90377) Sedna, siguieron minando los argumentos a favor de que Plutón era excepcional en comparación con el resto de la población transneptuniana. El 28 de julio de 2005, Mike Brown y su equipo anunciaron el descubrimiento de un objeto confirmadamente mayor que Plutón, [6] designado 2003 UB313. [7] Aunque sus descubridores (y mucha gente de los medios de comunicación) lo llamaron inmediatamente el décimo planeta, su designación oficial es de planeta menor—en la segunda mitad de octubre de 2003 se le dio la designación provisional 2003 UB313, colocándolo como el objeto número 7827 en la lista oficial de planetas menores.
Sin embargo, el criterio de órbita compartida no carece de ambigüedad; no define un planeta por su composición o formación, sino por su posición. Por tanto, con esta definición, un cuerpo del tamaño de Plutón o más pequeño que orbite en solitario se llamarÃa planeta, mientras que objetos más grandes que estuvieran próximos entre sà se denominarÃan "planetas menores".
Esfericidad
El asteroide (4) Vesta es técnicamente un esferoideVarios astrónomos, como Alan Stern, sostienen que el tamaño, y no una órbita única, es el criterio adecuado para definir a un planeta menor. El tamaño de los objetos que orbitan alrededor del Sol varÃa desde partÃculas de polvo a Júpiter, por lo que obviamente serÃa necesario un lÃmite inferior. El lÃmite potencial más debatido es cuando un objeto se hace esférico por su propia gravedad. Muchos astrónomos favorecen esta definición, porque permitirÃa a Plutón conservar su estatus de planeta. Una definición como esta le darÃa la vuelta a las nociones convencionales de nuestro sistema solar; ahora se sabe que Ceres, antes un mero punto de luz, es esférico, y por tanto, con esta definición, recuperarÃa su estatus de planeta.
Sin embargo, decidir qué objetos del sistema solar son esféricos o esferoides es más complicado de lo que parece. En términos matemáticos, un elipsoide consiste en una elipse que gira alrededor de un eje. Por tanto tiene dos ejes con la misma longitud y el otro, en torno al cual gira, más corto; parecen esferas achatadas en la dirección al eje de rotación. Una sección sobre un eje producirá una circunferencia, mientras que una sección sobre los otros dos ejes producirá una elipse.
Elipsoide es un término general que incluye a las esferas y los esferoides, pero aquà se usa en el sentido de elipsoide escaleno, un cuerpo cuyos tres ejes tienen longitudes distintas. Todas las secciones de un elipsoide escaleno producen una elipse.
Sin embargo, todos los puntos de la superficie de un elipsoide están unidos por curvas suaves (las que forman las secciones elÃpticas o circulares). Para un cuerpo topográficamente irregular esto solo sirve de aproximación; sin embargo, teniendo en cuenta esa irregularidad, existe un gran contraste entre cuerpos como Encélado, que es esencialmente elipsoidal, y cuerpos irregulares como Proteo, una luna de Neptuno, cuyas protuberancias no muestran una curvatura suave. [8]
Si se usa esta base matemática para definir un esferoide, el lÃmite entre los objetos esferoidales e irregulares se deshace claramente, como ilustra esta tabla:
Objecto Dimensiones (km) Masa (1019 kg) Densidad (g/cm3)* Forma
2003 EL61 ~1960 à 1520 à 1000 420±10 2.6–3.3 Elipsoide
(1) Ceres 975 Ã 909 95 2.08 Esferoide
(4) Vesta 578 Ã 560 Ã 478 27 3.4 Esferoide
(2) Palas 570 Ã 525 Ã 500 22 2.8 Irregular
Encélado 505 10.8 1.61 Esferoide
(10) Higia 500 Ã 385 Ã 350 10 2.76 Irregular
Miranda 471.6 6.59 1.20 Esferoide
Proteo 436 Ã 416 Ã 402 5.0 1.3 Irregular
Mimas 397.2 3.84 1.17 Esferoide
(511) Davida 326.1 3.6 2.0 Irregular
(704) Interamnia 316.6 3.3 2.0? Irregular
Nereida 340 3.1 ? Irregular
(3) Juno 290 Ã 240 Ã 190 3.0 3.4 Irregular
*La densidad de un objeto es un indicador basto de su composición: cuanto menor es la densidad, mayor es la cantidad de hielo y menor la cantidad de roca. Los más densos de estos objetos, Vesta y Juno, están compuestos casi enteramente de roca con muy poco hielo, y tienen una densidad parecida a la de la Luna, mientras que los menos densos, como Proteo y Encélado, están compuestos principalmente de hielo. [9][10] ---
Es evidente que no existe un lÃmite de masa o tamaño que divida a los objetos del sistema solar que podrÃan considerarse "esferoides" y los que son irregulares. Los objetos irregulares Palas, Higia y Proteo son más grandes que otros objetos considerados regulares, como Miranda y Mimas. Además, como demuestran las dimensiones listadas en la tabla, el término "esferoide" es, en cualquier caso, bastante impreciso. Vesta, por la formulación de arriba, es un esferoide, pero no es una esfera bajo ninguna de las definiciones utilizadas comúnmente.
Sin embargo, aunque limitemos nuestra muestra para aproximarnos a esferas, la gravedad por sà sola no es el único determinante de la forma. Los objetos compuestos de hielo, como Encélado y Miranda, adquieren una forma esférica con mayor facilidad que los que están compuestos de roca, como Vesta y Palas. La energÃa calorÃfica debida al colapso gravitacional, las fuerzas de marea o la descomposición radiactiva también es un factor que decide si un objeto será esférico o no; la helada luna de Saturno Mimas es esférica, pero la luna de Neptuno Proteo no lo es, a pesar de que es más grande y su composición es similar, pero es más frÃa porque está más alejada del Sol.
Véase también que Ceres es esférico, pero el objeto 2003 EL61 del cinturón de Kuiper, que es varias veces más masivo y el mayor objeto no esférico del sistema solar, ha quedado alargado en forma de elipsoide por su mayor velocidad de rotación. [11] Júpiter y Saturno también se muestran muy achatados por su rápida rotación. Mimas, Encélado y Miranda han quedado estirados en esferoides alargados por las fuerzas de marea.
Otros astrónomos han sugerido que, para superar esta incertidumbre, deberÃa fijarse arbitrariamente el diámetro lÃmite para la condición de planeta en el de Plutón, preservando asà los nueve planetas tradicionales y permitiendo la posibilidad de futuras adiciones, [12] mientras que otros han sugerido que deberÃa fijarse en 1000 km, lo que añadirÃa a la lista de planetas a tres KBOs más pequeños que Plutón.[13]
Planetas dobles
Una imagen de telescopio de Plutón y Caronte.Plutón y su mayor satélite, Caronte, son caracterÃsticos porque su baricentro (el punto alrededor del que ambos giran) está situado fuera del volumen de ambos cuerpos. Esto significa que, en lugar de que Caronte esté girando alrededor de Plutón, ambos están orbitando alrededor del centro de masas. Por tanto, es común entre los astrónomos referirse a Plutón/Caronte como un planeta doble: dos objetos que orbitan alrededor del Sol en tándem.
Incluso nuestra propia Luna podrÃa considerarse como miembro de un planeta doble. Aunque orbita alrededor de la Tierra, mirando la eclÃptica desde arriba, la Luna nunca hace bucles, y en esencia orbita alrededor del Sol por propio derecho. El problema es que el centro de masas del sistema Tierra/Luna queda dentro de la propia Tierra. De no ser asÃ, la Luna tendrÃa el mismo derecho que Caronte a ser declarado planeta. [14]
Además, muchas lunas presentan a menudo caracterÃsticas en común con los verdaderos planetas, aunque no orbiten directamente al Sol. La luna de Júpiter GanÃmedes y la luna de Saturno Titán son más grandes en diámetro (aunque no en masa) que Mercurio, y Titán tiene incluso una atmósfera significativa, más gruesa que la de la Tierra. Lunas como Io y Tritón demuestran actividad geológica evidente, y GanÃmedes tiene un campo magnético. Se puede argumentar que, al igual que a las estrellas que orbitan alrededor de otras estrellas se les llama estrellas, los objetos que orbitan alrededor de planetas y comparten todas sus caracterÃsticas también deberÃan llamarse planetas.
Planetas extrasolares
La frontera entre "estrella" y "planeta" se ha difuminado considerablemente desde 1995, con el descubrimiento hasta la fecha de más de 200 planetas extrasolares: objetos del tamaño de un planeta en órbita alrededor de una estrella. Muchos de estos planetas son de tamaño considerable y se aproximan a la masa de estrellas pequeñas, mientras que a su vez muchas estrellas descubiertas recientemente son lo bastante pequeñas para ser consideradas como planetas.
Enanas marrones y blancas
La enana marrón Gliese 229B, en órbita alrededor de su estrellaTradicionalmente, la caracterÃstica diferenciadora de una estrella ha sido la capacidad del objeto de fusionar hidrógeno en su núcleo. Sin embargo, estrellas como las enanas marrones siempre han desafiado esa distinción. Aunque son muy pequeñas para iniciar una fusión sostenida del hidrógeno, se les concede estatus de estrella por su capacidad para fusionar deuterio. Sin embargo, debido a la relativa escasez de ese isótopo, este proceso dura solo una pequeña parte de la vida de la estrella, y por tanto la mayorÃa de las enanas marrones habrán terminado la fusión mucho antes de ser descubiertas.[15] Son comunes las estrellas binarias y otras formaciones con varias estrellas, y muchas enanas marrones orbitan a otras estrellas. Por tanto, como no estarÃan produciendo energÃa mediante fusión, podrÃan describirse como planetas. De hecho, el astrónomo Adam Burrows de la Universidad de Arizona afirma que "desde la perspectiva teórica, por muy distinta que sea la manera de formarse, los planetas gigantes extrasolares y las enanas marrones son esencialmente lo mismo". [16] De la misma manera, una enana blanca en órbita como Sirio B, como ha dejado de fusionar, podrÃa ser considerada como planeta. Sin embargo, la convención actual entre los astrónomos es que cualquier objeto lo bastante masivo como para que haya tenido la capacidad de fusionar durante su vida debe considerarse como una estrella. [17]
Planetas errantes
La confusión no termina con las enanas marrones. Zapatero Osorio et al. han descubierto en cúmulos estelares jóvenes muchos objetos con masas por debajo de la requerida para fusión de cualquier tipo (calculada en unas 12 masas de Júpiter). [18] Han sido descritos como "planetas flotantes libres" porque las teorÃas actuales sobre la formación de sistemas solares sugieren que los planetas pueden salir eyectados en conjunto del sistema solar si sus órbitas se hacen insestables. Otro nombre, más genérico, es el de "objetos aislados de masa planetaria". Se puede argumentar pues que el criterio original de que un planeta debe orbitar a una estrella deberÃa enmendarse indicando que debe haberse originado en órbita alrededor de una estrella.
Sub-estrellas
La solitaria sub-enana marrón Cha 110913-773444 (arriba a la derecha), la enana marrón más pequeña que se ha descubierto, comparada a escala con un sistema estelar más tÃpico, 55 Cancri (izquierda).Sin embargo, también es posible que estos "planetas flotantes libres" u "objetos aislados de masa planetaria" se formen de la misma manera que las estrellas; por eso sus descubridores también los llaman "enanas grises" o sub-enanas marrones. [19] La diferencia sustancial entre una estrella de poca masa y un gigante gaseoso no está clara; aparte del tamaño y la temperatura relativa, hay poco más que separe a un gigante gaseoso como Júpiter de su estrella madre. Ambos tienen la misma composición: hidrógeno y helio, con trazas de elementos más pesados en sus atmósferas. La diferencia aceptada generalmente está en la formación; se dice que las estrellas se forman "desde arriba"; a partir de los gases de una nebulosa por colapso gravitacional, y por tanto estarÃan compuestas casi enteramente de hidrógeno y helio, mientras que los planetas se dice que se forman "desde abajo"; por la acreción del polvo y el gas en órbita alrededor de la joven estrella, y por tanto deberÃan tener núcleos de silicatos o hielos. Actualmente no está claro si los gigantes gaseosos tienen núcleos asÃ. Si efectivamente es posible que un gigante gaseoso se forme igual que una estrella, surge la cuestión de si un objeto asÃ, incluso uno tan familiar como Júpiter o Saturno, deberÃa ser considerado como una estrella de poca masa en órbita en lugar de como un planeta.
La UAI ha publicado un comunicado oficial[20] para definir lo que constituye un planeta extrasolar y lo que constituye una estrella en órbita:
Los objetos con masa real por debajo de la masa lÃmite para la fusión termonuclear del deuterio (calculada actualmente en 13 masas de júpiter para los objetos de metalicidad solar) que orbiten alrededeor de estrellas o restos estelares son "planetas" (no importa cómo se hayan formado). La masa/tamaño mÃnima requerida para que un objeto extrasolar sea considerado como planeta debe ser la misma utilizada en nuestro Sistema Solar.
Los objetos subestelares con masa real por encima de la masa lÃmite para la fusión termonuclear del deuterio son "enanas marrones", sin importar cómo se formaron ni dónde se encuentren.
Los objetos en flotación libre en cúmulos estelares jóvenes con masa por debajo de la masa lÃmite para la fusión ternomuclear del deuterio no son "planetas", sino "sub-enanas marrones" (o el nombre que sea más apropiado).
De la misma manera que al definir un "planeta menor" por su órbita compartida, esta definición crea ambigüedad al hacer que sea la posición, en lugar de la formación o la composición, la caracterÃstica determinante para la condición de planeta. Un objeto en flotación libre con una masa por debajo de 13 masas de Júpiter es una "sub-enana marrón", mientras que un objeto asà que orbite alrededor de una estrella con fusión es un planeta, aunque a todos los efectos ambos objetos sean idénticos. Esta ambigüedad quedó en evidencia en diciembre de 2005, cuando el Telescopio espacial Spitzer captó la enana marrón más pequeña que se ha descubierto, con solo ocho veces la masa de Júpiter y junto con lo que parece ser el comienzo de su propio sistema estelar. Si este objeto se hubiera hallado en órbita alrededor de otra estrella, se habrÃa denominado planeta. [21]
La lÃnea se hizo más borrosa todavÃa el 3 de agosto de 2006, cuando Ray Jayawardhana, de la Universidad de Toronto, y Valentin D. Ivanov, del European Southern Observatory, anunciaron el descubrimiento del sistema Oph 1622, dos objetos planetarios extrasolares muy jóvenes (de unos pocos millones de años) en órbita uno alrededor del otro. Situados en una región de formación de estrellas en la constelación de Ofiuco, los dos objetos tienen aproximadamente 7 y 14 masas jovianas respectivamente. Aunque técnicamente se puede considerar que constituyen un sistema estelar, ya que el objeto mayor supera el umbral de las 13 masas jovianas de las enanas marrones, ha desbaratado las teorÃas predominantes sobre la formación de planetas. Están tan lejos uno del otro (unas seis veces la distancia de Plutón al Sol) que es improbable que se formaran como parte del mismo sistema, o de que fueran eyectados desde un sistema más grande, ya que un suceso asà los habrÃa alejado en espiral uno del otro. Sus descubridores concluyen por tanto que probablemente los objetos se formaron a partir de la misma nube de gas, de manera similar a las estrellas binarias, demostrando asà por primera vez que se puede formar un objeto de masa planetaria de la misma manera que lo hace una estrella.[22]
Los planemos
El profesor de astronomÃa de la Universidad de Berkeley (California) Gibor Basri, para ayudar a clarificar la nomenclatura de los cuerpos celestes, propuso a la UAI el término planemo. Bajo la definición de Basri, un planemo serÃa un objeto redondeado por su propia gravedad y cuyo núcleo no llega a sufrir la fusión nuclear durante su vida, independientemente de su órbita. De esa manera, un planemo se define por sus caracterÃsticas fÃsicas sin lÃmites arbitrarios.
La definición de planeta serÃa la de un planemo que orbita alrededor de un fusor.
2006-11-03 04:44:31
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answer #6
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answered by nitzahom 5
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