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Es decir, la ciencia ha demostado que no es necesario que haya un dios, que los fenomenos meteorologicos tiene una razon ajena a dios, sin embargo ustedes que navegan por internet parciera que viven en la edad media para ustedes entonces este relato
Hola, queridos niños. Lo primero que quiero hacer es presentarme: Mi nombre es Dios. Así es como me llaman ahora y aquí, porque como sabréis, en otras épocas tenía otros nombres (Yavé, Jehová, Zeus) y en otros lugares también (Alláh, Manitú…). Pero lo importante es que todo el mundo me conoce.

Para que todos los hombres tuvieran noticias mías, se me ocurrió el método del “libro sagrado”. Consiste básicamente en hacerles creer a algunos pobres infelices que les estoy hablando. De esa manera, se tragarán cualquier cosa que les cuenten, porque es una “revelación”. Acordaos bien, ya que la revelación es el único modo en que dicto mis normas a los humanos. Podría hacerlo de otras formas -como sabéis soy omnipotente- pero encuentro que así es muy divertido. Además, en cada tiempo y lugar imparto normas diferentes, para que se peleen entre ellos intentando averiguar quién tiene razón. No sabéis qué bien me lo paso cuando se matan en mi nombre…

A veces, algunas personas se niegan a creer en la “revelación” de otras. Quizá porque me paso en lo absolutamente estúpido de las normas que les dicto (¡y aún así las cumplen!), jeje, el caso es que se me rebelan contra la revelación. Pues bien, nunca he tenido problemas con eso. Si tenéis curiosidad, leed las vidas de los Papas (mis representantes oficiales, como dicen ellos), o de muchos santos. Veréis cómo hay que hacer para “convencer” a los que se muestran un tanto escépticos. Pero eso es otra historia.

Estamos aquí para que veáis quién soy en realidad, porque desde que envié a mi hijo –todos lo conocéis, se llama Jesús- la religión se ha convertido en cosa de flojos y debiluchos, todo el tiempo predicando chorradas como lo del amor al prójimo, la bondad, la piedad, la misericordia, y cosas así. Es la parte de la Biblia que menos me gusta, el Nuevo Testamento. Por culpa de esas ideas se me ha perdido totalmente el respeto. Ya no se me teme, no se me hacen sacrificios decentes, ni se condena al infierno hasta el fin de la eternidad. Así no hay quien gobierne un Universo.

Los viejos tiempos eran otra cosa. El Antiguo Testamento, ¡eso sí era orden divino!. Teníais que ver cómo se me obedecía, con qué fe. Y rapidito, no como ahora, que todo se pone en duda y se piensan las cosas dos veces (ay, esos ateos…). Qué tiempos aquellos, en que exterminaba naciones enteras:

[1] Yavé, tu Dios, te introducirá en la tierra adonde vas y que pasará a ser tuya; arrojará delante de ti a muchos pueblos, al heteo y al guergaseo, al amorreo y al cananeo, al fereceo, al jeveo y al jebuseo, siete naciones mucho más numerosas y poderosas que tú. [2] Cuando las entregue en tus manos y tú las derrotes, los exterminarás según la ley del anatema. No harás alianza con ellas ni les tendrás compasión. (Dt. 7)

¿Qué os parece?. El problema era que yo les había prometido a mis elegidos (los judíos de entonces) unas determinadas tierras, y resulta que ya estaba ocupadas. Así que hubo que exterminar a unos cuantos miles de inocentes. ¿Y qué? Al fin y al cabo yo los creé, ¿no?.

Y Moisés, qué gran hombre. Los militares de ahora deberían aprender de él:

Moisés les dijo: «¿Así, pues, han dejado con vida a las mujeres? [16] Precisamente ellas fueron las que, siguiendo el consejo de Balaam, indujeron a los hijos de Israel a que desobedecieran a Yavé (en el asunto de Baal-Peor) y una plaga azotó a la comunidad de Yavé. [17] Maten, pues, a todos los niños hombres, y a toda mujer que haya tenido relaciones con un hombre. [18] Pero dejen con vida y tomen para ustedes todas las niñas que todavía no han tenido relaciones. (Núm. 31)

En ocasiones, tenía que asesinar a tanta gente, que me era prácticamente imposible hacerlo en persona. Menos mal que tengo ayudantes:

[36] Esa misma noche el Angel de Yavé hirió de muerte a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento asirio. A la hora de levantarse, en la mañana, no había más que cadáveres. (Is. 37)

Es posible que a estas alturas os estéis preguntando: Pero ¿qué Dios es éste, que mata a sus hijos como si fueran cucarachas?. ¿No era el Dios padre bueno, amoroso, misericordioso, bla, bla, bla?. La respuesta es obvia: NO. A ver si os enteráis de una vez, queridos niños. Soy la creación de un grupo de nómadas primitivos, apenas unos criadores de cabras, que plasmaron en unos cuantos libros todas las leyendas que durante miles de años les contaron sus antepasados, que a su vez eran también criadores de cabras. Y me hicieron así de sanguinario, feroz, cruel, injusto, mentiroso y prepotente.

Las madres tuvieron que comerse a sus hijos, a sus niños de pecho. Fueron asesinados en el santuario de Yavé sacerdote y profeta. [21] Por tierra yacen en las calles niños y ancianos; mis vírgenes y mis jóvenes cayeron a cuchillo; mataste en el día de tu cólera, mataste sin compasión. (Lam. 2)

Qué le vamos a hacer. Claro que no todo va a ser enfados, cabreos y mala leche. Si queréis una prueba de mi sentido del humor, mirad lo que le hice a Abrahán, el padre de la patria israelita:

[1] Tiempo después, Dios quiso probar a Abrahán y lo llamó: «Abrahán.» Respondió él: «Aquí estoy». [2] Y Dios le dijo: «Toma a tu hijo, al único que tienes y al que amas, Isaac, y vete a la región de Moriah. Allí me lo ofrecerás en sacrificio, en un cerro que yo te indicaré.» [3] Se levantó Abrahán de madrugada, ensilló su burro, llamó a dos muchachos para que lo acompañaran, y tomó consigo a su hijo Isaac. Partió leña para el sacrificio y se puso en marcha hacia el lugar que Dios le había indicado. [4] Al tercer día levantó los ojos y divisó desde lejos el lugar. [5] Entonces dijo a los muchachos: «Quédense aquí con el burro. El niño y yo nos vamos allá arriba a adorar, y luego volveremos donde ustedes.» [6] Abrahán tomó la leña para el sacrificio y la cargó sobre su hijo Isaac. Tomó luego en su mano el brasero y el cuchillo y enseguida partieron los dos. [7] Entonces Isaac dijo a Abrahán: «Padre mío.» Le respondió: «¿Qué hay, hijito?» Prosiguió Isaac: «Llevamos el fuego y la leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?» [8] Abrahán le respondió: «Dios mismo proveerá el cordero, hijo mío.» Y continuaron juntos el camino.
[9] Al llegar al lugar que Dios le había indicado, Abrahán levantó un altar y puso la leña sobre él. Luego ató a su hijo Isaac y lo colocó sobre la leña. [10] Extendió después su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo, [11] pero el Ángel de Dios lo llamó desde el cielo y le dijo: «Abrahán, Abrahán.» Contestó él: «Aquí estoy.» [12] «No toques al niño, ni le hagas nada, pues ahora veo que temes a Dios, ya que no me has negado a tu hijo, el único que tienes.» (Gn. 22)

¿Os dais cuenta?. Le pido al tío que mate a su hijo para ofrecérmelo en sacrificio (algo que me encanta) y ni siquiera protesta. Eso es obediencia, y lo demás son tonterías. Reconozco que ahí estuve sentimental y le paré la mano, pero os juro que su idea era matarlo para mí. Gran persona, este Abrahán… y muy leal. Hasta hizo cargar a su hijo con la leña!!!.

Como veis, el asesinato y la masacre no es algo extraño ni anómalo en mi comportamiento. Que los hombres me teman es muy productivo en determinadas circunstancias. Y no importa si son amigos o enemigos míos, todos deben estar bajo un horror tan agudo que les impida siquiera pensar en rebelarse contra Dios.

Una costumbre muy extendida entre las religiones actuales es sostener que las calamidades que ocurren en el mundo se deben a los hombres, que son pecadores, imperfectos, etc. Cuando los ateos les dicen a los creyentes: ¿Porqué Dios no evitó tal o cual desgracia, siendo como es, omnipotente?, éstos responden muy serios algo referente al “libre albedrío” (o sea, la libertad de hacer lo que se quiera, bueno o malo). Pues bien, recordad lo que dije hace ya muchos años:

[7] Yo soy Yavé, y no hay otro más; yo enciendo la luz y creo las tinieblas, yo hago la felicidad y provoco la desgracia, yo, Yavé, soy el que hace todo esto. (Is. 45)

Después de haber provocado tantas muertes, exterminios, pestes y enfermedades en la antigüedad, no me importa nada seguir machacando a la humanidad, por mí creada. Los pobres judíos todavía se creen el pueblo elegido, y mira que les mando desgracias (lo de los nazis aún está reciente). ¿Qué tengo que hacer para que se decidan a repudiarme de una vez?. Yo creo que son masoquistas, les gusta sufrir un montón. Y ante eso nada puedo hacer, la estupidez humana es lo único infinito de este Universo mío. Si no, ved lo que dicen de mí, incluso después de achicharrarlos con azufre, matarlos y despedazarlos sin miramientos a miles, a millones:

[8] El Señor es ternura y compasión, paciente y lleno de amor. [9] El Señor es bondad para con todos, sus ternuras están en todas sus obras. (Sal. 145)

¿Os dais cuenta, queridos niños?. Mmmm, niños. Eso me recuerda aquello que dijo Jesús: “Dejad que los niños se acerquen a mí”. Deberíais tener en cuenta que yo no soy tan indulgente con vosotros, pequeñas criaturas indefensas. Esto les pasó a los egipcios, por tener a los judíos como esclavos:

[29] Sucedió que, a media noche, Yavé hirió de muerte a todo primogénito del país de Egipto, desde el primogénito del Faraón que está sentado en el trono, hasta el del preso que está en la cárcel, y a todos los primeros nacidos de los animales. [30] Faraón se levantó de noche, y con él toda su gente y todos los egipcios. Se oyó un clamor grande por todo Egipto, pues no había casa donde no hubiera algún muerto. (Ex. 12)

Una gran hazaña, lo reconozco. Maté a todos los primeros hijos de cada familia y de cada animal en una sola noche. Desde aquél día, los judíos celebran la Pascua sacrificando un cordero en mi nombre. ¡Sólo un cordero, con lo que me agrada un buen sacrificio de un niño pequeño, o de una virgen!. Pero las buenas costumbres se van perdiendo, como podéis ver. Otro botón de muestra de cómo me las gasto yo con los niños, lo tenéis en la orden que le di a Samuel:

Esta es la palabra de Yavé de los Ejércitos: [2] He decidido castigar a Amalec por lo que le hizo a Israel, puesto que no lo dejó seguir su camino cuando regresaba de Egipto. [3] Ahora, vete y castiga a Amalec; tú lo declararás anatema con todo lo que le pertenece. No le tendrás compasión, sino que matarás a todos, hombres y mujeres, jóvenes y niños, bueyes y ovejas, camellos y burros.» (I Sam 15)

¿Qué os parece?. Impresionante, ¿verdad?. Si es que no hay nada como ser Dios Todopoderoso, ya que nadie te protesta. Y si lo hace, lo matas y “a otra cosa, mariposa”. A él y a toda su descendencia, por supuesto. Y para terminar con el asunto de los niños (que, reconocedlo, a veces sois muy pesaditos), leed este pequeño detalle de cómo reacciono cuando me enojo:

[23] De allí subió a Betel. Iba subiendo (Eliseo) por el camino cuando unos niños pequeños salieron de la ciudad y se burlaban de él, diciendo: [24] «¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!» El se dio la vuelta, los vio y los maldijo en nombre de Yavé. Salieron dos osas del bosque y destrozaron a cuarenta y dos de ellos.
[25] De allí Eliseo partió para el monte Carmelo, y regresó a Samaria. (II Re. 2)

Como si tal cosa. Así que tened cuidadito de lo que decís y sobre todo de lo que pensáis sobre mí, vuestro Dios. Porque si algo tengo claro, es que la mejor forma de que los niños aprendan respeto y buenas costumbres, es gracias al castigo duro. Y no me refiero a quedaros sin postre, o no ver la tele. Mirad, mirad…

[24] No usar la vara es no amar al hijo: el que lo ama no demora en corregirlo. (Pr. 13)

[13] No vaciles en corregir a un niño: el haberlo azotado no lo hará morir. (Pr. 23)

[15] Los azotes y las correcciones llevan a la sabiduría, el niño que lo dejan hacer todo será la vergüenza de su madre. (Pr. 29)

[6] Una palabra dicha en mal momento es como música en momentos de duelo, pero los azotes y las sabias reprensiones convienen en cualquier momento. (Ecl. 22)
[1] El que ama a su hijo no le escatima los azotes, más tarde ese hijo será su consuelo. [2] El que educa bien a su hijo, tendrá sus satisfacciones; se sentirá orgulloso de él delante de sus parientes. (Ecl. 30)

[9] ¿Quieres mimar a tu hijo? un día te hará temblar; juguetea con él, y te causará tristeza. [10] No te rías con él si no quieres un día afligirte con él y tener al fin que rechinar los dientes. [11] No le des rienda suelta en su juventud, [12] Pégale en las costillas cuando sea pequeño, no sea que se empecine y se te rebele. (Ecl. 30)

Pero a veces, los golpes no son suficientes. Por ello doy el siguiente consejo:

[18] Si un hombre tiene un hijo rebelde y desvergonzado, que no atiende lo que mandan su padre o su madre, ni los escucha cuando lo corrigen, [19] sus padres lo agarrarán y llevarán ante los jefes de la ciudad, a la puerta donde se juzga, [20] y les dirán: «Este hijo nuestro es rebelde y desvergonzado, no nos hace caso, es un vicioso y un borracho.» [21] Entonces todo el pueblo le tirará piedras hasta que muera. Así harás desaparecer el mal de en medio de ti, y todo Israel, al saberlo, temerá. (Dt. 21)

Creo haber dejado claro cuál es mi actitud con relación a la infancia.

En otro orden de cosas, para que podáis comprobar cómo cambian los tiempos, ahí va un ejemplo de legislación en materia de derechos humanos:

[44] Si quieres adquirir esclavos y esclavas, los tomarás de las naciones vecinas: de allí comprarás esclavos y esclavas. [45] También podrán comprarlos entre los extranjeros que viven con ustedes y de sus familias que están entre ustedes, es decir, de los que hayan nacido entre ustedes. Esos pueden ser propiedad de ustedes, [46] y los dejarán en herencia a sus hijos después de ustedes como propiedad para siempre. (Lv. 25)

Con relación a la venta de esclavos, no hace falta que sean extranjeros. ¡Los familiares valen!.

[7] Si un hombre vende a su hija como esclava, ésta no recuperará su libertad como hace cualquier esclavo. [8] Si la joven no agrada a su dueño que debía tomarla por esposa, el dueño aceptará que otro la rescate; pero no la puede vender a un extranjero, en vista de que la ha traicionado. (Ex. 21)

Es posible que a estas alturas, después de lo que habéis leído (y que seguramente, nunca nadie os había contado) estéis algo asustados y confusos. ¿Dónde está aquél Dios bueno y justo del Catecismo?. Si vuestro desasosiego os lleva a dirigiros a un cura, una monja, o un profesor cristiano practicante para preguntar si todo esto es cierto, con casi total seguridad os responderán: “Si, pero eso eran otros tiempos, otras gentes y hoy en día las cosas son de otra manera…”. O bien: “Bueno, la Biblia no hay que tratar de entenderla literalmente…”

Ni que decir tiene que tanto una cosa como la otra son falsas. Mis leyes son eternas e inmutables, valen para allí y para aquí, para entonces y para ahora. Y podéis estar seguros de que si digo “todo el pueblo le tirará piedras hasta que muera”, no quise decir “todo el pueblo le dirá que fue malo, malísimo”… ¿me habéis entendido?.

Ya para finalizar, os recomendaré que leáis mucho la Biblia –al fin y al cabo es mi Palabra- y que seáis muy buenos. Aunque después de leer esto, entenderé que no deseéis estar conmigo en el cielo toda la eternidad…

2006-10-10 08:20:09 · 29 respuestas · pregunta de Anonymous en Sociedad y cultura Religión y espiritualidad

29 respuestas

Por qué creer en Dios?El MOTIVO APROPIADO
para creer en Dios
SEGÚN un libro coreano que analiza 31 razones por las que los jóvenes abandonan la Iglesia, un gran número de ellos deja de asistir a los servicios religiosos debido a que no encuentra respuestas satisfactorias a preguntas como “¿Por qué sufre la gente que cree en Dios?” o “¿Por qué tenemos que aceptar todas las enseñanzas de la Iglesia si muchas resultan confusas y contradictorias?”.

Decepcionados por las contestaciones que les dan los clérigos, muchos llegan a la conclusión de que la Biblia no contiene la respuesta. Cuando un ministro religioso solo se basa en su opinión personal para dar una explicación, Dios y la Biblia suelen malentenderse o hasta provocar rechazo.

Así le pasó a Abel, educado como luterano en Sudáfrica, quien recuerda: “La Iglesia enseña que Dios ‘se lleva’ a todo el que muere. Pero yo no comprendía cómo un Dios de amor podía dejar a los niños sin sus padres. En la zona rural de África donde me crié, no sacrificábamos una gallina hasta que sus pollitos hubieran crecido. Si descubríamos que una vaca estaba preñada, posponíamos su matanza hasta que el ternero hubiera nacido y se hubiera criado. Me costaba entender que un Dios amoroso no demostrara por los seres humanos la misma consideración”.

Aram, de Canadá, abrigaba dudas parecidas. “Mi padre murió cuando yo tenía 13 años —cuenta—. Un clérigo destacado explicó durante el funeral que Dios había querido que mi padre muriera para tenerlo más cerca de Él en el cielo. Dijo que Dios se lleva a las personas buenas porque ama a los justos. Pero yo no entendía cómo Dios podía ser tan egoísta.”

Andando el tiempo, tanto Abel como Aram conocieron a los testigos de Jehová, estudiaron la Biblia con ellos y, por fin, hallaron respuesta a sus preguntas. Tras cultivar amor a Dios y una fe firme en él, dedicaron su vida a Jehová y se convirtieron en leales siervos suyos.

Preguntas inquietantes que requerían respuesta
“Mientras recibía preparación como estudiante de medicina en un hospital, vi a personas buenas gimiendo de dolor por enfermedades y accidentes. Si Dios existe, ¿por qué permite que ocurra esto? ¿Acaso la religión es tan solo una forma de conseguir paz interior?” (Ex presbiteriano de Corea.)

“A menudo me preguntaba si mi padre alcohólico habría ido al infierno o al cielo. Me aterrorizaban los muertos y la creencia del infierno. No comprendía cómo un Dios amoroso podía enviar a alguien al infierno a sufrir eternamente.” (Ex católica de Brasil.)

“¿Qué le depara el futuro a la Tierra y al ser humano? ¿Cómo logrará la humanidad vivir para siempre? ¿Cómo conseguirá la paz verdadera?” (Ex católico de Alemania.)

“La enseñanza de la reencarnación no tenía sentido para mí. Los animales no adoran a Dios, así que si por alguna razón te reencarnas en uno de ellos para purgar tus pecados, ¿cómo rectificarás tus errores y avanzarás desde ese estado?” (Ex hindú de Sudáfrica.)

“Al criarme en una familia confuciana, participaba en ceremonias por el eterno descanso de nuestros antepasados. Mientras preparaba la mesa de sacrificios y me inclinaba, me preguntaba si nuestros antepasados muertos vendrían a comer el alimento y a vernos cuando nos postrábamos ante ellos.” (Ex confuciano de Corea.)

Todas estas personas hallaron respuesta a sus preguntas cuando estudiaron la Biblia con los testigos de Jehová.

El conocimiento exacto: un factor clave para creer en Dios
¿Qué podemos aprender de estas experiencias? Nos enseñan que para creer en Dios es fundamental el conocimiento exacto de la Biblia. El apóstol Pablo dijo a los cristianos de la antigua ciudad de Filipos: “Esto es lo que continúo orando: que el amor de ustedes abunde todavía más y más con conocimiento exacto y pleno discernimiento” (Filipenses 1:9). En este pasaje, Pablo relaciona el amor a Dios y a los hermanos en la fe con el conocimiento exacto de Dios y el discernimiento sobre cuál es su voluntad.

Esto es lógico, pues la primera condición para confiar en alguien es conocerlo, y cuanto más completa y fielmente lo hagamos, mejor. Del mismo modo, usted necesita conocimiento exacto para sentirse impelido a creer en Dios. Pablo explicó: “Fe es la expectativa segura de las cosas que se esperan, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplen” (Hebreos 11:1). La creencia en Dios sin un conocimiento exacto de la Biblia es similar a un castillo de naipes, al que un leve soplido hace caer.


A través del estudio de la Biblia hallará la respuesta a preguntas como la que por tanto tiempo desconcertó a Abel y Aram, a saber, por qué muere la gente. La Biblia explica que “por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado” (Romanos 5:12). Los seres humanos envejecen y mueren debido al pecado de Adán, no porque Dios se los lleve para tenerlos con él (Génesis 2:16, 17; 3:6, 17-19). Además, la Biblia revela la verdadera esperanza que Jehová Dios, por medio de su Hijo, Jesucristo, ofrece a la humanidad pecadora: la esperanza de la resurrección (Juan 5:28, 29; Hechos 24:15).

A fin de ayudarnos a valorar la verdad sobre la resurrección, en el relato bíblico figuran varios ejemplos de personas a las que Jesús devolvió la vida (Lucas 7:11-17; 8:40-56; Juan 11:17-45). Al leer dichos relatos, fíjese en la alegría y la euforia de los amigos y familiares de los resucitados. Observe también que se sintieron impulsados a alabar a Dios y a poner fe en Jesús.

El conocimiento exacto de Dios y sus propósitos puede tener el mismo efecto en las personas de nuestros días. Muchas de ellas se sentían confundidas y abrumadas, e incluso habían dejado de creer, debido a que no encontraban respuestas satisfactorias a preguntas importantes. Sin embargo, fueron hallando las contestaciones en su estudio de la Biblia, y este hecho cambió su vida por completo.

El amor a Dios: la principal razón para servirle
Aunque el conocimiento exacto es fundamental para creer en Dios, no basta para que nos motive a obedecerle y servirle. Cuando a Jesús se le preguntó cuál era el mayor mandamiento de Dios, él respondió: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30). Quienes amen a Dios como Jesús indicó, estarán más que dispuestos a obedecerle y servirle. ¿Es así en su caso?

Rachel, quien ha sido misionera en Corea durante varias décadas, explica en qué se basa su fe: “Medito en la generosidad de Jehová hacia sus criaturas, en su misericordia al tratar a su pueblo y en el interés que demuestra en que nos beneficiemos al decirnos lo que quiere de nosotros. Todas estas cosas incrementan mi amor a Dios. Y ese amor hace que desee servirle”.

Martha es una viuda que vive en Alemania. Después de cuarenta y ocho años de servicio a Jehová, comenta: “¿Por qué sirvo a Jehová? Por el amor que le tengo. Todas las noches le oro y le expreso mi profundo agradecimiento por sus bendiciones, en particular por el sacrificio de rescate”.

En efecto, el amor a Dios nos impulsa a servirle de todo corazón. Ahora bien, ¿cómo se llega a cultivar este amor? El incentivo más fuerte para desarrollarlo es sentir una profunda gratitud por el amor que él nos ha mostrado. Fíjese en este conmovedor recordatorio de la Biblia: “El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor. Por esto el amor de Dios fue manifestado en nuestro caso, porque Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que nosotros consiguiéramos la vida mediante él. El amor consiste en esto, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio propiciatorio por nuestros pecados” (1 Juan 4:8-10).

¿Percibe la inmensidad de este amor? Imagínese por un instante que se está ahogando en una veloz corriente y un hombre arriesga su vida para salvarlo. ¿Se olvidaría de él, o, por el contrario, le estaría muy agradecido? ¿No haría usted de buena gana todo lo que pudiera por él? Dios demostró un amor incomparablemente mayor al ofrecer a su Hijo, Jesucristo, como sacrificio redentor (Juan 3:16; Romanos 8:38, 39). Cuando el amor de Dios conmueva su corazón, se sentirá impulsado a amarlo y servirle con todo su ser.

Bendiciones presentes y futuras
Aunque el amor a Dios debe ser la principal razón por la que hacemos su voluntad, conforta saber que él recompensa a quienes le sirven. El apóstol Pablo indica: “Sin fe es imposible serle de buen agrado, porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente” (Hebreos 11:6).

Dios bendice a los que lo aman y obedecen. En muchos casos gozan de mejor salud por seguir los principios de la Biblia (Proverbios 23:20, 21; 2 Corintios 7:1). Quienes ponen en práctica los principios bíblicos relativos a la honradez y la diligencia suelen contar con la confianza de sus patronos, de modo que disfrutan de mayor seguridad económica (Colosenses 3:23). Al confiar en Jehová, él los bendice infundiéndoles paz interior aun en circunstancias difíciles (Proverbios 28:25; Filipenses 4:6, 7). Pero sobre todo, miran al futuro seguros de que recibirán la bendición de vivir eternamente en el venidero Paraíso terrestre (Salmo 37:11, 29).

¿Qué sienten por Jehová quienes ya disfrutan de estas bendiciones? Jacqueline, una cristiana canadiense, explica por qué está agradecida a Dios: “Siempre nos obsequia con maravillosos regalos y nos da la esperanza segura de vida eterna”. Abel, mencionado antes, describe sus sentimientos como sigue: “La perspectiva de vivir para siempre en un paraíso terrestre fue una novedad para mí, y estoy deseando que se haga realidad. Pero aun en el caso de que no hubiera ese Paraíso, seguiría siendo un placer servir a Dios para demostrarle mi amor”.

Usted también puede tener fe verdadera
“Jehová de los ejércitos está juzgando con justicia; está examinando los riñones y el corazón”, dice la Biblia (Jeremías 11:20). Así es, Jehová examina lo que se esconde incluso en lo más recóndito de nuestro ser. Cada uno debería analizar sus motivos para creer en Dios. Es posible que creencias e ideas erróneas acerca de Dios nos hayan llevado en el pasado a tomar decisiones equivocadas. Sin embargo, el conocimiento exacto de la Biblia puede conducirnos a una relación apropiada con el Creador, Jehová Dios (1 Timoteo 2:3, 4).

Mediante los cursos bíblicos gratuitos que ofrecen, los testigos de Jehová están ayudando a la gente a obtener un conocimiento exacto de Dios (Mateo 28:20). Muchos de los que han aceptado esta ayuda han llegado a amar a Dios y a cultivar auténtica fe en él. Gracias al estudio de la Biblia han adquirido “la sabiduría práctica y la capacidad de pensar” que les permite ‘andar con seguridad’ en estos días peligrosos (Proverbios 3:21-23). Y lo más importante es que ya disfrutan de una esperanza “tanto segura como firme” para el futuro (Hebreos 6:19). Usted también puede tener fe verdadera y disfrutar de estas bendiciones.

2006-10-11 12:31:10 · answer #1 · answered by Anonymous · 1 6

La ciencia no ha demostrado su existencia tampoco ha demostrado su no-existencia, por eso creemos en Dios ... a eso se llama acto de fe.

2006-10-10 08:25:08 · answer #2 · answered by Krumm (latinoamerincaico) 3 · 11 2

Porque no te apuntas en un seminario.. Oye, sabías que Einstein tenía la certeza de que existe un todopoderoso ? Pues así es.

2006-10-10 08:31:02 · answer #3 · answered by Tuti 2 · 6 1

Pufff!! pintaba buena tu pregunta, pero ese MEGA choro me da flojera.Sorry.
Ibas por buen camino, Creo, que concuerdo contigo...

Más ciencia menos fe. Sin embargo, hay que tener cuidadito, si hay razón sin moral, entonces acabaremos destruyendonos... La moral de quien? mmmmm aquí es donde la religión gana. Pues es la que llega a más corazones, algo asi como la más popular..en fin. Me voy

2006-10-10 08:23:53 · answer #4 · answered by Yow Joo 6 · 7 2

porque la ciencia no excluye la existencia de dios. no puede probar que exista, o que no exista. de hecho, para un creyente, la ciencia descubre más huellas de dios en el mundo...

2006-10-10 08:22:50 · answer #5 · answered by Anonymous · 6 1

Ya lo decía Einstein: De lo único que nos sirve la ciencia es para saber que lo único que existe es Dios. Lo importante no es quien "administre" a Dios (Vaticano o cualquier otra sede) sino ese vaho mágico que nos hace tanto mirar como no mirar tantas cosas.

2006-10-10 08:25:25 · answer #6 · answered by Pijoaparte 3 · 4 1

no es cuestion de convincion sino de fe!...

2006-10-10 08:23:59 · answer #7 · answered by Anonymous · 4 1

Por ignorancia.
La fé es la aceptación de la ignorancia.

2006-10-10 09:31:58 · answer #8 · answered by Xoloitzcuintle 4 · 3 1

Es simple, la mayoria de las personas son ignorantes

2006-10-10 08:47:09 · answer #9 · answered by Anonymous · 4 2

EL progreso de la ciencia, el mismo demuestra en un punto la existencia de Dios, sabias que los grandes cientificos, como Albert E, las personas que descubrieron el genoma humano y otros fisicos de ser ateos cuando profundizaron mas y mas sus conocimientos se dieron cuenta que no podia ser natural lo que empezaban a conocer y supieron entonces la existencia de Dios.

2006-10-10 08:34:46 · answer #10 · answered by Pedro B 5 · 2 0

¿será porque la ciencia no tiene respuestas para todo?

2006-10-11 04:05:47 · answer #11 · answered by nancy b 3 · 3 2

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