Ateneo:Libro de la paz
Somos mucho más refinados y más sutiles, no obstante, seguimos como hace siglos, luchando y matando por pura ambición.
Buscamos excusas, que pretendemos exponer como razones de peso, intentando esconder, no se sabe bien si a los ojos de demás o a los propios, la triste realidad de que solo nos mueve la ambición, bien sea de poder, económica, de territorio o mercado. O el odio, la venganza y el resentimiento, por encima incluso del bien común de los propios países, a los decimos defender.
Pero acusar únicamente a los políticos es absurdo, ya que representan lo que piensa y siente una nación en su mayor parte.
Es más cómodo señalar o culpar a los que dirigen, sin embargo, también somos culpables uno a uno, y actuamos, a nivel personal, del mismo modo y con las mismas finalidades que los políticos en su posición.
Es cierto que un político honesto y coherente sería un ejemplo de gran valor, no obstante el político, sale del pueblo, de entre nosotros. Según sea nuestra sociedad, tendremos más posibilidades de un tipo u otro de político.
No es para estar orgullosos de ello en estos momentos, lo sé, pero no perdamos de vista la realidad de que es uno de entre nosotros.
No estoy disculpando a aquellos que tienen que tomar las decisiones. Ni estoy de acuerdo con esta guerra ni con ninguna otra, y menos, con los móviles que nos llevan a ellas.
Lo que quisiera decir, es que nuestros esfuerzos, para que sean realmente eficaces a largo plazo, tendrían que dirigirse a practicar la paz, a la vez que se dedican a luchar para evitar la guerra. A intentar la paz de cada día en nuestra pequeña parcela.
Pretendemos hacer llegar a los que toman las decisiones, nuestra voluntad firme de evitar la guerra, y aún más, nuestro rechazo a colaborar en ella. Y somos muchos...pero hagamos algo más, consigamos esa paz de cada día, con los vecinos, con los amigos, con los enemigos. Demos ejemplo a los políticos de cómo superar y manejar el odio, el resentimiento y la ambición, en nuestras vidas cotidianas.
Si no somos capaces de trasformar nuestras ciudades y pueblos, no podemos pedir a los gobiernos que transformen un país.
Por eso empecemos ya.
Tenemos que inventar formas nuevas de vivir, de relacionarnos, de compartir aquello de lo que disponemos en el planeta. U también formas de respetarlo y cuidarlo en lugar de destruirlo.
Pero antes, tenemos que aprender que desde el miedo o la ambición, desde el odio o el rencor, no va a ser posible.
Llevamos siglos con las mismas asignaturas pendientes, hacemos grandes progresos o avances en algunos campos, pero arrastramos ignorancia en otros desde la edad de piedra. Sigamos evolucionando.
La humanidad es una, el planeta tierra es uno, y la herida hecha en cualquier punto de ambos, duele y hiere al conjunto.
2006-10-28 15:55:00
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answer #2
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answered by Kyara 7
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