Jesús fue crucificado un viernes hacia el mediodÃa. Antes de caer la noche, ya muerto fue bajado de la cruz y depositado su cadáver en la gruta funeraria de José de Arimatea, cuya entrada fue taponada con una roca. El domingo siguiente, el cuerpo de Jesús habÃa desaparecido inexplicablemente del interior de la gruta. Se habÃa cumplido la profecÃa bÃblica: habÃa resucitado de entre los muertos. Tras una breve estancia en la Tierra, durante la cual sus discÃpulos entraron en contacto con él, Jesús ascendió al Cielo, donde está sentado a la derecha del Padre.
Esto es dogma de fe para la religión cristiana.
Pero, por otra parte, en el sector Khanyar de la ciudad de Srinagar, capital de Cachemira, está enterrado el cuerpo de Jesús en la cripta conocida por el nombre de "rozabal".
¿Cómo explicar que Jesús esté sentado en el cielo y que al mismo tiempo yazca muerto en Cachemira? Algo no cuadra, a partir del hecho cierto de la cruzifixión.
En tela de juicio están la muerte de Jesús en la cruz, su resurrección, y su ascensión al Cielo.
Porque no hay datos históricos que avalen su muerte en la Cruz. Tampoco nadie presenció la resurrección.
En cambio, hay indicios históricos de un hambre de ideas y filosofÃas idénticas, que a partir de aquellos años marcha hacia el Este, dejando testimonio de su vida y de sus actos. Un hombre que se encamina hacia Cachemira, se establece en ese paÃs y muere en él. Su tumba se está venerando hoy en dÃa en Srinagar, capital de Cachemira.
Leyendas, tradiciones y textos antiguos nos refieren esta segunda vida de jesús al Norte de la India. Por esos documentos sabemos que Jesús tuvo hijos en Cachemira, y que de resultas de esta unión con una mujer, un hombre, Basharat Saleem, puede afirmar hoy ser el descendiente vivo de Jesús.
En la misma ciudad en que este descendiente por vÃa directa de Jesús conserva el árbol genealógico de su familia que, arrancando de jesús llega Ãntegro y sin lagunas hasta su misma persona, un destacado arqueólogo, el Profesor Hassnain, director de los Archivos, Bibliotecas y Monumentos del Gobierno de Cachemira, está investigando intensamente las posibilidades para esta hipótesis de una segunda vida de Jesús.
AsÃ, una realidad que es sabida a nivel de investigación y a nivel sectario por unas cuantas personas repartidas por todo el mundo, es sin embargo desconocida para la inmensa mayorÃa del público, que creo es ya hora de que sea informado de que el pilar sobre el que se asienta el Credo cristiano, Jesús, posiblemente no haya muerto en la cruz, sino que después de vivir una segunda etapa de su vida en tierras lejanas, muriera a edad muy avanzada, de muerte natural. Con ello, y sólo asÃ, habrÃa completado la misión para la que fue enviado a la Tierra, misión que incluÃa el encontrar y el predicar a las tribus perdidas de Israel, a los hijos de Israel.
Se establecen asà puentes lógicos sobre unos vacÃos en modo alguno claros, que ofrece el texto bÃblico.
Debo señalar que los nombres Yusu, Yusuf, Yusaasaf, Yuz Asaf, Yuz-Asaph, Issa, Issana, Isa, que aparecen en textos, leyendas y recuerdos cachemires, son todos ellos traducciones del nombre de Jesús. Por lo tanto, cuando hablo de Jesús en las páginas que siguen, me puedo estar refiriendo a cualquiera de las traducciones de su nombre en las lenguas cachemir, árabe o urdú. También se refieren al nombre de Jesús prefijos toponÃmicos tales como Yus-, Ish- o Aish-.
"YO SOY INOCENTE DE ESTA SANGRE"
Antes de entrar en los detalles que me inducen a creer que Jesús no murió en la Cruz, creo conveniente dejar bien sentada la simpatÃa que Pilato, procurador romano de Judea que se vio forzado a decretar la muerte de Jesús, sentÃa por éste. Leemos en el Evangelio de Juan (19,12):
.."Desde este momento Pilato intentó liberarlo (a Jesús); pero los judÃos gritaban: 'si lo dejas ir, no eres amigo del César; todo aquel que se declara rey se declara en contra del César'".
Y continúa Mateo (27,24):
.."Viendo Pilato que no conseguÃa nada, sino que el tumulto aún crecÃa, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo diciendo: yo soy inocente de esta sangre; vosotros mismos."
Evidentemente, Pilato no deseaba la muerte de Jesús. Pero los judÃos declararon a Jesús un rebelde, que deseaba llegar a ser rey. Advirtieron a Pilato que si le dejaba libre serÃa él el desleal al César. A Pilato, que no se podÃa jugar su alto cargo, y al que no convenÃa en modo alguno la enemistad del César, sólo le quedaba la opción de ajusticiar a Jesús de tal forma que, aparentemente muerto, pudiera sin embargo seguir con vida. Asà fijó en primer lugar la crucifixión en un viernes, a pocas horas de la puesta del sol, y a punto de caer la noche del gran Sabbath. Especulaba Pilato con que, de acuerdo con las leyes judÃas, el cuerpo de Jesús no podÃa permanecer en la cruz después del anochecer. También en el instante preciso, aparece en escena un hombre llamado José, declarado amigo de Pilato y persona notable de la localidad, discÃpulo secreto de Jesús. Este hombre se lleva el cuerpo de Jesús a un lugar en el que los judÃos no tenÃan nada que buscar.
JESÃS NO MURIÃ EN LA CRUZ
Analicemos desde varios ángulos la real probabilidad de que Jesús no muriera en la cruz.
En primer lugar hay que considerar que Jesús no permaneció muchas horas crucificado. Fue bajado de la cruz en la tarde del mismo dÃa en que le fue dictada y ejecutada la sentencia.
Jesús fue crucificado en un viernes. El sábado es el Sabbath judÃo. Esta circunstancia obligaba a bajar el cuerpo de Jesús antes de la caÃda de la noche, ya que el dà judÃo comenzaba con la entrada de la noche, o sea que el sábado comenzaba a contar a partir de la noche del viernes. Estaba prohibido, según las leyes judÃas, dejar colgado en la cruz a un ajusticiado durante el dÃa sagrado del Sabbath
Insisto en que Jesús sólo permaneció en la cruz durante algunas horas, porque se podÃa vivir durante varios dÃas en esta horrible condición. El verdadero objeto de la crucifixión no era la muerte inmediata, sino que era una tortura que se prolongaba a lo largo de 3 ó 4 dÃas. Conviene tener presente que si a un crucificado se le bajaba de la cruz a tiempo y se le trataba cuidadosamente, generalmente se recobraba y sobrevivÃa.
Considérese ahora que Jesús fue crucificado junto con dos malhechores. Los tres, por lo tanto, están sufriendo un mismo suplicio, como leemos en Lucas (23,40) que un ladrón le dice al otro: "¿Tú tampoco temes a Dios, tú que te hallas en un mismo suplicio?". Pero resulta que en el momento de bajarlos de la cruz al mismo tiempo que a Jesús, los dos ladrones siguen con vida, por lo cual los soldados romanos les quiebran las piernas para que acaben de morir. Es improbable que Jesús, habiendo sufrido el mismo suplicio, hubiera muerto ya.
Además Pilato, persona que conocÃa por experiencia lo que tarda una persona en morir en la cruz, se extrañó de que jesús hubiera muerto ya. Cuando José de Arimatea fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús, leemos textualmente en Marco (15,44): "Pilato se extrañó de que hubiera ya muerto".
También es harto conocido el hecho de que cuando el centurión romano prueba si Jesús está muerto hiriéndole con su lanza en un costado, de la herida fluye agua y sangre. Pero de un cuerpo muerto brotan únicamente algunas gotas de sangre espesa. Llegados a este punto nos interesa recordar que el llamado "sudario de TurÃn" ha quedado recientemente demostrado ser el auténtico lienzo con el que fuera envuelto el cuerpo de Jesús una vez bajado de la cruz, y que de su análisis se desprende que este cuerpo seguÃa con vida en aquellos momentos.
JESÃS SALE VIVO DEL SEPULCRO
Una vez bajado Jesús de la cruz, según vimos con vida, se suceden una serie de acontecimientos que indican que se le intentó curar y que salió también con vida de su sepultura. Recuérdense aquà los sentimientos de simpatÃa de Pilato hacia Jesús.
Observemos en primer lugar que Jesús fue entragado, no a sus enemigos, sino a quienes le eran amigos. Asà leemos en el Evangelio de San Juan (19,38-39): "..Después; José de Arimatea que era discÃpulo de jesús; pero a escondidas por miedo a los judÃos, pidió a Pilato que le dajara llevarse el cuerpo de jesús, y Pilato se lo concedié. Fueron pues, y se lo llevaron. Fue también Nicodemo, el que anteriormente habÃa ido a encontrarle de noche, llevando una mezcla de mirra y aloe, unas 100 libras."
Es curioso observar ahora que Jesús fue llevado a una tumba de José de Arimatea, y que esta tumba no fue rellenada con tierra, como es costumbre entre los judÃos, sino que únicamente fue tapada con una gran piedra o roca. Se trataba de una tumba espaciosa en la cual habÃa aire suficiente para respirar. Curioso es también observar que para salir del sepulcro, jesús necesitó apartar la roca que tapaba su entrada. Lo cual indica que de ahà salió un cuerpo fÃsico humano y no un ente espiritual o divino para el que no hubiera sido necesario desplazar la roca. Es más, Jesús-hombre precede a sus discÃpulos en el camino a Galilea. A partir de la entrega del cuerpo a José de Arimatea leemos todo esto en el Evangelio de Marcos (15, 46-47; 16, 1-7):
"Este (José de Arimatea) compró una sábana, bajó el cuerpo, lo envolvió en la sábana, lo depositó en un sepulcro tallado en la roca e hizo rodar una piedra para tapar la puerta del sepulcro. MarÃa Magdalena y MarÃa, madre de José, miraban dónde lo ponÃan. Pasado el sábado, MarÃa Magdalena, madre de Jaime, y Salomé compraron perfumes para ir a ungirlo. De buena mañana, el domingo, llegaron al sepulcro a la salida del sol. Y se decÃan entre ellas: ¿Quién nos separará la piedra de la puerta del sepulcro? miraron, y vieron que habÃan separado ya la piedra; era realmente muy grande. Entraron entonces en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con un hábito blanco, y se asustaron. Pero él les dijo: no tengáis miedo. Buscáis a Jesús de Nazareth, el crucificado; ha resucitado, no está aquÃ; ved el lugar en que le pusieron. Pero id, y decidles a sus discÃpulos y a Pedro que os precede a Galilea; allá lo veréis tal como os dijo."
La afirmación de que MarÃa Magdalena, MarÃa y Salomé entraron en el sepulcro, indica las dimensiones espaciosas de éste.
Por una parte existen indicios claros de que Jesús fue curado de sus heridas por Nicodemo. Este le aplicó un ungüento que curaba las heridas y facilitaba la circulación libre de la sangre en el cuerpo. El ungüento aplicado por Nicodemo a Jesús se conoce por el nombre de Marham-I-Isa (el ungüento de Jesús) o también Marham-I-Rosul (el ugüento del profeta), ungüento citado en numerosos tratados médicos orientales en muchos de los cuales se afirma también que es un ungüento aplicado a las heridas de Jesús cuando fue bajado de la cruz. El más conocido de estos tratados es el famoso Cánon de Avicena.
JESÃS RESUCITADO COME PAN Y PESCADO
Jesús, curado de sus heridas y abandonado el sepulcro, se pone en marcha para huir de sus enemigos, comenzando asà una nueva etapa de su vida humana. La misma Biblia nos demostrará cómo la imagen de Jesús vista después de su salida del sepulcro, es la imagen de un cuerpo humano fÃsico, y no la imagen de un ente divino o espiritual.
Salido del sepulcro, Jesús se encuentra primero con MarÃa Magdalena y su compañera, que abrazan sus pies —señal de que era un cuerpo fÃsico—, y a las que Jesús encarga que comuniquen a sus discÃpulos que se trasladen a Galilea donde se reunirán con él.
Luego Jesús será visto por Jaime y por Pablo, como lo leemos en la primera epÃstola de este último a los corintios (15, 7-8).
Jesús se encuentra esporádicamente con sus amigos, no osando dejarse ver abiertamente en público, por temor a que le reconozcan y prendan los judÃos. Si leemos atentamente el Evangelio de Mateo veremos claramente expresado este temor (28, 8): "Se fueron inmediatamente del sepulcro (se refiere a MarÃa y su compañera) con gran temor y gran alegrÃa, y corrieron a anunciarlo a los discÃpulos". Es evidente que las dos mujeres dentro de la alegrÃa de saber que Jesús estaba vivo, albergaban un gran temor de que fuera descubierto. El mismo Jesús se da cuenta de ello e intenta apaciguarlas (10): "Entonces Jesús les dijo: No tengáis miedo; id y decid a mis hermanos que se vayan a Galilea y allá me verán". Luego, Jesús emprende una caminata a pie de unos 100 kilómetros para llegar a Galilea y despistar asà a sus posibles perseguidores.
Pero veamos más pruebas de que Jesús seguÃa en su cuerpo humano terrestre, y que no se habÃa espiritualizado. Leemos asà en el Evangelio de Lucas, cuando Jesús se aparece a los apóstoles (24, 37-39): "Despavoridos y llenos de temor, pensaron que veÃan a un espÃritu, y él les dijo:¿Por qué os asustáis y por qué os vienen al corazón estos pensamientos? Miradme las manos y los pies que soy yo mismo; palpadme y mirad, que un espÃritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo".
Dos versÃculos más adelante Jesús de repente muestra tener hambre. Algo absolutamente inconcebible en un ente divino o en un ente espiritual. Asà lo leemos (41-43): "Entonces les dijo: ¿Tenéis aquà algo para comer? Ellos le dieron un trozo de pescado a la brasa; lo tomó y se lo comió delante de ellos".
Vayamos al Evangelio de Juan. Leemos ahà (20,27) cómo Tomás palpa las heridas de Jesús. Demuestra asà que lo que se les apareció era un cuerpo tangible de carne y huesos: "Después le dijo a Tomás: Acerca el dedo aquà y mira mis manos, y acerca, y acerca la mano y ponla en mi costado, y no seas incrédulo, sino creyente".
Lo que queda claro es que Jesús tenÃa que desaparecer de Palestina. Tomó, como hemos visto, los últimos contactos con sus discÃpulos, contactos esporádicos para no ser descubierto, y emprendió la marcha hacia el Este. Era, al fin y al cabo, un hombre perseguido. Para no ser descubierto, incluso se disfraza durante los últimos dÃas de su estancia en Palestina, como lo demuestra el texto del Evangelio de Marco (16,12): "Después de esto se apareció en una figura distinta a dos de ellos que caminaban e iban hacia el campo"
Pero, aparte de que ahora se veÃa forzado a huÃr, Jesús tenÃa de todos modos que acabar de cumplir la misión para la que fue enviado. De haber muerto efectivamente en la cruz, Jesús habrÃa fracasado en el cometido que le fue asignado. Quiero decir que Jesús no debÃa morir sin haber antes buscado y salvado a las tribus perdidas de Israel.
EN BUSCA DE LAS TRIBUS PERDIDAS DE ISRAEL
Evidentemente, Jesús debÃa ir en busca de estas tribus. Pero, ¿dónde estaban?
Volviendo atrás en el tiempo, recordaremos que Josué dividió la Tierra Santa entre los hijos de Israel, siendo ocupada la mayor parte del Sur de Palestina por las tribus de Judá y BenjamÃn, mientras las restantes diez tribus se establecieron en el Norte de Palestina. Bajo el rey Saul, las doce tribus volvieron a reunificarse, si bien más tarde, en tiempos del sucesor del rey Salomón, una revolución separará para siempre a diez de las tribus de Israel de la casa de David.
Luego, y como resultado de una incursión asiria, el rey Tiglatpileser se lleva a muchos de los habitantes de las tribus del norte. Comenzó asà la cautividad de las diez tribus. Casi todos los supervivientes fueron enviados a cautiverio años más tarde por Sargón, que finaliza victorioso el sitio puesto por los asirios a la capital del reino del Norte israelita, Samaria. De este cautiverio ya no regresarÃan jamás.
Englobados de esta forma en el imperio persa, los componentes de las diez tribus asà perdidas de Israel, fueron desplazándose hacia el Este a medida que los grandes conquistadores persas iban expandiendo sus dominios por tierras del actual Afganistán, Pakistán y Cachemira por el Norte, para detenerse a la ribera del rÃo Indo. Allà se establecieron los supervivientes israelitas, siendo conocidos hasta hoy con el nombre de Bani Israel, o sea "hijos de Israel".
Estas tierras serÃan por lo tanto el objetivo inmediato de Jesús: Cachemira.
LA HUÃDA DE JESÃS
Ibn-i-Jarir, en su famoso Tafsir-Ibn-i-Jarir at-Tabri escribe: "El y su madre, MarÃa, tuvieron que emigrar de Palestina y partir hacia un paÃs lejano, pasando de paÃs en paÃs".
Jesús, según los relatos bÃblicos, se habÃa encaminado hacia Emaus, hacia el valle de Josafat, habrÃa pasado a través del Occidente de Judea y habrÃa llegado a Samaria, un paÃs en el que les estaba prohibido entrar a los judÃos. habÃa alcanzado finalmente Nazareth, encaminándose al lago TiberÃades (Juan, 21, 1). De Nazareth partÃan las grandes caravanas en ruta hacia Damasco.
A tres kilómetros de Damasco existe un lugar que desde entonces y hasta hoy se llama Maqam-I-Isa (el lugar de estancia de Jesús). Jesús debió haber vivido ahà el tiempo suficiente como para convertir en discÃpulos suyos a Ananias y otros.
Durante su estancia en Damasco Jesús recibió una carta del rey de Nisibis, en la que se le informaba que el mencionado rey habÃa caÃdo en una grave enfermedad y que pedÃa a Jesús que acudiera para curarle. Jesús envió una contestación diciendo que enviarÃa a uno de sus discÃpulos y que él mismo seguirÃa más tarde, según leemos en la Biblioteca Cristiana Ante-Nicena, Vol. XX (Documentos sirÃacos, 1). Jesús sabÃa que algunas de las tribus perdidas de Israel estaban en Nisibis, circunstancia que también mencionó el historiador Josephus. Pero se da cuenta de que es hora de marcharse de Damasco para salvar su vida (Actos, 9, 23).
Muhammad bin Khavendash bin Mahmud, comúnmente llamado Mir Khwand, escribe en su famoso libro Rauzat-us Safa que se ha convertido en un libro persa de história clásico: "Jesús y MarÃa abandonaron la ciudad y se encaminaron hacia Siria" Voy a cambiar rápidamente de fuentes para leer en el Sagrado Corán (23, versÃculo 50): "E hicimos con el hijo de MarÃa y con su madre, un milagro y les refugiamos en una benéfica colina provista de manantiales".
En la obra Jami-ut-Tawarihk se nos explica que durante estos dÃas MarÃa, la madre de Jesús llevaba un bastón en su mano y caminaba a pie. A continuación el autor nos cuenta que Jesús se encaminó hacia el rey de Nasibain (Nisibis) y predicó allÃ. Desde esta ciudad marchó hacia Mashaq, donde está situada la tumba de Sem, hijo de Noé. Descripción similar podemos hallar en la obra Nasikh-ut-Tawarihk (vol. 1, 28). Ni en el Jami-ut-Tawarihk, ni en el Rauzat-us-Safa, hallamos explicación alguna para la repentina marcha de Jesús de Nisibis. Sin embargo sà la hallamos en la obra de Ibn-i-Jarir, Tafsir-Ibn-i-Jarir-al-Tabri (vol. 3, 197): "El rey (de Nasibain) era un hombre astuto. El pueblo querÃa matarlo (a Jesús) y éste huyó".
En aquella época existÃan tres ciudades con este nombre. A saber: una entre Mosul y Siria, la segunda a orillas del Eufrates y la tercera cerca de Jalap, en Siria. En el libro Majma-ul-Buldan publicado en 1207, leemos que la primera de ellas está situada en la ruta de las caravanas de Siria a Mosul y más allá y que está situada a una distancia de seis dÃas de viaje de Mosul. Mosul era un importante centro de comercio. Edessa, conocida ahora por el nombre de Urfa, no está lejos de este lugar. De Urfa a Aleppo hay cuatro dÃas de viaje y Aleppo está situada en lo que siempre ha sido la gran ruta del comercio entre el Océano Indico y el mar Mediterráneo. Ain-ul-Arus está situada a sólo unas cuantas horas de viaje de Aleppo. Asà pues, Jesús fue a todos estos lugares para llegar a Aleppo y proseguir su viaje. En Ain-ul-Arus está la tumba de Sem, hijo de Noé, lugar en el que también han sido encontrados vestigios hititas. AsÃ, Jesús visitó la tumba de Sem durante su viaje.
Desde que el pueblo de Nisibis quiso matar a Jesús, y dado que él no podÃa ir muy lejos en pocos dÃas, viajó de incógnito bajo el nombre de Yuz Asaf, y los libros y tradiciones locales de las regiones que visitó o por las que pasó después de su marcha de Nisibis hablan de él llamándole Yuz Asaf. En la obra Farhang-i-Jahang y en el Anjuman-i-Arae Nasiri leemos que Asaf fue uno de los grandes paÃses no árabes. En el Burhan-i-Qate Asaf es el nombre dado al hijo de Barkhia, que fue uno de los eruditos de Beni Israel.
En el Farhang-i-Anand Raj el nombre Yuz se explica como "procurador o lÃder". Ambas palabras son hebreas. Pero ninguna de las obras citadas explica realmente qué significa Yuz Asaf y no le hallamos explicación lógica a la luz de los significados aportados. En el libro Farhanf-i-Asafia se explica de la siguiente forma el significado de Asaf: En tiempos de Hazrat Isa (Jesús) cuando los leprosos fueron curados por él, éstos, habiendo sido admitidos entre la gente sana que estaba libre de enfermedades, fueron llamados Asaf.
AsÃ, la palabra Asaf fue aplicada a los leprosos curados por Jesús. Por lo tanto, Yuz Asaf significa "el procurador o lÃder de los leprosos curados por Jesús". ¿Quién podÃa ser esa persona, sino Jesús mismo? El nombre Asaf, teniendo asà un significado especial conocido en aquella época por las pocas personas que rodeaban a Jesús, sirvió para el propósito y le describÃa con mayor propiedad que cualquier otro nombre que hubiera podido adoptar. Faizi, el poeta de la corte de Akbar, cita a Jesús:
"Aiyki nam-i to: Yuz o Cristo" (O tú cuyo nombre es Yuz y Cristo).
Más tarde volvemos a encontrar a Jesús en el Irán. Allà se sabe de Yuz Asaf que vino de un paÃs situado al Oeste y que predicó aquà y que mucha gente creyó en él. Los recuerdos que se tienen de Yuz Asaf en las tradiciones iranÃes, son similares a los que se tienen de Jesús.
Rastros de Jesús se hallan también en el Afganistán: en Angazni, en el Oeste, y en Jalalabad, en el extremo Sudeste del Afganistán, existen dos explanadas que llevan el nombre de Yuz Asaf, ya que aquà habÃa predicado. Uno de los emires del Afganistán nombró uncelador para esta parcela en Jalalabad, e igualmente donó una subvención para su mantenimiento.
Muy cerca ya de la actual frontera entre el Pakistán y Cachemira aunque todavÃa en el lado paquistanÃ, volvemos a encontrar datos sobre el paso de Jesús por la localidad de Taxila. Allà estaba Tomás esperando la boda de un hijo de Gad, hermano del rey Gondafras. Asà está escrito en el acta Thomae:
.."Tomás, terminadas las ceremonias, abandonó su sitio. El novio apartó la cortina que le separaba de su novia. Vio a Tomás, según supuso, conversando con ella. Entonces le preguntó sorprendido ¿Cómo puedes estar aqu� ¿No te và salir antes que a nadie? Y el Señor contestó: No soy Judas Tomás, sino su hermano".
Debo hacer un breve inciso aquà para aclarar que Juan llama también a Tomás por el nombre de Didimo, correspondencia griega del arameo Toma, que significa "mellizo", a causa del extraordinario parecido fÃsico entre Tomás y Jesús (Juan, 20, 24).
Tomás acompaña a Jesús en su huÃda de Jerusalén hasta Cachemira. AsÃ, aparece junto a MarÃa, madre de Jesús, en el momento en que se supone que deberÃa haber tenido lugar la resurrección (Actos, 1, 13-14), aparece también junto al lago TiberÃades (Juan, 21, 1-2), aparece en Damasco y en Magdonia (Nisibis), y aparece ahora en Taxila, como acabamos de ver. A partir de aquà acompaña a Jesús a Cachemira, en donde se encontraba también en el momento de la muerte de éste. Luego retrocederÃa hasta Taxila para seguir hacia Kerala en el Sur de la India, siendo muerto y quemado en Milarope, Madras.
2006-10-24 11:30:49
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answer #4
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answered by betabel 2
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