El Salmo 23, porque desde pequeña me dio mucha paz, seguridad y confianza en Dios. Desde la edad de 9 años me lo aprendí.
"Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
junto a aguas de reposo, me pastoreará.
Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia
por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán
aliento.
Aderezas mesa delante de mí en
presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está
rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me
seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré
por largos días.
¡Shalom!
2006-10-19 13:17:29
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answer #2
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answered by Roe 7
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Salmo 23 y Salmo 91. Porque en ellos está implícito la existencia del Todopoderoso personalizado en Jesucristo que te reconforta cuando los lees, te dan paz interior y la emoción de que alguien está contigo, que no estas solo en cualquier situación que estés viviendo. Vive la experiencia de personalizar el 91, es decir, en primera persona para que sientas la fortaleza que te invade.
2006-10-19 13:24:05
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answer #3
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answered by NELSON A 2
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SALMO 50
Misericordia, Dios mío
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3Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
4lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
5Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
6contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
7Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
8Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
9Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
10Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
11Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
12Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
13no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
14Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
15enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
16Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
17Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
18Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
19Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.
20Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
21entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
[La Biblia de Jerusalén le pone a este salmo sencillamente el título de Miserere, palabra con la que comienza el texto latino. La introducción al salmo, versículos 1 y 2, dice: «Salmo de David, cuando el profeta Natán lo visitó después de haber pecado aquél con Betsabé». Este salmo penitencial tiene un estrecho parentesco con la literatura profética, sobre todo con Isaías y Ezequiel. Dios, totalmente puro e íntegro, al perdonar, manifiesta su poder sobre el mal y su victoria sobre el pecado (v. 6). El v. 7 nos recuerda que todo hombre nace impuro, y por ello inclinado al mal, Gn 8,21; aquí se alega esta impureza fundamental como circunstancia atenuante que Dios debe tener en cuenta. La doctrina del pecado original quedará explícita en Rm 5,12-21, en correlación con la revelación de la redención por Jesucristo. En el v. 16 se ha querido ver a veces una alusión al asesinato de Urías por orden de David, 2 S 12,9. También se ha leído allí la expresión de la muerte prematura del malvado como castigo por los pecados, según la doctrina tradicional. En el v. 20, al regreso del destierro, se espera, como señal del perdón divino, la reconstrucción de las murallas de Jerusalén. Y el v. 21 es una precisión litúrgica añadida más tarde: en la Jerusalén restaurada se dará todo su valor a los sacrificios legítimos, es decir, oficialmente prescritos. Para Nácar-Colunga el título de este salmo es Confesión de los pecados y súplica de perdón. Es un verdadero acto de penitencia, que según una tradición brotó del corazón y de los labios de David, cuando Natán le reprendió por su pecado. Los versículos 20 y 21 son una adición, hecha después de la cautividad, para adaptar el salmo al estado del pueblo y a sus necesidades de entonces. En el Miserere, el salmista, consciente de su culpabilidad, apela a la benignidad divina. Ya al nacer está envuelto en una atmósfera de pecado porque «pecador me concibió madre» (v. 7). No hay alusión al pecado original, sino a la pecaminosidad inherente al hecho de ser fruto de un acto carnal, que en la mentalidad hebrea implicaba una impureza ritual.]
2006-10-19 13:17:17
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answer #4
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answered by Ricko 5
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