Lo miré fascinada mintras él se echaba a mi lado para besar mi ombligo, para irme trazando las piernas con los dedos, ir dibujando sobre ellas lineas rectas hacia mis pies,; cada linea una orden para que yo fuera queriendo abrirlas centimeto a centimetro, y asi dejar pasar su mano sobre mi pubis. Yo oia ahora mis quejidos confundirse con los suyos mientras por dentro me invadia la sensacion de miel derramada, un panal soltando una sustancia viscosa, calida, y él sumergiendo su mano entre mis piernas, untandose los dedos, llevandoselos a la boca, para luego pasarlos sobre mis labios dandome a beber a mi conmigo misma. Giré frenéticamente y el instinto me dijo que tomara el miembro fuerte y erguido de Felipe y me lo llevara a la boca como una copa de vino. Luego, me agarré de su espalda para ayudar a su cuerpo a escalarme. Me estremecio la sensacion exquisita del primer acercamiento, la dureza suya contra el foso que llevaba a mi castillo interior, pero cuando mi instinto lo animaba a cruzar el umbral hacia los salones secretos, de pronto todas las alarmas se encendieron y un dolor de sitios prohibidos, de puertas tercamente cerradas se interpuso. Susurré gimiendo que no alcanzaba, que no podia, pero Felipe o Manuel, no sé quién era ni importaba ya, me clavo los brazos abiertos en las almohadas y sobre mis gritos y llantos empujo su sexo como si taladrara mis entrañas en busca de agua y al fin senti e desgarramiento y la penetracion honda, su carne perdiéndose dentro de la mia, yo llorando de dolor y de alivio, pensando ya paso, ya estuvo, sintiendo que él habia hecho lo que habia que hacer, llorando y al fin sintiendo el ir y venir y los dos gritando y él de pronto saliendo de mi alzandose de rodillas entre mis piernas y dejando caer desde la altura el liquido caliente, espeso, sobre mi ombligo...
;)
2006-11-02 08:59:19
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answer #1
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answered by Anonymous
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Te copio uno de mis relatos publicado en el blog de Colección Voyeur. Es uno de mis preferidos y está inspirado en "Habanera" de la ópera Carmen, cuyos versos en francés aparecen intercalados en el relato. Se titula "Al ritmo de tus caderas".
Para que se animen a bailar con pasión
Parada frente a mà tu traje es un revoloteo de lunares blancos y negros, de tanto vuelo: la amplia falda negra, encaje y lunas blancas, cielo negro, anticipo del deseo. Un corsé negro como la noche más cerrada, tan descotado que puedo ver la zanja prometedora de tus senos, miel y fuego. Las flores de gasa que sujetan tu cabello oscuro, ala de cuervo y el resplandor de los aretes de plata que cuelgan de tus orejas.
Sin zapatones.
Descalza.
Otras veces te he visto bailar, mujer, gitana mÃa, bailaora.
En la escuela de flamenco, presentándote ante el público, en fiestas de familiares o amigos. Siempre un deleite, un verdadero tributo para los sentidos. El privilegio de mis más profundas emociones.
Pero ésta será la primera vez que la danza sea solo para mÃ, bailaora.
¡Qué pies, mujer! Sublimes de tan fuertes.
La falda, de tan fina, no puede ocultar tus piernas firmes, la derecha apenas adelantada, lanzando adelante las caderas redondas, voluptuosas. Tu abdomen pleno, incitante, latiendo para mÃ, como si mi mano pudiera descansar sobre ese vientre y quedarse allÃ, hasta el final de los tiempos.
Pechos plenos, grandes y redondos los tuyos. Senos rotundos. Carnes que suben, bajan y se sacuden con cada golpeteo de tus talones. Pechos de pezones erectos, dibujados por la mano del más virtuoso artista.
Los brazos en alto por encima de tu cabeza. Las manos enfrentadas, palma con palma y el conjunto... un arco delicioso, el marco perfecto para tu rostro sudado, extático a fuerza de tan sensual y seductor. La mirada fija en el piso, como si me estuvieras robando el placer de mirarme en la profundidad de tus divinas cuencas, como uvas tintas.
Bailaora... no creas que no me doy cuenta de tu gesto, de esa sonrisa villana que se dibuja en tus labios. De cómo, sólo empezar la música, clavas en mà tus ojos verde esmeralda, brillantes, húmedos de embeleso, más hermosos a fuerza del gozo de regalarme un baile, tu danza de talones y de fuego.
He visto cómo unes los labios en el mohÃn de un beso y después, otra vez el golpe de talón en el piso, con una fuerza que me subyuga.
¡Ah, bailaora!
L’amour est un oiseau rebelle
Que nul ne peut apprivoisier;
et c’est bien en vain qu’on l’appelle,
s’il lui conviente de refuser..
Con los primeros acordes de la Habanera , tu cuerpo delicioso es una serpiente de la tentación delante de mis ojos. ¿Me miras? SÃ. No apartas la vista de mà ni tan solo un instante. Tu pie derecho dibuja un cÃrculo sobre el piso y mueves tus caderas hacia la derecha. Das un golpe de talón más, reclamando mi atención.
¡Como si fuera necesario!
Anda, provócame, nigromante de la danza. Dibuja otro cÃrculo, ofrécete. Eso, ahora el pie izquierdo y aquà vienen tus caderas, hablándome de misteriosos placeres.
Rien n’y fait, menace au prière.
L’un parle bien, l’autre se tait;
et c’est autre que je préfère,
il n’a rien dit mais il me plait.
Tus brazos, bailaora. ¡Ay, tus brazos! Dos aves sueltas a vuelo, y esas flores que se abren y se cierran como mi deseo. Tus manos. Cada movimiento, una caricia que me recorre el cuerpo. Tu mirada penetrante, una provocación que no se aparta de la mÃa, fascinada.
L’amour! L’amour! L’amour! L’amour!!
¡Eso bailaora! Eso esperaba. Que te quitaras el corsé de un tirón, que lo botaras. Que te acariciaras los senos y con tus manos me los ofrezcas, como en bandeja. Que los acercaras a mi boca, para que mi lengua apenas roce sus pezones y, provocadora, te alejes con los ojos fijos en los mÃos mientras Bizet me habla de un amor jamás antes conocido:
L’amour est un enfant de Bohème,
Il n’a jamais, jamais connu du loi;
Si tu ne m’aimes pas, je t’aime;
si je t’aime, prends gard à toi!
Ven, camina hacia mÃ, balancéate, echa la cadera hacia adelante, ofrécete; voltéala hacia atrás, negándote. Gira de izquierda a derecha, transfórmate en deseo. Y a cada paso, con cada taloneo muéstrame tus muslos, descúbreme esas piernas, incÃtame con toda la impudicia de la danza.
Ven, acércate para que perciba tu aroma de hembra en celo y, por favor, mÃrame. No dejes de mirarme.
L’oiseau que tu croyais surprende
battit de l’aile et s’enyola;
L’amour est loin, tu peux l’attendre;
tu ne lattends plus, il est lá!
Te das otra vuelta y te volteas. Y allá va la falda, al compás de tus caderas. De un lado a otro, y el taloneo que machaca mis sentidos –gitana de mis sueños–, como tus miradas por encima del hombro, tus ojos de lujuria.
Y allà estás, toda desnuda.
Te acercas a mÃ, y mi sangre hierve. Refriegas tus nalgas en mi entrepierna, enajenas mis sentidos, consigues que me pierda.
Tout autour de toi, vite, vite,
il vien, s’en va, puis il revient;
tu crois le tenir, il t’èvite,
tu crois l’èviter, il te tient.
Y con la última vuelta allà estás, de pie frente a mi ojos, las caderas a la altura de mi cara. Apasionada. Impúdica. Salaz. Pura lujuria. Te echas hacia atrás y arqueas el cuerpo ofreciéndome esa cueva abierta, esa humedad que de tan anegada, casi gotea. Sexo abierto que se me ofrece y, como manantial, lo bebo.
L’ amour! L’amour! L’amour! L’amour!
Te dejas aferrar por las caderas, te levanto del suelo. El abanico, queda entre lunares, ya no se agita. Me devora tu mirada hambrienta. Abres las piernas y te clavo en mi sexo enhiesto. Un instante antes del estertor, apenas si puedo susurrar la súplica, que a la vez es orden: "Ven, gitana mÃa, báilame otra vez esa Habanera".
2006-11-02 12:12:57
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answer #2
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answered by anamar2304 4
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Subió al taxi como una tromba, no podía creer lo que le había sucedido, tanto prepararse para esa tarde de pasión con su amante y en el momento que estaba por llegar al orgasmo ese maldito celular sonando, el nunca lo apagaba por sus "hijos".
Lo llamaban del colegio para que vaya a buscarlos.
Su amante era amigo y abogado de su esposo, hacia 5 años que se encontraban para tener sexo.
Ella ardía, el ring del teléfono la había cortado cuando estaba en éxtasis, se puso la ropa, con rabia, el la besaba y le pedía perdón, ella estaba enfurecida, se sentía mojada, su sexo emanaba un olor especial, era la calentura que el le había provocado.
Volvía a su casa con olor a sexo, tenía que hacer algo, su marido la esperaba para cenar, suavemente se deslizó por el asiento y se quitó la bombacha, "ardía".
Cuando el auto paró en el semáforo escuchó la voz del chofer que le decía:
-Si me regalás la bombachita que te sacaste no te cobro el viaje?
Ella quedó muda, pensaba como se había dado cuenta-
estaba tan caliente y rabiosa que no percibió que el tipo la estuvo observando todo el tiempo.
Ella no contestó-
el siguió su camino hasta que volvió a parar en otro semáforo, entonces se dió vuelta la miró a los ojos y estiró su brazo hasta llegar con su mano al sexo, ella se extremeció.
Le pidió por favor que no la tocara que tenía que volver a su casa, el se dio cuenta que ella estaba caliente y siguió diciendole cosas para convencerla, ella no aguantaba mas, la había tocado y sentía unas ganas terribles de cogerlo allí mismo.
-vamos a algun lugar tranquilo dijo el -
ella contestó que no tenía mucho tiempo-
entonces el dobló a la derecha hizo un par de cuadras y paró en una calle oscura, ni siquiera sabía en que barrio estaba.
Estacionó, se pasó al asiento de atrás, le quitó el vestido, metió nuevamente su mano por entre sus piernas y con la otra acaraciaba sus pechos, la recostó en el asiento se agachó y metió la lengua en su clitorís, ella gemía, estaba tan caliente que no le importaba nada, estuvo un rato lamiéndola, el se bajó los pantalones y sacó su v e r g a grande y erecta, quedó maravillada, se prendió a ella como a un chupetín, se la lamió hasta que sintió que estaba por acabar, entonces le pidió que se la metiera, la dió vuelta, la puso boca abajo, ella levantó la cola y tuvo el mejor sexo desde hacía mucho tiempo, ni con su amante había sentido algo parecido, su orgasmo fue tan intenso que el tuvo que taparle la boca para que no se escucharan los gritos. Le pidió que acabara afuera, el terminó y ella sintío un chorro calentito que corría por su espalda hasta su cola.
Quedaron extenuados, el sacó un pañuelo de su bolsillo y la limpió, se besaron apasionadamente.
Ella se vistió y le dió la bombacha, era su trofeo, se lo había ganado.
Le pidió que la llevara hasta su casa pues era tarde, el pidió volver a verla, ella dijo que estaba casada que le diera su teléfono que ella lo llamaba cuando podía.
Llegó a su casa cansada y sin bombacha, mientras subía en el ascensor pensaba como iba a hacer para que su marido no lo notase, cuando entró el estaba terminando de cocinar, le dió un beso y salió corriendo hacia el baño, le dijo que se estaba haciendo pis, se lavó un poco, salió del baño entró al cuarto y se puso una bombacha limpia.
Se sentó a la mesa a compartir la cena con su querido esposo.
Dejó a su amante, ahora pasa momentos increíbles con el taxista, se encuentran una vez por semana y se matan en un cuarto de hotel, en el auto, en una plaza, todo lugar es bueno para el sexo, nunca imaginó que un tipo totalmente diferente a su amante y también a su marido podría darle tanto placer.
El le pide que deje su casa y se vaya con el, ella no quiere, está acostumbrada al lujo y la buena vida, con el taxi no le va a alcanzar para darle lo que ellla ambiciona, prefiere sus encuentros furtivos llenos de pasión desenfrenada, no sabe que va a pasar, se está poniendo denso, el le dijo que estaba enamorado de ella, ella no lo está, pero no podria vivir sin hacer el amor con el. Es una mujer muy sensual y necesita el sexo tanto como el aire. El no es lindo ni elegante, tampoco tiene la cultura y el buen pasar de ella pero la coge tan bien y tiene una
v e r g a tan hermosa que lo demás no le importa. Quizás en algún momento se decida y se vaya a vivir con el. Lo está pensando.
2006-11-02 10:03:41
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answer #3
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answered by Anonymous
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