Separaciones en el Istmo
I intento de separación de Panamá de Colombia La Lealtad de Espinar
El caos político en la Gran Colombia se debía a que Venezuela, Ecuador, buscaban su independencia y separase de la confederación. Sucre había sido asesinado, y Bolívar desistió del poder que ejercía. Es por esta razón que el General José Domingo Espinar Comandante Militar del Istmo, en reemplazo de Fabrega declara independiente al Istmo de Panamá, el 26 de septiembre de 1830, al no estar de acuerdo con el gobierno de Joaquín Mosquera, el sucesor de Simón Bolívar. La idea de Espinar era que Simón Bolívar tomara el control de Panamá, para que luchara por la adhesión de los demás países de la confederación.
Sin embargo, Simón Bolívar se encontraba cansado y enfermo y rehusó tal acto, pidiéndole a Espinar que se reintegrara el Istmo de nuevo a la Gran Colombia. Panamá fue reintegrada el 11 de diciembre de 1830, la independencia duró escasos dos meses. Seis días más tarde, el 17 de diciembre de 1830, muere en Santa Marta, Simón Bolívar.
II intento de separación de Panamá de Colombia La locura de Alzuru
El General Fabrega no apoyaba la lealtad de Espinar, y se marcha hacia Veraguas, dejando temporalmente a cargo al Coronel venezolano Juan Eligio Alzuru. Acatando éste las ideas de los enemigos de Espinar, retiene el poder aprisionando a su jefe, a quien luego envió al destierro. Quería ser dictador, y saciarse del poder de la nación. Se apoyó en el pueblo y se dio la separación del Istmo el 9 de julio de 1831. Se convirtió en un insoportable tirano y toda persona de buen haber en Panamá se fue de su lado. Llega al Istmo de Panamá el Coronel Tomás Herrera desde Bogotá, Colombia para reemplazar al Coronel Alzuru, con la cooperación de Fabrega y demás personas ilustres del país. Se apresó a Alzuru y fue fusilado. La nueva separación del Istmo duro sólo un mes.
La Gran Colombia ya no existía, Venezuela y Ecuador eran países independientes, y el entusiasmo de estar unido a un país, en decadencia, como Colombia, y sin el liderazgo de Simón Bolívar hacían suponer que el pertenecer a la República de la Nueva Granada, era innecesario, naciendo así sociedades y partidos separatistas en Panamá.
III intento de separación de Panamá de Colombia El Destierro de Herrera
La guerra granadina de 1839 al mando de General José María Obando, quien 10 años atrás asesinara a Sucre. Se lanzó al Cauca a la lucha armada pero el Istmo no quería entrar en ese conflicto armado.
Desistiendo de entrar a la guerra, se creó una junta popular reunida en Panamá el 18 de noviembre de 1840, para la separación de Panamá de Colombia, bajo el nombre del Estado del Istmo, encabezado por el Coronel Tomás Herrera, se organizó la economía del País, y los países de Costa Rica y Estados Unidos reconocieron el nuevo país. Tres meses duró la nación, pues el Coronel Herrera desistió bajo el acuerdo de no emprender castigo contra los secesionistas istmeños. Colombia hizo caso omiso a esto, y desterró al Coronel Herrera, borrándolo del escalafón militar. Luego regresaría en el año de 1845 como Gobernador de Panamá.
IV intento de separación de Panamá de Colombia Libertad de los esclavos
En 1850 el General José Domingo Espinar, y el Dr. E.A. Teller, editor del periódico "Panamá Echo", planearon la revolución para la madrugada del 29 de septiembre de 1850. El gobernador Obaldia no estaba de acuerdo con esta separación ya que veía al istmo todavía no preparado para asumir el control de su destino. Desistiendo los primeros de dar el golpe. Bajo el gobierno de Obaldia el 1 de enero de 1852 deja en absoluta libertad a todo los esclavos en el istmo.
Creación de las Provincias de Chiriqui y Azuero
Desde 1739 en que el Istmo fue anexado al Virreinato de la Nueva Granada, el territorio estuvo dividido en dos Provincias, la de Panamá y la de Veraguas, cada una gobernada separadamente por un gobernador.
Al ser sustituido en 1821 el régimen colonial por el de la independencia, esta división continuó hasta 1849 en que el Congreso granadino dispuso segregar de la provincia de Veraguas el cantón de Alanje y formar de él la Provincia de Chiriquí. Un año después dicha Provincia se denominó Fábrega en honor del prócer al año siguiente 1851 el mismo Congreso dispuso restituirle el nombre de Chiriqui al incorporarle el territorio de Bocas de Toro.
Con los Cantones de Los Santos y Parita y el Distrito Parroquial de Santa Maria, que eran parte de la Provincia de Panamá, fue formada por el Congreso de 1850 la que denominó Provincia de Azuero, 8 de abril de 1850, la Provincia de Azuero luego seria divida bajo la batuta de diputado Don Julio Arjona Q. 18 de enero de 1915 nacería la Provincia de Herrera y la Provincia de Los Santos. Con esto da inicio un tema que afecta la actualidad de la nación, los Estados Federados de Panamá, movimiento que en la actualidad preconiza Roger Patiño, de la provincia de Chiriqui.
Cada una de las cuatro Provincias del territorio istmeño, Panamá, Azuero, Veraguas y Chiriquí, adoptaron a fines de 1853 sus propia Constitución para el régimen interno de ellas. En la actualidad todo las provincias de la nación y comarcas tiene banderas y escudo propio.
Separación de Panamá de Colombia
Artículo principal: Separación de Panamá de Colombia
Desmembrada la Gran Colombia quedaron unidos en un débil lazo Panamá y Colombia, luego del fin de la Guerra de los Mil Días donde perecieron más de 50,000 hombres, la muerte del General Carlos Albán y la toma de posesión de Don Arístides Arjona, los finales de la guerra con el Tratado de Wisconsin, la unión entre Panamá y Colombia no fue posible mantenerla principalmente por la desidia y abandono del Gobierno colombiano. En aquella época, Panamá había sido condenada al aislamiento por el gobierno colombiano, el que no sólo la había abandonado en el desarrollo económico y espiritual, sino que la había convertido en un escenario de guerra y conflicto que terminó por hastiar al pueblo panameño.
Con el fracaso de la construcción del canal interoceánico por los franceses, esfuerzo que había sido liderado por el Conde Ferdinand de Lesseps, los panameños empeñaron sus esperanzas en la construcción de un canal por los americanos. Se negoció un tratado (Tratado Herran-Hay) para ese propósito, entre los Estados Unidos y Colombia, el cual otorgaba una concesión durante 99 años [1] (otras versiones indican que era a perpetuidad [2], lo más probable es que en el proceso de negociaciones el período se haya reducido) para la construcción y operación de un canal. Sin embargo, el congreso colombiano rechazó el mismo, convirtiendo ese hecho en un catalizador para el esfuerzo revolucionario.
Entonces, de aquel desastre gubernamental impuesto por Colombia la necesidad de separar al istmo del poder colombiano se había convertido en imperativo político, económico y moral para Panamá, es aquí que surgió la semilla revolucionaria de un movimiento que materializó el Dr. Manuel Amador Guerrero, médico colombiano al servicio del Batallón Colombia que luego se convirtió en el primer presidente constitucional de los istmeños, junto con los demás próceres de la nación representados en una Junta Separatista, Don José Agustín Arango, Dr.Manuel Amador Guerrero, Don Carlos Constantino Arosemena, Don Nicanor A. de Obarrio, Don Ricardo Arias, Don Federico Boyd, Don Tomás Arias y Don Manuel Espinoza B..
Los panameños, inspirados en el tradicional sentimiento nacionalista de los pueblos y reclamando a la humanidad el derecho natural de ser libres y soberanos, en una nación llamada Panamá, unen fuerzas por separarse de Colombia.
El movimiento separatista contó con el apoyo de Estados Unidos y la decisión de los panameños de separarse culminó con la derrota de los militares colombianos, que fueron reducidos a prisión cuando el Batallón Tiradores arribó a las costas colonenses, por parte del los libertadores de la patria.
La falta de malicia de los generales Juan B. Tovar y Ramón Amaya, que comandaban el mencionado batallón de 500 plazas al mando del coronel Eliseo Torres, precipitó el acontecimiento patriótico, ya que para entonces el movimiento había conseguido el apoyo incondicional del general Esteban Huertas — militar de larga residencia en el Istmo y casado con panameña — quien fue determinante para la independencia. Dichos generales accedieron a transportarse a la Ciudad de Panamá sin sus tropas, en donde fueron apresados por fuerzas separatistas.
El General Esteban Huertas comandaba el Batallón Colombia, un cuerpo militar aguerrido y selecto, con un historial glorioso en los campos de batalla. El General Huertas había sido herido en la memorable Toma de Tumaco y desde entonces su figura representa al militar justo que se puso por encima de los partidismos y de la continuación de esa eterna guerra fratricida que siempre ha consumido a Colombia. La decisión del General Huertas de apoyar el movimiento separatista y arrestar a los generales colombianos dependió del apoyo que le brinda el general Domingo Díaz De Obaldia quien junto al pueblo del arrabal de Santa Ana tomaron las armas luego del abrazo de la separación que se dieran la tarde del 3 de noviembre de 1903 los generales Huertas y Díaz. Más de 1000 panameños armados bajo en mando del general Domingo Díaz estaban listos para partir hacia Colon a defender nuestra Patria. En la ciudad de Panamá el Consejo Municipal presidido por Demetrio H. Brid se reunió el 3 de noviembre de 1903 bajo la voluntad del pueblo de ser libre y de establecer un Gobierno propio, independiente, y soberano, sin la subordinación de Colombia ni a ningún otro país, bajo el nombre de República de Panamá, decisión que halló inmediatamente respaldo en el resto del país. El Consejo Municipal establece el 4 de noviembre una Junta Provisional de Gobierno que opera hasta que la Convención Nacional Constituyente designa en febrero de 1904 al Dr. Manuel Amador Guerrero como Presidente Constitucional de la República.
2006-10-22 04:48:03
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La Separación de Panamá de Colombia, fue un hecho ocurrido el 3 de noviembre de 1903, y que desencadenó en la proclamación de la República de Panamá, anteriormente un departamento de Colombia, como un estado independiente y soberano.
Antecedentes
Desde su declaración de independencia de España, el 28 de noviembre de 1821, Panamá se unió a Colombia, conocida también en ese entonces como la Gran Colombia, y que se encontraba integrada por las actuales naciones de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá.
En repetidas ocasiones, diferentes líderes políticos o militares del territorio istmeño, conocido como Departamento de Panamá bajo el centralismo o Estado Soberano de Panamá bajo el federalismo, habían intentado separarse, independizarse del gobierno colombiano o autogobernarse de facto, siendo las más importantes en 1831; entre 1840 y 1841 breve período en que se estableció como estado independiente; y durante parte de la Guerra de los Mil Días (1899-1902), conflicto civil que devastó a ambos países.
El Tratado de Wisconsin, firmado en el buque estadounidense de ese nombre, puso fin a esta guerra. Sin embargo, el caudillo liberal Victoriano Lorenzo se negó a aceptar sus términos y fue fusilado el 15 de mayo de 1903.
El 25 de julio del mismo año, la imprenta que publicaba el periódico "El Lápiz" fue asaltada por orden del comandante militar de Panamá, el General José Vásquez Jacobo, hermano del Ministro de Guerra colombiano, como consecuencia de la narración detallada del fusilamiento y sus protestas. Este suceso contribuyó a aumentar la desconfianza de los liberales panameños hacia el régimen conservador colombiano y a que se unieran a la causa separatista.
Finalmente, la firma en enero de 1903 del Tratado Herrán-Hay entre Estados Unidos y Colombia para finalizar la construcción del canal, el cuál luego no fue ratificado por el senado colombiano por una votación mayoritaria en contra el 12 de agosto de 1903, dio un último ímpetu a los deseos de los separatistas panameños y le proporcionó a Estados Unidos un motivo para apoyar una rebelión panameña.
La Separación
José Domingo De Obaldía sería nombrado gobernador del Istmo, éste cargo ya lo había desempeñado con anterioridad; pero él se sentía inclinado hacia la idea de la separación.
José Agustín Arango, político istmeño, empezó a trabajar en secreto en la preparación del movimiento separatista. Una junta revolucionaria clandestina se formó en torno suyo para planificar una revolcuión destinada a consolidar la separación del Istmo de la soberanía colombiana, para negociar directamente con Estados Unidos la construcción del canal. La red conspirativa estaba conformada aparte del propio Arango, por Manuel Amador Guerrero, médico; Nicanor de Obarrio, militar y general del éjercito colombiano y por otros como Ricardo Arias, Federico Boyd, Carlos Constantino Arosemena, Tomás Arias y Manuel Espinosa Batista. Pero la parte operativa, la de mayor riesgo, le tocó a Amador Guerrero, quien viajó a Estados Unidos en busca de apoyo para el plan. También obtuvo en Panamá el apoyo de importantes jefes liberales y el apoyo del comandante militar Esteban Huertas.
Con todos estos apoyos, se concertó la puesta en marcha del plan separatista para un día no definido del mes de noviembre de 1903. Sin embargo, un rumor generado en Colombia estuvo a puntar de dar al traste con el plan. Informes recibidos daban cuenta de una supuesta invasión nicaragüense al Istmo por la región de Calovébora, sobre la costa norte panameña. Este informe, y los rumores insistentes sobre algo que se tramaba en Panamá, hicieron que Colombia movilizara al Batallón Tiradores desde Barranquilla. El comandante de ese batallón traía secretamente instrucciones para reemplazar a José Domingo De Obaldía y al general Esteban Huertas, en quienes ya no se confiaba en Bogotá.
El Batallón Tiradores, al mando del general Juan B. Tovar y Ramón G. Amaya, llegó a la ciudad de Colón en la mañana del 3 de noviembre de 1903. No tuvo problemas para desembarcar, pero su transporte hacia la ciudad de Panamá sufrió muchos contratiempos por la complicidad de las autoridades del Ferrocarril Transístmico con los conjurados, entre ellas el superintendente norteamericano J.R. Shaler. Después de muchas excusas, el Estado Mayor pudo desplazarse hacia la capital. En Colón quedó la tropa bajo el mando del coronel Eliseo Torres.
Una vez llegados a ciudad de Panamá, Tovar y sus otros oficiales fueron arrestados por instrucciones del general Esteban Huertas, quien estaba al mando del Batallón Colombia, cuya jefatura pretendía reemplazar al recién llegado general.
Al enterarse de la inminente acción revolucionaria, el comandante John Hubbard del buque norteamericano "Nashville", entonces en las aguas del puerto y quien había retrasado previamente el desembarco de las tropas colombianas en Colón, procedió a impedir su transporte y cualquier desembarco posterior, argumentando que debía respetarse la "neutralidad" del ferrocarríl, un argumento que las autoridades norteamericanas habían empleado en anteriores ocasiones en sentido contrario.
Apresado el contingente militar colombiano y congelada la movilización de las tropas en Colón, se apresuraron las acciones para declarar la separación del Istmo. La Junta Revolucionaria procedió entonces a declarar esa misma tarde, la independencia del Istmo. Algunos panameños asaltaron las armerías y tomaron las armas, pero no fue necesario usarlas. Por representar a la autoridad colombiana fue puesto bajo custodia el gobernador José Domingo de Obaldía.
Una escuadrilla naval anclada en la bahía de Panamá fue obligada a rendirse sin oponer resistencia. El Consejo Municipal se reunió bajo la Presidencia de Demetrio H. Brid, autoridad máxima en el territorio panameño, y proclamó en un acta de voluntad del pueblo de ser libre y de establecer un Gobierno propio, independiente, y soberano bajo el nombre de República de Panamá. Demetrio H. Brid se convirtió entonces en el Primer Presidente de facto de la recién formada República de Panamá, nombrando el 4 de noviembre de 1903 a la Junta de Gobierno Provisional que se encargaría de la administración del Estado hasta que la Convención Nacional Constituyente en febrero de 1904 designara a Manuel Amador Guerrero como el primer Presidente Constitucional de la República.
Consecuencias
El 13 de noviembre Estados Unidos reconoce formalmente a la República de Panamá (después de haberla reconocido extraoficialmente del 6 al 7 de noviembre), Francia lo haría al día siguiente y antes de finalizar noviembre, otros quince países de América, Europa y Asia lo harían también.
Para el 18 de noviembre de ese mismo año, el secretario de Estado norteamericano, John Hay, firma en unión de Phillipe Bunau-Varilla un tratado para la construcción del Canal de Panamá, aunque fue muy controvertido por la celeridad con que fue aprobado y porque Bunau-Varilla se había propuesto a sí mismo como representante del gobierno panameño. El tratado fue ratificado después por la Junta Provisional de Gobierno de Panamá y por el Senado de Estados Unidos.
En Colombia, la noticia de la separación de Panamá no fue conocida hasta el 6 de noviembre en Bogotá. La razón dada para explicar el atraso fue que el cable submarino que hacía posible las comunicaciones entre los dos países se había dañado en esos días.
Fue el embajador de Colombia en Ecuador, quien hizo llegar la noticia al gobierno colombiano, que ocultó la noticia por algunos días, para prevenir los posibles disturbios que ocurrirían en Bogotá.
Hubo entonces dos clases de respuesta: enviar a Panamá una misión diplomática para averiguar si los panameños estarían dispuestos a echar marcha atrás. También se ofrecía a reconsiderar el tratado Herrán-Hay, rechazado por el Senado colombiano, e inclusive hasta se prometía trabajar para hacer de Panamá la capital de Colombia.
La misión se reunió a bordo del navío estadounidense Mayflower. La delegación panameña que estaba formada por Constantino Arosemena, Tomás Arias y Eusebio A. Morales, rechazó todas las propuestas.
Colombia envía entonces otra delegación al más alto nivel, en la cual sobresalían el general Rafael Reyes, Pedro Nel Ospina, Jorge Holguín y Lucas Caballero. Panamá estuvo representado de nuevo por Constantino Arosemena y Tomás Arias, ahora acompañados por Carlos A. Mendoza, Nicanor de Obarrio y Antonio Zubieta. Las reunioes se desarrollaron en el barco Canadá, de dicho país. No se llegó a nada nuevo y Rafael Reyes partío a Estados Unidos, pero tampoco consiguió nada.
Separación de Panamá, la historia desconocida
Olmedo Beluche
Rebelión
Contrario a lo usualmente afirmado por la historia oficial panameña, la Separación de Panamá de Colombia en 1903, no fue producto de un movimiento genuinamente popular, ni de un anhelo liberador de los istmeños frente al "olvido" en que supuestamente nos tenía Bogotá. El estudio documental de la época más bien demuestra una integración cultural y política de los panameños en el conjunto de la nación colombiana, incluso entre los sectores de la oligarquía comercial conservadora de la ciudad de Panamá, que sería agente de la conspiración separatista (Beluche, 2003).
Las diversas crisis políticas producidas a lo largo del siglo XIX, expresadas en lo que nuestra historia llama genéricamente "actas separatistas" (1826, 1830, 1831, 1840-41, 1860), muchas veces han sido sacadas de su verdadero contexto para ser presentadas como expresiones de una nación en ciernes que viene a concretarse en 1903. Pero un repaso cuidadoso de los hechos que rodearon a cada una de esas coyunturas muestra que, más que un proceso de conformación nacional diferenciado de Colombia, estos movimientos expresaron conflictos políticos (liberales vs conservadores), económicos (librecambismo vs proteccionismo) y administrativos (federalismo vs centralismo) (Beluche, 1999).
En Panamá, conocer y aceptar los verdaderos móviles y actores de la Separación ha sido un parto que nos ha tardado cien años producir, pero al que están contribuyendo nuevas investigaciones recientemente aparecidas (Díaz Espino, 2003). Aunque hubo pioneros que desde hace décadas se atrevieron a señalar los hechos en toda su crudeza (Terán, 1976), sus trabajos fueron sistemáticamente ocultados y denigrados. También hubo historiadores extranjeros que abordaron objetivamente el acontecimiento, pero estos libros quedaron como material de especialistas y lejos del alcance del gran público (Lemaitre, 1971) (Duval, 1973).
Los actores principales de este drama son: el expansionismo imperialista de Estados Unidos, expresado en su carismático presidente Teodoro Roosevelt; la quebrada Compañía Nueva del Canal, de capitales franceses, representada por Philippe Bunau Varilla; en el centro de los hechos, el prominente abogado neoyorkino William N. Cromwell, verdadero cerebro de la separación, y representante legal tanto de la Compañía Nueva del Canal como de la Compañía de Ferrocarril de Panamá; los agentes norteamericanos y panameños de la Compañía del Ferrocarril, como José A. Arango y Manuel Amador Guerrero; y, por supuesto, el venal e inepto gobierno colombiano del Vicepresidente Marroquín.
A fines del siglo XIX, Estados Unidos iniciaba su proceso de expansión en el Caribe, desplazando de allí a sus otrora rivales, España e Inglaterra. A la primera le arrebató Cuba y Puerto Rico con la guerra de 1898; con la segunda firmó el Tratado Hay-Pauncefote en 1901, por el cual se reconocía la preeminencia norteamericana en la posible construcción de un canal por el istmo centroamericano. El canal era una necesidad lógica del desarrollo capitalista norteamericano, ya que era la única forma de integrar y comunicar sus costas atlántica y pacífica.
En principio, la ruta privilegiada por Washington para construir este canal no era Panamá, sino Nicaragua, siguiendo el cauce del río San Juan hasta sus grandes lagos. Aquella parecía más factible y menos costosa, en especial si ya estaba el precedente del fracaso francés en la construcción del Canal por Panamá.
Mediante el Convenio Salgar-Wyse (1878) una empresa francesa, encabezada por el ingeniero Fernando de Lesseps, había iniciado la excavación del canal en 1880. Esta primera empresa fracasaría ante las enormes dificultades tecnológicas hacia 1888, dando paso a un nuevo intento con la Compañía Nueva en los años 90 del siglo XIX, que también fracasaría.
De manera que, para fines de 1901, la Comisión Walker del Congreso norteamericano, luego de estudiar ambas alternativas, se había pronunciado por la vía de Nicaragua, y el 18 de noviembre se firmó un tratado con ese país. ¿Qué motivó que dos años después Estados Unidos cambiara completamente de opinión?
La historia simplista narra que, en posteriores debates del Congreso, tanto Bunau Varilla como Cromwell mostraron estampillas de correo nicaraguenses en las que se aprecian los volcanes de este país, y que los senadores norteamericanos, impresionados por la explosión del volcán Mount Pelée, que había borrado del mapa la isla de Saint-Pierre, y por una falsa noticia de la erupción del Momotombo, entonces se decidieron por Panamá.
Pero, ¿qué motivó al abogado Cromwell y al ingeniero francés Bunau Varilla a intervenir tan activamente para convencer a los senadores de adoptar la ruta panameña? Lo que no se cuenta es que, ya para 1896, la Compañía Nueva del Canal, a través su presidente Maurice Hautin, dada la incapacidad para terminar el Canal de Panamá, y ante la posibilidad de perder 250 millones de dólares en inversiones cuando expirara la concesión en 1904, había contratado a William N. Cromwell para convencer al gobierno norteamericano de comprarles sus propiedades.
Cromwell no se limitó al cabildeo para el que fue contratado, sino que inició un plan que denominó "americanización del canal", por el cual reuniría un grupo de notables empresarios de Wall Street que sigilosamente comprarían las devaluadas acciones del "canal francés" y las revenderían a su gobierno. Para ello, su bufete Sullivan & Cromwell estaba en una posición privilegiada, ya que contaba con clientes como el banquero J. P. Morgan, entre otros.
El 27 de diciembre de 1899, Cromwell fundó la Panama Canal Company of America, con 5,000 dólares de capital, emtiendo acciones por 5 millones, de la que participaron empresarios como: J.P. Morgan, J. E. Simmons, Kahn, Loeb & Co., Levi Morton, Charles Flint, I. Seligman (Díaz Espino, 2003).
Este grupo influyó en el prominente senador y líder republicano Mark Hanna, quien actuó como vocero de la "causa panameña". Luego del asesinato del presidente McKinley, este grupo también convenció al presidente Teodoro Roosevelt, haciendo partícipes del negocio a Henry Taft, hermano del ministro de guerra y futuro presidente William Taft, y al cuñado de Roosevelt, Douglas Robinson.
El traspaso de la Compañía Nueva, de manos francesas a las yanquis, tardó varios meses por la resistencia inicial de Hautin a renunciar por completo a la empresa y vender a muy bajo precio. Sin embargo, la adopción de la propuesta por Nicaragua en 1901, sirvió de acicate a los accionistas franceses que sacaron de enmedio a Hautin, y nombraron vocero a Maurice Bo, director del banco Credit Lyonnais, y éste a su vez envió a Bunau Varilla para negociar con los norteamericanos.
El negocio era redondo, se invirtieron 3.5 millones de dólares en las acciones de la Compaña Nueva, que fueron compradas en lotes pequeños, y se revenderían al gobierno norteamericano en 40 millones de dólares, obteniendo los inversionistas norteamericanos utilidades por cada acción por el orden del 1.233%.
Por supuesto, concretar el negociado pasaba: primero, por convencer al gobierno y al Congreso de Estados Unidos de optar por Panamá; segundo, firmar un tratado con Colombia que autorizara a ese país para terminar la obra iniciada por los franceses. En enero de 1902, el senador John Spooner a instancias de Roosevelt presentó el proyecto de ley que autorizaba a su gobierno a negociar con Panamá y que anulaba la precedente Ley Hepburn, que favorecía a Niacaragua.
Ese año el esfuerzo se centró en negociar con Colombia el tratado. Camino que estuvo lleno de dificultades, dada la actitud patriótica del negocaciador José Vicente Concha, que objetó reiteradamente aspectos leoninos del tratado propuestos por el Secretario de Estado John Hay. Sin embargo, la presión norteamericana pudo más, forzando al gobierno del Vicepresidente Marroquín a desautorizar reiteradamente a su embajador, el cual finalmente renunció. El camino quedó despejado para un acuerdo, firmado en enero de 1903 y que llevó el nombre de Tratado Herrán - Hay.
Pero este tratado, cayó como una bomba en Colombia, y Panamá por extensión. Mediante el acuerdo se segregaba una zona de 5 kilómetros a cada lado del canal, incluyendo ríos, lagos y los principales puertos, en la cual Norteamérica tendría plena jurisdicción. El "canal francés" sólo segregaba 200 metros a cada orilla sin menoscabo de la soberanía nacional. Además la compensación económica que se proponía (10 millones de abono y 250.000 dólares anuales) era evidentemente inferior a lo que ya el estado colombiano recibía por los derechos del ferrocarril (250 mil dólares anuales) y otros tantos por uso de los puertos. Comparado con el Salgar-Wyse, el Herrán-Hay era totalmente inconveniente.
Había otro escollo: el tratado contemplaba el pago de 40 millones de dólares que Estados Unidos haría a la Compañía Nueva del Canal en compensación, pero esto era completamente ilegal, pues estaba claramente prohibido por la Constitución y por el propio Salgar-Wyse, que impedía a esta empresa traspasar sus propiedades a un gobierno extranjero. El Tratado Herrán - Hay nació, pues, condenado por la opinión pública colombiana y panameña, especialmente por el menoscabo de la soberanía.
El gobierno de Marroquín tuvo ante el Herrán - Hay una actitud incongruente: por un lado, había autorizado a su embajador a Tomás Herrán a firmarlo; por otro, no puso empeño en defenderlo, especialmente ante el Congreso, que fue convocado en junio de 1903 para ratificarlo. Pero no era la soberanía lo que preocupaba al gobierno de Marroquín, sino que se centró en tratar de recibir una tajada de los 40 millones que recibirían los accionistas de la Compañía "francesa". Sin saberlo Marroquín (creemos), con esta aspiración tocaba las fibras más sensibles de poderosos intereses norteamericanos, lo que les llevaría a secesionar al Departamento del Istmo, pues no estaban dispuestos a renunciar a su ganancia.
Cuando el Congreso colombiano cerró sus sesiones sin ratificar el tratado, a mediados de agosto, emitió una resolución que expresaba la esperanza de que en 1904, cuando las propiedades de la Compañía francesa hubieran pasado a Colombia, por expirar el contrato Salgar-Wyse, se estaría en mejores condiciones de negociar con Estados Unidos.
El razonamiento era simple, pero equivocado: en pocos meses quedarían fuera de la negociación los franceses, y podrían negociar directamente, sin un tercero de por medio, Bogotá y Washington. ¿Qué apuro podía tener Roosevelt, si hasta terminaría pagando menos, porque se podría ahorrar esos 40 millones? Era lógico, pero errado, porque Roosevelt y sus socios eran los reales beneficiarios de esos 40 millones, y no los franceses.
De ahí que el rechazo del Tratado Herrán-Hay por el Congreso colombiano, desencadenara la trama de la "Separación", que empezó a prepararse ante la eventualidad, desde junio o julio.
William N. Cromwell hizo viajar a Nueva York desde Panamá al capitán J.R.
Beers, agente de fletes de la Compañía del Ferrocarril de Panamá; se dice que se entrevistó en secreto (en Jamaica) con el abogado panameño de esta empresa, y prócer de la separación, José A. Arango; y finalmente recibió por dos meses, entre fines de agosto y fines de octubre, a Manuel Amador Guerrero, otro empleado y futuro primer presidente de la República de Panamá, para tramar los hechos del 3 de Noviembre.
La ganancia estimada, propició que los accionistas norteamericanos de la "compañía francesa del canal", invirtieran grandes sumas que sirvieron para pagar miles en sobornos que oficiaron de parteras de la nueva república, por supuesto, con el apoyo de varias cañoneras de la Armada que convenientemente Roosevelt envió a principios de noviembre para "tomar el Istmo". Lo demás es historia conocida.
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Bibliografía:
1. Beluche, Olmedo. 1999. Estado, Nación y Clases Sociales en Panamá. Editorial Portobelo.
Pequeño Formato 115. Panamá.
2. Beluche, Olmedo. 2003. La verdadera historia de la separación de 1903. Reflexiones en torno al Centenario. ARTICSA. Panamá.
3. Díaz Espino, Ovidio. 2003. El país creado por Wall Street. La historia no contada de Panamá. Planeta. Bogotá.
4. Duval Jr., Miles P. 1973. De Cádiz a Catay. La historia de la larga lucha diplomática por el Canal de Panamá. Editorial Universitaria. Panamá.
5. Lemaitre, Eduardo. 1971. Panamá y su separación de Colombia. Biblioteca Banco Popular. Bogotá.
6. Terán, Oscar. 1976. Del Tratado Herrá-Hay al Tratado Hay-Bunau Varilla. Historia crítica del atraco yanqui, mal llamado en Colombia la pérdida de Panamá y en Panamá nuestra independencia de Colombia. Valencia Editores. Bogotá.
VERDADES Y "MEDIAS" VERDADES SOBRE LA SEPARACIÓN DE PANAMA DE COLOMBIA
Roberto N. Méndez*
•Economista, profesor de la Universidad de Panamá.
Contribuyendo a la polémica sobre el significado del 3 de noviembre de 1903, el sociólogo panameño Olmedo Beluche publicó en abril el ensayo La verdadera historia de la separación de 1903. Su tesis central: la “leyenda negra” es cierta.
Leyenda negra ¿o dorada?
Según dicha “leyenda”, la nación panameña fue “inventada” por EEUU, luego que el Senado colombiano rechazó, a fines de julio de 1903, el Tratado Herrán-Hay, que les habría permitido a los norteamericanos construir el Canal de Panamá.
Asevera Beluche que no existía ningún movimiento “separatista” en Panamá antes de junio de 1903, y que los próceres no fueron “héroes” de la nacionalidad panameña, sino que se limitaron a acatar sumisamente las órdenes que, desde Nueva York, les enviaba el abogado norteamericano William N. Cromwell.
Como es sabido, Cromwell (en sociedad con el banquero J.P. Morgan y el francés Felipe Bunau-Varilla) deseaba vender al gobierno norteamericano las acciones del fallido canal francés, acciones que habían comprado a precios muy reducidos. También era uno de los principales accionistas de la Compañía del Ferrocarril de Panamá. Fueron, concluye Beluche, las maquiavélicas maniobras e influencias de Cromwell en Panamá y en Washington, las verdaderas gestoras de la separación de Panamá y no los próceres, quienes traicionaron a Colombia y a Panamá para beneficio propio.
Caldo de cultivo
Dicha tesis es una verdad a medias. Es posible que antes de junio de 1903 no existiese en Panamá un movimiento separatista propiamente dicho, pero sí había profundos resentimientos contra el gobierno central colombiano.
Éstos se originaban en la grave crisis económica por la que atravesaba el país y en las medidas económicamente perjudiciales, o políticamente represivas, ejecutadas a lo largo de muchos años por las autoridades del gobierno central en contra de panameños de diversas clases sociales. Una de las últimas de tales medidas fue el fusilamiento del general liberal Victoriano Lorenzo, el 15 de mayo de 1903. Crisis económicas y contradicciones previas entre los grupos dominantes y el poder central de Bogotá, agravadas por el aislamiento geográfico de Panamá y otros factores, habían provocado ya movimientos separatistas durante el siglo XIX.
Dichos factores son minimizados por Beluche, quien erróneamente atribuye al factor externo (es decir, el interés del abogado Cromwell y sus socios) un peso virtualmente absoluto sobre lo ocurrido en noviembre de 1903.
Panameños “inventan” separación
Por razones similares parece una verdad a medias también la evaluación que hace Beluche del papel jugado por los próceres.
La idea de la separación parece concebirla antes que nadie el abogado José A. Arango. En su ensayo “Datos para la historia de la independencia”, éste narra cómo, antes de iniciarse las sesiones del Congreso (lo que ocurrió el 20 de junio de 1903), preveía el rechazo del Tratado Herrán – Hay. Arango consideraba que la separación era la única salida frente a la “ruina” a que se abocaba el Istmo, por lo que se reunió con el capitán James R. Beers (un oficial del Ferrocarril de Panamá, y enlace con el antes nombrado Cromwell), a fin de sondearlo al respecto del posible apoyo del gobierno norteamericano al proyecto separatista.
Beers al parecer se comunicó telegráficamente con Cromwell, quien le ordenó viajar a Nueva York, lo que hizo a los pocos días. Sin duda que Beers, a su llegada a EEUU, informó a Cromwell sobre la propuesta separatista. Y, probablemente, con el objetivo de presionar al gobierno colombiano para que ratificase el tratado, éste soltó la información al diario neoyorquino The Herald, el cual la divulgó en un artículo publicado el 14 de junio siguiente.
Es decir, Beers probablemente viajó a finales de mayo o principios de junio y no “a mediados de julio”, como argumenta Beluche citando a Ovidio Díaz Espino (p. 45), y de donde deduce la equivocada conclusión de que Cromwell fue el autor intelectual del proyecto separatista.
Y a medida que resultaba claro el eventual rechazo del Tratado Herrán-Hay por el Congreso, otras personas, entre ellas el médico Manuel Amador (como él mismo cuenta en su “Relación inédita” de los sucesos de 1903) de manera espontánea le plantearon a Arango la conveniencia de optar por la separación.
Tampoco es cierto, como añade Beluche, basándose en el citado artículo de The World, que el presidente Teodoro Roosevelt estuviese enterado y que apoyase la conjura separatista en junio. En realidad, y como también narra el historiador colombiano Eduardo Lemaitre (Panamá y su separación de Colombia, 1971), luego del rechazo del tratado (a fines de julio) y hasta octubre, Roosevelt contempló la posibilidad de construir el Canal unilateralmente, apoyándose en la tesis del jurista norteamericano John Basset Moore. Según ésta, EEUU podría invocar el Tratado Mallarino-Bidlack de 1846 con dicho fin. Pero en octubre, Bunau-Varilla se reunió con Roosevelt y le convenció de que, en lugar de ello, apoyase la gesta separatista En conclusión, e independientemente de juicios éticos al respecto, la idea de la separación fue originalmente concebida por panameños. El proyecto fue posible, porque coincidió con los intereses coyunturales del Gobierno estadounidense. Desgraciadamente, se trató de una propuesta formulada por una parte débil a otra mucho más poderosa y regida por una ideología egoísta. De ahí se explican, en gran parte, las consecuencias funestas que tuvo para Panamá la alianza con EEUU, entre las cuales se destaca el injusto Tratado Hay– Bunau-Varilla de 1903.
DISCULPEN USTEDES: Por la gran extensión
de esta respuesta. Empero creo necesario que cuando uno revisa la historia de un País (algo tan importante) debe NECESARIAMENTE, poder contar con las versionesmas comunes, corrientes, o por aquellas que contengan un altísimo rango de estudios históricos por (valga la redundancia) Historiadores prestigiosos.
De todos modos pueden Uds. sacar sus propias conclusiones, luego de leer estos TRES (3) documentos. Espero les sea de Utilidad y resulte de su agrado. Saludos.-:)
2006-10-22 05:07:41
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answer #9
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answered by daniel_aldo_villalba 3
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