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2006-10-22 05:47:25 · 16 respuestas · pregunta de Anonymous en Educación Eduación primaria y secundaria

16 respuestas

Fijate aca esto te puede servir, bye!

2006-10-22 05:55:01 · answer #1 · answered by mari_inlove 4 · 2 1

Durante el Nazismo, aparte de los fundamentos religiosos y étnicos para perseguirlos, también existió un motivo económico, pues los judios detentaban gran cantidad de propiedades, industria y fortunas que, una vez eliminados al ser enviados a los guetos y posteriormente a las cámaras de gas, pasaron a poder, bien del Estado Alemán o bien de los funcionarios y oficiales Nazis. Otra parte de los recursos judíos fueron a parar a Suiza, cuyo sistema financiero se basa en la sangre derramada de los judios europeos.

2006-10-22 05:58:49 · answer #2 · answered by MichaelPenagos 3 · 1 0

en que epoca y lugar te referis?
si es a fines de la decada del 30, en europa, la razon principal es que alemania, estaba en una dura crisis tras perder en la primera guerra mundial y poseia muchas deudas con paises extranjeros.
Muchos de los bancarios y grandes prestamistas eran judios, por lo cual se los acusò de ser el gran "enemigo" el mayor culpable de la crisis. Esto se hiso con la intenciòn real de deshacerse de aquellos a los que le debian mas. Luego surgio el genocida de Hitler con su libro Mi lucha bajo el brazo, hablando de una supremacia de razas, basandose en la investigaciones de charles Darwin, y que hablaba de una raza aria o pura, fuera de la cual se encontraban los judios, los negros, los homosexuales, los entranjeros y por supuesto, todo opositor a aquella idea.
Como se sabe, los judios fueron marginados literalmente de la sociedad, puestos en guetos donde pasaban la mayor de las necesidad. Tambien fueron llevados a campos de concentracion y utilizados segun la necesidad y la capacidad. Ancianos y enfermos eran simplemente eliminados en las camaras de gas, entre otras cosas.
En 1939, estallò la guerra mundial y durò hasta 1945, donde las tropas del eje fueron vencidas y el mundo descubriò el horror del genocido de millones de personas.

2006-10-22 05:58:26 · answer #3 · answered by Anonymous · 1 0

El antisemitismo es un término que refiere al conjunto de sentimientos, prejuicios, ideologías y prácticas xenófobas contra los judíos.

El término semita hace referencia a Sem, quien según los escritos bíblicos fue el primogénito de Noé del que descenderían los hebreos, los asirios, babilonios, los habitantes de Etiopía, así como los árabes y otras comunidades de Oriente Próximo y Medio. Por extensión, semita se empezó a utilizar para designar a los pueblos hablantes de las lenguas semíticas y sus realizaciones culturales. Pese a carecer de toda base étnica, y al igual que sucedió con el término ario, la voz semita se transfirió de su significado lingüístico original a un nuevo significado racial.

El término antisemitismo fue acuñado en 1879 por el periodista socialista Wilhelm Marr en su libro Zwanglose Antisemitische Hefte (y Wilhelm Scherer usó ese mismo año el término antisemiten en Neue Freie Presse), utilizándolo por primera vez en un panfleto antisemita que exhortaba a la hostilidad contra los judíos descontextualizada de toda connotación religiosa. El panfleto de Marr, publicado en Berna, tuvo mucho éxito (doce ediciones en el mismo año) y fundaría unos meses después la Liga de los antisemitas (Antisemiten-Liga).

El odio a lo judío está documentado desde los orígenes del cristianismo y hay hipótesis que lo sitúan ya en la época helenística. Sin embargo, el nacimiento del antisemitismo como corriente de pensamiento moderna está ligado a la eclosión de los nacionalismos en el siglo XIX europeo, que tuvieron como bandera común la idea "un pueblo, un Estado" y que está en el origen del concepto de Estado-nación. Al calor de esa idea se formaron distintos estados europeos, surgidos del desmembramiento de los imperios o bien a través de la unificación de estados con similar cultura y lengua (como Italia y Alemania).

Paralelamente a ese desarrollo nacionalista, y atravesándolo en muchas ocasiones, se desarrolló el moderno antisemitismo, que en esencia consideraba a los judíos como pueblo apátrida, ajenos al cuerpo de la nación y enemigos potenciales de ésta. El antisemitismo moderno no tiene ya, por tanto, connotaciones religiosas, al contrario que la tradicional judeofobia, aunque puede aparecer ligado a ésta.

Las obras antisemitas más difundidas son Los Protocolos de los Sabios de Sion (Rusia, 1905) y Mi lucha (de Adolf Hitler), y su culmen fue el Holocausto, intento de eliminación total de los judíos de Europa durante la época nazi.

Historia
Prejuicios u odios contra grupos siempre han existido, pero el antisemitismo es singular en muchos sentidos: los judíos han sido odiados en sociedades paganas, religiosas y seculares, por ideologías de izquierdas o de derechas, por supremacistas blancos y por nacionalistas negros, en tiempos antiguos y modernos. El antisemitismo ha adoptado, por tanto, formas diversas a lo largo del tiempo (no siempre reconocidas como tal), muchas veces incongruentes entre sí:

Los judíos fueron acusados por los nacionalistas de ser generadores del comunismo; por los comunistas de regir el capitalismo. Si viven en países no judíos, son acusados de dobles lealtades; si viven en el país judío, de ser racistas. Cuando gastan su dinero, se les reprocha ser ostentosos; cuando no lo gastan, ser avaros. Son tildados de cosmopolitas sin raíces o de chauvinistas empedernidos. Si se asimilan al medio, se les acusa de quintacolumnistas, si no, de recluirse en sí mismos. —Gustavo Perednik, España descarrilada, 2005

El escritor Ernesto Sábato expresó lo mismo en otras palabras: «el judío es banquero y bolchevique, avaro y dispendioso, limitado a su gueto y metido en todas partes. [...] La judeofobia es de tal naturaleza que se alimenta de cualquier manera. El judío está en una situación tal que cualquier cosa que haga o diga servirá para avivar el resentimiento.»[1]

Los especialistas suelen distinguir tres épocas claramente diferenciables en la historia del antisemitismo, que ha dado lugar a tres tipos de naturaleza bien distinta:

Antisemitismo religioso: el cristianismo, que comenzó como movimiento dentro del judaísmo, demonizó al judío a través de toda clase de libelos y fomentó durante siglos el odio anti-judío por toda la Cristiandad (es decir, Europa). Además de la hostilidad religiosa, se produjeron las conversiones a la fuerza, que dieron lugar al fenómeno del marranismo. Las persecuciones normalmente tenían carácter local. Muchos judíos expulsados se instalaron en tierras del Islam, donde corrieron distinta suerte según lugares y épocas, desde la acogida abierta hasta la simple tolerancia como grupo social inferior, pero en general no sufrieron el acoso al que se veían sometidos sus correligionarios europeos, ni se fomentó de modo alguno su conversión a la fe mayoritaria.
Antisemitismo racial: A finales del siglo XIX, cuando los prejuicios religiosos comienzan a quedar desacreditados gracias al liberalismo y a las ideas de la Ilustración, surge en Alemania y después en Francia una nueva fase del antisemitismo –el antisemitismo por antonomasia–, esta vez vinculado a la noción de raza y a la construcción de las naciones, sin connotaciones religiosas, sino nacionalistas y racistas, y circunscrito principalmente a Europa. Tuvo su máxima expresión durante el nazismo.
Antisemitismo ideológico (también conocido como «nuevo antisemitismo»): Tras conocerse el Holocausto y después del Concilio Vaticano II, el antisemitismo tradicional, basado en la raza o en la religión, prácticamente había desaparecido. Según algunos autores, surge entonces un nuevo antisemitismo[1], que esta vez estaría asociado a la nueva izquierda postsesentayochista y al mundo islámico, y se centra en la legitimidad del Estado de Israel y del conflicto territorial en Oriente Medio. A juicio de los autores que propugnan el concepto, este nuevo antisemitismo «demoniza» el sionismo (al convertirlo en sinónimo de «colonialismo», «imperialismo» y «racismo») y a «Israel» (como abstracción que encarna nuevamente el mal absoluto, el «judaísmo mundial» y lo «eterno judío»). Aunque no todo el antisionismo es antisemita, este concepto ha servido como refugio de un nuevo antisemitismo. Véase neoantisemitismo y Negacionismo.
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Formas de antisemitismo
Algunas de las formas más persistentes del antisemitismo tradicional se basan en estereotipos, calumnias y mitos que han perdurado durante siglos, y que todavía dejan rastro en el lenguaje, en la cultura y en frases hechas. Otras, como el mito del dominio mundial, son formulaciones más modernas y plenamente vigentes. A continuación se citan algunas de las formas de antisemitismo más conocidas:

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Mito del deicidio
El deicidio –el asesinato de Dios– es el mito antisemita más antiguo y el más importante, hasta la irrupción del actual mito sobre la dominación mundial. El mito del deicidio fue invocado por vez primera por Milito, obispo de Sardis, hacia el año 150: «Dios ha sido asesinado, el Rey de Israel fue muerto por una mano israelita.» Durante siglos, este meme fue repetido, generación tras generación y, aunque nunca fue doctrina oficial de la Iglesia, estaba tan arraigado en los sermones cristianos que el Concilio Vaticano II, en 1965, tuvo que ocuparse de ello. En su declaración Nostra Aetate dispuso que «no puede ser imputado indistintamente ni a todos los judíos que entonces vivían, ni a los judíos de hoy. No se ha de señalar a los judíos como réprobos de Dios y malditos». Gracias al concilio y a las tajantes intervenciones papales (tanto Juan XXIII como Juan Pablo II se opusieron activamente al tradicional antisemitismo), pero también a la pérdida de centralidad de las disputas religiosas en las sociedades occidentales, el mito del deicidio estaba en franca retirada. Sin embargo, ha sido reavivado con la película de Mel Gibson La pasión de Cristo (2004), que, a juicio de algunos críticos, recupera en toda su crudeza el mito del deicidio judío.

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Libelo de sangre
Artículo principal: Libelo de sangre contra los judíos
Básicamente, consiste en la acusación de que los judíos asesinan a no judíos (en especial cristianos, o bien niños, tanto propios como ajenos) con el fin de utilizar su sangre en la Pascua o en otros rituales. Hubo cientos de libelos basados en esta creencia, con nuevas variantes que se iban incorporando a lo largo de los siglos. Una primera versión está documentada en 1182 en Zaragoza (España) y acabó incluyéndose en El Código de las siete partidas (1263): «Hemos oído decir que en ciertos lugares durante el Viernes Santo los judíos secuestran niños y los colocan burlonamente en la cruz.» No eran simples leyendas para entretener a la audiencia: esos mitos ejercieron de desencadenantes de numerosas persecuciones, ensañamientos y crímenes. Las expulsiones de judíos iban precedidas de un clima hostil creado mediante esta clase de libelos.

A pesar de sus variantes, todos los libelos de sangre siguen un esquema parecido:

Se encontraba un cadáver (habitualmente un niño y cerca de la Pascua cristiana).
Los judíos eran acusados de haberlo asesinado y de usar su sangre con fines rituales (por ejemplo, para amasar el pan ácimo de la Pascua hebrea).
Los principales rabinos eran torturados hasta que confesaban el supuesto crimen.
El resultado era la expulsión de toda la comunidad judía de esa comarca, o directamente su exterminio.
Este mito ha estado tan arraigado en la cultura religiosa española, que es muy fácil seguir su rastro a través de numerosas iglesias que homenajean a niños supuestamente víctimas de los judíos. La literatura ofrece también numerosas muestras: desde el El niño inocente de La Guardia, de Lope de Vega hasta La rosa de pasión de Becquer, ambos sobre el santo niño mártir de La Guardia.

Otro mito relacionado con el libelo de sangre es el de la «profanación de la hostia», que consistía en acusar a los judíos de robar las hostias de la sacristía con el fin de atormentarlas y reeditar el sufrimiento de la pasión y el deicidio. Normalmente tenía igualmente consecuencias nefastas para los judíos en forma de persecuciones y matanzas. Un ejemplo es la celebración en Segovia de una supuesta profanación en 1415 que, se dice, provocó un terromoto y que se saldó con la confiscación de la sinagoga y la ejecución de los rabinos.

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Mito del dominio mundial
Ya en 1807 el canónigo jesuita de la Catedral de Notre-Dame, Agustín Barruel, alertó al gobierno francés acerca de un complot judío internacional «que transformaría iglesias en sinagogas». No obstante, la plasmación más conocida de este mito son Los protocolos de los sabios de Sión, un libelo escrito en 1902 que, pese a que se sabe falso de forma fehaciente, sigue siendo reeditado sin descanso, especialmente en los países árabes. Hay otras variantes muy extendidas del mito del dominio mundial como son la «conspiración judeomasónica» (utilizada de forma recurrente por el régimen franquista) o la del «lobby judío» (la pretensión de que «los judíos» son un ente homogéneo que actúa coordinadamente a nivel mundial), esta última especialmente vigente entre la izquierda política y entre los numerosos partidarios de la teoría de la conspiración.

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Confusión del uso de los términos semita y judío
Se ha sostenido a veces que el término antisemitismo es impreciso, puesto que su etimología sugiere el odio y la intolerancia no sólo hacia los judíos sino hacia todos los semitas, que incluyen otras etnias del Medio Oriente, tales como los árabes y los habitantes del Norte de África y Etiopia. Para evitar la confusión, se ha propuesto como alternativa el término judeofobia (wzo.org.il, La naturaleza de la judeofobia).

2006-10-22 05:56:28 · answer #4 · answered by alpnk 3 · 2 1

si hablas de la segunda guerra mundial ... existen dos versiones una de ellas es que un judio habia tratado mal a Hitler y juro vengarse otra y las mas aceptada es que la madre de Hitler era prostituta y fue engendrado por un judio el cual lo maltrato durante años y de ahi su aberracion hacia el semitismo

2006-10-22 05:54:29 · answer #5 · answered by ozzy 6 · 1 0

Fueron perseguidos, básicamente, por ser los banqueros. Graciosamente en la Edad Media, la Iglesia Católica prohibía a los cristianos prestar dinero porque la Biblia dice "no prestarás con usura" y dejaba este trabajo exclusivamente a los judíos.
La segunda cara de la moneda es el tema segregación por raza:
los judíos siempre, a lo largo de la historia, fueron segregados. Lo que nadie aclara es que ellos se auto segregan. Tratá de entrar en su comunidad por casamiento y te darás cuenta.

2006-10-22 10:32:26 · answer #6 · answered by Anonymous · 0 0

Las persecuciones judias no son algo reciente empiezan practicamente desde que nace este pueblo a si que te pongo el orden cronologico he historico de su historia y entenderas las causas de su persecucion.

LOS PATRIARCAS EN LA TIERRA DE ISRAEL (2000-1800 a.C.)

La historia del pueblo judío,. a semejanza de la de otras naciones, tiene un punto de partida difícil de precisar.
De acuerdo con la Biblia, Abraham, considerado como el primero de los Patriarcas, fue originario de la ciudad de Ur, situada en la antigua Mesopotamia, zona geográfica que pertenece en su mayor extensión a la moderna Irak.
La Mesopotamia estuvo sembrada de estados-ciudades desde el cuarto milenio a.C. Las formas de gobierno variaron en diferentes períodos; la reyecía electiva dio paso a la monarquía hereditaria.
Muchas de las lenguas, y también de los sistemas legales que conocemos, tienen su origen en esta región. Los estados mantenían relaciones recíprocas bien desarrolladas y ordenados archivos. La arqueología ofrece evidencias sobre todo esto y muchos de sus descubrimientos refuerzan nuestra posibilidad de comprender las historias referidas por la Biblia. Abraham y su familia, por mandamiento de Dios según la Biblia, migraron de la Mesopotamia hacia el sudoeste, en dirección a Canaán, que se extiende entre la Mesopotamia y Egipto.
En la relación bíblica, le es comunicado a Abraham que si se trasladara a Canaán, sería bendecido y su simiente se tornaría en una gran nación. Más adelante el relato refiere cómo Dios prometió que esa tierra pertenecería a sus descendientes. El punto de vista de los eruditos que aceptan el carácter histórico de la Biblia fija esa migración, aproximadamente, en el año 2.000 a.C.

La Tierra de Canaán o - Judá, Palestina e Israel, como sucesivamente se la denominó - estaba situada en la línea de las grandes vías comerciales. Abraham fue el jefe de una tribu nómade que erraba a través de lo que es hoy el Néguev de la Israel contemporánea, teniendo por base a Beersheva. A pesar de mantener buenas relaciones con sus vecinos, estuvo apartado de ellos por repulsión a su religión pagana y por su creencia indeclinable en un Dios invisible y todopoderoso.

Abraham tuvo dos hijos, Ismael e Isaac. Ismael fue hijo de Agar, la segunda esposa de Abraham, en tanto que la madre de Isaac es Sara, primera esposa de aquél. De acuerdo con la tradición, tanto judía como musulmana, Ismael fue el fundador de las naciones árabes.
El punto culminante en las vidas de Isaac y Abraham fue la Akedah. Abraham, cumpliendo orden de Dios ofreció a Isaac en sacrificio. A último momento ordenóle Dios a Abraham desistir de su intento.
Isaac tuvo dos hijos, Esau y Jacob. Jacob tuvo doce hijos nacidos de sus cuatro mujeres. Esos descendientes fueron el origen de las tribus de Israel (nombre éste alternativo del de Jacob).

DE CANAAN A EGIPTO
(2000-1800 a.C.)

La Biblia relata la historia de Jacob y sus hijos, particularmente la de Josef, con cierto detalle.
Los hermanos tenían plena conciencia de ser hijos de un mismo padre y de su diferenciación de los pueblos que los rodeaban. Parecían pertenecer a una estirpe más fresca y vigorosa frente a los prósperos e indolentes moradores de las ciudades de Canaán, y aborrecieron sus prácticas paganas. Cada ciudad y cada estación tenían su propia deidad, a la que rendían culto en orgías desenfrenadas y ritos de fertilidad, en las que los celebrantes se daban cuchilladas hasta cubrirse de sangre y se entregaban a excesos sexuales. La "sagrada prostitución" era considerada una virtud religiosa, y la magia y la brujería estaban difundidas. El sacrificio humano en ocasiones de niños - era practicado para apaciguar a los dioses

Jacob y sus hijos rechazaron estas costumbres y su actitud condenatoria puede ser advertida en la legislación bíblica posterior, que fustigó dichas prácticas. Esta conducta impidió que las tribus de Israel se asimilaran a sus vecinos; vivieron una existencia aparte, alejadas de las zonas pobladas, vigilando sus rebaños y buscando el mejor pastoreo. Tanto Abraham como su nieto Jacob compraron parcelas de tierra a los nativos; el primero adquirió la cueva de Majpelá, en Jebrón, para convertirla en un cementerio familiar, y el último en Síquem (Shjem o Nablus) para establecer una suerte de residencia permanente.
Existía cierta fricción entre los hermanos. Reubén era el primogénito, pero Josef fue el primer hijo nacido de Raquel, la más amada de las esposas, que murió joven. Jacob tenía preferencia por Josef y ello provocaba celos entre los hermanos, quienes lo vendieron como esclavo a Egipto.
Josef, después de muchas desgracias y tribulaciones, prosperó allí y se convirtió en virrey del Faraón, dirigiendo las medidas adoptadas para superar una época de gran escasez. La Biblia narra que Jacob y sus hijos, y sus familias, se reunieron posteriormente con Josef en Egipto, escapando del hambre que reinaba en Canaán. Estas huestes de los hijos de Israel constituyen presuntamente una de las primeras olas de semitas occidentales que llegaron a Egipto en el siglo 19 a.C. No existe evidencia extra-bíblica sobre esta materia.

Desde su lecho de muerte en Egipto, bendijo lacob a sus hijos que se hallaban reunidos junto a él y los instruyó para que lo entierren en la cueva de Majpelá, junto a sus antepasados. Josef prometió cumplir el pedido de su padre y antes de su propia muerte hizo el mismo ruego, prometiéndole a sus hermanos que Dios los haría retornar de Egipto a su propia tierra en Canaán.

DE LA ESCLAVITUD A SINAI
(1800-1250 a.C.)

Después de la prosperidad de que disfrutaron los israelitas en Egipto, en, los días de la influencia de Josef, surgió un rey "quien no conoció a Josef" y receló de la creciente fuerza de los hebreos. Se instituyó una serie de medidas represivas y los hebreos fueron tornaron esclavos del Faraón.
No hay precisión con respecto a la fecha de este episodio. Si se acepta el testimonio de la Biblia al nombrar a Pitom y Ramsés como las dos ciudades construidas por los esclavos hebreos, el Faraón responsable fue Ramsés II (1290-1224 a.C.).

Entre los esclavos comenzó a tomar cuerpo un movimiento de liberación bajo la conducción de Moisés, un hebreo traído a la casa real y que debió huir de Egipto como resultado de sus actividades en favor de los esclavos hebreos. En el exilio de la vecina Midián recibió el llamado de Dios para rescatar a los hijos de Israel de Egipto.
Moisés retornó y comunicó al Faraón el mandato de Dios. El Faraón rehusó satisfacerlo. Sin embargo, después de una seguidilla de diez plagas catastróficas sobre el país, se permitió a los esclavos salir de Egipto. En la Biblia, Moisés es una figura monumental y carismática, cuya humanidad se pone claramente de manifiesto: es el líder militar, el legislador, el administrador público y el intermediario entre el pueblo y Dios, de igual modo que el ferviente pastor de su pueblo.

Después del Exodo, la Biblia relata la grandiosa revelación del Monte Sinaí - cuya indeterminación geográfica promueve aún hoy discusiones -, allí el propio Creador dictó los Diez Mandamientos ante el pueblo congregado y le entregó la Torá, o Pentateuco, los cinco primeros libros de la Biblia. Las tribus de Israel erraron por el desierto bajo el liderazgo de Moisés durante 40 años. Por haberse negado a entrar a la tierra de Canaán, al llegar a sus límites, por temor a sus poderosos habitantes fue condenada toda la generación que salió de Egipto a morir en el desierto. Solo a la nueva generación, que no conoció la esclavitud le fue permitida la entrada a la tierra prometida. Moisés murió y las tribus conducidas por Josué se dirigieron a la conquista de Canaán.

El Éxodo y la Revelación constituyen un evento central en la historia judía. Ellos marcan el nacimiento de la nación judía y el comienzo de su misión espiritual. El Exodo es celebrado mediante la festividad anual de Pascua durante la cual la historia vuelve a ser narrada y se come el pan ácimo (sin levadura) para recordar el cautiverio y la huída de Egipto. Para los judíos, el Exodo es el símbolo supremo de libertad.

CONQUISTA Y MONARQUIA
(1250-965 a.C.)

Desde su entrada en la Tierra de Canaán, bajo la dirección de Josué (1250 a.C.), los hijos de Israel formaban una federación de tribus perdidas, conducidas por sucesivos líderes a los cuales la Biblia denomina Jueces. Vivían bajo la constante amenaza de los filisteos, una poderosa nación establecida sobre el litoral marítimo occidental.
Las tribus luchaban a menudo entre ellas. Un incidente que es mencionado, es el de la tribu de Benjamín que fue atacada y casi exterminada por las otras por haberse negado al castigo impuesto a la ciudad de Giveá.

Fuera de la guerra con los filisteos, era menester vencer la oposición de las tribus canaanitas. Este fue un largo proceso que culminó con la victoria decisiva de la fuerzas israelitas conducidas por Débora, una mujer juez. El libro de los Jueces describe a los judíos en dicho período alternando entre el culto a un Dios verdadero y el paganismo; cuando servían a los ídolos eran castigados con la servidumbre a las tribus vecinas.

El culto monoteísta no estaba concentrado, aun cuando el principal centro se hallaba en Bet-El, donde el profeta Samuel consintió en ungir a Saúl (hacia 1020-04 a.C.), de la tribu de Benjamín, y así quedó preparado el terreno para unificar la nación. No obstante, Saúl fue finalmente destronado por Samuel al no cumplir rigurosamente las instrucciones divinas con respecto a la destrucción completa de los amalequitas, antiguos enemigos de Israel. Saúl desconoció ese acto y Samuel ungió rey a David (1004-965 a.C.) en vida de Saúl. Jonatán, hijo de Saúl, que podría ser considerado como legítimo heredero al trono, reconoció el derecho de David. A pesar del temor a su padre, mantuvo buenas relaciones con David y aceptó el hecho de que el último dirigiera los destinos de Israel. David hasta él momento de llegar al trono, tuvo una azarosa carrera como líder de un ejército privado perseguido por Saúl. A pesar de haber tenido la oportunidad de matar a Saúl, no lo hizo por sentir hacia él respeto y afecto.

Después de la muerte de Saúl en una batalla contra los filisteos, David asumió el trono y logró unificar las tribus. La Biblia lo recuerda como un administrador de talento, bravo soldado y hombre de gran calidad religiosa. Tradicionalmente se le atribuye la paternidad del Libro de Salmos. Conquistó la ciudad de Jerusalén y la convirtió en su capital; ésta sirvió de asiento al Templo que construyó su hijo Salomón, pues David no estaba autorizado a hacerlo: un hombre de guerra no podía erigir un templo cuya finalidad era traer la paz.

LA BIBLIA

La Biblia, conocida popularmente por los judíos como el TaNaj (iniciales de los nombres hebreos de sus tres partes), fue escrita durante un período de por lo menos mil años, a partir de 1.300 a.C. La primera parte de la Biblia, la Torá, está compuesta por cinco libros y refiere la historia de la creación, de los patriarcas, la esclavitud en Egipto y el Exodo, y el tránsito por el desierto hasta la entrada en la Tierra de Canaán. Contiene también un amplio cuerpo de leyes, que constituye la base de la religión judía y de la práctica legal. De acuerdo con la tradición, estos libros fueron dictados por el Creador a Moisés, que los habría escrito; los estudiosos consideran que esos textos se compusieron en distintos períodos posteriores.
La segunda parte de la Biblia, Neviim (en hebreo Profetas), está subdividida en dos secciones: la de los primeros Profetas, integrada por libros que retoman el relato histórico a partir de la conquista de Canaán, en 1250 a.C. aproximadamente, hasta la destrucción del Primer Templo (586 a.C.); la otra sección contiene varias obras que reseñan profecías hechas en diferentes tiempos y circunstancias. Por ejemplo, Jeremías en Judá advirtió al pueblo que estaba amenazado por el cautiverio y Ezequiel, posteriormente, alentó a los hijos exilados con la visión del retorno a la Tierra Prometida. La ubicación histórica de algunas otras profecías no puede constatarse con precisión.

La tercera parte de la Biblia, Ketuvim (en hebreo Escrituras) es una antología de diversos libros históricos, piadosos, poéticos, dramáticos y de narraciones. Los libros de la Biblia (canon) fueron seleccionados por los rabinos del período de la Mishná de un gran acopio de literatura, una parte de la cual persiste en la Apócrifa, v.g. en determinados "libros externos". El canon fue fijado en el siglo 1 E.C. y el texto tradicional de los libros fue establecido en el siglo 8 ó 9. Recientes hallazgos de textos bíblicos, tales como los Rollos de Isaías, descubiertos en las Cuevas de Querrán, y que datan del siglo 1 E.C. como máximo, ofrecen ligeras variaciones respecto de la aceptada versión tradicional.

La Biblia fue traducida a la mayor parte de los idiomas en todo el mundo. En su carácter de Antiguo Testamento, es aceptada como un pilar de la base de la Cristiandad, y el Islam también la reconoce como la palabra autorizada de Dios. Para los judíos la Biblia es el Libro de los Libros, y nada es más importante que su estudio; miles de comentarios se escribieron para explicar cada una de sus palabras. En la sinagoga se leen regularmente secciones de la Torá los Sábados y en fechas faustas, así como fragmentos menores los lunes y jueves. Esta lectura en público, complementada con textos de los Profetas, ocupó un lugar central en el servicio de la sinagoga durante más de 2.000 años.

EL HEBREO

El hebreo es el idioma del antiguo Israel, el de la Biblia y el del moderno Estado de Israel. Es uno de los idiomas del grupo semítico, que incluye al árabe, al arameo, al sirio y al etíope, entre otros.

A partir de la Biblia, el idioma atravesó por ciertos procesos de desarrollo. Existe el hebreo de la Mishná, el Rabínico, e incluso el de los traductores o intérpretes. No obstante, un estudiante secundario de Israel puede leerlos y entenderlos a todos. El idioma se escribe solamente con consonantes. Los signos que indican vocales se agregan para facilitar su aprendizaje o en textos tradicionalmente sagrados. Existen algunas pronunciaciones locales que varían considerablemente.

En general, la pronunciación puede ser dividida en dos ramas predominantes: la oriental y la europea (u occidental). No obstante, incluso dentro de estos dos tipos existen serias variaciones. Después de la destrucción del Templo, en el año 70 a.C., el hebreo cesó en gran medida de ser un idioma hablado. Los judíos usaron habitualmente la lengua del país donde vivían o un dialecto judío.

El ejemplo más difundido es el del idish, idioma mayormente basado en el alemán medio superior, pero escrito con el alfabeto hebreo; en una primera época fue hablado por los judíos de Europa Central y Oriental. Otro dialecto judío es el Iadino, o judeo-español; también se escribe con caracteres hebreos y es hablado por muchos judíos de remota extracción española. Sin embargo, el hebreo continuó siendo usado en el estudio y la oración, y también en la correspondencia; en la era moderna vinieron publicándose siempre periódicos y revistas en hebreo, en todo el mundo.
A fines del siglo 19, debido a los esfuerzos de hombres de la talla de Eliezer Ben Iehudá (1857-1922), se produjo el gran despertar del hebreo como idioma hablado. Fueron creadas nuevas ' formas sintácticas y vocablos adaptados a la vida y a la terminología de la época; publicaciones modernas, obras científicas y novelas comenzaron a escribirse en ivrit (hebreo contemporáneo).

El hebreo, conjuntamente con el árabe, es la lengua oficial del Israel de hoy; en cursos especiales de aprendizaje, conocidos como ulpanim, se utilizan los más avanzados métodos de enseñanza para la rápida aclimatación de los nuevos inmigrantes que Ilegan al país.

La Academia de la Lengua Hebrea de Jerusalén, integrada por destacados eruditos y lingüistas, decide sobre la incorporación y el uso de nuevos términos. Uno de los logros más importantes del sionismo moderno y del Estado de Israel es la resurrección del hebreo, después de cerca de 2000 años, como lengua comprensiva y útil.

DISENSIONES Y DESTRUCCION
(965-586 a.C.)

Salomón, hijo de David, consagró gran parte de su reinado, generalmente pacífico, a consolidar la nación y a conciliar las diferencias entre facciones e intereses tribales.

Dividió el reino en unidades administrativas y estableció firmemente a Jerusalén como centro del país. Erigió allí un templo magnífico para exaltar la gloria del Creador y en su más venerable santuario fueron depositadas las antiguas Tablas de la Ley. El deber religioso de peregrinación al Templo contribuyó a unificar el reino. Su flota mercante navegaba hasta Ofir, Tiro, y posiblemente al Africa. Dios díjole a Salomón: "Pide lo que quisieres que yo te dé" a lo cual Salomón respondió: "corazón dócil para juzgar a tu pueblo, para discernir entre lo bueno y lo malo." El pedido de Salomón le fue otorgado y existen ciertas historias que ensalzan su sabiduría.
Después de su muerte, las disensiones latentes en la que solo poco tiempo atrás había sido una confederación tribal, afloraron a la superficie. Su hijo Roboam no mereció el respeto y el afecto de que habían gozado su progenitor y su abuelo, y el sector septentrional del reino se separó bajo la conducción de Jeroboam.

De esta suerte, existieron dos reinados hermanos hostiles: el meridional, conocido como Judá, que permaneció leal a la dinastía de David, y el septentrional, llamado Israel, que fue inestable a lo largo de su historia, sufriendo frecuentes cambios dinásticos. Israel estableció nuevos centros religiosos independientemente del Templo de Jerusalén, y volvió a introducir el culto del becerro de oro. Los profetas, que fueron muy activos en ese período, combatieron esas religiones foráneas, particularmente el culto a Baal. Isaías, entre ellos, es el más renombrado por su visión de la hermandad final de la humanidad, sirviendo todos al único Dios en el Templo de paz de Jerusalén. Las profecías de Jeremías, que advirtió sin temor a los reyes acerca de las amargas consecuencias que sobrevendrían por la corrupción de la autoridad y la injusticia social, se cumplieron durante su vida. Estas profecías contenían a menudo sanos consejos políticos.

Ambos reinos se encontraban periódicamente en guerra con sus vecinos y sufrieron penurias por estar situados entre los dos grandes poderes de la época, Asiria al este y Egipto al sur. En el año 720 a.C., aproximadamente, el reino de Israel fue conquistado por los asirios y sus habitantes desterrados. Estos exiliados se conocen como los de las diez tribus perdidas, y fueron objeto de muchas leyendas. En 586 a.C. Judá fue conquistado por Nabucodonosor, el Templo de Jerusalén destruído, y sus habitantes deportados a Babilonia.

RETORNO DE BABILONIA A SION
(586-458 a.C.)

La Biblia expone la destrucción de los dos Estados Judíos como el castigo divino a sus pecados, en particular el de idolatría. Después de las deportaciones en masa, algunos habitantes permanecieron en el país: los babilonios estaban especialmente interesados en restablecer las clases gobernantes.
La posición económica de los judíos en Babilonia era enteramente satisfactoria, gozando de gran autonomía (esta situación prosiguió para aquellos que quedaron en dicho país después del retorno a Sión, hasta el siglo 10 de la E.C.). La destrucción del Estado y del Templo fueron experiencias traumáticas. Ante la prédica encendida de los profetas, afloraron tanto el deseo de venganza como los sentimientos de contrición. La religión judía atravesó por un importante proceso de desarrollo en el exilio babilonio. La sinagoga, quizá la institución más importante en la vida judía, comenzó a actuar casi como un sustituto del destruido Templo. Además, la estrecha proximidad de los no judíos debió haber ejercido cierta influencia sobre su teología y el pensamiento religioso. Los desterrados nunca abandonaron la esperanza de retornar a la Tierra de Israel. Incluso el profeta de la condenación, Jeremías, les aseguró que finalmente retornarían a su patria. En el exilio, Ezequiel, con su profecía de la resurrección de los huesos de los muertos, debió haber alentado esta esperanza.

Cuando los medos conquistaron Babilonia, los judíos lo consideraron un acto de Dios. Ciro, el nuevo gobernante, se embarcó en una política de restauración y reconstrucción. A los judíos les fue concedida la autorización de regresar a Jerusalén y reconstruir el Templo. El primer retorno, en 538 a.C., incluyó 42.360 hombres libres y 7.337 esclavos. El territorio que les fue asignado era pequeño y abarcaba a Jerusalén y sus alrededores. Los judíos que regresaron sufrieron grandes contrariedades, así como la hostilidad de los colonos que los asirios habían asentado en Samaria después de conquistar a Israel. Estos pobladores fueron conocidos como samaritanos; adoptaron cierta forma de judaísmo y se estaban preparando para construir su propio templo sobre el monte Guerizim.

En el año 515 a.C., el Templo de Jerusalén fue reconstruido, pero las condiciones generales de los habitantes no eran en modo alguno favorables.

En 458 a.C. un segundo grupo de judíos babilonios llegó a la ciudad bajo la conducción de Ezra, a quien las nuevas autoridades de Babilonia habían nombrado gobernador de Jerusalén. Este grupo comprendió 18.000 hombres, mujeres y niños.

LA RESTAURACION (Siglo 5 a.C.)

A su regreso a Jerusalén, Ezra halló que la comunidad estaba completamente desmoralizada y que los matrimonios mixtos, con no judíos, habían alcanzado proporciones alarmantes, y convocó a un encuentro de representantes de toda la población en el cual se resolvió tener por disueltos dichos matrimonios. Los samaritanos y otras nacionalidades se sintieron profundamente insultados por esta medida, y Ezra resolvió reconstruir los muros de Jerusalén para prevenirse de un eventual ataque. Este acto iba más allá de sus facultades y sus enemigos informaron de ello a la corte de Persia, recibiendo Ezra la orden de desistir de su propósito. Nehemías, un judío que ocupaba una alta posición en la corte, gestionó la rescisión de dicha orden y él mismo fue designado gobernador de Judá.
Arribó a Jerusalén en el año 455 a.C. y en su entusiasta fervor logró completar las fortificaciones de la ciudad en 52 días.

Ezra y Nehemías unieron sus fuerzas y en el día de Año Nuevo, 455 a.C., Ezra leyó la Torá en una reunión a la cual fue convocada toda la población. Unas tres semanas después fue proclamado un día de ayuno y los judíos se comprometieron solemnemente a vivir en absoluta conformidad con los mandamientos de la Torá. Pocos años más tarde, Nehemías fue llamado nuevamente a la corte persa y en su ausencia la oposición tornóse otra vez activa; pero a su vuelta a Jerusalén instituyó. varias medidas religiosas que provocaron el cisma definitivo entre la comunidad judía y la samaritana.

Al lado de los judíos de Babilonia que decidieron no regresar a Jerusalén, existieron otras grandes comunidades de este origen en el Medio Oriente.

En Elefantina, isla en el delta del Nilo, los judíos construyeron un templo para el servicio de Dios. Este templo, con respecto al cual la comunidad de Jerusalén adoptó una actitud ambivalente, fue destruido por sacerdotes egipcios en 411 a.C. Por esa misma época, también la comunidad judía de Persia fue amenazada de exterminio por un decreto del que fue salvada merced a los esfuerzos de judíos influyentes en la corte. La festividad de Purim y el previo Ayuno de Ester fueron instituídos para conmemorar aquel evento y, hasta el presente, se celebran cada año con la lectura en público del relato protagonizado por Ester, amén de otros festejos familiares y en la sinagoga.

En Judá el pueblo vivió en un régimen teocrático, un Estado regido por la ley de Dios. La monarquía no habría de ser restablecida hasta unos 300 años después. De los restantes 100 años de dominio persa es difícil encontrar algún testimonio escrito.

LOS COMIENZOS DEL HELENISMO
(Siglos 4 y 3 a.C.)

Si bien no existe una información minuciosa acerca del período posterior al retorno de Babilonia, fue en esta etapa precisamente cuando se consolidaron los cimientos dé la civilización judía.

Después de Ezra y Nehemías, el estudio de la Torá se hizo muy intensivo. La Torá fue aceptada como la constitución de la nación y se desarrollo el proceso conocido como de interpretación. De este modo el texto de la Torá fue estudiado de manera de inferirse de él nuevas leyes adaptadas a las condiciones contemporáneas, así como reglas atinentes a la moral y axiomas éticos. Un organismo conocido con el nombre de Gran Sínodo se creó durante esa época, (su denominación hebrea, Haknéset Hagdolá, es la fuente del actual nombre del Parlamento de Israel, Knéset). El sínodo estaba integrado por un grupo de sabios cuya misión era la interpretación de la Torá. Ellos fueron los antecesores de los sabios de épocas posteriores, los que produjeron la monumental codificación de la ley judía y el ritual, luego recopilado en la Mishná. La "interpretación" de la Torá incluye también la actividad homilética. Las historias de la Biblia son embellecidas, agregando atractivos sucesos al esqueleto de lo relatado.

Esto fue probablemente realizado durante los sermones en las sinagogas y posteriormente recopilado en las distintas obras del Midrash. Ezra y Nehemías marcan el fin del período profético en la historia de la religión judía y el comienzo del período rabínico. En el último tercio del siglo 4 a.C., tuvieron lugar cambios decisivos. Hasta esa época, el país fue gobernado o estuvo bajo la influencia de las grandes potencias orientales. Con posterioridad, hasta el siglo 7 E.C., Judá y sus vecinos cayeron bajo el dominio de reinos y culturas cuya principal fuente de inspiración fue Grecia y, mas tarde, Roma. Alejandro Magno conquistó Judá en 332 a.C., sin encontrar seria resistencia.

Después de la muerte de Alejandro, el país cambió frecuentemente de manos por causa de las luchas intestinas libradas por sus sucesores. En 301 a.C. fue conquistado por Ptolomeo I de Egipto, quedando bajo el poder del helenismo egipcio hasta el año 200 a.C., en que pasó a ser regido por el reino seleucida helenista de Siria. En gran parte de este período, los judíos gozaron de considerable autonomía; en tanto pagaran sus impuestos y tributos, eran dejados a su suerte, y su vida religiosa estuvo libre de toda interferencia. El alto sacerdote del Estado era la autoridad efectiva, responsable ante el gobernador extranjero.

Con todo, la población judía comenzó a sentir la influencia de los conquistadores foráneos. Comerciantes, soldados y otros viajeros dejaron su sello, particularmente en las clases dirigentes, las que comenzaron a adoptar sus maneras, el idioma, y otras costumbres sociales de los griegos.

REPRESION Y RESISTENCIA
(Siglo 2 a.C.)

La conquista seléucida no alteró, al principio, la situación de Judá; incluso sus pobladores recibieron ciertos privilegios en materia de impuestos. Sin embargo, la situación política y económica del reino seléucida empeoró a causa de los repetidos ataques llevados a cabo por los guerrilleros, desde el norte, y la amenaza de la influencia romana, desde el oeste, La posición de Judá varió de acuerdo con esos factores. EL gobierno seléucida, después de una derrota inferida por Roma, debió pagar una gravosa indemnización y, a fin de obtener los fondos necesarios, se produjeron intentos de saquear los tesoros almacenados en los ricos templos del reino, incluso el de Jerusalén.
Las relaciones entre el estado vasallo de Judá y su soberano fueron deterioradas posteriormente, con la coronación de Antíoco IV Epifanes en el trono seléucida, en 175 a.C. Su mayor preocupación era la frontera meridional con el Egipto de Ptolomeo; Judá, situada sobre esa frontera, estaba en su camino. En un intento por erradicar la singularidad religiosa de Judá, intervino en sus asuntos internos y depuso al Sumo Sacerdote Onías, en favor del hermano de éste, Jasón, que ostentaba una fuerte tendencia helenizante.

Este fue el comienzo de una serie de esfuerzos de Antíoco Epifanes por apartar a los judíos de su fe monoteísta, de sus tradiciones y antiguas pautas culturales, con el propósito de convertirlos a un sistema de vida helenista, similar al practicado en el resto del reino. A este efecto se estableció un gymnasium en Jerusalén, con la esperanza de desalojar al Templo y sustituir eI culto a Dios por el del cuerpo humano. Dentro mismo del pueblo judío se desarrollaba paulatinamente una clara división. De un lado se alineaban los tradicionistas, quienes constituían la gran mayoría de la nación, dirigidos por un grupo de extremistas conocidos con el nombre de Jasideos o pietistas.

Un punto de vista muy diferente, de otro lado, era sostenido por los helenistas, entre cuyos adeptos prominentes se contaban miembros de la aristocracia y del sacerdocio. Por fin, Antíoco prohibió la práctica de la religión y todo judío observante del Shabat, o de la circuncisión de su hijo, era pasible de la pena de muerte. También impuso a la población judía ritos de idolatría y el consumo de carne impura, particularmente la de puerco. El Templo fue saqueado y profanado, y su nombre cambiado por el de Júpiter Olímpico.

En oposición a las esperanzas de Antíoco, sin duda alentadas por los helenistas, la mayoría de la nación permaneció fiel a su religión y aceptó el martirologio por causa de ello. Asociada a este martirologio, surgió una creciente fe mesiánica en el sentido de que un sufrimiento sin precedentes era signo de la proximidad de la caída del perverso reinado y el cumplimiento de la visión profética del fin de los días. Lo que en realidad ocurrió fue la exitosa revolución de Los Asmoneos.

LA REVUELTA DE LOS ASMONEOS

Guiados por un sacerdote llamado Matatías, de la pequeña población de Modiím, y provistos de armas forjadas por herreros de las aldeas montañosas, los judíos se rebelaron en el año 167 a.C. contra el reino seléucida. La revuelta fue causada, al principio, por los decretos contra la práctica del judaísmo y, posteriormente, por la aspiración a la independencia nacional.

En un comienzo, los rebeldes emprendieron una guerra de guerrillas y la jefatura pasó de Matatías a sus hijos, entre los cuales se destacó Iehudá, conocido como el Macabeo. En 163 los seléucidas revocaron su política de persecución religiosa y se Ilegó a un acuerdo. Este fue violado, empero, por un nuevo gobierno seléucida y, después de varios combates desesperados y de intensas perfidias políticas, Judá logró su independencia en 142 a.C., bajo el mando de Simeón, uno de los hijos de Matatías.
Esta familia, conocida como los Asmoneos, asumió el liderazgo religioso temporal del pueblo; Simeón fue nombrado etnarca (gobernador civil), sumo sacerdote y comandante en jefe del ejército en una gran asamblea realizada en Jerusalén, en el año 140 a.C. Posteriormente, la familia adquirió prerrogativas reales.

Se pactó una serie de alianzas con Roma, la creciente potencia mundial, y Juan Hircano, hijo de Simeón, se convirtió en rey de una Judá independiente y mucho mas vasta. Un estado vecino - Idumea o Edom - fue anexado y su población se convirtió al judaísmo. Estos nuevos pobladores se tornaron pronto en una parte inseparable de la nación judía y sus clases superiores comenzaron a ocupar importantes posiciones en el reino asmoneo, hecho que iría a producir importantes consecuencias en el futuro. Juan Hircano dirigió también notables operaciones militares en Transjordania y abrió el camino para la conquista de Galilea, la región septentrional de Eretz Israel.

Esta política expansionista fue proseguida por su sucesores, y en particular por Alejandro Janeo (103-76 a.C.), bajo cuyo reinado fueron capturadas todas las ciudades extranjeras del país. Las conquistas asmoneas borraron la influencia política del helenismo del territorio de Eretz Israel. En un principio la dinastía asmonea nació por la amalgama del fervor religioso y nacional, pero ya en una etapa temprana se hizo evidente que sus seguidores no sustentaban concepciones idénticas. Un ejemplo lo constituyen los jasideos, que sostuvieron los valores judíos tradicionales; ellos tenían muy poco en común con la aristocracia sacerdotal que se incorporó a la dinastía asmonea. En los días de Juan Hircano se abrió una brecha entre los fariseos, sucesores del grupo de jasídeos, y los asmoneos; esta brecha iba a ser ensanchada considerablemente durante el reinado de su hijo.

FARISEOS Y SADUCEOS (Siglo 1 a.C.)

El partido jasideo de los albores de la revuelta asmonea se convirtió con el tiempo en el grupo conocido con el nombre de fariseos. Esta denominación, que en hebreo significa separatistas, obedece presumiblemente a su insistencia en mantener el purismo del ritual. Los fariseos dieron impulso al estudio y comprensión de la Torá, ofreciendo una amplia gama de interpretaciones para los textos de las Escrituras. Sus enseñanzas se desarrollaron en la Mishná y el Talmud, que constituyen la base del judaísmo rabínico. Asimismo, insistieron acerca de la importancia religiosa del estudio y negaron que el conocimiento fuese prerrogativa del sacerdocio. La composición de sus propios adherentes no era en modo alguno homogénea, y tendieron a popularizar la religión judía y a disminuir la exclusive importancia del culto en el Templo.
Puestos ante esos objetivos encontraron opositores, los del partido de los saduceos, cuyo nombre parece derivarse del de Zadok, un alto sacerdote de los tiempos bíblicos.

Este grupo en su mayor parte formado por sacerdotes y aristócratas, insistió en la exclusiva centralidad del Templo y objetó la interpretación extensiva de la Biblia practicada por los fariseos. Los saduceos rechazaban las creencias de los fariseos en fuerzas sobrenaturales, argumentando que éstas no tienen base en la ley mosaica. Asimismo negaban la doctrina de la resurrección del cuerpo y la inmortalidad del alma.

Existían numerosos detalles legales referentes al ritual, respecto a los cuales ambas partes diferían. Los saduceos fueron mucho menos populares por su actitud; el que controlaran el Templo y representasen a la religión institucionalizada, convirtió a los fariseos en revolucionarios. Los fariseos no se limitaron a emitir opiniones o a actuar en la esfera religiosa; también criticaron a la dinastía por desempeñar alternativamente las funciones de la reyecía y el alto sacerdocio, sosteniendo que las últimas debían estar en otras manos. Además, el que los Asmoneos no pertenecieran a la línea genealógica de David afectaba el reconocimiento que les fue dado como reyes.

Durante el reinado de Alejandro Janeo, la mayor parte de los fariseos abandonó el país a raíz de la persecución desatada por la realeza. Con todo, los mayores esfuerzos de los fariseos se concentraron en la vida religiosa del pueblo, y sus posiciones y doctrinas en este terreno se convirtieron en las bases del judaísmo a través de las edades.

Durante este período surgieron varias sectas, entre ellas la de los esenios; todas fueron aislacionistas en su concepción, apartándose de la corriente dominante en la vida judía. Ninguna sobrevivió.

EL FIN DE LA INDEPENDENCIA
(Siglo 1 a.C.)

La viuda de Alejandro Janeo, Salomé Alejandra, reinó durante nueve años (76-67 a.C.) con su hijo mayor Hircano como Sumo Sacerdote y su hijo menor, Aristóbulo, como comandante en jefe del ejército.
Durante su reinado les fue encomendada a los fariseos, encabezados por Simeón ben Shetaj, hermano de la soberana, la dirección del Estado.
Después de la muerte de la reina estalló una guerra civil entre sus dos hijos. Como consecuencia de esta lucha los romanos ocuparon Judá en 63 a.C., y Pompeyo, su comandante, asumió facultades para decidir en el problema de la reyecía.
De esta manera comenzó la decadencia de la independiente Judá asmonea, ocaso que se prolongó por 80 años. A todos los efectos y propósitos Judá se convirtió entonces en una provincia romana.
Luego de la victoria de Julio Cesar sobre Pompeyo, en 48 a.C., Hircano y su más alto asesor, Antípater (de origen idumeo), fueron a lo del Cesar, quien tomo varias decisiones en favor de Hircano, confirmándolo como Sumo Sacerdote y gobernador civil. Antípater, por su parte, concentró en sus manos un gran poder y sus hijos ocuparon posiciones de influencia en el gobierno, especialmente Herodes, designado gobernador de Galilea.
Después de un período ulterior de guerra civil, durante el cual un hijo de Aristóbulo conquistó el trono por un breve tiempo, con la ayuda de los partos, Herodes es proclamado rey de Judá por los romanos.
Aún cuando su territorio fue ensanchado por las autoridades sucesivas, Herodes fue, no obstante su título real el gobernador de una provincia romana.
En este carácter sirvió como ejecutor fiel de la política de los conquistadores y no intentó en ningún momento seguir un curso independiente.
Herodes no era amado por los judíos, aún cuando casó con Miriam, de la dinastía asmonea, para obtener la legitimación de su reinado.
Con el fin de demostrar su lealtad al judaísmo decidió reconstruir el templo y erigir un magnífico edificio que ocuparía el lugar del sencillamente levantado en tiempos de Ezra.
Cerca de 11.000 personas fueron empleadas durante 9 años en llevar a cabo el proyecto. Fue una persona de suspicacia patológica, incluso con respecto a sus propios hijos, y asesinó a algunos de ellos, alegando que conspiraban contra él. Se atribuye a Octavio el decir que hubiera preferido ser un cerdo de Herodes antes que su hijo, porque el primero tendría probabilidad de sobrevivir.

Se consagró a la construcción de nuevas ciudades y también extendió y reconstruyó el Templo. Su reinado fue conmovido por esporádicos levantamientos populares que sofocó con mano dura; al recordar su reciente independencia, los judíos no podían aceptar su nueva situación, y menos bajo el gobierno de un rey a quien no aceptaban realmente como uno de los suyos.

DOMINACION ROMANA
(Siglos 1 y 2, E.C.)

El reinado de Herodes no sobrevivió a su muerte, acaecida en el año 4 a.C. Los romanos no confirieron a sus hijos el título real y, después de algunos años, Judá fue regida por gobernadores o procuradores romanos, los nombres con que fueron conocidos. De esta suerte, también la aparente independencia desapareció. Los procuradores variaron en su actitud hacia la población judía, pero casi todos ellos favorecieron a los no judíos o a la población helenizada.
Fue en este período, en el año 30 E.C. cuando Jesús fue crucificado por los romanos, muy probablemente porque asumió el título de rey de los judíos.

En el año 66, a.C., estalló la gran revuelta: las autoridades del Templo se negaron a ofrendar sacrificios por el bienestar del pueblo romano y su emperador. La guarnición romana de Jerusalén fue destruída y derrotada una fuerza romana enviada desde Siria.
Se estableció un gobierno provisional que reunió bajo su autoridad a toda la población judía, pero un gran ejército a órdenes de Vespasiano fue enviado para reprimir la rebelión. Puesta bajo la jefatura de su hijo Tito, Jerusalén fue sitiada y asolada en el año 70 y arrasado el Templo.

El ayuno del noveno día del mes de Av (Tishá be-Av) ha sido observado desde entonces como el aniversario de este hecho, que coincide con la fecha de la destrucción del Primer Templo. Las enseñanzas y actividades de los fariseos y sus predecesores ayudaron a preservar la continuidad de la vida judía; por ello la catástrofe no marcó el fin de la religión o del pueblo judíos.

El centro de Ias actividades religiosas fue transferido de Jerusalén a Iavne y se introdujeron ajustes en la práctica religiosa, adaptándola a la inexistencia del Templo. Se encendieron revueltas antirromanas, especialmente en los años 115 a 117, que culminaron con la guerra de Bar Cojba.

Esta contienda fue provocada por una decisión del emperador romano Adriano que pretendía levantar una colonia romana sobre las ruinas de Jerusalén y contó con el apoyo del más famoso de los doctos de esa época, Rabí Akiva. La guerra de Bar Cojba se prolongó por espacio de tres años y puso a dura prueba los recursos militares del Imperio Romano.

Cuando finalizó la lucha, tras la conquista de Betar y la dispersión de los últimos focos rebeldes en las cavernas del desierto de Judea, la población judía fue muerta, sometida a esclavitud o desarraigada. Jerusalén y sus alrededores se poblaron con no judíos y sólo la Galilea quedó como un bastión del judaísmo. Adriano les prohibió la práctica de su religión.

Muchos abandonaron el país y millares fueron vendidos como esclavos en el exterior. Como resultado del desastre de Bar Cojba, las comunidades judías de la diáspora se reforzaron, especialmente en Babilonia.

DIASPORA DE BABILONIA

Durante el período del Segundo Templo, los principales acontecimientos de la historia judía ocurrieron en la Tierra de Israel. En el siglo 2 E.C., después del fracaso de la rebelión de Bar Cojba y de las persecuciones subsiguientes desatadas por Adriano, el centro de la vida judía se desplazó de Judá a Galilea.

Allá fue compilado y editado en el siglo 3 el cuerpo de leyes conocido como la Mishná, y se celebraron ciertas ceremonias que si no sugerían la independencia política, por lo menos la marcaban en un sentido religioso y cultural.
En Babilonia existió también una densa población judía desde la época del primer exilio, en el siglo 6 a.C.; hubo, asimismo, comunidades judías en Egipto, Italia, Grecia, España, Francia, Asia Menor y la Península Arábiga. En tanto se mantuvo el Templo de Jerusalén, éste fue considerado como el centro de la vida judía; algún tiempo después de su destrucción, las distintas comunidades comenzaron a vivir una existencia propia.

El mayor peso de la autoridad religiosa se trasladó gradualmente de la Galilea a Babilonia, y una corriente constante de eruditos y discípulos se dirigió a dicho país. Gran extensión de Babilonia fue poblada exclusivamente por judíos, quienes gozaban de considerable autonomía bajo la jefatura de exilados que declaraban ser descendientes del rey David.

En 219 de la E.C. llegó a Babilonia Abba Arija, conocido por el nombre de Rav, uno de los más destacados rabinos de Eretz Israel; estableció un seminario en la población de Sura el cual conjuntamente con el de su colega Samuel en Nehardea, se convirtió en el centro de la autoridad religiosa para todo el mundo judío.

En esos seminarios, la Mishná se expandió a las páginas del Talmud, y los textos con las discusiones que tuvieron lugar allí son estudiados hasta la actualidad. El Talmud, además de contener material legal y ritual, comprende debates sobre una amplia variedad de asuntos; hay leyendas, relatos y anécdotas, sermones morales y éticos e investigaciones sobre temas naturales y científicos.

El Talmud de Babilonia fue completado en el siglo 5 E.C., en tanto que una versión de Eretz Israel, llamada el Talmud de Jerusalén, fue terminada antes. La comunidad judía de Babilonia prosperó durante varios siglos. En los siglos 9 y 10 E.C. se produjo un cisma entre los caraítas, secta que negaba la interpretación rabínica de la Biblia, y la jerarquía institucionalizada de los rabanaístas.

Este cisma, así como el surgimiento del Islam, originaron los primeros estudios sistemáticos de la lengua, la Biblia y la filosofía hebreas. En los siglos 10 y 11 la comunidad judía de Babilonia comenzó a declinar, en primer término como resultado de condiciones políticas adversas, pero siguió existiendo allí hasta los tiempos modernos en que la mayoría emigró a Israel.
A principios de 1970, la población judía de Irak, con más de 2.600 años de antigüedad, casi había dejado de existir.

DIASPORA: MEDIOEVO ESPAÑOL

La influencia del judaísmo babilonio sobre las comunidades de Europa fue muy poderosa. La diáspora en Oriente, incluyendo Egipto, tendía a aceptar la influencia de lo que restaba del centro espiritual de Eretz Israel.

Al tiempo que el centro babilonio declinaba, florecieron las comunidades de Africa del norte y España. Prósperas poblaciones judías se desarrollaron en Kairuán y Fez, en el norte de Africa, y en Córdoba y Toledo de España. En esos lugares comenzó a codificarse y editarse las voluminosas discusiones jurídicas del Talmud.
En los siglos 5 y 6 los cristianos visigóticos de España comenzaron a perseguir a los judíos, pero bajo el dominio musulmán llegaron a posiciones de gravitación en el gobierno, durante el período conocido como la Edad de Oro.

Se destacaron en las profesiones liberales, particularmente la medicina, y fueron estimulados los estudios de la astronomía y filosofía. Floreció la poesía hebrea de todos los géneros en una época que produjo a Ibn Gabirol, Samuel Ha-Naguid y Iehudá Halevi. En los campos tradicionales del estudio puede mencionarse entre los eruditos sobresalientes a Salomon Adéret y Asher Ben Iejiel.

Debido al choque de culturas, el mayor sabio judío del siglo 12, Maimónides, escribió en árabe su obra fundamental, Guía de los Perplejos, para los desorientados de su generación. La Edad de Oro español vio también el nacimiento del misticismo hebreo o Cábala (cuya obra esencial es el Zohar); que iba a tener gran importancia en la vida judía.

En las primeras etapas de la reconquista cristiana, a principios del siglo 11, la posición de los judíos no se deterioró drásticamente. Pero la Iglesia de España consideró una anomalía la prosecución de su existencia en un Estado cristiano, e hizo todos los esfuerzos para lograr su conversión.
Ello condujo finalmente a las cámaras de torturas de la Inquisición, y al decreto de 1492 imponiéndoles la alternativa de aceptar la fe cristiana o abandonar la península. Durante varios siglos después de aquel año no existió en dicho país una vida judía libre, y sólo en 1967 fue inaugurada una sinagoga, que obtuvo el reconocimiento oficial.

Luego de la expulsión de los Reinos de Castilla y Aragón, los refugiados se diseminaron por todo el mundo judío, incluyendo Africa del norte, Italia, Sicilia, Holanda y Turquía y establecieron allí sus propias congregaciones. La voz sefaradí ; que denomina a diversas comunidades, es una derivación del nombre hebreo de España (Sefarad).

Algunos conversos judíos que abrazaron el cristianismo, pero que en secreto permanecieron fieles a su fe escaparon, de España y abandonaron sus posesiones allí para practicar abiertamente su religión en países libres. Otros permanecieron en la península; en muchas familias españolas puede observarse aún hoy vestigios de prácticas judías, transmitidas de padres a hijos.

DIASPORA EN FRANCIA
Y ALEMANIA MEDIEVALES

En Francia existen judíos desde el siglo 1 E.C. Los primeros vivieron bajo la influencia cultural y religiosa de sus hermanos de España y, posteriormente, de Italia. En los siglos 10 y 11 se desarrolló una cultura diferenciada y fecunda en el norte de Francia y en la ribera oriental del Rin.

La atmósfera reinante allí para los judíos fue muy distinta de la existente en la mayoría de las regiones meridionales del país: fueron tolerados, aunque no tuvieron acceso a la sociedad ni al gobierno. En consecuencia, se desarrollaron hacia adentro. Durante ese período los cruzados cometieron horrores indescriptibles en la población hebrea, incluyendo torturas, violaciones y pillaje. En su camino para liberar la Tierra Santa de los sarracenos, los cruzados destruyeron comunidades enteras de pacíficos judíos. El martirologio se convirtió en un lugar común.
Aún en estas adversas condiciones se expandió la vida cultural judía. Rashi (1040-1105) escribió sus comentarios a la Biblia y a la mayor parte del Talmud, los que hasta el presente son imprescindibles para el estudio de esos textos. Las diversas escuelas de los tosafistas (de tosafot, complementos), entre los cuales sobresalieron los nietos de Rashi, completaron su obra mediante comentarios adicionales. Un tipo distinto de pietismo fue desarrollado por un grupo que llevó el nombre de Jasideos de Ashkenaz, denominación hebrea para toda esa área geográfica; los Jasideos pusieron el énfasis en los aspectos éticos y en el ascetismo de la vida judía. También en la actualidad los judíos occidentales son conocidos como ashkenazitas y siguen bajo la influencia de aquella época.

En ese tiempo los judíos se desempeñaban principalmente como mercaderes, manteniendo sólo un contacto marginal con sus vecinos no judíos. Estaban excluídos de la propiedad de tierras y de las profesiones, siendo forzados a operar como prestamistas, dado que la Iglesia no consideraba esa actividad digna de los cristianos. Posteriormente, los judíos fueron censurados y perseguidos por ocuparse de actividades a cuya práctica fueron obligados; asimismo, bajo la influencia de la Iglesia, los gobernantes locales redujeron constantemente sus derechos. De hecho los judíos eran considerados legalmente, y con frecuencia, propiedad personal del gobernante.

Durante la peste denominada Muerte Negra, que en 1348 causó el deceso de un tercio de la población de Europa, los judíos fueron falsamente acusados de envenenar los pozos de agua. También tuvo amplia difusión el Libelo de Sangre, que inculpó falsamente a los judíos de asesinar a niños cristianos para usar su sangre con propósitos rituales. Estas absurdas acusaciones se convirtieron en las excusas corrientes de pogroms y acosamientos. Sin embargo, la comunidad judía demostró su gran vitalidad y se reconstruyó en los propios lugares donde se cometieron masacres pocos años antes.

DIASPORA EN EUROPA ORIENTAL

En los siglos 7 y 10 floreció en Europa Oriental un grupo nacional turco soberano, conocido como el de los cúzares, o cuzaris. En 740 E.C. los líderes del reino cuzarí abrazaron la religión judía; su relación con los caraítas y rabanaístas ha sido recientemente descubierta en archivos de antiguas sinagogas.
Las expulsiones de judíos fueron precedidas por persecuciones e intentos de convertirlos al cristianismo. En 1290, aproximadamente, 16.000 de ellos fueron echados de Inglaterra; sus descendientes retornaron allí sólo en el siglo 17; en 1306 fueron expulsados de Francia.

Como resultado de la migración de las sufrientes juderías de Europa Occidental y Central, comenzaron a crecer rápidamente las comunidades de Europa Oriental, donde los gobernantes no se opusieron a su ingreso debido a la gran escasez de pobladores.

Los inmigrantes se integraron especialmente a las esferas relacionadas con la actividad económica, naturalmente como prestamistas pero también en otras ramas del comercio y del artesanado. En las zonas en las cuales estaba permitido se dedicaron también a la agricultura.

Los no judíos de las clases superiores se sirvieron de sus conexiones internacionales, particularmente en las finanzas, para el comercio y la industria. En la vida judía la educación estaba en el centro de las actividades. Se crearon decenas de ieshivot (seminarios rabínicos de estudios superiores), que produjeron miles de distinguidos eruditos. Gran proporción de las obras mayores, estudiadas hoy día en la literatura rabínica, se dieron en Europa Oriental, entre los siglos 16 y 19.

Las comunidades gozaban de cierta autonomía y, mediados del siglo 16, alcanzaron la culminación de su organización interna, con el establecimiento del Consejo de Países. Era un organismo que gobernaba a los judíos de Polonia y Lituania, integrado por delegados de todas las comunidades destacadas. El Consejo se reunía habitualmente dos veces por año, durante las más importantes ferias comerciales. Fijaba impuestos, resolvía disputas entre comunidades o individuos y, en general, supervisaba la vida comunitaria de toda la región. En el siglo 17 los judíos quedaron aprisionados entre las fuerzas rivales del gobierno polaco, y los cosacos.

Los últimos, al mando dé Bogdan Jmielnicki, perpetraron pogroms en contra de los judíos (1648-49) que no tuvieron precedentes por su depravación y barbarie. Miles fueron torturados y degollados con cuchillos de carnicero en las sinagogas; comunidades enteras fueron devastadas en esta ola de terror y las masas judías de Europa Oriental cayeron en la desesperación.

DIASPORA ARABIA

Existen leyendas según las cuales la fecha de arribo de los primeros judíos a Arabia se remonta a la época de Moisés; otras refieren que 80.000 sacerdotes llegaron allí después de la destrucción del Primer Templo de Jerusalén.

Lo cierto es que la comunidad judía de Arabia, incluida la del Yemen, existió desde la antigüedad remota. En el siglo 6 a.C., los judíos de Yemen desoyeron el llamado de Ezra a retornar a Eretz Israel. Sólo en 1949-50 la comunidad yemenita emigró al Estado de Israel.
Antes del surgimiento del Islam, en el siglo 7 E.C., existieron en Arabia poderosas tribus judías que llegaron a dominar sobre tribus paganas vasallas, y un número considerable de no judíos se convirtió a la fe judaica.

Aparentemente, tribus completas siguieron este curso y hay pruebas de que hubo un reino prosélito de los judíos y también una reina de ese origen. Las esperanzas de Mahoma de convertirlos al Islam no se cumplieron y esto provocó el rápido deterioro de su relación con ellos.

Simultáneamente, Mahoma adoptó ciertos elementos de la fe judía para su nueva religión, pero aquellas tribus fueron gradualmente expulsadas de Medina y, todos los varones de una de ellas, ejecutados. Se les exigió el pago de tributos especiales por el privilegio de vivir entre musulmanes, norma seguida luego en todos los países de gobierno islámico. De acuerdo con la enseñanza musulmana, la inferioridad civil de los judíos fue promulgada por ley. La actitud básica del Islam respecto a los infieles se encuentra expresada en el llamado Convenio de Omar, que data del año 637. La doctrina llamada ahl al-dhimma fija los derechos del "pueblo protegido", referentes tanto a judíos como a cristianos.

La posición social y económica de los judíos del Yemen era muy baja. Se les hizo objeto de iniquidades y restricciones: no podían usar colores brillantes o medias; les estaba prohibido llevar armas o usar sillas de montar; los niños judíos que quedasen huérfanos debían convertirse al islamismo. Tampoco podían realizar las mismas labores que los musulmanes; muchos de ellos trabajaban la plata y el oro, dado que esto les era vedado a los seguidores del Islam.

Uno de los resultados de esta persecución fue que los judíos de Yemen se conservaron étnicamente separados y mantuvieron sus costumbres peculiares. Su singular pronunciación del hebreo y sus prácticas rituales son materia de minuciosas investigaciones en el moderno Israel, dado que permanecieron aparentemente intactas durante más de 2.000 años. Según se cree, esos estudios arrojarán luz sobre el idioma y la cultura de la antigüedad hebrea.

Continuidad de la Vida Judía
en Eretz Israel

Aún después de la destrucción del Templo por los romanos, en 70 E.C., existió permanentemente una comunidad judía en la Tierra Santa.

En los siglos que siguieron las mayores comunidades de la diáspora incluían a las de Pumbedita; Damasco, Alejandría y Roma. En su intento por disminuir la influencia cristiana en el Imperio Romano, el emperador Julián el Apóstata (360-363) anunció que reconstruiría el Templo de Jerusalén y revocó los impuestos especiales que debían pagar los judíos; sin embargo, después de su muerte, se registró un agravamiento de la persecución cristiana contra aquéllos; campaña que comenzó cuando el cristianismo se convirtió e religión oficial del Imperio Romano, en 321.
En 614 los persas, con la ayuda judía, conquistaron Jerusalén los autorizaron a radicarse allí. En 628, empero, los bizantinos derrotaron a los persas y al año siguiente los judíos fueron objeto de expulsiones, conversiones forzadas y renovada persecución.

Durante la conquista árabe (634-1099) fueron considerados, al principio, aliados leales, pero Omar II (717-720 restringió severamente sus prácticas religiosas y su estado civil. Los pesados impuestos sobre las tierras obligaron a los judíos a abandonar la agricultura y radicarse en las ciudades, donde la vida era más segura y tranquila. La comunidad de Ramle creció en importancia y Tiberíades se convirtió en el centro de la tapicería y la industria textil. En el siglo 9 un número de caraítas abandonó Persia y se estableció en Jerusalén.

Durante el período de la conquista Cruzada ( 1099-1291 ) los judíos cooperaron con los musulmanes, y en la invasión de Jerusalén la mayor parte de ellos fueron masacrados Comunidades enteras quedaron cautivas y los judíos de todo el mundo contribuyeron a su rescate. Bajo la dominación de los mamelucos (1291-1516), la comunidad judía se recuperó gradualmente.

En los siglos 15 y 16 el estudio de la Cábala (misticismo), que había cobrado impulso a través de varios siglo; en España y otros centros, alcanzó su cima en Jerusalén y más precisamente en Safed - ciudad de las colinas de Galilea -, bajo la influencia del rabino Isaac Luria, conocido con el nombre de Arí.

La Cábala se preocupa principalmente de las relaciones entre el Creador y el mundo finito, la existencia del mal y la; finalidades del hombre. Como consecuencia de la expulsión de España, Safed atrajo a un grupo de relevantes eruditos de la Cábala, de los estudios normativos del judaísmo y de los comentarios del Talmud. En las cercanías de Safed fue escrito el Shulján Aruj, el Código autorizado de la Ley Judía, por Josef Caro.

El MESIANISMO Y EL SHABTAI ZVI

Una de las creencias básicas del judaísmo se relaciona con la llegada del Mesías y la redención final. Los comienzos de dicha creencia no pueden ser fijados con exactitud; ésta fue, desde la época del Segundo Templo, un tema de constante vigencia en la vida judía. Movimientos mesiánicos verdaderos existieron ya desde el siglo 7.
Cada gran ola de persecuciones, tales como la desencadenada en España en 1391, trajo consigo el afloramiento de esperanzas mesiánicas.

En las primeras décadas del siglo 16, los judíos oprimidos de Asia Menor y Europa se vieron atraídos por las carismáticas promesas de David Reubeni y Salomón Moljo. Algunas de estas promesas estaban vinculadas con los supuestos descendientes de las Diez Tribus Perdidas de Israel, expulsadas de su patria por los Asirios en 720 a.C.

Los sufrimientos causados por las masacres de Jmielnicki (1648-49) explican el fervor con el cual muchos de los judíos del mundo abrazaron el movimiento fundado por el seudomesías Shabtai Zvi.

También muchos no judíos aceptaron su prédica cuando se declaró Mesías y anunció que conduciría a los judíos de regreso a su tierra. En 1665 y 1666 causó tal impresión que comunidades enteras, tanto de Oriente como de Europa, vendieron sus casas, posesiones y negocios dispuestas a seguirlo. No obstante, el sueño sufrió un colapso porque el "Mesías" se convirtió al islamismo, aún cuando algunos de sus seguidores todavía creyeron que el "descenso de la conversión" era una etapa necesaria en el proceso de la redención. Un trágico desengaño sobrevino también con la conversión al cristianismo de otro "Mesías", Jacob Frank ( 1726-91 ).

A comienzos del siglo 18 el nacimiento en Europa Oriental del movimiento popular conocido como del jasidismo, provocó una enconada oposición originada, en gran medida, por el temor de que se reeditara la herejía de Shabtai Zvi.

Esta ansiedad resultó infundada y el jasidismo fue desde entonces un vibrante y destacado elemento en la vida judía. Los dirigentes jasídicos, a la par que los que no comulgaron con el movimiento, e incluso sus opositores, vieron en el ascenso a la Tierra Sagrada la más alta aspiración judía. Israel Baál Shem Tov (1700-60), el fundador del jasidismo, trató de concretar ese anhelo de la misma manera que el gran adversario del jasidismo, Elías, el Gaón de Vilna (1720-97). Pero ninguno de ellos lo logró; en cambio, algunos de sus eximios discípulos Ilegaron a establecer comunidades en la Tierra de Israel. '

En 1654 arribaron a New Amsterdam (posteriormente Nueva York) los primeros judíos y establecieron allí una congregación; dos años más tarde fueron readmitidos en la Inglaterra de Cromwell

VIDA JUDIA EN EUROPA ORIENTAL

Desde los comienzos del siglo 18, y hasta la Segunda Guerra Mundial, el jasidismo fue una fuerza troncal en la vida judía de Europa Oriental. Dirigido por líderes carismáticos, llamados "rebes", este movimiento inyectó renovada esperanza en las masas judías.

Una de las enseñanzas fundamentales fue la alegría que el judío debía infundir a cada una de sus obras y la afirmación de que el Todopoderoso no abandonó a su pueblo. El culto de la Divinidad en los jasidim incluyó el canto y la danza; sus dirigentes también hicieron hincapié en la idea de la responsabilidad colectiva y valoraron la piedad, incluso del ignorante, como una virtud capital.
Los detractores del jasidismo, conocidos con el nombre de "mitnagdim" (en hebreo: opositores), los atacaron clamando que su doctrina restaba importancia al estudio de la Torá y a la observancia religiosa formal.

En varias ocasiones se dictaron contra los jasidim una suerte de edictos según los cuales era prohibido a los judíos mantener trato con ellos. Con todo, el jasidismo prosiguió creciendo y sus adeptos en cada región desarrollaron variaciones propias sobre los temas principales del judaísmo. Los temores de los mitnagdim demostraron con el tiempo ser infundados.

El idioma más hablado por los judíos de Europa Oriental fue el idish, una lengua basada en el alemán medio superior, y entrelazada con el hebreo y ciertos elementos eslavos. La literatura en idish, que creció hasta alcanzar notables proporciones en los siglos 19 y 20, comenzó con oraciones religiosas para mujeres y sagas épicas basadas en relatos de la Biblia. Un acontecimiento culminante fue la publicación de las 13 parábolas del rabino jasidista Najman de Bratzlav (1772-1811 ), en las que el idish se convirtió en un idioma literario autónomo.

Durante el siglo 19 el estudio del Talmud llegó a grandes cumbres; en Polonia, Lituania y Rusia funcionaban centenares , de ieshivot (seminarios rabínicos) con decenas de miles de alumnos. Cada comunidad judía de cierta importancia solía emplear un rabino, quien habitualmente establecía un seminario. Había estudiantes que viajaban largas distancias para sentarse a los pies de un renombrado rabino; estudiaban con él en su sinagoga y comían a la mesa de propietarios caritativos. A fines del siglo 19 las ieshivot se convirtieron en instituciones plenamente equipadas, y con servicios de comida, merced al apoyo de donantes y campañas para recolectar fondos.

Muchas de estas academias y seminarios se restablecieron en Eretz Israel en el siglo 20.

LA HASKALA

En el siglo 19 se advirtieron cambios en Europa Occidental y Central respecto de la actitud convencional frente a los judíos, quienes hasta entonces no gozaban de igualdad civil.

Napoleón Bonaparte convocó en 1806 a una Asamblea de Personalidades Judías y, posteriormente, un Sanhedrín (nombre de la antigua Suprema corte de Jerusalén) que debía responder al argumento de que los judíos eran extranjeros en los países donde vivían y, en consecuencia, no se hacían acreedores al ejercicio de los derechos civiles. La Asamblea, integrada por delegados de Francia, Italia y Alemania, decidió que era deber religioso de los judíos ser leales al Estado en el que vivían.

Aún así, Napoleón no les concedió todos los beneficios de la emancipación, quedando de hecho sólo en el goce de una limitada igualdad ante la ley.
El movimiento hacia la emancipación cobró impulso. Con el propósito de preparar a los judíos para la igualdad, hacia fines del siglo 18 se crearon algunas sociedades, particularmente en Alemania y Europa Oriental, con el propósito de alejarlos de su dialecto distintivo, el idish. Es interesante señalar que se intentó remplazar el idish por el hebreo, como paso preliminar a fin de imponer el uso de la lengua local.

La educación secular fue sostenida por escritores tales como Moisés Mendelssohn y, paralelamente, fue destacado el valor de las profesiones "creativas".

Este movimiento en pro de la emancipación, conocido como Haskalá (Ilustración), encontró la vehemente oposición de la mayoría de los rabinos tradicion-ales, quienes vieron en él un intento de modernización de la religión judía. De hecho el Movimiento Reformista del judaísmo fue uno de sus resultados.

Otro de los resultados fue el movimiento asimilacionista, originado en la visión de que el liberalismo moderno abría las puertas a los judíos a fin de que aquellos pudieran abandonar su forma de vida diferente y sus creencias específicas, asimilándose por completo a sus países de residencia. No obstante, otro de los efectos de la Haskalá fue el desarrollo del estudio científico del judaísmo y de la historia judía.

La emancipación en Alemania llegó, en primer lugar, a las regiones conquistadas por Francia, tales como Westfalia. En 181 2 todos los judíos prusianos fueron emancipados en lo que respecta a residencia, comercio e impuestos especiales. La ley sobre igualdad judía fue extendida a todo el Imperio Alemán en 1871.

En Inglaterra la lucha por la emancipación culminó en 1858, cuando Lionel Natan Rotschild ocupó una banca en el Parlamento, en su condición de judío practicante.

RUSIA Y LOS POGROMS

Si bien el movimiento de la Haskalá (Ilustración) fue activo en Europa Oriental, especialmente en Rusia, la emancipación civil de los judíos no contó con el apoyo de la población no judía.

En la Rusia zarista sufrieron persecuciones y discriminación; existían restricciones respecto de las zonas en las que podían residir y no gozaban de igualdad ante la ley. Los zares emitieron numerosos decretos contra los judíos y los sacerdotes alimentaron el odio hacia ellos entre los nativos.

Esta situación alcanzó su climax hacia fines del siglo 19, con el desencadenamiento de una serie de pogroms. En 1881, a consecuencia de un rumor maligno según el cual los judíos habían asesinado al zar, se registraron pogroms en más de 30 poblaciones de Ucrania, siendo el más grave el de Kiev. Posteriormente, en el día de Navidad, los judíos de Varsovia fueron atacados y en el este los de Balta.
En I 883 se produjeron nuevos ataques y en 1891-92 los judíos fueron expulsados de Moscú. Los primeros seis años del siglo 20 fueron testigos de otra serie de centenares de pogroms, particularmente en Kichinev (donde, en 1903, fueron asesinados 45 judíos y centenares heridos) y Odesa (más de 300 muertos y miles de heridos en 1905).

En tal atmósfera una propuesta durante un debate en el Duma acerca de la abolición de las restricciones respecto a las zonas de residencia fue rechazada, en tanto que la de excluir a los judíos del servicio militar no fue aceptada por no poder prescindir el gobierno de 40.000 soldados judíos.

En 1913 mantuvo el gobierno un sangriento juicio difamatorio en Kiev, siendo acusado Mendel Beilis, un judío, de haber asesinado a un niño cristiano con el fin de utilizar su sangre para fines rituales. La propaganda antisemita fue intensificada, y el gobierno movilizó sus fuerzas policiales y judiciales con el fin de obtener su convicción. No obstante la defensa logró desechar firmemente el libelo: el jurado, formado por 12 campesinos rusos, absolvió al acusado.

Estas manifestaciones del antisemitismo desalentaron incluso a aquellos que depositaron todas sus esperanzas en la emancipación; los jóvenes reaccionaron incorporándose al movimiento revolucionario ruso o a los grupos nacionalistas judíos.

También comenzó la emigración en masa, y así la población judía de Norteamérica creció de unas 280.000 almas en 1880 a cerca de 4.500.000 en 1925. Los judíos de Europa Oriental aspiraron tradicionalmente a regresar a la Tierra Prometida y los pogroms, especialmente en regiones donde imperaba la pobreza, dieron mayor ímpetu a la actividad del sionismo práctico. Grupos como el Bilu (creado en 1882) promovieron el establecimiento en Palestina.

EL SIONISMO: SUS COMIENZOS

Desde el mismo momento de la destrucción del Templo, en el año 70 E.C., cuando los judíos se dispersaron por el mundo, jamás abandonaron la esperanza de retornar a su país. La esperanza fue realmente mesiánica: aguardaban que el Todopoderoso devolviera a sus hijos a la Tierra Prometida. Sus plegarias diarias expresaban este anhelo, y poetas como Iehudá Halevy escribieron cantos de profunda nostalgia. Halevy, al igual que incontables otros antes y después de él, intentó en 1140 llegar a la Tierra de Israel.
Hubo personas tales como el rabino Zvi Hirsch Kalischer ( 1795-1874) y el rabino Iehudá Alkalai ( 1798-1878), que proyectaron planes prácticos para el retorno y buscaron obtener el apoyo necesario para concretarlos.

Otro pionero en este sentido, si bien por razones seculares, fue Moisés Hess (1812-1875). Hacia fines del siglo 19, intelectuales judíos, particularmente en Rusia, se interesaron vivamente en la idea del retorno y en 1882 se inició una ola inmigratoria conocida como la Primera Aliá (aliá significa "ascenso" a la Tierra de Israel).

Se escribieron panfletos y libros sobre el tema y tanto el carácter futuro del Estado Judío, así como los medios para alcanzar ese objetivo fueron asunto de serias discusiones.

Los acontecimientos tomaron un giro político con la aparición en escena de Theodor Hertzl ( 1860-1904). Bajo las influencias de la tendencia a la emancipación nacional, imperante en Europa, y comprendiendo la naturaleza del antisemitismo, que alcanzó su culminación con el caso Dreyfus en Francia (1894-1906), Hertzl vio la solución del problema sólo con la creación de un Estado Judío soberano en la Tierra de Israel.

En 1897 convocó al primer Congreso Sionista de Basilea; los delegados, provenientes de comunidades judías de todo el mundo, comenzaron la labor práctica de apremiar a las masas para que emigraran a Eretz Israel. Se intentó persuadir a los gobiernos europeos para que apoyaran el establecimiento del Estado Judío en Eretz Israel, a la sazón bajo el dominio turco; se extendió la ayuda a las colonias agrícolas judías ya existentes en el país, y se alentó constantemente la inmigración.

Por los esfuerzos de Jaím Weizmann (1874-1952), principalmente, el gobierno británico anunció en la histórica Declaración Balfour (1917) su apoyo al "establecimiento de un Hogar Nacional para el pueblo judío en Palestina". Al finalizar la Primera Guerra Mundial, cuando le fue entregado a Inglaterra el Mandato sobre Palestina, quedó abierto el camino para que el pueblo judío comenzase a reconstruir su hogar nacional.

ENTRE LAS GUERRAS

En 1917 los judíos de Rusia obtuvieron la emancipación plena y fueron liberados de las restricciones existentes en materia de residencia. La política comunista fue, en un principio, la de permitirles mantener su propia cultura, que ha tenido expresión en el idioma idish.

Esa actitud cambió después en forma drástica y fueron privados de libertad religiosa y cultural. En Eretz Israel se constituyó una estructura nacional con el establecimiento, en 1920, del Vaad Leumí (Consejo Nacional) y del moderno Alto Rabinato, cuyo primer titular fue el Rabino Abraham Isaac Kook.
El desarrollo de la colonización y de la sociedad judías se aceleró no obstante los intentos árabes por frenarlo. Con una serie de estallidos de cruel violencia en 1921, 1929, 1933 y 1936-38, los árabes trataron de quebrar la moral y la obra judías. Su número en Eretz Israel se triplicó en la década de los años veinte, llegando 160.000 almas; en 1933 eran 250.000, y en 1939 eran 500.000.

Se levantaron más de 150 colonias colectivas (kibutzim) y aldeas agrícolas convencionales, y se organizó un sistema de autodefensa, la Haganá. Las dificultades y problemas de la economía, la seguridad y la escasez de tierra de labranza no impidieron a los pioneros desarrollar una rica vida intelectual y cultural basada en el idioma hebreo, incluyendo la creación de editoriales, teatros y una universidad.

En los Estados Unidos de Norteamérica las masas judías llegadas a fines del siglo 19, y a comienzos del 20, se fueron arraigando al nuevo país.

A su arribo los inmigrantes establecieron instituciones filantrópicas y educativas, similares a aquellas que existieron en las comunidades que dejaron detrás de ellos. El proceso de absorción cultural se aceleró con su incorporación al servicio en el ejército norteamericano durante la Primera Guerra Mundial (fueron alistados unos 250.000 judíos, de los cuales 3.500 fueron muertos).

Las oportunidades educacionales les permitieron trasladarse rápidamente de los barrios bajos de las ciudades y las ocupaciones de nuevos inmigrantes, como las de sastres y buhoneros, a posiciones mejores. En su vida religiosa, aparte de las sinagogas reformistas que existieron antes de la inmigración en masa y de las sinagogas del tipo de la Europa Oriental, se desarrolló un nuevo movimiento, el del Conservadorismo, que aspiró a mantener los principales aspectos tradicionales del judaísmo dentro de su nuevo marco ambiental, el americano.

En 1924 el gobierno de los Estados Unidos promulgó una ley que limitó la inmigración; hacia 1940, la mayoría de los judíos del país eran nativos.

EL HOLOCAUSTO

Adolfo Hitler, que llegó a ser Canciller de Alemania en 1933, convirtió al antisemitismo en credo oficial. Una propaganda de odio presentó a los judíos, conforme a los estereotipos tradicionales, como pertenecientes a un pueblo inferior.

Se puso en práctica una política sistemática para desembarazar de ellos a Alemania como el primer intento para destruir a la raza judía. La mayoría de los países se negaron a aceptar refugiados judíos en gran número.

Eretz Israel que podría haber abierto sus puertas a muchos de los perseguidos se encontraba cerrada para ellos. En Alemania, y en los países que conquistó durante la Segunda Guerra Mundial, los judíos fueron despojados de los derechos civiles, apiñados en guetos y campos de concentración, forzados a trabajar en condición de esclavos y finalmente asesinados en campos de muerte especialmente construidos para ese fin.

En total unos seis millones de judíos, que constituían una tercera parte de la población judía del mundo fueron asesinados. Nada fue hecho para detener el genocidio. Incluso las más poderosas organizaciones religiosas permanecieron inactivas, salvo raras excepciones.

Durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas aliadas se negaron a utilizar su poderío militar para bombardear las instalaciones de muerte y detener la masacre de los judíos.
En la Segunda Guerra mundial los judíos lucharon en todos los ejércitos aliados; 40.000 judíos de Eretz Israel sirvieron en las filas del ejército británico, algunos de ellos llevando a cabo peligrosas misiones detrás de las líneas enemigas. Los árabes se identificaban en gran medida con los nazis.

Alemania cayó derrotada en 1945 y, exceptuando a la Unión Soviética, las juderías de Europa Central y Occidental quedaron virtualmente aniquiladas. Los grandes centros de la vida y la cultura judías, como Polonia, Alemania, Lituania, Hungría y Rumania dejaron de existir.

Los refugiados que lograron sobrevivir al holocausto fueron reunidos en Campos de Personas Desplazadas establecidos en los países de Europa ocupados por los Aliados. En esos Campos, el remanente de los judíos de Europa comenzó a planear y a organizarse para "ascender" a su propia patria, Israel, con la ayuda de emisarios enviados desde ella.

El gobierno británico, que aún ejercía el Mandato sobre Eretz Israel, restringió severamente la inmigración, principalmente bajo la presión de los estados árabes. Sin embargo, se organizó una red de inmigración clandestina y millares de judíos abandonaron las costas de Europa para dirigirse a la Tierra de Israel.

LA LUCHA POR EL ESTADO

En 1936, después de la campaña árabe de sabotaje y terrorismo que se transformó en una verdadera revuelta, el gobierno británico nombró una Comisión Real bajo la dirección de Lord Peel para que investigara la situación.

Propuso que Palestina fuera dividida en un Estado Judío y otro Arabe, y que el área de Jerusalén, y un amplio corredor que llegaba hasta la costa permaneciera bajo el dominio inglés.

Los representantes de la: organizaciones judías estuvieron de acuerdo en negociar la propuesta de partición, pero el Alto Comisionado árabe lo rechazó en bloque, y la campaña terrorista recomenzó.

De 1936 a 1939 fueron asesinados 517 judíos; la mitad de ellos, entre lo; meses de julio y octubre de 1938. El gobierno inglés renunció a su proposición, y en 1939 publicó un Libro Blanco restringiendo la inmigración judía y la adquisición de tierras.

Después de la guerra, la Haganá, la organización militar judía de mayor importancia, concentró sus esfuerzos en aumentar la inmigración clandestina de los sobrevivientes del Holocausto hacia Palestina. Operaciones militares contra los ingleses, bajo todos los medios posibles, intentaron Ilevar a cabo ese propósito. Otros dos grupos militares judíos, el Irgun Tzvaí Leumí (I.Z.L.), y Lojamei Jerut Israel (Leji), atacaban a tropas e instalaciones británicas. Por un período breve, de 1945 a 1946, estas tres fuerzas se agruparon en el Movimiento de Resistencia Judía.
En 1946, los ingleses rechazaron las recomendaciones del Comité Angloamericano, auspiciado por el presidente Truman, que proponía la admisión en Palestina de 100.000 judíos europeos, provenientes en su mayoría de los campos de "Personas desplazadas".

La sección a cargo de la Haganá en el Movimiento de Resistencia Judía reaccionó volando todos los puentes que unían a Palestina con los estados vecinos. A lo largo del año 1947 la tensión continuó en aumento; y los actos de terror estallaban sin fin. La respuesta del gobierno fue otra severa represión: siete miembros del I.Z.L. y el Leji fueron ejecutados.

A este acto el I.Z.L. respondió con el linchamiento de los sargentos ingleses. Finalmente, incapaces de soportar la presión creciente, los ingleses pasaron el problema a las Naciones Unidas.

El 29 de Noviembre de 1947 la Asamblea General de la O.N.U., por una mayoría de 33 votos contra 13, y 10 abstenciones, aceptó las recomendaciones de un comité internacional para el establecimiento de dos Estados en Palestina: uno Judío y otro Arabe.

Las agrupaciones judías lo aceptaron a desgano, pero los estados árabes vecinos declararon que se opondrían por la fuerza. Conscientes de ello, los británicos se negaron a impeler la decisión de las Naciones Unidas y anunciaron su inminente retiro de Palestina para el 15 de mayo de 1948.

LA GUERRA POR LA INDEPENDENCIA

La violencia árabe, con la ayuda de "voluntarios" de los países árabes vecinos, comenzó inmediatamente después de la decisión de la O.N.U., mediante asaltos a los transportes judíos, a sus poblaciones y barrios.

El 14 de mayo de 1948, en una reunión especial del consejo del gobierno provisional, David Ben Gurión proclamó la Declaración de la Independencia estableciendo de ese modo el Estado de Israel. El 15 de mayo fue invadido por los ejércitos regulares de 5 Estados árabes.

Ese mismo día aviones egipcios bombardearon Tel Aviv y fuerzas terrestres avanzaron hacia el norte hasta incomunicar el Néguev. Los pequeños y aislados establecimientos judíos, no obstante, contuvieron ese avance a 32 kilómetros de Tel Aviv, después de una gran batalla.

La Legión Arabe de Jordania y las tropas iraquíes atacaron desde el este. La Legión ocupó gran parte de las colinas de Judea, Jerusalén oriental y la ciudadela, exceptuando al barrio judío, que cayó después. Los iraquíes trataron de avanzar hacia el oeste, en dirección del mar.

Las fuerzas israelíes, a pesar de sus repetidos y costosos intentos, fracasaron en la toma de Latrún, ampliándose. por tanto el corredor de Jerusalén. La Jerusalén judía fue sitiada y bombardeada constantemente.

El descubrimiento de una nueva ruta contribuyó en mucho al sostenimiento de la ciudad evitando su aislamiento. Los sirios, por su parte, penetraron en un área densamente poblada de establecimientos agrícolas judíos, pero fueron detenidos en el más antiguo de ellos: el Kibutz Degania.

Los libaneses no avanzaron. El 11 de junio se fijó una tregua de cuatro semanas, período de calma que Israel aprovechó para entrenarse y reorganizarse, de manera que al reiniciarse la lucha tomó la iniciativa. Tras una gran ofensiva cayeron Ramle y Lida, desapareciendo la amenaza que cernía sobre Jerusalén.

La Alta Galilea se despejó y cayó Nazaret. Los intentos por conquistar la Ciudad Vieja fracasaron. Después de un segundo cese de fuego, que comenzó el 19 de julio, una nueva ofensiva en octubre quebró las líneas egipcias en el sur, forzándolos a retirarse luego de haberles cercado a una compañía, y, de conquistar parte de las colinas de Judea. Hacia fines de 1949, las fuerzas israelíes penetraron en Sinaí, hasta El Arish y Rafiaj, aislando al grueso del ejército egipcio, pero debieron retroceder debido a la presión política de Norteamérica e Inglaterra. En el norte, el "Ejército de Salvación" árabe fue expulsado.

En febrero de I949 se firmó un armisticio con Egipto en la isla de Rodas. En marzo, frente a un avance de las fuerzas israelíes, la Legión evacuó Eilat. Más tarde, se firmaron los acuerdos de un armisticio con Jordania, Líbano y Siria. Ni Irak ni Arabia Saudita (que enviaron sus contingentes a la lucha) participaron en tales acuerdos.

EL ESTADO DE ISRAEL

Los vecinos de Israel se negaron a firmar tratados de paz y se prepararon para un "segundo round". En lugar de reinstalar a los refugiados árabes que escaparon durante la Guerra de la Independencia, el problema se mantuvo latente para utilizarlo como arma contra Israel.
La Liga Arabe declaró un boicot que intentaba bloquear la economía de Israel, y cerró el Canal de Suez a la navegación de sus barcos, en abierto desafío a la resolución de la O.N.U. Terroristas armados saboteaban y mataban, elevándose a varias centenas las víctimas ocasionadas en el año 1956.

El Egipto de Nasser comandaba a las fuerzas armadas árabes conjuntas, establecidas en ese año, y cuyos ejércitos estaban reequipados con armas soviéticas modernas. En octubre de 1956 el ejército israelí reaccionó atacando a las fuerzas egipcias y las bases terroristas de la Franja de Gaza y la península de Sinaí, en la Campaña de Sinaí, durante ocho días.

En 1957, después de las seguridades dadas por los Estados Unidos, y cuando las fuerzas de la O.N.U. ya se habían establecido en Sinaí y en la Franja de Gaza, Israel accedió a retirarse de esos lugares. La victoria de Sinaí otorgó a Israel diez años de relativa quietud en sus fronteras del sudoeste.

En 1967 se produjo un nueva escalada de la hostilidad árabe, fomentada por la Unión Soviética. Los poblados fronterizos de Israel fueron bombardeados por Siria, y se producían cada vez con mayor frecuencia ataques de terroristas con base en ese país. Egipto pidió el retiro de las fuerzas de emergencia de la O.N.U., bloqueó el Estrecho de Tirán (el único acceso al puerto israelí de Eilat), y trasladó sus tropas al Sinaí. Después de grandes esfuerzos para solucionar el problema a través de un acuerdo, Israel se vio compelido a actuar.

En seis días los ejércitos de Egipto, Siria y Jordania fueron derrotados. Las líneas de cese del fuego a lo largo de la meseta del Golán, del río Jordán en el este, y del Canal de Suez en el sudoeste, alejaron la amenaza árabe que pendía sobre los centros israelíes de mayor población. Jerusalén fue reunificada bajo la soberanía judía. Los estados árabes todavía se niegan a negociar una paz permanente, y promueven ataques terroristas en Israel, y contra israelíes y judíos en otras partes del mundo.

En 1958, la población creció de 750.000 habitantes (incluyendo a 650.000 judíos) a más de dos millones ( 1.800.000 judíos). Más de un millón de inmigrantes, en su mayoría pobres y sin preparación, obtuvieron ocupaciones temporarias y vivienda. La guerra de 1967 produjo un sentimiento de pertenencia en la comunidad judía mundial. La inmigración desde 1967 a 1972, 30.000 inmigrantes, solamente de los Estados Unidos, Ilegaron a Israel. Por primera vez, los judíos soviéticos exigieron abiertamente su derecho de establecerse en Israel, y en 1971-72 se permitió la emigración de 45.000 de ellos.

En enero de 1949 se realizaron las elecciones de los 120 miembros de la Kneset (parlamento); comicios que desde entonces se han venido repitiendo cada cuatro años. La Kneset incluye representantes de la minoría árabe, a la cual se le otorgó derechos civiles.

El gabinete estaba formado por una coalición de los distintos partidos, y su presidente fue el primer ministro David Ben Gurión, el primer Jefe de gobierno de Israel. Jaim Weizmann fue electo como primer presidente del Estado (1948-1952). Sus sucesores fueron Itzjak Ben Tzvi (1952-63) y actualmente Zalman Shazar (1963). El área cultivada creció unas dos veces y media su tamaño anterior, y las zonas irrigadas se cuadriplicaron; el país alcanzó un nivel de casi autoabastecimiento en los productos de primera necesidad.

La producción industrial se duplicó; se exploraron los recursos de cobre, potasio y fosfato; y se crearon la flota de marina mercante Zim y la compañía de aviación El Al. La exportación se quintuplicó y la creciente prosperidad del país fue compartida por los árabes de Israel.

Después de 1958, el puerto de Eilat sobre el Mar Rojo fue agrandado y se construyó uno nuevo, el de Ashdod, sobre el Mediterráneo.

La Red Nacional de Aguas, que Ilevaba las del río Jordán a las zonas de irrigación en el sur del Neguev, se completó cuando los pantanos del valle de Jula se drenaron. El incremento del producto bruto nacional creció en un 10-11% anual. Las medidas tomadas por el gobierno para combatir las presiones de la inflación, combinadas con una caída en la inmigración, condujeron a la recesión de 1965-67.

El judaísmo mundial apoyó a Israel proveyéndolo de fondos en gran escala, así como invirtiendo en los bonos de Israel por un valor de 1.500 millones de dólares entre los años 1951 y 1970. Las indemnizaciones por 845 millones de dólares pagados en bienes por Alemania occidental, a raíz de la destrucción de propiedades judías en Europa, constituyeron una octava parte de las importaciones anuales.

Se instituyó la enseñanza primaria obligatoria y gratuita, organizada en redes de escuelas seculares y religiosas. Se enfatizó la investigación científica y los altos estudios: en 1958 había 10.000 estudiantes en cinco institutos de enseñanza superior. Los problemas culturales incluían la brecha entre los veteranos y los recién venidos, especialmente entre los judíos orientales provenientes de los países musulmanes, quienes se quejaban de discriminación.

La juventud israelí se siente más alejada que sus mayores de los judíos de la diáspora, aunque el juicio y la ejecución de Adolf Eichman (1961-62) le dio una nueva perspectiva y mayor comprensión de las realidades del Holocausto.

Los descubrimientos arqueológicos de los sitios de la histórica resistencia contra el invasor extranjero (como Masada, por ejemplo) también intensificaron en Israel el sentimiento de la continuidad nacional.

2006-10-22 06:46:18 · answer #7 · answered by Sergio N 3 · 0 0

POR QUE NO PERTENECÍAN A LA MISMA RELIGIÓN QUE LOS ALEMANES, SIENDO ESTOS UNOS ASESINOS Y ENFERMOS MENTALES QUE SE SIGUEN AVERGONZANDO DE LO QUE HICIERON. Y SI NO PREGUNTASELOS. SI TU LE HACES PRUEBAS PSICOLÓGICAS A LOS ALEMANES SIGUEN SIENDO IGUAL DE ASESINOS QUE ANTES.

PD. EN CONCLUSIÓN LOS PERSIGUIERON PORQUE LA JUSTIFICACIÓN ERA LA RELIGIÓN CUANDO EN REALIDAD QUERÍAN MATAR A LA GENTE POR MATARLA..

2006-10-22 06:09:37 · answer #8 · answered by Edgar R 2 · 0 0

¿En qué época? Porque los judíos han sido perseguidos durante siglos por varios motivos.

El más importante fue cuando les perseguían los Alemanes. Eso fue porque el nazismo de Hitler consideraba al alemán como la raza aria (la raza superior sobre todas las razas) y la judía era una minoría que sin embrago constaba de muchos miembros y la considero como inferior e indigna.

2006-10-22 06:06:15 · answer #9 · answered by Estefanía 3 · 0 0

los judios fueron perseguidos por su religion pues desdes muchos años siempre han habido la guerra santa de una religion contra otra, y el razismo de las diferentes etnias que hay en el mundo o si no mira a estados unidos en contra de los hispanos y hasta mexicanos nos quieren borrar de la fax de la tierra las potencias por tercer mundistas.

2006-10-22 05:55:14 · answer #10 · answered by solnaciente 3 · 1 1

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