Según rumores del Vaticano por allá por 1200 o 1300 existió una mujer que fue Papisa. Llegó a parir durante una procesión, pero, por supuesto el Vaticano nunca lo va a confirmar
2006-10-24 01:14:56
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answer #1
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answered by pato 5
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Existe una vieja leyenda medieval que de una u otra forma se recuerda hasta hoy día.
Contaban en Polonia, por ahí por el siglo X, que en un momento sumamente difícil, venían saliendo de una invasión y la peste diezmaba las poblaciones, era tal la pobreza del país que sólo los curas mendicantes y los niños podían, a veces, obtener alguna limosna. En estas condiciones la supervivencia de una mujer pobre, de más de veinte años y de inclinaciones muy religiosas, era altamente improbable. Tal era el caso de Juana, que por ningún motivo quería trabajar como prostituta.
De modo que optó por vestirse con las ropas de un sacerdote muerto por la peste y dedicarse a mendigar así, con más posibilidades de éxito. Pero Juana era una mujer inteligente, y pronto se dio cuenta que obtenían mucho mejor resultado los sacerdotes que predicaban con éxito en las plazas y las iglesias de los pueblos.
Demás está decir que pronto Juana se transformó en un orador sacro de gran resonancia, hasta el punto que acudían pequeñas peregrinaciones de gentes de pueblos vecinos para escucharla. Los problemas de Juana ya no eran los de la mera supervivencia.
Creció la fama de Juana que no sólo tuvo iglesia propia, sino que al tiempo fue nombrada obispo... y, en la imaginación popular, de obispo a cardenal no hay más que un, paso... y de cardenal a Papa, sólo un poco de suerte.
De modo que ya tenemos a Juana entronizada en Roma. en la salida de los Papas. Este hecho, cuya realidad histórica es absolutamente improbable, se convirtió en una leyenda que con algunas variaciones de nacionalidad y época, fue profusamente relatada durante la Baja Edad Media... y, de una u otra manera, se conserva hasta el día de hoy.
Por supuesto que la leyenda medieval no terminaba con Juana sentada en el trono de los Papas; contaban que durante un tiempo la mujer Papa lo hizo bastante bien y más allá de toda sospecha. Pero, sigue la leyenda, finalmente pasó lo que tenía que pasar: la Papisa, rodeada de hermosos pajes adolescentes, dedicados a su servicio, cayó perdidamente enamorada de uno de ellos. Estos amores tuvieron por resultado el que generalmente tienen, Juana, la Papisa, quedó embarazada.
Al principio pudo ocultar su estado, pero con el correr de los meses se hizo tan evidente, que comenzó a eludir sus apariciones públicas. Es posible que hubiese conseguido mantener el engaño de no mediar una circunstancia desafortunada. Hacía un mes que Juana no aparecía en público, ni siquiera en las ceremonias oficiales, y el pueblo romano comenzaba ya a murmurar, además se aproximaba la fiesta del Corpus Christi y Juana a su vez sentía muy próximo el momento del parto.
De acuerdo a la leyenda, pasó lo peor que podía pasar. Muy próxima al parto, Juana se vio obligada a asistir a la larga procesión con que celebrarían el Corpus, ocultando su enorme vientre bajo los paramentos papales.
Seis cardenales cargaban el anda, encima Juana, sentada, atravesaba como un navío blanco la muchedumbre que la perseguía tratando de obtener una bendición papal más personal.
Según la leyenda Juana alumbró ahí mismo, en plena procesión, rodeada por el pueblo que gobernaba.
Y éste es el verdadero final de cuento medieval, porque respecto del destino posterior de Juana hay versiones extremadamente contradictorias, según unos fue linchada acto seguido por la muchedumbre, para otros terminó sus días en un convento, aquí cuentan que volvió a la pobreza y tuvo que mendigar con su hijo, allá dicen en cambio que ella y su hijo murieron años más tarde en un castillo papal, donde permanecieron encerrados. Pero este destino final de Juana es lo menos interesante de la leyenda, el nivel arquetípico que ha permanecido vigente hasta nuestros días culmina en. el parto durante la procesión del Corpus.
Algunos comentaristas, muy pocos, pretenden que la, leyenda de la papisa Juana ocurrió en la realidad, para afirmarlo, se basan, por ejemplo, en el hecho de que en los cónclaves para la elección de los papas, desde el medioevo, se haya utilizado la "silla gestatoria", una silla sin asiento, mediante la cual, los cardenales encargados podían cerciorarse del sexo del futuro Papa.
En la verdad histórica, parece que nunca hubo una mujer Papa... pero el temor existía. Es probable que ese temor haya dado origen a la leyenda.
El cuento de la Papisa Juana provocó poderosamente la imaginería medieval, transformándose en un equivalente a lo que es un personaje de tira cómica para nuestra sociedad.
El arquetipo de la mujer disfrazada de hombre se repitió en innumerables obras literarias, antes y después de la leyenda referida. Sólo para mencionar los relatos posteriores recordemos que Shakespeare, Calderón de la Barca, Lope de Vega y muchos otros autores trataron el tema de la mujer vestida de hombre, capaz de engañar hasta a los más sagaces.
En una época más moderna, la idea fue repetida incluso en la literatura juvenil, como lo hace Emilio Salgari en su famoso "Capitán Tormenta", héroe de la batalla de Lepanto que resulta también ser mujer. Asimismo, el cine, la televisión y el teatro contemporáneo han utilizado en innumerables oportunidades este arquetipo, pero es probable que ninguno de ellos tenga más fuerza que la leyenda de la mujer Papa.
La papisa llegó a ser un tema tan trascendente para la mentalidad medieval que en los alrededores del siglo XI fue incluida en el diseño del primer naipe que se dibujó en el mundo, el famosísimo Tarot. El naipe Tarot llamado de Marsella, que es el único diseñado auténticamente en el medioevo, incluye entre sus arcanos mayores el N° 2: la Papisa.
Evidentemente, en un diseño del siglo XI, cualquier mención a la Papisa, sólo podía aludir a la Papisa Juana. De modo que tal vez revisando la simbología de este arcano, será más fácil interpretar el arquetipo que ha subsistido hasta nuestros días bajo el titulo de la leyenda: "la papisa Juana".
En su numeración, el Tarot es de origen pitagórico. Recordemos que dicha escuela interpretaba los números no sólo como objetos matemáticos, también los veían como entidades teológicas.
Así, en la interpretación tradicional de las cartas del Tarot, bajo el primer arcano, El Prestidigitador, el "mago" de la feria medieval, ese que saca cosas de la nada, se oculta el sentido teológico del número uno. Uno es el principio de todo, es el que saca de la nada todos los otros números que no son más que repeticiones sucesivas de este primer número, el uno, que por lo tanto, está contenido en todos los otros.
A la imagen de la Papisa Juana le correspondió ilustrar el sentido pitagórico del número dos.
Kabir, el gran poeta místico, decía: "Ve sólo Uno en todas las cosas, es el dos el que te descarría". Dos es dos veces uno, dos es uno jugando a las escondidas consigo mismo, uno detrás de otro.
Dos esconde al uno, dos separa al uno, crea lo que es distinto de uno; y esta distinción es confusa: Se supone que el Tarot es una descripción del camino místico de la vida, y en este camino, el número dos corresponde a esa etapa confusa de la percepción, en la cual el sentido de la unidad de todo lo creado se esconde tras la apariencia de las formas distintas.
Por eso, para la escuela pitagórica, el dos es femenino... ¿acaso la mujer no se divide en dos al parir?
Toda esta disquisición filosófica se escondía para los medievales y se esconde hasta hoy detrás de la leyenda de la Papisa Juana, queriendo definir un estado del alma humana, ese estado ignorante de la unidad en que el alma se siente sola y separada, rodeada de un mundo hostil. En ese estado, el alma oculta un profundo temor a lo que es distinto de sí misma. Es "la noche oscura del alma", cuando olvida que el uno subyace bajo el dos... y que éste tampoco es un estado permanente, porque después del dos viene el tres.
Gran parte de la cultura contemporánea desdeña este lenguaje de los símbolos, pero desde Carl Gustav Jung, cada vez se da más importancia a estas "imágenes de contenido trascendente a la conciencia de la humanidad".
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derec
2006-10-24 08:30:22
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answer #2
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answered by MONI 4
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Juana Papisa
La leyenda sobre un papa mujer, quien más tarde llevó el nombre de Johanna (Juana), apareció por primera vez a mediados del siglo XIII.
VARIACIONES DE LA LEYENDA
Primera versión: Jean de Mailly. El primero que parece haber tenido conocimiento de la leyenda fue el cronista dominico Jean de Mailly (Archiv der Gesellschaft fur altere deutsche Geschichte, xii, 17 sq., 469 sq.) de quien otro dominico, Etienne de Bourbon (1261), adoptó la historia y la incluyó en su trabajo sobre los "Siete dones del EspÃritu Santo".
En dicho relato, la supuesta papisa se ubica alrededor del año 1100 y aun no se le pone nombre. La narración dice que una mujer muy talentosa, vestida como un hombre llegó a ser notario de la Curia, después cardenal y finalmente Papa; que un dÃa esta persona salió a montar y en esta ocasión dio a luz un hijo; que entonces fue atada a la parte posterior de un caballo, arrastrada alrededor de la ciudad, apedreada por la gente hasta morir y enterrada en el sitio mismo donde falleció; y que ahà fue puesta una inscripción que decÃa lo siguiente: "Petre pater patrum papissae prodito partum". Durante su mandato, añade la historia, fueron introducidas las témporas, que por eso eran llamadas los "ayunos de la papisa".
Segunda versión: MartÃn de Troppau. Una versión diferente aparece en la tercera reseña de la crónica de Martin de Troppau (Martinus Polonus), insertada posiblemente por el autor y no por un transcriptor posterior. A través de este muy popular trabajo, la historia llegó a ser mejor conocida en la siguiente forma: Después de León IV (847-855) el inglés John de Mainz (Johannes Anglicus, natione Moguntinus) ocupó la silla papal dos años, siete meses y cuatro dÃas. Ãl era, supuestamente, una mujer. En su juventud fue llevada a Atenas con ropas de hombre por su amante y allà fue tal su avance en el aprendizaje que nadie la igualaba. Llegó a Roma, donde enseñó ciencias y atrajo asà la atención de intelectuales. Gozó del mayor respeto por su conducta y erudición y finalmente fue seleccionada como Papa, pero, quedando embarazada de uno de sus asistentes de confianza, dio a luz un niño durante una procesión desde San Pedro a Letrán, en algún lugar entre el Coliseo y San Clemente. Ahà murió casi de inmediato y se dice que fue enterrada en el mismo sitio. En sus procesiones, los papas siempre evitaban este camino; muchas personas creÃan que los papas hacÃan esto por su animadversión a esa desgracia.
Aquà aparece por primera vez el nombre de Johanna (Juana) como el de la supuesta papisa. MartÃn de Troppau habÃa vivido en la Curia como capellán y penitenciario del Papa (murió en 1278), razón por la cual su historia papal fue ampliamente leÃda y a través de él la leyenda obtuvo aceptación general. Un manuscrito de su crónica relata de una manera diferente el destino de la supuesta papisa: tras de su alumbramiento Juana fue inmediatamente destituida e hizo penitencia por muchos años. Su hijo, se añade, llegó a ser Obispo de Ostia y la tuvo enterrada ahà después de su muerte.
Versiones posteriores. Crónicas posteriores hasta daban el nombre que llevaba de niña; algunas le llaman Agnes, otras Gilberta. Se encuentran más variaciones en los trabajos de diferentes cronistas, por ejemplo en la "Crónica Universal de Metz", escrita alrededor de 1250 y en ediciones subsecuentes de la "Mirabilia Urbis Romae" del siglo XII (?).
Conforme a ésta última, en una visión le fue dado a escoger a la papisa entre la desgracia temporal y el castigo eterno; ella eligió lo primero y murió durante el parto en la calle.
VALORACIONES TEMPRANAS DE LA LEYENDA
Aceptación crédula. En los siglos XIV y XV esta papisa era ya considerada como un personaje histórico, de cuya existencia nadie dudaba. TenÃa su lugar entre los bustos de la Catedral de Siena. Bajo Clemente VIII, y a petición suya, fue transformada en el Papa ZacarÃas. El hereje Jan Hus, en la defensa de su falsa doctrina antes del Concilio de Constanza, hizo referencia a la papisa y nadie cuestionó el hecho de su existencia. Sin embargo la papisa no se encuentra en el "Liber Pontificalis" ni entre los retratos de los papas de San Pablo extramuros en Roma.
Valoración crÃtica. Esta supuesta papisa es por completo un invento de la imaginación. En el siglo XV, tras el despertar del criticismo histórico, algunos estudiosos como Aeneas Silvius (Espist., I, 30) y Platina (Vitae Pontificum, No. 106) encontraron que la historia no tenÃa sustento. Desde el siglo XVI historiadores católicos empezaron a negar la existencia de la papisa, ejemplos de ello fueron Onofrio Panvinio (Vitae Pontificum, Venecia, 1557), (Vitae Pontificum, Venice, 1557), Aventinus (Annales Boiorum, lib. IV), Baronius (Annales ad a. 879, n. 5) y otros.
Valoración protestante. También algunos protestantes, como Blondel ("Joanna Papissa", 1657) y Leibniz ("Flores sparsae in tumulum papissae" in "Bibliotheca Historica", Göttingen, 1758, 267 sq.) admitieron que la papisa jamás existió. Sin embargo, numerosos protestantes hicieron uso del mito en sus ataques al papado. TodavÃa en el siglo XIX, cuando lo insostenible de la leyenda fue reconocido por historiadores serios, algunos protestantes (e.g. Kist, 1843; Suden, 1831; y Andrea, 1886) intentaron, con un espÃritu anti-romano, probar la existencia de la papisa. Incluso Hase ("Kirchengesch.", II, 2nd ed., Leipzig, 1895, 81) no pudo reprimir escribir una nota llena de rencor y carente en absoluto de valor histórico sobre este tema.
PRUEBAS DE SU CARÃCTER MÃTICO.
Las pruebas principales del carácter enteramente mÃtico de la papisa son:
Ninguna fuente histórica contemporánea entre las historias de los papas tiene conocimiento de ella; tampoco se hace mención de ella hasta la mitad del siglo XIII. Resulta increÃble que la aparición de una "papisa", si hubiera sido un hecho histórico, no hubiera sido notada por ninguno de los numerosos historiadores de entre los siglos X y XIII.
En la historia de los papas no hay lugar en donde encaje esta figura legendaria. Entre León IV y Benedicto III, donde Martinus Polonus la coloca, no es posible insertarla porque León IV falleció el 17 de julio del año 855 e inmediatamente después de su muerte Benedicto III fue elegido por el clero y por el pueblo de Roma; solo que a causa del advenimiento de un antipapa en la persona del cardenal depuesto Anastasius, Benedicto III fue consagrado hasta el 29 de septiembre. Existen monedas con las imágenes de Benedicto III y del emperador Lotario I, quien murió el 28 de septiembre del año 855; por lo tanto, Benedicto III debió haber sido reconocido como Papa antes de esta fecha; el 7 de octubre del año 855, Benedicto III emitió una carta para el monasterio de Corbie. Hinemar, arzobispo de Reims, informó a Nicolás I de que un mensajero que habÃa enviado a León IV se enteró de la muerte de este Papa y por lo tanto dirigió su petición a Benedicto III, quien la resolvió (Hinemar, ep. xl in P.L., CXXXVI, 85). Todas esos testigos prueban que las fechas dadas en las vidas de León IV y Benedicto III eran correctas y que no hubo interrupción de la lÃnea de sucesión entre estos dos papas, de modo que en este lugar no hay espacio para la supuesta papisa.
Más adelante es aún menos probable que una papisa pudiera insertarse en la lista de papas cercanos al año 1100, entre VÃctor III (1087) y Urbano II (1088-1099) o Pascual II (1099-1110) como se sugiere en la crónica de Jean de Mailly.
ORIGEN DE LA LEYENDA
Esta leyenda de una papisa romana parece haber tenido una contraparte previa en Constantinopla. En efecto, en su carta a Miguel Caerularius (1053), León IX dice que él no creerÃa lo que habÃa oÃdo, refiriéndose a que la Iglesia de Constantinopla ya habÃa visto eunucos, de hecho una mujer, en su silla episcopal (Mansi "Concil.", XIX, 635 sq.).
Respecto al origen en sà de la leyenda de la Papisa Juana, se han establecido diferentes hipótesis.
Bellarmine (De Romano Pontifice, III, 24) cree que la historia fue llevada desde Constantinopla a Roma.
Baronius (Annales ad a., 879, n. 5) conjetura que la muy criticada debilidad afeminada del Papa Juan VIII (872-882) en su trato con los griegos pudo dar lugar a la historia. Mai ha mostrado (Nova Collectio Patr., I, Proleg., xlvii) que Proteo de Constantinopla (De Spir. Sanct. Myst., lxxxix) en tres ocasiones se refiere enfáticamente a este Papa como "el viril", como quitándole el estigma de afeminado.
Otros historiadores apuntan a la degradación del papado en el siglo X, cuando además tantos papas llevaron el nombre de Juan; parecÃa por lo tanto un nombre ideal para la legendaria papisa.. De este modo Aventinus ve en la historia una sátira a Juan IX; Blondel, una sátira a Juan XI; Panvinio (notae ad Platinam, De vitis Rom. Pont.) la aplica a Juan XII, mientras que Leander (Kirkengesch., II, 200) la entiende como aplicable en general a la venenosa influencia femenina que durante el siglo X hubo sobre el papado.
Otros investigadores se esforzaron por encontrar en varios acontecimientos y reportes una base definitiva para el origen de la leyenda. Leo Allantius (Diss. Fab. de Joanna Papissa) la relacionó con la falsa profetisa Theota, condenada en el SÃnodo de Mainz (847); Leibniz revivió la historia de un supuesto obispo Johannes Anglicus que llegó a Roma y ahà fue reconocido como mujer. La leyenda también fue relacionada con los Pseudodecretos Isidorianos, por estudiosos como Karl Blascus ("Diatribe de Joanna Papissa", Naples, 1779) y Gfrörer (Kirchengesch., iii, 978).
La explicación de Döllinger ha encontrado en general mayor aprobación ("Papstfabeln", Munich, 1863, 7-45). Ãl reconoce que la leyenda de la Papisa Juana es un vestigio de alguna tradición del folklore romano ligada originalmente con ciertos monumentos antiguos y costumbres peculiares. Una antigua estatua descubierta en tiempos de Sixto V en una calle cercana al Coliseo, la cuál muestra una figura con un niño, fue considerada por el pueblo como la representación de la papisa. En la misma calle fue descubierto un monumento con una inscripción, al final de la cuál aparece la bien conocida fórmula P.P.P. (proprie pecuniâ posuit) junto con un nombre con prefijo que dice: Pap. (?Papirius) pater patrum. Esto pudo fácilmente haber dado origen a la inscripción mencionada por Jean de Mailly (ver arriba). También se observaba que el papa en procesión solemne no transitaba por esta calle (quizás porque era muy angosta). Más adelante se destacó con ocasión de la inauguración formal de la BasÃlica de Letrán que el recién electo Papa siempre estuvo sentado en una silla de mármol. Esta silla era un antiguo mueble de baño de los que habÃa tantos en Roma.; el Papa la usó realmente para descansar. Pero la imaginación popular llevó a pensar que asà se probaba el sexo del Papa, con el fin de evitar que, de ahà en adelante, una mujer alcanzara el Trono de San Pedro.
Explicaciones equivocadas – como las que con frecuencia fueron inventadas en la Edad Media ligadas con monumentos antiguos – y la imaginación popular fueron las originalmente responsables del mito de "La Papisa Juana" que cronistas acrÃticos, desde mediados del siglo XIII, dignificaron al consignarlo en sus páginas.
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2006-10-24 08:13:15
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answer #3
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answered by Anonymous
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Oye, en la Iglesia han pasado muchas cosas, buenas y malas. Algunas hasta han sido graciosas, pero es nuestra a pesar de todo. Ahi te envio una nota de catholic.net
hay por que deseas saber sobre esto??? dime!!!
¿Existió la papisa Juana?
Parece que el núcleo de la historia fuera un relato popular romano que desembocó en una serie de circunstancias consideradas muy sospechosas
Se trata de una leyenda que se remonta al s. XIII (Crónica Universal de Metz), y que trata de hacer existir a este personaje en siglos diversos, sin que haya mucho acuerdo en las fechas (siglos IX, X y XI) o en el nombre (Inés, Gilberta, Ute...).
Cuenta esta leyenda medieval que una mujer, para poder salir de la pobreza, vistió el habito de un monje muerto por la peste y se dedicó a predicar por los pueblos. Su fama creció tanto que más adelante tuvo su propia iglesia... después fue nombrada obispo..., cardenal..., y papa. Juana fue descubierta públicamente, ya que quedó embarazada y dio a luz durante una procesión.
Parece que el núcleo de la historia fuera un relato popular romano que desembocó en una serie de circunstancias consideradas muy sospechosas: como el que los Papas evitaran pasar por determinadas calles que eran angostas, o el supuesto hallazgo de la estatua de una joven que amamanta a un bebé, o una inscripción, o una teoría de que cada Papa elegido debiera someterse a pruebas que confirmasen su virilidad... Fue un motivo muy desagradable para atacar al papado durante el S. XIX.
Quien demolió las bases de esta leyenda fue precisamente un protestante, David Blondel (1590-1655), que publicó sus resultados en Ámsterdam en 1647 y 1657. Esta vicisitud no necesita hoy ni siquiera la más mínima credibilidad, ya que no hay ningún indicio documentado que sea contemporáneo al mito para ninguna de las fechas que se sugieren. Más aún, los hechos relacionados con esos períodos terminan por hacer imposible toda la historia. Es probable también que haya influido negativamente en todo esto la vida de mujeres sin escrúpulos, como las dos Teodoras y Marocia, durante el S. X.
2006-10-24 09:44:08
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answer #4
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answered by Anonymous
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Ya respondí a tu pregunta sobre la Papas, es una leyenda, es un poco larga, pero interesante! Espero que eso era lo que estabas buscando!
2006-10-24 08:17:38
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answer #5
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answered by Vive_al_Máximo 6
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la papisa juana?si, es la q se hizo pasasr por hombre Por un monje)hasta q quedo embarazada, despues ella murio y a su hijo lo ahogaron los sacerdotes..bueno mucho no me acuerdo.
2006-10-24 08:17:02
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answer #6
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answered by Anonymous
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la leí pero no tengo ni idea que es eso
2006-10-24 08:10:51
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answer #7
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answered by Eduardo 3
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uhh bueno che no te pongas mal
debe ser que nadie sabe acerca de ella
=D
2006-10-24 08:10:43
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answer #8
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answered by Anonymous
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Bueno es que esta algo complicado
2006-10-25 03:39:57
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answer #9
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answered by Anai 7
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ya te conteste, pero la verdad es la primera vez que veo algo sobre una Papisa ! Suerte !
2006-10-24 11:12:41
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answer #10
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answered by alfonso152002 3
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